2018/12/26

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | SILVIA REYES: "LAS TRANSEXUALES NO TENÍAMOS OTRA SALIDA QUE LA PROSTITUCIÓN"

El Periódico / Silvia Reyes //

"Las transexuales no teníamos otra salida que la prostitución"

Silvia Reyes fue encarcelada en 1974 en la Modelo tras una redada policial y, después, desterrada de Catalunya. Se trasladó a París, donde trabajó en el mundo del espectáculo, y en total estuvo 10 años fuera de España.
Beatriz Pérez | El Periódico, 2018-12-26
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181226/las-transexuales-no-teniamos-otra-salida-que-la-prostitucion-7217596 

Silvia Reyes (Las Palmas de Gran Canaria, 1949) estuvo encerrada en la cárcel la Modelo de Barcelona y en un centro de rehabilitación social (es decir, de cura de la homosexualidad) de Badajoz entre 1974 y 1975, el mismo año en que murió el dictador Franco. Su delito: ser transexual, en virtud de la ley franquista de peligrosidad y rehabilitación social. En aquellos años, además, ni siquiera existía esa palabra: las mujeres como Silvia eran denominadas 'travestis'. El término 'transexualidad' no aparecería hasta los 90 y la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerarla una enfermedad mental este 2018. Este miércoles se cumplen 40 años de la despenalización del delito de homosexualidad en España.

"Me detuvieron en un 'drugstore' de Passeig de Gràcia. Ahí había restaurantes abiertos toda la noche a los que iban las chicas del espectáculo y de los clubes de alterne, los gais y las transexuales. La policía hacía redadas y, en una, me cogieron", relata Silvia, sentada en el sofá de su apartamento. Junto a otros detenidos, la trasladaron a la Jefatura Superior de Policía y allí estuvo tres días durmiendo en el suelo, sin comer nada.

Silvia había llegado a Barcelona en 1972 desde las Canarias. En 1974 comenzó a hormonarse. Se vio obligada a ejercer la prostitución. "Las transexuales no teníamos otra salida", denuncia. Cuando, junto a otras 'trans', la encerraron en la cárcel, creyó que era por ejercer la prostitución. "Pero el policía nos explicó que no, que era por 'travesti'".

En la Modelo ingresó con otras 37 transexuales. Todas ellas estaban encarceladas en un módulo separado del resto de presos. "De las 38 que éramos, solo una era aceptada por su familia. Las demás no". Con los años, tres acabaron suicidándose con sobredosis de heroína, en sus casas, "solas y rechazadas por sus familias y la sociedad". De su paso por la Modelo Silvia recuerda dos motines. "Los otros presos se amotinaron porque querían estar con nosotras, porque éramos muy agradables. Las fuerzas del orden los redujeron a todos".

Tras salir de la cárcel barcelonesa, Silvia fue trasladada al penal de Badajoz y salió en libertad cuatro días antes de morirse Franco: el 16 de noviembre de 1975. La ley de peligrosidad y rehabilitación social incluía el encarcelamiento y el posterior destierro y, así, como tantos otros miembros del colectivo LGTBI, fue expulsada de Catalunya tras cumplir condena. "Me fui a París, donde trabajé en el espectáculo. Estuve 10 años trabajando en este mundo en Francia, Suiza y Bélgica. Pero seguía viniendo a Barcelona una vez al mes", cuenta mientras enseña fotografías de la época.

Así, Silvia estuvo en aquella primera e histórica manifestación del colectivo LGTBI en España: sucedió en las Ramblas de Barcelona, el 26 de junio de 1977. "Las transexuales íbamos en la primera fila. Nuestro lema era '¡Basta ya!'. Al llegar a la plaza de Catalunya, nos estaban esperando los coches de los 'grises', así que nos quitamos los tacones y empezamos a correr como locas". Era amiga de Sonia Rescalvo, la transexual brutalmente asesinada en 1991 por un grupo de neonazis en el parque de la Ciutadella. "Me enteré al volver de Ginebra. Me quedé totalmente traumatizada", asegura.

Hasta el año 2009 los homosexuales y las transexuales encarcelados por el franquismo no comenzaron a recibir indemnizaciones del Estado. "Pedimos a Zapatero y al PSOE una pensión vitalicia de 400 euros al mes, pero no nos la dieron". Silvia recibió 7.500 euros. 

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LAS LESBIANAS: TAN INVISIBLES, QUE SE LIBRARON DE LA LEY DE PELIGROSIDAD SOCIAL

El Periódico / Maria Giralt //

Las lesbianas: tan invisibles, que se libraron de la ley de peligrosidad social.

Las mujeres homosexuales también existían durante el franquismo, pero el régimen no concebía su existencia. Vivían con "terror" a ser descubiertas y sufrieron la represión de la dictadura en el entorno familiar.
Beatriz Pérez | El Periódico, 2018-12-26
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181226/las-lesbianas-tan-invisibles-que-se-libraron-de-la-ley-de-peligrosidad-social-7215514 

La ley de peligrosidad y rehabilitación social, que se aprobó en 1954 y que sustituía a la de vagos y maleantes, le sirvió al franquismo para reprimir durante décadas al colectivo LGTBI. A quienes eran sorprendidos entablando algún tipo de contacto homosexual les esperaban años de cárcel y destierro, además de un enorme rechazo social. Pero hubo un sector que tuvo la suerte y la desgracia, a un tiempo, de no sufrir esta ley: las mujeres lesbianas.

"Nos afectó muy poco porque estábamos totalmente invisibilizadas. Solo hay un caso documentado de una mujer encarcelada por lesbiana", relata Maria Giralt, directora general de Gayles TV. Giralt contaba con apenas 18 años cuando participó en la primera manifestación LGTBI de la historia de España, que tuvo lugar en las Ramblas de Barcelona en junio de 1977. '¡Detrás de las ventanas hay lesbianas!', gritaban. Este 26 de diciembre se cumplen 40 años de la reforma de la ley de peligrosidad social mediante la cual la homosexualidad dejaba de ser delito en España.

"Dos mujeres que vivían juntas o que iban de la mano por la calle no eran sospechosas. Por eso no se les hacía efectiva esa ley. Pero, cuando algo no existe, no se reivindica", prosigue Giralt, quien durante 10 meses trabajó como DJ en el Daniel's, un pub inglés para lesbianas que abrió en 1975 al lado de la plaza de Cardona, en el barrio de Sant Gervasi. Fue de los primeros de Barcelona.

