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2021/11/19

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | MARÍA BELÉN CORREA: "NOS NEGAMOS A OLVIDAR A NUESTRAS COMPAÑERAS TRAVESTIS ASESINADAS"

Fondo Documental Carla Pericles, Archivo Trans //

“Nos negamos a olvidar a nuestras compañeras travestis asesinadas”

María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans | Revista Cítrica, 2021-11-19
https://revistacitrica.com/nos-negamos-a-olvidar-a-nuestras-companeras-travestis-asesinadas-1.html

En el día Internacional de la Memoria Trans, María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans, reflexiona sobre las deudas que mantiene el Estado con la población travesti trans y remarca la importancia del pedido de reparación como un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron, pero hoy están al borde de la muerte.

Desde hace seis años cada 20 de noviembre hacemos el acto de las Candelas, para recordar hombres y mujeres trans que fueron asesinadas, desaparecidas o que murieron por falta de asistencia o por desidia.

En el Día Internacional de la de la Memoria Trans cerramos el conteo de cuántas personas trans han muerto en el país, es la visibilización de todo el trabajo del Archivo de la Memoria Trans. Es recordar a cada una de estas personas que han dado la vida por esta lucha en este momento tan simbólico que estamos pidiendo una reparación histórica en una Argentina que tuvo una reparación hetero cis.

Nosotras no tuvimos ni madres, ni abuelas que reclamaran por nosotras y tampoco una descendencia, solamente nos tenemos entre nosotras mismas como hermanas, tías y abuelas trans, pero solo con apodos o nombres porque en aquel tiempo no teníamos ni siquiera la legalidad para poder reclamarnos.

En julio comenzó el banderazo por la memoria trans que salió desde Santa Fe y estuvo recorriendo todo el país con los nombres de nuestres compañeres asesinades, desaparecides o fallecides. Es una acción de alcance nacional que invita a unirnos para recordarles y homenajearles. Escribimos sus nombres en la bandera y con ese gesto simple nos negamos a olvidarles.

Dentro de la bandera, se han escrito alrededor 900 nombres que han recordado las distintas personas. Nosotras teníamos una nube de información con unos 600 nombres y con el recorrido de la bandera se sumaron 300 más que fueron recordados en cada provincia y pueblito por el que pasó la bandera. También hizo que se recordaran otras personas en Capital Federal, porque hubo muchas activistas que estuvieron, pero quedaron en el olvido y venimos a rescatar eso.

Estamos escribiendo con los recuerdos de las compañeras, desde donde se genera la memoria. Hay chicas que murieron en los años 60 y 70, solo tenemos los nombres de las que ellas recuerdan. La mayoría que tenemos anotadas son a partir de los 90 y desde el 2010 empezamos a tener más información de las personas trans fallecidas con fecha, causa, lugar de origen. Este último tiempo con las redes sociales pudimos recolectar mucha más información y así todo nos faltan, como por ejemplo, el caso de un hombre trans del que solo sabemos su nombre, Adrián, pero no sabemos el apellido.

Veo que todavía hay un silencio de los espacios de derechos humanos en el reconocimiento de las personas trans en dictadura. Tenemos que pensar que nuestra fecha de dictadura no es la misma que la del resto de la sociedad. La sociedad tuvo una democracia a partir del 10 de diciembre de 1983, nuestra democracia comenzó en el 2012 con la Ley de Identidad de Género cuando realmente tuvo identidad una lucha tan fuerte dentro de lo que son los derechos humanos. Nadie piensa que hace nueve años que las personas trans vivimos en democracia. Con una democracia tan joven y tan precaria que todavía no respeta la ley, estuvimos seis años para tratar de conseguir un cupo laboral y aún hay partidos políticos que hacen sus campañas en contra de eso.

Si todavía hoy estamos pidiendo por una reparación histórica es porque estamos como en los primeros años de democracia de la sociedad, como en el 85, 86 con el reclamo del Nunca más, nosotras estamos en esa etapa.

Justamente este pedido de reparación es también un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron y que hoy se nos están muriendo. Tenemos que pensar que cuando volvió la democracia, ya no podían secuestrar obreros, estudiantes ni meterse dentro de las casas en plena democracia y lo que empezaron hacer es limpieza social.

La matanza más grande fue en Panamericana y comenzó en el 83, eso está demostrado porque es lo que quedó registrado en los diarios, pero no sé lo que habrá pasado en el resto de la Argentina. Lo que sí sabemos es que todo ese grupo de operaciones se empezó a dedicar a la limpieza social, que después pasó a llamarse Comando de Moralidad, tenía su oficina dentro del Departamento Central de Policía en el segundo piso y se dedicaban a llevarse a personas en situación de calle, trabajadoras sexuales y también a personas trans, porque como tenían que llenar los libros, nosotras éramos la carne para sus ascensos.

Subimos solo cinco años la esperanza de vida de las personas trans desde que empezamos el primer informe que daba 35 años. El año pasado cerramos en 40 y este año creo que estaríamos cerrando en 40 o 41 el promedio de vida de una persona trans en mortalidad que es bajísima, es de la Edad Media y esos números dan porque no se cumple con el artículo 11 de la Ley de género sobre el acceso a la salud.

Todavía el sistema de salud se reúsa a tratar nuestros cuerpos dentro de lo que es la medicina, hoy los programas que hay sobre personas trans hablan de hormonas pero las trans mayores que están enfermas por la silicona que se inyectaron vuelven a quedar fuera de todo. No hay médicos que quiten la silicona y esa también es una de las problemáticas que tienen las mujeres trans mayores de 40 años.

Las niñeces y adolescencias no piensan en ponerse silicona, gracias a las compañeras que hablaron porque nosotras nos encargamos de demonizarlo y decir cuáles eran las consecuencias, volviendo a poner nuestros cuerpos como ejemplo, pero esa situación hace que quedemos dentro del abandono.

2021/10/06

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | "DOLÍA ESCUCHAR QUE EN LOS MEDIOS SE REFIRIESEN A ELLA EN MASCULINO"


El asesinato de Sonia Rescalvo, 30 años después: “Dolía escuchar que en los medios se refiriesen a ella en masculino”.

El 6 de octubre de 1991, seis skinheads asesinaron a la artista trans Sonia Rescalvo. Te contamos cómo vivieron el considerado primer delito LGTBI en España las mujeres trans hace 30 años.
Noemí López Trujillo | Newtral, 2021-10-06
https://www.newtral.es/sonia-rescalvo-asesinato-30-anos-delito-odio-lgtbi/20211006/ 

Sonia era hija de Leopoldo Rescalvo y de Dolores Zafra. También era una artista y vedette que se había mudado de su Cuenca natal a Barcelona. Había participado en protestas contra la dictadura franquista y contra la opresión a la comunidad LGTBI, donde era muy conocida y querida. También era una mujer trans, y fue precisamente su identidad de género lo que motivó la brutal agresión que acabó con su vida hace ahora 30 años, un 6 de octubre de 1991 en el Parc de la Ciutadella.

El asesinato de Sonia Rescalvo, por el que condenaron a seis skinheads a entre nueve y 26 años de prisión, es considerado el primer delito de odio LGTBI en España.

Sonia Rescalvo: las sentencias que condenaron a los agresores
Las dos sentencias que hay sobre el asesinato de Sonia Rescalvo, a las que ha accedido Newtral.es, no especifican que sea un crimen de odio, pero sí señalan que los agresores estaban caracterizados “por sus tendencias extremistas y de ideología violenta”.

Los tribunales también indican que sentían una “clara hostilidad hacia los vagabundos, indigentes, prostitutas, homosexuales, y demás grupos marginales”. Estos hechos probados constan tanto en la sentencia del 30 de junio de 1994 de la Audiencia Provincial de Barcelona como en la sentencia del Tribunal Supremo del 23 de noviembre de 1996.

Cuando a Sonia Rescalvo la asesinaron, el delito de odio no existía como tal en el ordenamiento jurídico. “La tarea que asumieron los propios colectivos LGTBI fue salir de la inexistencia. A pesar de que ya había habido otros antes, fue la primera vez que la opinión pública tuvo conocimiento de un asesinato tránsfobo”, explica a Newtral.es María José Varela, abogada defensora de la acusación popular.

“Quienes la mataron fueron allí sin saber quién era, pero sabían que en ese sitio dormían personas trans. Que tanto la Audiencia Provincial como el Supremo apreciaran que los agresores sentían hostilidad hacia este colectivo hizo que la sociedad lo calificara como un delito de odio”, añade Varela.

Así, la Audiencia Provincial de Barcelona declaró probado que cuando los agresores se dieron cuenta de quienes estaban ahí, decidieron subir “a tocar el tambor“, la expresión que utilizaban los propios skinheads para referirse a pegar palizas con sus botas. Señalaba también la Audiencia Provincial que cuando los agresores bajaron de la tarima en la que dormía Sonia junto a otra compañera, oyeron unas respiraciones, así que subieron de nuevo para golpearla hasta que no oyeron nada.

Su compañera, Dori, no falleció pero “sufrió lesiones consistentes en fractura de los huesos nasales, contusiones faciales múltiples con heridas”, apunta la sentencia del Supremo, que señala que Dori tuvo que estar ingresada desde aquella noche hasta el 13 de noviembre.

