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2021/03/24

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ¡LEVANTEN NALGAS! MEMORIA DE LA INSUMISIÓN MARICA

Ilustración de Señora Milton //
¡Levanten nalgas! Memoria de la insumisión marica.

El servicio militar obligatorio fue una escuela de machismo y homofobia. Algunos gais se acogieron a la exención por homosexualidad, otros se hicieron objetores de conciencia legales y otros insumisos. Los colectivos cuir defendieron la desobediencia.
June Fernández | Pikara, 2021-03-24
https://www.pikaramagazine.com/2021/03/levanten-nalgas-memoria-de-la-insumision-marica/

En la Radical Gai había maricas que también eran objetores y querían ser insumisos. Ahí creamos la ‘insumisión gai’, que planteaba: «Al ejército no vamos no porque no creamos en las guerras, sino porque qué vamos a hacer allí con tantos hombres si no nos los podemos follar» (risas). Editamos un dossier muy bonito titulado ‘Levanten nalgas’. La objeción suponía radicalizarse porque la cárcel estaba de por medio”. 
 
Esta cita del activista cuir Sejo Carrascosa en una entrevista para Pikara Magazine es la chispa que enciende este reportaje. La siguiente pista nos lleva a Iruñea, la ciudad que acogió en 1995 un encuentro sobre insumisión marica organizado por EHGAM, el movimiento de liberación gay de Euskal Herria.

“Si tengo que ir, me suicido”
Joan, alias Juanita Márkez, tenía 17 años cuando recibió la temida carta del Ayuntamiento de Cornellà: tenía que presentarse el 24 de octubre de 1988 ante el negociado de quintas para formalizar su inscripción en el servicio militar. Como superviviente de acoso homófobo en el instituto, imaginaba la crueldad que le esperaba en el cuartel. Lo tenía muy claro: “Si tengo que hacer la mili, me suicido”. Acudió al movimiento antimilitarista Mili KK pero no encontró el apoyo que esperaba. Decidió alegar homosexualidad primaria, una exención que contemplaba el Ejército porque la consideraba una discapacidad incompatible con la disciplina militar. La Organización Mundial de la Salud sacó la homosexualidad de la clasificación de enfermedades mentales en 1993 [i.e. 1990], el año en el que Juanita respiró tranquila.

Primero fue al médico de cabecera a pedir el certificado que exigía el negociado de quintas. Este le mandó al urólogo, quien le miró como las vacas al tren y le derivó al psiquiatra, quien le dijo que no sabía cómo acreditar algo así. Al final, la psicopedagoga del instituto le puso en contacto con una amiga psiquiatra de la sanidad privada que le hizo el certificado en dos minutos. Reconoce la incomodad de aceptar ese diagnóstico pero lo compara a que, aún hoy, las personas transexuales tengan que ser diagnosticadas de disforia de género para modificar su nombre en el registro civil.

La respuesta fue un jarro de agua fría: “Examinado el expediente del mozo, esta junta de clasificación y revisión decide declararle útil para el servicio militar”. Juanita Márkez recurrió y, mientras tanto, se declaró objetor de conciencia. Su vía crucis incluyó viajar cada dos años a un hospital militar de Madrid. “El psiquiatra tenía que certificar que yo seguía igual de maricón. Me pedía que me dibujase. Me esforcé por dibujarme muy triste, marginal, callejera”. Para entonces, ya se había hecho okupa, punki y orgullosa marika; iba a las revisiones luciendo su cresta roja y su pluma. Estaba terminando la carrera de Psicología y esa formación le dio aplomo para enfrentarse al poder psiquiátrico.

El tiempo incrementaba la angustia pero también jugaba a su favor: el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) registró cien mil objetores y 2.000 insumisos, que desafiaban al sistema con acciones de calle y huelgas de hambre en las prisiones. En 1993, año en el que los parlamentos vasco y catalán aprobaron sendas mociones a favor de despenalizar la insumisión, Juanita se plantó frente a la psiquiatra que tenía que valorar su exclusión de la mili y de la prestación social obligatoria (PSS) y le dijo sin rodeos: “Estoy loca de remate y soy maricón perdido. O me das la incapacidad permanente o me hago insumiso”. Y funcionó.

Elegir la bofetada
El Gobierno de Felipe González aprobó en 1984 la Ley de Objeción de Conciencia. Imponía como única alternativa un servicio civil de duración mayor a la mili, que consistía en trabajar gratis para entidades sociales o gubernamentales. Por si eso fuera poco castigo, estableció penas de dos años, cuatro meses y un día a quienes se negasen a hacer la PSS. Para cuando le concedieron la exclusión temporal del servicio militar por homosexualidad primaria, ya le habían llamado a hacer la PSS. Se negaba a hacer la mili por miedo —“no quería tener a los militares encima riéndose de mí por maricón, eso ya lo viví en el instituto”— y se negaba a hacer la PSS por dignidad política: “Prefería ir a la cárcel. Había iniciado la guerra y esa era la última batalla”.

El movimiento de insumisión —nutrido por hombres y mujeres antimilitaristas, anarquistas, comunistas, independentistas y feministas— se activó como tal en 1988, año en el que se aprobó el reglamento del PSS y se celebraron las Segundas Jornadas Antimilitaristas Estatales en Zaragoza.

Carlos Herrero Canencia
estuvo ahí. Era un estudiante de Filología en la Universidad Complutense, integrante de su Asamblea Antimilitarista. En marzo de 1990, con 21 años, se presentó como insumiso, esgrimió que era gay y que se negaba a participar en una institución homófoba. “Jamás me planteé alegar homosexualidad para librarme; tampoco intenté librarme por pies planos. No quería librarme, quería oponerme”, cuenta. En su entorno, la mayoría de gais optaron por hacer la PSS. “La ilegalidad daba miedo”, reconoce.

La jueza rebajó su condena a un año porque no tenía antecedentes penales, pero se negó a firmar la condicional y entró en la cárcel en 1996. Cumplió un mes y medio en régimen cerrado y después pasó al tercer grado. Le entrevistaron en el diario El Mundo con el titular ‘La mili no es de color de rosa’. “La mili es una cadena de humillaciones, y el último eslabón, que es el soldado, humilla al que considera todavía más débil que él, al marica que tiene al lado”, respondió al periodista.

En ese movimiento antimilitarista de los años 80 había muchos gais, pero la mayoría estaban en el armario. “Entonces, con 20 años, era muy complicado decir que eras insumiso y además gay, muchos eligieron por dónde querían que les llegasen las bofetadas”, valora. La corriente en la que él militaba estaba ligada al Movimiento Comunista, en el que participaban feministas lesbianas como Empar Pineda y Cristina Garaizabal. Por ello, el feminismo y la crítica a la homofobia estaban presentes en el discurso de su colectivo.

Juanjo Compairé,
integrante de la asociación Homes Igualitaris, recogió en un artículo académico en 2011 testimonios de insumisos y objetores de conciencia. Algunos de ellos señalan que la convivencia con homosexuales dentro de estos movimientos les sirvió para revisar su homofobia. “Aprendí mucho del movimiento gay. Eran unos tíos muy divertidos. Me provocaban mucho, me obligaban a reaccionar”, dice un entrevistado. Otro señala que en la cárcel había muchos presos homosexuales y que eran “personas reconocidas, no se escondían y cumplían una función: eran los que hacían las labores femeninas”.

Carlos Herrero no se arriesgó a comprobarlo. “En la cárcel estuve en el armario. Tampoco me hacía el machito, ¿eh? Cuando me entrevistaron en la radio, crucé los dedos para que ningún preso me escuchase”. Cuenta que los insumisos gozaban de un gran respeto: “A los presos les flipaba que hubiéramos elegido cárcel. Además, no éramos lumpen, teníamos estudios. Un preso me dijo: ‘¡Tú no tienes cara de cárcel!’”.

Paradójicamente, el espacio en el que Herrero se sintió peor fue el Colectivo Gay de Madrid (COGAM), que le dio la espalda: “Decidieron acoger a objetores, eso suponía asfixiarnos”.

El asco es mutuo
El día de su juicio, Xabi Sánchez Goronaeta se puso unos pendientes vistosos y la camiseta que había diseñado su colectivo, EHGAM Nafarroa, con el lema “Borrokarako gai” (juego de palabras entre “gay para luchar” y “capaz de luchar”) y una figura que amenaza con un tirachinas dentro de un triángulo rosa. Fue insumiso total, estrategia que consistía en ignorar las citaciones judiciales. Estuvo en orden de búsqueda y captura hasta que lo detuvieron. En la sala dijo: “Las maricas no aceptamos que el Ejército diga de nosotras que somos enfermas, y es por eso que nos negamos a aceptar la salida que se nos ofrece. Nosotras somos quienes repudiamos esa institución”. “Así como en otros lugares fue la crisis del sida lo que politizó a los gais, en Euskal Herria fue la insumisión la que nos llevó a interiorizar el discurso queer y a crear un sujeto marica empoderado”.

También en 1996, pasó unas tres semanas en la cárcel y nueve meses más en tercer grado, pero se sintió arropado por el resto de insumisos. Hacía un año que EHGAM había acogido en el gaztetxe de Iruñea el encuentro estatal sobre insumisión gay de la Coordinadora de Frentes de Liberación de Homosexuales del Estado Español (COFLHEE), con la participación de la Radical Gai, el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) y Gays Llures [Gais Lluires] Valencia.

EHGAM explica en un dossier en el que incluyeron también el ‘Levanten nalgas’, escrito por José Decadi, que el poco contenido sobre machismo y homofobia dentro del movimiento antimilitarista les llevó a “tres marikas en avanzada situación de desobediencia” a juntarse en una okupa para desarrollar un discurso propio. Señalaban que la mili era “una incubadora del heteropatriarcado” y “un bastión de hombría” construido sobre las vejaciones hacia las maricas y las mujeres. “¿Que pintábamos en una organización que nos odiaba, aborrecía y perseguía? (...) ¿Qué pintábamos en un lugar que, a decir verdad, también nos daba asco a nosotrxs?”. Señalaban que la legislación militar criminalizaba las relaciones sexuales calificándolas de “atentando contra la dignidad militar” y que el miedo llevaba a los soldados gais a la desesperación e incluso al suicidio. Argumentaban que los militares eran asesinos de maricas y que no se les había perdido nada en la mili, ya que era un rito de paso del varón heterosexual.

La insumisión marica interpeló al movimiento antimilitarista, al que reprochaba “un rechazo un tanto disimulado pero evidente”, a abordar las subjetividades ‘queer’ y a romper con el orden heterosexual. No se definían como insumisos gais sino como maricas y, por tanto, insumisos.

También denunciaron que la Coordinadora Gay-Lesbiana del Estado español estaba pidiendo objetores para realizar el PSS y rebatían su discurso reformista de que las personas homosexuales tenían que ser aceptadas también en el Ejército. Desde la Radical Gai contestaron que no se trataba de que el Ejército tolerase la homosexualidad sino de luchar contra “un aparato represivo, reproductor del machismo y el heterosexismo”.