Un pub "variopinto"
"Al Daniel's venían las chicas de El Molino cuando este cerraba, gente de la farándula, prostitutas lesbianas, niñas del colegio e, incluso, amas de casa con su bolsito. Y de toda la comarca. Era de lo más variopinto", añade esta activista. En el Daniel's también había redadas. "En la pista de baile había una luz roja que, cuando se encendía, avisaba de que venía la poli. Entonces las mujeres dejaban de bailar, se sentaban y se ponían a hablar".

Giralt matiza que, aunque a las lesbianas no se les aplicó directamente la ley de peligrosidad social, sí la sufrieron indirectamente, sobre todo en el entorno familiar. Muchas mujeres homosexuales eran internadas por la familia en centros psiquiátricos. "No sé si es peor esto o estar en la cárcel", opina Giralt, que vivió la represión franquista "como mujer, como lesbiana y como catalana". Ella fue una de las fundadoras del Col·lectiu de Lesbianes dentro del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), que en 1977 pedía la amnistía, el derecho al propio cuerpo, la libertad sexual y el reconocimiento de la existencia de las lesbianas.

Como explica Katy Pallàs, presidenta de la Associació de Famílies LGTBI, la "invisibilidad" que las lesbianas sufrieron durante el franquismo tenía que ver con el hecho de que la mujer tenía entonces un lugar "preferente": la casa. "Pero todo el mundo conocía a fulanita y menganita que vivían juntas porque no encontraban a 'ningún hombre que las quisiera'", señala con ironía.

"Terror de ser descubiertas"
"Durante el franquismo hubo represión hacia hombres y mujeres homosexuales, pero era más visible la persecución hacia ellos porque su homosexualidad ha sido siempre más visible", cuenta Paulina Blanco, de 69 años. "Las lesbianas hemos hecho creer a la gente que éramos amigas, primas, hermanas, porque vivíamos con el terror de ser descubiertas".

La familia de Paulina nunca aceptó su homosexualidad. Su madre la desheredó y su hermano las agredió físicamente a ella y a su esposa, Encarnita. "He sentido todo el desprecio y me he sentido muy mal. También he sentido vergüenza. Y no siempre he tenido fuerzas para enfrentarme al entorno que me rodeaba. Necesité terapia y ayuda. Ha sido muy largo y deja huella", cuenta. "Ahora me siento liberada de ese peso".

De niña fue a un colegio de monjas donde todo se "confabulaba" en contra de ella. "De adolescente primero descubrí mi sexualidad; dentro de ella, mi homosexualidad. Y mi soledad: ¿a quién le explicaba todo eso en los años 60?", se pregunta. "Yo tenía un sentimiento religioso muy acentuado, lo cual supuso una carga de pecado muy grande". De joven, en la "zozobra" de aceptarse como lesbiana y cristiana, acudió a la consulta de un psiquiatra en Madrid, quien le recomendó un tratamiento de 'electroshocks'. "Por suerte, no seguí esta recomendación", narra.

Al matrimonio 33 años después
Paulina conoció a Encarnita en 1972. Se casaron en el 2005, el mismo año en que se aprobó la ley del matrimonio homosexual. "Para mí esta fue la ley más importante. Fue la norma que restituyó nuestros derechos. Yo conocí a Encarnita a los 23 años y no nos pudimos casar hasta que tuve 56. Durante esos 33 años no tuvimos derechos: yo no podía pedir permisos cuando ella estaba enferma", opina. Esta pareja es patrona fundadora de la Fundació Enllaç, que asiste a personas mayores LGTBI en situación de soledad y precariedad. A Paulina le preocupa tener que ingresar un día en una residencia de ancianos: "Todos hemos sido educados en la homofobia", denuncia.

También Katy Pallàs señala que "todo ha cambiado muchísimo" en estos 40 años. "Sobre todo por el hecho de que las familias homoparentales podemos tener hijos con toda la protección legal. Hemos luchado mucho para que nuestros pequeños no fueran ciudadanos de segunda, y nos sentimos orgullosas de a donde hemos llegado", subraya. Según ella, las familias homoparentales, dado que son visibles "sí o sí", han trazado un importante "puente" entre las familias heterosexuales y la comunidad LGTBI.

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | JORDI PETIT: "GAIS Y TRANSEXUALES FUIMOS LOS ÚLTIMOS EN SALIR DE LAS CÁRCELES FRANQUISTAS"

El Periódico / Jordi Petit //

"Gais y transexuales fuimos los últimos en salir de las cárceles franquistas"

El histórico activista LGTBI Jordi Petit reflexiona sobre la eliminación, hace 40 años, del delito de homosexualidad. La ley de peligrosidad social reprimió al colectivo durante décadas con el encarcelamiento y el destierro.
Beatriz Pérez | El Periódico, 2018-12-26
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181226/jordi-petit-gais-transexuales-fuimos-los-ultimos-salir-carceles-franquistas-ley-peligrosidad-social-7213491 

Estuvo dos veces en la cárcel (donde fue violado) por militar en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) y por ser sospechoso de subversión mientras hacía la mili. Jordi Petit (Barcelona, 1954) fue uno de los primeros activistas LGTBI de España y un histórico de la lucha por los derechos civiles. Su trabajo, desde la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya (1986-2014), contribuyó en 1994 a incluir a las parejas homosexuales en la ley de arrendamientos urbanos y en 1998, a promulgar la primera ley de parejas de hecho en toda España. Petit, que recibió la Creu de Sant Jordi y la Medalla de Honor de la ciudad de Barcelona por su trabajo, conoce bien la ley franquista de peligrosidad y rehabilitación social, denominada popularmente como la de 'vagos y maleantes', que fue usada para reprimir a homosexuales y transexuales (o 'travestis', como se les llamaba en la época) mediante el encarcelamiento y el posterior destierro. Hoy se cumplen 40 años de la reforma de esta norma que supuso la eliminación del delito de homosexualidad.

-¿Cómo fue ese momento?
-Mágico y muy esperado, porque hasta entonces no existíamos. Los últimos presos del franquismo en salir de las cárceles fuimos los homosexuales y los transexuales. La reforma de la ley de peligrosidad social apareció en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 11 de enero de 1979 y un mes más tarde salieron los presos homosexuales, que no recibieron compensación económica alguna hasta el Gobierno de Zapatero. Muchos ya no vivían. La ley no se derogó por completo hasta 1995.

-¿Y por qué fueron los últimos en ser excarcelados?
-Porque la Transición tuvo muchas limitaciones. Los presos políticos habían salido antes de las elecciones del 77, pero muchas otras cosas no cambiaron. Tampoco fue una condición para los acuerdos de la Transición tocar la ley de peligrosidad social. Quizás se cometió el error de no haber participado en órganos de oposición democrática como la Assemblea de Catalunya pero, en cualquier caso, no fue posible antes. La Transición no dio tanto de sí como hubiéramos querido y, por eso, salimos dos años largos más tarde.