El Tribunal Supremo estimó de forma “clara” que existió 'animus necandi', es decir, “ánimo homicida o propósito de ocasionar la muerte”, unido al hecho de que “todos ellos calzaban botas de media caña tipo ‘Rangers’ y ‘Doctor Martins’ [sic] con la puntera reforzada de acero” y que “las zonas anatómicas agredidas fueron la cabeza y el tórax de las víctimas”.

Sin embargo, el Supremo desestimó, entre otras, la agravante de nocturnidad y la de alevosía por las que la acusación había recurrido la sentencia de la Audiencia Provincial.

Así lo vivió el movimiento LGTBI
“Vi una noticia en La Vanguardia sobre que se había encontrado el cadáver de una travesti negra, así es como se refirieron a ella. Me conmocionó y llamé al periodista. Me dijo que era un error, que al principio pensaron que era una persona negra porque la habían dejado totalmente amoratada de los golpes”, cuenta a Newtral.es Eugeni Rodríguez, presidente de l’Observatori Contra l’Homofòbia y en aquel entonces integrante del Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC).

Eugeni recuerda que el FAGC decidió personarse en la causa como acusación popular, con María José Varela como abogada, para que se llegase al fondo del asunto: “La violencia que sufríamos era insostenible. Queríamos poner el foco en que a Sonia la mataron por ser una mujer trans. Fue un delito de odio en su forma más extrema, un punto de inflexión con el que la sociedad comenzó a entender que nos agredían y agreden por quienes somos”.

La escritora, dramaturga y activista transfeminista Alana Portero tenía 13 años recién cumplidos cuando asesinaron a Sonia. En conversación con Newtral.es, Portero lo recuerda así: “Con todo lo que olía a LGTB y a lo que en aquel momento era ‘transexualidad’ como que me daba vergüenza estar pendiente y que en casa se diesen cuenta de que me quedaba pendiente o de que me interesaba especialmente. Recuerdo buscarme la vida para enterarme pero haciéndome un poco la tonta. Es decir, viéndolo sin que me viesen viéndolo”.

La escritora y dramaturga destaca el tratamiento de los medios, que califica de “horroroso”: “Dolía escuchar que se refirieran a ella en masculino o que usaran su deadname [término que hace referencia al nombre asignado al nacer y que muchas personas trans dejan de usar al nombrarse a sí mismas de otro modo]. Decían: ‘Un transexual’ o ‘un joven travestido’. Yo no conocía otro lenguaje en esa época, sabía que algo me picaba y me dolía dentro al escuchar esas cosas pero no sabía por qué”.

Sí reconoce, en cambio, que lo vivió como un antes y un después, como algo “fundacional”: “Vi muchos más testimonios de personas LGTB en medios de comunicación de los que había visto hasta entonces. Testimonios serios, de gente enfadada y orgullosa exigiendo responsabilidades”, relata Portero.

Sonia Rescalvo: ser mujer trans en los años 90
La activista transfeminista y exdiputada socialista Carla Antonelli, que en aquel momento tenía 32 años, también critica el tratamiento en los medios de comunicación: “La llamaban travesti y travestido, como nos llamaban a las mujeres trans en aquella época”, cuenta en conversación con Newtral.es. “Recuerdo que sentía rabia, impotencia y desprotección. Una sensación de vulneración absoluta”, añade.

Antonelli reconoce que la narrativa del terror siempre ha estado presente: “Las mujeres trans sabíamos que aquello nos podía pasar a cualquiera de nosotras”.

Míriam Amaya, activista y artista, también tenía 32 años cuando asesinaron a Sonia Rescalvo, aunque señala a Newtral.es que “fue el primer delito de odio LGTBI reconocido por la sociedad, pero había habido muchos otros antes”: “Sí que fue una gran satisfacción ver que esto estaba saliendo a la luz, que por fin se contaba que era una realidad y no una fantasía”, añade.

Amaya, que por aquel entonces vivía en Barcelona y llevaba décadas participando en la lucha antifranquista y por los derechos LGTBI, coincidió con Sonia en varias ocasiones: “Era muy alegre y luchadora, siempre metida en las manifestaciones por los derechos trans y por la igualdad. Era una más de nosotras”.

Carmen García de Merlo, presidenta de COGAM, cuenta a Newtral.es que cuando asesinaron a Sonia ella acababa de volver del Reino Unido: “Me había ido precisamente para no acabar como ella y como tantas otras. Yo todavía no había hecho mi transición. Me quedé mucho tiempo en el armario porque el precio a pagar era muy alto, un precio como el que pagó Sonia”.

Míriam Amaya: “Fue también un feminicidio”
Para Alana Portero también hubo muchos otros casos antes que el de Sonia: “Tenía ejemplos cerca de personas LGTB muy mal tratadas en el barrio, en la familia. Ya tenía el mapa mental de que mi vida iba a ser muy difícil y no demasiado larga. He crecido pensándolo así. Pensaba: ‘Si ella que es tan guapa o tan ‘camuflable’ —un concepto horroroso—, qué va a ser de mí”.

La memoria trans está fragmentada al no tener los relatos de muchas personas que ni siquiera llegaron a la vejez. Por eso, para García de Merlo es importante recordar a Sonia: “Muchas tuvieron la valentía de ser ellas mismas, de nombrarse, pero muchas se quedaron por el camino”.

A lo que Antonelli alude a un ejercicio de memoria y reparación: “Hay que recordar para no olvidar porque precisamente el presente nos dice que todo aquello que pensábamos que estaba atrás puede volver de golpe. Y viene de la mano de quien sencillamente no quiere ni desea que existamos”.

Por ello, Míriam Amaya señala que la reparación comienza deshaciendo los silencios: “Las mujeres trans siempre recordamos a Ana Orantes porque fue un caso de violencia machista que supuso un antes y un después. Sin embargo, muchas feministas no recuerdan a Sonia Rescalvo. Pero su asesinato no fue solo un crimen de odio, sino también un feminicidio”.
  • Fuentes consultadas
  • Sentencia del 30 de junio de 1994 de la Audiencia Provincial de Barcelona sobre el caso Sonia Rescalvo
  • Sentencia del Tribunal Supremo del 23 de noviembre de 1996 sobre el caso Sonia Rescalvo
  • María José Varela, abogada defensora de la acusación popular en el caso de Sonia Rescalvo
  • Eugeni Rodríguez, presidente de L’Observatori Contra L’Homofòbia e integrante de la acusación popular en el caso de Sonia Rescalvo
  • Alana Portero, escritora, dramaturga y activista transfeminista
  • Carla Antonelli, activista transfeminista y exdiputada socialista
  • Míriam Amaya, activista y artista
  • Carmen García de Merlo, presidenta de COGAM

2021/02/16

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | "EL CAZADOR DE MARIPOSAS": ASÍ ERA EL ASESINO EN SERIE DE TRAVESTIS DE LA RUTA PANAMERICANA

“El cazador de mariposas”: así era el asesino en serie de travestis de la ruta Panamericana.
Bautizado como “Travestilandia”, se trataba de un tramo ilegal de unos ocho kilómetros donde las travestis solían recibir las agresiones de los proxenetas o de la policía que protegía el comercio sexual.
La Razón, 2021-02-16
https://www.larazon.es/internacional/20210216/r5x4cab4zndgdejnnr67hrxu4a.html

Existe una historia aterradora que se remonta a la segunda mitad de la década del 80 en la famosa ruta Panamericana. Un total de 28 mujeres travestis fueron brutalmente asesinadas en días diferentes entre las zonas de Florida y San Isidro por un asesino que tenía un apodo: “Le llamaban el atrapa mariposas o el caza mariposas”, según el testimonio de Carla Pericles, superviviente de un ataque.

Por aquel entonces la policía no investigaba este tipo de sucesos y los casos quedaban archivados como “accidentes”. ”En la Panamericana se mezclaban en aquella época los supuestos accidentes de chicas que morían al cruzar la ruta, para escapar de la policía, con los asesinatos”, recuerda María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans. “Muchas fueron enterradas como NN (”nombre desconocido”) porque no tenían familiares y si las amigas iban a reclamar el cuerpo se exponían a caer detenidas”, agrega Correa.

Otra testigo de aquella época, Cintia Di Carlo Scotch, elevó el número de víctimas: “Esa ruta maldita se llevó a 60 compañeras”. Algunos investigadores no creen en la hipótesis de un solo asesino como único responsable y analizan otros aspectos en un contexto de violencia extrema. El período con mayor cantidad de muertes tuvo lugar entre 1986 y 1989, aunque hay algunos registros de 1993 donde Travestis Unidas, una de las primeras organizaciones de travestis, organizaron protestas en la Panamericana porque seguían produciéndose asesinatos.

Se trataba de un tramo ilegal, bautizado como “Travestilandia”, de poco más de ocho kilómetros. Las travestis solían recibir las agresiones de los proxenetas o de la policía que protegía el comercio sexual. También había veces que se trataba de personas que aleatoriamente disfrutaban del acto de matar a las travestis.

Una superviviente
Carla Pericles trabajó en la Panamericana hasta que las amenazas de muerte de un comisario la obligaron a abandonar el país, primero a Francia y después a Italia, donde vivió durante veinte años. Según un testimonio publicado en un reciente libro del Archivo de la Memoria Trans, que recopila fotografías y testimonios, afirma que el asesino de travestis circulaba en un Peugeot 504 de color crema y se le atribuye, entre otros crímenes, el de su compañera a quien llamaban la Robotina.

