2019/12/27

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL LIBRO QUE CUENTA UN SIGLO LARGO DE LUCHA POLÍTICA DE 'INVERTIDOS Y ROMPEPATRIAS'

El libro que cuenta un siglo largo de lucha política de “invertidos y rompepatrias”.
Luis de la Cruz | El Diario, 2019-12-27

https://www.eldiario.es/madrid/somos/malasana/el-libro-que-cuenta-un-siglo-largo-de-lucha-politica-de-invertidos-y-rompepatrias_1_6414697.html
Recogido también por Editorial Imperdible:
https://editorialimperdible.com/2019/12/27/resena-del-libro-invertidos-y-rompepatrias-en-somosmalasana/ 

Piro Subrat ha publicado una auténtica obra de consulta sobre la homosexualidad política en la historia contemporánea. Viajamos a algunos momentos tratados en el libro, como el debate sobre el tema en la universidad de la dictadura de Primo de Rivera o la lucha política de la Transición.

VENTANA TEMPORAL 1


Durante el año 1928 salió publicado ‘Libertad de amar y derecho a morir’, del jurista socialista (luego dirigente del PSOE) Luis Jiménez de Asúa, cuyo origen hay que buscarlo en el curso que ese mismo año impartió en la Universidad Central, en la calle de san Bernardo, titulado ‘Curso de Eugenesia’, y que, al parecer, fue censurado –el Ministro de Instrucción Pública ordenó al rector que lo expedientara– y volvió a impartir en la Universidad de Murcia.

El contexto de la Dictadura de Primo de Rivera no era precisamente idóneo para hablar del tema. El Régimen había aprobado un amplio repertorio legal al respecto, basado en el de la Italia de Mussolini, y tenía como uno de sus pilares un nuevo modelo de masculinidad. Ese mismo año se prohibiría la I Conferencia Eugenésica aduciendo que sería una exhibición pornográfica.

El curso de Asúa desencadenó un intenso debate social, una pelea de gallos que se libraría entre las páginas de los diarios ‘El Debate’ (conservador) y ‘La Libertad’ (liberal) y, finalmente, en un proceso judicial en el que fueron llamados a declarar más de un centenar de personas y que acabó absolviendo al profesor.

Lo cierto es que el debate sobre la sexualidad y la homosexualidad no fue librado en estas fechas solo por el socialista. Ese mismo año se habían publicado otras obras teóricas en la misma línea y vería la luz también ‘El Ángel de Sodoma’, de Alfonso Hernández Catá, libro contra la represión de la homosexualidad.

VENTANA TEMPORAL 2

Saltamos a 1977. En un Madrid que ‘se mueve y jadea’, coinciden en la capital activista y gay el FHAR (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, muy vinculado a la izquierda trotskista), la Coordinadora de Marginados (que aglutina a muchos grupos de orientación libertaria), la Agrupación Mercurio por la Liberación Homosexual y otros, como los grupos vinculados al PCE. Una de las personalidades de entonces que sobrevoló con su pluma el momento de eclosión e inspiró la fundación del FAHR fue el escritor y periodista Eduardo Haro Ibars, muy vinculado al barrio de Malasaña y de quien ya hemos hablado en este periódico.

Hijo del conocido periodista Eduardo Haro Tecglen, había conocido durante su estancia en Tánger a personalidades como Goytisolo, Borroughs o Francis Bacon. En 1975 había publicado ‘Gay Rock’ y seguiría apoyando la causa desde sus artículos en ‘Triunfo’ y ‘Ozono’.

La lucha contra la Ley de Peligrosidad Social, en vigor, y por los derechos de los homosexuales, alcanzaría las páginas de la prensa alternativa y política de la época, como ‘Star’, consiguiendo influir en las organizaciones políticas de la izquierda y obligándolos a posicionarse. Ese mismo año todos los grupos organizaron el primer acto político homosexual madrileño: una recogida de firmas contra la Ley de Peligrosidad Social, dentro del ámbito de la Coordinadora de Marginados.

La fuerza con que los movimientos de homosexuales irrumpen en la política de la Transición y la influencia en los posicionamientos públicos de la izquierda en la época, a veces entre lo pacato y lo directamente homófobo, podríamos rastrearla en las declaraciones del alcalde ‘enrollado’ de la Movida, Enrique Tierno Galván (comienza lo que podría ser una cercana VENTANA TEMPORAL 3)

En una entrevista a Tierno publicada por ‘Interviú’ en 1976 éste dejaba una frase muy fea: “el homosexualismo es una desviación”. El ‘viejo profesor’ era contrario a la represión pero creía que no había que publicitar la homosexualidad, que era posible corregir mediante educación. Estas declaraciones le valieron el apelativo de ‘Fray Tierno’, mote fabricado desde la publicación libertaria y contracultural ‘Ajoblanco’.

En la película ‘El diputado’, de Eloy de la Iglesia, cuyo protagonista podría estar inspirado en Raúl Morodo, número dos de Tierno en su PSP, aparece un trasunto de Tierno. Parece ser que los nervios cundieron a propósito de las cercanas elecciones municipales de 1979 y, se dice, Tierno pidió a Carrillo que mediara con de la Iglesia, que era comunista, para que se retrasara el estreno. Esto no funcionó pero la productora incluyó una advertencia: los personajes de la película eran totalmente inventados. Finalmente, toda la plana mayor de la izquierda acudió al estreno... incluido el propio Tierno, que iniciaba un acercamiento hacia la tolerancia sexual que le llevaría a hacer nuevas declaraciones sobre la homosexualidad en las que decía que “no se acordaba” de lo dicho pocos años atrás y se mostraba decididamente a favor de la causa homosexual.

Estos relatos, como muchos otros, los podemos encontrar en Invertidos y rompepatrias. Marxismo, anarquismo y desobediencia sexual y de género en el Estado español (1868-1982), escrito por Piro Subrat y editado por Ed. Imperdible. Se trata de un voluminoso trabajo (casi 600 páginas) llamado a ser obra de consulta obligatoria sobre el tema por su exhaustiva recopilación. Repleto de material gráfico e información, es el trabajo de casi una década por parte de su autor, y, a través suyo, podemos conocer de qué manera los avatares de la disidencia sexual han ido surcando los acontecimientos clave de la historia contemporánea de España.

Pese a la apabullante exhibición de fuentes que apuntalan el texto, el libro hay que situarlo, según el propio autor, en el campo de la militancia. Es el mismo Piro quien lo afirma en sus notas preliminares:

Este trabajo es subjetivo, es parcial, está claramente atravesado por un sentir marica y unas ideas políticas radicales, y tiene el fin de servir y apoyar la lucha política que a día de hoy sigue llevándose a cabo contra las mismas instituciones y sistemas de opresión contra los que lucharon quienes protagonizan esta historia. Parte de la consideración de que conocer bien la historia nos ayuda a seguir luchando, a hacer autocrítica, a evitar errores, a conocer otros discursos y a construirnos unos referentes sólidos.

Una explicación radical que, seguramente, no harían la mayoría de los ‘soldados’ de la historia académica y oficial, pese a que están movidos por los mismos sesgos personales y militancias que quienes, como es el caso, publican en editoriales ‘outsiders’. Lo que importa en unos y otros casos es que sean trabajos honestos con las fuentes y este libro cumple con la premisa.

2019/12/26

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | HACE 41 AÑOS SE DESPENALIZÓ (REALMENTE NO) LA HOMOSEXUALIDAD EN EL ESTADO ESPAÑOL

Hace 41 años se despenalizó (realmente no) la homosexualidad en el Estado Español.
Un 26 de diciembre de 1978 se eliminaban de la Ley de Peligrosidad Social (derogada en 1995) los artículos sobre homosexualidad. Esta conquista de la diversidad sexual no es el punto y final que nos han contado, más allá de pactos, leyes y transiciones.
Jorge Remacha | Izquierda Diario, 2019-12-26
https://www.izquierdadiario.es/Hace-41-anos-se-despenalizo-realmente-no-la-homosexualidad-en-el-Estado-Espanol

Hace 41 años una ley española dejó de considerar a la homosexualidad un “peligro social”. Otras leyes que sí lo hacían tardaron más en desparecer. La pelea por el fin de la Peligrosidad Social fue una de las principales demandas de este movimiento LGBTI pionero en el Estado Español y significa la pelea por el fin de las condenas de cárcel y destierro, que rondan las 5.000 entre 1970 y 1978.

La Ley de Amnistía de 1977 había sacado de la cárcel a algunos presos políticos a cambio de imposibilitar el futuro juicio de los criminales franquistas. En 1978 los Pactos de la Moncloa ratificaron la nueva “democracia” de los antiguos franquistas y la izquierda reformista que los blanqueaba. Y todo se hizo con la homosexualidad penalizada, organizaciones LGBTI y feministas sin legalizar y las cárceles llenas de “presos sociales”.

En primer lugar, las personas LGBTI estaban legalmente perseguidas por la Ley de Vagos y Maleantes desde 1954 hasta 1970 (esta ley es de 1933, pero no incluye a “los homosexuales” hasta entonces), por la de Ley de Peligrosidad Social desde 1970 hasta 1978.

Aunque sacar la homosexualidad de la lista de “peligros sociales” parecía un adelanto, provocó que se utilizase el artículo 431 del Código Penal sobre el escándalo público para llevar a cabo redadas y detenciones a personas LGBT, estando este artículo vigente hasta 1988. Así mismo estas condenas existían dentro del ejército, siendo el servicio militar aún obligatorio, pese a ser uno de los objetivos más odiados de la juventud en lucha.

Las cárceles albergaron a personas LGBT catalogadas como “presos sociales”, estando en módulos donde los funcionarios de prisiones habitualmente los prostituían, como en el caso de la Cárcel Modelo de Barcelona o la de Carabanchel en Madrid.

Anteriormente existieron durante el franquismo las “Colonias Agrícolas”: auténticos campos de concentración para homosexuales, y se hallaban en Badajoz, Huelva y Fuerteventura. Por ellas pasaron cientos de personas en condiciones de hambre, trabajo esclavo y tortura, siendo en el caso de Fuerteventura, dirigida por sacerdotes.

Como un primer embrión, en 1970, se funda en Barcelona la Agrupación Homófila para la Igualdad Sexual (AGHOIS), que un año después se renombraría Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH).

En 1972 también surgieron grupos en Madrid y Bilbao, hasta que la organización fue disuelta mediante la presión policial. Sin embargo, en 1975, fundarían también en Barcelona el Frente de Liberación Gay de Cataluña (FAGC), así como se articuló en el País Vasco el Movimiento de Liberación Gay Vasco (EHGAM) o en Madrid el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR).

También se creó la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE). Estos movimientos trataron de mantener una línea anticapitalista y de alianza con los sectores oprimidos y el movimiento sindical en medio de un ascenso obrero y de masas y de una dura represión.

A 41 años de la “despenalización parcial” de la homosexualidad, este no es un logro para sostener este Régimen del 78 que mantiene instituciones de la dictadura en esta democracia para ricos, como la monarquía, las continuidades en el poder judicial, las Fuerzas Armadas o el aparato policial. Aún queda mucho por hacer, no sólo rescatar una historia que tratan de borrarnos cada día en la que se muestra que es luchando como se consiguen los derechos, sino seguir peleando por la total liberación sexual y de toda opresión.

