Mostrando entradas con la etiqueta Reparación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reparación. Mostrar todas las entradas

2021/12/29

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LOS LARGOS TENTÁCULOS DE LA REPRESIÓN DE LAS DISIDENCIAS SEXUALES

Los largos tentáculos de la represión de las disidencias sexuales.
Pablo Morterero | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2021-12-29

https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2021/12/29/los-largos-tentaculos-de-la-represion-de-las-disidencias-sexuales/

Candela García fue detenida y encarcelada en Barcelona en los años sesenta por realizar “ademanes de homosexualidad”. Cuando presentó su solicitud para acogerse a los beneficios previstos para las víctimas de la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobados durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, vio como se la rechazaban, ya que a ella no se le aplicó la Ley de Vagos, vigente en ese momento, sino el artículo de escándalo público previsto en el Código Penal. A pesar de ser detenida y torturada por homosexualidad, a ojos de la legislación actual, no fue víctima del franquismo.

Uno de los errores que hemos cometido desde el activismo LGTBI ha sido no comprender que la represión de las disidencias sexuales (en el pasado y en el presente) tiene un componente sistémico, más allá de tal o cual circunstancia. Y esto viene ocurriendo tanto en las investigaciones históricas sobre la represión durante el franquismo como en las estrategias destinadas a superar muchos de los obstáculos a los que nos enfrentamos.

Cuando estudiamos la represión franquista de las personas homosexuales (gais y lesbianas), bisexuales, trans e intersex, solemos fijarnos en determinadas leyes, como la de Vagos y Maleantes y su sucesora, la de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta mirada reduccionista nos ha llevado a no observar otras vías por la que el régimen de la Dictadura perseguía la homosexualidad y la transexualidad, como determinados artículos del Código Penal (como el de escándalo público o la diferencia de edad de consentimiento para relaciones homosexuales y heterosexuales) e incluso las actuaciones de los Tribunales de Honor. Pero aun teniendo en cuenta estas normas, seguiremos sin comprender la dimensión real de la persecución.

Y es que debemos partir del hecho (no privativo de la dictadura franquista) del carácter cisendoheteronormativo del sistema que automáticamente expulsaba a las márgenes todas aquellas realidades y comportamientos que no se ajustan a la norma.

Es decir, que la represión franquista no se puede explicar exclusivamente a través de las leyes sino del complejo proceso legal y social (médico, educativo, laboral, deportivo, etc.) que hacía que las personas homosexuales, bisexuales, trans e intersex sufrieran la exclusión, la persecución y, por último, la represión, ya fuese física (terapias y mutilaciones), social (sistema educativo, sanitario, laboral, religioso, etc.) o penal (encarcelamiento, destierros, etc.)

Y esta mirada sistémica debemos extenderla al presente. Cuando en los 70 se luchó por la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, nadie parecía darse cuenta que en los 80 sería el artículo de escándalo público el que nos persiguiera. Cuando se luchó, y consiguió, modificar el Código Civil para permitir el matrimonio igualitario de forma que se evitara cualquier aplicación discriminatoria, no nos imaginábamos que, a la hora de registrar conjuntamente a un bebé por parte de las parejas de hecho de mujeres, se les exigiese estar casadas, requisito no exigible a las parejas de hecho integradas por un hombre y una mujer. O que cuando una mujer o una pareja de un hombre y una mujer van al registro civil consular para registrar a un bebé, nadie pregunta si han sido progenitores por gestación por subrogación, cosa que sí se exige a un hombre solo o a una pareja de hombres.

Debemos aceptar que, tanto ayer como hoy, cualquier interpretación de las normas legales y sociales se hará desde una perspectiva cisendoheteronormativa, que nuestra orientación, nuestra identidad o nuestra corporalidad será analizada y valorada dentro de lo correcto/incorrecto, lo deseable/indeseable, y lo beneficioso/perjudicial. Es decir, no se nos enjuiciará por lo que hacemos, sino por lo que somos.

Por eso no deja de sorprender la convicción de aquellas personas LGTBI que sostienen que ellas no han sufrido ninguna discriminación por su orientación, su identidad o su corporalidad.

Pero nada más lejos de mi intención el promover desde el activismo cualquier tipo de victimismo. Como pedía Séneca a Helvia, no deseemos para nosotros el más despreciable de los méritos, el parecer los más desgraciados.

Pero sí asumir el carácter sistémico de la represión y la discriminación, saber que cuando investigamos el pasado, o luchamos contra una norma, ya sea social o legal, nos enfrentamos solo a uno de los muchos tentáculos de la cisendoheteronormatividad, cuya denuncia y superación debe ser el objetivo final de nuestra lucha.
 
NOTA: Pablo Morterero desconoce por completo el activismo que se mantuvo al margen del reformismo (y, por lo tanto, del poder). Una vez despenalizada la homosexualidad (26 de diciembre de 1978) el caballo de batalla de los colectivos agrupados en la COFLHEE no fue sino el escándalo público, algo incluido en su plataforma reivindicativa. Como muestra, un ejemplo, la denuncia del asesinato de Francis, "un hombre vestido de mujer". Y esa denuncia no fue algo anecdótico sino, digamos, "sistemático". En cuanto al tema de la filiación conjunta de las parejas lesbianas de un bebé, esta discriminación fue denunciada desde el minuto uno por colectivos como EHGAM (testimonio personal), pero fue el asociacionismo institucionalizado el que miraba hacia otro lado (por haberse conseguido algo en unos términos que ni se imaginaban e, incluso nos atrevemos a afirmar, algunas ni lo deseaban, al menos con esas características. Recordemos que en aquel entonces la FELGT estaba presidida por Beatriz Gimeno, pareja de Boti García Rodrigo, pero imperaba una mirada homonormativa (meramente) gay, sin presencia (apenas) de la perspectiva lesbiana y basada exclusivamente en una visión "matrimonialista" y ajena a la igualdad de los derechos. Para añadir: el (largo) tema de las parejas de hecho y que, una vez logrado el matrimonio igualitario, quedó aparcado para siempre. La cuestión de la gestación por subrogación es mucho más reciente y merece capítulo aparte, pero tampoco estaría de más recordar la oposición "feminista" a la reproducción asistida y a la inseminación artificial en los 80, cuando se legalizaban estas técnicas.

2021/11/19

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | MARÍA BELÉN CORREA: "NOS NEGAMOS A OLVIDAR A NUESTRAS COMPAÑERAS TRAVESTIS ASESINADAS"

Fondo Documental Carla Pericles, Archivo Trans //

“Nos negamos a olvidar a nuestras compañeras travestis asesinadas”

María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans | Revista Cítrica, 2021-11-19
https://revistacitrica.com/nos-negamos-a-olvidar-a-nuestras-companeras-travestis-asesinadas-1.html

En el día Internacional de la Memoria Trans, María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans, reflexiona sobre las deudas que mantiene el Estado con la población travesti trans y remarca la importancia del pedido de reparación como un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron, pero hoy están al borde de la muerte.

Desde hace seis años cada 20 de noviembre hacemos el acto de las Candelas, para recordar hombres y mujeres trans que fueron asesinadas, desaparecidas o que murieron por falta de asistencia o por desidia.

En el Día Internacional de la de la Memoria Trans cerramos el conteo de cuántas personas trans han muerto en el país, es la visibilización de todo el trabajo del Archivo de la Memoria Trans. Es recordar a cada una de estas personas que han dado la vida por esta lucha en este momento tan simbólico que estamos pidiendo una reparación histórica en una Argentina que tuvo una reparación hetero cis.

Nosotras no tuvimos ni madres, ni abuelas que reclamaran por nosotras y tampoco una descendencia, solamente nos tenemos entre nosotras mismas como hermanas, tías y abuelas trans, pero solo con apodos o nombres porque en aquel tiempo no teníamos ni siquiera la legalidad para poder reclamarnos.