Estos relatos también describieron a un asesino rubio con una cicatriz en el rostro que se desplazaba en un vehículo blanco y negro, o en un Falcon verde. La noche en que lo conoció, Carla había tomado whisky antes de salir porque tenía miedo.

“Me desocupé de un cliente y me metí detrás de unos árboles para acomodarme la ropa. Cuando salí, vi un Peugeot con las mismas características del tipo del que hablaban”, explica la chica, quien observó que el conductor tenía una pistola en la mano. Nada más subir al coche, “me adelanté y le propiné una patada con tanta suerte que le hice caer el arma de la mano”. Si bien escapó después de darle una paliza al cazador, Carla no pudo volver a la Panamericana.

2021/02/12

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | EL ESTREMECEDOR MITO DEL ASESINO SERIAL DE TRAVESTIS EN LA PANAMERICANA Y SUS CRÍMENES IMPUNES

Sus compañeras trasladan el cuerpo de Nancy de Martelli, agosto de 1987 //

El estremecedor mito del asesino serial de travestis en la Panamericana y sus crímenes impunes.
Osvaldo Aguirre | Infobae, 2021-02-12

https://www.infobae.com/sociedad/2021/02/12/el-cazador-de-mariposas-el-estremecedor-mito-del-asesino-serial-de-travestis-en-la-panamericana-y-sus-crimenes-impunes/

En la segunda mitad de la década del 80, las chicas travestis eran brutalmente asesinadas en la ruta entre Florida y San Isidro. La policía no investigaba y los casos quedaban asentados como “accidentes”. El misterioso hombre armado que recibió una patada de una travesti que se salvó de un ataque y el rubio con una cicatriz en la cara señalado como el criminal. Las historias de las víctimas y los testimonios de quienes sobrevivieron. La verdad y la leyenda detrás del horror.

El rumor era cada vez más fuerte. Había alguien que recorría durante la noche la ruta Panamericana, entre Florida y San Isidro, y mataba travestis. Corría la segunda mitad de la década de 1980 y la zona, con la plena vigencia de los edictos policiales y la indiferencia de la justicia ante las denuncias, estaba liberada para los abusos y los crímenes. El asesino tenía un apodo: “Le decían el atrapa mariposas, o el caza mariposas”, según el testimonio de Carla Pericles, sobreviviente de un ataque, en el Archivo de la Memoria Trans.

“En la Panamericana se mezclaban en aquella época los supuestos accidentes de chicas que morían al cruzar la ruta, para escapar de la policía, con los asesinatos”, recuerda María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans. En esa serie de muertes cuyos responsables no fueron investigados, “el que se hizo conocido a través del boca a boca fue el caza mariposas”.

En su edición del 18 de agosto de 1987, la revista ‘¡Esto!’ contabilizó 28 travestis muertas en distintos episodios ocurridos en la Panamericana.

“Muchas fueron enterradas como NN porque no tenían familiares y si las amigas iban a reclamar el cuerpo se exponían a caer detenidas”, agrega Correa, también fundadora con Claudia Pía Baudracco de la Asociación de Travestis de Argentina (1993). Otra testigo de la época, Cintia Di Carlo Scotch, eleva el número de víctimas: “Esa ruta maldita se llevó a 60 compañeras”.

Marce Butierrez y Patricio Simonetto, quienes investigaron las primeras organizaciones de travestis en la época, descreen de la hipótesis de un asesino individual como único responsable y analizan otros aspectos en un contexto de violencia extrema. “Los asesinatos en la Panamericana tenían diferentes características dependiendo de la zona en que ocurrían”, afirma Butierrez, activista travesti, antropóloga e investigadorx feminista queer.

El período con mayor cantidad de muertes transcurrió entre 1986 y 1989, aunque “hay algunos registros de 1993 donde Travestis Unidas, una de las primeras organizaciones de travestis conformada por Kenny de Micheli, Sandy González y Gabriela Carrizo organizaron protestas en la Panamericana porque seguían produciéndose asesinatos”, dice Butierrez.

En un tramo de poco más de ocho kilómetros, bautizado “Travestilanda” por la revista ‘¡Esto!’, “los conflictos en Munro, Martínez y Villa Martelli tenían que ver con peleas entre las travestis y quienes intermediaban en la venta de sexo de las prostitutas cis”, agrega Butierrez. Vicente López, en particular, “era un espacio vedado para las travestis, que solían recibir las agresiones de los fiolos o de la policía que protegía el comercio sexual” y a la altura de Tigre “a veces eran personas que aleatoriamente disfrutaban del acto de matar a las travestis. Y hay también registros de casos en los que eran asesinadas en hoteles y tiradas en la ruta”. Había un denominador común: “Los casos quedaban asentados como accidentes, sin que se produjeran mayores investigaciones”.

Cara a cara

Carla María Pericles (1953-2020) trabajó en la Panamericana hasta que las amenazas de muerte de un comisario la decidieron a irse del país, primero a Francia y después a Italia, donde vivió durante veinte años. En un relato publicado en un reciente libro del Archivo de la Memoria Trans que recopila fotografías y testimonios, afirma que el asesino de travestis circulaba en un Peugeot 504 de color crema y le atribuye entre otros crímenes el de su compañera de la época, a quien llamaban la Robotina.

La noche en que lo conoció había tomado un whisky antes de salir, porque tenía miedo. “Me desocupé de un cliente y me metí detrás de unos árboles para acomodarme la ropa. Cuando salí vi un Peugeot con las mismas características del tipo del que hablaban”, dice Pericles, quien observó que el conductor tenía una pistola en la mano.

Apenas subió al auto, por la puerta rasera, “me adelanté y le tiré una patada, con tanta suerte que le hice caer el arma de la mano”. Si bien escapó después de darle una paliza al cazador, Carla Pericles no pudo volver a la Panamericana.

Los rumores sobre el cazador llegaron a la prensa de la época, aunque las referencias son contradictorias e imprecisas. Las crónicas también describieron a un asesino rubio con una cicatriz en el rostro que se movilizaba en un auto blanco y negro, o en un Falcon verde, como en los procedimientos clandestinos de la policía y los militares durante el terrorismo de Estado.

Los testimonios apuntaron a un desconocido que atropellaba a las travestis con su auto o que las agredía después de acercarse como un cliente. “A Marcela Ibáñez le pegó una puñalada cuando bajaba del coche. El tipo salió con ella, todo bien, pero cuando bajó la Ibáñez sintió como una trompada. Se dio cuenta al rato por la sangre. Se salvó porque tenía un cinturón ancho”, recordó Cintia Di Carlo Scotch.

En su crónica del 18 de agosto de 1987, la revista ‘¡Esto!’ propuso una serie de hipótesis extravagantes para explicar las muertes: proxenetas que reaccionaban “ante la desleal competencia de los travestis”; “guerra” entre las propias travestis; cruzados que actuaban en nombre de la moral; “algún loco suelto”; una “probable secta de iluminados dispuesta a impedir que surjan nuevas Sodoma y Gomorra” o bien “una secreta secta de lesbianas”. La responsabilidad policial en las persecuciones parecía cuidadosamente omitida en esas especulaciones.

En la misma línea, en una producción del informativo ‘Nuevediario’, una psicóloga señaló “un deseo inconsciente de la propia destrucción” y una supuesta “pulsión de muerte” sin tomar nota de los abusos denunciados en la Panamericana. El noticiero incluyó una entrevista con una travesti identificada como Mary, de Nogoyá, Entre Ríos, quien dijo que “en el lapso de unos meses han muerto 13 travestis”. Sin embargo, el programa prefirió cuestionar a las trabajadoras sexuales por ejercer la prostitución y “automarginarse”.

En una entrevista con la revista ‘Flash’ publicada en enero de 1987, la actriz travesti Deborah Singer denunció la muerte de cuatro compañeras cerca del cruce con la avenida Márquez. “La última fue Shirley, uruguaya, que se encontraba trabajando por la Panamericana cuando se pronto una patrulla policial estaba detrás de ella -relató. Por supuesto, la metieron en el auto y se la llevaron para la comisaría. A los pocos metros, Shirley tuvo oportunidad de escapar y saltó del automóvil. Asustada, cruzó la ruta y la agarró un auto, que la mató instantáneamente”.

El penal de la comisaría de Munro había sido destinado para alojar exclusivamente a las travestis. “Si estabas parada en la ruta, la policía te podía detener por los edictos y te exponías a pasar 30, 60, o 90 días en un calabozo -dice María Belén Correa-. En esa situación, muchas de las chicas preferían correr el riesgo de cruzar los ocho carriles de la Panamericana en medio de los camiones y los autos. Era la única escapatoria posible”.

El Archivo de la Memoria Trans reconstruyó entre otros casos de travestis muertas en esas circunstancias los de Fabiola la patrullero, una paraguaya de 18 años que había pagado una coima a la policía -según ‘¡Esto!’- y sin embargo murió el 20 de diciembre de 1987 perseguida por un auto de la seccional 2ª de Martínez. Y en agosto del mismo año el de Nancy de Villa Martelli, cuyo cuerpo desmembrado fue sin embargo rescatado por un grupo encabezado por Perica Burrometo, llamada “la Ubaldini de las travestis” por sus reclamos y gestiones ante la policía y la justicia.