“Fuimos visibles pero no todas fuimos al talego; algunas eran mayores, otras evitaron entrar en la cárcel. Fue relativamente corto, porque en 2001 se terminó la mili”, cuenta Xabi Sánchez. Aunque un cínico José María Aznar se apuntó el tanto, el mérito fue de los y las insumisas, incluidas esas maricas doblemente desobedientes.
  • Historias de disidentes de género
  • “Yo no quería ir a la mili por nada del mundo”, cuenta Jose, un vitoriano que fue transformista de joven. Conocía a un chico que se había intentado suicidar en el cuartel, tirándose por la ventana: “Eso me causó un trauma”. Se plantó frente al negociado de quintas con peluca, vestido y zapatos de tacón. Varios amigos también intentaron esa estrategia, pero solo se libró él, porque una amiga le ayudó a conseguir que un psiquiatra le emitiera un certificado de travestismo.
  • SC Natzab, activista transfeminista, antimilitarista, ecologista y antirracista, participa desde la isla de Lesbos en el documental ‘2 urte, 4 hilabete eta egun bat’, sobre los presos por insumisión en Nafarroa. “La cárcel es, junto con el Ejército, la estructura heteropatriarcal más represiva y que menos respeta al ser humano”, afirma ante la cámara. De joven escuchaba que los soldados buscaban en quien desfogarse sexualmente. “Nunca les llamaban violaciones, pero me daba mucho miedo. Me metí en el movimiento de insumisión para salvarme”. Fue a la cárcel y, un día, su compañero de celda le puso una navaja al cuello. Ese episodio traumático cambió su vida: “Como mujer transexual, no estaba llevando la vida que me correspondía. Si la vida era tan fácil perderla, iba a vivirla según mis dictados”. En cuanto salió de prisión, inició su transición de género.

2019/11/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 30 AÑOS DE INSUMISIÓN, EL MOVIMIENTO QUE LLENÓ CALLES Y CÁRCELES DE DESOBEDIENCIA CIVIL

Cuarto Poder / Manifestación por la Insumisión en Albacete //

30 años de insumisión, el movimiento que llenó calles y cárceles de desobediencia civil.

El 16 de noviembre de 1989 se celebraron los primeros juicios militares contra insumisos en nuestro país contra Josep María Moragriega y Carlos Hinojosa. “El rechazo a la mili era compartido por la mayoría de la sociedad, era muy transversal”, afirma Nacho Murgui, juzgado por insumisión en 1996. “Nuestra lucha sigue siendo un referente para los movimientos sociales”, señala José Manuel López, antimilitarista e insumiso a principios de los años 90.
Miguel Muñoz | Cuarto Poder, 2019-11-16
https://www.cuartopoder.es/espana/2019/11/16/30-anos-de-insumision-el-movimiento-que-lleno-calles-y-carceles-de-desobediencia-civil/

Año 1989. Mes de noviembre. El PSOE de Felipe González gobierna con una mayoría absoluta obtenida, en esta ocasión, por la mínima. En las calles aún resonaban los ecos de la huelga general celebrada un año antes. Y de las movilizaciones anti OTAN surgidas años antes del referéndum de permanencia celebrado en 1986. 1989 sería un año clave para entender un movimiento político histórico en nuestro país: la insumisión. El rechazo a formar parte del ejército, al servicio militar obligatorio. A “la mili”. Tal día como hoy, 16 de noviembre, se celebraron hace tres décadas los primeros juicios militares contra insumisos en nuestro país.

Josep María Moragriega y Carlos Hinojosa fueron los nombres propios de aquel día. Ambos formaron parte de los 57 primeros insumisos declarados. Se presentaron, coordinadamente, el 20 de febrero del citado año 89, ante diferentes gobiernos militares. Solo 11 fueron detenidos. Moragriega fue uno de ellos. Pasó quince días en prisión preventiva. Y posteriormente fue citado, junto a Hinojosa, a juicio militar para el mes de noviembre.

“Organizamos una movilización estudiantil muy potente, hubo huelga ese día. Culminó con una macromanifestación a las puertas del gobierno militar donde se realizaba el juicio en Barcelona”, recuerda el propio Moragriega en conversación con cuartopoder. El juicio se celebró un año después de la primera presentación. La condena fue de 13 meses de prisión. “Intentaron hacer una condena suave para intentar desmovilizar a los futuribles insumisos. Eso no fue así porque en la segunda presentación se incrementó el número de manifestantes”, señala Moragriega.

Aunque el primer objetor de conciencia por razones no sólo religiosas fue Pepe Beunza, que se declaró insumiso en 1971 y estuvo preso hasta 1974, el año 1989 marca un antes y un después. Se había anunciado la próxima puesta en marcha de la Prestación Social Sustitutoria (PSS) por parte del Gobierno. Es decir, realizar un servicio social en sustitución de la mili. Además, se comenzaron a denegar las declaraciones colectivas de objeción de conciencia que habían sido aceptadas en años anteriores. Los colectivos antimilitaristas, entre los que destacan el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) o el Mili KK, intensificaron sus acciones.

“Usaban la represión selectiva de baja intensidad, con el objetivo de intentar frenar la ola que se les venía encima. Fue una ola que creció exponencialmente. No tuvo fin ni siquiera cuando sacaron la ley civil para regular la PSS”, reflexiona. La variedad de movimientos también produjo diferentes estrategias que variaban entre hacer visible la causa entrando voluntariamente a la cárcel o la “insumisión total”, que incluía no presentarse a los juicios.

La sentencia de Moragriega tardó en llegar tras varias vistas. No ingresó en prisión hasta el año 1991. “Del juicio militar salí por la puerta, la sentencia salió 48 horas después”, recuerda. Entonces pasó a situación de clandestinidad para no ser detenido. La idea era entregarse cuando más le interesara al movimiento, para que causara mayor impacto. Ese momento llegó el 15 de Mayo, Día Internacional de la Objeción de conciencia.

Moragriega fue detenido. Se presentó solo porque Hinojosa seguía la línea de la “insumisión total”. “Fui al gobierno militar, dije que ahí estaba y que procedieran a hacer lo que tuvieran que hacer. Me trasladaron a Cartagena después de un viaje larguísimo, incomunicado. Me aplicaron ley antiterrorista, estuve desaparecido más de 72 horas, todas de conducción. Pisé cuatro prisiones: Modelo y Trinidad en Barcelona. Modelo de Valencia, Sangonera (Murcia) y finalmente Cartagena, en el Penal Naval de Santa Lucía”, relata. Pasó allí unos 11 meses.

Dentro de prisión, la lucha seguía. Entre otras cuestiones, aportaba textos que eran leídos en actos del movimiento insumiso. “Había que mantener alta la moral antirepresiva. Yo desde la cárcel poca cosa más podía hacer, confiar en todos mis compañeros y esperar mi día”, apunta. Moragriega “celebró” su 25 cumpleaños en prisión y allí acabó su carrera universitaria. Luego empezó a trabajar como profesor.

Con los años se vinculó mucho a la situación creada por la Guerra de los Balcanes. “La insumisión continuaba activa pero ya dejé paso a nuevos insumisos. A nivel de organización me retiré y pasé a fundar y trabajar en Maestros por Bosnia”, señala. En febrero de este año, aprovechando el aniversario de aquella primera presentación ante los gobiernos militares, la prisión de la Modelo en Barcelona, convertida ahora en un centro de memoria, organizó un acto de recuerdo y homenaje de aquellos pioneros.

Coordinación y multiplicación de casos

El número de personas insumisas creció exponencialmente con el paso de los años. Los juicios pasaron a ser de carácter civil por la entrada en vigor de la PSS. Las historias son innumerables. Otros hitos a tener en cuenta tuvo lugar en 1991 en Albacete. Allí tuvo lugar el primer juicio contra insumisos a la PSS. Los juicios siguieron mientras la administración ejecutaba esa “represión selectiva” o “de baja intensidad”. Entre otras cosas esto derivaba en diversidad de condenas dependiendo del juez en cuestión e incluso absoluciones.

El periodista Joan Canela es autor del libro ‘Insubmissió. Quan joves dearmats van derrotar a un exércit’ (Sembra Libres, 2019). También fue activista, en su caso del Mili KK. “El movimiento fue muy potente pero más tarde, no en sus primeros años”, señala a este medio. Canela destaca que la estrategia a seguir era dura, había que asumir que se iba a la cárcel y no se sabían bien las consecuencias de las acciones. “Al principio hubo muchas dudas y debates, si seguir una estrategia u otra, si había posibilidades, etc.”. El periodista recuerda además la actuación del PSOE amnistiando a todos los objetores acumulados en espera de aprobar la nueva ley. “Se hizo para quitarse un grueso de activismo de en medio”, afirma.

“El movimiento antimilitarista fue muy capilar. En número y cantidad, Catalunya y País Vasco fueron los puntos fuertes, pero hubo insumisos en todos sitios. En sitios con escasa presencia de movimientos sociales alternativos, había insumisos. Fue muy generacional y transversal”, describe este periodista. Además, destaca la coordinación estatal que había entre diferentes partes del Estado. El MOC y el Mili KK eran coordinadoras estatales, asamblearias. Tenían núcleos locales, intercomarcales y una coordinación estatal que cada dos meses iba a Madrid a reunirse durante el fin de semana.

“Era un nivel de militancia muy intenso, la gente estaba muy comprometida”, señala. La actividad era incesante, y en época pre-redes sociales. “Era muy espectacular, detenían a dos insumisos en Sevilla y desde allí llamaban por teléfono, local por local, a todo el Estado. A la mañana siguiente ya había concentración en Valencia, Madrid, etc. Había cierta cohesión de colectivo. Eso ayudó mucho a mantener la lucha contra la represión”, argumenta Canela.

Esa coordinación estatal la vivieron personas como Carlos Herrero Canencia. En 1988 descubrió el movimiento insumiso mientras estudiaba Filología en la Universidad Complutense. Además, participó en unas pioneras jornadas antimilitaristas en Zaragoza ese mismo año. “Me daba al principio mucho miedo, era algo ilegal, podías entrar en la cárcel”, reconoce. Su condición de homosexual, además, fue relevante para su lucha. “Tenía claro que el ejército era un sitio completamente homófobo. En el juicio, una de las razones que alegué era el hecho de ser gay y estar en contra del ejército por su homofobia”, afirma. En marzo de 1990 se presentó como insumiso y tuvo el juicio cuatro años más tarde.

Herrero pertenecía a la Coordinadora Antimilitarista. “Fueron años de muchísimo activismo, dando charlas, montando manifestaciones, acompañamiento a los presos, etc. En Madrid se hizo un trabajo antirrepresivo muy importante”, comenta. Recuerda una acción concreta en la prisión militar de Alcalá de Henares, donde el director de la prisión provocó agresiones entre algunos soldados presos y los insumisos. A él le tocó visitar a los presos el día de los hechos. “Llegué a casa, llame a toda la gente, se organizó mucho follón, una manifestación, etc. Aparte de que fue algo muy bonito y surgió un efecto grande. Contamos con el apoyo de varios diputados y el director de la prisión se acojonó”, señala.