-¿Cómo se consiguió esa victoria?
-Tuvo dos niveles de actuación. Por una parte, las primeras manifestaciones de Barcelona en el 77, sumadas a los manifiestos, artículos de prensa y a una notable simpatía de la opinión pública. Todo esto creó una fuerza que, en aquel momento, lideró el Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), coordinado por Armand de Fluvià. Pero, por otra parte, en paralelo y de manera más práctica, tres diputados hicieron de puente con el Congreso de los Diputados. Fueron Josep Maria Riera del PSUC, Rudolf Guerra del PSC y Pablo Castellanos del PSOE. Ellos, en los pasillos de las Cortes, le insistían a Adolfo Suárez en la idea de que la democracia española no se podría homologar a las demás si existía esa ley tan rancia y si los homosexuales estaban en la cárcel. Y que eso, además de ser intolerable en democracia, podía ser incluso un elemento de boicot turístico.

-Tras la supresión del delito de homosexualidad, ¿cuál fue el siguiente paso?
-La batalla por legalizar las asociaciones y los locales homosexuales. En 1980, Josep Maria Riera y Rudolf Guerra, de nuevo, y Juan María Bandrés del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE) [error, entonces el partido solo era Euskadiko Eskerra] insistieron a Suárez y al ministro del Interior en la legalización del FAGC, que finalmente se produjo en julio del 80. A esos diputados les debemos más de lo que pensamos.

-¿Cómo era ser homosexual en la Barcelona franquista?
-Por más cosmopolita que fuera Barcelona, para un niño de la época ser gay era un infierno. Los adolescentes más espabilados sabían dónde ligar de manera clandestina: los 'drugstore' de Passeig de Gràcia o las casetas de baño de la playa de Sant Sebastià, donde a veces había redadas. La Barcelona franquista quizás fue tolerante con los homosexuales de la 'Gauche Divine' por ser de origen bienestante. Ellos hacían su vida bohemia en el Bocaccio y La Cova del Drac, en la calle Tusset. Pero ser gay no dejaba de ser un gravísimo problema para los demás adolescentes y niños, porque no teníamos ninguna referencia ni información.

-¿Qué vivió usted?
-Recuerdo que de pequeño, cuando visitaba las casas de amigos de mis padres o familiares, me iba a la biblioteca a mirar los diccionarios y, cuando veía la descripción de la homosexualidad, salía aterrado. Yo sufrí 'bullying' en los Salesianos de la calle de Rocafort por parte de los compañeros y por culpa de una incursión del Opus Dei, que me indujo a la automortificación para expiar mi pecado de homosexualidad y para educar mi voluntad a través de un cilicio que yo me ponía en el brazo. Buscaba mi salvación como homosexual porque no me aceptaba. Así, la primera victoria del movimiento LGTBI en sus inicios, antes que salir de la ley de peligrosidad social, fue empezar a autoaceptarse y dejar atrás la 'autohomofobia'.

-La aparición del VIH/sida en los 80 obligó al movimiento a dar un cambio de rumbo. ¿Por qué?
-Así es. Con la derogación de la ley y la legalización, los frentes de liberación se vaciaron y se llenaron las pistas de baile. Fue muy lógico: la gente nunca había tenido tanta libertad. Muchas entidades nacidas en el 77 se disolvieron en el 80. Pero en entonces llegó el sida, que supuso una crisis tremenda en las asociaciones que quedaban. Unas apostaban por el voluntariado de la prevención del sida de la mano de las instituciones; otro sector quería hacer la revolución sin colaborar con las instituciones porque consideraba que había que derribarlas. En aquel debate ni unos ni otros sabíamos lo terrible de lo que se nos venía encima. Yo pertenezco a una generación desaparecida. Muchísimos de mis amigos y amantes murieron.

-El año 1998 también fue importante para el movimiento.
-Sí, ese fue un año de cambio de humor en el colectivo. Aparece la revista 'Zero', llega Boris Izaguirre a España, hubo los 'Gay Games' en Ámsterdam y aparece la medicación que hace crónico el sida. La gente dejó de morirse…

-...Y en el 2005 España aprueba la ley del matrimonio homosexual.
-Fue una conquista que casi no nos creíamos, pero a veces en la política hay un juego similar al del billar. Durante los ocho años del mandato de Aznar fui llamado, de forma discreta, dos veces a la Moncloa para hablar con sus asesores. En el primer mandato, pedimos una ley de parejas de hecho, pero en el segundo, cuando ya se habían empezado a aprobar las leyes del matrimonio en Bélgica, Holanda y Dinamarca, exigimos el matrimonio tal cual. El asesor dijo que ni hablar. Las manifestaciones a favor de la ley de parejas y luego del matrimonio en el Orgullo Gay de Madrid -que no de Barcelona- enseguida se volvieron multitudinarias. La oposición de entonces, IU y el PSOE, se comprometió con nuestras reivindicaciones y Zapatero lo hizo posible.

-¿Qué queda por conseguir?
-Las leyes no significan que la sociedad cambie de manera automática. Ha aumentado la visibilidad, pero también las agresiones y la homofobia. El gran reto es ser tan visibles, que lleguemos a ser indiferentes. También dar más y mejor atención a las personas mayores LGTBI, acompañar a los refugiados LGTBI -que son rechazados por el resto de migrantes- e integrar en la escuela desde primaria la educación igualitaria. Ahora estamos ante un fenómeno que es la vanguardia del movimiento actual: las familias homoparentales. Son activistas las 24 horas del día: van con los críos a la escuela, por el barrio, a visitar a sus familias. Y eso es un elemento transformador importantísimo porque expande algo fundamental: el cariño, el amor. No hay arma más eficiente que el quererse.

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 40 ANIVERSARIO DE LA DESPENALIZACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD

40º aniversario de la despenalización de la homosexualidad en España.
La derogación de un artículo de la ley de peligrosidad social marcó el fin de la persecución legal.
Emilio de Benito | El País, 2018-12-26
https://elpais.com/sociedad/2018/12/26/actualidad/1545846699_821350.html 

El 26 de diciembre de 1978, hace hoy 40 años, una modificación de la ley de peligrosidad social del franquismo, todavía en vigor, marcó el fin de la persecución legal de la homosexualidad en España. Aquella norma de 1970, ya al final de la dictadura, heredera de la ley de vagos y maleantes, establecía en su artículo segundo, que "serán declarados en estado peligroso, y se les aplicarán las correspondientes medidas de seguridad y rehabilitación, quienes: resulten probadamente incluidos en alguno de los supuestos de este artículo y se aprecie en ellos una peligrosidad social". Y en el listado de a quiénes se aplicaba estaban, junto a los "vagos habituales", "los que realicen actos de homosexualidad".

