2022/03/17

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 'GALOPA Y CORTA EL VIENTO': LA HISTORIA DE AMOR ENTRE UN ABERTZALE Y UN GUARDIA CIVIL QUE ELOY DE LA IGLESIA NO LOGRÓ RODAR

‘Galopa y corta el viento’: la historia de amor entre un ‘abertzale’ y un guardia civil que Eloy de la Iglesia no logró rodar.
En 1981 el director de ‘El pico’ y Gonzalo Goicoechea escribieron un guion que hubiera supuesto una película rompedora. Ahora el libreto se publica en una edición crítica.
Gregorio Belinchón | El País, 2022-03-17
https://elpais.com/cultura/2022-03-17/galopa-y-corta-el-viento-la-historia-de-amor-entre-un-abertzale-y-un-guardia-civil-que-eloy-de-la-iglesia-no-logro-rodar.html 

En 1981, España estaba para pocas bromas. El guion de ‘Galopa y corta el viento’ no lo era, pero chocó por su temática con todo tipo de oposiciones. Algunas de ellas ya eran evidentes en la época, otras se han desvelado con el tiempo. Obviamente, una historia de amor entre un guardia civil —andaluz, casado y recién destinado al País Vasco— y un ‘abertzale’ contada en una película de Eloy de la Iglesia sonaba a controversia. Y eso acabó hundiendo la producción de la película. Desde entonces el libreto dormía físicamente en la Biblioteca Nacional y solo la obcecación de la editorial Niños gratis* y de Eduardo Fuembuena, estudioso de De la Iglesia, ha logrado sacar a la luz ese guion, coescrito junto a Gonzalo Goicoechea, que ahora se publica en un volumen con un estudio crítico, otros materiales relacionados con la producción y prólogo de Eduardo Mendicutti. ‘Galopa y corta el viento’ podría haber sido la gran obra de De la Iglesia, y es desde luego, como siempre advirtió el crítico Diego Galán, “el de mayor calidad literaria” de los creados por ambos cineastas.

De la decena de guiones que escribieron Goicoechea y De la Iglesia, nueve acabaron siendo películas. En 1981 ya llevaban a sus espaldas ‘Los placeres ocultos’ (1977), ‘El diputado’ (1978), ‘Navajeros’ (1980) y ‘La mujer del ministro’ (1981). Como explica Fuembuena por teléfono: “Era cine político y comprometido con los desfavorecidos que mostraba prácticamente en tiempo real lo que estaba sucediendo en la España de la Transición y que contaba con el respaldo del público”. Se alimentaban de noticias de prensa y así surgió ‘Galopa y corta el viento’: el 6 de noviembre de 1980, tres miembros de ETA militar asesinaron a tiros al policía nacional José Alberto Lisalde Ramos, granadino de 26 años, y a su amigo Sotero Mazo Figueras, peluquero cacereño residente en Eibar, de 36 años. Ambos estaban casados y con hijos, y ETA justificó el acribillamiento a balazos de Mazo acusándole de confidente. Goicoechea, que era quien mecanografiaba los textos, y De la Iglesia elucubraron un posible amor, convirtieron al primero en guardia civil y al segundo en dueño soltero de un comercio con una hermana en ETA, y los llamaron, respectivamente, Manolo y Patxi.

“De los 49 proyectos no realizados de Eloy de la Iglesia que he documentado, algo más de una tercera parte coescritos con Gonzalo Goicoechea, este es el que estuvo más cerca de rodarse”, explica Fuembuena, autor de 'Lejos de aquí', monumental volumen que reconstruye las vidas de De la Iglesia y de su actor fetiche, José Luis Manzano, y que ahora mismo está en pleno proceso de transformación en serie. “Ese texto no se hizo para ser leído en papel, y además los guiones de Eloy de la Iglesia y Gonzalo Goicoechea fueron escritos para ser rodados con inmediatez”, explica el especialista, que por ello ha realizado hasta 3.000 correcciones para su publicación. La editora Paz Olivares lo define: “No es un ‘best-seller’, claro. Es un libro para un público especializado, aunque ojalá llegue a más lectores. Mi socio Weldon Penderton llevaba siete años detrás de él”.

