2018/07/22

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LA AMBIGUA HISTORIA DE LOCOMÍA: "NOS PROHIBIERON SER GAIS"

El Confidencial / Locomía en su formación original //

La ambigua historia de Locomía: "Nos prohibieron ser gais".

Muchos lo creían desaparecido, pero el grupo pionero del 'dance' español, con sus hombreras y sus botas de pico, se refundó en 2011.
Alfredo Pascual | El Confidencial, 2018-07-22
https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-07-22/locomia-ibiza-asesinato-xavier-font-disco_1595783/

El 5 de septiembre de 1987 tuvo lugar la madre de todas las fiestas en Ibiza. Acudieron más de 500 invitados, aterrizados de todas las partes del mundo en chárteres, para unos festejos que acabaron con el suministro de champán y cocaína de la isla.

El organizador era Freddie Mercury. Sus fiestas se habían convertido en un género para los tabloides británicos, siempre ávidos por una imagen con drogas, sexo o travestis a la que enganchar unas líneas insidiosas, y Mercury les daba los tres elementos casi todos los meses. Sin embargo, esta era distinta, maximizada: Mercury decidió tirar la casa por la ventana —pagó 20 millones de pesetas de la época— no solo porque celebraba su 41 cumpleaños, sino porque unos días antes se confirmó el peor de sus presagios: el VIH estaba avanzando y su final era solo cuestión de tiempo.

La mayoría de los eventos tuvieron lugar en el hotel Pike's, que todavía celebra cada 5 de septiembre el cumpleaños de Mercury, pero por la noche, después de liquidar 350 botellas de Moët Chandon y reventar 200 vasos contra las paredes del hotel, la fiesta se trasladó a la discoteca Ku, hoy Privilege, que por entonces presumía de ser la discoteca al aire libre más grande del mundo.

En una de las barras de Ku bailaban Xavier Font (Sant Boi de Llobregat, 1963) y quince de sus amigos. A Xavier, líder del grupo de gogós, le habían advertido que aquella noche iban Freddie Mercury y su troupe a celebrar un cumpleaños, pero la noticia le dejó frío: "Yo tenía 24 años y tampoco sabía muy bien quién era Freddie Mercury... esta es la primera vez en mi vida en la que lo admito", confiesa Font a este periódico desde La Habana, "así que nos limitamos a hacer un par de bailes a su lado, para las fotos, y, como no sabía qué regalarle, le di un par de zapatos de punta, de los que diseñaba yo". Font, apasionado de la moda desde niño, había montado una pequeña tienda en la isla y una peluquería con las que complementaba las noches del Ku.

"Al día siguiente, con toda la resaca, se presentó Freddie Mercury en la tienda", afirma el catalán, "y se llevó dos chaquetitas por valor de 2.200 dólares. Además, me dijo que le habían gustado mucho mis zapatos, que los iba a usar". Era verdad. Mercury lució los zapatos con punta en varias escenas de su vídeo 'I'm going slightly mad', aunque Font se enteró hace poco: "Lo vi por casualidad en YouTube hace poco. Si lo piensas, es increíble que un monstruo como Freddie Mercury llevase en su último videoclip un pedazo de Locomía, todo un honor".

Font había llegado a Ibiza cuatro años antes, huyendo de una Barcelona que no terminaba de entender esos diseños, barrocos y provocadores, de los que él era el singular modelo. En la isla, epicentro de la modernidad occidental a comienzos de los 80, aquellas hombreras, abanicos y zapatos de pico que paseaba por San Antonio a plena luz del día crearon sensación. Ku le echó rápido el lazo y Font fue colocando a sus amigos en la cuadrilla a medida que ganaba poder: "Vivíamos los dieciséis, todos juntos, en una masía en el campo. Éramos como una comuna 'hippie' pero sin ser 'hippies'", dice Font cómplice.

Los de la comuna se hacían llamar Locomía. Uno de ellos, el holandés Gard Passchier, fue el creador de una etiqueta que ha sobrevivido en el imaginario de los españoles tres décadas: "A Gard le preguntaron por qué llevábamos esos abanicos tan grandes y él quiso responder que era 'una locura mía', pero como no dominaba la gramática española, dijo que era una 'locomía'. A todos nos encantó el nombre", dice Font.

En 1987 Locomía se había convertido en la mayor atracción de la noche ibicenca. Su barra era la más animada, a la que más famosos iban, y sus apariciones por el paseo marítimo eran ya un clásico que vendía entradas de la discoteca como churros. Por supuesto, despertaron envidias profundas: "Una noche llegábamos todos de la discoteca y nos habían quemado la casa. Dentro teníamos el trabajo de cuatro años, los trajes con los que actuábamos, los que vendíamos... todo", explica Font. "Nunca supimos quién había sido, aunque todos sospecharemos siempre de los otros grupos que bailaban en Ku y a los que habíamos robado la atención de la gente".

Esa noche, mientras lamentaban las pérdidas, Font se subió sobre las cenizas de la casa y advirtió, a gritos, que para acabar con Locomía no era suficiente con quemar su casa; había que quemarle a él.

Locomía, el producto musical

El episodio sirvió para alimentar aún más su fama, que comenzaba a desbordar la isla: ese mismo año, un empresario japonés le ofreció al grupo 100.000 dólares por inaugurar una galería comercial. Locomía encajaba perfectamente en lo que se esperaba del 'New Spain', un concepto de desinhibición y glamour creado en torno a Almodóvar que estaba arrasando en Japón.

Una noche de ese verano, casi por casualidad, el productor musical José Luis Gil (Madrid, 1950), conocido por llevar a Raffaella Carrá, a Perales o a Miguel Bosé, estaba tomando una copa en Ku y tuvo una aparición mariana. Así lo recuerda en sus memorias: "De repente comenzaron a aparecer de las sombras unos personajes ataviados con ropajes sorprendentes y zapatos de estilo renacentista, de manera cadenciosa y sugerente, como si se tratase de los celebrantes de una danza sufí, que me hipnotizó a mí y a los que me rodeaban. Según se sabían admirados, la aceleración rítmica de los movimientos y los requiebros fue en aumento. Poco a poco, todo el mundo que estaba bailando se paró y empezó a arremolinarse en un enorme corro para admirar a esos jóvenes juglares que con profusión de brocados, terciopelos y grandes hombreras, que daban un aspecto cubista a las proporciones de los cuerpos completamente fuera de época y estación, estaban dejando boquiabiertos a los más modernos del mundo".