La trama oculta de la violencia

Déborah Singer actuaba entonces en shows y carnavales y era la única travesti afiliada a la Asociación de Artistas de Variedades. “La policía de la provincia de Buenos Aires tiene miedo de detener a delincuentes -declaró a la prensa-. Se cubren yendo a arrestar a travestis”.

“Existían diversas violencias hacia las travestis”, dice Marce Butierrez, quien destaca como clave la acción de la policía: “Los comisarios tenían mucho más poder que un juez, de hecho tenían la facultad de aplicar a su criterio los edictos policiales y códigos contravencionales, y hasta de juzgar y dictar una condena”. La antropóloga también destaca: “La violencia que la sociedad civil ejerció contra las travestis, denunciándolas, acosándolas en la vía pública, siendo indiferente a lo que pasaba”.

Patricio Simonetto, especialista en historia social y cultural de la diversidad en América Latina e investigador en el University College de Londres, sostiene: “La violencia contra las travestis articula el resentimiento de sujetos que sienten que su pertenencia a identidades como el ser varón es cuestionada por quienes no siempre se ajustan a los marcos binarios del género”. Además, “en la violencia de los años 80 había también grandes cuotas de clasismo y racismo, porque este odio a la transgresión de género está cargado también por un deseo profundo de distanciarse de todo aquello que se considera marginal”.

En ese marco el investigador cuestiona la actitud del periodismo. “En particular sobre los asesinatos en la Panamericana, ayer como hoy, muchos buscaban el morbo y la burla. Usaban fotos de sus cuerpos desmembrados, se preguntaban cuántos litros de siliconas tendrían, intentaban averiguar un nombre que ellas no usaban o hablar con sus familias. Hubo excepciones, pero en general los periodistas escribieron para justificar la masacre de las travestis”, dice Simonetto.

“Revisar estos archivos te remueve un poco las tripas, hay fotografías súper explícitas, relatos muy crudos”, agrega Butierrez, en relación a sus investigaciones en la prensa de la época. Pero “también te das cuenta de que siempre hubo detrás una comunidad de travestis preocupadas y organizándose” que aprovechó el interés periodístico para difundir los crímenes y poner de esa manera un límite a los abusos.

Las muertes de la Panamericana desencadenaron la primera movilización de travestis en la democracia. El lunes 21 de diciembre de 1986 unas veinte travestis se reunieron en la Plaza de Mayo. Llevaban una carta para el presidente Raúl Alfonsín y pancartas que decían “Queremos tolerancia”, “Basta de abusos” y “Queremos igualdad de derechos”. Entre ese año y el siguiente, “las travestis irrumpieron en la Argentina post-dictatorial con una agenda básica: el derecho a poder vivir y circular libremente, un derecho básico que la sociedad argentina les negó y que les sigue negando a muchas en la práctica”, afirma Patricio Simonetto, quien señala que esas manifestaciones “desbordaban totalmente lo esperado para la Argentina democrática”.

La marcha se realizó al día siguiente de la muerte de Fabiola la patrullero, llamada así por su voz de alerta cuando veía un auto de la policía y fue impulsada por Mónica Ramos, una uruguaya radicada en Tigre que nucleó a sus compañeras en lo que se conoció como el Fuerte Travesti. Ramos fue a su vez asesinada a tiros en agosto de 1990, en otro crimen que quedó impune.

Un método para matar

Para Simonetto, “el centro de la cuestión no es si hubo o no un solo asesino” sino la trama social en que las víctimas resultaron víctimas de crímenes, agresiones de clientes, apremios policiales y muertes en la ruta. “Tengo un recuerdo muy patente del papá de un amigo que nos llevó a ver en auto a las travestis que vendían sexo en una avenida del conurbano bonaerense, para reírnos de ellas. Mi pregunta es cuáles son esas pedagogías profundas que han sostenido este odio, este deseo de exterminarlas que luego encarnan estos asesinos”, dice.

Para Butierrez, el caza mariposas “tiene más ribetes de un mito” y de “un invento de la prensa en sintonía con una profusa cantidad de experiencias similares en otros países que investigaban asesinos seriales”, como la de Peter Suttcliffe, el llamado destripador de Yorkshire que asesinó a trece mujeres en Inglaterra entre 1975 y 1980. “La versión de un asesino serial es cómoda para todos, exime a la policía, justifica el odio hacia las travestis en un asesino con ribetes psicopáticos, exime a los vecinos y limpia de conflictos la escena”, dice la investigadora. Sin embargo, agrega, “es probable que haya habido algún caso que se corresponda a un crimen con motivaciones más individuales”.

Los testimonios “hablan de un método para matar en donde no habría resultado extraña la connivencia entre la policía y algún efectivo de civil subido a un auto sin identificación y hay declaraciones donde incluso se señala a los vehículos particulares de oficiales de la Bonaerense: todo eso está sin investigar”.

Si las muertes cesaron en la ruta, “con el tiempo esa conflictividad migró a otros espacios, otros barrios”, afirma Butierrez. “La violencia está hoy en los hospitales, cuando no te quieren atender. El artículo 11 de la Ley de Identidad de Género no se está cumpliendo”, denuncia María Belén Correa en alusión a la norma que establece el derecho de las personas de acceder a intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales para adecuar sus cuerpos a la identidad de género autopercibida.

Las razones por las que el criminal no fue identificado podrían encontrarse en el relato de la sobreviviente que lo enfrentó. Carla Pericles cuenta que aquella noche el escarmiento que le dio al cazador tuvo testigos, ya que “pasaron coches a mirar” y a pocos metros había una parrilla en la que unos policías “hacían como si no me conocieran”.

-¿Sos loca, Carla? -le preguntó finalmente uno de los policías en el lugar- ¿Qué estás haciendo?

-Llevalo preso -respondió Pericles, y señaló al hombre al que había dejado inconsciente, con golpes y mordeduras-. Es el atrapa mariposas, él mata a las travestis.

-¡No! -contestó el otro-. Es el nuevo comisario.

2013/11/19

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | EL ASESINO JOAQUÍN VILLALÓN DÍEZ SALE DE PRISIÓN ESTA SEMANA

El asesino Joaquín Villalón Díez sale de prisión esta semana.
Saldrá del centro penitenciario de Segovia por la anulación de la 'doctrina Parot', por la que tenía previsto ser excarcelado en 2023 El asesino estranguló y descuartizó a su amante embarazada; prendió fuego a una transexual que terminó muriendo por las quemaduras; y dio una paliza, ahogó y robó a otra transexual.
Mateo Balín | Colpisa, Diario de Navarra, 2013-11-19
https://www.diariodenavarra.es/noticias/mas_actualidad/nacional/2013/11/19/el_asesino_joaquin_villalon_diez_sale_prision_esta_semana_137424_1031.html 

"Podrán salir etarras, asesinos en serie y violadores, pero de todos el perfil psicológico de Joaquín Villalón Díez es el que más pavor y escalofríos me produce". Las palabras son de un alto cargo de la judicatura conocedor de los informes mentales del reo, que esta semana saldrá del centro penitenciario de Segovia por la anulación de la 'doctrina Parot', por la que tenía previsto ser excarcelado en 2023.

Sin la atención mediática del 'violador del portal' o el del 'ascensor' o del mismo asesino de Villarobledo, beneficiados también por la sentencia de Estrasburgo, Joaquín Villalón Díez se prepara para salir a la calle libre de ataduras tras 21 años entre rejas, donde ha convivido con un cuadro mental de alto riesgo según los tres peritos psiquiátricos que le vieron en su juicio.

Entonces concluyeron que el conocido como 'el asesino señorito', por la impecable percha con la que esparció su terror sanguinario entre el colectivo transexual de Madrid en otoño de 1992, sufría "un trastorno psicopático de la personalidad con posibles rasgos esquizoides y paranoides, que retratan su frialdad, desadaptación, paroxismo, insinceridad, falta de afectividad, egoísmo, megalomanía...".

A lo que se suma un trastorno de sexualidad que se concreta en el denominado "transvestismo fetichista", reseñaban entonces los especialistas. Es decir, esa fijación racional de los transexuales para conseguir por cualquier medio su fin, que no era otro que matarles para luego robar sus pertenencias. En suma, "estamos ante un psicópata de libro con un afán desmedido por el dinero", concluía la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de febrero de 1995, que no consideró este cuadro como total eximente porque Villalón Díez "conservaba pese a todo el juicio y la capacidad crítica pese a tener alguna merma cognitiva". No obstante, el fallo aconsejaba darle un tratamiento en prisión "a fin de evitar acciones similares".

Fue ese afán del 'señorito' por los transexuales y el dinero el que sembró el miedo en Madrid entre septiembre y octubre de 1992. Salía España de la celebración de dos grandes eventos mundiales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, cuando los telediarios llevaron a las casas de toda España la figura de un hombre trajeado, cara amable y peinado con raya a un lado. Un tipo de complexión media, nacido en Mérida en 1956, casado y residente en el barrio de Arganzuela de Madrid. Al que bautizaron como 'el asesino señorito'.