2019/12/02

LIBROS | Mora, Víctor, & Huard, Geoffroy (eds.) | 40 años después: la despenalización de la homosexualidad en España

Mora, Víctor, & Huard, Geoffroy (eds.) (2019) [12-02]. 40 años después: la despenalización de la homosexualidad en España. Investigación, memoria y experiencias. Barcelona [etc.]: Egales.

Se suele afirmar que la homosexualidad fue despenalizada en España en 1978. En realidad, el 26 de diciembre de 1978 la homosexualidad fue excluida de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta exclusión fue posible gracias a las múltiples manifestaciones y protestas que, desde al menos 1977, pedían su derogación. Sin embargo, esta exclusión no significó la despenalización o el fin de la represión de gais, lesbianas y transexuales. La policía siguió deteniendo a «invertidos» y «travestis» (como se decía entonces), a putas, chaperos y a cualquier cuerpo que pudiera ser sospechoso de «escándalo público», ley vigente hasta 1988.

Hoy, 40 años después de la exclusión de la homosexualidad de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, este volumen colectivo mira críticamente este periodo para reivindicar la memoria sexual y de género de nuestro país. Compuesto por textos de activistas e investigadorxs que analizan este recorrido de la historia reciente, y también por testimonios en primera persona de aquellxs que sufrieron la represión sexual durante la dictadura y la transición a la democracia.

Este libro demuestra que la historia de gais, lesbianas y transexuales no es una historia lineal desde la «despenalización» de 1978, pues la represión continuó como constante, incluso hasta nuestros días, con estrategias y formas diversas. Este volumen colectivo no solo pretende volver sobre la historia de la represión sexual durante la dictadura franquista y la posterior transición, sino que pretende ser una herramienta crítica y testimonial que sirva como continuación de una lucha que está lejos de haber terminado.

2019/12/01

DOCUMENTACIÓN | VIH-SIDA | ¿POR QUÉ SE CELEBRA EL DÍA INTERNACIONAL DE LUCHA CONTRA EL VIH-SIDA?

¿Por qué se celebra el Día Internacional de Lucha contra el VIH/Sida?
En este día que se celebra a nivel internacional compartimos distintas visiones sobre el HIV/Sida en la actualidad.
La Izquierda Diario, 2019-12-01
https://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=voice&id_article=144309
 
Se conmemoró por primera vez el 1 de diciembre de 1988. Se eligió esa fecha en una cumbre mundial de ministros de Salud [en Londres] y se declaró a 1988 como el "año de la Comunicación y la Cooperación sobre el Sida".

La expansión del diagnóstico y tratamiento tempranos combina los beneficios clínicos individuales del tratamiento temprano con los beneficios de prevención de la transmisión a nivel de población.

En Argentina cada año se registran 6.500 nuevos diagnósticos de VIH. Se trata de una tendencia que se mantiene estable desde los últimos diez años pero que últimamente empezó a registrar algunas variaciones: un aumento de los diagnósticos en mujeres entre los 45 y 59 años y, en varones, un incremento en la franja que va de los 15 a los 24 años.

“Estos datos nos confirman que no solo tenemos que tener una posición dinámica en lo que respecta a las políticas de acceso al diagnóstico y a la prevención si no también estar atentos a los cambios que una epidemia como el VIH tiene en las poblaciones modernas. Vemos cómo nuevamente los varones, especialmente los más jóvenes, gays y bisexuales siguen liderando los casos de infección y cómo las mujeres por encima de los 40 están empezando a tener una relevancia que no habían tenido hasta ahora en la historia de la epidemia”, aseguró Sergio Maulen, director de Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación en enero del año pasado.

Los datos que hay en la población travesti y trans datan del año 2014 lo que manifiesta una falta de políticas públicas y de relevamiento serio.

Estamos en un estado de alerta ya que en 2019, por la intervención del FMI y el mayor endeudamiento, el presupuesto reduce en un 30% el programa de tratamiento y prevención. Es por esto que miles de personas que viven con VIH se quedaron sin posibilidad de seguir con el tratamiento. Mientras la Secretaria de Salud, dice que bajaron los casos detectados en la población, a la población infectada la dejan sin posibilidad de hacer tratamientos.

Y TAMBIÉN…
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Día Internacional de Lucha contra el VIH/Sida: por el derecho a la salud integral.

Un análisis de la situación de la salud en Argentina, quienes se benefician y quiénes se perjudican.
Pablo Curbelo | La Izquierda Diario, 2019-12-01
https://www.laizquierdadiario.com/Dia-Internacional-de-Lucha-contra-el-VIH-Sida-por-el-derecho-a-la-salud-integral
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Hace 36 años se identificaba el HIV/SIDA: ¿el caso del paciente de Londres tiene la cura?

Hace 36 años la revista Science, una de las revistas de difusión científica más importantes del mundo, difundió en sus páginas que se había identificado el virus HIV. Compartimos esta tribuna abierta del Dr. Javier Altclas.
Javier Altclas | La Izquierda Diario, 2019-12-01
https://www.laizquierdadiario.com/Hace-36-anos-se-identificaba-el-HIV-SIDA-el-caso-del-paciente-de-Londres-tiene-la-cura
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Queremos la cura.

Podría presentarme en esta nota como escritor, como periodista, como guionista, como comunicador. Y estaría bien, porque soy todo eso con todo un montón de otras cosas: maricón, idealista, trotamundos, obsesivo, y también, y es lo que nos convoca, una persona viviendo con VIH. El sector odiante, ese que se cuela en las redes sociales y simboliza el pensamiento del mal de la sociedad, diría un puto sidoso.
Gustavo Pecoraro | La Izquierda Diario, 2019-12-01
https://www.laizquierdadiario.com/Queremos-la-cura

2019/11/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 30 AÑOS DE INSUMISIÓN, EL MOVIMIENTO QUE LLENÓ CALLES Y CÁRCELES DE DESOBEDIENCIA CIVIL

Cuarto Poder / Manifestación por la Insumisión en Albacete //

30 años de insumisión, el movimiento que llenó calles y cárceles de desobediencia civil.

El 16 de noviembre de 1989 se celebraron los primeros juicios militares contra insumisos en nuestro país contra Josep María Moragriega y Carlos Hinojosa. “El rechazo a la mili era compartido por la mayoría de la sociedad, era muy transversal”, afirma Nacho Murgui, juzgado por insumisión en 1996. “Nuestra lucha sigue siendo un referente para los movimientos sociales”, señala José Manuel López, antimilitarista e insumiso a principios de los años 90.
Miguel Muñoz | Cuarto Poder, 2019-11-16
https://www.cuartopoder.es/espana/2019/11/16/30-anos-de-insumision-el-movimiento-que-lleno-calles-y-carceles-de-desobediencia-civil/

Año 1989. Mes de noviembre. El PSOE de Felipe González gobierna con una mayoría absoluta obtenida, en esta ocasión, por la mínima. En las calles aún resonaban los ecos de la huelga general celebrada un año antes. Y de las movilizaciones anti OTAN surgidas años antes del referéndum de permanencia celebrado en 1986. 1989 sería un año clave para entender un movimiento político histórico en nuestro país: la insumisión. El rechazo a formar parte del ejército, al servicio militar obligatorio. A “la mili”. Tal día como hoy, 16 de noviembre, se celebraron hace tres décadas los primeros juicios militares contra insumisos en nuestro país.

Josep María Moragriega y Carlos Hinojosa fueron los nombres propios de aquel día. Ambos formaron parte de los 57 primeros insumisos declarados. Se presentaron, coordinadamente, el 20 de febrero del citado año 89, ante diferentes gobiernos militares. Solo 11 fueron detenidos. Moragriega fue uno de ellos. Pasó quince días en prisión preventiva. Y posteriormente fue citado, junto a Hinojosa, a juicio militar para el mes de noviembre.

“Organizamos una movilización estudiantil muy potente, hubo huelga ese día. Culminó con una macromanifestación a las puertas del gobierno militar donde se realizaba el juicio en Barcelona”, recuerda el propio Moragriega en conversación con cuartopoder. El juicio se celebró un año después de la primera presentación. La condena fue de 13 meses de prisión. “Intentaron hacer una condena suave para intentar desmovilizar a los futuribles insumisos. Eso no fue así porque en la segunda presentación se incrementó el número de manifestantes”, señala Moragriega.

Aunque el primer objetor de conciencia por razones no sólo religiosas fue Pepe Beunza, que se declaró insumiso en 1971 y estuvo preso hasta 1974, el año 1989 marca un antes y un después. Se había anunciado la próxima puesta en marcha de la Prestación Social Sustitutoria (PSS) por parte del Gobierno. Es decir, realizar un servicio social en sustitución de la mili. Además, se comenzaron a denegar las declaraciones colectivas de objeción de conciencia que habían sido aceptadas en años anteriores. Los colectivos antimilitaristas, entre los que destacan el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) o el Mili KK, intensificaron sus acciones.

“Usaban la represión selectiva de baja intensidad, con el objetivo de intentar frenar la ola que se les venía encima. Fue una ola que creció exponencialmente. No tuvo fin ni siquiera cuando sacaron la ley civil para regular la PSS”, reflexiona. La variedad de movimientos también produjo diferentes estrategias que variaban entre hacer visible la causa entrando voluntariamente a la cárcel o la “insumisión total”, que incluía no presentarse a los juicios.

La sentencia de Moragriega tardó en llegar tras varias vistas. No ingresó en prisión hasta el año 1991. “Del juicio militar salí por la puerta, la sentencia salió 48 horas después”, recuerda. Entonces pasó a situación de clandestinidad para no ser detenido. La idea era entregarse cuando más le interesara al movimiento, para que causara mayor impacto. Ese momento llegó el 15 de Mayo, Día Internacional de la Objeción de conciencia.

Moragriega fue detenido. Se presentó solo porque Hinojosa seguía la línea de la “insumisión total”. “Fui al gobierno militar, dije que ahí estaba y que procedieran a hacer lo que tuvieran que hacer. Me trasladaron a Cartagena después de un viaje larguísimo, incomunicado. Me aplicaron ley antiterrorista, estuve desaparecido más de 72 horas, todas de conducción. Pisé cuatro prisiones: Modelo y Trinidad en Barcelona. Modelo de Valencia, Sangonera (Murcia) y finalmente Cartagena, en el Penal Naval de Santa Lucía”, relata. Pasó allí unos 11 meses.

Dentro de prisión, la lucha seguía. Entre otras cuestiones, aportaba textos que eran leídos en actos del movimiento insumiso. “Había que mantener alta la moral antirepresiva. Yo desde la cárcel poca cosa más podía hacer, confiar en todos mis compañeros y esperar mi día”, apunta. Moragriega “celebró” su 25 cumpleaños en prisión y allí acabó su carrera universitaria. Luego empezó a trabajar como profesor.

Con los años se vinculó mucho a la situación creada por la Guerra de los Balcanes. “La insumisión continuaba activa pero ya dejé paso a nuevos insumisos. A nivel de organización me retiré y pasé a fundar y trabajar en Maestros por Bosnia”, señala. En febrero de este año, aprovechando el aniversario de aquella primera presentación ante los gobiernos militares, la prisión de la Modelo en Barcelona, convertida ahora en un centro de memoria, organizó un acto de recuerdo y homenaje de aquellos pioneros.