Aunque existe un argumento ya firmado en enero de 1981, el guion acabó de escribirse en Madrid a inicios de septiembre de 1981. Es un libreto de 81 secuencias y 201 páginas para una película que superaría las dos horas. Y las fechas son importantes, porque entre medias transcurrió el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, que pilló a De la Iglesia rodando la primera secuencia de ‘La mujer del ministro’, en el hotel Barajas en Madrid. Esa asonada aparece en la secuencia 0 de ‘Galopa y corta el viento’. En ella se superpondrían imágenes documentales del 23-F en el Congreso de los Diputados con los títulos de crédito y como música, el pasodoble ‘Mi jaca’, interpretado por Estrellita Castro. De una de las ventanas del Congreso se ve salir a varios guardias civiles muy jóvenes: uno de ellos es Manolo, “un joven de veinticinco años y su aspecto, de marcados rasgos meridionales, es muy bello. Sobre su rostro se congela la imagen”, dice el guion. En la primera secuencia ya se pasa a un féretro envuelto en una ikurriña en una iglesia parroquial en Gipuzkoa, y de ahí a una historia de amor y atracción nacida tras un par de encuentros ocasionales iniciales y la mutua afición por Estrellita Castro.

El productor iba a ser el catalán Josep Anton Pérez Giner, que le contó a Fuembuena que habría sido “la mejor y más comercial película de Eloy de la Iglesia”. El cineasta tenía tanto tirón en taquilla como oposición entre la crítica, que nunca le tuvo aprecio. Y empezaron las localizaciones. El 29 de octubre de 1981, De la Iglesia se movía entre Zumaia, San Sebastián y Zarautz, donde había nacido, cuando el diario ‘abertzale’ ‘Egin’ le entrevistó. En esa charla aseguró que se rodaría el siguiente mes de enero y que “la película va a ser incómoda para todos”. Fuembuena apunta ahí el inicio del hundimiento de ‘Galopa y corta el viento’: “Pérez Giner me dijo que la campaña posterior a esa entrevista de ‘Egin’ que les aconsejaba abstenerse de ridiculizar a un luchador ‘abertzale’ les asustó". En el libro se pueden ver recortes de esos artículos.

Otra posible cortapisa les podía caer desde la Dirección de Cinematografía y del Libro, enfrentada al cine de De la Iglesia. Los productores se temieron que fuera calificada S —película erótica o con violencia explícita— como ‘El diputado’ y ‘La mujer del ministro’. Eso coartaba su distribución en salas. Pero esos títulos habían salido bien parados por su bajo coste. En cambio, ‘Galopa y corta el viento’ iba a ser cara, con 50 millones de pesetas de presupuesto, con 42 de las 201 páginas del guion con diálogos en euskera, rodajes en exteriores en el País Vasco y aun había que pedir la colaboración de las fuerzas de seguridad del Estado. Riesgos que asustaron a los productores. “No tuvieron la calma de esperar a 1982, cuando Felipe González se convirtió en presidente del Gobierno. Los socialistas no habrían censurado este filme”, apunta el experto.

Aparcado aquel rodaje, Goicoechea y De la Iglesia escribieron ‘Colegas’ (1982) y ‘El pico’ (1983), de la que el director aseguró en su presentación: “’El pico’ ha nacido sobre las cenizas de otro filme que jamás llegué a rodar, ‘Galopa y corta el viento’”. En 1985 rehicieron el guion para encarar de nuevo su posible realización. Pero la política cinematográfica del Ministerio de Cultura fue a la contra del proyecto, porque ya había dimitido Pilar Miró, que respetaba a De la Iglesia, de la dirección de cinematografía. “Y en 1986 España había cambiado mucho, después de las imágenes de los atentados sangrientos del ‘comando Madrid’. Además, ese libreto es mucho peor. Cae en el melodrama exacerbado y genera un contraste de tono que desorienta, perdiendo la unidad de tono de 1981”, explica Fuembuena. Por si fuera poco, en 1984 se estrenó ‘La muerte de Mikel’, de Imanol Uribe, amigo de De la Iglesia y que narraba una historia similar. Curiosamente, la versión de 1985 de ‘Galopa y corta el viento’ estaba perdida y ahora, en el proceso de edición, ha aparecido con anotaciones a lápiz de De la Iglesia.