En julio comenzó el banderazo por la memoria trans que salió desde Santa Fe y estuvo recorriendo todo el país con los nombres de nuestres compañeres asesinades, desaparecides o fallecides. Es una acción de alcance nacional que invita a unirnos para recordarles y homenajearles. Escribimos sus nombres en la bandera y con ese gesto simple nos negamos a olvidarles.

Dentro de la bandera, se han escrito alrededor 900 nombres que han recordado las distintas personas. Nosotras teníamos una nube de información con unos 600 nombres y con el recorrido de la bandera se sumaron 300 más que fueron recordados en cada provincia y pueblito por el que pasó la bandera. También hizo que se recordaran otras personas en Capital Federal, porque hubo muchas activistas que estuvieron, pero quedaron en el olvido y venimos a rescatar eso.

Estamos escribiendo con los recuerdos de las compañeras, desde donde se genera la memoria. Hay chicas que murieron en los años 60 y 70, solo tenemos los nombres de las que ellas recuerdan. La mayoría que tenemos anotadas son a partir de los 90 y desde el 2010 empezamos a tener más información de las personas trans fallecidas con fecha, causa, lugar de origen. Este último tiempo con las redes sociales pudimos recolectar mucha más información y así todo nos faltan, como por ejemplo, el caso de un hombre trans del que solo sabemos su nombre, Adrián, pero no sabemos el apellido.

Veo que todavía hay un silencio de los espacios de derechos humanos en el reconocimiento de las personas trans en dictadura. Tenemos que pensar que nuestra fecha de dictadura no es la misma que la del resto de la sociedad. La sociedad tuvo una democracia a partir del 10 de diciembre de 1983, nuestra democracia comenzó en el 2012 con la Ley de Identidad de Género cuando realmente tuvo identidad una lucha tan fuerte dentro de lo que son los derechos humanos. Nadie piensa que hace nueve años que las personas trans vivimos en democracia. Con una democracia tan joven y tan precaria que todavía no respeta la ley, estuvimos seis años para tratar de conseguir un cupo laboral y aún hay partidos políticos que hacen sus campañas en contra de eso.

Si todavía hoy estamos pidiendo por una reparación histórica es porque estamos como en los primeros años de democracia de la sociedad, como en el 85, 86 con el reclamo del Nunca más, nosotras estamos en esa etapa.

Justamente este pedido de reparación es también un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron y que hoy se nos están muriendo. Tenemos que pensar que cuando volvió la democracia, ya no podían secuestrar obreros, estudiantes ni meterse dentro de las casas en plena democracia y lo que empezaron hacer es limpieza social.

La matanza más grande fue en Panamericana y comenzó en el 83, eso está demostrado porque es lo que quedó registrado en los diarios, pero no sé lo que habrá pasado en el resto de la Argentina. Lo que sí sabemos es que todo ese grupo de operaciones se empezó a dedicar a la limpieza social, que después pasó a llamarse Comando de Moralidad, tenía su oficina dentro del Departamento Central de Policía en el segundo piso y se dedicaban a llevarse a personas en situación de calle, trabajadoras sexuales y también a personas trans, porque como tenían que llenar los libros, nosotras éramos la carne para sus ascensos.

Subimos solo cinco años la esperanza de vida de las personas trans desde que empezamos el primer informe que daba 35 años. El año pasado cerramos en 40 y este año creo que estaríamos cerrando en 40 o 41 el promedio de vida de una persona trans en mortalidad que es bajísima, es de la Edad Media y esos números dan porque no se cumple con el artículo 11 de la Ley de género sobre el acceso a la salud.

Todavía el sistema de salud se reúsa a tratar nuestros cuerpos dentro de lo que es la medicina, hoy los programas que hay sobre personas trans hablan de hormonas pero las trans mayores que están enfermas por la silicona que se inyectaron vuelven a quedar fuera de todo. No hay médicos que quiten la silicona y esa también es una de las problemáticas que tienen las mujeres trans mayores de 40 años.

Las niñeces y adolescencias no piensan en ponerse silicona, gracias a las compañeras que hablaron porque nosotras nos encargamos de demonizarlo y decir cuáles eran las consecuencias, volviendo a poner nuestros cuerpos como ejemplo, pero esa situación hace que quedemos dentro del abandono.

2018/06/23

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | JUSTICIA PARA LAS VÍCTIMAS HOMOSEXUALES Y TRANS DEL FRANQUISMO

Justicia para las víctimas homosexuales y trans del franquismo.
'La Transición no dio respuestas a homosexuales y mujeres trans (maricones y travestis en la terminología de la época) encarcelados por la Ley de Vagos y Maleantes'.
Inma García de la Fuente | El Plural, 2018-06-23
https://www.elplural.com/autonomias/andalucia/justicia-para-las-victimas-homosexuales-y-trans-del-franquismo_130775102

El próximo 26 de diciembre se conmemora el 40 aniversario de la exclusión de la homosexualidad, entre otros estados de peligrosidad, de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (LPRS). Una ley que incluyó la homosexualidad como estado de peligrosidad, pero solo para hombres homosexuales y mujeres trans, ya que para un régimen cisheteropatriarcal fascista como el franquismo, las mujeres carecíamos de deseo sexual, incapaces de dar ni darnos placer, y por lo tanto hacia innecesaria la persecución policial y penal.

El próximo 27 de diciembre habrán pasado cuatro décadas desde el momento en que los hombres homosexuales y las mujeres trans dejaron de estar amenazadas de ser detenidas por la simple sospecha de homosexualidad, encerradas y torturadas en los calabozos de las comisarías de policía, ingresadas en cárceles y psiquiátricos sin juicio y condenadas meses y años de presión, donde en el mejor de los casos solo te humillaban, torturaban y violaban, y en el peor de los casos te sometían a terapias psiquiátricas terribles como la lobotomización, el electroshock y un amplio catálogo de prácticas similares, y donde al quedar libre pero con antecedentes penales, eras desterrada durante meses o años de tu localidad.

La Transición no dio respuestas a los hombres homosexuales y mujeres trans (maricones y travestis en la terminología de la época) encarcelados por la Ley de Vagos y Maleantes (LVM) y de la LPRS, ya que no pudieron acceder a ninguna de las dos amnistías decretadas en los primeros años de la monarquía del rey Juan Carlos y continuaron con unos antecedentes penales que le impedían el acceso al mercado de trabajo.

La Constitución no recogió ninguna de las exigencias que la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE) y por eso promovieron el voto negativo en el referéndum del 6 de diciembre de 1978. Para vergüenza de todos, la exclusión de la homosexualidad de la LPRS tuvo que esperar varias semanas después de ratificada la Constitución de 1978 por parte del pueblo español.

Y es que la nueva democracia fue tan injusta e insensible con las víctimas de la LVM y LPRS como lo había sido la Transición: no hubo reconocimiento, justicia ni reparación por parte del Estado a miles de presos que sufrieron detenciones arbitrarias, torturas policiales y médicas, ingresos en prisión sin juicio y expulsados de sus trabajos y familias. Un espeso manto de silencio cubrió la vida de miles de hombres homosexuales y mujeres trans, mientras la sociedad y sus representantes políticos, sociales y sindicales miraban hacia otra parte.

En estos 40 años han fallecido la mayoría de ellos y de ellas, en el mismo silencio injusto en el que la mayoría vivieron sus vidas. Tan solo una tardía e incompleta reparación en el gobierno de Rodríguez Zapatero, al calor de la Memoria Histórica, permitió un reconocimiento público a las víctimas en el Congreso de los Diputados y tan solo un centenar de víctimas pudieron cobrar unas indemnizaciones insuficientes y mal planteadas.

Pero siendo importante la reparación, las víctimas demandan también justicia. Una justicia que no ha llegado nunca. Saber el nombre de sus torturadores, conocer y denunciar los mecanismos políticos, médicos y judiciales que permitieron la tortura y las mutilaciones médicas, denunciar el silencio cómplice de instituciones y personas, y eliminar sus fichas policiales de los sistemas informáticos policiales, es una necesidad compartida por todas las víctimas que el movimiento LGTBI no debe olvidar.