Coordinación y multiplicación de casos

El número de personas insumisas creció exponencialmente con el paso de los años. Los juicios pasaron a ser de carácter civil por la entrada en vigor de la PSS. Las historias son innumerables. Otros hitos a tener en cuenta tuvo lugar en 1991 en Albacete. Allí tuvo lugar el primer juicio contra insumisos a la PSS. Los juicios siguieron mientras la administración ejecutaba esa “represión selectiva” o “de baja intensidad”. Entre otras cosas esto derivaba en diversidad de condenas dependiendo del juez en cuestión e incluso absoluciones.

El periodista Joan Canela es autor del libro ‘Insubmissió. Quan joves dearmats van derrotar a un exércit’ (Sembra Libres, 2019). También fue activista, en su caso del Mili KK. “El movimiento fue muy potente pero más tarde, no en sus primeros años”, señala a este medio. Canela destaca que la estrategia a seguir era dura, había que asumir que se iba a la cárcel y no se sabían bien las consecuencias de las acciones. “Al principio hubo muchas dudas y debates, si seguir una estrategia u otra, si había posibilidades, etc.”. El periodista recuerda además la actuación del PSOE amnistiando a todos los objetores acumulados en espera de aprobar la nueva ley. “Se hizo para quitarse un grueso de activismo de en medio”, afirma.

“El movimiento antimilitarista fue muy capilar. En número y cantidad, Catalunya y País Vasco fueron los puntos fuertes, pero hubo insumisos en todos sitios. En sitios con escasa presencia de movimientos sociales alternativos, había insumisos. Fue muy generacional y transversal”, describe este periodista. Además, destaca la coordinación estatal que había entre diferentes partes del Estado. El MOC y el Mili KK eran coordinadoras estatales, asamblearias. Tenían núcleos locales, intercomarcales y una coordinación estatal que cada dos meses iba a Madrid a reunirse durante el fin de semana.

“Era un nivel de militancia muy intenso, la gente estaba muy comprometida”, señala. La actividad era incesante, y en época pre-redes sociales. “Era muy espectacular, detenían a dos insumisos en Sevilla y desde allí llamaban por teléfono, local por local, a todo el Estado. A la mañana siguiente ya había concentración en Valencia, Madrid, etc. Había cierta cohesión de colectivo. Eso ayudó mucho a mantener la lucha contra la represión”, argumenta Canela.

Esa coordinación estatal la vivieron personas como Carlos Herrero Canencia. En 1988 descubrió el movimiento insumiso mientras estudiaba Filología en la Universidad Complutense. Además, participó en unas pioneras jornadas antimilitaristas en Zaragoza ese mismo año. “Me daba al principio mucho miedo, era algo ilegal, podías entrar en la cárcel”, reconoce. Su condición de homosexual, además, fue relevante para su lucha. “Tenía claro que el ejército era un sitio completamente homófobo. En el juicio, una de las razones que alegué era el hecho de ser gay y estar en contra del ejército por su homofobia”, afirma. En marzo de 1990 se presentó como insumiso y tuvo el juicio cuatro años más tarde.

Herrero pertenecía a la Coordinadora Antimilitarista. “Fueron años de muchísimo activismo, dando charlas, montando manifestaciones, acompañamiento a los presos, etc. En Madrid se hizo un trabajo antirrepresivo muy importante”, comenta. Recuerda una acción concreta en la prisión militar de Alcalá de Henares, donde el director de la prisión provocó agresiones entre algunos soldados presos y los insumisos. A él le tocó visitar a los presos el día de los hechos. “Llegué a casa, llame a toda la gente, se organizó mucho follón, una manifestación, etc. Aparte de que fue algo muy bonito y surgió un efecto grande. Contamos con el apoyo de varios diputados y el director de la prisión se acojonó”, señala.

Aquello fue en 1998. Pero antes, Herrero pasó por su proceso judicial. Juicio. “Fue, por un lado, muy tenso y por otro muy emocionante porque se montó un acto de solidaridad brutal. En el momento del discurso final vi que había entrando gente y la sala estaba hasta arriba”, apunta. Su condena fue de un año de cárcel por lo que te podían hacer firmar la libertad condicional y no entrar. “Me pasaba que no sabía qué hacer. Si firmaba me quitaba de problemas. Fue muy duro pero no lo firmé. Me volvieron a llamar pidiendo que firmara un papel diciendo que no había firmado el otro papel. Yo dije que no iba a firmar ya nada. Los meses que mayor tensión tuve fueron ahí cuando tenía la orden de búsqueda y captura. Me podían detener en cualquier momento”, recuerda.

La estrategia pasaba por elegir alguna acción concreta llamativa para provocar la detención y darle un sentido político. Pero había mandos policiales y políticos que preferían no dar más publicidad al movimiento y no los detenían. Finalmente, Herrero se presentó a entregarse junto con tres compañeros más. “Convocamos a la prensa y una concentración y fuimos. Fue muy emocionante, tener a toda la gente coreándote y gritando consignas mientras entras en prisión”. Cumplió su condena en Carabanchel, luego en Yeserías y finalmente en Valdemoro en régimen abierto. Desde entonces ha seguido vinculado a movimientos sociales y ha impulsado un colectivo en Madrid de Docentes LGBTi.

Referente de los movimientos sociales actuales
“Nuestra lucha sigue siendo un referente para los movimientos sociales”. Habla con José Manuel López, activista antimilitarista que formó parte del MOC desde el año 1987. Él estuvo presente, acompañando, aquel 20 de febrero, en Madrid en la primera presentación de insumisos pese a que todavía no lo era.

También pasó por la cárcel. “Hubo jueces que pensaban que no deberíamos ir a la cárcel y se inventaban eximentes. Es lo que pasó en mi caso, me condenaron a 6 meses”. Un tiempo que repartió entre las cárceles de Carabanchel y Valdemoro. “La PSS no tenía ninguna intención social, era simplemente un castigo. Durante los años que duró era una chapuza. Muchas organizaciones sociales se negaron a colaborar con el Estado. Como Cáritas, por ejemplo”, apunta.

Recuerda este activista aquellos años al movimiento “bastante coordinado y con muchos colectivos”. Y señala su vigencia. En su caso, el MOC pasó a llamarse Alternativa Antimilitarista. “A día de hoy se nos sigue llamando en muchos movimientos para pedirnos talleres sobre acción directa no violenta, desobediencia civil, campañas, etc. Desde el 15M hasta los movimientos por la crisis climática”.

Y es que los insumisos fueron en cierto modo pioneros en acciones llamativas. “Lo de colgarse de una pancarta en un puente, encadenarse en juzgados, ocupar cuarteles, etc. Fueron los primeros en actuar de esa forma. Supieron usar los medios de forma muy inteligente”, apunta por su parte el periodista Canela.

“El hecho de la desobediencia civil tiene una capacidad de impacto enorme. Se pusieron en juego todo un repertorio de acciones que de alguna manera fueron novedad y lograron que el movimiento tuviera mucha visibilidad: acciones en los cuarteles con las entregas de insumisos, encadenamientos en el gobierno militar, en el cuartel general del ejército, etc. Con no mucha gente lograbas un impacto enorme”. Quien habla es Nacho Murgui, insumiso en los años 90 y actual concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento.

El movimiento, como decía López, sigue vigente. Su “horizonte utópico” es la desmilitarización de la sociedad. Por ello han desarrollado varias campañas. Una, contra el gasto militar. Más antigua aún que la insumisión que es la objeción fiscal a los gastos militares. Se lleva haciendo desde principios de los años 80. “En el 15M tuvo un importante impulso”, apunta López. También se realizan campañas contra fabricación y venta de armamentos, que incluye, por ejemplo, denunciar las ferias de armas que se celebraban en Ifema. La militarización de las fronteras, en colaboración con otros colectivos como Caravana Abriendo Fronteras, es otro de los temas que siguen.

Amplio apoyo social
“En el tiempo que estuve en busca y captura a mí me avisaban todo el rato los vecinos. El frutero de la esquina, que no era un hombre de izquierdas precisamente, estaba pendiente y cada vez que veía alguna cosa extraña de que fueran a por mí, me avisaba. Lo viví con mucho apoyo, se generó una comunidad potente”. Son los recuerdos de Murgui, que fue juzgado en 1996 tras estar más de un año en busca y captura. En su caso, optó por no asistir a la citación judicial y formaba parte de un pequeño colectivo autónomo madrileño.

Una de las acciones que realizaban era mandar cartas a los juzgados, una vez citados a declarar, exponiendo sus razones políticas para no asistir. "No reconozco a ningún tribunal la capacidad de juzgar las conciencias y mucho menos a un movimiento social ampliamente reconocido por la población”, destaca uno de los alegatos de Murgui en su momento.

“El rechazo a la mili era compartido por la mayoría de la sociedad, era muy transversal”, destaca el actual concejal. La gran cantidad de personas que se fueron declarando insumisas suponía un problema incluso práctico a la hora de que el Gobierno aplicará la ley. “Era una ley inaplicable por la extensión del movimiento de desobediencia civil”, comenta.

Por su parte, el periodista Canela comparte que la insumisión generaba muchas simpatías sociales. Y además pone de relevancia que, visto desde la perspectiva actual, al movimiento insumiso lo trataban muy bien en los medios de comunicación. “En el momento, el movimiento no se sentía demasiado apoyado. Pero si lo comparas con cómo se tratan ahora los movimientos similares, es impresionante. Destacaban al movimiento antimilitarista como un actor político, no como una tribu urbana. Después sacaban las barbaridades del ministro o artículos criminalizando. Pero también salía la otra parte. No fue un apoyo pero sí una cobertura seria”. Un ejemplo: el diario El País publicó un artículo de Moragriega e Hinojosa el día que fueron juzgados.

Otro aspecto curioso fue la cierta presencia del cristianismo de base. “El MOC, en sus orígenes, tiene cierta conexión con el cristianismo de base”, destaca el periodista. Conviene recordar que el mencionado Pepe Beunza venía de ahí. Esas conexiones se van diluyendo a partir de los 80 y 90 pero agrupaciones con peso en la base, como Justicia y Pau, representada por Arcadi Oliveres, tuvieron su importancia. No obstante, aunque desde la jerarquía católica tuvieron su reflexión interna, se hizo una pastoral criticando a los insumisos. “La Iglesia en sí no apoyó nunca la insumisión”, apunta Canela.

Un movimiento que logró vencer
La mili acabó porque el gobierno de José María Aznar lo pactó con la CIU de Jordi Pujol en el famoso pacto del Majestic, en 1996. Se hizo efectiva en 2001. “En una década acabar con la mili está bastante bien. Teniendo en cuenta que veníamos de una dictadura militar, que el ejército en este país era una institución sagrada, el éxito es bastante grande, nosotros así lo vivimos. Supuso un impulso importante y 30 años después seguimos luchando”, señala López.