Aquella noche Gil durmió poco y, a la mañana siguiente, ya estaba en la peluquería de Locomía lanzándoles propuestas. "Tenéis una imagen muy fuerte y un estilo provocativo. Si supierais cantar, se podría estudiar lanzaros como grupo musical". Ninguno sabía cantar y el productor no quería a los quince, sino que seleccionó a cuatro, "descartando a los bajitos y a los feos, menos a mí, que soy feo pero creé el grupo", según Font, para llevárselos a Madrid y grabar un single. Los elegidos fueron Xavier Font, su hermano Luis, Carlos Armas y Manolo Arjona, lo que a la postre se recordaría como el Locomía original.

Pocos lo saben, pero en Locomía hubo un quinto elemento, una mujer. Se trata de Lurdes Iríbar, una vasca que tuvo un flechazo artístico con Xavier Font en 1983: "Nos conocimos en una discoteca en Lérida, varios años antes de que se formase Locomía. Íbamos los dos con estilismos casi iguales, incluso con nuestro maletín para cambiarnos, y nos dimos cuenta de que aquello no podía ser normal" explica a este periódico. El estilismo, que después asociaríamos para siempre con Locomía, era una combinación psicodélica del 'glam' de Bowie con la moda más en boga de la Florencia del siglo XII. "Yo nunca había coincidido en forma de vestir con nadie, así que nos hicimos amigos", relata Iríbar.

En la masía de Ibiza, Lurdes hacía de madre del grupo. Además de diseñar y coser el vestuario de Locomía junto a Font, era la que cocinaba y se ocupaba de las tareas del hogar. No obstante, en las fiestas no daba un paso atrás: "¿Que si había droga? Había droga, sexo y todo lo que te puedas imaginar. Piensa que no solo éramos un grupo de gente joven pasando el verano en Ibiza, sino que éramos un grupo de jóvenes que trabajaban en la noche", afirma Lurdes. "Pero más que un grupo de fiesteros, éramos una familia", coinciden Font e Iríbar sin escucharse.

Los cinco de Madrid dejaron a los otros once en Ibiza, que tuvieron que regresar a sus localidades de origen. La tienda y la peluquería estaban de capa caída y la relación con Ku terminó de malas maneras. Así que Gil metió a los elegidos en un piso en Majadahonda y los puso a bailar por las noches en Joy Eslava mientras producía su primer tema. Mientras, consiguió colar al grupo como animadores en televisión, concretamente en actuaciones de Pet Shop Boys y Duran Duran, dos de los grupos más famosos del momento, ambos relacionados con la cultura gay.

No parecer gais

Después, a partir de 1988, Gil no volvería a programar actuaciones que relacionasen al grupo con la homosexualidad. "La ambigüedad es comercial; lo definido, sea lo que fuere, limita y reduce el público", repetía machaconamente a los componentes del grupo, que se vieron obligados a esconder sus preferencias sexuales. "A mí me preguntaba un periodista que si tenía novia y yo le decía que sí, que tenía un novio guapísimo", dice Xavier, "y de golpe tuvimos que dejar de expresarnos con libertad, que escondernos, ser ambiguos todo el tiempo. Nos prohibió ser gais, igual que hizo con Miguel Bosé, al que Gil decía que 'Don Diablo' no era comercial". A Lurdes nada de aquello le parecía creíble: "Era una tontería ocultarlo, era muy obvio cuando íbamos con los abanicos por la calle que eran todos gais, pero Gil se lo tomó muy en serio, era una persona autoritaria".

Al tiempo que los chicos fingían heterosexualidad y recibían clases de canto con el 'crooner' francés Robert Jeantal, Gil producía los primeros temas de Locomía en la casa del productor Pedro Vidal, mezclando en el salón y grabando las voces en el baño. De ahí nacieron 'Locomía', 'Rumba, samba, tango' y 'Taiyo', la santísima trinidad de los 'locomaníacos'. Gil presume en sus memorias, además, de haber sido pionero incorporando letra al 'dance' español aunque, como se puede comprobar [...], estas se parezcan más a lo que hoy conocemos como una nube de etiquetas.

"Disco Ibiza Locomía,
Moda Ibiza Locomía,
Loco Ibiza Locomía,
Sexo Ibiza Locomía,
Mar Ibiza Locomía,
Sol Ibiza Locomía,
Marcha Ibiza Locomía,
Crazy Ibiza Locomía".


Los singles arrasaron en las discotecas durante la primavera de 1989, saltaron a las radios y en apenas un mes llegaron a las tiendas de discos. Locomía acababa de despegar, pero Xavier Font, el padre del concepto, decidió dar un paso a un lado. "Gil era uno de los mejores managers de España, de eso no cabe duda, pero a mí me quitó la ilusión. Perdí mi derecho a comportarme como lo que soy, una persona gay, dejé de poder llevar mis trajes por la calle, porque me paraban constantemente... y tampoco pude refugiarme en la creación de nuevos diseños, porque Gil nos impuso ir cada uno de un color y con el mismo traje todo un año", lamenta.

"En realidad a Xavier nunca le gustaron demasiado los escenarios, él prefería los estilismos, como yo", apunta Lurdes. Antes del lanzamiento de su primer disco, 'Taiyo', que salió en septiembre de 1989, el líder de Locomía dejó de viajar con el grupo para centrarse en el lanzamiento de 'Santuario Locomía', una boutique-coctelería situada en la Avenida de América de Madrid, cerca de Torres Blancas. La idea era poder probarse la ropa del grupo mientras un mojito te animaba a dar el paso de comprar. Fracasó. "Montar esa tienda fue cosa de Xavier, una decisión muy sabia", escribe irónicamente Gil.