Aquello fue en 1998. Pero antes, Herrero pasó por su proceso judicial. Juicio. “Fue, por un lado, muy tenso y por otro muy emocionante porque se montó un acto de solidaridad brutal. En el momento del discurso final vi que había entrando gente y la sala estaba hasta arriba”, apunta. Su condena fue de un año de cárcel por lo que te podían hacer firmar la libertad condicional y no entrar. “Me pasaba que no sabía qué hacer. Si firmaba me quitaba de problemas. Fue muy duro pero no lo firmé. Me volvieron a llamar pidiendo que firmara un papel diciendo que no había firmado el otro papel. Yo dije que no iba a firmar ya nada. Los meses que mayor tensión tuve fueron ahí cuando tenía la orden de búsqueda y captura. Me podían detener en cualquier momento”, recuerda.

La estrategia pasaba por elegir alguna acción concreta llamativa para provocar la detención y darle un sentido político. Pero había mandos policiales y políticos que preferían no dar más publicidad al movimiento y no los detenían. Finalmente, Herrero se presentó a entregarse junto con tres compañeros más. “Convocamos a la prensa y una concentración y fuimos. Fue muy emocionante, tener a toda la gente coreándote y gritando consignas mientras entras en prisión”. Cumplió su condena en Carabanchel, luego en Yeserías y finalmente en Valdemoro en régimen abierto. Desde entonces ha seguido vinculado a movimientos sociales y ha impulsado un colectivo en Madrid de Docentes LGBTi.

Referente de los movimientos sociales actuales
“Nuestra lucha sigue siendo un referente para los movimientos sociales”. Habla con José Manuel López, activista antimilitarista que formó parte del MOC desde el año 1987. Él estuvo presente, acompañando, aquel 20 de febrero, en Madrid en la primera presentación de insumisos pese a que todavía no lo era.

También pasó por la cárcel. “Hubo jueces que pensaban que no deberíamos ir a la cárcel y se inventaban eximentes. Es lo que pasó en mi caso, me condenaron a 6 meses”. Un tiempo que repartió entre las cárceles de Carabanchel y Valdemoro. “La PSS no tenía ninguna intención social, era simplemente un castigo. Durante los años que duró era una chapuza. Muchas organizaciones sociales se negaron a colaborar con el Estado. Como Cáritas, por ejemplo”, apunta.

Recuerda este activista aquellos años al movimiento “bastante coordinado y con muchos colectivos”. Y señala su vigencia. En su caso, el MOC pasó a llamarse Alternativa Antimilitarista. “A día de hoy se nos sigue llamando en muchos movimientos para pedirnos talleres sobre acción directa no violenta, desobediencia civil, campañas, etc. Desde el 15M hasta los movimientos por la crisis climática”.

Y es que los insumisos fueron en cierto modo pioneros en acciones llamativas. “Lo de colgarse de una pancarta en un puente, encadenarse en juzgados, ocupar cuarteles, etc. Fueron los primeros en actuar de esa forma. Supieron usar los medios de forma muy inteligente”, apunta por su parte el periodista Canela.

“El hecho de la desobediencia civil tiene una capacidad de impacto enorme. Se pusieron en juego todo un repertorio de acciones que de alguna manera fueron novedad y lograron que el movimiento tuviera mucha visibilidad: acciones en los cuarteles con las entregas de insumisos, encadenamientos en el gobierno militar, en el cuartel general del ejército, etc. Con no mucha gente lograbas un impacto enorme”. Quien habla es Nacho Murgui, insumiso en los años 90 y actual concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento.

El movimiento, como decía López, sigue vigente. Su “horizonte utópico” es la desmilitarización de la sociedad. Por ello han desarrollado varias campañas. Una, contra el gasto militar. Más antigua aún que la insumisión que es la objeción fiscal a los gastos militares. Se lleva haciendo desde principios de los años 80. “En el 15M tuvo un importante impulso”, apunta López. También se realizan campañas contra fabricación y venta de armamentos, que incluye, por ejemplo, denunciar las ferias de armas que se celebraban en Ifema. La militarización de las fronteras, en colaboración con otros colectivos como Caravana Abriendo Fronteras, es otro de los temas que siguen.

Amplio apoyo social
“En el tiempo que estuve en busca y captura a mí me avisaban todo el rato los vecinos. El frutero de la esquina, que no era un hombre de izquierdas precisamente, estaba pendiente y cada vez que veía alguna cosa extraña de que fueran a por mí, me avisaba. Lo viví con mucho apoyo, se generó una comunidad potente”. Son los recuerdos de Murgui, que fue juzgado en 1996 tras estar más de un año en busca y captura. En su caso, optó por no asistir a la citación judicial y formaba parte de un pequeño colectivo autónomo madrileño.

Una de las acciones que realizaban era mandar cartas a los juzgados, una vez citados a declarar, exponiendo sus razones políticas para no asistir. "No reconozco a ningún tribunal la capacidad de juzgar las conciencias y mucho menos a un movimiento social ampliamente reconocido por la población”, destaca uno de los alegatos de Murgui en su momento.

“El rechazo a la mili era compartido por la mayoría de la sociedad, era muy transversal”, destaca el actual concejal. La gran cantidad de personas que se fueron declarando insumisas suponía un problema incluso práctico a la hora de que el Gobierno aplicará la ley. “Era una ley inaplicable por la extensión del movimiento de desobediencia civil”, comenta.

Por su parte, el periodista Canela comparte que la insumisión generaba muchas simpatías sociales. Y además pone de relevancia que, visto desde la perspectiva actual, al movimiento insumiso lo trataban muy bien en los medios de comunicación. “En el momento, el movimiento no se sentía demasiado apoyado. Pero si lo comparas con cómo se tratan ahora los movimientos similares, es impresionante. Destacaban al movimiento antimilitarista como un actor político, no como una tribu urbana. Después sacaban las barbaridades del ministro o artículos criminalizando. Pero también salía la otra parte. No fue un apoyo pero sí una cobertura seria”. Un ejemplo: el diario El País publicó un artículo de Moragriega e Hinojosa el día que fueron juzgados.

Otro aspecto curioso fue la cierta presencia del cristianismo de base. “El MOC, en sus orígenes, tiene cierta conexión con el cristianismo de base”, destaca el periodista. Conviene recordar que el mencionado Pepe Beunza venía de ahí. Esas conexiones se van diluyendo a partir de los 80 y 90 pero agrupaciones con peso en la base, como Justicia y Pau, representada por Arcadi Oliveres, tuvieron su importancia. No obstante, aunque desde la jerarquía católica tuvieron su reflexión interna, se hizo una pastoral criticando a los insumisos. “La Iglesia en sí no apoyó nunca la insumisión”, apunta Canela.

Un movimiento que logró vencer
La mili acabó porque el gobierno de José María Aznar lo pactó con la CIU de Jordi Pujol en el famoso pacto del Majestic, en 1996. Se hizo efectiva en 2001. “En una década acabar con la mili está bastante bien. Teniendo en cuenta que veníamos de una dictadura militar, que el ejército en este país era una institución sagrada, el éxito es bastante grande, nosotros así lo vivimos. Supuso un impulso importante y 30 años después seguimos luchando”, señala López.

“El movimiento murió de éxito. Al principio todos los insumisos formaban parte de un colectivo, estaban coordinados, tenían abogados del movimiento. Pero llega un momento en que se desborda, empiezan a salir montones de insumisos, no se pueden juzgar a todos. Se creó como un manual para hacer campañas, se replican de formas autónomas, se desbordó el movimiento”, destaca, por su parte Canela. El periodista considera que el movimiento no tuvo la fuerza necesaria para vender políticamente su victoria. “Creo que estaba un poco decaído pero también hay que entender que del 89 al 92 o 93 fue la dinámica de activismo frenético. Desgastó a muchos activistas. En el 95 o 96 había mucha gente en segunda línea porque no podía más”, añade.

“Fue una victoria enorme. El movimiento partía de un discurso de mayor alcance, logró acumular mucha fuerza contra la mili pero cuando esa cuestión se acaba, el movimiento antimilitarista queda mucho más aislado de la sociedad”, apunta Murgui. Considera, además, que “cuando los movimientos sociales logran algunos de sus objetivos muchas veces languidecen”. Murgui reconoce que no recuerda que por ejemplo hubiera actos celebrativos. “En estos ámbitos siempre tenemos un carácter muy crítico y cuesta reconocer las victorias. Pasa en los movimientos sociales y en la izquierda. Pero el acabar con una institución como la mili, tan arraigada en un país como éste, tiene un mérito tremendo, fue una transformación de un alcance tremendo. No se ha reconocido, ni siquiera por quienes formamos parte de él, el papel que tuvo el movimiento”, concluye.

2019/07/07

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL MOVIMIENTO DE INSUMISIÓN EN NAVARRA | 3. FIN DE CICLO

El movimiento de la insumisión en Navarra (y III): fin de ciclo.
La insumisión, que logró en Navarra un apoyo social trasversal sin precedentes, ganó la batalla de suprimir la mili en 2001.
Pedro Oliver Olmo | Noticias de Navarra, 2019-07-07
https://www.noticiasdenavarra.com/sociedad/2019/07/07/movimiento-insumision-navarra-iii-ciclo-2379106.html 

Por si hubiera alguna duda, a partir de 1994, y con una nitidez especial y algo escabrosa desde la dispersión de los insumisos en septiembre de ese año, la singularidad represiva de la insumisión navarra era ya demasiado visible desde todos los puntos del Estado, una imagen que hubo de perseguir constantemente al biministro socialista Juan Alberto Belloch y a sus aliados: ¿cómo podía haber centenar y medio de insumisos presos sólo en Pamplona y apenas unas decenas en el total de las prisiones de España? Todo indica que aquello, lejos de amilanar a los insumisos presos, por la dureza que desprendía y el sacrificio que conllevaba, coadyuvó a aquilatar su capacidad de resistencia. Por su parte, los insumisos dispersados también eran fuente de agitación propia, por los apoyos que recibían y por las visitas (incluyendo las de parlamentarios). La resistencia y la capacidad de nuevas iniciativas que se desplegaron entre 1994 y 1996 fue realmente encomiables, el culmen de una movilización ya veterana, con repercusiones que lógicamente trascendían con mucho las fronteras de la Comunidad Foral.

El rechazo a la mili se generalizaba por toda la sociedad española y más aún en Cataluña, País Vasco y Navarra. Las juventudes de UPN, IU, HB y EA se posicionaron contra el SMO. Por aquel entonces la objeción de conciencia se disparaba ya a cifras gigantescas. Sin embargo, el Estado se mostraba incapaz de dar una solución al colapso: las plazas para la prestación social sólo cubrían un tercio de la demanda. El 60% de los jóvenes navarros dijeron “no a la mili”, o con la objeción de conciencia o con la insumisión. Si el CNOC había reconocido a 4.610 objetores navarros hasta 1995, de los que 1.216 correspondían a 1994, ya en 1997 el número de objetores superaría por primera vez en Navarra al de reclutas.

Así las cosas, por fin, pero de qué manera, parecía hacerse realidad el lema que tanto se gritaba por las calles de Pamplona: “No hay prisión que pare la insumisión”. El Código Penal de 1995 lo ratificaba. En 1996, el nuevo gobierno del PP, por exigencias de sus socios nacionalistas vascos y catalanes, quienes a su vez se veían obligados a contentar la enorme presión ‘antimili’ de sus poblaciones, anunció la abolición de la mili en 2003. La crisis del sistema de reclutamiento entraba en su fase final, y la objeción y la insumisión también.