“El movimiento murió de éxito. Al principio todos los insumisos formaban parte de un colectivo, estaban coordinados, tenían abogados del movimiento. Pero llega un momento en que se desborda, empiezan a salir montones de insumisos, no se pueden juzgar a todos. Se creó como un manual para hacer campañas, se replican de formas autónomas, se desbordó el movimiento”, destaca, por su parte Canela. El periodista considera que el movimiento no tuvo la fuerza necesaria para vender políticamente su victoria. “Creo que estaba un poco decaído pero también hay que entender que del 89 al 92 o 93 fue la dinámica de activismo frenético. Desgastó a muchos activistas. En el 95 o 96 había mucha gente en segunda línea porque no podía más”, añade.

“Fue una victoria enorme. El movimiento partía de un discurso de mayor alcance, logró acumular mucha fuerza contra la mili pero cuando esa cuestión se acaba, el movimiento antimilitarista queda mucho más aislado de la sociedad”, apunta Murgui. Considera, además, que “cuando los movimientos sociales logran algunos de sus objetivos muchas veces languidecen”. Murgui reconoce que no recuerda que por ejemplo hubiera actos celebrativos. “En estos ámbitos siempre tenemos un carácter muy crítico y cuesta reconocer las victorias. Pasa en los movimientos sociales y en la izquierda. Pero el acabar con una institución como la mili, tan arraigada en un país como éste, tiene un mérito tremendo, fue una transformación de un alcance tremendo. No se ha reconocido, ni siquiera por quienes formamos parte de él, el papel que tuvo el movimiento”, concluye.

2019/11/15

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LA INCREÍBLE VIDA DE CORÍN TELLADO: 400 MILLONES DE LIBROS VENDIDOS Y UNA CONVERSACIÓN INSÓLITA

400 millones de libros vendidos y una conversación insólita con Vargas Llosa: la increíble vida de Corín Tellado
A pesar de ser la escritora más leída en castellano después de Cervantes, pocos conocen hasta dónde llegó el talento y la obra de la escritora asturiana.
Carmen López | SModa, El País, 2019-11-15
https://smoda.elpais.com/moda/400-millones-de-libros-vendidos-y-una-conversacion-vargas-llosa-la-increible-vida-de-corin-tellado/

Corín Tellado se levantaba a las 5 de la mañana, cogía su cajetilla de tabaco y empezaba a teclear en su máquina de escribir. Si estaba inspirada, a la hora de comer ya tenía 50 folios escritos y en dos días, una novela terminada. Trabajaba en una habitación con un cenicero al lado y un montón de libros a su alrededor. Allí creó 5.000 novelas de las que se vendieron 400 millones de ejemplares. La crítica, salvo en contadas excepciones, consideró su obra como menor pero los números siempre han estado del lado de la autora.

Este año se cumple una década de su muerte en su casa de Gijón a los 81 años, víctima de un infarto. Casualmente hace unos días una usuaria de Twitter publicó un inspirado hilo sobre la vida de la escritora, exigiendo respeto por su figura en respuesta a un tuit ofensivo. Porque con pocas y pocos escritores se ha tenido menos piedad que con Tellado pese a su amplia legión de seguidores. O precisamente por eso.

La trayectoria de María del Socorro Tellado López –su nombre completo– bien podría haberse convertido en material de novela. Por eso quizás no le gustaba dar entrevistas y esquivaba las preguntas personales como si fuesen balas. De hecho, hay anécdotas puntuales de su biografía que no están muy claras porque sus respuestas a los periodistas tampoco lo eran. Le gustaba divagar y, de paso, despistar. Por algo fue capaz de driblar a la censura durante tantos años.

De profesión, escritora
La escritora nació en 1927, en un pueblo asturiano llamado Viavélez. Era hija de un maquinista de la marina mercante y de un ama de casa y tenía cuatro hermanos, todo chicos. Cuando aún era una niña, su padre ascendió a primer oficial y la familia se mudó a Cádiz después de pasar por Bilbao. Vivió una adolescencia feliz hasta que su padre enfermó y murió en 1945.

Fue ella la que se puso al frente de su familia y, contra pronóstico, le fue muy bien económicamente. Escribió su primera novela con 16 años, aunque la publicó con 17, después de que su padre falleciese. Se titulaba ‘Atrevida apuesta’ y cobró por ella 3.000 pesetas que la editorial Bruguera le pagó en dos tandas. Un librero de la ciudad con el que tenía confianza la puso en contacto con los editores y le abrió la puerta al éxito.

Hay quien dice que comenzó a escribir para demostrar que lo podía hacer mejor que uno de sus hermanos, aunque a mediados de los 80 explicó en el programa Autorretrato (TVE) de Pablo Lizcano que “le contaba historias a mi madre como si fuesen películas y la encandilaba. Me di cuenta de que servía para escribir”.

En 1947 ya tenía un contrato fijo con Bruguera para publicar una novela corta a la semana. Se convirtió en una de las estrellas de la editorial junto a Marcial Lafuente Estefanía, aunque la especialidad del segundo era el lejano oeste. Tellado escribía historias de amor encendido con final feliz y escenarios de lujo. Gracias a los dos, mucha gente se inició en la lectura en aquellos tiempos oscuros de la posguerra. La propia Tellado declaró que la suya era “literatura sencilla, no acepto el término pseudo-literatura”.

En 1951 se instaló definitivamente en Gijón y firmó un contrato con la revista cubana ‘Vanidades’ (que, por cierto, dejó de publicarse hace unos meses), con quien colaboró durante más de 50 años. Sus dos novelas cortas mensuales hicieron crecer la tirada de la revista de 16.000 ejemplares quincenales a casi 70.000.

A esas alturas de su vida ya había demostrado con creces su capacidad para valerse por sí misma, pero en 1962 lo dejó claro del todo. Después de cuatro años de matrimonio, se separó de Domingo Egusquizaga Sangroniz, con quien se había casado vestida de negro en la basílica de Covadonga. Dejar al marido no era algo que se hiciese en aquellos años, de hecho era un escándalo, pero Tellado no dudó.

“Yo habría aguantado la disparidad de opiniones y conceptos a mi marido, pero había dos niños que no tenían la culpa de nada y no quería que crecieran acomplejados. Renuncié, presenté la separación y me la dieron en seis meses. Soy amiga de mi marido, amiga espiritual”, afirmó en el programa de Lizcano.

De rompe y rasga
Como las protagonistas de sus novelas, Tellado fumaba, conducía y llevaba pantalones. Era las concesiones que les hacía la escritora ya que, por lo demás, sus personajes femeninos siempre caían en brazos de señores ‘alpha’ que las trataban regular pero con los que terminaban casándose.

Esos finales edulcorados eran prácticamente exigencia del público (y de la editorial, claro): las novelas que terminaban mal, como aquella en la que el protagonista se metía a cura, no se vendían. Y ella trabajaba para cobrar como todo el mundo, aunque escribir fuese su vocación.

Era difícil catalogarla basándose en sus actos. Pese al contenido de sus libros, que la censura devolvía constantemente por libidinosos, ella se reconocía como católica practicante. Y, tras esas decisiones vitales que dejaban en shock al patriarcado, se definía como “feminista, pero moderada”.

Pero de lo que no cabía duda era de que tenía un carácter fuerte y que no se amilanaba con facilidad. Lo mostró, por ejemplo, en el programa Tres más una de Canal Sur (1990), en el que Andrés Aberasturi, Forges y José Luis Garci entrevistaban -despatarrados en un sofá y bien de testosterona- a una invitada. Corín Tellado, cigarro en mano, despejó balones sin pestañear y les dejó claro que “yo soy la típica persona que sale a la calle y hace lo que le da la gana”.

La intelectualidad, con todos sus prejuicios, la dejó sin premios literarios. Obtuvo otros pero que estaban relacionados con la calidad sino con la cantidad. La UNESCO la declaró en 1962 como la escritora española más leída después de Miguel de Cervantes. En 1994 entró en la edición española del Libro Guinness de los récords por ser la autora en lengua castellana más vendida. En 1998 le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y en 1999 la Medalla de Asturias.

Hubo dos escritores reconocidos a nivel internacional que sí le prestaron atención. Uno fue Guillermo Cabrera Infante, que había trabajado como corrector en ‘Vanidades’ y se había leído sus novelas. Sostenía que parte de su interés por la lectura había nacido de las obras de Tellado y en su libro ‘O’ (1975), le dedicó un ensayo y la definió como “una inocente pornógrafa” (ella no estaba muy de acuerdo con el ‘título’).

El otro fue Mario Vargas Llosa, que en 1981 la entrevistó para el Canal Cinco de televisión de Lima. El peruano viajó a Asturias (como recordó un entusiasta Forges en el programa de Canal Sur) para hablar con ella, fascinado por el fenómeno sociocultural que encarnaba aquella mujer que escribía novelas como churros. «Corín es una mujer amable, empeñosa, sin pretensiones, una escritora que no tiene conciencia exacta de su influencia en su legión de lectores. Pero, para bien o para mal, durante treinta años ha sido la encargada de satisfacer nuestro hambre de irrealidad», diría el peruano sobre ella.

Sin embargo, y aunque Tellado siempre recordaba orgullosa aquella entrevista, Llosa fue más condescendiente que admirador de su obra. Cuando murió, el escritor dijo que: “Me sorprendió lo poco que se conocía de la enorme difusión de su obra. No tenía consciencia de su repercusión”. Sorprendente, porque ella no era nada modesta y conocía perfectamente su éxito, que no negaba en las entrevistas. De hecho, cuando en ‘Tres más una’ habló del encuentro, sostuvo que cuando el peruano le dijo que si sabía que era casi tan leída como Cervantes, ella le contestó: “Y más que tú”.

En 1981 ya se habían hecho fotonovelas basadas en su obra (llegaron a venderse 750.000 ejemplares en una semana), se había estrenado el serial radiofónico ‘Lorena’ y la adaptación al cine de ‘Tengo que abandonarte’, dirigida por Antonio del Amo en 1969. Además, decenas de sus títulos se habían convertido en culebrones televisivos y había escrito más de 20 novelas eróticas bajo el nombre de Ada Miller (en homenaje a Henry Miller). Si Llosa se llevó la impresión de que la escritora no era consciente de su éxito es porque le consiguió engañar con falsa modestia.

Tampoco era “una mujer poco formada”. Además de terminar el bachillerato (a finales de los años 40 y siendo una mujer tampoco era tan común en España), Corín Tellado era una ávida lectora con pocos prejuicios. Leía todo lo que caía en sus manos, desde autores desconocidos hasta los grandes como Víctor Hugo, Miguel Delibes, Alejandro Dumas o el propio Vargas Llosa.

Después de liberarse del asfixiante contrato que tenía con Bruguera cuando la editorial quebró en 1986, abrió su campo y escribió cuentos juveniles para Júcar y Cantábrico. También se inició en las narraciones largas, más trabajadas y en el año 2000, con 73 años, publicó su primera novela en Internet, ‘Milagro en el camino’. Fue de las primeras escritoras en tener página web.

Su última década la vivió con un precario estado de salud, teniendo que someterse a tres sesiones de diálisis a la semana. Ya no podía escribir, pero le dictaba las novelas a su nuera. De hecho, su último título lo terminó una semana antes de fallecer. Tuvo una vida como mínimo peculiar, pero según su opinión, plena. Como declaró una vez en televisión: “¿En que me reencarnaría? Yo no lo pasé muy mal con Corín Tellado. Creo que me volvería a reencarnar en mí misma”.