Fuembuena resume: “Se acumularon los infortunios, el proyecto no encontró su tiempo, se anunció demasiado su producción y los productores tuvieron demasiadas cautelas. La película habría llevado a Eloy de la Iglesia a otra liga, sobre todo internacional. Le habría acercado a la obra de, por ejemplo, Gillo Pontecorvo o Pasolini”.

2022/03/06

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | 'YO NO ESA', EL HIMNO FEMINISTA DE MARI TRINI

El País / Mari Trini en 1967 //

‘Yo no soy esa’, el himno feminista de Mari Trini en el que miles de mujeres encontraron consuelo.

La compositora murciana fue la primera mujer en salir al escenario de TVE con pantalones, un atrevimiento que le valió muchas críticas y suspicacias que los periodistas de la época no se callaron.
Amanda Rojo | SModa, El País, 2022-03-06
https://smoda.elpais.com/feminismo/yo-no-soy-esa-el-himno-feminista-de-mari-trini-en-el-que-miles-de-mujeres-encontraron-consuelo/ 

La vida de María Trinidad Pérez de Miravete-Mille y Pascual de Riquelme, más conocida como Mari Trini (Murcia, 1947-2009) no fue fácil, pero la artista supo convertir la necesidad en virtud. El primer contratiempo al que se enfrentó tuvo lugar cuando aún no había cumplido 10 años y supuso el comienzo de su carrera. Porque a aquella muchacha, que procedía de una familia aristocrática, la acechó una nefritis crónica que la mantuvo postrada en cama durante años. “No recuerdo si fueron cinco o seis. Solo sé que entré en aquella habitación como una niña y salí con sostén”, confesó en un programa de televisión en pleno siglo XXI.

Y fue durante aquel periodo de su infancia que pasó tan sola, años de comidas sin sal y frascos de colonia con los que sus padres le lavaban le pelo, cuando Mari Trini empezaría a componer sus primeras canciones. Pero los días eran largos y las distracciones pocas. Por suerte, también encontró consuelo leyendo y escribiendo poesía, demostrando ya entonces una sensibilidad que después estaría presente en las letras de sus canciones.

Yo no soy esa, que tú te imaginas

Para Miguel Ángel Bargueño, periodista y autor de 'Las chicas son rockeras' (Libros Cúpula, 2019), la compositora “supo como nadie diseccionar los sentimientos femeninos, hablando tanto por las que sufrían como por las que no se dejaban avasallar”. Lo hizo en uno de sus temas más conocidos 'Yo no soy esa' (1971), versionado recientemente por La bien querida, un himno que todavía resulta moderno y que sigue apelando a mujeres de todas las edades (y preferencias afectivo-sexuales).

“La canción tiene una historia bastante curiosa”, nos cuenta Bargueño. “El éxito de su álbum ‘Amores’ (1970) la llevó a actuar sin descanso por España, Europa y Latinoamérica, y a la hora de grabar ‘Escúchame’ (1971) ocurrió algo bastante habitual entre los músicos: que no tenía canciones suficientes. Así que, para solventarlo, recurrió a versiones de Brel, Becaud o Edith Piaf, pero seguían sin ser suficientes. Entonces, su productor, Rafael Trabucchelli, desempolvó los dos EP que Mari Trini había grabado para EMI Francia en 1965 y consideró una buena idea volver a grabar 'Ce n’est pas moi', incluida en el segundo de esos EP».