La ley había incluido en su nombre un apartado: la rehabilitación social. Por ello, a quienes realizaran actos de homosexualidad y a quienes se dedicaran habitualmente a la prostitución se les imponía "internamiento en un establecimiento de reeducación" y la "prohibición de residir en el lugar o territorio que se designe o de visitar ciertos lugares o establecimientos públicos, y sumisión a la vigilancia de los delegados". En el caso de los hombres homosexuales, esos centros fueron, sobre todo, los penales de Huelva y Badajoz. Para las mujeres lesbianas no se plantearon centros concretos.

La modificación de hace 40 años no supuso reconocimiento alguno. Solo consistió en la derogación del punto que se refería a los homosexuales, con lo que no quedaba ninguna medida concreta que les mencionara para castigarles, aunque seguía vigente la ley de escándalo público, de la que fueron víctimas, por ejemplo, muchas mujeres transexuales.

La ley fue definitivamente derogada en 1995.

El retraso en la derogación parcial de la ley desde la muerte del dictador en noviembre de 1975 supuso que las personas acusadas de "homosexualismo" no pudieran acogerse a la amnistía de 1977, que sí afectó a los presos políticos.

Tras la eliminación de la ley, numerosos colectivos LGTB pidieron la eliminación de las condenas de los archivos policiales. Al mantenerse estos, se podía dar el caso de que aquella sanción figurara como antecedentes de la persona en caso de una identificación policial posterior. Al final se llegó a un acuerdo de mantenerlas por su valor histórico, pero sin que tuvieran aplicación.

En España, la Fundación 26 de Diciembre, dedicada a atender a las personas mayores del colectivo, toma su nombre de la histórica fecha ya que son precisamente los gais, lesbianas y trans de más edad las que sufrieron la norma y se beneficiaron de su derogación.

Desde 1978 hasta 2005, con la aprobación del matrimonio igualitario, las personas LGTB no vivieron cambios en su situación legal. Luego vinieron la ley de identidad de género para las personas trans (2007), y actualmente hay en marcha varias normas autonómicas por la igualdad real, y se espera una estatal.

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ESPAÑA CUMPLE 40 AÑOS SIN EL DELITO DE HOMOSEXUALIDAD

El Periódico / Mani en Barcelona [Orgullo 1977, confirmar]

España cumple 40 años sin el delito de homosexualidad.

En 1978 se reformó la ley de peligrosidad social: gais y transexuales dejaban de ser "vagos y maleantes". Esta norma, que reprimió durante décadas al colectivo LGTBI, comportaba el encarcelamiento y el destierro.
Beatriz Pérez | El Periódico, 2018-12-26
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181226/espana-cumple-40-anos-eliminacion-delito-de-homosexualidad-ley-peligrosidad-social-7214507 

"There's nothing here but flesh and bone". En español: "Aquí no hay nada más que carne y hueso". Es uno de los versos de la canción 'Outside' de George Michael, que relata su arresto "por actos obscenos" en 1998, cuando tenía 34 años, en unos baños públicos de Beverly Hills. Un policía encubierto le había tendido una trampa. El cantante, cuya carrera comenzó en los 80, se vio entonces obligado a hacer pública su homosexualidad.

En España, durante la dictadura franquista, la ley de peligrosidad social encarcelaba a cualquier persona que fuera sorprendida intentando establecer contacto homosexual o en algún local frecuentado por gais. Al igual que en EEUU, en Barcelona los urinarios públicos eran lugares de gancho para la policía. Esa ley, que durante décadas reprimió dura y sistemáticamente al colectivo LGTBI y que suponía años de encarcelamiento y el posterior destierro, fue reformada el 26 de diciembre de 1978 y eliminó de su articulado el delito de homosexualidad en España. Hoy se cumplen 40 años de aquel momento fundamental en la historia del colectivo: se abría la puerta para salir del armario de la clandestinidad.

"La ley de peligrosidad social fue aprobada en 1954 y sustituía a la de vagos y maleantes. En 1970 pasó a denominarse ley de peligrosidad y rehabilitación social. Es decir, incluyó la paternalista idea de que era posible curar la homosexualidad y rehabilitarnos", explica Jordi Samsó, presidente del Casal Lambda. El movimiento gay, con la creación clandestina del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) en Barcelona en 1971, nació como respuesta a esa norma. Años después, la primera manifestación LGTBI de España, en las Ramblas de Barcelona en junio de 1977, pedía la derogación de la ley de peligrosidad social, que estuvo especialmente activa en los 50 y 60.

Centros de rehabilitación social
Como relata Armand de Fluvià, fundador del FAGC e iniciador del movimiento gay en España y Catalunya, esta reforma supuso que los homosexuales ya no eran considerados ni "anormales" ni "peligrosos sociales" ni "predelincuentes". "Pasábamos a ser ciudadanos iguales que los demás", dice Fluvià, quien comenzó en la lucha escondido bajo el pseudónimo Roger de Gaimon. En Huelva y Badajoz se encontraban los centros de rehabilitación social donde encerraban a homosexuales y 'travestis' (en aquel momento no existía la palabra transexual) para curarlos con capellanes y psiquiatras.

"En los campos de concentración nazis estaba escrito 'El trabajo os hace libres'. Aquí la idea era que el trabajo nos hacía 'normales'. Quienes estaban allí encerrados confeccionaban pelotas de fútbol, sogas para la marina de guerra y parquets". Fluvià estuvo dos veces en una cárcel franquista pero no por homosexual, sino como preso político por estar a favor de una monarquía democrática parlamentaria.

"Los homosexuales fuimos los últimos en salir de las cárceles franquistas. Ocurrió en 1979", recuerda Jordi Samsó. Gais y transexuales no eran presos políticos, simplemente 'maricones'. Por eso la ley de amnistía de 1977 no incluyó al colectivo LGTBI, que no salió de la cárcel hasta febrero de 1979, un mes después de la aparición en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la reforma de la ley de peligrosidad social.

Quedaba el escándalo público
La eliminación del delito de homosexualidad fue un gran paso, pero aún quedaba mucho por hacer. La ley de peligrosidad social no se derogó completamente hasta 1995 y el delito de escándalo público contra las conductas provocadoras (nudismo, exhibicionismo, 'voyeurismo' u homosexualidad) estuvo vigente hasta 1988. Pero mientras tanto pasaban cosas. Por ejemplo, en 1987 una pareja gay de Taradell (Barcelona) se plantó en el juzgado de Vic para casarse. Hubo una manifestación de apoyo.