2019/11/01

LIBROS | Subrat, Piro | Invertidos y rompepatrias : marxismo, anarquismo y desobediencia sexual y de género en el estado español (1868-1982)

Subrat, Piro (2019) [11-01]. Invertidos y rompepatrias : marxismo, anarquismo y desobediencia sexual y de género en el estado español (1868-1982). Madrid : Imperdible.

Ed. digital: Open Access | Invertidos y Rompepatrias
https://invertidosyrompepatrias.noblogs.org/

¿Ha sido la izquierda históricamente tan tolerante con la homosexualidad como se piensa? ¿Qué le aportó en épocas de absoluto rechazo a nivel social? ¿Qué le ha diferenciado de la derecha en ese punto? ¿Cuál fue su postura al respecto frente a la inusitada represión que llevó a cabo el franquismo? ¿Fue unánime su apoyo al nuevo ‘movimiento gay’ una vez muerto el dictador? ¿El movimiento LGTB siempre ha permanecido al margen del resto de luchas, como a veces parece traducirse de su deriva actual, o hubo sectores muy representativos del mismo que lucharon por algo más que por sus derechos, mejoras legales y beneficios institucionales en los convulsos años de la llamada ‘Transición’ e incluso más allá? ¿Qué papel tuvo la existencia de una lucha antifranquista organizada de cara a la creación de los primeros movimientos de liberación (homo)sexual? ¿Han sido gais masculinos de clase media-alta provenientes de partidos de izquierda quienes engrosaron sus filas principalmente, o hubo todo un mundo paralelo de travestis, maricas con pluma, elementos radicales y algunos de los primeros grupos de lesbianas autónomas a quienes la historiografía ha relegado a un plano secundario o directamente ha invisibilizado?

Estas preguntas y algunas más las responde esta completa e innovadora investigación que arroja luz sobre los precedentes históricos de un tema que lleva años en la palestra: ¿cómo ha sido la relación entre la izquierda y la homosexualidad? Contribuye a desmitificar una izquierda que se ha popularizado como principal vertiente ideológica que defiende los derechos LGTB, sin haber hecho una autocrítica profunda de un pasado repleto de rechazo a cualquier expresión sexual no normativa. A su vez, permite comprobar como ha sido su evolución frente a ellos entre la Revolución de 1868 y la victoria del PSOE en 1982, poniendo un énfasis mayor del habitual en grupos políticos que habitualmente no lo tienen en la historiografía oficial, como el anarquismo y otras prácticas de base similar.

 
Invertidos y rompepatrias.
Todo por hacer, 2019-11-00

https://www.todoporhacer.org/ensayo-invertidos-rompepatrias/

Publicado por primera vez en 2011 tras una investigación menos minuciosa, llega ahora la segunda edición de este libro. La nueva versión nos aporta una visión mucho más detallada de cómo a lo largo de algo más de un siglo se trató la liberación sexual, las orientaciones sexuales no hegemónicas y las identidades trans por parte del movimiento obrero organizado y demás corrientes anticapitalistas en el estado español. A su vez, se establece un paralelismo entre estas luchas y la primera década de historia del llamado “movimiento gay” en el territorio, que se vio indudablemente influenciado por la lucha antifranquista y las ideas revolucionarias que imperaban en su seno, algunas de las cuales generaron la existencia colectivos de lesbianas, maricas y travestis de tendencia muy radical que han quedado al margen tanto de la historiografía oficial de la supuesta ‘Transición a la democracia’ como de la gran mayoría de la historiografía LGTBI.

De igual forma, este libro contribuye a acabar con multitud de mitos que se han afianzado en la relación entre izquierda y homosexualidad: ni la izquierda toleró ni respetó la disidencia sexual y de género hasta bien avanzado el siglo XX, ni faltaron personas en su seno que, desafiando infinidad de tabúes del momento, se manifestaron a su favor. Este último dato situaría a algunas fuerzas marxistas y especialmente anarquistas entre los sectores de la población más benevolentes hacia la diferencia de sexo-género durante la Restauración Monárquica, la II República y el Franquismo, y tendría su eco en el mayoritario apoyo que ofrecieron a la ‘liberación gay” una vez muerto el dictador. Pero tampoco escatima en mostrar la infinidad de resistencias que hubo hasta llegar a ese momento, materializadas en infinidad de posturas que buscaban curar la homosexualidad, condenarla al ostracismo o incluso clamaban por intervenciones gubernativas en los vecindarios en los que se daba.

En resumen, una obra imprescindible para realizar una revisión histórica sobre el trato que las fuerzas de izquierda dispensaron a quienes rompían con las normas sexuales y de género en cada época. Y también para recordar que en un pasado bastante cercano la lucha ahora llamada ‘LGTBI’ se aproximaba más a la ruptura con lo establecido a nivel sexual y más allá, sentando las bases de una corriente radical dentro del movimiento que llega hasta la actualidad, pese a los discursos asimilacionistas y ‘gaypitalistas’ que han gozado de mayor difusión en los últimos años.

2019/10/30

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | ASÍ FUE EL EXTRAÑO MATRIMONIO DE ELTON JOHN CON UN AMUJER LLAMADA RENATE

Así fue el extraño matrimonio de Elton John con una mujer llamada Renate.
Él era una estrella, supuestamente bisexual y con problemas de adicciones. Ella, una mujer que caía bien a todo el mundo. El enlace duró cuatro años y dejó únicamente arrepentimiento. Lo recuerda el cantante en sus recientes memorias.
Guillermo Alonso | ICON, El País, 2019-10-30
https://elpais.com/elpais/2019/10/29/icon/1572348342_299677.html 

Comienzos de 1984: Elton John (Pinner, Middlesex, 1947) llamó a su amigo Tony King, ejecutivo discográfico, para comunicarle lo siguiente: “Me caso”. King pensó que se trataba de una broma y le espetó: “¿Con quién, si se puede saber?”. La respuesta era: con Renate Blauel, que trabajaba con él como ingeniera de sonido. Elton estaba en Montserrat (isla del Caribe perteneciente al Reino Unido donde grabó gran parte de sus discos de comienzos de los ochenta) ultimando ‘Breaking heart’s, su álbum número 18. Pese a que había llegado allí con un novio australiano que tenía entonces (llamado Gary), pronto labró una profunda amistad con Renate, que era, según él la describe en sus memorias, “concienzuda y caía bien a todos”.

No se acababan de conocer. Su relación profesional venía de lejos: se habían conocido en 1976 durante la grabación de ‘Don’t go breaking my heart’, una de las canciones más populares del artista. Elton, que a mediados de los ochenta pasaba una de sus peores etapas de adicción a la cocaína, valoró positivamente la compañía de Renata durante la grabación de ‘Breaking hearts’: el trabajo con ella era pacífico y fluido y las canciones salían solas. Tenía, según explicó, muchas más ganas de estar con Renate que con su novio Gary.

Aquí surgieron las dudas: ¿sentiría una atracción heterosexual, por fin? ¿Podría ser Renate la mujer que lo salvase de un estilo de vida que no era el más adecuado para él? Es importante señalar que para el mundo Elton John era entonces bisexual, como él había declarado en 1976, y no salió del armario como homosexual hasta 1992 en una entrevista con ‘Rolling Stone’.

Elton le pidió dos veces que se casara con él. La primera, borracho (muy significativo) en un restaurante de Montserrat. La segunda, y la definitiva, en uno de Sidney, donde Elton comenzaba una gira por Australia. Era el 10 de febrero de 1984 y cuando ella dijo sí, a él le entraron las prisas: lo harían allí mismo, el día de San Valentín, en Australia.

La boda fue por la iglesia y se organizó en tres días. Ni los padres de Elton ni los de Renate acudieron. El padrino de Elton fue John Reid, entonces su representante, también su exnovio y también el hombre con el que había perdido la virginidad. Tras un banquete, todos los invitados se trasladaron a la suite que ocupaba Elton John en Sydney, donde “siguió corriendo el alcohol y la coca”.

Elton John aclara en sus memorias que acaban de publicarse (‘Yo’, ed. Penguin Random House) que acordó con Renate no discutir nunca los detalles íntimos de su unión si un día de divorciaban. En sus memorias, el músico solo informa de que se divorciaron cuatro años después –a comienzos de 1988– y deja caer que la hizo bastante infeliz porque “Renate no solo se casó con un drogadicto gay, sino con un drogadicto gay cuya vida estaba a punto de desmoronarse”. Efectivamente, su consumo de cocaína estaba fuera de control en esa década. John ha declarado, por ejemplo, que ‘Leather jackets’, su disco número 20 lanzado en 1986, es el peor de su carrera y lo grabó puesto de cocaína en el estudio.

Si bien Elton ha sido caballeroso y ha omitido casi todos los detalles sobre el misterioso matrimonio, algunos se pueden encontrar en otras biografías del artista. Detalles que, obviamente, no han sido confirmados ni desmentidos por sus protagonistas: Elton ha mantenido silencio al respecto y Renate nunca volvió a la vida pública tras aquella boda rodeada de ‘paparazzi’ (cuando Elton la invitó a conocer a sus hijos, nacidos de un vientre de alquiler en 2010 y 2013, ella declinó la invitación, de modo que no la ha vuelto a ver).

La periodista británica Nina Myskow, a la que une una gran amistad con Elton John, declaró en 2002, para la biografía 'Sir Elton', que la relación tuvo “un lado físico”. Y en ‘Elton John: La historia de uno de los grandes mitos del pop’, de José Luis Martín, se cuenta que el divorcio entre Renate y Elton fue amistoso y ella obtuvo una indemnización de cinco millones de libras (unos 13 millones de euros al cambio en la actualidad).

El 21 de septiembre de 2017, Elton John publicó un texto en su cuenta de Instagram con motivo de su regreso a Australia para una serie de conciertos. “Hace muchos años elegí Australia para casarme con una maravillosa mujer por la que tengo tanto amor y admiración. Quise más que nada en el mundo ser un buen marido, pero estaba negando quién era realmente yo, lo que le causó tristeza a ella y una enorme culpa y arrepentimiento a mí. Para ser merecedor del amor de alguien debes ser lo suficientemente valiente y tener la mente clara para ser honesto contigo mismo y con tu pareja”.

2019/10/27

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | PETER BERLIN, EL ICONO GAY QUE SE HACÍA 'SELFIES' ERÓTICOS EN LOS 60 Y LOS ENVIABA POR CORREO

Peter Berlin, el icono gay que se hacía 'selfies' eróticos en los 60 y los enviaba por correo.
Personaje de sí mismo, este alemán consiguió vivir de sus autorretratos eróticos cinco décadas antes de Instagram y se cruzó con Mapplethorpe, Dalí o Warhol hasta que se retiró tras la epidemia del sida.
Begoña Gómez Urzaiz | Vanity Fair, 2019-10-27
https://www.revistavanityfair.es/cultura/articulos/peter-berlin-icono-gay-selfies-eroticos/41308

“El primer artista gay conceptual”, dice de él el fotógrafo Jack Pierson. “La versión surfera del clásico dios sexual ‘leather’ de Jean Genet”, define la cineasta y performer Kembra Pfahler. “Él fue como Mae West, pero en hombre. Al igual que West, él es totalmente autoinventado, celebrado e influyente”, sentencia John Waters. La obra de Peter Berlin, que no fue otra cosa que él mismo, ha tardado unas décadas en comprenderse pero ahora cobra todo el sentido ¿Acaso hay más actual que alguien que se cambia el nombre, se crea un ‘look’ y un personaje y se dedica incansablemente a autofotografiarse?

