La homosexualidad en el cine de la posguerra.
Leopold Estapé | Arco Iris, El Obrero, 2019-10-26
https://elobrero.es/recursos/arco-iris/35771-la-homosexualidad-en-el-cine-de-la-posguerra.html
Leopold Estapé | Arco Iris, El Obrero, 2019-10-26
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Después del código Hays y la Segunda Guerra Mundial, la homosexualidad en el cine quedó relegada al ámbito de la marginalidad. Gays y lesbianas sólo podían ser los malvados. Pero, ¿siempre fue así?
El código Hays fue un reglamento privado de producción cinematográfico que determinaba, con una serie de reglas restrictivas, aquello que se podía ver en pantalla y lo que no en las producciones estadounidenses. Su autor fue un mediocre y gris político republicano llamado William Hays. Desde 1934 y hasta 1967 fue un sistema real de autocensura sobre la producción cinematográfica. Imponía normas morales y atacaba duramente cualquier forma de representación de la homosexualidad.
En la posguerra fue el neorrealismo italiano el primero en presentar la homosexualidad de forma negativa. Por ejemplo, intentó exagerar la maldad de los nazis añadiendo a los perfiles de sus personajes tics y referencias claramente homosexuales y afeminadas. El nazismo no sólo era malo para los crímenes cometidos, además eran unos sádicos homosexuales, amantes de prácticas recargadas y masoquistas.
Uno de los grandes filmes de la posguerra es sin duda ‘Roma Cittá Aperta’, obra maestra de Roberto Rossellini de 1945. El autor nos presenta el sacerdote como un ejemplo de la bondad humana y el compromiso de lucha contra el fascismo, curiosamente era miembro de una institución con buena relación con el régimen de Mussolini. En cambio en el oficial austriaco exagera sus gestos con un evidente amaneramiento, sugiriendo una posible homosexualidad, su colaboradora era un ser amoral como lo son las mujeres colaboracionistas, tampoco aquí huye de mostrar el lesbianismo de una de ellas. La homosexualidad era una conducta denigrante, caracterizar el malo como tal exageraba sus rasgos negativos. El mismo Visconti lo utilizó en alguno de sus filmes, ‘La Caída de los Dioses’ o ‘Ludwig’ fueron buenos ejemplos.
El cine negro, especialmente el americano, también optó por presentar a los malos como perversos homosexuales o afeminados, formaban parte de una sociedad decadente y corrompida. El homosexual puede ser elegante, amanerado, amante de la buena vida; una tarjeta perfumada o un gesto afeminado lo delatará. Para la industria cinematográfica era culpable de su sexualidad y de su vida depravada, lo que le llevaba a la muerte en la mayoría de las ocasiones.
El personaje de Waldo en ‘Laura’ es un claro ejemplo de ello. A través del plano que se nos muestra al principio del film, descubrimos una estancia perfectamente ordenada, enseña que a Waldo le gusta el arte, la ropa y el buen vino. En un mundo donde reina una cierta incultura, con la presencia incluso de un prostituto masculino, Vicente Price, el refinado columnista homosexual es el asesino.
La motera Mercedes McCambridge en ‘Touch of Evil’ (‘Sed de mal’) encarna el estereotipo de la sádica malvada y lésbica. Este personaje aparecerá en otros filmes, siempre de negro, siempre amargada, siempre llena de odio. ‘Johnny Guitar’ es un buen ejemplo.
Pero no siempre aparece en negativo, un ejemplo es el film ‘El Sueño Eterno’ (1946) dirigido por Howard Hawks e interpretado por Humphrey Bogart y Lauren Bacall. En una de las primeras escenas Philip Marlowe visita al general Sternwood, éste recibe a los hombres en el invernadero, le encanta verlos sudar bebiendo coñac.
El general contrata al detective con el pretexto de investigar el chantaje a una de sus hijas; pronto Marlowe se dará cuenta de que lo que en realidad le preocupa al general es la desaparición de su ‘musculoso’ acompañante. Vivian (Lauren Bacall) será la encargada de señalar, con cierto desprecio, que su padre está más interesado en saber qué le pasó a su ‘acompañante’ que desapareció misteriosamente. Marlowe sigue investigando y se encuentra con un librero traficante de pornografía. Más adelante aparece su cadáver que inmediatamente vuelve a desaparecer. Cuando al final reaparece, un joven ha adornado su cama con velas y flores. No es ni su hijo, ni un familiar, es su amante.
En ‘The Maltese Falcon’ (1941), John Huston añadió su firma a una de las mejores novelas de Dashiel Hammet. Como en ‘El Sueño Eterno’ la homosexualidad aparece de forma más o menos evidente. Para el personaje de Cairo, Huston añade una referencia que aparece en ‘Adiós Muñeca’ de Chandler, donde un abogado con mucha pluma aparece con una tarjeta muy perfumada. Peter Lorre habituado a estos personajes, no dejará dudas sobre su orientación sexual.
Pero Huston va más allá, ‘Fat man’ (‘El gordo’) tiene un guardaespaldas a quien ‘ama como un hijo’, al que Sam Spade le hará ironías sobre el tamaño de sus pistolas. Huston señala seguramente que en realidad se trata de un ‘chapero’ con armas que no sabe utilizar.