El movimiento insumiso navarro en pleno (MOC-KEM, Kakitzat, GAS, Nafarroa Intsumitua y AFOINA) rechazó contundentemente las nuevas penas del Código Penal, aquello que sin ambages se llamará “la muerte civil” de los jóvenes insumisos, por las largas condenas de inhabilitación que podrían recibir, un sintagma que, por cierto, ya había sido formulado en el tardofranquismo contra los objetores de conciencia, “muerte civil”, dejar a los jóvenes disidentes inermes por largo tiempo, no aptos para la función pública, con un futuro lleno de dificultades.

Tanto en la cárcel de Pamplona (con la ‘Huelga de frío’, por la que cada insumiso preso iba tan sólo vestido con una manta), como en la calle, se realizaron acciones contra el cambio en la penalización, algunas multitudinarias (caso de muchas manifestaciones, el ‘Intsumisio Eguna’ de Kakitzat en Berriozar y las inagotables marchas a la cárcel de los familiares de AFOINA).

En 1996 se creó EUDIMA, asociación de ayuntamientos insumisos. El Ministerio de Defensa llegó a denunciar a 63 ayuntamientos por no alistar a los reclutas (25 de los municipios tenían alcalde de HB). Se trataba de otra importante cosecha en la socialización del mensaje antimilitarista, aunque no sería la última: por ejemplo, en 1997 se presentó en Pamplona la campaña Insumisión Rosa (o Insumisión Marica), bajo la promoción del colectivo EHGAM, para denunciar el machismo y la homofobia de los ejércitos y para hacer valer la profundidad de ese debate también en el seno del movimiento antimilitarista y de insumisión.

El MOC inició en 1997 a nivel estatal una nueva estrategia, la ‘Insumisión en los cuarteles’. En ella, y en su diseño, participaron varios insumisos navarros. A partir de 1998 volverá la imagen de los Consejos de Guerra: los navarros Tasio Ardanaz y Jesús Belascoain fueron juzgados por tribunales militares en A Coruña y, condenados a dos años y cuatro meses, cumplirían condena en la prisión militar de Alcalá Meco. En 1998, mientras que la movilización amainaba (en general, tanto en Navarra como en todos los territorios del Estado español), o en todo caso se focalizaba en apoyar la insumisión en los cuarteles (incluso con acciones directas muy audaces, como subirse al tejado del cuartel de Aizoáin), entró en vigor una nueva LOC con carácter retroactivo que igualaba la duración del SMO y la PSS y pasaba a la reserva a miles de objetores en situación de espera. Cerca de 2.000 objetores navarros pasaron a la reserva sin hacer la PSS. La bolsa de los pendientes por prórroga superaba ya el millón de personas en todo el Estado. La crisis del sistema de reclutamiento no se aliviaba con paliativos. Así la ‘mili’ no llegaría a 2003. Popularmente se generalizó una idea jocosa: comienza la campaña ‘tonto el último’.

Por fin, en 2001, quedó legalmente “suspendido” el SMO al tiempo que concluía con éxito evidente un largo ciclo de tres décadas de desobediencia civil. No era de extrañar que aquel primer objetor de 1971, Pepe Beunza, quien conoció las prisiones militares del franquismo por su antimilitarismo y ‘noviolencia’, acudiera en 2001 a la prisión militar de Alcalá Meco a recibir y abrazar a los últimos insumisos.

Pedro Oliver Olmo. Profesor de la Universidad de Castilla La Mancha y colaborador del Instituto Navarro de la Memoria.

2019/07/06

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL MOVIMIENTO DE LA INSUMISIÓN EN NAVARRA | 2. EL 'PLANTE'

El movimiento de la insumisión en Navarra (II): el ‘plante’.
El movimiento insumiso respondió al intento de desactivar las protestas del Estado quebrantando el tercer grado de las condenas para devolver el conflicto a las cárceles y las calles.
Pedro Oliver Olmo | Noticias de Navarra, 2019-07-06
https://www.noticiasdenavarra.com/sociedad/2019/07/06/movimiento-insumision-navarra-ii-plante-2380479.html 

El primer “plante” se llevó a cabo el 13 de diciembre de 1993: 4 lo hicieron en Bizkaia, 3 en Asturias, 2 en Tenerife, 1 en Albacete y ¡35 en Pamplona! Antes de la acción de presentación, en la parroquia de la Txantrea, los insumisos que quebrantaban públicamente su condena eran acogidos en los hogares amigos, personalidades y líderes sociales, que de esa manera también se exponían penalmente. El número tan alto de insumisos que quebrantaron el tercer grado en Pamplona de nuevo llevó a la prisión provincial al borde del colapso, sensación que se agravaba sólo al pensar que se preparaban nuevos “plantes” (desde el principio se especuló con el riesgo de una dispersión de insumisos, a veces como un temor, a veces como una amenaza). El contundente “plante” navarro cosechó el beneplácito y la admiración de las organizaciones que apoyaban el movimiento de insumisión. Miles de personas abrazaron emocionalmente a los “plantados” en las calles de Pamplona, dándoles aliento y fuerza. Desde entonces las manifestaciones fueron normalmente multitudinarias, como las marchas semanales a la cárcel de Afoina. El segundo “plante” se realizó el 20 de febrero de 1994, con 13 insumisos encerrados en la UPNA. Desde diciembre de 1993 y a lo largo del período 1994-96, el movimiento insumiso desplegó todo un rosario de iniciativas de agitación política. Volvieron las ocupaciones del balcón del PSOE y de la Cruz Roja, las manifestaciones de estudiantes de la UPNA y de institutos, etcétera.

En esta tesitura de la movilización, mucho más antirrepresiva que nunca, nacieron nuevos colectivos (locales o comarcales, como Erriberako Kakitzat, y otros con vocación coordinadora, como Nafarroa Instsumitua, que albergaba identidades ideológicas de la izquierda abertzale y ‘taldes’ y personas que dentro del movimiento insumiso no se sentían representados por los colectivos centrales del movimiento antimilitarista, KEM-MOC y Kakitzat). Durante la primavera-verano del 94, mientras continuaba la estrategia del quebrantamiento de condena, desde la hacinada cárcel de Pamplona se agitaba la calle: en un sentido plenamente antimilitarista, con la huelga de hambre de mayo, bajo el lema “No des de comer a los ejércitos”; y en un sentido anticarcelario, con la denuncia de las condiciones de vida en la prisión. Se usarán técnicas de desobediencia civil dentro de la prisión, desde “motines no violentos y festivos”, como el que se generó ante el cierre de los patios que pretendía evitar que los insumisos presos disfrutaran del txupinazo alternativo con el que iban a homenajearlos desde la calle el día de la gran fiesta pamplonica, hasta plantarse en comedores y galerías para protestar por distintas muestras de violencia institucional con los presos sociales, sobre todo con los más débiles o debilitados por el propio encarcelamiento, la drogadicción o el sida.

La lucha anticarcelaria conseguía salir a la luz, a través de cartas y artículos y con una publicación propia y manuscrita, el magazín ‘Giltzateko Paranoiak’, que los colectivos de apoyo imprimieron y distribuyeron con provecho. Desde agosto se denunció una “escalada represiva” dentro de la prisión que culminó el 8 de septiembre con la dispersión de 8 insumisos. El movimiento insumiso, pero también buena parte de la sociedad navarra, tragó saliva aquel día, entre la estupefacción y el miedo. Hasta el presidente Alli se dirigió a Belloch para pedirle el retorno inmediato de los insumisos. No faltaron reacciones oficiales de otro tenor. UGT y la dirección de la prisión defendieron la dispersión por el mal comportamiento de los insumisos, incluso violento (una acusación que generó una cadena de reproches contra quienes intentaban criminalizar a los insumisos). Belloch se vio obligado a maniobrar otra vez, preanunciando la futura “despenalización carcelaria de la insumisión” en el nuevo Código Penal.

La asamblea de insumisos presos organizó todo un plan antirrepresivo y en solidaridad con sus compañeros dispersados, en principio, con una huelga de hambre que duró tres semanas. El mejor plan era proseguir la lucha anticarcelaria y agitar la movilización antimilitarista, objetivos que consiguieron mantenerse vivos hasta el final. Mucho más difícil, evidentemente, era mantener el nivel de debate, cohesión y espíritu de lucha en el entorno de los insumisos presos en tercer grado, colectivo a su vez muy numeroso. Pero se intentaba. Los insumisos en 2º grado realizaron un sinfín de iniciativas y movilizaciones exigiendo el retorno de los compañeros dispersados, y muchas acciones desobedientes, como el despliegue de pancartas en el patio y una llamativa “huelga de frío” contra la nueva penalización del Código Penal. En definitiva, acciones directas con mensajes antimilitaristas que en cualquier caso chocaban con la reglamentación penitenciaria, sin dejar de lado la publicación del magazín ‘Giltzateko Paranoiak’ y redactar un anuario y un detallado informe dirigido a la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento foral sobre la realidad de las condiciones de vida en la prisión.

El movimiento antimilitarista persistía en la estrategia del “plante” mientras preparaba el rechazo del nuevo Código Penal. En mayo del 95 se realizó el séptimo “plante” de insumisos navarros, y primero de la Ribera (donde la insumisión se unía a la lucha contra el polígono de las Bardenas), pero la estrategia del “plante” aún continuaría después. De entre 1995 y 1996 son innumerables las iniciativas en barrios y pueblos, las mociones institucionales, los encadenamientos y otras acciones directas no violentas, sobre todo con motivo de presentaciones públicas de insumisos que quebrantaban la condena. En la calle, al calor de la lucha de los insumisos presos, se realizaron ayunos y movilizaciones en institutos y en la UPNA (incluso cosechando el apoyo oficial de la universidad). No faltaron a su cita semanal las incansables madres y familiares de Afoina con sus marchas a la cárcel, como no se apagaba nunca el aliento de la ‘Eguzki Irratia’. El período de movilización del “plante” dio mucho de sí hasta que la excarcelación y el anuncio del fin de la mili trajeron un aire fin de época. Había que cerrar el ciclo.

Pedro Oliver Olmo. Profesor de la Universidad de Castilla La Mancha y colaborador del Instituto Navarro de la Memoria.

2019/07/05

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL MOVIMIENTO DE LA INSUMISIÓN EN NAVARRA | 1. EL VERANO CALIENTE DEL 93

El movimiento de la insumisión en Navarra (I): El verano caliente del 93.
Navarra fue desde el principio el epicentro del movimiento de objeción de conciencia e insumisión tanto en compromiso juvenil como en respuesta social y represión policial o judicial.
Pedro Oliver Olmo | Noticias de Navarra, 2019-07-05
https://www.noticiasdenavarra.com/sociedad/2019/07/05/movimiento-insumision-navarra-i-verano-2380380.html 

Un año después de haberse iniciado la campaña de insumisión comenzó a certificarse su impacto político y su éxito social en todo el territorio estatal, y más aún en el País Vasco y Navarra. La intensa actividad desplegada por los colectivos antimilitaristas navarros (KEM-MOC, Kakitzat y GAS) iba ya acompañada de la creación de otros colectivos de insumisión en barrios y pueblos, a veces con una identidad autónoma respecto de los colectivos centrales del movimiento antimilitarista. Desde principios de la década, entre contradicciones y polémicas, se iría notando también la incorporación de la izquierda abertzale a un movimiento que se agrandaba.