Omar Sosa, uno de los fundadores de la revista ‘Apartamento’, ha coordinado ‘Peter Berlin: Artist, Icon, Photosexual’ un libro que edita Damiani dedicado a este pionero de la estética gay que colaboró con Robert Mapplethorpe y Tom of Finland y se cruzó con gente como Valentino y Dalí mientras, como dicen varios de los entrevistados “hizo ‘cruising’ por la vida”.

Musculado, depilado y marcando paquete con ajustados pantalones de cuero, Berlin, contribuyó, a decir del crítico de arte Jonathan D. Katz, a perfilar “una nueva masculinidad gay” que fundía elementos de los machos de las revistas gais de los años cincuenta, que solían posar vestidos de cowboys, policías y pescadores, y de la cultura hippy de los sesenta, con su ropa unisex, estampados florales y cuerpos lánguidos. En los setenta, “Berlin tomó elementos de las dos décadas anteriores, uniendo esas dos polaridades y creando un puente entre opuestos para crear un nuevo tipo de Adonis gay”.

El libro incluye una entrevista con el propio artista que se refiere constantemente a sí mismo como “Peter Berlin”, no tanto porque padezca de esa hybris que lleva a futbolistas y ex concursantes de realities a hablar de ellos mismos en tercera persona, sino porque es perfectamente consciente de su personaje. Berlin nació en Lódz, Polonia, como Armin Baron von Hoyningen-Huene, un nombre que, él mismo remarcó, “apunta al hecho de que no vengo de la miseria. Escojo la miseria”.

De familia acomodada y con inclinaciones artísticas –uno de sus familiares, George Hoyningen-Huene fue un pionero de la fotografía de moda y amante de Horst P. Horst–, en realidad no llegó a disfrutar de una vida fácil porque su padre murió en la segunda guerra mundial, los bienes de la familia fueron confiscados por los rusos y su madre huyó a Berlín con sus tres hijos y casi ningún capital. A los 13 años empezó a remendar su ropa con la máquina de coser de su abuela para hacer que sus pantalones fuesen más ajustados. Su iniciación sexual vino con envoltorio histórico. Al parecer, un día conoció a un hombre del Este que le invitó a ir a su casa. Cuando regresó, a la mañana siguiente, vio enormes rollos de alambre y un ambiente extraño en las calles.

Era el 13 de agosto de 1961 y estaban levantando el muro de Berlín. Su madre, su padrastro y sus hermanos se preocuparon y él terminó confesando qué había estado haciendo esa noche y con quién. Se plantearon llevarlo a terapia de electroshock pero finalmente los Huene optaron por una solución distinta. Le echaron de casa. El joven Armin se fue a vivir con una señora mayor, empezó a trabajar como técnico de fotografía y a pasar las tardes y las noches seduciendo a chicos en los parques y los bares de Berlín. Ya entonces, cinco décadas antes de la era del ‘selfie’, empezó a tomarse fotos eróticas en blanco y negro, vestido de manera provocadora con ropa que se hacía él mismo.

A mediados de los 60, mientras colgaba un poster en el cine, se le acercó un hombre de mediana edad –“tenemos la misma cámara”, le dijo– que resultó ser Jochen Labriola, un pintor que se convirtió en lo que hoy se llamaría “sugardaddy”, su benefactor, pero que Berlin definía con la palabra “camarada”. Le siguió a Roma y después a París, donde Berlin iba causando sensación por las calles. De allí ambos fueron a Nueva York y finalmente al lugar que les estaba esperando, San Francisco. Es ahí donde adopta el nombre de “Peter Berlin” y donde sorprende en el ambiente gay con una estética muy distinta a los vaqueros y camisas de cuadros que llevaban todos por entonces.

Tras filmar la primera de sus dos únicas películas porno, ‘Nights in Black Leather’, Berlin se convirtió en una figura famosa más allá del ‘underground’ y lanzó un negocio que podría definirse como un proto-Instagram: un servicio de envío por correo de fotos eróticas de sí mismo que tomaba con su Hasselblad y que contribuyen a cimentar su estética de pin up contracultural. También grabó algunos cortos que con el tiempo han adquirido estatus de culto y, en 1975, su segunda película, ‘That Boy’.

La ilustradora y Dj Silvia Prada recuerda en el libro el impacto que le produjo ver esa película, que arranca con una famosa escena de masturbación con el canon de Pachelbel de fondo, cuando era adolescente. “Estaba descubriendo mi sexualidad. Sentía fascinación por todo lo prohibido: el fetichismo ‘leather’, el sexo telefónico, público, en grupo, la vida en los márgenes. Crecer como una chica lesbiana en el ambiente católico del norte de España y escuchar esa voz, ver sus jeans y su bragueta abultada por las calles de San Francisco me interpeló directamente”.

Aunque Berlin no se benefició económicamente de ‘That Boy’, la película, que algunos han calificado de “antiporno”, le propulsó al mundo del arte y los reservados vip. Compartió “la montaña de cocaína más grande que jamás había visto”, a decir de Ted Stansfield, que se encarga de escribir su semblanza en el libro de Damiani, con Calvin Klein; Andy Warhol le felicitó por sus fotografías y le ofreció la ‘Factory’; conoció a Valentino, a Nureyev y a Sal Mineo y pasó una tarde con Dalí y Gala, con la que habló en alemán. En aquella época también estableció sus dos colaboraciones artísticas más fructíferas, con Robert Mapplethorpe y con el ilustrador Tom of Finland.

El fotógrafo, que empezaba entonces su carrera, lo utilizó como modelo para varias imágenes y se lo llevó a cenas con gente influyente. Aunque, según su biógrafo, les diferenciaba el nivel de ambición. “Ambos pertenecían al ‘underground’, los dos tenían compañeros ricos. Peter a Jochen Labriola y Robert a Sam Wagstaff, que les financiaban su estilo de vida, aplicaban técnicas rigurosas de estudio a su trabajo y creador fotos que siempre estarán en los anales de la imaginería gay, pero sus instintos eran diferentes. A Robert le impulsaba el dinero y la fama, a Peter no”. Él se lo corrobora: “nunca me importó ser rico y famoso como Robert, solo quería vestirme y follar”. Su fotografía era el efecto secundario de su vida, no al revés.

Cuando estalló el sida, su vida se fundió. “Todos mis amigos murieron. Todos y cada uno de ellos. Cuando falleció Jochen en 1988 mi mundo pasó del color al blanco y negro. Sin él y los otros amigos que me animaban, no veía la razón de seguir trabajando como Peter Berlin”, explica en el libro. Se retiró a California y vivió con un compañero más joven al que fotografiaba. En 2006, un documental, ‘That Man’, de Jim Tushinksi, exploró la mitología en torno a este Greta Garbo de la cultura gay. Ahora Armin, que ya no es Peter, tiene setentaytantos y vuelve a vivir en San Francisco.

En su momento no quiso fama y dinero pero ahora lamenta no haber llegado a tener “villas en París, Roma y Moscú llenas de hombres guapos”. “Hugh Hefner –dice– es la única persona que tuvo lo que yo hubiera querido. Me choca que ningún gay lo consiguiera”. Le gustaría hacer su tercera película, un biopic que explicase su viaje y lo que el “proyecto Peter Berlin” le enseñó sobre el deseo, la estética y la sexualidad. “Echo mucho de menos a Peter”, dice. “He perdido esa energía sexual. No me siento femenino ni masculino. Vivo como una anciana, cuidando a mi gato y a mis plantas”.

2019/10/26

DOCUMENTACIÓN | CINE | LA HOMOSEXUALIDAD EN EL CINE DE LA POSGUERRA

La homosexualidad en el cine de la posguerra.
Leopold Estapé | Arco Iris, El Obrero, 2019-10-26

https://elobrero.es/recursos/arco-iris/35771-la-homosexualidad-en-el-cine-de-la-posguerra.html 

Después del código Hays y la Segunda Guerra Mundial, la homosexualidad en el cine quedó relegada al ámbito de la marginalidad. Gays y lesbianas sólo podían ser los malvados. Pero, ¿siempre fue así?

El código Hays fue un reglamento privado de producción cinematográfico que determinaba, con una serie de reglas restrictivas, aquello que se podía ver en pantalla y lo que no en las producciones estadounidenses. Su autor fue un mediocre y gris político republicano llamado William Hays. Desde 1934 y hasta 1967 fue un sistema real de autocensura sobre la producción cinematográfica. Imponía normas morales y atacaba duramente cualquier forma de representación de la homosexualidad.

En la posguerra fue el neorrealismo italiano el primero en presentar la homosexualidad de forma negativa. Por ejemplo, intentó exagerar la maldad de los nazis añadiendo a los perfiles de sus personajes tics y referencias claramente homosexuales y afeminadas. El nazismo no sólo era malo para los crímenes cometidos, además eran unos sádicos homosexuales, amantes de prácticas recargadas y masoquistas.

Uno de los grandes filmes de la posguerra es sin duda ‘Roma Cittá Aperta’, obra maestra de Roberto Rossellini de 1945. El autor nos presenta el sacerdote como un ejemplo de la bondad humana y el compromiso de lucha contra el fascismo, curiosamente era miembro de una institución con buena relación con el régimen de Mussolini. En cambio en el oficial austriaco exagera sus gestos con un evidente amaneramiento, sugiriendo una posible homosexualidad, su colaboradora era un ser amoral como lo son las mujeres colaboracionistas, tampoco aquí huye de mostrar el lesbianismo de una de ellas. La homosexualidad era una conducta denigrante, caracterizar el malo como tal exageraba sus rasgos negativos. El mismo Visconti lo utilizó en alguno de sus filmes, ‘La Caída de los Dioses’ o ‘Ludwig’ fueron buenos ejemplos.

El cine negro, especialmente el americano, también optó por presentar a los malos como perversos homosexuales o afeminados, formaban parte de una sociedad decadente y corrompida. El homosexual puede ser elegante, amanerado, amante de la buena vida; una tarjeta perfumada o un gesto afeminado lo delatará. Para la industria cinematográfica era culpable de su sexualidad y de su vida depravada, lo que le llevaba a la muerte en la mayoría de las ocasiones.

El personaje de Waldo en ‘Laura’ es un claro ejemplo de ello. A través del plano que se nos muestra al principio del film, descubrimos una estancia perfectamente ordenada, enseña que a Waldo le gusta el arte, la ropa y el buen vino. En un mundo donde reina una cierta incultura, con la presencia incluso de un prostituto masculino, Vicente Price, el refinado columnista homosexual es el asesino.