"Empezamos a estar en todas las televisiones, en las radios, en las discotecas... aquello fue tremendo. Éramos todos jovencísimos y nos cayó encima una avalancha de fama y dinero", recuerda Iríbar, "fue muy importante la labor de José Luis (Gil), que ejercía de padre, no nos dejaba hacer muchas cosas... entre ellas la droga y salir por determinados lugares". "Y no era fácil resistirse, que en aquella época, en mitad de Joy Eslava, la gente te ponía rayas en la barra", remacha la vasca. Entraba tanto dinero que el mánager, según indican fuentes del sector, comenzó a dejarse ver por Madrid a bordo de un Mercedes blanco descapotable y un suntuoso abrigo de pieles.

'Big in America'
Pero donde Locomía fue realmente grande fue en Latinoamérica, especialmente en Argentina, México, Perú, Colombia y Chile. Lurdes acompañó al grupo en una gira por Argentina de la que no tiene buen recuerdo: "Lo pasé mal. La gente nos esperaba en el aeropuerto, en la puerta del hotel, nos seguía en sus coches... y todos los teatros y salas donde actuábamos estaban abarrotados, era una locura", recuerda. "Mi problema es que eran casi todo chicas jóvenes y, en cuanto yo salía al escenario, me insultaban y me amenazaban, se creían que era la novia de alguno", dice divertida, "y no me extraña, porque eran todos tíos altos y guapos, pero claramente gais".

La imagen de Lurdes a comienzos de los 80 recuerda a la de Madonna a mediados de la década, algo que la sacaba de quicio: "Me confundían todo el tiempo con ella... de hecho en Japón llegué a firmar a gente como ella, no paraban", dice. "Pero es que yo no le copié el estilismo, yo siempre he ido así, es ella la que en ocasiones se ha vestido muy parecido a mí. Yo no digo que se fijase, pero eran muchas coincidencias". Al otro lado del planeta, Font defiende la misma versión: "Nos pasó en varias ocasiones ver que Madonna se vestía como la Lurdes", afirma. "Madonna celebraba sus cumpleaños en Ibiza y no es raro que alguna vez nos haya visto, aunque suene a leyenda urbana".

Era 1991, el grupo había sacado su segundo LP, 'Locovox', y seguían llenando estadios y plazas de toros en México y Argentina, mientras que en España se limitaban al circuito de pueblos, no siempre bien acogidos. "En algunos sitios, como en Zamora, tuvimos algún incidente de mal gusto con los machitos de la fiesta", narra Gil en su libro. En América, además, tenían todas las horas de televisión que querían. Sus fans, entregadísimas, cantaban incluso extravagancias como 'Gorbachov', un tema dedicado al exlíder soviético que seguían interpretando incluso después de la caída del Muro de Berlín. ¿Es este un guiño de Locomía al comunismo 'light'? "No. Locomía es y será ateo y apolítico. Es solo música de baile", confirma Font.

"Gorbachov es Perestroika,
Gorbachov es desarmar,
Gorvachov es convincente,
sabe mandar.

Gorbachov es dulce 'raisa',
Gorbachov es confiar.
Gorbachov es una estrella, superstar".


Gil contra Font
A finales de 1991 Locomía se trasladó a Miami para preparar el asalto a Estados Unidos. Fue el comienzo del fin. Después de que cerrase 'Santuario Locomía', con Gil y Font culpándose del fracaso, el catalán regresó al frente del grupo para asegurar la expansión, pero también porque no se fiaba del mánager. Era un sentimiento mutuo: en sus memorias, Gil sostiene que "siempre dudé de la capacidad cerebral de Xavier, pero al menos amaba el producto", para poco después referirse al fundador de Locomía como "un loco y un tonto codicioso".

La situación saltó por los aires en 1992, cuando Xavier descubrió que Gil había cobrado un adelanto de 600.000 dólares por el disco que iban a grabar. Se enteró por Julio Sabala, famoso en España por imitar a Michael Jackson y Julio Iglesias: "No nos había dicho nada porque no lo quería repartir, me tuve que enterar por Sabala, que había cobrado lo mismo", dice Font. La separación fue traumática porque ambas partes se necesitaban: mientras la marca Locomía era propiedad de Font, quien tan solo se la había cedido cinco años a Gil, al productor le pertenecían las canciones, pero solo le quedaban dos años para seguir explotándolas antes de que caducase la cesión.

Font sostiene que, después de despedirle, descubrió que Gil le había "chuleado muchos millones": "Lo ha hecho con Perales, con Mari Trini... con todos los que ha representando. Es una de las peores personas que conozco, y desde luego la que más daño a hecho a Locomía". Durante seis meses, en 1993, coexistieron dos formaciones de Locomía: la original, que no podía interpretar sus canciones, y una nueva recreada por Gil, que no cayó bien entre las fans, a las que no se ofreció explicación alguna. Más allá, Font se aseguró de que todos supiesen que aquellos no eran realmente Locomía y Gil, de que ningún empresario de Latinoamérica contratase a la anterior formación bajo amenaza de demanda. En el cénit de su éxito y con solo tres años de recorrido, Locomía se partió en dos para devorarse a sí mismo.

Font y Gil nunca volvieron a cruzarse la palabra fuera de los tribunales. Desde que el catalán recuperase los derechos sobre la marca, su relación se ha limitado a encontrar formas para explotar su legado sin que el otro se entere. "Nos encanta darnos por el culo con la publicidad. Él cobra los anuncios en los que se usan las canciones y yo en los que se explota nuestra imagen y marca. El último que he hecho es el de Sprint, la empresa telefónica, cambiando la canción lo suficiente para que no vea un duro", dice Font.

La mano negra
Después de abandonar Locomía, Gil empezó a trabajar con una joven 'grouppie' de Locomía: Mónica Naranjo. "Mónica grabó con nosotros, pasaba mucho tiempo en el estudio y claramente tomó nuestras influencias. No hay más que verla en su primera época, lucía una estética arrogante como la nuestra y desde luego nuestra misma ambigüedad sexual", afirma Font, que ve la mano negra del mánager en distintos episodios posteriores a su separación.