Por ello, la Federación Plataforma Orgullo LGTBI Andalucía quiere dar voz a sus demandas y sumarse a sus peticiones. Y en la gran manifestación del Orgullo LGTBI Andalucía de este año recorrerá las calles de Sevilla el 23 de junio de 2018, exigiremos justicia y reparación para las víctimas de las leyes de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Inma García de la Fuente es presidenta de la Federación Plataforma Orgullo LGTBI Andalucía.

2013/05/12

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | SUFRIR HUMILLACIÓN POR SER DIFERENTES

Humillados por diferentes.
La vida de entre 4.000 y 5.000 homosexuales quedó marcada en la España franquista por la Ley de Peligrosidad Social Esta es la historia de personas que pagaron con cárcel y represión su orientación sexual.
Jesús Ruiz Mantilla | El País, 2013-05-12
https://elpais.com/elpais/2013/05/10/eps/1368188535_439636.html 

Estos tiempos en los que todos somos más iguales ante la ley que antes, en los que una pareja homosexual puede contraer matrimonio sin complicaciones, montar sus negocios, ascender en la mayoría de sus trabajos reconociendo su condición, juntarse en fiestas y celebraciones callejeras, levantar la bandera de sus barrios, disfrutar y reafirmar su identidad sexual en una cabalgata multitudinaria que convoca a cientos de miles de personas, no son como aquellos apenas lejanos en los que un mero gesto afeminado en público podía costar la cárcel, o una palabra con aire alocado, la humillación sin paliativos.

Estos tiempos en los que dos hombres o dos mujeres pueden andar de la mano y besarse por la calle, criar hijos, compartir tardes, comidas y Navidades con las familias contrarias, no son como aquellos en los que para buscar plan había que adentrarse en rincones lúgubres y oscuros, o a la salida de un cine esperaba camuflada la policía secreta para meterte en el calabozo, hacerte comparecer ante un juez que te consideraba un enfermo, te abroncaba y te metía seis meses en la cárcel aplicando la ley de peligrosidad social –¡vigente hasta 1995!, aunque con los artículos referentes a la homosexualidad derogados en 1979– o anteriormente la de vagos y maleantes.

Era la manera de escarmentar y de curar lo que resultaba una plaga para el régimen de Franco, un tiempo que se prolongó en el inicio de la democracia y que marcó la vida de entre 4.000 y 5.000 personas de esa condición, condenadas en cárceles de oscura memoria como Badajoz, Fuerteventura, Nanclares de la Oca, Huelva, la Modelo de Barcelona o Carabanchel, adonde iban a parar la mayoría de homosexuales arrestados por ningún motivo más allá del capricho represor imperante y en los que a veces, de manera absurda, se les dividía entre activos (Huelva) y pasivos (Badajoz). Atrocidades fijadas hoy en esos lugares con carteles conmemorativos y denunciadas por asociaciones como la de Ex-Presos Sociales, que ayuda a que las víctimas sean compensadas por el Estado.

Historias que se han contado en libros como 'Redada de violetas', de Arturo Arnalte, o que están a punto de ver la luz –si la financiación para terminarlo se lo permite– en documentales como 'Invertidos, la ley contra el deseo', de Martín Costa. Seres humanos que dejaron su inocencia, su sentido de la vida y su dignidad entre las paredes de aquellas celdas por el mero hecho de no ocultar su condición, de negarse a travestirse en la aparente normalidad sus cuerpos de hombres cuando querían ser mujeres y comenzaban a tomar hormonas, héroes de una avanzadilla que hoy contempla con mucha más naturalidad la identidad sexual en la sociedad moderna si la comparamos con países como Francia, donde los homosexuales son apaleados en la calle después de que el presidente Hollande anunciara la aprobación del matrimonio gay.

Pero es que incluso en aquellos tiempos no hemos ido muy alejados del entorno europeo. Javier Ugarte, doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo y estudioso del asunto, fundador de la revista 'Orientaciones', asegura que, en el continente, las legislaciones también eran represivas. Pero hay diferencias. “En Europa se abordaba como una cuestión psiquiátrica; aquí, por influencia de la Iglesia, se convertía en un asunto moral”. Y también social para el régimen: “En España se trataba de aplicar una represión de clase. Se penalizaba más a los solteros. Si eran casados, las penas se dulcificaban con tal de que volvieran al seno de la familia”.

Antoni Ruiz i Saiz: “Con este podéis hacer lo que os dé la gana porque es maricón”

Una mañana, con 17 años, Antoni Ruiz i Saiz se despertó, decidió afrontar su vida con franqueza y le confesó a doña Libertad, su madre, que era homosexual. Venían de una familia republicana a la que le habían transformado el oremus a base de estopa, así que la buena señora se asustó y se lo contó a su hermana. Su hermana, a su vez, se escandalizó y se lo comentó a una monja perteneciente a las legionarias de la Virgen de los Desamparados. La monja se lo chivó a la policía y una madrugada, cuatro secretas entraron a buscarle a su casa en Xirivella, a las afueras de Valencia.

La maldita cadena de miedo, desconcierto y alarma acabó con la transparente confesión íntima entre madre e hijo en la cárcel. "Con los años llegué a perdonarla. Era una mujer muy poco preparada, mi padre murió cuando yo tenía siete años, no teníamos medios para sobrevivir y si yo me iba pensó que se quedaba sin ingresos", confiesa hoy Antoni en el mismo salón de la casa donde habló con ella.
 
Hoy él vive allí con David, su marido. Pero ese viaje, desde la primera salida de su domicilio rumbo a varias cárceles hasta los días felices junto a su esposo, ha sido muy largo. Cuando lo comenzó ya había muerto Franco. Era el año 1976. Pero la represión daba sus últimos coletazos.
 
Antoni trabajaba como pastelero. No ganaba mal, pero el curro se le terminó en cuanto un policía le echó dentro de un calabozo atestado de camioneros en huelga con un aviso: "Con este podéis hacer lo que os dé la gana porque es maricón".

"Cualquier homosexual al que pillaran sabía lo que le esperaba dentro", recuerda Antoni. Además, ese policía le tenía ganas. "Me dijo que me había visto muchas veces por la estación de autobuses". El juez fue más fino. "Me indicó que me iban a mandar a una especie de colegio".
 
Pero el colegio no era más que las celdas de Carabanchel y Badajoz. Allí se encontró con un cura caritativo que avisó a su familia: "¿Ustedes saben realmente dónde está su hijo...?". Al poco tiempo salió. Pero le obligaron a quedarse a 100 kilómetros de su casa, desterrado en Dénia. En la calle se convirtió en un apestado. No recuperó su trabajo y no encontró nada nuevo. Decidió prostituirse. "Un policía me dijo que en la calle del Mar se ejercía entre hombres". Conoció a gente muy influyente de Valencia, entre ellos algún dirigente de Falange, halló protección y cuando se enamoró de un empleado de banca decidió dejarlo.
 
Luego vino el trabajo. "Salí del pozo y decidí desarrollarme como persona". Fue olvidando aquello y apechugando con sus consecuencias más íntimas. La democracia corría como un galgo a su lado. O eso creía... Hasta que en 1995, paseando por la calle de Caballeros de Valencia, dos policías municipales le paran en un control, le piden el carné y, tras comprobar sus datos, uno le dice al otro: "No tiene nada, pero ten cuidado con él, que es maricón".

Antoni se sorprendió. "Perdone..., ¿qué dice?". Y ellos le responden: "Si quieres saber algo más, te buscas un abogado". Hasta esa esquina del Estado de derecho han llegado los estragos de la represión. Antoni encontró una defensa de oficio y peleó. "No paramos hasta que en 1999 se hace la ley de protección de datos y con ella se borran los archivos en los que constaban homosexuales fichados en la época en que estaba vigente la ley de peligrosidad social". Lo celebraron a la valenciana. El Tribunal Superior de Justicia los quemó en público. "Fue una falla", recuerda Antoni. Aquello le hizo tomar conciencia. Hoy lidera la Asociación de Ex-Presos Sociales, para no permitir el olvido de las víctimas.