La motera Mercedes McCambridge en ‘Touch of Evil’ (‘Sed de mal’) encarna el estereotipo de la sádica malvada y lésbica. Este personaje aparecerá en otros filmes, siempre de negro, siempre amargada, siempre llena de odio. ‘Johnny Guitar’ es un buen ejemplo.

Pero no siempre aparece en negativo, un ejemplo es el film ‘El Sueño Eterno’ (1946) dirigido por Howard Hawks e interpretado por Humphrey Bogart y Lauren Bacall. En una de las primeras escenas Philip Marlowe visita al general Sternwood, éste recibe a los hombres en el invernadero, le encanta verlos sudar bebiendo coñac.

El general contrata al detective con el pretexto de investigar el chantaje a una de sus hijas; pronto Marlowe se dará cuenta de que lo que en realidad le preocupa al general es la desaparición de su ‘musculoso’ acompañante. Vivian (Lauren Bacall) será la encargada de señalar, con cierto desprecio, que su padre está más interesado en saber qué le pasó a su ‘acompañante’ que desapareció misteriosamente. Marlowe sigue investigando y se encuentra con un librero traficante de pornografía. Más adelante aparece su cadáver que inmediatamente vuelve a desaparecer. Cuando al final reaparece, un joven ha adornado su cama con velas y flores. No es ni su hijo, ni un familiar, es su amante.

En ‘The Maltese Falcon’ (1941), John Huston añadió su firma a una de las mejores novelas de Dashiel Hammet. Como en ‘El Sueño Eterno’ la homosexualidad aparece de forma más o menos evidente. Para el personaje de Cairo, Huston añade una referencia que aparece en ‘Adiós Muñeca’ de Chandler, donde un abogado con mucha pluma aparece con una tarjeta muy perfumada. Peter Lorre habituado a estos personajes, no dejará dudas sobre su orientación sexual.

Pero Huston va más allá, ‘Fat man’ (‘El gordo’) tiene un guardaespaldas a quien ‘ama como un hijo’, al que Sam Spade le hará ironías sobre el tamaño de sus pistolas. Huston señala seguramente que en realidad se trata de un ‘chapero’ con armas que no sabe utilizar.

La historia de Leopold y Loeb ha sido llevada varias veces al cine. La historia de los dos amantes asesinos fascinó en una industria donde la homosexualidad sólo podía aparecer de forma muy negativa. ‘Compulsión’ (1956) o ‘La Soga’ (1948) son dos de los seis veces que el cine ha tratado el tema.

En el fondo, recordad, es cine: hecho del material con que están hechos los sueños.

2019/10/18

ARTÍCULOS | Díaz, Abel | Los invertidos: homosexualidad(es) y género en el primer franquismo

Díaz, Abel [Universidad del País Vasco UPV/EHU] (2019) [10-18]. Los invertidos: homosexualidad(es) y género en el primer franquismo. Cuadernos de Historia Contemporánea [CHC], 41, 329-349

Ed. digital: Open Access | Revistas UCM [Universidad Complutense de Madrid]

https://revistas.ucm.es/index.php/CHCO/article/view/66118 

[.es] Durante el franquismo se emplearon diversos mecanismos para penalizar la homosexualidad, intensificados a partir de 1954 con la entrada en vigor de una enmienda a la Ley de Vagos y Maleantes de 1933. La apertura de nuevos archivos judiciales a la investigación ha permitido rastrear los significados que tuvo la homosexualidad como supuesto punible durante estos años. En términos generales, ante la ambigüedad que caracterizaba a esta legislación, el criterio de policías, forenses y jueces se decantó más por castigar la “inversión” en términos de género, que por penalizar el deseo y la práctica homosexuales. El mantenimiento del orden de género y una determinada noción del cuerpo invertido marcarían la evolución hacia una mayor regularización y control del sujeto definido como homosexual.

2019/08/24

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | "GAY PANIC", LA ESTRATEGIA LEGAL DE ESTADOS UNIDOS QUE EXCUSA EL ASESINATO DE PERSONAS LGTBI

"Gay panic", la estrategia legal de EEUU que excusa el asesinato de personas LGTBIQ+.
42 Estados permiten usar defensas legales que afirman que la orientación sexual y/o la identidad de género de la víctima causaron las acciones.
Carolina Álvarez Albalá | El Independiente, 2019-08-24
https://www.elindependiente.com/sociedad/2019/08/24/gay-panic-estrategia-legal-eeuu-excusa-asesinato-personas-lgtbiq/

Las llamadas defensas de «gay panic» y «trans panic» son estrategias legales que, según la Asociación de Abogados de los Estados Unidos, «buscan excusar parcial o completamente crímenes como el asesinato y la violación alegando que la orientación sexual o identidad de género de la víctima es la causante de la reacción violenta del acusado». La investigación realizada por el Instituto Williams muestra que «ningún estado reconoce las defensas de pánico gay y trans como defensas independientes bajo sus respectivos códigos penales», pero los acusados ​​han usado defensas de pánico junto con otras estrategias de defensa para intentar reducir la gravedad de sus cargos o sentencias.

A la hora de recurrir a la defensa, el autor afirma que la orientación sexual o la identidad de género de su víctima no solo explica, sino que excusa, su pérdida de autocontrol y la violación posterior. Al absolver total o parcialmente a los autores de crímenes contra víctimas LGTBIQ+, esta defensa implica que las vidas LGTBIQ+ valen menos que otras, tal y como denuncia Movement Advancement Project.

Uno de los casos más famosos que empleó la defensa «gay panic» fue el de Matthew Shepard. En 1998, Matthew Shepard, un estudiante universitario de 21 años, fue golpeado hasta la muerte por dos hombres. Los hombres intentaron usar la defensa «gay panic» para excusar sus acciones. A pesar de la protesta pública generalizada, la defensa todavía se está utilizando a día de hoy.

A continuación, puede verse el mapa de Estados Unidos con los estados en los que no se prohíbe el uso de defensas legales que afirman que la orientación sexual y/o la identidad de género de la víctima contribuyeron a las acciones del acusado (en amarillo) y en los que sí se prohíbe el uso de defensas legales alegando que la orientación sexual y/o la identidad de género de la víctima contribuyeron a las acciones del acusado (las llamadas defensas «gay/trans panic») (en verde).

Tradicionalmente, la defensa del «gay panic» y «trans panic» se ha utilizado de tres maneras para mitigar un caso de asesinato a homicidio u homicidio justificado.

1. Defensa de locura o capacidad disminuida: el acusado alega que una proposición sexual de la víctima, debido a su orientación sexual o identidad de género, desencadenó una crisis nerviosa en el acusado, causando un «pánico» homosexual o transgénero. Esta defensa se basa en un término psicológico obsoleto, trastorno de «gay panic», que fue desacreditado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y retirado del DSM en 1973. Lamentablemente, a pesar de que el campo médico ha evolucionado con nuestra sociedad cada vez más justa, el campo legal aún tiene que ponerse al día.

2. Defensa de la provocación: La defensa de la provocación permite al acusado argumentar que la proposición de la víctima, a veces denominada «avance sexual no violento», fue suficientemente «provocativa» para inducir al acusado a matar a la víctima. Los demandados que afirman un avance «provocativo» estigmatizan el comportamiento que, por sí solo, no es ilegal ni dañino, sino que solo se considera «provocativo» cuando proviene de un individuo LGTBIQ+.

3. Defensa de la autodefensa: los acusados ​​afirman que creían que la víctima, debido a su orientación sexual o identidad/expresión de género, estaba a punto de causarle daños corporales graves. Esta defensa es ofensiva y dañina porque argumenta que el género o la identidad sexual de una persona los convierte en una amenaza mayor para la seguridad. Además, el “panic” entre homosexuales y trans a menudo se emplea para justificar la violencia cuando el comportamiento de la víctima no cumple con el estándar de daños corporales graves, o el acusado utilizó una mayor cantidad de fuerza que la razonablemente necesaria para evitar el peligro, como usar armas: el atacante estaba desarmado.

¿Por qué es un problema LGTBIQ+?
Las defensas de «panic» se utilizan únicamente para justificar crímenes violentos contra personas LGTBIQ+. Mientras que otros grupos minoritarios son, sin duda, también víctimas de crímenes de odio, hay pocos casos, si es que hay alguno, en los que un acusado afirma que la revelación de la raza, religión u otra identificación minoritaria de alguien los provocó a la violencia. Por el contrario, la defensa del «gay panic» y «trans panic» con frecuencia recurre a estigmas únicos sobre las personas LGTBIQ+, la sexualidad y el género para justificar la horrible violencia contra las personas gay y trans.

La defensa del «gay panic» y «trans panic» ha sido utilizada para absolver a docenas de asesinos de sus crímenes. De hecho, en abril de 2018 se utilizó una defensa «gay panic» para mitigar un cargo de homicidio por homicidio por negligencia criminal. Incluso en los casos en que se ordena a los jurados que no escuchen la defensa del «gay panic» y «trans panic», el sesgo homófobo implícito de escuchar a la defensa puede influir en la decisión del jurado. Por ejemplo, en los casos en que los perpetradores no son absueltos como resultado de una defensa de «pánico» homosexual y trans, el jurado aún puede llegar a un punto muerto porque no puede sacudir la homofobia inherente de la defensa. Cuando se trata de decidir el derecho a la vida de un individuo LGBTQI+, un jurado colgado y una sentencia mitigada tienen el mismo efecto.

2019/07/18

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LA PERTURBADORA DELICADEZA DE HERVÉ GUIBERT

La perturbadora delicadeza de Hervé Guibert.
Una exposición muestra la obra fotográfica del transgresor autor que en los ochenta cuestionó la doble moral de la sociedad francesa frente al sida.
Gloria Crespo MacLennan | El País, 2019-07-18
https://elpais.com/cultura/2019/07/11/babelia/1562849062_797454.html 

“La fotografía es también un acto de amor”, escribía Hervé Guibert (París, 1955 - Clamart, 1991), "y como en todo acto de amor uno se descubre a sí mismo sin concesiones". "Sin piedad pero no sin amor”, como diría su viuda, el autor se apropió de los momentos más íntimos de la realidad, de los propios y de los ajenos, para expresar su arte y hacer de ello una expresión colectiva. Tras su prematura muerte a los 36 años, víctima del sida, dejó un importante legado fotográfico, del cual se puede ver una pequeña, pero evocadora, selección en la exposición organizada por la Fundación Loewe, dentro de la programación de PHotoEspaña.

Conocido sobre todo como escritor, fue también fotógrafo y cineasta. Se dio a conocer en los círculos intelectuales de París con una columna sobre fotografía que escribió para el periódico ‘Le Monde’ entre 1977 y 1985. Con tan solo 22 años publicó su primer libro, ‘La mort propagande’, un perturbador autorretrato que resultará premonitorio sobre su enfermedad y su muerte. Sería el primero de una fructífera trayectoria artística que incluye algunos de los textos más crudos que se han escrito sobre los devastadores efectos del sida, en una época en la que el virus estaba considerado como un azote divino. Tristemente concluirá con ‘La pudeur ou l’impudeur’, un sobrecogedor relato fílmico de sus últimos días. “Su obra contribuiría a transformar los prejuicios que había respecto a la enfermedad y hacia sus víctimas en Francia”, destaca María Millán, comisaria de la exposición.