"Yo estuve ahí. Había más gente mirándonos que en la mani. El fiscal dijo que, según el artículo 14 de la Constitución, el matrimonio homosexual no tendría por qué ser inconstitucional, pero que no había precedentes judiciales en el derecho comparado. Se generó un debate", cuenta Eugeni Rodríguez, portavoz del FAGC y presidente del Observatori contra l'Homofòbia.

En 1986 se crearon los primeros grupos de Joves per l'Alliberament Gai (JAG), pero Rodríguez recuerda una anécdota que refleja la frágil libertad que aún se vivía durante los años posteriores a la reforma de la peligrosidad social: "En una manifestación, dos chicos se besaron delante de la Jefatura de Policía, en Barcelona, y los detuvieron por escándalo público. Dentro de la mili había un cuadro médico de exclusiones y uno de ellos era la homosexualidad, que se suprimió a finales de los 80". En 1991 la transexual Sonia Rescalvo fue brutalmente asesinada en el parque de la Ciutadella de Barcelona por un grupo de neonazis.

Eran, además, los años en que apareció el VIH/sida, que cogió desprevenido a todo el mundo y que no hacía sino añadir un elemento más de estigmatización a un colectivo históricamente discriminado. "En 1985 la Conselleria de Salut comenzó a publicar trípticos informativos sobre el sida. Los primeros años eran de desorientación para todo el mundo. Al VIH se le conocía como la 'enfermedad de las tres haches': hemofílicos, heroinómanos y homosexuales", rememora Jordi Samsó. La medicación que convertiría en crónico el sida no aparecería hasta 1998. Por el camino se quedó mucha gente.

El 2005 fue un año clave en la historia del colectivo: España se convierte en el cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio. Y nueve años después el Parlament de Catalunya aprueba la ley 11/2014 para garantizar los derechos de la comunidad LGTBI y contra la homofobia, pionera en toda España. Rodríguez, aun así, lamenta que no se haga más uso de ella. "Desde el 2014 el Observatori contra l'Homofòbia, de forma rigurosa, ha cuantificado y denunciado 400 incidencias, pero la Generalitat solo ha puesto seis sanciones. Las instituciones deben ser conscientes de que no hemos luchado tanto para que después se banalicen las agresiones. Ante la LGTBIfobia, debe haber una respuesta contundente a nivel legal y social", dice.

El presidente del Observatori contra l'Homofòbia avanza que este 2018 cerrará con un ligero aumento de denuncias con respecto al año pasado y, entre ellas, suben "muchísimo" las notificaciones por transfobia, que alcanzan la segunda posición por detrás de los hombres homosexuales y bisexuales. Rodríguez pide que la memoria de todos esos años de terror y lucha no desaparezca. El colectivo reclama una placa en la parte baja de las Ramblas donde empezó aquella primera manifestación LGTBI y otra donde antaño estuvo el antiguo Cine Niza, en Sagrada Família: ahí, en 1977, se celebró el primer mitin para pedir la derogación de la ley de peligrosidad social.

2018/12/20

ARTÍCULOS | Gómez Beltrán, Iván | La despenalización identitaria y la amnistía política masculina en la España de la Transición democrática

Gómez Beltrán, Iván (2018) [12-20]. La despenalización identitaria y la amnistía política masculina en la España de la Transición democrática: movimiento feminista y LGTB. Arenal: revista de historia de las mujeres [ISSN 1134-6396], 25-2, 425-442.

Ed. digital: Open Access | Revistas UGR [Universidad de Granada]
https://revistaseug.ugr.es/index.php/arenal/article/view/5231
Ed. digital: Open Access | Dialnet
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6765914

[.es] La caída del Régimen dictatorial de Francisco Franco lleva al inicio de un proceso de despenalización de los denominados “delitos femeninos” y de las identidades, gay, lesbiana, bisexual y trans* paralelo a la organización política de estos colectivos. Estas formaciones se despliegan en un periodo de “apertura” —plena Transición Democrática— enfrentándose tanto a las problemáticas internas de sus movimientos como a los continuos obstáculos impuestos por las estructuras del Estado que parecían “olvidarse” intencionalmente de las alteridades de género. Un claro ejemplo serán las leyes de amnistía de entre 1975-1977 que demuestran como determinados “colectivos” serán excluidos en nombre del discurso paternalista del “bien común”.

2018/12/15

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | NI PELIGROSAS NI DELINCUENTES: EL PROCESO DE LEGALIZACIÓN DE LA DISIDENCIA SEXUAL Y DE GÉNERO EN LA TRANSICIÓN

El Diario //

Ni peligrosas ni delincuentes: el proceso de legalización de la disidencia sexual y de género en la España de la transición.

Durante los años de la transición el movimiento LGTB tuvo que hacer frente a las leyes que se aplicaron a lo largo de la dictadura para reprimir a la disidencia sexual y que continuaron vigentes a la muerte del dictador.
Víctor M. Ramírez | El Diario, 2018-12-15
https://www.eldiario.es/canariasahora/sociedad/peligrosas-delincuentes-legalizacion-disidencia-espana_1_1791040.html

Se cumplen este mes 40 años de la aprobación de la Constitución Española y también de la reforma (1) de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social que eliminó a ‘los que realizaran actos de homosexualidad’, en términos de la ley, del catálogo de peligrosos sociales. Es, por tanto, un momento idóneo para analizar el proceso que permitió a las disidencias sexuales y de género ser legalizadas durante el proceso transicional, tras otros cuarenta años de represión franquista.

Habitualmente se identifica esta legalización con un momento determinado, como fue la citada reforma de la ley de peligrosidad social. No obstante, la legalización de la disidencia sexual fue un proceso más complejo y largo en el tiempo que no concluye, sino que más bien comienza, con la mencionada reforma.

Durante los años de la transición el movimiento LGTB tuvo que hacer frente a las leyes que se aplicaron a lo largo de la dictadura para reprimir a la disidencia sexual y que continuaron vigentes a la muerte del dictador. Estas normas fueron fundamentalmente dos: la primera, el Código Penal, que si bien no contemplaba expresamente la homosexualidad en su articulado, se consideraba incluida en el artículo 431 de dicho texto que regulaba el delito de escándalo público. Esta figura delictiva consideraba penalizable aquellas acciones que “de cualquier modo ofendiere el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave escándalo o trascendencia”. La moral nacional-católica del régimen franquista consideraba moralmente repugnantes los actos de homosexualidad por lo que dichas prácticas, aunque hubieran sido cometidas en privado, eran tenidas por delictivas en virtud de este artículo y sus autores eran juzgados y condenados si los hechos trascendían al conocimiento público.