En marzo de 1990, mientras que el KEM-MOC destacaba ante la prensa navarra el fracaso político que suponía para la imposición de la ‘mili’ la “no represión fuerte del Gobierno”, Kakitzat conseguía llenar el Pabellón Anaitasuna con un concierto de Tahúres Zurdos, Reincidentes y La Polla Records. La insumisión daba muestras de ser ya todo un fenómeno social y cultural que se extendía. La represión efectiva (aunque minoritaria y selectiva) suponía un alto coste político para el Gobierno. Cada juicio, cada acción frente al Gobierno Militar de Pamplona, cada detención y cada encarcelamiento, multiplicaban los apoyos sociales al movimiento insumiso. Y a todo ese impacto se unirá entre 1990 y 1991 el escándalo de los desertores de las corbetas que participaban en el conflicto del Golfo Pérsico.

En 1991 el Gobierno maniobró cambiando la Ley del Servicio Militar para poner fin a la mala imagen de los consejos de guerra. También comenzó la represión de los insumisos a la PSS. Para finales de 1992 estaban señalados más de 40 juicios en Pamplona. Navarra ya no iba a destacar por el elevado número de insumisos, también lo haría por la represión masiva de la insumisión. Si los señalados antes de la modificación de la ley del servicio militar eran condenados a 1 año, los “nuevos” tendrían que sufrir 2 años, 4 meses y 1 día. Pero los primeros, bajo el lema “o todos o ninguno”, rechazaron el beneficio legal “en solidaridad con sus compañeros”. Y así fue como la cárcel de Pamplona se fue llenando de insumisos: 28 había en junio de 1993, mientras que otros 15 estaban pendientes de ingreso.

En Pamplona, y ya por muchos lugares de Navarra, seguía extendiéndose el tejido de grupos, asambleas y coordinadoras de apoyo a la insumisión. En 1992 se había constituido Afoina, la asociación de familiares que potenciaría la presencia de la insumisión en la calle además de llevarla a las instituciones. Mientras continuaba la intensa actividad judicial contra los insumisos, se reduplicaban las acciones y protestas, los conciertos y las manifestaciones, las autoinculpaciones, las mociones institucionales, los posicionamientos de partidos y sindicatos, y, en fin, un gran ruido mediático que nunca amainaba. Era el verano caliente de la insumisión. Antes de San Fermín 93 una huelga de hambre de insumisos presos espoleó la protesta de manera persistente y multitudinaria. El eco del txupinazo alternativo hubo de escucharse en Madrid. Al término de las fiestas, casi 40 insumisos estaban encarcelados en Pamplona.

Mientras que la justicia navarra procedía con frenesí, las instituciones políticas forales empezaban a resentirse: la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento navarro solicitó reformas legales, UPN y PSN reconocieron la sensibilidad social mayoritaria hacia los insumisos y pidieron al Gobierno de España su excarcelación. Esto último incidía de manera controvertida dentro de un movimiento que estaba practicando la desobediencia civil ‘no violenta’ y encaraba la represión carcelaria como una oportunidad para el cambio político. Distintas culturas políticas de varias generaciones vivas (las izquierdas antifranquistas, radicales, abertzales, los movimientos sociales, autónomos y libertarios) se retrataron en aquella tesitura. MOC y Kakitzat respondieron rechazando cualquier paliativo que no conllevara la abolición de la conscripción, una posición ciertamente difícil de asumir por los familiares de los represaliados.

Con todo, el movimiento insumiso demostraba haberse granjeado un gran afecto social, mientras se empezaba a hacer visible la crisis del sistema de reclutamiento. El Gobierno reconoció que estaba ante un problema de Estado. Faltaban reclutas en algunos cuarteles. Se admitía el fracaso de la PSS: a mediados de 1993, una inspección oficial determinó que “no había actividad” comprobable en el 25% de los casos. El ministro Belloch quiso atajar la crisis en agosto del 93 con un cambio en el Reglamento penitenciario, lo que suponía el pase al tercer grado de los insumisos presos. Intentaba transmitir la imagen de una (falsa) despenalización. Los insumisos presos abandonaron con sana satisfacción la prisión. Eran más de 50 insumisos los que debían presentar cartas de trabajo para justificar su pase al tercer grado, entre polémicas internas, amenazas institucionales e incumplimientos. Las organizaciones antimilitaristas calibraban la respuesta. Mientras tanto, continuaba aumentando el número de insumisos en la prisión pamplonesa que eran declarados en tercer grado con más o menos rapidez. La cifra causaba asombro. Se acercaba al centenar.

El movimiento antimilitarista contestó a nivel estatal con una estrategia radical pero coherente respecto de su trayectoria desde los años 70 y 80: si nunca aceptó ni castigos ni componendas que apuntalaran la conscripción, menos se aceptarían ahora, cuando la “puta mili” estaba en sus horas históricas más bajas. Otra vez el vértigo de la desobediencia. Habrá un antes y un después del primer “plante”.

La apuesta era arriesgada, aumentaba mucho el nivel de compromiso y renuncia del insumiso, y tenía pegas organizativas evidentes, como la disrupción funcional que provocaría la partición entre presos de segundo y de tercer grado. Sin embargo, el hecho de que en algunas prisiones quebrantaran la condena unos pocos insumisos presos, junto con el abultado número de los de Pamplona, iba a desencadenar un impacto profundo en la opinión pública del país y en la política de Estado. El fenómeno de la insumisión no quedó desactivado políticamente después del verano caliente del 93. Al contrario. El “plante” acrecentó la influencia de la desobediencia civil antimilitarista en la crisis final del sistema de reclutamiento.

Pedro Oliver Olmo. Profesor de la Universidad de Castilla La Mancha y colaborador del Instituto Navarro de la Memoria.

2006/07/08

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LUCHA POR SER, AMAR Y (DE)CONSTRUIR

Lucha por ser, amar y (de)construir.
En sus tres décadas de historia en el Estado, los colectivos LGTB han roto la norma sexual y han planteado otro modelo de sociedad desde los movimientos sociales.
Diagonal, 2006-07-08
https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/lucha-por-ser-amar-y-deconstruir.html 

El movimiento LGTB ha generado discurso y acción política sobre las discriminaciones y agresiones homófobas; la inclusión de la opción sexual lesbiana en la lucha feminista; la apostasía a la Iglesia; la insumisión al Ejército; el capital rosa; la autoinseminación de lesbianas fuera del cauce estatal; la imbricación con el resto de movimientos sociales o la crítica a la adopción del modelo heterosexual en cuanto a la asunción de derechos.

Desde que la Internacional de Gais y Lesbianas (entonces IGA) se reunió en el Estado en 1980, en Catalunya, el FAGC impulsaba la tercera edición de la Mostra de Cinema Gai Lèsbic y el segundo año de andadura de la revista 'Infogai'. Después llegó 'Homosexualitats', hoy denominada 'Debat Gai', un buen ejemplo de la producción cultural LGTB al margen del mercado rosa. En Madrid, lesbianas del movimiento feminista y procedentes del Frente de Liberación Homosexual de Castilla (FLHOC) confluían en el Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid (CFLM) y creaban la revista. 'Nosotras -que nos queremos tanto-' para promover la defensa del lesbianismo como opción sexual dentro del ideario feminista.

Los años siguientes estuvieron marcados por hechos como el asesinato de Sonia transexual por un grupo nazi en Barcelona y la reacción contra la discriminación y las agresiones a través de iniciativas legales como la Ley Antidiscriminatoria promovida en 1984 por el FAGC o el proyecto de ley antidiscriminatoria y la Carta de Derechos de Gais y Lesbianas que la Coordinadora de Organizaciones y Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE) presentó en 1989. Se inició la difusión de herramientas para la autodefensa, recogida en textos la Guía y la Memoria Antidiscriminatoria Anual del FAGC.

En 1989 nacía en Madrid Transexualia, primer grupo estable de mujeres y hombres transexuales, dedicado a la denuncia de las agresiones y del hostigamiento policial a este colectivo. En 2002 crearon el primer centro de atención socio-sanitaria para transexuales sin recursos; desde entonces, se han creado otras asociaciones como la andaluza Identidad de Género, que lograron que en Málaga se asumieran las operaciones de cambio de sexo desde finales de 1999.

También proliferó la movilización contra las instituciones homófobas. En 1993, 20.000 personas apostataron de la Iglesia Católica en el marco de la campaña organizada por la COFLHEE, entonces integrada por grupos como Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua (EHGAM), Radical Gai de Madrid o FAGC. La reacción contra el Ejército y la mili obligatoria aunó las demandas LGTB con el antimilitarismo en campañas como Insubmissió Marika (somos insumisos porque somos marikas), lanzada por el FAGC en 1997. El Grup de Lesbianes Feministes de Barcelona (GLFB), ha lanzado campañas como 'Un carrer per a les lesbianes' ('Una calle para las lesbianas') o la crítica al matrimonio civil. Para ellas, la negación del matrimonio homosexual es como “prohibir a las infantas reinar y a las militares combatir. Enterremos la monarquía, los ejércitos y el matrimonio”.

El mestizaje LGTB con las luchas sociales emergentes como la okupación o el movimiento autónomo se refleja en experiencias como la Radical Gai o el grupo de lesbianas LSD, surgido en 1991 en Madrid; los grupos catalanes como l’Eix Violeta (Eje Violeta) y la Coordinadora Feminista (1998-2003), que reunía a lesbianas feministas con mujeres anarquistas, independentistas y autónomas en los centros sociales okupados (CSO). En Madrid, el CSO de mujeres Eskalera Karakola (1996) ha aunado experiencias como el grupo de debate Retóricas de Género, creado para las Jornadas de Género en Sevilla (2003) y llamado después Grupo de Trabajo Queer (GTQ). El GTQ ha realizado acciones contra el capital rosa y la campaña DNI alterados, que reivindicaba la gratuidad del cambio de sexo y las resistencias a la “marca de género y sexo”, y a la filiación al padre y a la madre como pareja universal.

2006/05/11

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | L'EXILI: MARCO PÉREZ Y EHGAM NAFARROA

L'Exili
Marco Pérez · Militante de EHGAM Nafarroa | Riareta.net, 2006-05-11

Recogido por EHGAMDOK:
http://ehgamdok.blogspot.com/2006/05/iritzia-marco-perez-la-lucha-desde.html 

¿Cómo te presentarías?

Como un exiliado sexual que decide salir del entorno rural para un desarrollo personal y profesional que acaba convirtiéndose en militante del movimiento de liberación sexual en la década de los 90.

¿Cómo te definirías en relación al colectivo GLT?