Historial sangriento
Pero antes de llegar al asesinato y homicidio de los transexuales 'Carmen' y 'Joana', el próximo beneficiado por la anulación de la 'doctrina Parot' comenzó su periplo criminal en 1981, en un escalofriante suceso que retrata a la perfección su mente perturbada. Con solo 25 años, Villalón asesinó, descuartizó y abandonó en un monte a su amante, Paquita García, a la que había ocultado que estaba casado y que tenía dos hijos, y a la que había prometido matrimonio después de que ésta se quedara embarazada.

Los restos de Paquita fueron encontrados por unos niños que jugaban en el monte repartidos en cinco bolsas. La investigación determinó, como recoge la edición de ABC del 4 de agosto de 1981, que Joaquín había matado por estrangulamiento a su amante en el transcurso de una discusión y que posteriormente había trasladado su cadáver hasta un taller donde la descuartizó con una sierra mecánica.

En la noche del 27 de septiembre de 1992, en un permiso carcelario tras cumplir diez de los 17 años de su condena, Villalón se disfrazó de 'asesino señorito' para visitar la casa de José Indalecio C. R., conocida como 'Carmen', rociarle con un espray, dejarle inconsciente, atarle una cadena al tórax y prenderle fuego. Murió cuatro meses después por las graves quemaduras causadas.

El 9 de octubre visitó a José Manuel M. S., 'Joana', en su casa y de buenas a primeras le dio una paliza, llenó su bañera y le ahogó. Después robó las pertenencias de su víctima por más de 1,6 millones de pesetas. El 28 de octubre la Policía le detuvo en su casa y encontró el botín.

DOCUMENTACIÓN
El 'señorito' extremeño sale de prisión.

Joaquín Villalón fue condenado en febrero de 1995 a 59 años y 4 meses de prisión por matar a dos transexuales para robarlos.
Mateo Balín | Hoy, 2013-12-10
https://www.hoy.es/20131210/local/senorito-extremeno-saldra-prision-201312101818.html
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El 'asesino señorito', que descuartizó a su amante y asesinó a dos travestis, en libertad.

El preso Joaquín Villalón Díaz, conocido como el asesino señorito por su elegante indumentaria, abandonará esta tarde el centro penitenciario. Su condena se extendía hasta 2033.
EFE | El Confidencial, 2013-12-10
https://www.elconfidencial.com/espana/2013-12-10/el-asesino-senorito-que-descuartizo-a-su-amante-y-asesino-a-dos-travestis-en-libertad_64600/
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El «asesino señorito» sale de la cárcel de Segovia.

Fue condenado en febrero de 1995 a 59 años de prisión por matar a dos transexuales. Antes, había asesinado a su mujer, que estaba embarazada, descuartizándola con un serrucho.
EFE | ABC, 2013-12-10
https://www.abc.es/espana/20131210/abci-asesino-senorito-excarcelacion-201312101637.html

2013/10/22

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | EL ASESINO DE DOS TRANS SE BENEFICIA DEL FIN DE LA 'DOCTRINA PAROT'

Dos presos con largas condenas, beneficiarios del fin de la ‘doctrina Parot’.
Los magistrados de la Audiencia Provincial, pendientes de revisar de oficio las condenas o esperar el recurso de los abogados.
F. Javier Barroso | El País, 2013-10-22
https://elpais.com/ccaa/2013/10/22/madrid/1382457795_998177.html 

Los magistrados de la Audiencia Provincial se enfrentan a la eventual puesta en libertad de dos de los presos más peligrosos de la región. El desestimiento por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de la llamada doctrina Parot puede dejar en libertad en breve al llamado violador del portal, Pablo Manuel García Ribado, condenado a 2.970 años de prisión por cometer 153 delitos entre 1990 y 1993. En la misma tesitura se encuentra el denominado hombre de los dos rostros, Joaquín Villalón Díez, sentenciado a 58 años por matar a dos transexuales en 1992. Además, estaba cumpliendo otra condena por descuartizar a su novia en 1981.

El principal problema que tendrán que solventar los jueces de la Audiencia es ver si deben resolver los casos de oficio o, por el contrario, deberán esperar a que sus abogados pidan la excarcelación inmediata. Esta se produciría si se acogen a la reciente del TEDH que prohíbe aplicar las reducciones de pena sobre el global de la condena.

Fuentes judiciales explicaron que el presidente de la Sección 6ª, Pedro Javier Rodríguez, tiene encima de su mesa el caso de García Ribado. Este exmecánico, ahora con 44 años, protagonizó el mayor proceso por violación de la historia judicial madrileña. Se le consideró culpable de atacar entre el 24 de diciembre de 1990 y el 9 de octubre de 1993 a 53 mujeres en La Estrella, Buenavista y Ventas, a las que asaltaba junto con otros dos compinches. Fue condenado por violación, atraco, agresión sexual, robo con rehenes y lesiones.

Según constaba en autos, la primera violación la cometieron a las cuatro de la madrugada del 24 de diciembre de 1990, cuando el condenado y su compinche Antonio Barroso Mingo abordaron a una mujer en su portal. Tras taparla la boca para que no chillara, obligaron a la víctima a que les llevara hasta su coche y condujera a un descampado de Chamartín. Allí la forzaron ambos. Después la robaron las 7.000 pesetas (42 euros) que llevaba en el bolso. También la arrebataron una cartera de piel y una tarjeta de crédito. Le exigieron que les diera el número secreto para sacar dinero, pero la mujer ya había sacado ese día el máximo posible. Regresaron de nuevo al descampado, donde García Ribado abusó de nuevo de ella.

La pista que permitió la detención del llamado violador del portal se produjo dos días después de la última violación, la madrugada del 11 de octubre de 1993. La policía detuvo en un control rutinario a García Ribado. Cuando le pidieron el carné de identidad, los agentes se percataron de que llevaba las uñas negras de suciedad, a consecuencia de su trabajo como mecánico. Este dato había sido señalado por diversas víctimas. Los policías le dejaron marchar, pero sometieron al sospechoso a una estrecha vigilancia. Fue detenido junto con su compinche y entonces vigilante de seguridad Antonio Barroso Mingo, al que visitaba frecuentemente el 14 de octubre. En un principio, ambos arrestados confesaron su participación en los hechos.

La Sección 3ª de la Audiencia Provincial tampoco ha tomado una decisión sobre Joaquín Villalón, de 57 años. Este fue sentenciado en febrero de 1995 a 58 años de prisión después de que se le considerase autor de los asesinatos de los transexuales Darío José I., apodado Carmen, y Juan Manuel M., Joanna. En el primer caso le declararon culpable de asesinato y de robo con homicidio, robo con fuerza y estafa en el segundo. En ambos se apreció la agravante de reincidencia porque había descuartizado a su novia en 1981.

La Sección 3ª calificó como asesinato la muerte de Carmen, por el que le condenó a 28 años y 10 meses de prisión. El crimen se produjo el 27 de septiembre de 1992 en el apartamento que la transexual tenía en el paseo de La Habana para prestar los servicios a sus clientes. Se inició una discusión entre ambos. El condenado roció con un aerosol a su víctima, le ciñó unas cadenas al cuello y, ya en el suelo, cubrió las piernas con telas y las prendió fuego. Carmen moría dos semanas después en el hospital, tras haberle sido amputadas ambas piernas.

El segundo crimen ocurrió unos días después, también en piso de Juan Manuel, en el barrio de Lavapiés. El fallo considera probado que Joaquín Villalón le golpeó con fuerza y le dejó inconsciente. Así lo llevó al cuarto de baño donde le metió la cabeza en la bañera, que estaba llena de agua. Después le robó las tarjetas de crédito, con las que se apropió de más de dos millones de pesetas (12.000 euros).

Los forenses describieron a Villalón como “un psicópata que sufre un trastorno antisocial de la personalidad con rasgos esquizoparanoides, con altas cotas de narcisismo y perversión sexual, tal es el travestismo”. Destacaron su frialdad afectiva, su insinceridad, su utilitarismo, su egoísmo y su megalomanía. "Todo ello condiciona su actuación, sin comprometer sus facultades cognoscitivas y volitivas", concluyó la sentencia.

2011/10/09

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | SONIA RESCALVO, MORIR POR SER TRANSEXUAL

Morir por ser transexual.
El asesinato de Sonia, asesinada a golpes por un grupo de neonazis, marcó un hito en la defensa del colectivo. 20 años después, su memoria sigue viva.
Rebeca Carranco / Jesús García Bueno | El País, 2011-10-09
https://elpais.com/diario/2011/10/09/sociedad/1318111208_850215.html 

"Llame al despacho". El mensaje apareció una tarde de febrero de 1992 en el busca del entonces subinspector de los Mossos d'Esquadra Joan Carles Molinero, que veía con sus dos hijas un desfile de carnaval en Barcelona. El hoy comisario investigaba el asesinato de una transexual en Barcelona, que murió de una lluvia de patadas en la cabeza y de un trastazo en el pecho con un palo de escoba mientras dormía en el parque de la Ciutadella. Molinero buscó una cabina telefónica. "Acabamos de escuchar una llamada que puede ser muy importante", le dijeron sus hombres.

-¿Quieres venir a casa esta noche?
-No, no...
-Siempre me dices que no. ¿Tienes miedo de venir a mi casa?
-De tu casa no, de ti.
-¡Hostia, ni que fuera un travesti!
-No hombre, no te pongas así.
-Por cierto, ¿sabes quién hizo aquello del travesti de la Ciutadella?
-No
-¡Pues yo sí!

