Fondo Documental Carla Pericles, Archivo Trans // |
“Nos negamos a olvidar a nuestras compañeras travestis asesinadas”
María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans | Revista Cítrica, 2021-11-19
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En el día Internacional de la Memoria Trans, María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans, reflexiona sobre las deudas que mantiene el Estado con la población travesti trans y remarca la importancia del pedido de reparación como un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron, pero hoy están al borde de la muerte.
Desde hace seis años cada 20 de noviembre hacemos el acto de las Candelas, para recordar hombres y mujeres trans que fueron asesinadas, desaparecidas o que murieron por falta de asistencia o por desidia.
En el Día Internacional de la de la Memoria Trans cerramos el conteo de cuántas personas trans han muerto en el país, es la visibilización de todo el trabajo del Archivo de la Memoria Trans. Es recordar a cada una de estas personas que han dado la vida por esta lucha en este momento tan simbólico que estamos pidiendo una reparación histórica en una Argentina que tuvo una reparación hetero cis.
Nosotras no tuvimos ni madres, ni abuelas que reclamaran por nosotras y tampoco una descendencia, solamente nos tenemos entre nosotras mismas como hermanas, tías y abuelas trans, pero solo con apodos o nombres porque en aquel tiempo no teníamos ni siquiera la legalidad para poder reclamarnos.
En julio comenzó el banderazo por la memoria trans que salió desde Santa Fe y estuvo recorriendo todo el país con los nombres de nuestres compañeres asesinades, desaparecides o fallecides. Es una acción de alcance nacional que invita a unirnos para recordarles y homenajearles. Escribimos sus nombres en la bandera y con ese gesto simple nos negamos a olvidarles.
Dentro de la bandera, se han escrito alrededor 900 nombres que han recordado las distintas personas. Nosotras teníamos una nube de información con unos 600 nombres y con el recorrido de la bandera se sumaron 300 más que fueron recordados en cada provincia y pueblito por el que pasó la bandera. También hizo que se recordaran otras personas en Capital Federal, porque hubo muchas activistas que estuvieron, pero quedaron en el olvido y venimos a rescatar eso.
Estamos escribiendo con los recuerdos de las compañeras, desde donde se genera la memoria. Hay chicas que murieron en los años 60 y 70, solo tenemos los nombres de las que ellas recuerdan. La mayoría que tenemos anotadas son a partir de los 90 y desde el 2010 empezamos a tener más información de las personas trans fallecidas con fecha, causa, lugar de origen. Este último tiempo con las redes sociales pudimos recolectar mucha más información y así todo nos faltan, como por ejemplo, el caso de un hombre trans del que solo sabemos su nombre, Adrián, pero no sabemos el apellido.
Veo que todavía hay un silencio de los espacios de derechos humanos en el reconocimiento de las personas trans en dictadura. Tenemos que pensar que nuestra fecha de dictadura no es la misma que la del resto de la sociedad. La sociedad tuvo una democracia a partir del 10 de diciembre de 1983, nuestra democracia comenzó en el 2012 con la Ley de Identidad de Género cuando realmente tuvo identidad una lucha tan fuerte dentro de lo que son los derechos humanos. Nadie piensa que hace nueve años que las personas trans vivimos en democracia. Con una democracia tan joven y tan precaria que todavía no respeta la ley, estuvimos seis años para tratar de conseguir un cupo laboral y aún hay partidos políticos que hacen sus campañas en contra de eso.
Si todavía hoy estamos pidiendo por una reparación histórica es porque estamos como en los primeros años de democracia de la sociedad, como en el 85, 86 con el reclamo del Nunca más, nosotras estamos en esa etapa.
Justamente este pedido de reparación es también un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron y que hoy se nos están muriendo. Tenemos que pensar que cuando volvió la democracia, ya no podían secuestrar obreros, estudiantes ni meterse dentro de las casas en plena democracia y lo que empezaron hacer es limpieza social.
La matanza más grande fue en Panamericana y comenzó en el 83, eso está demostrado porque es lo que quedó registrado en los diarios, pero no sé lo que habrá pasado en el resto de la Argentina. Lo que sí sabemos es que todo ese grupo de operaciones se empezó a dedicar a la limpieza social, que después pasó a llamarse Comando de Moralidad, tenía su oficina dentro del Departamento Central de Policía en el segundo piso y se dedicaban a llevarse a personas en situación de calle, trabajadoras sexuales y también a personas trans, porque como tenían que llenar los libros, nosotras éramos la carne para sus ascensos.
Subimos solo cinco años la esperanza de vida de las personas trans desde que empezamos el primer informe que daba 35 años. El año pasado cerramos en 40 y este año creo que estaríamos cerrando en 40 o 41 el promedio de vida de una persona trans en mortalidad que es bajísima, es de la Edad Media y esos números dan porque no se cumple con el artículo 11 de la Ley de género sobre el acceso a la salud.
Todavía el sistema de salud se reúsa a tratar nuestros cuerpos dentro de lo que es la medicina, hoy los programas que hay sobre personas trans hablan de hormonas pero las trans mayores que están enfermas por la silicona que se inyectaron vuelven a quedar fuera de todo. No hay médicos que quiten la silicona y esa también es una de las problemáticas que tienen las mujeres trans mayores de 40 años.
Las niñeces y adolescencias no piensan en ponerse silicona, gracias a las compañeras que hablaron porque nosotras nos encargamos de demonizarlo y decir cuáles eran las consecuencias, volviendo a poner nuestros cuerpos como ejemplo, pero esa situación hace que quedemos dentro del abandono.