Al cumplir 18 años su padre le regaló una cámara Rollei 35. De los primeros retratos que tomó se encuentra uno a su madre. “Lo primero que hice fue sacar a mi padre de la habitación donde iba a tomar la foto, alejarle para que la imagen dejara de pasar a través de la que él se había creado de ella... de forma que no quedase nada más que nuestra complicidad”, escribía el autor años más tarde en ‘L’image fantôme’. La fotografía se convirtió en un diario donde anotar tomas visuales. “Quería representar físicamente sentimientos que son invisibles ante la cámara e invitar al espectador a conectar con esas imágenes reconociendo sus propios deseos. Le interesaba el efecto que podía producir la fotografía no solo en la persona retratada y en el espectador, sino también en el propio fotógrafo”, señala Millán.

La vida parecía transcurrir entre polos opuestos para Guibert. Así fue fraguando una obra entre la realidad y la fantasía; el placer y el dolor; la transgresión y el miedo; la palabra y la imagen; la posesión y la libertad; la vida y la muerte. A través de una fotografía muy intimista y poética, que tiene como protagonistas a la gente y a los objetos de su entorno, expresó sus estados de ánimo y observaciones, dando voz a los sentimientos y transformándolos en emociones colectivas.

Fue autodidacta. “Tenía un alto sentido de la estética. Era muy cuidadoso a la hora de componer y de imprimir. Jugaba mucho con los cortes de las imágenes y con las luces y las sombras, colocando a sus personajes con suma delicadeza. Aunque él no imprimía sus fotografías, era muy exigente y controlaba hasta el mínimo detalle”, explica la comisaria. Retrató a muchos personajes del mundo de la cultura, y poco a poco fue desarrollando un cuerpo fotográfico. Aun así, parecía sentirse más cómodo con la escritura. “Las palabras son bellas, las palabras son justas, las palabras son victoriosas”, escribía. “La fotografía y la escritura no eran complementarias en cuanto a su sentido artístico”, matiza la comisaria, “las utilizaba como distintas formas de expresión. Vivió fundamentalmente de la escritura. Es al final de su vida cuando empieza a divulgar más su faceta como fotógrafo”.

En 1980 publicó su segundo libro, ‘Suzanne y Louise’. Compuesto por las imágenes de sus dos tías abuelas, acompañadas por un texto escrito a mano, con tintes tan sádicos como ingenuos, nos adentra en el día a día de dos excéntricas y conmovedoras ancianas. Viven aisladas en una casa acompañadas por su perro, y solo hablan entre ellas cuando las visita su sobrino. El retrato de estas dos mujeres, a través de sus grandezas y miserias, servirá de espejo a su autor. La serie de fotografías dio pie a su primera exposición individual.

En ‘L'image fantôme’, una colección de ensayos en los que el autor profundiza tanto en el proceso artístico de la fotografía como en su propia memoria, se desmarca de las teorías defendidas un año antes por el escritor Roland Barthes en ‘La cámara lúcida’. Guibert describe su libro como “un negativo de la fotografía... [el libro] habla solo de imágenes fantasmas, de imágenes que no resultaron, o incluso de las latentes, imágenes que son íntimas hasta el punto de ser invisibles”. Así sus fotografías no se ajustan a un significado, a pesar de que en apariencia se refieran a una realidad concreta. Conoció a Cartier-Bresson, con quien realizó un viaje y de quien figura un retrato en la exposición. “Admiraba su trabajo, pero no sus teorías”, afirma Millán. “Guibert consideraba que esperar el momento decisivo era una pérdida de tiempo”.

La exposición forma parte de una trilogía comisariada por Millán, a través de la cual la Fundación Loewe se ha propuesto explorar la forma en la que los artistas han abordado cuestiones sobre la identidad y la sexualidad. Comenzó con Minor White, y el pasado año tuvo como protagonistas a Peter Hujar y David Wojnarowicz, todos ellos norteamericanos. “En esta última muestra quise centrarme en cómo se trataba el tema del sida y de la identidad sexual en Europa, en los ochenta y principios de los noventa. Conocía el trabajo de Guibert y me pareció que, aunque la forma de abordar el tema fotográficamente era distinta, compartía el mismo sentir que Hujar y Wojnarowicz”. El fotógrafo francés “vuelve a encarnar una infatigable consciencia, vulnerable a la par que resiliente, expresada en dos espectros entrelazados: la vida y la muerte. Guibert fue capaz de otorgar una duradera resonancia universal a su batalla personal”, escribe la comisaria.

La muerte está muy presente, tanto en su obra fotográfica como en la literaria. “Decía que la fotografía tiene la capacidad de embalsamar un momento de vida que se acaba porque la muerte está siempre presente”, destaca la comisaria. “Sus escritos son mucho más crudos y reivindicativos que sus imágenes”. En 1988, diagnosticado con sida, se abraza a la vida y comienza un periodo de vida muy intenso. Dos años más tarde se publica ‘À l' ami qu en m' a pas sauvé la vi’ (Al amigo que no me salvó la vida). "Sí, mi novela es la historia del sida, del tiempo de la incubación, de la enfermedad y de los años ochenta... Hay en este libro una actitud agresiva, violenta, virulenta, como lo es el sida...", afirmaba el autor.

Ante la inminencia de la muerte, el narrador encuentra una excusa para hacer pública su enfermedad, así como lo que sucede en su círculo de relaciones. Pese a la utilización de nombres ficticios, no resultaba difícil identificar a su amiga la actriz Isabelle Adjani en el personaje de Marine, ni la detallada agonía del filósofo Michel Foucault (con el nombre de Muzil), fallecido en 1984, sin que se conociese su condición de seropositivo. De ahí surgió el debate del derecho a revelar secretos ajenos en nombre del arte, ante lo que el ‘enfant terrible’ defendió su intención de hacer un llamamiento a reconocer a las víctimas del sida como enfermos, no como apestados, y condenar la actuación de quien, sabiéndose portador del virus, oculta a su pareja su condición. “Guibert no se convirtió en un activista hasta dos años antes de su muerte”, señala Millán. “En realidad, ya había expresado en toda su obra quién era sin necesidad de ningún activismo, pero debido al escándalo que genera la publicación toma una postura más notoria”.

Entre los protagonistas de sus fotografías se encuentran Christine, viuda del artista retratada taciturna, con la cabeza recostada en un sillón, y Thierry Jouno (pareja de Christine y padre de sus dos hijos), quien fue amante de Guibert. Formarían un trío sentimental y los tres contrajeron el VIH. De ahí que Guibert, cuya muerte parecía más inminente, pidiera a Christine matrimonio como un acto de amor hacia sus hijos, con el fin de protegerlos económicamente ante la posible desaparición de sus dos padres. Christine fue la única superviviente del trío.

Los últimos ocho meses de su vida los dedicó a la filmación, con una cámara doméstica, de su progresivo deterioro físico y moral. El rodaje de ‘La pudeur ou l’impudeur’ terminó unas semanas antes de morir, pero Guibert no llegó a ver su montaje definitivo. Meses después de su muerte se estrenó el documental en la televisión francesa. Con su desaparición perpetuaba su memoria y la de otros muchos. El mal quedaba conjurado.
 

Y TAMBIÉN…
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Hervé Guibert: Los retratos de la muerte.
La piedra de Sísifo, 2021-12-15

https://lapiedradesisifo.com/2021/12/15/herve-guibert-los-retratos-de-la-muerte/ 

2019/07/07

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | UNOS APUNTES DE ORGULLO OBRERO Y GAY

Unos apuntes de orgullo obrero y gay.
Jorge Matías | La Voz de Asturias, 2019-07-07

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/opinion/2019/07/07/apuntes-orgullo-obrero-gay/00031562480495688430440.htm 

No sé si saben ustedes quien fue Mark Ashton, y tampoco sé si soy yo la persona más indicada para hablar de él, pero voy a hacerlo igualmente y sin pedir permiso.

Mark Ashton nació en 1960 en Irlanda del Norte. A finales de los setenta se trasladó a Londres. Trabajó disfrazado de camarera, parece ser, y ya en los ochenta se hizo voluntario de un teléfono de ayuda a lesbianas y gays. Miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, fue secretario general de las juventudes comunistas de su país hasta su temprano fallecimiento en 1987.

Ashton era comunista y homosexual. En aquellos terribles años ochenta, el gobierno ultraconservador de Margaret Thatcher estaba en guerra abierta con los mineros del país. Cuando la National Union of Mineworkers convocó la huelga que duraría nada menos que un año y el gobierno le retiró los fondos, la situación de los mineros en huelga era muy delicada. Mark Ashton y su amigo Mike Jackson pensaron que la clase obrera estaba siendo atacada y oprimida, y que el colectivo LGTBI debía apoyar a los mineros. Mark conocía perfectamente los problemas de los trabajadores, especialmente los del sector textil, que era al que pertenecían sus padres. Así nació Lesbians and Gays Support the Miners, a raíz de la recaudación para apoyar la huelga minera que se hizo en el Orgullo de 1984. La organización llegó a tener once secciones repartidas por todo el Reino Unido. Organizaban viajes a las zonas mineras para apoyar la huelga y recaudaron miles de libras para los trabajadores. A estas alturas de columna, supongo que todos saben que me refiero a la persona real en cuya historia se inspira la divertida y conmovedora película de 2014, ‘Pride’.

Mark luchó toda su corta vida por una alianza entre los trabajadores y el colectivo LGTBI, alianza que defendió valientemente entre sus reticentes camaradas del Partido Comunista y entre el no menos reticente colectivo LGTBI. Cuando un conocido tabloide publicó en su portada que los pervertidos apoyaban a los mineros (‘Perverts support the pits!’) Mark Ashton respondió organizando un festival de música, Pits and Perverts, en el que actuaron nada menos que Bronski Beat, banda liderada en aquel entonces por el gran Jimmy Somerville.

En junio de 1985, una comitiva de 150 mineros de todo el país encabezó el desfile del Día del Orgullo Gay en Londres. Allí, los mineros aseguraron que ahora sabían de los problemas de otros sectores de la población, al igual que Mark Ashton aseguraba que «no se puede ser gay y preocuparte solo de los problemas de los gays». No fue una victoria, ni escribo sobre transversalidad. Los mineros perdieron casi todo y un año después de la muerte de Ashton, en 1988, se aprobó una ley contra la promoción de la homosexualidad en las aulas, sea lo que sea eso, e incluso se prohibió enseñar que se gay es algo aceptable: el tristemente conocido Artículo 28, que no fue derogado hasta 2003. A pesar de todo, esta no deja de ser una historia real de solidaridad, de unirse en lo común, sin chorradas, sin compartimentos ni secciones para cada colectivo en la manifestación, una historia real de apoyo y comprensión, de lucha sin cuartel.

Hoy, aquí, el programa político de Vox, ese partido tan retrógrado que hasta tiene su propio Monasterio, es abiertamente homófobo y terroríficamente antiobrero. Muy Margaret Thatcher, al final. Llegados a este punto, no sé ustedes, pero yo prefiero un Mark Ashton antes que doscientos Fusaros. Prefiero ir de la mano de los pervertidos. Siempre.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...