Héctor López Frutos intentaba ligar con una jovencita alardeando por teléfono de conocer los autores de aquel atroz asesinato. El chaval ya estaba en el punto de mira cuando los mossos grabaron esta conversación. El jueves se cumplieron 20 años del día en que seis jóvenes neonazis se colaron de madrugada en el parque de la Ciutadella y, con sus botas de punta de hierro, patearon a José Rescalvo Zafra, de 45 años, conocido como Sonia, hasta matarle. Héctor fue uno de ellos.

Su asesinato, el 6 de octubre de 1991, es el primer crimen de una transexual por el mero hecho del serlo del que se tiene información y constancia en España. Fue también el primer asesinato que investigaron los Mossos y supuso un punto de inflexión en el modo de tratar las agresiones relacionadas con el odio y la discriminación, que en Cataluña ha culminado con una fiscalía especializada en tratar este tipo de violencia.

La llamada de Héctor, hecha desde su casa, cuando no estaban sus padres, fue la clave para estrechar el círculo. La policía tardó cuatro meses y una semana en detener a siete jóvenes. Seis de ellos fueron condenados. El grupo de rapados y amantes de las esvásticas inició ese 6 de octubre de hace dos décadas una ruta con el propósito de "tocar el tambor": liarse a patadas con la cabeza de alguien, según dijeron a la policía.

Empezaron a las 17.30 a tomar cervezas en el bar Barrigón, en el barrio del Born. De ahí, al Pop-Bar. Y de este al pub SQ. Unos dijeron que ya iban borrachos cuando se colaron en el parque por un agujero de la verja. Otros, lo negaron. Caminaron hasta la glorieta de los Músicos, una zona frecuentada por homosexuales y transexuales, y fue allí cuando el grupo "propuso tocar el tambor". Eran cerca de las tres de la madrugada. Los "bultos" que atizaron tenían "aspecto travesti", declaró uno de ellos a los mossos.

"Ninguno negó los hechos", cuenta Molinero, que recuerda con absoluta claridad "el nivel de desafío, beligerancia, prepotencia y chulería" de aquellos asesinos confesos. Uno de ellos explicó que "sintió un fuerte dolor en el dedo gordo del pie" cuando llevaba unos "15 o 30 segundos golpeando indistintamente a las dos personas que había allí". A pesar de la punta de hierro de las botas, el agresor se rompió una uña. Dori, también transexual que dormía junto a Sonia en la glorieta, sobrevivió a la paliza. Luego, los seis skins fueron a por Miguel, un indigente que estaba cerca. A causa de los golpes, el hombre perdió el único ojo del que conservaba la visión y se quedó ciego. Tras la cacería, los neonazis visitaron un cuarto bar, el Vis a Vis.

En la prensa, se hablaba del asesinato de un transexual negro. "Fue tal la paliza que le dieron que era todo moratones", explica el magistrado José Joaquín Pérez Beneyto que instruyó el caso y encargó a los mossos que lo investigasen. El Cuerpo Nacional de Policía estaba "volcado en el antiterrorismo de ETA; esa era su obsesión y no hacía tanto del atentado de Hipercor [1987]", recuerda.

El 11 de marzo, el equipo de Molinero -siete agentes- detuvo a los asesinos de Sonia. En el registro de las casas de Pere Alsina Llinares, David Parladé Valdés, Héctor e Isaac López Frutos, Andrés Pascual Prieto y Oliver Sánchez Riera hallaron fanzines neonazis, puños americanos, bates de béisbol y carnés de los Boixos Nois. El juez les condenó en total a 333 años de cárcel. Menos dos, el resto está en libertad.

"Fue la primera vez que un tema de homofobia y transfobia se trataba en serio", cuenta Eugeni Rodríguez, del Frente de Liberación Gay de Cataluña. Para la abogada que llevó la acusación popular, María José Varela, supuso "un momento emocionante" porque "los gays y transexuales luchaban por salir de la invisibilidad".

Desde entonces, Rodríguez mantiene viva la memoria de Sonia. Explica que huyó de su Cuenca natal a los 16 años para instalarse en el anonimato de Barcelona. Llegó a actuar en el teatro Arnau del Paralel, pero la suerte le dio la espalda. Dedicada a la prostitución y sin apenas contacto con su familia, vivió en los últimos tiempos en la indigencia.

Su terrible muerte al menos ayudó a concienciar sobre los crímenes relacionados con el odio. En Cataluña, los Mossos contabilizan específicamente este tipo de denuncias (179 hechos delictivos en 2010, la mayoría por homofobia). Aunque queda mucho por hacer. "No hay estadísticas de delitos de odio en España. Y solo hay un fiscal especializado en Barcelona", lamenta el magistrado Pérez.

2010/05/16

DPOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | EL ASESINATO DE ROBERTO, UN HOMBRE TRANSEXUAL

Muerte de un transexual.
Historia de Roberto, un chico torturado, expoliado y asesinado a manos de dos mujeres.
Juan Diego Quesada | El País, 2010-05-16
https://elpais.com/diario/2010/05/16/domingo/1273981961_850215.html 

El pasillo estaba a oscuras. Eran las 10.45 de la mañana cuando el juez de guardia, la secretaria y la médico forense entraron en la habitación en la que se hallaba el cadáver de Roberto, el dueño de la casa. Para iluminar la estancia, llena de basura, levantaron como pudieron la persiana, que estaba destrozada. Una mujer que compartía piso con la víctima, una tal Dolores Reyes, observaba la escena desde el quicio de la puerta. Con mucha calma le preguntó al agente número 60.383 si ella podía seguir viviendo allí. Los presentes, que fotografiaban el cadáver, se dieron la vuelta horrorizados por la frialdad con la que hablaba.

El martirio de Roberto acabó así un primero de septiembre de 2007, aunque había empezado de manera inesperada un año antes. Roberto era entonces un chico transexual de 25 años que había nacido con el nombre de Concepción. Sus padres, un matrimonio mayor y de pueblo que lo había adoptado al nacer, acababan de morir. Callado y tímido, Roberto frecuentaba con su novia Yolanda los bares de Chueca, en el centro de Madrid. Por allí coincidió con Dolores, una vieja amiga del colegio.

La situación de Dolores era entonces lamentable: se alojaba con una compañera, Ainhoa, en una chabola a las afueras de la ciudad. Vivían de rapiñar en las basuras cercanas a los supermercados y de la chatarra que recogían. Roberto les propuso a las mujeres que se quedasen a vivir un tiempo en su casa de la calle de la Isla de Arosa, hasta que encontrasen algo mejor.

Roberto vivía en conflicto consigo mismo desde su nacimiento. No quería ser mujer, se sentía un hombre. "No es fácil que a los nueve años te pongan un vestido de comunión de niña o tengas que ir siempre por ahí con efectivo porque no quieres ver la cara que pone el de la tienda al ver tu DNI", cuenta Fran, un amigo de Roberto. Se conocieron en Hombre Transexual, la asociación a la que ambos pertenecían. A pesar de que Roberto tenía el aspecto de un chico robusto, corpulento, según su documentación se llamaba Concepción, Conchi para mayor sufrimiento, un nombre que detestaba con todas sus ganas. "El tiempo que todo el mundo utiliza para formarse, las personas transexuales lo gastamos en encontrar nuestra verdadera identidad", añade Fran, un hombre transexual con perilla que no quiere que se especifique su profesión. La de Roberto era vigilante de seguridad, un oficio que ofrece soledad y discreción. Lejos del escrutinio de la gente, de las miradas indiscretas.

Roberto acababa de comenzar el proceso de administrarse hormonas cuando las mujeres terminaron de instalarse en su casa. La convivencia fue mal desde el principio. Todos vivían del dinero que había heredado Roberto. Yolanda, su novia, no aguantaba a las nuevas inquilinas y acabó marchándose. Roberto y las chicas pasaban los primeros días bebiendo sangría y jugando a las máquinas tragaperras en un bar cercano, como se explicó en el juicio que se celebró contra la pareja de mujeres. Pero al llegar a casa no paraban de oírse golpes y gritos. Los vecinos se escandalizaron desde el principio. Una noche los golpes fueron especialmente intensos. Al día siguiente, una vecina se cruzó con los tres en el rellano de la escalera y al ver a Roberto con el ojo morado le preguntó qué demonios le había pasado. "Le han pegado en una discoteca", zanjó Dolores. El chico bajó la mirada sin decir nada.

Los porrazos fueron a más. Cada noche peor. Roberto pidió a las mujeres que se fuesen de su piso, e incluso les ofreció una casa que también había heredado en un pueblo de Guadalajara. Se negaron.

Días después Roberto quedó con su tía a comer y ella lo vio deteriorado. Estaba más flaco. Le contó que las chicas se habían atrincherado en su casa. "Déjame que vaya yo y me encargue de ellas", le dijo la tía. Le contestó que no. Quería ocuparse él mismo.

Las amigas de Roberto también empezaron a preocuparse. Le llamaban a casa y al móvil, pero nunca contestaba. Siempre se ponía al teléfono Dolores. La pareja llegó a cambiar incluso la cerradura de la puerta sin darle una copia de las llaves a él.