Ese ‘Ce n’est pas moi’ se convertiría en ‘Yo no soy esa’, una adaptación a la española que se grabaría con arreglos de Miguel Ramos en los míticos estudios de Hispavox de la calle Torrelaguna. “Cuando se publicó en 1971, hasta cierto punto ya era una canción antigua. Es de suponer que la compuso durante su estancia en París y claramente estaba muy influida por los grandes de la ‘Chanson’ y el pop de Françoise Hardy”, apunta Bargueño.

Antes, Mari Trini había pasado por Londres, donde encontró trabajo tocando la guitarra en un programa de televisión de la BBC 2. Pero fue París la primera ciudad que la acogería fuera de España y la que más la influyó musicalmente: allí conoció a maestros como Jacques Brel, Gilbert Bécaud o Léo Ferré, influencias que la llevaron a escribir ese himno que aún sigue resonando en nuestras cabezas.

“Este periplo formativo y su propio carácter rebelde forjaron un estilo único e ingobernable que alcanzó su cota más alta en ‘Yo no soy esa’”: una canción feminista que describe a una mujer libre, que se escabulle del dominio masculino, que es autónoma y que exige ser amada por cómo es. Un tema que pasó el filtro de la censura solo porque se consideró demasiado ambiguo”, recuerda Bargueño. El creador y artista Paco Clavel, que tuvo la oportunidad de conocerla, lo considera también un referente. “En esa época ya había surgido la canción protesta, pero esto era más sutil, más personal, más intimista”.

Pero la rebeldía de Mari Trini no solo estaba presente en sus letras: ese estilo ingobernable también se reflejaba en su carácter. La música nunca aceptó las propuestas poco razonables de ejecutivos, casas de discos y representantes. “El sello RCA quiso lanzarla como cantante pop de rostro angelical, con canciones de otros compositores como Aute, Juan Carlos Calderón o Patxi Andión, pero ella ya tenía un repertorio propio”, nos cuenta Bargueño. “El director de la casa de discos dijo que una mujer no era capaz de componer canciones, así que no prestó atención a mis temas”, recordaría también Mari Trini en una entrevista.

Por suerte, aquello no prosperó y en Hispavox pudo desarrollar su talento. “Yo siempre he dejado un margen de imaginación para que la persona que escuche la canción ponga su final. En aquel momento, muy pocas mujeres opinaban de política. Eso sí, tenían que vestirse muy bien y salir muy bien. Aun así, mis canciones no adquirieron la dimensión que adquirieron las de Serrat, las de Patxi...”, lamentaría la música años después.

Porque entonces, las mujeres podían escribir “cartas a sus amigos”, pero no poemas ni canciones. Con todo, ella consiguió hacerlo: su primer álbum, ‘Amores’ (con la canción ‘Ayúdala’ que dio lugar a gran cantidad de especulaciones porque muchos consideraban que podría hacer referencia a un trío), era un trabajo muy intimista y con letras en donde el amor se situaba siempre en el centro. Un sentimiento que Mari Trini colocó en lo más alto de su pirámide vital hasta el final de sus días: “La calidad de vida se centra en el amor”, sentenciaba.

Pantalones, 'smoking' y pajaritas de terciopelo
Mari Trini también fue la primera mujer en aparecer en Televisión Española con pantalones; concretamente, con unos vaqueros. Una decisión que no fue casual: la artista se oponía a la exaltación de la sexualidad a la que todas las cantantes se veían abocadas. “Su música, con ese aire intelectual, tampoco invitaba al escote y la minifalda”, reconoce Bargueño. Durante sus comienzos, tenía un punto más afrancesado, que cambió con el tiempo. “Ella llevaba pantalones cuando entonces lo que se estilaban eran las minifaldas, el ‘minishort’, las maxifaldas...”, recuerda Clavel.