Rampova: "A este hijoputa hay que meterlo en la cárcel"
 
Francesc Oliver se presenta una tarde ventosa de primavera por los alrededores de El Cabanyal, el barrio valenciano donde vive, y pide una copa de coñac. Le tiemblan las manos al sostenerla. De la izquierda sobresalen sus uñas largas y pintadas. Es complicado adivinar el color de sus ojos ni la destreza de su mirada porque la lleva oculta tras unas gafas de sol. Hay que quedar por la tarde. Por la mañana no está para nadie: "Todavía tomo ansiolíticos".

A Francesc le llaman Rampova. Es su nombre artístico, el que adoptó para sus espectáculos de variedades, que mezclan el rock duro con fuerte contenido social y los bailes picantes. Artista quiso ser toda la vida. Porque le atraía la farándula y porque no le quedó más remedio desde que le apresaron por primera vez a los 14 años, un episodio que no ha olvidado ahora, a sus 56: "Yo había tenido relaciones con chicos de mi edad. Aquí, en la huerta, era muy común. Pero ese día me fui con un hombre casado". Una rata dio la alerta. "La vi pasar y me puse a gritar tipo Psicosis". La policía andaba por allí y los arrestó.
 
A él lo llevaron al calabozo y a su ligue se lo pasaron por alto, pero no se libró de la humillación. Le condujeron hasta su casa y al dejarlo allí le dijeron a su mujer: "Que sepa que su marido ha estado con una bujarrona".
 
"A mí me daba igual", dice Rampova. "Yo era la maricona del barrio". En su casa de aire republicano no había problema. "Mi padre decía que más le valía tener un hijo como yo que un hijo cura". Pero todavía no era consciente de lo caro que aquello se pagaba hacia 1971 en la calle. Pasó unos cuantos días en el calabozo y cuando lo presentaron ante el juez exclamó: "A este hijoputa hay que meterlo en la cárcel".
 
Al ingresar en la Modelo alguien le advirtió: "Aquí más vale ser fea, porque eres invisible". Pero Rampova no contaba con esa suerte. "A esa edad yo no tenía nada que envidiar a Greta Garbo...", admite. Y eso no convenía si te metían en el pabellón de los invertidos, como lo llamaban. Allí trataron de curarle con electrochoques. Por la noche, los funcionarios hacían la vista gorda y dejaban pasar a los presos comunes.

Entonces llegaba lo más duro. Las violaciones. "En 30 días que estuve, no sé cuántas veces me violaron, a mí y a otros. Los había muy divinos, gente que se parecía ya a David Bowie antes de que David Bowie existiera". El círculo de represión era perfecto. Detención en la calle, juez con reprimenda y funcionarios que te echaban a las fieras. Si no se arreglaba por las buenas, entonces por las malas.

Pero Rampova quería seguir siendo él mismo. Al salir, una amiga le advirtió: "Vete de la ciudad porque en cuanto haya una redada te van a meter preso". Se largó a Barcelona. "A casa de mi tía, gemela de mi madre". Allí enfermó de afición al cine. "Supe diferenciar entre cinefilia y cinefagia. Entre Ozores y la nouvelle vague". Pero un día en que se sentó junto a alguien inapropiado en la oscuridad de una sala, volvieron a meterle preso.

"Ya sabía lo que me podía pasar. Prefería suicidarme. Le pedí a mi tía unas cuchillas, la convencí". Pero le rescató el amor. "Me enamoré de un argentino y eso me salvó la vida". No pudo evitar otras desgracias. "Como la muerte de Rosaura...". Las palizas, las humillaciones, las vejaciones en grupos, quedaban registradas en los papeles oficiales como suicidios.

Eusebio Valderrama: "El patio de la cárcel parecía el día del orgullo gay"

Cosas de la vida. Eusebio Valderrama ve desde el salón de su casa la ventana de la celda donde pasó su primera condena en la cárcel de Málaga. Hoy, este bailarín tiene una calle en la ciudad donde nació. Y no es para menos.

Su obra mayor es la vida que ha llevado y lleva hoy como artista del baile retirado y escritor volcado entre la memoria y la poesía. Si el genio de Manuel Chaves Nogales viviera, dudaría entre la historia del maestro Juan Martínez, aquel bailaor que quedó atrapado en la revolución rusa y se lo contó tal cual fue, y la de Valderrama, que vivió la represión franquista, fue pintado por algún genio del siglo XX y bailó ante el sah de Persia o Sadam Husein.

"Nací en el Perché. En el colegio me gustaba jugar con las niñas. A los cuatro años ya sentí la llamada de unas castañuelas cuando mi Pepe las tocó en el piso de arriba y yo me fijé en él. Desde entonces pasamos toda la vida juntos". Estalló la guerra y voló la niñez. "Nunca se me olvidarán las hileras de muertos, algunos con sus partes cortadas y metidas en la boca". La muerte iba en serio. Y la vida como él la sentía, también. Convencido de su condición, se fue a Barcelona. "Allí todo estaba más permitido".

Una vez regresó de vacaciones a Málaga y le arrestaron. "Nos habíamos sentado Pepe y yo juntos en un asiento y por eso me detuvieron. Él se escapó". Eusebio pagó con 90 días y alguna paliza, pero no delató a su amigo. La siguiente redada fue en Madrid. Iba solo por la Gran Vía y llevaba una americana azul con botones dorados. Un policía le llamó la atención: "¿Adónde vas mariconeando por la calle con esa pinta?".
A Carabanchel... "Allí nos obligaban a mí y a otras locas a limpiarles la celda a los presos políticos. El patio de esa cárcel parecía el Día del Orgullo Gay". Se largó al exilio. Vivió en Francia, en Italia, en Grecia. De cada país guarda un saco de anécdotas ambientado entre los alrededores de su espectáculo de baile español. "En Atenas, unos señores muy amables nos invitaron a champán. Uno soltó: 'Vamos a brindar por la boda de su hijo'. ¿Quién es su hijo?, pregunté. 'Mi hijo es el príncipe y se casa mañana', respondió el padre del rey".

En Francia, un pintor andaluz los contrató para su cumpleaños. "Durante el espectáculo nos pintó. Al ver el dibujo no nos gustó. '¡Quita, qué horror!', le dijimos". Pablo Picasso, se llamaba. "Pero a esas alturas, ¡quién coño sabía quién era Picasso!".

Silvia: "Me fui prostituyendo hasta que me metieron presa"

Si a Domingo, en Las Palmas de Gran Canaria, o a Juan y a Alfonso, gemelos, en Granada, cuando eran niños les hubieran preguntado a cada uno de ellos por separado qué querrían ser de mayores, habrían respondido que abogados, médicos, artistas... Pero al unísono también habrían declarado lo que finalmente consiguieron: ser mujer.

Su historia se asemeja. Y es tan cara, tan dura, que asombra. Nacer hombre en los años cuarenta o cincuenta y querer ser mujer tenía un precio. La cabezonada se pagaba con cárcel, exclusión social, humillaciones que llevar con la cabeza alta y represión. Pero se salieron con la suya. No dieron sus brazos a torcer y entre las hormonas clandestinas y el sueño de torcerle la voluntad a la naturaleza, y de paso al Dios en que a menudo creían, lo lograron. Lo que parecía una debilidad a ojos de la sociedad, con los años resulta de justicia juzgarlo por lo que realmente es: un acto heroico.

En casa de Domingo, a nadie le cabía en la cabeza que hubiese salido tan afeminado. Ni a su madre ni a sus hermanos. Era bueno en el colegio, estudiaba. "De haberme quedado, habría hecho Medicina o Derecho, pero me fui a Barcelona porque quería ser mujer", asegura Silvia Reyes.