Se convirtió en costumbre meterle a Roberto la cabeza bajo el agua de la bañera hasta que se pusiese azul. Con el móvil, le grabaron desnudo mientras le afeitaban el vello que le había nacido con las hormonas que se administraba. Le amenazaban con prostituirle, arreglarle un matrimonio de conveniencia, y a sabiendas de que odiaba su condición de mujer, le pasearon en minifalda, top y unas sandalias de tacón. Aquello horrorizó a todo el que lo vio por la calle.

Los residentes del bloque estaban alarmados. A mediados de abril avisaron a la Policía Municipal. Roberto deambulaba hecho un guiñapo, siempre acompañado por las dos mujeres, mirando al suelo, sin saludar a los vecinos de toda la vida. Un agente local escribió en un informe que Roberto llevaba meses sin pagar la comunidad. Además comprobó que Dolores ejercía un dominio sobre él que anulaba su voluntad. "Se solicita la intervención de los servicios sociales", concluyó el policía, "para que lo liberen de esta situación antes de que sea tarde". Eso nunca llegó a suceder.

Los muebles fueron desapareciendo de la casa poco a poco. Se desmontó hasta el aluminio de las ventanas. Un chatarrero con una furgoneta se fue llevando los trastos. Dolores guardaba en un bolso pulseras, anillos y pendientes de oro que encontraba en los cajones. Lo vendió todo a una casa de empeño. Por esa época, en un cuaderno de anillas, las mujeres escribieron en una hoja en blanco que "Concepción González", como le llamaban con desprecio, les autorizaba a vivir en su casa hasta que consiguiesen una vivienda propia. Lo siguiente fue hacerle firmar que les regalaba su piso por las deudas ficticias que había contraído con ellas.

Una mañana se llevaron a Roberto a una inmobiliaria. El comercial quedó impresionado por la estampa de la extraña familia que quería hacer el negocio. Al llegar a casa colgaron del balcón un cartel de "se vende". El trabajador de la inmobiliaria, semanas después, visitó la vivienda con el anticipo de un posible comprador, pero no pudo dárselo a Roberto porque, según una de las dos mujeres, estaba "indispuesto". Acabó dándoselo a ella.

El chico perdió 40 kilos en estos meses. La noche del 29 de agosto de 2007 le pegaron con tal brutalidad en la cabeza que falleció días después. Roberto sufrió 72 horas de agonía tirado en un colchón sobre el suelo. Cuando llegaron los agentes y el juez sustituto, las dos mujeres no paraban de preguntar si se verían obligadas a dejar el piso. Esgrimían en la mano el cuaderno de anillas. Una vez en comisaría, Dolores le preguntó, sin pestañear, relajada, de nuevo al agente 60.383: "Si hubiera llamado a un médico, ¿se hubiese salvado?".

El juicio contra Ainhoa Nogales y Dolores Reyes se celebró el pasado febrero en la Audiencia Provincial de Madrid; el relato de los hechos heló la sangre de todos los asistentes a la vista. Fueron condenadas a 18 años de cárcel, acusadas de asesinato, atentado contra la integridad moral, coacciones y extorsión. Sin embargo, la memoria de Roberto, el vigilante de seguridad solitario, no ha quedado del todo reparada. En la sección 15 del Cementerio Sur de Madrid, su féretro yace bajo esta lápida: "Concepción González Onrubia 14-12-1981/1-9-2007". El nombre que tanto le hizo sufrir.

Y TAMBIÉN...
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La nueva ley no considerará enfermos mentales a los transexuales.
Pere Ríos | El País, 2010-04-12

https://elpais.com/diario/2010/04/12/sociedad/1271023203_850215.html
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"¡Aquí está la resistencia 'trans'!"

Barcelona reúne a transexuales de 67 países para exigir que las identidades 'trans' sean eliminadas de los catálogos de enfermedades.
El País, 2010-06-05
https://elpais.com/sociedad/2010/06/05/actualidad/1275688803_850215.html

1995/02/09

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | CONDENAN A 58 AÑOS DE CÁRCEL AL HOMBRE QUE MATÓ BRUTALMENTE A DOS TRANSEXUALES

Los jueces condenan a 58 años de cárcel al hombre que mató brutalmente a dos transexuales.
Lucía Enguita Mayo | El País, 1995-02-09

https://elpais.com/diario/1995/02/10/madrid/792419088_850215.html 

El hombre de los dos rostros, Joaquín Villalón, ha sido condenado a un total de 58 años de prisión por matar a dos transexuales, Darío José I., apodado ‘Carmen’, y Juan Manuel M., ‘Joanna’, en 1992. El fallo de la Sección Tercera de la Audiencia de Madrid le declara culpable de asesinato en el primero de los casos y de robo con homicidio, robo con fuerza y estafa en el segundo. La sentencia señala la obligación de indemnizar a la familia de cada víctima con cinco millones de pesetas. Villalón, de 39 años, ya cumplió otra condena hace 11 años por descuartizar a su compañera.

Joaquín Villalón había culpado a su ‘otro yo’ de los crímenes, y su abogado, Marcos García Montes, advirtió que tenía doble personalidad -asesino a la par que seductor- en el juicio celebrado la semana pasada. El fallo, emitido ayer, contempla la atenuante llamada analógica, que no implica trastorno mental transitorio, pero sí una personalidad anómala. Dicha circunstancia supone la rebaja a su grado mínimo de cada una de las distintas penas que el tribunal dicta para Villalón.

La sentencia también indica que debe recibir tratamiento psiquiátrico.

El tribunal califica como asesinato la muerte de Carmen, delito por el cual le condena a 28 años y 10 meses de prisión. Este crimen ocurrió el 27 de septiembre de 1992, en el apartamento del paseo de La Habana que Carmen utilizaba para prestar servicios sexuales a sus clientes.

A partir de una discusión entre ambos el condenado roció con un aerosol al transexual, le ciñó unas cadenas al cuello y, ya en el suelo, cubrió las piernas con telas y las prendió fuego. Darío José, ‘Carmen’, moría dos semanas después en el hospital, tras haberle sido amputadas sus piernas. Este asesinato, según la sentencia, tiene el agravante de que se realizó en el domicilio de la víctima.

En el caso de Joanna, la sentencia condena a Villalón por cuatro delitos distintos cometidos contra la misma persona: 26 años y ocho meses por robo con homicidio, cuatro meses de arresto mayor por hurto, con el agravante de alevosía; dos años de prisión menor por robo continuado con fuerza; dos años por falsedad en documento.

A los dos primeros delitos enumerados se les añade la circunstancia agravante de morada, es decir, de haber sucedido en el domicilio de la víctima.

Intercambios sexuales
Este crimen sucedió pocos días, después del anterior, también en la vivienda que Joanna utilizaba para intercambios sexuales, situada en Lavapiés.

La sentencia prueba que Joaquín Villalón golpeó con fuerza a Juan Manuel, ‘Joanna’, después de haber discutido. El golpe dejó inconsciente al transexual, y en, este estado, el homicida se lo llevó al cuarto de baño y le introdujo la cabeza en la bañera, llena de agua. Después le robó las tarjetas de crédito, con las que obtuvo más de dos millones de pesetas.

La sentencia obliga al acusado a devolver el dinero robado. Los delitos de estafa y falsedad en documento mercantil se deben a la utilización de estas tarjetas y también de cheques.

La Audiencia Provincial de Madrid establece en el fallo que Joaquín Villalobos reciba tratamiento psiquiátrico. Dos médicos forenses tendrán que dictaminar si estos cuidados se: realizarán en un centro psiquiátrico o en prisión.

En cualquier caso, una vez finalizado el tratamiento, deberá cumplir las penas. El actual Código Civil establece un máximo de prisión de 30 años, aunque la condena supere este periodo.

Indefensión
La acusación de Villalón ha sido encargada por la Asociación de Transexuales de España, Transexualia. Una abogada de la acusación estimó ayer positivamente la sentencia, "teniendo en cuenta la gravedad de los hechos y la indefensión, de estas personas, que tienen muy difícil vivir en la forma, que han elegido, por lo cual en ocasiones tienen que prostituirse".

La misma fuente indicó que: la acusación no recurrirá la sentencia, si bien no están de acuerdo con la atenuante analógica: "No compartimos que, [el acusado] esté enfermo".

Mientras, García Montes, el defensor de Villalón, estaba ausente de su despacho cuando ayer por la tarde El País intentó conocer si recurrirá.

1995/01/31

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | EL ACUSADO DE MATAR A DOS TRANSEXUALES CULPA A SU OTRO 'YO'

Un acusado de matar a dos transexuales culpa a su otro 'yo'.
José Antonio Hernández | El País, 1995-01-31

https://elpais.com/diario/1995/02/01/madrid/791641476_850215.html 

A 66 años de cárcel se enfrenta Joaquín Villalón, el hombre de los dos rostros, según le definió ayer su abogado: el de un asesino capaz de descuartizar a su novia o de matar, presuntamente, a dos transexuales; y el de un seductor. Villalón, de 39 años, fue condenado hace 11 años por matar a su compañera; y ahora puede ser condenado otra vez. Ayer empezó a ser juzgado como supuesto asesino -en 1992- de los transexuales Darío José L, autoapodado ‘Carmen’, y Juan Manuel M., ‘Joanna’.