Como una persona que luchó por la libertad individual y colectiva mediante la transformación social y que como gay debía impulsar para acabar con la exclusión social del colectivo. 
  • Referencia a temas
  • Agresiones Taconera y relaciones con el Parlamento
En el año 1992, a raíz de una agresión que sufrieron dos miembros del colectivo en un parque público de la ciudad y tras la oportuna denuncia, cuando EHGAM (Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua, Movimiento de Liberación Gay del País Vasco) y la COFLHEE (Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español), fueron requeridos en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento de Navarra a petición de Herri Batasuna. Esta es la primera vez que el Parlamento de Navarra habla de homosexualidad, agresiones y discriminación, y se compromete a estudiar nuestras propuestas, como a revisar las recomendaciones del parlamento Europeo. Unos meses más tarde, EHGAM fue requerido de nuevo, esta vez a instancia de IU, para acudir a la Comisión de trabajo de la Presidencia, en la que todos los partidos allí presentes salvo uno, UPN, se comprometieron a tener en cuenta las propuestas del colectivo. Un año más tarde la comisión de Sanidad y Bienestar Social, vuelve a solicitar nuestra comparecencia con el fin de poner en marcha medidas que regulasen la igualdad social de gays y lesbianas. En el año 2000 el Parlamento Navarro aprueba la Ley de Parejas de Hecho, incluyendo el derecho a la adopción; una de las más progresistas del Estado Español, dado que en aquel momento este derecho no era recogido en ninguna otra comunidad en la que tenían aprobada la Ley de Parejas de Hecho. UPN recurrió la aprobación de esta Ley.
  • Formación EHGAM Nafarroa
EHGAM Nafarroa comienza su andadura a finales de los años 80 con el apoyo de grupos ya existentes en Euskal Herria: EHGAM Bizkaia y EHGAM Gipuzkoa. Navarra carecía de movimiento GLT y aunque dentro del movimiento feminista había discurso de liberación sexual de gays y lesbianas, Iruña carecía de grupos específicos que trabajasen la liberación sexual. Es así cómo nace EHGAM Nafarroa y cómo sus componentes empiezan a desarrollar un nuevo concepto de vida y de lucha. En cuanto el grupo empieza a ser sólido, necesita referencias de otros grupos estatales y es así, como se incorpora en la COFLHEE, única coordinadora en el Estado Español que luchaba por una transformación social y sexual. EHGAM era consciente que su discurso debía llevarlo a otros agentes sociales:
  • A los partidos políticos, invitándoles a desarrollar en sus bases políticas antidiscriminatorias e impulsar cuantas iniciativas desarrollase el movimiento GLT.
  • A los sindicatos, para que recogiesen en sus convenios colectivos la no discriminación por opción sexual.
  • A los movimientos sociales para que compartiesen nuestra lucha y la hicieran también suya.
Nuestra lucha exigía de toda la sociedad para transformarla y cada organización con cada individuo debía asumirla como suya, porque el problema no sólo lo teníamos los gays y las lesbianas, sino el conjunto de la sociedad que no aceptaba la diferencia.
  • COFLHEE y campaña de apostasía
En el año 1992, tras los intentos de la Iglesia para que sus postulados doctrinales, totalmente homófobos, sirviesen para la elaboración de la legislación civil apostando claramente por la discriminación de un sector de la sociedad en casos como la adopción, ejercicio de la actividad docente, el acceso a la promoción de vivienda pública, entre otras, en base la orientación sexual de cada persona. La COFLHEE, impulsa una campaña de apostasía que fue de gran interés en todo el Estado Español. En Navarra fue llevada hasta las últimas consecuencias con gran éxito, si tenemos en cuenta el feudo que tiene el Opus Dei y la ineficacia de otras campañas anteriores, que fueron más que nada simbólicas. En esta ocasión se mantuvieron varios encuentros con el Arzobispado hasta conseguir, tanto el derecho, como la forma operativa de llevarlo a cabo. En Euskadi y en Navarra tuvo gran repercusión. Los medios de comunicación se hicieron gran eco de la renuncia del movimiento gay hacia la Iglesia, por sus actitudes homófobas. Todavía hoy el tema de la apostasía tiene vigencia y cada vez que la Iglesia se pronuncia en contra de nuestra libertad, la apostasía cobra vida.
  • Insumisión marika
El discurso antimilitarista siempre estuvo presente en el movimiento gay. Puesto que los ejércitos y sus uniformes no representan valores de igualdad, sino de discriminación por sus roles machistas, EHGAM Nafarroa, dentro de su campaña por la insumisión, saca una ponencia llamada INSUMISIÓN MARIKA para denunciar la homofobia del ejército, y hace extensiva esta campaña a todos los miembros de la COFLHEE. En esta ponencia se exponen por primera vez las razones del sentir antimilitarista desde una conciencia marika, ampliando y enriqueciendo el discurso antimilitarista. Esta nueva conciencia fue llevada hasta los juicios por los miembros insumisos del movimiento GLT Por fin podemos defendernos desde nuestra conciencia marika y revelarnos a toda imposición de jerarquías homófobas como los ejércitos o la Iglesia. "MARICON PASA DE LA INSTRUCCIÓN - INTSUMISIOA" fue el lema de campaña.
  • Políticas del Movimiento GLT
1.- ¿Qué consideras que define a una persona como Gay, Lesbiana, Transexual..?

La define cuando trasgrede la norma impuesta socialmente que es la heterosexualidad.

2.- ¿Cuál ha sido y/o es tu papel en la lucha por los derechos y libertades de gays, lesbianas y transexuales?

Ha sido y es el reconocimiento de nuestra existencia gay, luchar por la visibilidad, y como miembros de esta sociedad, sentirnos libres para poder actuar con independencia y poder desarrollar las opciones personales y sexuales que cada individuo considere importantes en cada momento de su vida.

3.- ¿Cómo ves las diferencias de clase, etnicidad y género dentro del colectivo?


Vivimos en una sociedad que marca abiertamente la diferencia de clase, etnia y género. En la pirámide establecida de valores sociales, no tiene el mismo reconocimiento social una persona gay rica que otra persona gay que vive en la pobreza. Tampoco tiene el mismo reconocimiento social, una persona afro-americana gay que otra persona gay africana, por ejemplo de Senegal; también existen diferencias en el reconocimiento social de una persona gay, si es musculosa con otra que sea afeminada, ya que la primera encaja más con los valores de esta sociedad machista.

4.- ¿Qué lemas, campañas dentro del movimiento GLT te han gustado, impactado, sentido más cercanas..? Coméntalas.

Me impactaron mucho varios de los lemas que utilizamos en algunas de las campañas contra la homofobia:
  • Si tu pluma les molesta... ¡clávasela!
  • Tu fuerza es su miedo
  • Maricón, pasa de la instrucción.
  • Seguimos dando por el culo
Y las campañas contra el SIDA haciéndonos eco de lemas de organizaciones activas internacionalmente como Act-Up:
  • Silencio = muerte; acción = vida.
  • Más condones y menos sermones.
Todas ellas tuvieron un mensaje político, porque luchábamos contra estamentos que tenían responsabilidad tanto en la salud, como en el derecho de ser ciudadanos y ciudadanas de primera clase.

5.- ¿Cuáles piensas que deberían ser los objetivos del movimiento GLT en el futuro?

Los objetivos del movimiento GLT deben centrarse en la lucha contra toda clase de discriminación por opción sexual:
  • Considerar la homofobia como delito.
  • Desarrollar planes educativos contra la homofobia en todos los centros de enseñanza.
  • Regular las religiones o los movimientos que atenten contra la homosexualidad.
  • Atención sanitaria sin prejuicios por opción sexual.
  • Pleno derecho a las necesidades de las personas transgénero.
  • Atención específica a las personas LGT de la tercera edad.
  • Apoyar los movimientos de liberación de las personas LGT de otros países, especialmente los países del llamado Tercer Mundo.
  • Garantizar el derecho a la acogida, asilo y refugio político de personas LGT perseguidas en sus países de origen.
  • Pleno derecho a las necesidades de las personas LGT inmigrantes.
  • Velar por la diversidad en el conjunto de las personas LGT, cuestionando los modelos impuestos por el ghetto comercial y el empresariado rosa.
  • Responder a los mensajes y modelos excluyentes en los medios de comunicación y la publicidad.

1997/05/27

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | 10 AÑOS DE INHABILITACIÓN PARA UN INSUMISO QUE ALEGÓ SER HOMOSEXUAL

10 años de inhabilitación para un insumiso que alegó ser homosexual
El País, 1997-05-27 [MyNews]


Diez años de inhabilitación y seis meses de prisión ha sido la condena que ha impuesto un tribunal de la Audiencia de Barcelona a un insumiso, Sergi García Hornos, que alegó ser homosexual para negarse a cumplir el servicio militar y también la prestación social sustitutoria. Se trata de una de las condenas más duras desde la entrada en vigor del nuevo Código Penal, que introdujo la pena de inhabilitación.

El acusado alegó, al ser juzgado, que se negó a incorporarse a filas por considerar que el Ejército era una institución “homófoba” y que cualquier homosexual estaría en peligro. Este argumento no ha convencido al tribunal.

Primero porque, según la sentencia, al decidir no incorporarse al cuartel de San Gregorio, en Zaragoza, no alegó causa alguna que “justificara su incomparecencia”.

Segundo porque el tribunal sostiene que lo que está regulado es la objeción de conciencia y que su “desarrollo legislativo no ve limitadas las razones en que se puede basar el sujeto para plantear su objeción, de modo que pueden ser religiosas, éticas, o de cualquier tipo; pero, en cualquier caso, conduce al deber de cumplir la prestación social sustitutoria”.

1994/05/28

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | JULIÁN GARCÍA VARGAS: "LOS OBJETORES Y LOS INSUMISOS NOS LLEVAN A UN CALLEJÓN SIN SALIDA"

"Los objetores y los insumisos nos llevan a un callejón sin salida"
Miguel González | El País, 1994-05-28

https://elpais.com/diario/1994/05/29/espana/770162416_850215.html 

Hubo un tiempo, que se antoja remoto, en que la sociedad miraba de reojo a las Fuerzas Armadas cada vez que se producía un hecho relevante, atenta al ‘ruido de sables’. Los escándalos que han sacudido recientemente la Política española no han provocado, en apariencia, la menor reacción en los cuarteles. Hay que distinguir lo que piensan como ciudadanos y lo que piensan como militares", explica García Vargas. "Supongo que, como ciudadanos, están preocupados por los acontecimientos de las últimas semanas, pero como militares les preocupan más otros temas que afectan a su labor profesional. Yo no he comentado con la cúpula [militar] el problema de Roldán. Imagino que, como todos los españoles, desean que al señor Roldán se le encuentre pronto y se le lleve ante el juez".

Pregunta. ¿Ha dañado el ‘caso Roldán’ a la Guardia Civil?
Respuesta. Creo que no. En algún momento rozamos el que eso ocurriera, especialmente por las filtraciones que se producían de las comparecencias ante la comisión Roldán. Afortunadamente, ese riesgo se ha evitado y en este momento se distingue entre la figura de Roldán y la institución Guardia Civil, que tiene 150 años de antigüedad.

