1989/07/03

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ENTRE LA TOLERANCIA Y LA NO ACEPTACIÓN

Entre la tolerancia y la no aceptación.
Jordi Petit | El País, 1989-07-03

https://elpais.com/diario/1989/07/04/sociedad/615506402_850215.html 

Michael Brown, del Gay Liberation Front, declaraba: "Probablemente, somos la minoría más atacada y perseguida de la historia, pero nunca conseguiremos la libertad y los derechos civiles que merecemos si no salimos de nuestro escondrijo". El movimiento ‘gay’ desarrolló en esos años toda una política antirrepresiva, de confrontación y hasta de provocación social. En lo personal se inició un imparable proceso de desculpabilización. Al amparo de aquel espacio de libertad alcanzado florecieron más y numerosos locales de encuentro homosexual: ‘el ghetto dorado’. Fue una hermosa expansión. Luego se ha dicho que hubo más consumo sexual, que no liberación, entendida como plena realización personal.

Esta década tuvo también sus ideólogos. En una correcta traducción de Lubura Guilber, el troskista Jean Nicolas preconizaba la alianza del movimiento gay con sindicatos, jóvenes y feministas, mientras sentaba el principio genérico de que no existe una identidad homosexual, las prácticas homosexuales no confieren una personalidad o carácter específico. El italiano Mario Mieli reclamaba desde su obra ‘Elementos de crítica homosexual’ la recuperación del lado femenino reprimido en todos los hombres, y aseveraba con Freud que el deseo homosexual es universal.

Por entonces las estrellas del ‘rock’ proclamaban el Gay Power: T. Rex, Lou Reed, David Bowie, Elton John y Mick Jagger, entre otros, se presentaban en público con toda la aparente provocación de la transexualidad.

La promulgación por las Cortes de Franco de la ley de Peligrosidad Social en 1970, que penalizaba el mero hecho de ser homosexual, animó a un reducido grupo de activistas a enviar unas inútiles cartas a los obispos procuradores. Así se fundó el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH). Este grupo devino en el Front d'Alllberament Gay de Catalunya (FAGC), y entre los redactores de su manifiesto es obligado destacar al pionero Armand de Fluviá. Este documento resultó básico para el desarrollo del movimiento gay en España. Se trata de un acertado análisis althusseriano de los aparatos del Estado como transmisores de una ideología antihomosexual, machista y sexista (familia, escuela, leyes, cultura...), toda una proclama contra la auto-opresión del propio homosexual y un programa de intervención social y avanzados cambios legales. Numerosas organizaciones animaron un explosivo movimiento gay que llenó las calles de cada 28 de junio durante los años de 1977 al 1980.

Apoyo intelectual

La homosexualidad fue retirada de la ley de Peligrosidad Social por decreto ley del Consejo de Ministros de 11 de enero de 1979, las organizaciones gay legalizadas a partir del 16 de julio de 1980 y las redadas policiales casi terminaron con el relevo de la UCD por el PSOE en el Gobierno. A partir de ese momento también se empezó a normalizar progresivamente la cuestión homosexual en TVE. Fue un proceso donde los intelectuales y la izquierda jugaron un notable papel de apoyo.

En aquel período se estrenaron ‘El diputado’, de Eloy de la Iglesia; ‘Ocaña’, de Ventura Pons, y hasta estaba de moda tener un ‘amiguete gay’. A. Cardín y Terenci Moix abordaban ya la temática homosexual desde distintas actitudes. Las novelas representativas de ese momento quizá fueron ‘El baile de las locas’, de ‘Copi’, y ‘El anarquista desnudo’, de Luis Fernández.

Realmente, los homosexuales habían empezado a vivir mejor, con más libertad, a recuperar tiempo perdido, aunque Sitges siempre disfrutó de un inexpugnable carnaval gay, incluso durante el período franquista.

El colofón de esta década lo pondría en 1979 la gran manifestación de más de 300.000 homosexuales ante la Casa Blanca con motivo del décimo aniversario del 28 de junio. Durante los años siguientes los clubes de ambiente nocturno siguieron llenándose al son de Grace Jones, Bette Midler o Village People, al mismo tiempo que se vaciaban manifestaciones y organizaciones de liberación homosexual. Este período difícil empezó con la fundación de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA), que reúne actualmente a más de 200 grupos de 60 países de todos los continentes. La ILGA presionó para obtener victorias notables, como las recomendaciones antidiscriminatorias de la homosexualidad por parte del Consejo de Europa y luego del Parlamento Europeo.