Villalón, antaño empleado de un comercio de carnicería, rehusó declarar ayer ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia -integrada por los magistrados Félix Alfonso Güevara, Pilar Abad y Carlos Ollero- Se desligó de ambos crímenes esgrimiendo que el autor no fue él, sino su otro yo. Su abogado, Marcos García Montes, advirtió que su cliente es un enfermo cuya doble personalidad reviste un gran peligro. En un descanso del juicio, familiares de las víctimas le increparon con gritos de "asesino". El primer crimen que le atribuyen el fiscal y la Asociación de Transexuales de España [AET-Transexualia] ocurrió el 27 de septiembre de 1992 en un lujoso apartamento del paseo de La Habana que Darío José, ‘Carmen’, utilizaba para satisfacer los deseos sexuales de sus clientes. Tras originarse una discusión entre ambos, según el fiscal, Villalón le roció en la cara con un aerosol, le rodeó el cuello con una cadena de las que se utilizan para las prácticas sadomasoquistas y, una vez en el suelo, cubrió sus piernas con telas y las prendió fuego. Uno de los bomberos que participó en la extinción del fuego comentó ayer al tribunal que halló a Carmen con vida. Se movía ligeramente intentando deshacerse de las telas que abrasaban sus piernas. Darío José, ‘Carmen’, falleció semanas después en La Paz, tras serle amputadas su calcinadas extremidades.

La segunda víctima fue, según el fiscal, Juan Manuel M., ‘Joanna’, otro transexual que comerciaba con su cuerpo. El crimen ocurrió el 9 de octubre de 1992 en la vivienda que Joanna poseía en Lavapiés.

Tras una discusión con Villalón, éste le propinó un fuerte golpe en la cabeza. Una vez inconsciente, llevó a Joanna al cuarto de baño y le introdujo la cabeza en la bañera llena de agua.

Luego le robó las tarjetas de crédito, con las que consiguió más de dos millones de pesetas. El uso de las tarjetas del asesinado ayudó a su detención.

1994/07/14

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | 310 AÑOS DE CÁRCEL PARA SIETE SKINS POR ASESINAR A LA TRANS SONIA

310 años de cárcel para siete 'skins' por asesinar a un travestido en Barcelona.
Blanca Cia | El País, 1994-07-14

https://elpais.com/diario/1994/07/14/espana/774136812_850215.html

Los siete skinheads que en octubre de 1991 mataron a golpes de puntera y palos a José Rescalvo Zafra, un travestido que dormía en el parque de la Ciutadella de Barcelona, e hirieron gravemente a su compañero y a un vagabundo, han sido condenados a 310 años de prisión. El tribunal reconoce que los siete acusados eran skins de ideología nazi, pero descarta que se tratara de una banda organizada. Lo que no dudan los jueces es que la intención era matar.

Que los siete acusados -cuatro de los cuales tenían entonces 16 años- actuaron con ánimo de matar y no de lesionar es evidente, entiende el tribunal. Los siete se encontraron en la noche del 5 de octubre de 1991 en un bar y decidieron ir al parque de la Ciutadella. Allí hicieron bastante ruido y dos personas que dormían en el quiosco de la música les dijeron que no molestaran. Los que les recriminaban se convirtieron en sus víctimas cuando los jóvenes advirtieron que eran homosexuales. Decidieron "subir a tocar el tambor" -en su argot, golpear brutalmente la cabeza de alguien-. Ni el fallecido, Rescalvo Zafra, de sobrenombre ‘Sonia’, ni Ernesto Romero, ‘Doris’, con heridas de gravedad, pudieron defenderse de la lluvia de patadas propinadas con botas con punteras de aluminio. "Si al segundo no le ocasionaron un resultado tan grave [como el de la muerte de Sonia] fue por mera casualidad", relata la sentencia. El tribunal añade que hay otra prueba de la intención de matar y no de lesionar: "Un claro exponente lo constituye que cuando dieron por terminada su actuación, pensando que ya habían matado a sus víctimas, y bajaban de la tarima, al oír que uno de ellos aún respiraba, decidieron subir a rematarle".

Después de dejar a los dos homosexuales tendidos en el templete y cuando al abandonar el recinto del parque observaron que había tres vagabundos durmiendo en el invernadero, decidieron proseguir con los ataques, cogieron varias varas metálicas y los atacaron. Dos consiguieron huir, pero el tercero, Miguel Pérez Barreiros, perdió un ojo y parte de una oreja. Este hombre se ha quedado ciego ya que en el otro ojo ya carecía de visión.

Al día siguiente, los ‘skins’ se reunieron para contarlo a un amigo, Óscar Lozano, a quien le ha correspondido sólo una multa de 100.000 pesetas por no denunciarlo. Las otras penas oscilan entre los 50 y los 23 años para Isaac y Héctor López Frutos, Pere Alsina, David Perlade, Andrés Pascual y Oliver Sánchez.

1994/06/23

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | LA FISCALÍA PIDE PARA LOS SKINS QUE MATARON A LA TRANS SONIA UNA PENA EJEMPLAR

El fiscal pide para los 'skin' que mataron a un travestido una pena ejemplar.
Montse Martínez | El País, 1994-06-23

https://elpais.com/diario/1994/06/24/espana/772408811_850215.html

El juicio a los siete ‘skin-heads’ (cabezas rapadas) acusados de asesinar a un travestido el 6 de octubre de 1991 en el parque de la Ciutadel.la de Barcelona quedó ayer visto para sentencia. El fiscal, que en sus conclusiones definitivas mantuvo la petición de una pena conjunta de 333 años de prisión para los siete procesados, solicitó al tribunal una "sentencia ejemplarizante" para que casos como los que acabaron con la vida de José Rescalvo Zafra, un travestido de 45 años conocido como Sonia, no se repitan. Tanto el fiscal como las acusaciones públicas -el Ayuntamiento de Barcelona- y las particulares -la Coordinadora Gay-Lesbiana y la familia del fallecido- solicitaron en sus conclusiones los agravantes de alevosía, nocturnidad, ensañamiento, despoblado y cuadrilla para los siete inculpados. Además, la acusación de la Coordinadora Gay-Lesbiana añadió a los delitos de asesinato consumado, asesinato frustrado y lesiones, el delito de asociación ilícita por considerar que los acusados formaban parte de un grupo clandestino con fines delictivos.

Las defensas coincidieron en que en el proceso no ha podido acreditarse "el ánimo de matar" de los procesados. Todos solicitaron que no se considere los agravantes por las acusaciones. También criticaron la voluntad de las acusaciones de solicitar una sentencia ejemplarizante.

Ayer, en la última sesión del juicio comparecieron los peritos forenses, que destacaron que el procesado David Perladé presenta un trastorno de personalidad que, en ocasiones, potencia conductas de riesgo.

1992/11/01

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | LA POLICÍA ACHACA UN APUÑALAMIEMTO A UN PRESO DETENIDO POR ASESINATO

La policía achaca un apuñalamiento a un preso detenido por asesinato.
EFE | El País, 1992-11-01

https://elpais.com/diario/1992/11/02/madrid/720707061_850215.html 

La policía culpa también de un apuñalamiento al recluso en régimen abierto Joaquín Villalón Díez -condenado por un asesinato cometido en 1981-, que fue detenido el pasado miércoles en Madrid como presunto autor de la muerte de un travestido. Ahora se le achaca la agresión con arma blanca que dejó malherido a otro travestido, ocurrida hace dos meses. La Jefatura Superior de Policía señala que entre los efectos incautados a Villalón tras su detención se encontró una cinta de vídeo que le había sido sustraída el pasado mes de septiembre al argentino Roberto Carlos Ruyval, un travestido de 37 años que se hacía llamar Carmen. Ruyval fue encontrado con una puñalada en el cuello en un apartamento del paseo de La Habana. El equipo de bomberos que había acudido a apagar un incendio lo encontró atado con cadenas y en estado grave por la herida de arma blanca y las quemaduras que sufrió en las piernas. Carmen tuvo que ser operado en la residencia sanitaria La Paz.

Tras la detención de Villalón, la policía continuó las pesquisas para establecer su presunta implicación en otras agresiones a travestidos. Joaquín Villalón, de 37 años, fue detenido la semana pasada (véase El País del viernes) cuando retiraba de un cajero automático fondos del travestido Juan Manuel Martínez Sierra, de 29 años, más conocido como Joanna. El cadáver de Martínez Sierra fue hallado el pasado día 21 de octubre, después de que sus amigos se extrañaran de que no acudiese a ejercer la prostitución a la Castellana.

Régimen abierto
Joaquín Villalón cumple en la actualidad una condena por haber estrangulado y descuartizado en julio de 1981 a su novia, Francisca García Oca, de 25 años. Hace un año y medio, Villalón, que, según la policía, mantenía habitualmente relaciones sexuales con travestidos, fue clasificado en tercer grado penitenciario y trasladado en régimen abierto a la cárcel de Yeserías, adonde acudía sólo a dormir. También podía disfrutar de permisos de fin de semana y de vacaciones.


NOTA: Aunque en la noticia se da el nombre de Roberto Carlos Ruyval, parece que Carmen era realmente Darío José Indalecio Castagnaro Rodríguez, tal y como se recoge en la información del caso Joaquín Villalón Díez, “el asesino señorito” en Criminalia, la enciclopedia del crimen.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // STARS COFLHEE es un trabajo realizado por Julen Zabala Alon...