El más importante sucedió en 2009, cuando Font fue condenado a tres años de cárcel en la que se llamó operación Abanico por vender 'popper', una sustancia recurrente en la comunidad gay, así como pastillas de éxtasis y viagras falsificadas por internet. "Eran de uso personal, para mí y mis amigos. No entiendo que tuviese que pasar unos meses en prisión por unas cantidades tan pequeñas... ¿sabes cuándo sucedió todo esto? Cuando estábamos relanzando Locomía", dice Font desde La Habana, donde puso tierra de por medio tras recuperar la libertad.

Nadie en la industria parece saber dónde se encuentra José Luis Gil. Harto de su evolución, en 2004 publicó un ajuste de cuentas al sector, firmado como "JL Green Snake", se hizo santero y se instaló en Brasil. Lo último que sabemos de él es que en 2008 era mánager de Estéfano, del popular dueto 'Donato y Estéfano', cuando uno de sus empleados disparó al cantante dos tiros, uno en el pecho y otro en la cabeza, aunque no fue capaz de matarlo. Según la investigación de la Policía de Miami, Estéfano descubrió al salir del hospital que Gil había transferido 2,4 millones de dólares de sus cuentas a la iglesia santera a la que pertenecía el español. Con Estéfano en el hospital, Gil transfirió otros 3.000 dólares a la mujer del hombre que le disparó.

"Te voy a confesar una cosa", dice Font, "de todas las formaciones que hemos probado, ninguna me ha producido sensaciones parecidas a cuando estábamos en la Ku, y eso que en muchas de ellas ha estado Manolo Arjona, que es más importante en Locomía que yo". "Pero el año pasado estuve viendo una actuación de los nuevos Locomía y, por primera vez desde los 80, sentí la magia, sentí que esta formación era capaz de llegarle a la gente". Por eso Font tiene dudas: "Y ahora que estábamos remontando el vuelo otra vez, mueren dos de los miembros del grupo, ambos con 46 años, en el mismo mes y por causas muy extrañas... es como si Locomía tuviese una maldición para que nunca se recupere".

A sus 55 años, el catalán no se rinde y planea regresar el año que viene a España para relanzar el grupo de una vez por todas: "Digo hoy lo mismo que dije hace treinta años en Ibiza: si quieren matar a Locomía, tendrán que matarme a mí", zanja Xavier.

2018/07/19

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 'ELOY DE LA IGLESIA. OSCURO OBJETO DE DESEO', LA VIGENCIA DE UN CINEASTA

‘Eloy de la Iglesia. Oscuro objeto de deseo’, la vigencia de un cineasta.
Una exposición en San Sebastián reúne fotografías de todas sus películas y sus colaboraciones para el teatro y la televisión.
EFE | El País, 2018-07-19
https://elpais.com/ccaa/2018/07/19/paisvasco/1532007637_068376.html 

Eloy de la Iglesia fue un cineasta singular, cronista de mundos oscuros y marginales, y autor de una obra no siempre reconocida cuya vigencia se reivindica ahora en una exposición en San Sebastián, que reúne fotografías de todas sus películas y sus colaboraciones para el teatro y la televisión.

Con el título ‘Eloy de la Iglesia. Oscuro objeto de deseo’, la sala Kutxa Artegunea del centro de cultura contemporánea Tabakalera mostrará desde mañana y hasta el 4 de noviembre 150 imágenes, la mayoría inéditas, de los 22 filmes que rodó el director guipuzcoano nacido en Zarautz en 1944, desde ‘Fantasía...3’, de 1966, hasta Los novios búlgaros, que realizó en 2003, tres años antes de su muerte.

Hay también fotografías de su primer trabajo para el programa de televisión ‘Nuestro amigo el libro’, de 1964 y 1965; de la adaptación del ‘Calígula’ de Albert Camus que ‘Estudio 1’ emitió en 2001, y del único trabajo que llevó a cabo para el teatro, una versión de ‘El Mago de Oz’ de 1965 protagonizada por Silvia Tortosa. E igualmente se puede ver lo que no llegó a rodar, en este caso el guion de ‘Galopa y corta el viento’, de 1981, una historia de amor entre un etarra y un guardia civil, el mito de Romeo y Julieta llevado casi a lo imposible.

No era la primera vez que De la Iglesia, homosexual, se acercaba a la temática gay. Fue el primero en hacerlo con ‘Los placeres ocultos’, de 1977, que se proyectó en salas especiales, y repitió con ‘El diputado’ en 1978, el mismo año en que firmó otro polémico filme, ‘El sacerdote’, sobre un religioso, Simón Andreu, que se enfrentaba a sus dudas de fe.

"’El sacerdote’ levantó bastante polvareda. Fue una película muy criticada, que tuvo muchos detractores", ha explicado en la presentación el fotógrafo Pedro Usabiaga, comisario de la muestra, quien ha recordado además los problemas del cineasta con la censura, que llegó a "masacar" algunos de sus primeros trabajos, lo que también hizo "la prensa de la época".

A ‘Juego de amor prohibido’, de 1975, hecha "a la medida" de Amparo Muñoz y Patxi Andión, "la pareja del momento", la censura le dio nada menos que 62 cortes. Tres años antes había impedido el estreno de ‘La semana del asesino’, que "se solapó" con ‘Nadie oyó gritar’ en 1973, más que inspirada en ‘La naranja mecánica’ de Kubrick.

La corrupción política, el aborto, las relaciones sexuales insatisfechas, las familiares fueron asimismo tratados por este controvertido realizador, que militó en el Partido Comunista y que en los años 80 se metió "de lleno" en el llamado "cine quinqui", a partir del éxito de ‘Navajeros’, en la que trabajó por primera vez con José Luis Manzano, un chico de la calle con el que volvió a colaborar en otros cuatro filmes.

De la Iglesia cayó en el mundo de la droga y, tras ‘La estanquera de Vallecas’, desapareció durante una década, hasta que el Festival de Cine de San Sebastián le rindió un homenaje en 1996, lo que le dio "energía suficiente" para volver tras la cámara, ha señalado Usabiaga.