La historia de Leopold y Loeb ha sido llevada varias veces al cine. La historia de los dos amantes asesinos fascinó en una industria donde la homosexualidad sólo podía aparecer de forma muy negativa. ‘Compulsión’ (1956) o ‘La Soga’ (1948) son dos de los seis veces que el cine ha tratado el tema.
En el fondo, recordad, es cine: hecho del material con que están hechos los sueños.
El código Hays fue un reglamento privado de producción cinematográfico que determinaba, con una serie de reglas restrictivas, aquello que se podía ver en pantalla y lo que no en las producciones estadounidenses. Su autor fue un mediocre y gris político republicano llamado William Hays. Desde 1934 y hasta 1967 fue un sistema real de autocensura sobre la producción cinematográfica. Imponía normas morales y atacaba duramente cualquier forma de representación de la homosexualidad.
En la posguerra fue el neorrealismo italiano el primero en presentar la homosexualidad de forma negativa. Por ejemplo, intentó exagerar la maldad de los nazis añadiendo a los perfiles de sus personajes tics y referencias claramente homosexuales y afeminadas. El nazismo no sólo era malo para los crímenes cometidos, además eran unos sádicos homosexuales, amantes de prácticas recargadas y masoquistas.
Uno de los grandes filmes de la posguerra es sin duda ‘Roma Cittá Aperta’, obra maestra de Roberto Rossellini de 1945. El autor nos presenta el sacerdote como un ejemplo de la bondad humana y el compromiso de lucha contra el fascismo, curiosamente era miembro de una institución con buena relación con el régimen de Mussolini. En cambio en el oficial austriaco exagera sus gestos con un evidente amaneramiento, sugiriendo una posible homosexualidad, su colaboradora era un ser amoral como lo son las mujeres colaboracionistas, tampoco aquí huye de mostrar el lesbianismo de una de ellas. La homosexualidad era una conducta denigrante, caracterizar el malo como tal exageraba sus rasgos negativos. El mismo Visconti lo utilizó en alguno de sus filmes, ‘La Caída de los Dioses’ o ‘Ludwig’ fueron buenos ejemplos.
El cine negro, especialmente el americano, también optó por presentar a los malos como perversos homosexuales o afeminados, formaban parte de una sociedad decadente y corrompida. El homosexual puede ser elegante, amanerado, amante de la buena vida; una tarjeta perfumada o un gesto afeminado lo delatará. Para la industria cinematográfica era culpable de su sexualidad y de su vida depravada, lo que le llevaba a la muerte en la mayoría de las ocasiones.
El personaje de Waldo en ‘Laura’ es un claro ejemplo de ello. A través del plano que se nos muestra al principio del film, descubrimos una estancia perfectamente ordenada, enseña que a Waldo le gusta el arte, la ropa y el buen vino. En un mundo donde reina una cierta incultura, con la presencia incluso de un prostituto masculino, Vicente Price, el refinado columnista homosexual es el asesino.
La motera Mercedes McCambridge en ‘Touch of Evil’ (‘Sed de mal’) encarna el estereotipo de la sádica malvada y lésbica. Este personaje aparecerá en otros filmes, siempre de negro, siempre amargada, siempre llena de odio. ‘Johnny Guitar’ es un buen ejemplo.
Pero no siempre aparece en negativo, un ejemplo es el film ‘El Sueño Eterno’ (1946) dirigido por Howard Hawks e interpretado por Humphrey Bogart y Lauren Bacall. En una de las primeras escenas Philip Marlowe visita al general Sternwood, éste recibe a los hombres en el invernadero, le encanta verlos sudar bebiendo coñac.
El general contrata al detective con el pretexto de investigar el chantaje a una de sus hijas; pronto Marlowe se dará cuenta de que lo que en realidad le preocupa al general es la desaparición de su ‘musculoso’ acompañante. Vivian (Lauren Bacall) será la encargada de señalar, con cierto desprecio, que su padre está más interesado en saber qué le pasó a su ‘acompañante’ que desapareció misteriosamente. Marlowe sigue investigando y se encuentra con un librero traficante de pornografía. Más adelante aparece su cadáver que inmediatamente vuelve a desaparecer. Cuando al final reaparece, un joven ha adornado su cama con velas y flores. No es ni su hijo, ni un familiar, es su amante.
En ‘The Maltese Falcon’ (1941), John Huston añadió su firma a una de las mejores novelas de Dashiel Hammet. Como en ‘El Sueño Eterno’ la homosexualidad aparece de forma más o menos evidente. Para el personaje de Cairo, Huston añade una referencia que aparece en ‘Adiós Muñeca’ de Chandler, donde un abogado con mucha pluma aparece con una tarjeta muy perfumada. Peter Lorre habituado a estos personajes, no dejará dudas sobre su orientación sexual.
Pero Huston va más allá, ‘Fat man’ (‘El gordo’) tiene un guardaespaldas a quien ‘ama como un hijo’, al que Sam Spade le hará ironías sobre el tamaño de sus pistolas. Huston señala seguramente que en realidad se trata de un ‘chapero’ con armas que no sabe utilizar.
La historia de Leopold y Loeb ha sido llevada varias veces al cine. La historia de los dos amantes asesinos fascinó en una industria donde la homosexualidad sólo podía aparecer de forma muy negativa. ‘Compulsión’ (1956) o ‘La Soga’ (1948) son dos de los seis veces que el cine ha tratado el tema.
En el fondo, recordad, es cine: hecho del material con que están hechos los sueños.
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