Las otras leyes utilizadas para la represión de la homosexualidad fueron las aprobadas en virtud de la doctrina de la ‘defensa social’. En desarrollo de este principio, en el año 1933, durante la II República, se aprobó la Ley de Vagos y Maleantes que no recogía en su texto ninguna referencia expresa a la disidencia sexual, pero que en el año 1954 fue reformada por el régimen franquista para incluir a la homosexualidad en su artículo segundo. No se trataba de una ley penal, desde el punto de vista de que no tipificaba delitos y sus correspondientes penas, sino que categorizaba una serie de situaciones subjetivas como de “peligrosidad social”. La ley determinaba que, dado el estado de determinados sujetos, estos tendrían gran probabilidad de cometer un “daño social”, concepto más amplio que el puramente delictivo. Según el preámbulo de la propia ley de 1970, esta se aprobaba por la “necesidad de defender a las sociedad contra determinadas conductas individuales, que sin ser, en general, estrictamente delictivas, entrañan un riesgo para la comunidad”. Por poner un ejemplo clarificador, el alcoholismo no era considerado 'per se' un delito, no obstante los ebrios habituales eran considerados peligrosos sociales por los indeseables efectos que su adicción podían traer a su entorno familiar, social, laboral, etc. De este concepto de peligrosidad se deriva la necesidad de rehabilitar al peligroso mediante una serie de medidas previstas en la ley con el objetivo de “rescatar y reeducar al hombre para la más plena vida social”, según el preámbulo de la misma. A partir de la reforma del año 1954 las personas homosexuales deberían ser objeto de esta reeducación o de “curación” de su “perversión sexual”.

Por tanto, estas dos normas incidían en la disidencia sexual desde dos perspectivas diferentes: la penal, con su consecuente condena, y la de defensa social, con sus medidas rehabilitadoras como presunto instrumento de inserción social. No pretendo con esto suavizar el efecto que las leyes de peligrosidad producían en las disidencias sexuales – y en el resto de supuestos previstos en la ley –. Más al contrario, la realidad nos pone de manifiesto que estas leyes fueron, en la práctica, utilizadas como un medio de represión más, como un instrumento que criminalizaba a la disidencia sexual desde una perspectiva más amplia que la puramente penal. Estas leyes se unieron al código penal configurando un doble sistema de control de la disidencia sexual que multiplicaba sus efectos, añadiendo a la condena penal un aparente sistema de rehabilitación que, en la práctica, era una segunda condena durante la cual, además, no eran aplicables los posibles beneficios penitenciarios que sí lo eran a los delincuentes condenados (2). Esta doble criminalización, que pone de manifiesto la perversa utilización de leyes rehabilitadoras con fines puramente represivos, profundiza precisamente la ignominia del sistema represivo de la dictadura.

Se evidencia, por tanto, el hecho de que las leyes de peligrosidad social no fueron las únicas que reprimieron a los homosexuales a lo largo del franquismo y que la derogación de la ley de peligrosidad social en el año 1978 no significó la legalización de la homosexualidad durante la transición. Dicha derogación implicó la eliminación de la consideración de la disidencia sexual como un peligro social, pero no de su carácter delictivo, ya que el delito de escándalo público, como veremos, continuó aplicándose durante prácticamente una década más.

En este punto hay que añadir un término más a la ecuación: la aparición de los movimientos de liberación homosexual en el panorama de los movimientos sociales de la época. La publicación del proyecto de ley peligrosidad social en el año 1970 promovió la aparición de un nuevo sujeto político, si bien en la clandestinidad, en la España franquista. Ante la inclusión de la homosexualidad en dicho texto, un grupo de activistas catalanes iniciaron un proceso de movilización para, desde las catacumbas del activismo y con la ayuda de colectivos franceses, intentar evitar dicha mención la nueva ley. Este movimiento clandestino emergió durante los primeros años de la transición, visibilizando una lucha en la que la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y el delito de escándalo público eran objetivos fundamentales. El Front d'Aliberament Gay de Catalunya (FAGC), fue la asociación de referencia durante esos años y la legalización de la misma se convirtió en un inesperado campo de batalla durante los últimos años de la década de los 70.

El FAGC inició su proceso de legalización en el mes de diciembre de 1978, recién aprobada la Constitución. Este acto suponía un reto al nuevo régimen constitucional que, sin embargo, respondió inicialmente con la inercia de la homofobia dictatorial: el Ministerio del Interior, en enero del año siguiente, denegó la legalización alegando la incompatibilidad de los fines de la asociación con el artículo 431 del Código Penal, el mencionado delito de escándalo público. El mantenimiento de una interpretación profundamente homófoba de dicho artículo por el recién estrenado sistema constitucional ponía en evidencia el hecho de que la legalización de la homosexualidad no era aún un hecho consumado, a pesar de la modificación de la ley de peligrosidad social, y de que el nuevo sistema no consideraba a las disidencias sexuales como dignas de ser sujetos del conjunto de derechos y libertades recogidos en la nueva y flamante Constitución.

Ante tales hechos el FAGC interpuso el correspondiente recurso y con el apoyo de una importante campaña que implicó a colectivos, un numeroso grupo de corporaciones locales catalanas y de la International Gay Asociation (IGA) (3), por fin, el 16 de junio de 1980, el Gobierno de Adolfo Suárez admitió su legalización, dándose un segundo paso en este proceso.

Otro acontecimiento a tener en cuenta, en relación con la legalización de la disidencia de género, se refiere a los avances que durante los años transicionales afectaron a los derechos de las personas transexuales. Una modificación del Código Penal, del año 1983(4), eximió de responsabilidad penal, entre otros supuestos, a la “cirugía transexual realizada por facultativos”, hasta ese momento penalizadas al ser consideradas un delito de lesiones por causar la esterilidad. Este nuevo avance despenalizador propició que las personas transexuales comenzaran a acudir a los tribunales a solicitar el reconocimiento del “cambio de sexo” con respecto al cambio la inscripción registral del nombre y del sexo, iniciativa que culminó con una Sentencia del Tribunal Supremo del año 1987 que reconocía por primera vez el derecho de una mujer transexual al cambio de nombre. Con todos los cuestionamientos que pueda hacerse la sentencia – que se refería a la afectada como “una ficción de hembra” que, en cualquier caso debería ser protegida por el Derecho –, tanto la modificación de la norma penal de 1983 como la sentencia de 1987 supusieron un importante avance de los derechos de las personas trans, que sin embargo no obtendrían una ley que regulara estas cuestiones hasta dos décadas más tarde (5).