Fue un hombre querido y también odiado, olvidado y recuperado, un narrador de una época de claroscuros, que en la España actual de "lo políticamente correcto", Usabiaga cree que no habría podido rodar ni la mitad de su filmografía. "Mi cine siempre va a contracorriente, se dijo que era oportunista, tosco y panfletario y, sin embargo, yo pienso que eran películas inoportunas", aseguró en su día el realizador, palabras recogidas para acompañar la exposición.

‘Eloy de la Iglesia. Oscuro objeto de deseo’ se completa con obras creadas para la muestra por los artistas Baptiste Pauthe, Itziar Orbegozo y Tamara García, Quentin Valois y Jorge Fuembuena. Una mesa redonda y la proyección de ‘El Pico’ abrirán mañana las actividades paralelas a la exposición sobre este director que "hoy es referente y modelo para jóvenes cineasta", según ha dicho Ane Abalde, directora de la sala Kutxa Artegunea, en esta presentación a la que también ha asistido el director general de Kutxa Fundazioa, Ander Aizpurua.

2018/07/04

TESIS | López Claver, Pau | El rosa en la senyera. El movimiento gay, lesbiano y trans valenciano en su perigeo (1976-1997)

López Clavel, Pau (2018). El rosa en la senyera. El movimiento gay, lesbiano y trans valenciano en su perigeo (1976-1997). Tesis Universitat de València, Programa de Doctorat en Estudis de Genère i Politiques d’Igualtat. Institut Universitari d'Estudis de la Dona. Fecha defensa: 2018-06-29. Bajo la dirección de Ana María Aguado Higón.

Ed. digital: Open Access | RODERIC – UV [Universitat de València] | 2018-07-04
http://hdl.handle.net/10550/66905

Esta Tesis Doctoral trata sobre la historia del movimiento gay, lesbiano y trans en la Comunidad Autónoma Valenciana entre 1976 y 1997, desde la perspectiva de la relación entre los discursos y prácticas de acción política promovidas desde el asociacionismo. Mi propuesta es abordar la historia del surgimiento de las identidades colectivas gay, lesbiana y trans desde su pluralidad y complejidad, a partir de sus mitos, verdades y recuerdos polifónicos, diversos, inestables y yuxtapuestos durante el período del que disponemos de un mayor desconocimiento, y previo tanto a la consolidación del movimiento por los nuevos derechos como de la reacción queer en el Estado español. Mi objetivo fundamental es arrojar luz sobre este período, a día de hoy todavía no abordado por la historiografía, para encontrar elementos que permitan construir puentes entre diferentes opciones ideológicas dentro del actual movimiento LGTBI+ e interrogarnos sobre nuestro presente y el futuro. Por otro lado, pretendo proponer este estudio pormenorizado sobre el movimiento gay, lesbiano y trans de forma autónoma y local, como una forma de complejizar y desestabilizar algunas de las principales compartimentalizaciones, generalizaciones y esencias extraídas y aplicadas a determinados períodos cronológicos y opciones políticas por la historiografía existente a nivel estatal. Para ello, prestaré atención a diversas manifestaciones públicas donde poder bucear en estos aspectos de las principales asociaciones del País Valenciano entre 1976 y 1997, a partir tanto de la documentación disponible como a través de metodología con fuentes orales: el Front d’Alliberament Homosexual del País Valencià (1976-1978), el Moviment d’Alliberament Sexual del País Valencià (1978-1980), el Moviment d’Alliberament Gai del País Valencià (1980-1984), el Col·lectiu de Feministes Lesbianes de València (1985-1991), el Col·lectiu Lambda de València (desde 1986), el Colectivo de Gays y Lesbianas de Alicante (1993-1998), Amigos de Benidorm (desde 1993) el Col·lectiu de Lesbianes La Lluna de Castelló (desde 1993), Gais Lliures del País Valencià (1995), Transexualia-Valencia (desde 1994), Herakles-Assemblea Gai de València (desde 1996), el Col·lectiu Granota (desde 1997) y, de forma tangencial, el grupo Ploma-2 (1980-1998) y el espacio radiofónico La Pinteta Rebel (1984-1994).

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | MANOLITA CHEN: "¿QUÉ TIENEN QUE VER LOS GENITALES CON EL CORAZÓN Y EL SENTIMIENTO?"

ctxt / Manolita Chen //

"¿Qué tienen que ver los genitales con el corazón y el sentimiento?"

Un repaso a la vida de Manolita Chen, que nació como Manuel Saborido, y que sufrió la represión durante el franquismo. Luego triunfó como 'vedette' y como empresaria. La historia de una lucha constante
Francisco Romero | ctxt, 2018-07-04 
https://ctxt.es/es/20180704/Politica/20576/Manolita-Chen-trans-franquismo-represion-entrevista-arcos-Francisco-Romero.htm
Publicado también en: La Voz del Sur, 2019-06-06
https://www.lavozdelsur.es/ediciones/provincia-cadiz/que-tienen-que-ver-los-genitales-con-el-corazon-y-el-sentimiento_58958_102.html

No hay timbre. Hay que llamar a la puerta, metálica, con rejas y cortinas de colores. Después de unos instantes se abre y aparece ella, Manolita Chen, con un pañuelo rojo como única nota de color de una vestimenta en la que predomina el negro, incluido el de los tacones de aguja que luce a pesar de sus 75 años. “Moriré con las botas puestas”, avisa. “Mientras Dios me dé fuerzas”, apostilla, mostrando sus creencias. En su vivienda salta a la vista. “¿Dónde queréis hacer la entrevista, en el salón o en el despacho?”, pregunta. El despacho tiene una mesa barroca, con varios documentos encima y un crucifijo. La estancia, de paredes color verde, tiene varios espejos, un cuadro del siglo XVIII, y otras referencias religiosas. El salón es de color pastel, tiene un sofá y dos sillones palaciegos, además de una talla de la Virgen de la Estrella de más de metro y medio, que preside la estancia, que también está cargada de cuadros y una mesa baja de cristal, donde hay un centro floral. Éste último es el lugar elegido para la charla.