P. Usted, como ministro de Defensa, tuvo que despachar con Roldán. ¿Sospechó de él?
R. En un despacho formal cada mes sólo se habla de los puntos fijados de antemano. Mis despachos con Roldán trataban sobre el régimen de ascensos y disciplinario, y en los últimos meses sobre la ley de Personal de la Guardia Civil, que tiene bastante paralelismo con la de las Fuerzas Armadas. En una relación como ésta, es dificil saber cómo vive una persona o cómo emplea su tiempo libre.

P. ¿Cómo es posible que se investigue al personal de una empresa privada que trabaja en un proyecto secreto de Defensa y no al jefe de la Guardia Civil?

R. Por supuesto que antes de los nombramientos hay una información que, en todo caso, respeta la intimidad. A lo largo del ejercicio del cargo, hasta ahora no habíamos sentido la necesidad de tener esos controles. Si en algún momento me hubieran propuesto hacer ese tipo de seguimiento, me lo habría pensado mucho. Creo que el Cesid [servicio secreto militar] no está para eso. Obviamente, a la vista de lo que ha ocurrido, hay que replanteárselo, pero con mucho cuidado. Hay el riesgo, que ya se ha dado en algún país, de que los servicios [de inteligencia] estén más atentos a lo que hacen otros servicios que a su tarea.

P. En su ministerio también se ha dado un caso de corrupción: la supuesta apropiación de 400 millones de pesetas en 1988 por un teniente coronel de contabilidad. Sorprende que no se descubriera antes el fraude.
R. Porque el ingenio humano no conoce límites, la desviación se hizo de forma muy ingeniosa. El dinero salió de una cuenta cancelada en 1991 y revisada por el Tribunal de Cuentas, sin que se encontrara nada anormal. Parece que estamos ante un caso estrictamente individual. De cualquier forma, con retraso, pero han funcionado la inspección de Hacienda, los servicios del ministerio y la jurisdicción militar.

P. Uno de los puntos más polémicos del nuevo Codigo Penal es la insumisión, que se quiere castigar con inhabilitación para empleos y ayudas públicas o con retirada del carné de conducir.
R. No comprendo que se incumplan deberes constitucionales y, aunque a mucha gente le parezca mal, que casi nadie diga nada. En los dos últimos años se ha visto que nos estábamos convirtiendo en un caso atípico en Europa. El problema no es la insumisión, que tiene una dimensión reducida. Lo que me importa cualitativa y cuantitativamente es la prestación social. Aquí ha habido una gran anomia social que ha llevado a que instituciones que podían crear plazas para objetores no lo hayan hecho. Justicia ha elaborado un plan para que se aplique la ley de Objeción de 1984 y Defensa lo apoya incondicionalmente. Se tenía que haber hecho mucho antes.

Respecto al proyecto, de Código Penal, es un primer borrador, habrá que estudiarlo y ya veremos qué sucede en la tramitación parlamentaria. Lo importante es la eficacia de las normas y, si esas propuestas se aplican de verdad, se puede conseguir probablemente más eficacia que con la privación de libertad. Si me pregunta a qué conduce todo esto, la insumisión y el aumento de la objeción y que no se haga la prestación sustitutoria, le contesto: A un callejón sin salida.

P. Quizá el problema no es de Código Penal, sino de hacer más atractiva la ‘mili’. Los soldados españoles son los peor pagados de Europa y no tienen un marco claro de derechos.
R. Cierto. Para el Ministerio de Defensa lo más importante es solucionar eso. El nuevo reglamento del servicio militar, que el Gobierno aprobará el viernes, supone un cambio muy importante en la mentalidad de las Fuerzas Armadas. Nunca ha habido un reglamento que estipule las condiciones en que se cumple el servicio militar. Yo me resisto a decir que se trata de hacer más atractiva la mili. Su objetivo es racionalizarla, que no sea muy distinta de cualquier actividad laboral o profesional. Que haya un horario; un derecho a disponer del tiempo libre que sólo pueda suspenderse en casos extremos; el respeto a la confesión religiosa de cada uno; a los derechos humanos de los otros soldados, acabando con las novatadas... Es una concepción radicalmente nueva en nuestra historia, aunque no en otros ejércitos. Respecto a las retribuciones, debe haber una compensación económica por el esfuerzo superior que conlleva la mili.

P. El ministro de Defensa ruso, Pavel Grachov, asistió este semana, por vez primera, a una reunión de la OTAN. ¿Se ha convertido Rusia en un socio?
P. Está empezando a convertirse en un socio en el terreno de la seguridad. Ya no es una potencia ideológica ni militarmente hostil. La presencia de Grachov en la OTAN se produjo en un ambiente muy distendido y augura que las relaciones van a mejorar en los próximos años. A mí no me cabe ninguna duda de que la OTAN va a ampliarse. Teniendo 18 países en la puerta, que han firmado la asociación para la paz, es un proceso inevitable. La cuestión es cómo tratar el caso especial de Rusia.

P. ¿Cabe Rusia en la OTAN?
R. ¿Por qué no? No cabe duda de que si la OTAN incluyera a Rusia sería muy distinta de la que tenemos, pero también la actual es muy diferente a la que había en 1989. Hay que avanzar, con decisión pero cautela, sin arriesgar lo que existe.

1993/02/17

DOCUMENTACIÓN | ACCIONES | EL 70% DE LOS JÓVENES VASCOS Y NAVARROS SE DECLARA OBJETOR DE CONCIENCIA

El 70% de los jóvenes vascos y navarros se declara objetor de conciencia.
Aitor Guenaga Bidaurrazaga | El País, 1993-02-17

https://elpais.com/diario/1993/02/18/espana/729990020_850215.html 

Cerca del 70% de los jóvenes vascos y navarros se declaró objetor de conciencia en 1992 y un 4% del contingente militar se hizo insumiso, según los datos aportados ayer por el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC). A juicio de los antimilitaristas vascos, este crecimiento de la desobediencia civil ha obligado a la sociedad y a los partidos políticos a tomar una postura de rechazo ante el Ejército, el servicio militar obligatorio y la prestación sustitutoria.

"La sociedad vasca cada vez es más antimilitarista y la insumisión es la herramienta que ha utilizado la juventud para plantarse y desobedecer", según el letrado del MOC Rafael Sainz de Rozas. El 20 de febrero se cumplen cuatro años de las primeras presentaciones de insumisos ante los gobiernos militares. En aquella ocasión se presentaron 65 insumisos en todo el Estado. Hoy día, la cifra de insumisos censados por los grupos antimilitaristas se eleva ya a 3.500, de los que 1.575 proceden del País Vasco y Navarra. Los niveles de objeción han pasado del 12,72% en 1991 al 15,4% durante el pasado año, según datos oficiales. La insumisión en el mismo periodo se ha mantenido en niveles del 0,37%, según el MOC.

Ante la oleada de juicios que se están celebrando en Pamplona en los últimos meses y en solidaridad con los 10 insumisos encarcelados, el MOC ha organizado para el sábado presentaciones ante los gobiernos militares de Euskadi y Navarra. Joseba Lazkano, primer insumiso vasco que ha cumplido la condena por negarse a hacer la ‘mili’, afirmó ayer que "la cárcel no va a cambiar la conciencia de nadie, y menos la de un insumiso".

El abogado del MOC denunció el intento del Gobierno central de judicializar la insumisión y destacó la respuesta de "una gran parte de los jueces que quieren dormir tranquilos y no lo iban a conseguir mientras en sus conciencias les pesara haber encarcelado a gente sólo por no acatar la Ley de Objeción de Conciencia. Esta es la ley más desobedecida de todo el ordenamiento jurídico, actitud de enfrentamiento que genera el mayor apoyo de la sociedad".

Juicio a un insumiso
Por otra parte, Rubén González Cordero Martín, de 20 años de edad, ha sido condenado en Santander a tres meses de arresto mayor por negarse a cumplir el servicio militar y a la prestación social sustitutoria. El ministerio fiscal había solicitado para él 18 meses de prisión menor.

El juez Agustín Alonso Roca hace constar en la sentencia que "la actitud del insumiso no se consolida sobre un mero acto de desobediencia civil, sino sobre unas vías de ejercicio de otro derecho -la objeción de conciencia- que a juicio de Rubén González no son expresión ni cauce formal de las convicciones que le sirven de base ni se adecúan en su desarrollo a las fases que el derecho internacional propugna". Es la primera vez que un juez aplica la atenuante del ejercicio de un derecho.

El joven Rubén González, casado y con un hijo, se había negado a prestar el servicio militar y el social sustitutorio al estimar que "la milicia forzosa es un freno para el desarrollo social y el servicio social sustitutorio refuerza los esquemas propios de aquél".

1992/05/23

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | JULIÁN GARCÍA VARGAS, MINISTRO DE DEFENSA: "EL ESTADO DEBE CASTIGAR A LOS INSUMISOS"

Julián García Vargas, Ministro de Defensa: "El Estado debe castigar a los insumisos".
Miguel González | El País, 1992-05-23

https://elpais.com/diario/1992/05/24/espana/706658406_850215.html 

La coincidencia del Día de las Fuerzas Armadas con la huelga ha rodeado este año de polémica una fiesta que pretende reducir la evidente distancia entre la sociedad y los ejércitos.

Pregunta. ¿No es una muestra de obstinación negarse a cambiar la fecha?

Respuesta. Yo no quisiera añadir más comentarios sobre esta coincidencia de fechas, pues ya ha habido muchos y algunos subidos de tono. Recientemente indiqué que no es razonable someter una decisión del Gobierno, y menos una de este tipo, a las decisiones de otras entidades de carácter privado, en este caso los sindicatos. También dije que sería preferible que no existiera dicha coincidencia. Creo que con ello queda cancelada la cuestión.

P. Una de las razones del distanciamiento entre las Fuerzas Armadas y la sociedad es la impopularidad, sobre todo entre los jóvenes, del servicio militar obligatorio. No parece que encarcelar a los insumisos sea la mejor solución para ello.
R. Como antiguo inspector de Hacienda debo decir que tan impopular es el servicio militar como los impuestos. La realización del servicio militar o de la prestación sustitutoria siempre supone un cierto sacrificio para quien lo lleva a cabo y, por tanto, es humanamente comprensible que haya una actitud, si no de rechazo, tampoco de aceptación acrítica. Pero la realidad es que otra alternativa, económica y demográficamente, no es posible, si queremos tener unas Fuerzas Armadas.

Lo que no quisiera es incidir en el debate técnico-jurídico abierto tras la instrucción del fiscal general del Estado sobre la insumisión, porque no me corresponde dilucidarlo. Pero sí quiero decir que, globalmente, el Estado debe conseguir que se sancionen y se disuadan las actitudes delictivas y, según el ordenamiento vigente, la insumisión lo es. No hay que confundirla, aunque a veces se haga, con la objeción de conciencia, que es absolutamente legal y tiene como consecuencia la realización de una prestación social, que puede ser muy útil.

P. Pero no hay, según las encuestas, una percepción social de la insumisión como delito.
R. Lamentablemente, los españoles también son muy permisivos con la evasión fiscal, que, cuando supera cierta cuantía, constituye delito.