Allí llegó para trabajar en hostelería e ir hormonándose. Pero al ver su aspecto ya travestido, no le dieron trabajo. "Me fui prostituyendo hasta que me metieron presa". Después salió e hizo espectáculos de strip-tease, principalmente en Suiza. Hoy mira hacia atrás jovial y sin cuentas, a gusto con su piel, en plena y espléndida madurez, pese a la dureza del viaje.

Trinidad, en cambio, con su hermana Bárbara, en Granada, no encontraba obstáculo en que su madre les dejara vestirse con sus ropas cuando se llamaban Juan y Alfonso. Empezaron a tomar hormonas desde muy pronto y llevaban tan a gala su travestismo incipiente que ni les humillaban casi por la calle más allá de las risitas. 

También probaron cárcel. "Allí encontramos travestidos con tanta coquetería que se pintaban los labios con betún", asegura. Y es que la fuerza que te invade por dentro cuando eres determinante no hay quien la pare. "Decidir ser mujer es muy serio. No vale con ponerse vestidos y andar con tacones. Una señorita debe tener modales, esté o no esté operada", afirma Trini en su casa de Granada, poblada de retratos de ella y de Bárbara, su hermana, en la época que formaron las Dollys Sisters. "Yo he llegado a actuar hasta en Las Vegas", dice.

Bárbara murió joven. Pero antes pasaron su temporada por la cárcel de Huelva después de unas cuantas palizas en los calabozos. "Nos rozaban en el patio, cuando entrábamos se montaba un escándalo entre aquellos presos comunes. Había de todo, criminales, terroristas, gente con unas pintas rarísimas...". Al salir, destierro. Se fueron a Mallorca. Allí podían ser lo que quisieran. "En Granada tampoco nos afectaron muchos traumas. Cuando nos echaban en cara que actuáramos así, decíamos: 'Federico García Lorca también era homosexual, ¿qué pasa?".

Trinidad ha vuelto a su tierra. Un derrame le obligó a dejar el trabajo y regresar junto a su familia a ejercer de tía abuela. Lejos quedan los días en que se les atravesaban las lecheras de la policía y les detenían. Hoy se siente una señora bien respetable y rememora la infancia en la que Juan y Alfonso salían a la calle disfrazados de niños con pantalones cortos cuando su verdadero atuendo fuera el de los trajes que tomaban prestados a su madre sin que ella se los negara nunca.

2012/10/19

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | M.C.D., LA PRIMERA LESBIANA REPRESALIADA POR FRANCO QUE PIDE SER INDEMNIZADA

M.C.D, la primera lesbiana represaliada por Franco que pide ser indemnizada.
La primera mujer que solicita una indemnización por su tiempo en prisión durante la dictadura recuerda a los compañeros que se suicidaron y a quienes sufrieron tratamientos psiquiátricos.
Patricia Campelo | Público, 2012-10-19
https://www.publico.es/espana/m-c-d-primera-lesbiana.html 

'Cuando tienes 17 años es perturbador que te acosen con interminables interrogatorios incomprensibles'. Así comienza su relato M. C. D., la primera lesbiana que ha solicitado una indemnización por el tiempo que estuvo encarcelada en virtud de su opción sexual.

Temblorosa lee despacio su relato, escrito momentos antes de la entrevista para ser capaz de recordar el mensaje a trasladar. Es la primera conversación que tiene con un medio de comunicación. Nunca antes ha querido hacer pública su experiencia y, ahora, esta mujer ha decido compartir su historia.

Su objetivo: 'Recordar a los que quedaron por el camino y, si es posible, ayudar a otras personas'. También, contar a la juventud que, hace 35 años, un homosexual podía ser encarcelado acusado de ser un 'peligro social'.

'Durante meses me sometieron a una pantomima persecutoria que no comprendía en absoluto y que terminó en una paranoia de efectos perdurables de por vida', cuenta entre pausa y pausa, abrumada por los recuerdos. M. C. D. fue encarcelada en un penal para mujeres en Ciudad Real durante cuatro meses acusada de ser 'una homosexual rebelde con su familia que se encuentra en estado peligroso'. La finalidad de la condena era la 'reeducación'. Se le aplicó el artículo 2 de la Ley 4 de agosto de 1970 de peligrosidad social, así como las medidas de seguridad incluidas en el artículo 6 de la misma norma, y fue condenada a una pena de reclusión 'no inferior a cuatro meses ni superior a tres años'. También, el magistrado del juzgado de peligrosidad social le prohibió visitar durante dos años salas de fiesta y otros establecimientos donde se ingiriesen bebidas alcohólicas.

Tenía 16 años cuando empezó su calvario y 17 cuando finalmente cumplió la condena. 'A esa edad no te has definido como adulto, aún te estás formando', subraya M. C. D. que, por aquel entonces estudiaba en una academia y llevaba una vida rutinaria, entregada a la lectura y a las preguntas, 'era muy inquieta, siempre quería saber'.

Dado que las autoridades de la dictadura concebían la homosexualidad como una enfermedad que podía curarse, a menudo se recetaban remedios como los electroshock y el tratamiento psiquiátrico. 'Algunos se quedaron por el camino por los recomendados electroshock, que les dejaban minusválidos en su corta vida y acababan muriendo a los pocos años', denuncia M. C. D.. 'No estamos todos los que éramos', lamenta. 'Muchos se rindieron y se casaron, otros se suicidaron'.

'Conozco dos casos de personas que recibieron electroshock y murieron a los cinco años'
El apartado para el recuerdo de sus amigos ocupa un lugar importante en su relato. A esta mujer se le quiebra la voz cuando nombra a aquel estudiante de instituto, compañero de su hermana, que se suicidó por no soportar la presión. También cuando recuerda al profesor de universidad que se quitó la vida con 27 años y al bombero que tomó la misma decisión a los 25. 'Conozco dos casos de personas que recibieron electroshock, dejándoles con la baba cayendo, y que murieron a los cinco años', añade.

'Somos muchos menos los que quedamos que los que se fueron; los más débiles cayeron por el camino; ahora quiero que la gente piense en esas personas y abrir un recuerdo para ellos, que ya nunca lo podrán contar'. 'Los que quedamos tenemos memoria', advierte M. C. D..

La indemnización que acaba de solicitar la víctima no va a reparar su dolor ni aliviar las consecuencias de aquella experiencia, pero de algún modo le ayuda a cerrar un ciclo. 'Lo importante es que se recuerde para que no se repita, ya que a veces parece que vamos hacia atrás'.

Los esfuerzos del régimen dictatorial por presentar a las personas homosexuales como rebeldes, dominantes, violentos y vagos quedan probados en los textos de algunas sentencias condenatorias fruto de procesos judiciales sin ningún tipo de garantías para el acusado. 'La defensa nada alegó en el momento procesal correspondiente', suele figurar en este tipo de textos.

'A los presos políticos les indultaron en 1977; algo que no sucedió con nosotros'
En el caso de la sentencia a la que este medio ha tenido acceso, se pueden leer valoraciones y opiniones personales del juez, que no relaciona con ningún tipo de documento: 'Probado y así se declara expresamente; de carácter violento; tiende a la huida y al vagabundeo, y es dominante a la hora de buscar personas de su mismo sexo'.

'Los jueces de peligrosidad social eran unos fanáticos de la ley', arguye Antonio Ruiz, presidente de la asociación de Ex presos sociales. 'Otro reproche que hacemos es hacia la abogacía, porque, aunque estos casos tenían difícil defensa -ya que siempre se presuponía la peligrosidad social- la mayoría de los abogados se lavaba las manos, no apelaban', añade.