Su pasión por las antigüedades es evidente. Y las distribuye por las diferentes viviendas que tiene en su localidad natal, Arcos de la Frontera. “La Virgen de la Estrella es de Miguel Ángel Caballero, un buen escultor, profesor de Bellas Artes en Sevilla”, explica. También cuenta con obras de la reconocida escultora Luisa Ignacia Roldán, La Roldana, además de “colecciones de relojes alfonsinos”, enumera. “He hecho una capilla privada pero está abierta al público”, dice, donde hay una Virgen del Rosario del imaginero sevillano Luis Álvarez. “A la ‘Duquesa Roja’ —Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia— le compré el dormitorio entero antes de morirse”, reseña. Un patrimonio artístico del que se siente orgullosa y que quiere legar a la localidad arcense, aunque se queja de que el Ayuntamiento no explota los museos que le ha cedido. “Dicen que no tienen dinero, no están por la cultura…”, comenta, antes de empezar a ahondar en una vida, la suya, que no ha sido nada fácil.

La cuchara marcada con una cruz
Nacer en un cuerpo equivocado en pleno franquismo le hizo tener una infancia durísima. Su misma familia la rechazaba. Hasta tenían marcada su cuchara con una cruz para que nadie más la utilizara. “Imagínate vivir con eso”. Es imposible de imaginar. Hay que experimentarlo para saber lo que se siente al sentir coartada una libertad que fue ganando con el paso de los años. Su primera paliza por mostrarse como era se la llevó con apenas cuatro años, cuando todavía era Manuel Saborido Muñoz. Entonces, le pidió a su madre una cocina de juguete. “Eso no se lo piden los niños. Pide un caballo, una pelota de fútbol... ¿no te da vergüenza?”, le contestó María, su madre, que la vio coser otro día y le pegó con la alpargata hasta que se cansó. Sus hermanos —eran once— la fueron aceptando, aunque algunos más que otros.

Uno, del que no quiere dar su nombre, le escribió un día una carta que aún guarda, dentro de una caja con otros papeles amarillentos, fruto del paso del tiempo. “Si se te fue tu madre créeme que lo siento, a mí también se me fue la mía, todavía no se me caen del pensamiento muchas cosas tristes que pasaron en mi vida (...) cada vez que manoseo algo que me asquea me lavo las manos con jabón y me las enjuago con alcohol”. Tenía 15 años cuando la recibió. Ni su propio hermano quería tocar sus pertenencias por riesgo a “contagiarse”. “¿Qué culpa tengo de haber nacido en un cuerpo equivocado? ¿Qué tienen que ver los genitales con el corazón y el sentimiento?”, se pregunta ella misma.

Manolita Chen nunca se sintió hombre. Y no lo escondió. De hecho, no podía. “Se notaba mucho mi feminidad”, dice. Algo que, durante la dictadura, le ocasionó problemas. De pequeña apenas tuvo amigos. Los padres de otros niños de Arcos no querían que sus hijos se relacionaran con ella, cuando todavía era Manuel. Pasaba las tardes sola en su casa. Una de las pocas amigas que tuvo, La Peruchita, quedaba con ella en una plaza del pueblo, donde llegaban por calles distintas, para evitar miradas indiscretas o encontrarse con algún agente municipal.

O con un grupo de cafres. “Los chavales nos apedreaban y nos escupían”, recuerda dolida. Y rememora un episodio que vivió su amiga: “Un chico la conquistó y quedó con ella en el Cerro, donde la tiró a un pitacá, donde salen los higos chumbos, y entre otra niña y yo estuvimos toda la tarde quitándole espinas con unas pinzas”.

La taberna de María 'la viuda'
Luego le tocó hacerse cargo de la taberna que regentaba su madre, conocida como la de María ‘la Viuda’, por motivos evidentes. “Éramos once hermanos y cuando uno se iba a la mili, el que venía detrás se quedaba en la taberna”, explica Manolita. Ella fue la última de la familia a la que se le encargó esta tarea, y cambió el negocio. “Como revolucionaria, y muy adelantada a mi tiempo, forré las paredes del bar con tela de sacos, puse macetas... quedó precioso”, relata. Las cartas y el dominó a los que acostumbraba jugar la clientela desaparecieron de un plumazo. “Aquí se acabó recoger tantos gargajos de gente mayor”, le dijo a su madre.

“El que venga que se tome una copa de vino y una buena tapa”, sentenció. Y María la tabernera vaticinó que irían a la ruina. Pero se equivocó. La clientela aumentó y el local se quedó pequeño. “La gente hacía cola en la puerta”, dice Manolita. Pero el negocio murió de éxito. Un día llegó una carta, firmada por el alcalde, dándole 48 horas de plazo para que abandonara la taberna. No podía volver a servir sus tapas que tan famosa la habían hecho y que venían a buscar vecinos de localidades de toda la Sierra de Cádiz.

Quiso continuar preparándole a su madre la comida por las noches para que ella la sirviera durante el día. Pero la gente no entraba, “preguntaban por mí”, dice Manolita. La taberna se traspasó y su madre lo sintió como un mazazo. “Duró poco tiempo”, dice derramando algunas lágrimas. Poco después decidió que era el momento de abandonar Arcos. Ya lo hizo antes, en una escapada en la que recaló en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), donde empezó como albañil y terminó de limpiadora en las casas que se iban construyendo. “Las dejaba como una patena, como un quirófano”, señala.

Después de esa experiencia volvió a casa, y también volvieron las palizas. También recaló en Francia. De allí volvió con experiencia como ‘vedette’ y 110.000 pesetas bajo el brazo. “Mi madre las vio y llamó a la Guardia Civil, creía que las había robado”. Con ese dinero compró colchones nuevos —“estábamos durmiendo en paja”—, una nevera, una lavadora, un tresillo de mimbre... “y sobraba mucho, eso apenas fueron 4.000 pesetas”. El resto se lo dejó a su madre y se volvió a ir.