En esos años se detectaba ya un cierto cansancio por un estilo de vida quizá demasiado anónimo e impersonal entre ‘gay’, la doble vida y el ritmo de discoteca. Michael Foticault, el insigne filósofo francés, propuso ya entonces la necesidad o el reto de encontrar un lenguaje nuevo y afectivo entre hombres cuyas relaciones semiclandestinas no habían propiciado. Pocos años más tarde, Alejo Sarbach, desde varios artículos, formulaba toda una reivindicación de la amistad como base gregaria para desarrollar centros asociativos de ‘gay’ y lesbianas, tal como ya funcionan en varias ciudades de EE UU, Europa y el mismo Casal Lambda en Barcelona.

Como recoge el director de teatro Josep Costa, un personaje de la obra ‘The normal heart’ decía: "Éramos un grupo de buenos muchachos, que vivíamos en la más completa tristeza, y que un día entramos en las cámaras de la orgía y creímos que habíamos encontrado el Paraíso. Queríamos mostrar al mundo lo maravilloso que podía ser". Pero llegó el SIDA. Las autoridades estadounidenses tardaron en reaccionar y hasta 1984 el propio movimiento ‘gay’ y la iniciativa privada no se lanzaron en EE UU a la prevención del SIDA. Luego ha seguido una necesaria protesta por la pasividad oficial.

La segunda mitad de los ochenta conocerá las primeras leyes antidiscriminatorias de la homosexualidad (Francia, Noruega y Dinamarca). Mientras, ‘La muerte de Mikel’ batía un nuevo récord en el cine español. Pero también fue ese el período en que arrancó una ofensiva neoconservadora a escala mundial.

Banda sonora
Culture Club, Communards, Frankie Goes to Hollywood y otros forman la banda sonora de este final de década, grupos con letras sin recato homosexual alguno. A las películas tipo ‘Otro país’ y ‘Mi hermosa lavandería’ habrá que añadir el actual ‘boom’ de la literatura ‘gay’, con David Leavitt como punta de lanza. De entre los muchos acontecimientos que marcaron el movimiento ‘gay’ en España, algunos merecen ser recordados como ilustrativos de un pensamiento que aún perdura. Así, Marta Ferrussola, esposa del presidente de la Generalitat de Cataluña, declaraba ante TV-3 en 1984 que la homosexualidad es "un vicio, una tara, un defecto o la suma de todo ello". No hubo posibilidad alguna de réplica. Mediados los setenta, las asociaciones de psiquiatras y psicólogos de los EE UU borraron la homosexualidad del listado de enfermedades mentales, y así hicieron luego todas las asociaciones de otros países. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue opinando que la homosexualidad es una enfermedad, mientras que Amnistía Internacional se niega todavía a proteger a los presos por motivo de homosexualidad. Pero volviendo a nuestro país, cabe destacar el informe del jurista Mena en torno al vacío legal existente para las parejas homosexuales que desean equiparación de derechos respecto del matrimonio. Así, la demanda de Juan Reina, no tendría razón de ser en San Francisco o en Dinamarca. La reciente legalización de las parejas homosexuales en estos dos primeros casos, es sin duda la más importante victoria del movimiento gay.

Sin embargo, habrá que remontarse a la vista del ‘caso Almería’ para recordar algo tan grave como esgrimir la ‘presunta homosexualidad’ de las víctimas como atenuante en la defensa de los guardias civiles encausados y luego condenados por aquellos horribles hechos.

En estos últimos años han aparecido grupos nuevos con afán de volver a sintonizar entre gay a partir de los problemas cotidianos, vividos como individuales. La estrategia del voto homosexual como medida de presión para ganar derechos y libertades, tras su comprobado éxito en, EE UU, empieza a hacerse notar en Europa a través de las campañas "Vota Rosa".

A principios de los ochenta, con cierto retraso respecto del movimiento gay, se constituyeron los colectivos de lesbianas feministas, cuya más conocida portavoz es Empar Pineda.

Hoy, pues, sigue siendo posible una doble vida homosexual dentro de una sociedad que tolera pero no acepta. Dos generaciones gay conviven con diferenciados rasgos marcados por los profundos cambios habidos en menos de 20 años. El futuro próximo del movimiento gay se fragua a partir de la necesaria confluencia entre la reivindicación de la amistad, la lucha solidaria contra el SIDA y una mayor consecución de derechos y libertades. Se trata de seguir avanzando para transformar la sociedad y la propia vida de gay y lesbianas, para vivir mejor.

Jordi Petit es portavoz de la Coordinadora de Iniciativas Gay del Estado Español (CIGEE).

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