Ni la transición ni la democracia rompieron el cordón umbilical que les conectaba con la arquitectura jurídica del franquismo. 'Los artículos de la Ley de peligrosidad social que se aplicaban a las personas homosexuales se eliminaron en 1979, pero siguieron entrando en prisión hasta mediados de los 80', denuncia Ruiz, que estuvo tres meses encarcelado en 1976, un año después de morir el dictador.

'En los últimos años de aplicación de la Ley de peligrosidad social entraron en la cárcel muchos más homosexuales que al principio'. Además, remarca Ruiz, 'a los presos políticos les indultaron en 1977; algo que no sucedió con nosotros'. Los preceptos jurídicos que les aplicaban para ir a prisión, ya en democracia y gobernando el PSOE, eran los referidos al escándalo público.

Las indemnizaciones previstas para los ex presos sociales se han vuelto a recoger en los Presupuestos Generales del Estado para 2013, pero con un plazo concreto para solicitarlas que finaliza el 31 de diciembre del año que viene. La asociación que preside Ruiz lamenta el próximo fin de estas compensaciones que no se hicieron efectivas hasta 2009 y que, para poder cobrarlas, es necesario reunir una documentación de difícil acceso.

2009/12/03

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | REPARACIÓN MORAL A ANTONI RUIZ QUE SUFRIÓ PRISIÓN EN 1976 POR HOMOSEXUAL

Reparación moral a un homosexual por sufrir prisión en 1976.
El Gobierno expide la declaración de reconocimiento personal a la víctima de una ley franquista.
El País, 2009-12-03
https://elpais.com/elpais/2009/12/03/actualidad/1259831855_850215.html 

El primer homosexual indemnizado por el Estado por haber sido encarcelado debido a su orientación sexual, el valenciano Antoni Ruiz, ha sido también el primero en obtener la reparación moral, un reconocimiento expedido por el Gobierno para honrar a quienes fueron perseguidos "injustamente" durante la dictadura. Ruiz, que fue indemnizado el pasado mes de mayo con 4.000 euros en compensación por el tiempo que pasó en prisión debido a su "condición sexual", recibió este miércoles un escrito firmado por el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, en el que le expide la declaración de reparación y reconocimiento personal recogida por la Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007.

Mediante esta reparación moral "la democracia española honra a quienes injustamente padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura", según recoge el documento.

Tras declarar a los 17 años su homosexualidad a su familia, una monja lo denunció a la Brigada Criminal de Valencia, que se presentó a las seis de la mañana en su casa para llevarlo a la Jefatura Provincial de Policía, donde lo retuvieron tres meses hasta que pasó al juzgado de Peligrosidad Social, según ha explicado el propio Ruiz.

Sin haber cometido ningún delito, Ruiz conoció "tres prisiones: la Modelo de Valencia, Carabanchel y la cárcel de Badajoz", donde cumplió la condena. El documento reconoce que Ruiz, que actualmente preside la Asociación de ex presos sociales, padeció persecución y privación de libertad por razones de orientación sexual, lo que provocó la apertura de un expediente "sin las debidas garantías" por parte del Juzgado de Peligrosidad y Rehabilitación Social de Valencia.

El 4 de marzo de 1976 ingresó en el centro penitenciario de Valencia, desde donde fue posteriormente trasladado a la prisión de Badajoz, ciudad en la que se produjo su excarcelación el 5 de junio de ese mismo año. Ruiz ha recordado aquellos tres meses como una época "muy mala" y la experiencia como algo "horroroso", ya que se encontraba en las mismas prisiones "donde iba cualquier delincuente". A su juicio, la reparación moral es "la culminación del reconocimiento moral y económico de los homosexuales y transexuales que pasaron por las prisiones durante la dictadura", aunque "aún queda mucho por investigar".

La declaración está acompañada por una carta firmada por la subsecretaria del Ministerio de Justicia, en la que se subraya que el reconocimiento pretende ser "la voz firme y decidida de que la memoria de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura permanecerá siempre viva". "Temíamos mucho que no tuviéramos acceso a este reconocimiento pero finalmente el Estado lo ha declarado por escrito", ha señalado Ruiz, quien se ha mostrado "muy satisfecho" y animado a solicitar dicho reconocimiento a todos aquellos encarcelados por su condición sexual durante la dictadura. De momento, según Ruiz, sólo tres personas lo han solicitado.

DOCUMENTACIÓN
>
Indemnizado por primera vez un homosexual represaliado por Franco.
Natalia Junquera | El País, 2009-05-04

https://elpais.com/diario/2009/05/05/espana/1241474416_850215.html
>
De 'pervertido' a héroe.

Con 17 años de edad fue detenido por cuatro policías y pasó tres meses en prisión por ser homosexual. Treinta y tres años más tarde, Antonio Ruiz ha sido resarcido con 4.000 euros.
Lola Galán | El País, 2009-05-09
https://elpais.com/diario/2009/05/10/domingo/1241927555_850215.html

2009/05/04

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | INDEMNIZADO POR PRIMERA VEZ UN HOMOSEXUAL, ANTONI RUIZ, REPRESALIADO POR LA LPRS

Indemnizado por primera vez un homosexual represaliado por Franco.
Natalia Junquera | El País, 2009-05-04

https://elpais.com/diario/2009/05/05/espana/1241474416_850215.html

"El Estado acaba de reconocer la represión de una minoría. Siento una satisfacción enorme por ver que se repara una injusticia", explicó ayer, muy emocionado, Antonio [Antoni] Ruiz, el primer homosexual al que el Gobierno indemniza, con 4.000 euros, por la represión sufrida en la dictadura de Franco. "Hemos luchado mucho por dar a conocer nuestra represión, que siempre ha sido tabú, y lo hemos logrado. Ese reconocimiento ya está aquí, lo tengo en mi mano, por escrito".

A Ruiz, presidente de la Asociación de Ex Presos Sociales, lo denunció una vecina monja en 1976. Tenía 17 años. Fue enviado a prisión por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, previamente llamada Ley de Vagos y Maleantes. Los homosexuales eran ‘peligrosos’ y había que ‘rehabilitarlos’ en la cárcel. Pasó tres meses en el penal de Badajoz, una de las prisiones preparadas para ‘curar’ a los gays. "Era la época del electrochoque y las terapias aversivas, que consistían en secuenciar imágenes con hombres y mujeres propinando descargas eléctricas al homosexual cuando aparecían hombres". Después de la cárcel, el destierro. De uno a dos años.

La asociación de Ex Presos Sociales pelea desde 2004 por el reconocimiento de ese calvario. Su presidente recibió ayer la indemnización de 4.000 euros pero hay otras 185 solicitudes en marcha de otros tantos homosexuales represaliados por el franquismo. Para ellos, ayer fue un día histórico: "Es la primera vez que un Gobierno indemniza a los gays de la dictadura. Es un gran triunfo", concluyó Ruiz.

De 'pervertido' a héroe.

Con 17 años de edad fue detenido por cuatro policías y pasó tres meses en prisión por ser homosexual. Treinta y tres años más tarde, Antonio Ruiz ha sido resarcido con 4.000 euros.
Lola Galán | El País, 2009-05-09
https://elpais.com/diario/2009/05/10/domingo/1241927555_850215.html

Vive estos días como en una nube, agarrado a su expediente carcelario, el que tantos disgustos le causó hace 33 años y tantas satisfacciones le está dando, paradójicamente, ahora. Antonio Ruiz, nacido en Xirivella (Valencia) hace 50 años, se sabe un símbolo. Un ejemplo elocuente del largo camino recorrido por el movimiento gay en España, desde la marginación y la cárcel, entre 1954 y 1979, hasta el éxito social de hoy, rubricado por el gesto sin precedentes del Gobierno, que acaba de otorgarle 4.000 euros como indemnización por los tres meses pasados en la prisión de Badajoz en 1976. "No soy el que más ha sufrido. Eso que se lo quite la gente de la cabeza. Pero mi caso ha sido el más fácil de aprobar por la comisión que se ocupa de nuestro caso", cuenta ante un ‘campari’, "porque mi expediente lo tenían hace mucho. Hay 185 personas en mis circunstancias que también cobrarán".