Hizo las maletas y recaló en Barcelona, donde podía moverse con menos miedo. Limpiaba la cocina de un restaurante y mejillones en otro por las tardes, hasta que le llegó su oportunidad. “Empecé a buscarme la vida con las mariquitas a ver dónde me podía colocar para cantar”, recuerda. El concurso que organizaba una sala de fiestas le cambió la vida. Se compró un traje morado, una boa y varios abalorios. Cantó ‘La morena de mi copla’ y ganó. Así empezó. Luego la contrató el transformista Paco España, con quien recorrió todo el país con espectáculos como ‘Una vez al año no hace daño’. Después trabajó con Juanito Navarro. “Bibi Andersen iba de primera figura y yo de segunda”, dice orgullosa.

Y llegó el momento en el que decidió montar su propia compañía, llamada como ella. “Subí mucho... tanto que la otra Manolita Chen me denunció”, agrega. Acabaron en un juzgado de Sevilla para intentar dirimir quién era la verdadera Manolita Chen. “Te has aprovechado de mi nombre”, le decía la Manolita original. “El juez nos preguntó si alguna de las dos teníamos el nombre registrado y dijimos que no, por lo que tenían que ponerse de acuerdo los abogados, pero ella se murió sin conformidad”, relata la artista de Arcos. Su apodo no lo eligió ella, sino Miguel Castro, un pintor de su localidad natal que empezó a llamarla así. Por ‘Bella Helen’ o Juan de Ronda también ha sido conocida, éste último apodo “cuando era hombre...”, dice, y ella misma se echa a reír, “yo nunca he sido un hombre, pero bueno”.

Las noches en la 'casilla'
De pequeño, cuando aún era Manuel, su madre le buscó novia. Le compró un reloj dorado a María Antonia, la hija de una vecina, y la convenció para que salieran juntos. Eso evitó que Manolita acabara en la cárcel o en un “campo de concentración de mariquitas”, como lo llama ella, donde fueron a parar muchas de sus amigas. Aunque no se libró de pasar varias noches en la casilla, la cárcel que se encontraba donde ahora está el Parador de Arcos. O en el cementerio. “Me dejaban dormir donde hacían las autopsias, ahí me tenía que acostar”, dice.

La persecución era tal que el jefe de la guardia municipal estuvo durante siete meses yendo diariamente a su casa para pasarle un trapo húmedo por la cara y comprobar que no tenía maquillaje. “Pero se iba y me ponía un poquito de color, mojaba flores rojas que tenía mi madre y me ponía coloretes, siempre me ha encantado la pintura”. Una noche la llevaron al ayuntamiento de madrugada, donde le hicieron tomar aceite de ricino y la pelaron al cero. “Llegué a mi casa vomitando. Tú eres un maricón es lo más bonito que te decían”, rememora. “La gente se reía de mí, me cogían el culo. Era la cáscara amarga, el de la pared de enfrente... se cachondeaban de los mariquitas”.

Y llegó la mili. Le tocó en Cerro Muriano (Córdoba). No pasó las pruebas físicas y, después de partirse algunas costillas tras ser empujada por dos soldados para que saltara un potro, estuvo ingresada y a su vuelta acabó en la cocina, donde terminó de jefa. Tan contentos estaban con ella que intentaron que, una vez juró bandera, se quedara. Hasta le dieron un diploma. “No sé por qué sería, si por limpia o qué”. Durante la mili hizo hasta de sastra. “Si se probaban los pantalones delante mía les quitaba cinco pesetas del precio... ahí aprovechaba yo para palpar”, apunta entre risas. Entre el sueldo que cobraba por cocinar y lo que “mangueaba”, como ella misma dice, se puede decir que pasó una mili “buena”. “En vez de mandarme paquetes de comida mi madre a mí, se los mandaba yo a ella”.

Manolita también vivió en Madrid. Allí se le aplicó la Ley de Vagos y Maleantes cuando una tarde, estando en un cine de ambiente, “donde todos estaban tocándose y liados entre sí, haciéndose pajas...”, señala, entraron los grises y se la llevaron esposada. “En comisaría me dieron dos patadas en el estómago”. “¿No te da vergüenza, maricón?”, le espetaron los agentes. Acabó arrestada y le pidieron 3.000 pesetas para evitar la cárcel. Las consiguió gracias al jefe de cocina del restaurante donde trabajaba. “Desde entonces iba por la calle y venían dos policías secreta a preguntarme dónde iba”, señala.

El primer amor... y los siguientes

Su primer amor fue un vecino de su misma calle de Arcos. Tenía once años. “Lloraba sola porque él no me quería”, dice. “Pero fíjate cómo era la cosa, que él quería estar conmigo, y yo aprovechaba que su padre trabajaba en el alambique, donde se hacía el aguardiente, y allí me citaba de cuatro a cinco y media, cuando estaba solo”. Ahí se estuvieron viendo durante una temporada. Fuera de la localidad, además del amor, conoció el sexo. “Cuando me iba con un hombre lo primero que me preguntaba era: ¿Y tu coño?". "Todavía no tengo coño, tengo una cosa como la tuya”, les decía ella. “Pues no te acerques a mí”, le respondían.

“Querían que les diera placer pero que no me acercara. Entonces te tenías que poner así con la mano larga para tocarles y hacerles una gallarda, que la llamábamos. Ni un beso, ni un abrazo de amor, ni un poco de cariño... nada”. “Querían placer, y si había algo oral se volvían locos, pero no querían estar más contigo”, relata.

La primera vez que se casó fue por el “rito transexual”, con 20 años. Después tuvo un matrimonio que le duró 28 años. Y lo que le faltaba en su vida: los hijos. Fue en la Venta Los Tres Caminos, uno de los exitosos negocios que regentó, donde el entonces presidente de Diputación de Cádiz, Alfonso Perales, conoció las ganas que tenía Manolita de ser madre. Él fue quien le habló de María, quien a la postre sería su primera hija adoptada —después llegaron otros tres—, una pequeña con síndrome de Down a la que habían abandonado sus padres nada más nacer y que estaban cuidando unas monjas. Le daban seis meses de vida, pero eso a ella no le importó.