P. El Gobierno ha difundido la Directiva de Defensa Nacional, hasta ahora secreta.
R. La directiva es un documento sencillo, que traza las grandes líneas de la política de defensa y seguridad y, por su carácter general, podrá aplicarse durante un largo periodo de tiempo. Yo creo que no se ha destacado suficientemente que este documento introduce en nuestro país un nuevo concepto de la seguridad que es cooperativo, compartido con nuestros socios y aliados. La consecuencia es que nuestras FFAA tienen que abrirse al mundo en actuaciones complementarlas de la política exterior.

P. ¿Cuáles serían esas actuaciones? ¿Qué condiciones deben darse para que las Fuerzas Armadas españolas intervengan fuera de su territorio?
R. España va a participar en misiones de la ONU cuando sea requerida por esta organización, en cumplimiento de resoluciones del Consejo de Seguridad. También va a participar en misiones de la OTAN, siguiendo su particular fórmula de integración y, finalmente, lo hará en misiones de la Unión Europea Occidental cuando este organismo se institucionalice y determine cuáles son esas actividades que, según los primeros documentos, tendrán carácter humanitario, de mantenimiento de la paz o de interposición. Nos podemos imaginar muchas situaciones, pero en todas ellas se seguirán los principios del derecho internacional.

P. La directiva insiste gastar en defensa el 2% del Producto Interior Bruto, pero este propósito tropieza, a la hora de la verdad, con los presupuestos.

R. No es un objetivo para el año que viene ni para el 94, sino para el final de la década. Ese porcentaje supone una aproximación a la media de los socios de la CE y la OTAN, con los que habrá que compartir los gastos de la seguridad colectiva. Hay una situación presupuestaria difícil en todos los países y especialmente en EE UU, que sostenía el esfuerzo defensivo aliado.

Eso supone que, desde ahora, el esfuerzo se va a repartir de forma más equitativa y ello será especialmente claro cuando se institucionalicen los mecanismos de seguridad de la CE, donde hay un reparto de los gastos proporcional al peso de cada país. No se trata de un objetivo caprichoso, sino de un porcentaje al que tenemos que acercarnos por las obligaciones que ya hemos contraído.

P. Hay dos posiciones en la UEO: la del Reino Unido, que ha asignado fuerzas a la organización, siempre que la OTAN no las necesite; y la de Francia y Alemania, que han creado un Cuerpo de Ejército Europeo.
R. Yo no creo que haya una diferencia tan grande. La iniciativa franco-alemana supone que unidades de esos dos países y de otros que se incorporen en el futuro se unen formando un cuerpo de ejército que luego se asigna globalmente a la UEO. La propuesta británica supone que cada país asigna individualmente sus fuerzas y es la UEO quien las integra en un solo colectivo. Se trata de dos sistemas para hacer lo mismo: construir unos mecanismos europeos de seguridad y, al mismo tiempo, reforzar la relación con EE UU y la OTAN, que durante mucho tiempo será indispensable para aportar la logística, comunicaciones y soporte para cualquier actuación en el campo de la defensa.

P. ¿Y España?
R. España tomará una decisión respecto a ese cuerpo de ejército cuando el proceso de institucionalización de la UEO se complete. Proceso que, por cierto, va bastante más rápido de lo que esperábamos y en el que España juega un papel de animador. Desde el principio hemos mirado con simpatía la iniciativa franco-alemana y en su momento tomaremos una decisión positiva al respecto. Nos estamos preparando para ello y la constitución de la Fuerza de Acción Rápida supone un paso en esa dirección. En todo caso, lo haremos en las condiciones más adecuadas para España: no desplazaremos de forma permamente unidades fuera nuestro territorio y asignaremos unidades que también estarán a disposición de la OTAN, porque no podemos, con dificultades presupuestarias, duplicar esfuerzos.

P. ¿Qué va a ocurrir con el Avión de Combate Europeo?
R. Hay que reconocer que el ACE ha perdido parte de su importancia militar y es preciso, por tanto, simplificar las especificaciones técnicas del avión, abaratar su coste y alargar el periodo de fabricación. Esta es nuestra postura, que ha sido bien recibida por Alemania y quizá no tanto por el Reino Unido e Italia. Nadie ha decidido todavía cancelar el proyecto y creo que, antes de hacerlo, se evaluarán las repercusiones tecnológicas, industriales y económicas, porque puede darse la paradoja de que anularlo en estos momentos signifique un coste económico muy elevado, difícilmente soportable para el país que tome la decisión. Desde luego, si uno de los socios importantes renuncia, el proyecto sería altamente inviable.

1988/11/13

DOCUMENTACIÓN | ACCIONES | GRUPOS OBJETORES Y ANTIMILITARISTAS REALIZARON NUMEROSAS MARCHAS DE PROTESTA

Los objetores realizaron numerosas marchas de protesta.
Javier Rivas | El País, 1988-11-13

https://elpais.com/diario/1988/11/14/espana/595465203_850215.html 

Grupos de objetores y colectivos pacifistas y antimilitaristas se manifestaron ayer en las principales ciudades de España para protestar contra el servicio militar y la prestación social sustitutoria prevista por la ley de objeción de conciencia. Las marchas más numerosas se produjeron en Madrid y en Barcelona, con cerca de un millar de personas en cada una de ellas. En el centro de Madrid, grupos de jóvenes se enfrentaron con efectivos antidisturbios de la policía durante más de una hora al término del acto de protesta.

Los incidentes comenzaron en Madrid al final de la manifestación, en la que algo más de mil personas habían desfilado en un ambiente festivo y acompañados por charangas desde la glorieta de Atocha hasta la plaza de Jacinto Benavente. La marcha terminó con un minuto de silencio por los "muertos, asesinados, suicidados o hechos polvo por la ‘mili’", en palabras de uno de los convocantes. Poco después, unos 50 jóvenes comenzaron a lanzar piedras y litronas contra una oficina de la Dirección General del Tesoro, sita en esa plaza, y contra un dotación de la Policía Municipal que había vigilado el desarrollo del acto. El enfrentamiento se extendió al aparecer varias dotaciones de miembros del Cuerpo Nacional de Policía equipados con material antidisturbios. Los jóvenes realizaron ‘saltos’ hasta la plaza de Tirso de Molina y el Rastro, donde los incidentes prosiguieron durante cerca de una hora entre el numeroso público que en la mañana de ayer acudía al mercado popular madrileño. Al menos cuatro jóvenes fueron detenidos por los agentes, que realizaron diversas cargas. Uno de los coches patrulla de los agentes resultó con los cristales rotos al ser alcanzado por varias piedras, mientras un policía municipal fue alcanzado por un objeto en la cabeza que le causó una leve conmoción.

Julio Rodríguez Bueno, portavoz de la Comisión anti-OTAN de Madrid, una de las organizaciones convocantes de la protesta, resaltó a este periódico la diferencia entre el acto de protesta en sí y los incidentes posteriores, que lamentó, aunque justificó a algunos de los intervinientes por tener que incorporarse a filas sin que se les haya reconocido la objeción de conciencia.

La manifestación de Madrid iba encabezada por una pancarta con el texto "Insumisión. Libertad objetores presos" que era portada por varios objetores. Banderas republicanas y pancartas de la Comisión anti-OTAN, la Asamblea de Mujeres, los colectivos Mili-KK y partidos de extrema izquierda eran visibles a lo largo del recorrido. Durante la marcha se corearon numerosos lemas en contra del servicio militar, los presupuestos de Defensa y la ley de objeción de conciencia y a favor de la puesta en libertad de José Manuel Fierro, recluso en la prisión militar de Alcalá de Henares tras declararse objetor durante la prestación del servicio militar. Fierro ha sido reconocido como preso de conciencia por Amnistía Internacional.

En Barcelona, alrededor de un millar de personas se manifestó sin incidentes desde la plaza de Universidad y hasta la sede del Gobierno Militar, en el paseo de Colón, donde un portavoz de los organizadores leyó un manifiesto de protesta.

Paralelamente, centenares de jóvenes, muchos de ellos acompañados por sus novias y amigos, acudieron al cuartel del Bruch para obtener información sobre su destino informa la redacción de El País en Barcelona.

Un grupo de militantes de las juventudes del CDS se concentró en las inmediaciones del cuartel y lanzó octavillas reivindicando un servicio militar de tres meses.

En Pamplona, la manifestación de los objetores, apoyada entre otros grupos por Euskadiko Ezkerra, congregó a algo menos de mil personas, informa Mikel Muez. Durante la marcha, que iba encabezada por una pancarta apoyando la insumisión civil de los objetores, se corearon diversos gritos contra la ‘mili’ y el Ejército, entre ellos algunos como "la ‘mili’ no mola, ni vasca ni española", en referencia a la campaña desarrollada por las juventudes de HB, que propugnan la constitución de un Ejército vasco. En la localidad navarra de Alsasua, nueve objetores quemaron anoche sus cartillas militares en una hoguera pública.

'Quintos' de cerveza
En Valencia, más de 300 personas contemplaron una breve sátira teatral que el grupo antimilitarista Mili-KK representó en la plaza de la Virgen. Ocho jóvenes, ataviados con prendas que simulaban uniformes de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, ironizaron, entre otros, sobre los conceptos del honor y la disciplina militar y sobre la presencia de la mujer en el Ejército, informa Manuel S. Jardí.

En la representación tampoco faltaron los papeles del objetor religioso y del encarcelado por negarse a realizar el servicio militar. Paralelamente, junto al escenario se distribuyeron ‘quintos’ de cerveza, "que es la forma como entendemos un sorteo de ‘quintos’", según uno de los participantes. En Oviedo, los manifestantes también sortearon ‘quintos’ de cerveza y quemaron un tanque de cartón y un muñeco vestido de militar.

Los manifestantes en Logroño fueron unos 200, entre ellos bastantes mujeres con gorros de papel de periódico, según informa la agencia Efe.

Una pancarta en la catedral.
Francisco Luna | El País, 1988-11-13

https://elpais.com/diario/1988/11/14/espana/595465202_850215.html

Grupos de objetores llegados de distintas localidades gallegas y pertenecientes a la Asamblea Nacional de Obxetores de Conciencia de Galicia, protagonizaron ayer un acto de protesta en Santiago de Compostela contra el servicio militar y la prestación social sustitutoria. Hacia las 12.30 horas, fue desplegada una pancarta en una de las balconadas de la catedral compostelana, en la que se leía: "La ‘mili’ mata. Insumisión. Ni prestación social sustitutoria ni servicio militar". Mientras, unas 50 personas se concentraron en la plaza del Obradoiro, portando carteles con lemas tales como "Servicio militar, ruina social" o "La prestación social es un castigo". El único incidente ocurrido durante el acto, que se prolongó por espacio de dos horas, tuvo lugar en el momento en que el personal que trabaja en la catedral pretendió retirar la pancarta del balcón. Tras una serie de forcejeos, se consiguió descolgar la citada pancarta, que fue colocada de nuevo momentos después.

Entre los concentrados se encontraban algunos pacifistas llegados a Santiago de Compostela a pie desde la República Federal Alemana, en una autodenominada ‘peregrinación por la paz’.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // STARS COFLHEE es un trabajo realizado por Julen Zabala Alon...