Si él ha sido el primero es porque ha pasado los últimos años -ya con una baja médica por el sarcoma de Kaposi que padece- enfrascado en la batalla por ese resarcimiento económico a los homosexuales encarcelados durante el franquismo y el posfranquismo. Una batalla que comienza en 1999 y que cobra fuerza tras la creación de la Asociación de Ex Presos Sociales en 2004. Son casi 10 años de idas y venidas al Congreso de los Diputados. De entrevistas con parlamentarios de todos los grupos, incluido el PP, "que nos recibió cuando ya no estaba en el Gobierno", precisa. Claro que ningún apoyo tan sólido como el de Izquierda Unida, la formación a la que está más próximo. Primero hubo un reconocimiento institucional en 2004 y, finalmente, una partida en los Presupuestos del Estado de cuatro millones de euros para saldar lo que él considera una deuda pendiente con un colectivo de unas 3.000 o 4.000 personas. "Esa cifra corresponde a los que fueron fichados como homosexuales en aquellos años. Los que pasamos por las cárceles no seremos más de 500", puntualiza Antonio Gutiérrez Dorado, vicepresidente de la misma asociación, en conversación telefónica desde su peluquería El Tupé de Málaga.

Gutiérrez, que pasó más de seis meses en la Modelo de Barcelona en dos etapas distintas, tiene una historia novelesca a sus espaldas, que incluye una fuga de su casa, a los 17 años, y un año como postulante en un monasterio de Soria. "Los monjes eran unas personas maravillosas. Todavía tenemos amistad", cuenta. Y aunque el grueso de los homosexuales con derecho a indemnización fueron los represaliados con la Ley de Vagos y Maleantes de 1954, él está seguro de una cosa: "Fue mucho más dura la represión con la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970 a 1979".

Si con la primera se trataba de limpiar la calle de supuestos pervertidos, con la segunda se pretendía curarles, desde la convicción de que la homosexualidad era una enfermedad. España no era un caso aislado. Hasta 1973, la homosexualidad estuvo considerada como un trastorno mental por la Asociación Psiquiátrica Americana y la OMS la mantuvo como tal hasta los años noventa. "Se nos ha perseguido en todas partes, eso es cierto", admite Antonio Ruiz Sáez, "y en ningún país se han aprobado indemnizaciones como la que me han dado a mí". El expediente 138/76, que lleva bajo el brazo, es un sobrio y elocuente relato de un drama. En él están sus fotos de adolescente, de frente y de perfil - "era guapísimo, ¿verdad?"-; los informes de los cuatro policías que le detuvieron, el 4 de marzo de 1976; las requisitorias del magistrado del Tribunal de Peligrosidad y Rehabilitación Social de Valencia, pidiendo los antecedentes penales del expedientado y ordenando, finalmente, su ingreso en prisión. En ese escrito, el juez reclamaba: "Expídase oficio al señor médico forense para que reconozca al expedientado y emita el correspondiente informe antropológico, psíquico y patológico". Primero estuvo en la prisión de Valencia; luego, en la cárcel de Carabanchel de Madrid; finalmente, y hasta junio de ese año, en la de Badajoz. "Hacíamos balones de fútbol de cuero. Yo creo que por eso odio el fútbol", cuenta.

Le pusieron en libertad el 5 de junio, el día en que cumplía 18 años. Si la cárcel había sido dura, más dura resultó su reinserción en una sociedad hostil. Primero, en calidad de desterrado, vivió un año en Denia (Alicante) en casa de un tío. Aunque no duró mucho allí. "Buscaba mi camino", dice, y terminó por dedicarse a la prostitución. "Pero no era como ahora. Tenía mis amantes. Con uno, abogado, aprendí a escribir a máquina, otro me encontró un empleo en Dragados y Construcciones, y hubo uno con el que aprendí algo de política", dice con gesto coqueto y enigmático.

El tiempo y la distancia han permitido a este antiguo ebanista y pastelero, que dejó la escuela a los 14 años, revisitar su historia. Ruiz cuenta que fue denunciado por una monja. Los funcionarios franquistas señalan en su expediente que él declaró haber sido denunciado por su madre. "Claro, pero es que entonces yo no conocía bien la historia", arguye Ruiz. Lo que sí reconoce es que, antes de que llegara la policía a buscarlo, había pasado por el hospital provincial tras un intento de suicidio. Fue después de anunciar que quería marcharse con un joven amante. "Se me echó encima toda la familia", cuenta.

Era el mayor de cinco hermanos y los tres chicos menores fueron interrogados en un convento para averiguar si habían sido corrompidos. La culpa era de la Iglesia. Antonio Ruiz no admite ninguna responsabilidad de su madre, que será la principal beneficiaria de esos 4.000 euros de la indemnización. "Voy a quitarle el baño para ponerle un plato de ducha, porque tiene mal la cadera", dice. Madre e hijo conviven en el mismo piso en el que irrumpió la policía para detenerle a él hace 33 años.

No hay sombra de rencor entre ellos. Es la hora de la restitución. Aunque Gutiérrez Dorado cree que no será completa "hasta que no se suprima el registro de peligrosos sociales que se guarda todavía en los archivos de la Dirección General de la Seguridad del Estado". Y hay algo más. "Queremos que la homofobia sea un delito". ¿Quieren ver en la cárcel a los que no simpatizan con los homosexuales? "Queremos que se penalice a los que hagan apología de la homofobia. Igual que pasa con el racismo o el Holocausto". Nadie duda de que lo lograrán.

2006/12/26

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | HOMOSEXUALES 'PELIGROSOS'

Homosexuales 'peligrosos'.
La ley franquista de vagos y maleantes les envió a prisión. Hoy recuerdan su pesadilla y esperan indemnizaciones del Gobierno.
Natalia Junquera | El País, 2006-12-26
https://elpais.com/diario/2006/12/27/espana/1167174016_850215.html 

La primera vez que Rampova fue a la cárcel, en 1970, tenía 14 años. Ingresó en prisión "por maricón", según le oyó decir a los policías que le detuvieron en Valencia al sorprenderle en las rocas de la playa con un hombre casado. La segunda vez tenía 15 años y estaba en Barcelona. Le detuvo un policía "de la secreta" que le había esperado a la salida del cine, después de haberle pedido dentro relaciones sexuales. La tercera y última fue con 17 años. Nunca tuvo un juicio.

Es uno de los cerca de 100 homosexuales represaliados por el franquismo que podrían acogerse a la indemnización que reclaman al Gobierno. Rampova forma parte de la Asociación Ex Presos Sociales, que lleva diez años luchando por el reconocimiento social y económico de los gays que fueron torturados durante la dictadura. Antonio Ruiz, su presidente, asegura que cuenta con el apoyo de todos los grupos políticos, excepto del PP, que no ha respondido a sus llamamientos, y confía en que las indemnizaciones lleguen pronto. "Estamos muy satisfechos por el apoyo de los partidos, pero, al mismo tiempo, nos pesa que haya muchos compañeros que también sufrieron mucho y ya han muerto y no van a poder disfrutarlo".

Rampova representa a la segunda generación de presos homosexuales de la dictadura franquista, la que había que "rehabilitar". En 1970, la Ley de Vagos y Maleantes, que declaraba "en estado peligroso" al homosexual, cambió su nombre por el de Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Seguían siendo "peligrosos", pero el régimen planteó la cárcel como una rehabilitación. Había que "curar" a los gays en la cárcel.

"En la prisión de Barcelona me enviaron a un pabellón de invertidos para menores. Los presos pagaban a los vigilantes para colarse y violarnos. Luego nos pegaban palizas para demostrar que ellos no eran gays. Venían cinco, seis veces al día. A veces hasta ocho". Rampova hace recuento, a punto de cumplir 50 años: "He tenido más violaciones que relaciones consentidas", afirma. "Cuando le confesé al cura de la cárcel lo que nos hacían allí, se chivó al jefe de prisiones y me castigaron toda la noche contando los adoquines del patio. Me tuvieron así hasta que se hizo de día", recuerda.