Se presentó en Cádiz, donde la citaron, y una monja le pidió el DNI, donde aun rezaba como Manuel Saborido Muñoz. Simuló haber olvidado el documento para que no se percataran de ello. Hasta que lo vieron. Y empezó a llorar. “Usted llora porque aquí pone Manuel, pero eso no tiene importancia ninguna, es un puntito lo que hay que cambiar”, le dijeron. “Si lloraba antes, después de eso me puse a llorar más, de alegría, y me abracé a la monja porque es lo más bonito que me pudo pasar, por la fuerza que me dio”. Fue su mayor alegría. Hace 38 años de aquello [1980] y María, ahora, recibe cuidados en un centro de Puerto Real. Alfonso y José, ambos paralíticos cerebrales, fallecieron, uno hace 18 años y el otro, hace apenas unos meses.

El cuarto en discordia está en un centro de Sevilla. “Es paralítico cerebral y ciego, sus padres le arrancaron los ojos porque no sabían lo que tenía”, dice Manolita con pena. “He acogido siempre a quienes más cuidados y cariño necesitaban”, comenta. Para ello aprendió a poner sondas, a darles de comer o a extraerles las balsas, en una residencia de Jerez. “Tenía mucho amor que dar y era feliz pasando noches con ellos, cuidándolos”. Después enfermó ella. Tiene dos operaciones de corazón, también de fémur y de cadera, y padece un cáncer. Pero sigue pasando con ellos las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano.

La 'misión'
Manolita Chen ingresó en la prisión de Puerto II en 2004, cuando su exmarido, que traficaba con droga, la “delató” y le registraron su vivienda, donde encontraron estupefacientes. Ella, sin embargo, recuerda con cariño esa etapa de su vida. “Fue una misión que Dios me mandó”, señala. En la cárcel la hicieron jefa de biblioteca, pero quería ayudar a reclusos con dificultades. Allí vestía, lavaba y daba la medicación a enfermos. “Muchos se me murieron en mis brazos”, dice. Ella misma los amortajaba. Nueve meses estuvo en Puerto II, donde querían que se quedara para continuar con su labor solidaria. Pero regresó, una vez más, a Arcos, una localidad donde tiene una calle que ella misma renombró. “Hubo una época en la que a todo el mundo le ponían una calle... ¿y yo no iba a tener? Pues me la puse yo”, dice con gracia, relatando cómo mandó a un albañil que colocara el azulejo con su nombre en una vía del Barrio Bajo. Desde luego la merece.

2018/07/02

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LOS PIONEROS DEL MATRIMONIO GAY EN ESPAÑA

Los pioneros del matrimonio gay en España.
Dos décadas antes de la aprobación de las uniones homosexuales, dos hombres de Vic (Barcelona) solicitaron casarse y su reivindicación recorrió periódicos y televisiones. Así lo recuerda uno de ellos.
José Luis Aranda / Gianluca Battista | El País, 2018-07-02
https://elpais.com/elpais/2018/06/28/videos/1530210252_624991.html 

Ni siquiera se le llamó matrimonio gay. Para aquella conquista todavía quedaba mucho, pero la reivindicación estaba latente. “Un homosexual y un bisexual piden permiso al juez de Vic para casarse”, tituló El País el 6 de junio de 1987. La información ocupaba media columna de la página 33 y hacía referencia a Jesús Lozano, entonces de 19 años y actualmente fallecido, y a Josep Teixidor, que tenía 39 años y ahora tiene 70. Tres décadas después de aquellos hechos, Teixidor todavía vive en Vic (Barcelona), donde es más conocido por el apelativo de ‘Richard’. Sus años como empresario nocturno y sus colaboraciones en periódicos y radios locales lo han convertido en un personaje bastante popular en la comarca de Osona. También aquel episodio de su vida que le llevó a aparecer en medios de comunicación de toda España [...].

Todo comenzó durante una comida en la casa que Teixidor compartía con Lozano en Taradell, a unos kilómetros de Vic. El periodista Albert Om, que era su vecino, les preguntó por qué no intentaban casarse. “Pensamos que era una broma, pero él nos lo dijo bastante en serio”, recuerda Teixidor 31 años después. La idea tomó forma y poco a poco la bola fue creciendo. El sábado 13 de junio de 1987, El País dedicaba su contraportada a la pareja, que llegaría a aparecer incluso en el ‘prime time’ de TVE para exponer su caso en el programa ‘En familia’, dirigido por Iñaki Gabilondo. En todo momento contaron con el apoyo del Front d’Alliberament Gai de Barcelona [Catalunya], aunque Teixidor quiere dejar claro que “al principio era puro enamoramiento y ganas de conseguirlo” y luego ya llegó el activismo. También que nunca obtuvieron ningún beneficio económico de todo aquello.

Tres meses y medio tardó la Justicia en darles respuesta. El juez denegó la solicitud en la que alegaban que ni la Constitución ni el Código Civil limitaban el derecho a casarse a parejas heterosexuales. “Es tan obvio que el matrimonio lo componen un hombre y una mujer que [los legisladores] no se han ocupado de concretar que los matrimonios deben celebrarse entre personas de distinto sexo”, señalaba el auto. Aquella lógica cambiaría con el tiempo y la acción de la pareja de Vic puso una de las primeras piedras para conseguirlo; pero cuando en 2005 España aprobó el matrimonio gay, la relación sentimental ya se había acabado. Mantenían la amistad y Lozano, quien siempre se declaró bisexual, estaba entonces con una mujer. “Comentamos el tema y nos dolió muchísimo no haber podido ser nosotros los primeros”, relata Teixidor. En sus contactos frecuentes, a menudo surgía la idea de celebrar el 25 aniversario de su iniciativa pionera. La muerte de Lozano, que arrastraba problemas de salud desde los 80, lo impidió. A su expareja se le tuerce el gesto al recordarlo. En su memoria quedan buenos momentos, y también alguno malo, pero no duda ni un segundo cuando se le pregunta: "Claro que me hubiera gustado muchísimo casarme con Jesús”.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...