El cantante y pinchadiscos cita a una de sus coetáneas, la poeta Gloria Fuertes, que era amiga de Mari Trini y a la que incluso le dedicó un poema. La madrileña apareció en TVE con pantalón, camisa y corbata. Y aunque Mari Trini tardó algunos años en virar su estilismo hacia uno más arriesgado y fuerte, sus comienzos también fueron interesantes. Lo desarrolla Juan Sánchez, documentalista y colaborador de Clavel en diversos programas musicales. “Me gustaba mucho su imagen porque era diferente. La recuerdo con maxivestidos de flores. Llevaba un estilo como ‘hippy’ sofisticado, pasado por París. Pero la Mari Trini de los ochenta cambió bastante: tenía el pelo más corto y una imagen más ambigua, con chaquetas con hombreras, a veces con 'smoking'...”. Y las pajaritas de terciopelo negras estaban también presentes.

Décadas después, Mari Trini sentenciaría que estaba decidida a triunfar en la canción vestida de negro de la cabeza a los pies. “Me vestí de negro reivindicado a los existencialistas, y para demostrar que sin falda se podía triunfar y trabajar”. Rocío Saiz, cantante y música, reconoce que Mari Trini siempre ha sido una importante referencia para ella; no solo musical, también estética. “Desde el principio de mi carrera, he tenido muy claro que en los conciertos iba a ir con traje. Y lo tengo claro gracias a ella, a Patti Smith, y a otras mujeres que han reventado el género en la moda, que se han adueñado de eso que llaman masculino. Porque no tenemos por qué ir codificadas y sexualizadas solo por ser mujeres”.

Esa imagen, que no buscaba agradar a nadie, se unió a un gesto característico de la cantautora, resultado de la mala praxis de un médico. “A los 17 años, tuve una sinusitis y al cirujano se le fue la tijera y me dejó con la boca mirando hacia Soria”, contó Mari Trini. Sin embargo, y, a pesar de tener una imagen fuerte y las ideas claras, todos los que la conocían coinciden en que era una persona muy sensible, tímida y con principios muy férreos. “Escuchar a Mari Trini cantando esas letras, con su tono de voz un poco tembloroso, tan cálido y con ese toque dramático, me caló muy hondo. En los setenta no dejaba de ser una mujer frágil, que sentía mucho el amor y el desamor, de una gran sensibilidad. Luego en los ochenta asumió una actitud más dura, pero igual de vulnerable”, recuerda Juan Sánchez.

Una vida en el armario

Mari Trini nunca fue completamente libre; fue discreta con respecto a sus sentimientos porque no tenía otra opción. Durante cuarenta años, mantuvo una relación con la que oficialmente ejercía como su secretaria personal, Claudette Loetitia Lanza, a la que conoció en Madrid, y que estuvo con ella hasta el día de su muerte, en 2009. “Mari Trini andaba un poco a caballo entre Madrid y Barcelona. Allí frecuentaba lugares de ambiente de mujeres, porque en la capital catalana había un rollo lésbico muy interesante, [y había] muchos clubes de lectura. A las lesbianas antes las llamaban las libreras”, nos cuenta Rocío Saiz. De hecho, Mari Trini se dejaba caer por el Daniel’s, el primer local de Barcelona para lesbianas, donde además sonaba su música.

Era en la época en la que vivía en Sant Pol de Mar. Lo recuerdan en la minibiografía que forma parte de 'Desconocidas y fascinantes'. “Mari Trini nunca hizo declaraciones sobre sí misma, ni sobre su orientación sexual, pero de la manera en la que mostraba su personalidad no era muy difícil intuir que sería gay o bisexual. También por sus canciones y por su actitud, que era totalmente diferente a todo lo que estaba en el candelero en ese momento”, reconoce Clavel. Por su parte, Saiz considera que Mari Trini se protegía para no perderlo todo. “No eres más valiente por salir del armario”, apunta. “Pero no por eso Mari Trini era menos honesta. Ahora la etiqueta de lesbiana sirve para vender discos, pero antes te la tenías que quitar. Para nosotras Mari Trini es un estandarte”, sentencia.