Como se ha indicado, la utilización del delito de escándalo público como argumento para negar legalidad a las organizaciones homosexuales de la época es una muestra de que la consideración de las personas disidentes de las normas imperantes sobre el sexo/género no se consideraban dignas de ser sujetos de los más esenciales derechos fundamentales. Podían ser legalizadas sus organizaciones, pero sobre sus componentes pendía aun sobre sus cabezas la espada de Damocles del artículo 431 del Código Penal. Artículo que, aunque de manera quizás menos frecuente que en otras épocas, aún se aplicaba para reprimir las prácticas homosexuales.

Así, por ejemplo, una sentencia del Tribunal Supremo del año 1980(6) aborda el caso de dos jóvenes de 25 y 32 años de edad que, a las dos de la madrugada habían aparcado un coche en un camino para mantener prácticas sexuales, donde fueron sorprendidos por la Guardia Civil. En el juicio de primera instancia se condenó a ambos procesados por el delito escándalo público, sentencia posteriormente confirmada por el Tribunal Supremo. Hubo que esperar al año 1988 en el que, una modificación parcial del Código Penal (7) derogó dicho delito. Este hecho que culminó, ahora sí, el proceso de legalización de las disidencias sexuales y de género en España.

Se puede concluir, por tanto, que la legalización de la disidencia sexual en España fue un proceso progresivo que duró prácticamente una década. Su desarrollo se encontró con las reticencias de un sistema democrático recién inaugurado que mantenía aún muchos de los tics LGTB-fóbicos del régimen dictatorial. La comunidad LGTB no fue un sujeto al que se tuvo en cuenta durante los años transicionales de tal manera que el proceso de legalización tuvo que ser impulsado por los colectivos, incluso desde una posición de ilegalidad. La reforma de la ley de peligrosidad social en el año 1978, que eliminó la homosexualidad de las categorías de peligrosos sociales, significó el inicio del proceso. Tras este paso, la legalización de los colectivos a partir del año 1980 permitió que estos continuaran con su tarea reivindicativa desde posiciones más fuertes y seguras. Pero a la legalización colectiva no siguió pareja la consideración de los derechos individuales. Las persona trans tuvieron que esperar a la reforma del código penal de 1983 y a una sentencia del Tribunal Supremo de 1987 para ver reconocido, aunque de manera precaria y a través de complejos y humillantes procedimientos judiciales, su derecho al reconocimiento de su identidad en el ámbito registral. Por fin, la derogación del delito de escándalo público en 1988 permitió a la comunidad LGTB sentirse aliviada ante la eliminación de la posibilidad de ser sorprendidos ‘in fraganti’ en un acto sexual y ser procesados por tal delito. Esta última reforma llegó, además, en un momento crucial para la comunidad LGTB, en el que el SIDA hacía sus estragos. La epidemia del VIH tuvo nefastas y trascendentales consecuencias para la disidencia sexual y de género, a la que plantearía nuevos retos y perspectivas que se habrían de abordar en los años y décadas siguientes. Esta vez, sí, desde la legalidad, aunque no desde una verdadera igualdad legal y social, objetivo aún pendiente de alcanzar.

  • Bibliografía
  • 1/  Ley 77/1978, de 26 de diciembre, de modificación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y de su Reglamento, «BOE» núm. 10, de 11 de enero de 1978.
  • 2/ La redención de penas por el trabajo o los posibles indultos o amnistías no eran aplicables a los peligrosos sociales, por poner un ejemplo.
  • 3/ Actualmente Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA).
  • 4/ Ley Orgánica 8/1983, de 25 de junio, de Reforma Urgente y Parcial del Código Penal.
  • 5/ Nos referimos a la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas.
  • 6/ Sentencia del Tribunal Supremo 4531/1980.
  • 7/ Ley Orgánica 5/1988, de 9 de junio, sobre modificación de los artículos 431 y 432 y derogación de los artículos 239, 566.5º, 567.1.º y 3.º y 577.1.º del Código Penal.

2018/12/12

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | PARA SIEMPRE, FERNANDO LUMBRERAS

Para siempre, Fernando Lumbreras.
Lambda, 2018-12-12

https://lambdavalencia.org/es/para-siempre-fernando-lumbreras/ 

Fernando Lumbreras, que nació en Melilla, empezó su lucha política antifranquista en València mientras estudiaba en el Instituto Juan de Garay, de la mano de otros hombres abiertamente gays militantes de la extrema izquierda revolucionaria. Su militancia inicial fue sobre todo en el Moviment d’Alliberament Gai del País Valencià (MAG-PV, 1980-1984), la organización gay y lesbiana que sustituyó el Movimiento de Liberación Sexual del País Valencià (MAS-PV, 1979-1980). Fernando fue una de las caras visibles del MAG-PV, hasta el punto que fue uno de los representantes valencianos en el encuentro de la International Gay Association (hoy en día ILGA) en abril de 1981 en Turín (Italia).

Después de que en 1985 desapareciese el movimiento gay-lesbiano organizado valenciano, el Colectivo Lambda se constituyó formalmente en septiembre de 1986 después de una serie de reuniones. Fernando fue elegido como presidente del Colectivo en noviembre de 1988 después de dos años en la Comisión del Colectivo y como cara visible del mismo. Fue presidente de Lambda hasta medios de 1994, y estuvo siempre predispuesto a hablar con todas las fuerzas políticas, desde Unió Valenciana hasta Unitat del Poble Valencià, siempre pensando en el bien colectivo de todas las personas marginadas por su orientación sexual, identidad o expresión de género.

Durante todo ese periodo, Fernando fue la cara visible del Colectivo Lambda, tanto dentro del mundo LGTBI como fuera. Bajo su presidencia se tuvo que hacer frente a los años más duros del VIH/sida y la serofobia, y también empezó a organizarse la estructura del Colectivo Lambda tal cual lo conozcamos, por ejemplo con grupos de acción y trabajo específicos como el Grupo de Stop Sida. De igual manera empezó la vertebración estatal, entrando Lambda en la COFLHEE (Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español). En aquellos momentos, hay que destacar la absoluta precariedad de la asociación, hasta el punto que muchas de las reuniones se hicieron en su antiguo puesto de trabajo, en el barrio del Carmen.

