2008/09/19

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | CONDUCTA IMPROPIA (O LA REALIDAD Y EL MITO)

Conducta impropia (o la realidad y el mito).
Jonás Trueba | El Mundo, 2008-09-19

https://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/19/elvientosopladondequiere/1221808781.html 

"Sé, por la experiencia de haber vivido años en regímenes de dictadura (Franco, Batista, Castro), que su naturaleza represiva no se hace aparente al ojo del visitante poco entrenado en descifrar ciertos signos que terminan por parecer inequívocos después de que se obtiene mayor información. [...] Los dictadores, precisamente porque reprimen todas las formas visibles de oposición, pueden ofrecer al visitante una imagen a veces idílica de sus países. En consecuencia, 'Conducta impropia' habrá podido describir la represión en Cuba precisamente porque no ha sido filmada en Cuba."

Néstor Almendros sabía de las dificultades que iba a encontrar por parte de las autoridades cubanas para rodar su documental dentro de la isla. Por eso 'Conducta impropia' se basa principalmente en los testimonios de algunos exiliados cubanos, la mayoría de ellos víctimas de esa represión en sus propias carnes.

También hay numerosas imágenes de archivo que se consiguieron de la televisión francesa, imágenes "apologéticas o hagiográficas" todas ellas, las únicas que el gobierno cubano permitía circular libremente, pero que sirven a Almendros y Jiménez-Leal como "anti-ilustración de algunos de los temas abordados en los testimonios".

En concreto, hay una entrevista con Fidel Castro en 1979 que podría resultar muy cómica si en lugar de responder a una de las infamias más duraderas que se recuerdan, perteneciera a una parodia o a una farsa teatral.

Castro dice en un momento dado: "Fue una guerra victoriosa. Cuando terminó esa guerra, yo tenía personalmente un gran poder. Pero yo no utilicé la victoria, ni la Revolución para adquirir más poder". [sic]

Poco después se cuenta la peripecia del poeta cubano Armando Valladares, que pasó veintidós años en las cárceles de Fidel Castro hasta que fue liberado gracias a la intervención de Miterrand.

"Los cubanos viven en la calle con un único temor que los obsesiona de manera constante, que es ir a la cárcel. Cuando llegan a la cárcel, entonces dicen allí lo que no se atreverían a comentar en la calle", explica en Madrid el poeta exiliado.

Después pasa a relatar una de las muchas historias que oyó de primera mano en la cárcel, la de un niño de doce años que fue violado cinco veces en su celda, lo que a ojos de las autoridades cubanas le convertía en "homosexual" y por lo que fue trasladado al pabellón de los homosexuales, donde fue maltratado reiteradamente por los guardias que lo custodiaban.

El propio Armando Valladares cuenta los maltratos y vejaciones a las que fue sometido, así como sus traslados de celda en celda, donde durante muchos años no pudo ver la luz del sol.

Después vuelve la entrevista a Fidel Castro con la siguiente afirmación categórica: "A la Revolución no se le puede imputar jamás haber asesinado un solo ciudadano, haber torturado un solo preso. Y quiero ver cuántos ejemplos hay de eso en la Historia".

Lo dice levantando enérgico el dedo índice, como le hemos visto hacerlo en tantos de sus discursos interminables. Lo curioso es que en otros momentos de la entrevista no hacía uso del dedo característico, lo hace para reafirmar algo que ya sabemos que es absolutamente falso. Almendros y Jiménez-Leal nos revelan los trucos del actor histriónico. "Aprendí a leer, como el que lee una radiografía, el falso gesto y el gesto cándido, a diferenciar la realidad y el mito", escribió Jiménez-Leal.

La película, que está dedicada al escritor cubano Virgilio Piñera, cuenta también la operación de acoso y derribo a la que éste fue sometido. Carlos Franqui, director del periódico Revolución y uno de los colaboradores más cercano de Fidel Castro en aquel momento, intercedió para liberar a Piñera.

Desde su exilio en Roma, cuenta como se enteró de la noticia y cómo le informaron desde gobierno de que se trataba de la 'Operación P' (redada contra prostitutas, proxenetas y pederastas). Parece ser que el ministro de Seguridad, Ramiro Valdés, explicaba que en sus viajes a China había podido comprobar cómo resolvían el 'problema' de los homosexuales fusilándoles y tirando sus cuerpos al río. Ellos fueron un poco más permisivos.

Después, el propio Fidel argumentó a Franqui "que estaba creando un país nuevo, que necesitaba hombres fuertes para la guerra, deportistas, hombres que no tuvieran debilidades psicológicas, que no pudieran ser chantajeados, que el homosexual era un mal ejemplo para la juventud, pero admitió que había una persecución muy grande, que a la UMAP no solamente se habían llevado homosexuales o disidentes o religiosos, sino que había habido maltratos físicos, y se comprometió en esa discusión a que la UMAP iba a desaparecer".

"Realmente la UMAP desapareció en 1968, pero así como la UMAP tuvo antecedentes en la 'Operación P', también posteriormente se crearon en Cuba nuevas UMAPs, como fue la ley contra la vagancia en el año 1971 y otras persecuciones del mismo tipo que han ocurrido en el país".

Diferentes testimonios reafirman que no sólo se perseguía a los homosexuales. Jiménez-Leal precisa que esas persecuciones se extendían "a la disidencia en todas sus formas, desde el hippy habanero con pelo largo hasta el Testigo de Jehová o el Adventista negado a trabajar los sábados o a servir como internacionalista en Angola, o al escritor que se atreve a enviar manuscritos al extranjero", como es el caso más conocido de Reinaldo Arenas, que además también era homosexual y que sale en el documental relatando el horror de sus días en Cuba, cuando era espiado, perseguido, detenido y maltratado, justo en el momento en que era el escritor cubano más conocido en el extranjero.

En el prólogo al guión que acompaña a la película, Néstor Almendros escribe: "El énfasis puesto en el tema de la persecución de los homosexuales en nuestra película, puede servir, por lo absurda y gratuita, como metéfora de la supresión general de las libertades cívicas en Cuba".
 
Hace poco tuve ocasión de ver el documental que Oliver Stone le dedicó a Fidel Castro, "Comandante". Describir el asco que me produjo su tendenciosidad me llevaría demasiado trabajo. Pero un momento Fidel hablaba de la "supuesta persecución" de los homosexuales en Cuba, y seguía diciendo lo mismo que en la entrevista de 1979. También es verdad que levantaba enérgicamente el dedo índice de su mano.

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