Sobre esto, Isabel Franc, prolífica novelista (con su primera obra, ‘Entre todas las mujeres’, quedó finalista en el XIV Premio La sonrisa vertical) y profesora en el máster en Género y Comunicación en la Universidad Autònoma de Barcelona, reconoce que Mari Trini era una especie de mito para la comunidad lésbica. Y apunta hacia una nueva interpretación de ‘Yo no soy esa’: “Para nosotras, era un himno; ese ‘yo no soy esa’ era una manera de decir que ella no era como el resto de mujeres heterosexuales”.

Porque Mari Trini no renunciaba a sus canciones para expresar cómo se sentía. “Jugaba con una absoluta ambigüedad. Recordemos que en la época aún existía la ley de peligrosidad social, una medida que no fue derogada completamente hasta 1995, y que declaraba “en estado peligroso” a los vagos, los proxenetas y “los que realicen actos de homosexualidad”, entre otros. Dicho de otra manera, declararse lesbiana no era una decisión que una mujer pudiese tomar.

Lo que sí que existían eran las especulaciones. En los medios de comunicación del momento, el tema de su sexualidad se deslizaba con mayor o menor acierto. El periodista José María Íñigo le dijo en una ocasión mientras la presentaba: “Tú tienes un gran secreto que nunca has querido contar, que nunca quieres contar y que seguramente no vas a contarme, naturalmente”. Por suerte, su interlocutora estaba más que acostumbrada a estas preguntas y sabía cómo salir victoriosa. “Sí, sí, yo te lo voy a contar. Yo tengo un secreto que es ser optimista”.

Otros eran menos discretos y andaban más perdidos, como Jorge López Pedrol. “Dime la verdad, ¿en algún momento de tu vida pensaste en que te gustaría ser hombre?”. No contento, insistió segundos después. ¿Por qué cuando veo las revistas del corazón, no veo ningún romance, ningún flirt, con un señor?”. Jesús Hermida tampoco se quedaba corto: “Das la impresión de ser una mujer solitaria”. Pero ella nunca se venía abajo ni dejaba su sonrisa de lado, a pesar de que la acusaban, cómo no, de no sonreír.

En resumen, Mari Trini se enfrentó durante años a preguntas directas que la acusaban de tener algo que ocultar y que la cuestionaban por no haberse casado y por no haber tenido una relación oficial con un hombre. Y aun así, seguía concediendo entrevistas, sin perder los nervios, y continuaba disfrutando de escribir sobre el amor. “Había que insinuar y hacerlo con metáforas”, explicaba ella misma.

Mari Trini protagonizaría en 1984 la portada de la revista Interviú. Tras años de comentarios que aseguraban que tenía una pierna ortopédica, una pierna de palo, quiso demostrar que “era una mujer sin ningún defecto físico”. Rocío Saiz cree que nunca se usan palabras positivas a la hora de calificar a una lesbiana. “Somos antipáticas, feas... entonces y ahora; y dicen que tenemos mal carácter porque no nos da la gana de meternos en los pantalones del patriarcado”.

Lamentablemente, Mari Trini tuvo que enfrentarse al final de su carrera pese a no querer dejarla atrás: durante sus últimos años, la industria no contó con ella. Pero para la artista murciana, componer canciones formaba parte de su día a día, y era trabajando como se sentía más cómoda. “En este país, si no has triunfado antes de los 30, te dejan atrás”, insiste Saiz, que es consciente de que en esta industria, como en todas las demás, la vejez no se contempla.

Un año antes de su muerte, en 2008, la Región de Murcia le otorgó el premio Lucha por la igualdad. Y el pasado diciembre, en el programa Melódico de Movistar+, cantantes como María Rodés o la periodista musical Virginia Díaz recordaron su canción ‘Yo no soy esa’ y su valor como figura feminista, adelantada a su tiempo y con mucho coraje. Sus letras, las de Mari Trini, seguirán con nosotras para siempre.

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Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...