Según los cálculos de la Asociación de Ex Presos Sociales, cerca de 4.000 personas fueron a la cárcel por ser homosexuales durante el franquismo. La cifra es sólo una aproximación, porque los historiales están repartidos por instituciones penitenciarias y policiales y, en muchos casos, la condena alegaba delitos de prostitución en lugar de homosexualidad.

A Antonio Ruiz le denunció una vecina monja en 1976. Franco ya había muerto y él tenía 17 años. A las seis de la mañana fueron a buscarle a su casa cuatro secretas. Pasó tres meses en el penal de Badajoz, una de las cárceles que el régimen había preparado para "curar" a los gays. A Badajoz iban los llamados "pasivos" y al penal de Huelva, los "activos". Las lesbianas eran enviadas al manicomio. "Era la época del electrochoque y las terapias aversivas, que consistían en secuenciar imágenes con hombres y mujeres, propinando descargas eléctricas al homosexual cuando aparecían hombres", relata Ruiz.

"Cuando salí de la cárcel la última vez", relata Rampova, "me resultaba imposible relacionarme con hombres porque me recordaban las violaciones. Tuve varias novias y una hija, que ahora cumplirá 30 años".

Después de la cárcel, llegaba el destierro. De uno a dos años. Los presos no podían volver a sus antiguos domicilios y nadie quería darles trabajo. Rampova comenzó en los años 80 a trabajar en el mundo del espectáculo, haciendo cabaré-teatro y en grupos como Ploma-2, hasta que tuvo un infarto y lo tuvo que dejar. "El pánico escénico y el infarto no eran compatibles", afirma. Hoy vive de una pensión de incapacidad.

"No me interesa mucho la indemnización. Se habla de 12.000 euros, ¿a cuánto toca eso por violación? Si al final nos lo dan, creo que lo donaré a alguna organización de defensa de los derechos de los homosexuales. No cometimos ningún delito. Lo que me gustaría de verdad es que los que nos hicieron esto pidieran perdón", asegura Rampova.

"Estoy muy contento porque España va a ser el primer país que indemnice a los homosexuales de la dictadura. Va a ser un momento histórico. En las conversaciones con los grupos políticos barajamos unas indemnizaciones de 12.000 euros y pensiones vitalicias de unos 750 euros. Después, seguiremos trabajando para defender los derechos humanos de los homosexuales en otras partes del mundo", afirma Ruiz.

2005/06/05

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | HOMOSEXUALES Y TRANS PRESOS POR EL FRANQUISMO RECIBIRÁN INDEMNIZACIÓN

Los presos homosexuales del franquismo recibirán indemnización.
Emilio de Benito | El País, 2005-06-05

https://elpais.com/diario/2005/06/06/sociedad/1118008806_850215.html 

El Ministerio de Justicia y la Asociación de Ex Presos Sociales han iniciado conversaciones para que los gays y lesbianas perseguidos por el franquismo reciban una indemnización y una pensión igual que otros presos políticos. El primer encuentro ha sido mantenido esta semana por Fernando Flores, de la Secretaría de Estado de Justicia y el presidente de la asociación, Antoni Ruiz, según ha informado Carla Antonelli, de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales. Se acordó que, por un lado, todos los historiales policiales por homosexualidad serán archivados, pero por otro que los interesados podrán tener acceso a ellos para documentar la represión.

Ruiz aseguró que los representantes del ministerio se mostraron de acuerdo en conceder una indemnización y una pensión vitalicia a los afectados. La medida se extenderá a homosexuales y transexuales, y también a otras personas (prostitutas, gitanos) que fueron perseguidos por las leyes de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad Social después.

La medida es un paso más después de que el pasado 15 de diciembre el Congreso aprobara una declaración en "reconocimiento a todas las personas que durante el régimen franquista padecieron persecución y cárcel por su orientación o su identidad sexual, y cuyo sufrimiento no ha sido aún reconocido".

El número de beneficiarios se desconoce, aunque historiadores como Arturo Arnalte lo cifran en menos de un centenar, porque "la mayoría ya han muerto o son muy mayores y no quieren revivir esa época".

La persecución de homosexuales y transexuales se prolongó hasta 1979, cuando se derogó la ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta situación impidió que los presos se beneficiaran de las dos amnistías de la transición. Sus historiales policiales tampoco fueron limpiados, por lo que las fichas siguieron reflejando los antecedentes de homosexualidad. La indemnización a estos perseguidos cerraría un proceso de reconocimiento que comenzó hace un par de años. Los gobiernos de Andalucía y Extremadura han realizado actos de desagravio en Huelva y Badajoz, donde hubo cárceles para homosexuales. El Gobierno de Canarias ha hecho un homenaje en el centro de prisioneros de Tefía (Fuerteventura), un "auténtico campo de concentración", según Octavio García, ex preso.

2001/06/28

DOCUMENTACIÓN | 28J | LA SALIDA DEL ARMARIO EN 'EL AÑO MÁS ROSA'

La salida del armario.
Emilio de Benito | El País, 2001-06-28

https://elpais.com/diario/2001/06/28/sociedad/993679202_850215.html

Los gay, lesbianas y transexuales españoles se sienten cada vez más comprendidos. Una encuesta realizada por la cadena SER en mayo revelaba que el 65% de la población estaba de acuerdo en que pudieran casarse, una opinión percibida también en otras muchas encuestas.

La opinión mayoritaria de los sondeos no es compartida, sin embargo, por el PP, el único que puede hacer posible esas reformas. El partido del Gobierno impuso su mayoría absoluta para evitar que el Congreso discutiera en abril la Ley de Uniones Civiles Estables de Navarra, que recoge más derechos para las parejas de hecho, incluidas las formadas por dos personas del mismo sexo. Esa negativa fue contestada por PSOE, IU, Bloque Nacionalista Galego y Eusko Alkartasuna con la presentación de sendos proyectos de matrimonio civil. Las cuatro propuestas son muy similares: señalan la necesidad de reconocer la realidad social de que existen nuevas formas de familia a las que, según la Constitución, hay que proteger.

La diputada Rosa Estaràs, portavoz del PP en los debates sobre leyes de parejas de hecho que ha habido en el Congreso, replica que su grupo está estudiando la regulación de estas nuevas formas de convivencia, pero tiene claro que la regulación no incluirá la adopción. También CiU, que impulsó la primera ley autonómica de parejas de hecho, se muestra en contra.

De las leyes de parejas aprobadas (Cataluña, Aragón, Navarra y Comunidad Valenciana), sólo Navarra permite la adopción por parejas homosexuales. Y es que la opinión pública está más divida ante este aspecto. De acuerdo con el sondeo de la SER, un 47% de los encuestados está a favor y un 40% en contra de que las parejas de ‘gay’ y lesbianas puedan adoptar.

A pesar de la falta de una legislación nacional que regule las parejas de gay o lesbianas o les conceda el derecho al matrimonio, este último ha sido 'el año más rosa', según Pedro Zerolo, presidente de la Federación estatal de Lesbianas y Gays (FELG). Y señala como hitos 'la salida del armario' durante el último año del teniente coronel José María Sánchez Silva y el ex ministro socialista de Educación Jerónimo Saavedra.

Pero la FELG es consciente de las escasas posibilidades de que se autorice -'o incluso de que se discuta'- durante esta legislatura su derecho al matrimonio. La lucha legislativa es sólo una faceta. 'Es casi peor la homofobia de una parte de la sociedad'. El otro frente legal es la destrucción de las fichas policiales y la rehabilitación de quienes fueron perseguidos en función de la ley de vagos y maleantes durante la dictadura franquista.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // STARS COFLHEE es un trabajo realizado por Julen Zabala Alon...