Fernando no sólo fue una persona muy valiente, que dio la cara públicamente ante una sociedad fuertemente LGTBIfóbica y serofóbica como la valenciana de los años ochenta y noventa, sino que tuvo una gran capacidad de conciliación y flexibilidad, como él mismo se describía. Durante su presidencia Lambda era un colectivo fundamentalmente de hombres, con la participación puntual de alguna mujer, pero pronto se hicieron varios actos conjuntamente con el Colectivo de Feministas Lesbianas de Valencia, así como acciones por los derechos de las personas trans. También estuvo siempre en contacto con otras ramas políticas del movimiento, participando por ejemplo en La Pinteta Rebel, el mítico programa radiofónico emitido en Radio Klara entre 1984 y 1993, representando a Lambda con su nombre de guerra “Fernanduska Cojitroba”, debido a la necesidad de andar con bastón.

Él fue una persona que siempre estuvo dispuesta a escuchar e integrar las diferentes voces dentro de Lambda, y él mismo decía que le era imposible representar a nadie que no fuera él mismo. Siempre se caracterizó por su honestidad y respeto hacia otras personas y opiniones, tal y como demuestra el hecho que haya estado vinculado a Lambda hasta el mismo momento de su asesinato. La última vez que coincidimos con él fue en la celebración de la aprobación de la Ley de Igualdad LGTBI valenciana, en el CCC Octubre. Siempre fue una persona muy moderna y abierta. Durante su presidencia tuvo que gestionar ideologías e identidades de todo tipo, como él mismo decía, desde “blavers” hasta comunistas. Siempre fue un poco ácrata, hijo de su juventud durante la explosiva Transición valenciana, pero hasta día de hoy se mantuvo junto a la lucha por los derechos y las libertades LGTBI, todo y las grandes diferencias generacionales y de contexto.

Una persona icónica, con una fuerte personalidad y energía, que nunca dudó en utilizar la pluma como arma política contra una sociedad fuertemente plumofóbica, y al mismo tiempo admitía cuando se equivocaba, o escuchaba otras opiniones que quizás pensaban que hacía falta también otras estrategias, y las aceptaba y hacía compatibles. Siempre se mostró favorable a la unión de gais y lesbianas en la misma lucha, pero respetando la autonomía de las mujeres si así lo querían y reconociendo el machismo que había dentro del mundo gay. También estuvo siempre a favor de la no discriminación de las personas trans y bisexuales. Él empezó en un mundo, en los setenta, donde no había etiquetas, donde se quería la revolución sexual, pero esto siempre lo vio compatible con la demanda de derechos específicos en democracia. Fue por lo tanto un gran ejemplo para todas y todos. Después de dejar de ser presidente en 1994, adoptó un perfil bajo, sobre todo de cara a las instituciones y los medios de comunicación.

Actualmente era la voz más antigua que seguía vigente en Lambda, y al mismo tiempo, una de las mentes más vanguardistas.

Por todo el que nos ha aportado a Lambda y al activismo LGTBI, queremos transmitir a los medios de comunicación y a la sociedad en general, el nuestro más profundo orgullo de lo que representa la figura de Fernando Lumbreras para nosotras. Queremos honrar su memoria y que ningún otro hecho relacionado con su asesinato desvirtúe lo más mínimo su valía, su coraje y la gran figura que es y será dentro del activismo LGTBI.

2018/12/11

TFM | Andreu Muñoz, Sela | Feminismos y LGTB: encuentros y desencuentros. Reflexiones desde el contexto español

Andreu Muñoz, Sela (2017). Feminismos y LGTB: encuentros y desencuentros. Reflexiones desde el contexto español. Trabajo Fin de Máster, Universitat Jaume I. Máster en Igualdad y Género en el Ámbito Público y Privado, curso 2016-2017. Dirección: María Mercedes Jabardo Velasco.
 
Ed. digital: Open Access | Repositori UJI [Universitat Jaume I] | 2018-12-11
https://repositori.uji.es/xmlui/handle/10234/177998

Una introducción por regla general ha de situarnos y situar el porqué de la investigación que aquí se plantea. No sé si seré la única, pero siempre suelo escribir la introducción una vez he acabado el trabajo. Al principio hay toda una maraña de ideas, esquemas y apuntes, un orden lógico (o eso pensamos) que luego, en el transcurso de la investigación, va mutando, incorporando nuevos temas y eliminando otros. Al principio quieres abarcar mucho, y luego el tiempo y el espacio permiten lo que permiten. Así, en un primer momento, quería trabajar las relaciones entre los feminismos y las siglas LGTB en un sentido amplio, como movimiento social y como teorías y corrientes de pensamiento; pretendía cruzar cada una de las diferentes siglas LGTBIQA+ con la pluralidad de los feminismos; y todo eso, en el marco de un trabajo final de máster. Como digo, la realidad se impone y al final uno logra conseguir lo que buenamente puede.

Así, empecé a preguntarme ¿qué es la igualdad de género? ¿qué es el feminismo? ¿qué busca el movimiento feminista? ¿se puede hablar de un único movimiento feminista en el Estado Español? Y, por otro lado, ¿qué significan las siglas LGTB?, ¿son necesarias tantas siglas? ¿podemos hablar de un movimiento LGTB español? Y a todo esto, ¿en qué se relacionan? ¿es feminista el movimiento LGTB? ¿es diverso el movimiento feminista? ¿qué aporta la diversidad a la igualdad y viceversa? Eran tantos los interrogantes como ambicioso era el proyecto.

A quien busque respuestas cerradas y fijas a estas preguntas, le invito a no seguir leyendo por temor a defraudarlo. Este texto responde y no responde a la vez a todas estas cuestiones. Se trata de un planteamiento que no busca ser exhaustivo, ni tampoco lo pretende, sino más bien una aproximación parcial, como más tarde explicaré, que bien pudiera conducir a una posible futura investigación de carácter más amplio. No es sino una primera toma de contacto, en la que se presentan algunas de las múltiples intersecciones entre los feminismos y las siglas LGTB.

En el primer capítulo que sigue a esta introducción y que lleva por título "Intersecciones en movimiento, una genealogía compartida", se describirán las similitudes y diferencias en tanto que movimientos sociales de base identitaria, investigando cómo se construye el sujeto político a través del discurso y en la praxis, la necesidad imperante de nombrarse y el ejercicio de esta reivindicación.

Como cruce de caminos, presentaré también los encuentros y desencuentros de estos movimientos sociales, tratando de dar cuenta de las confluencias y enfrentamientos entre estas luchas, construyendo una genealogía compartida de la revuelta desde los años setenta hasta nuestros días, contextualizando la protesta en el marco del Estado español. Somos conscientes, y así lo expondremos, de la dificultad que supone tratar estos movimientos sociales como una realidad uniforme y análoga en todo el territorio, asumiendo de entrada posibles errores en cuanto al orden cronológico de estas reivindicaciones, que son de base territorial y no fueron homogéneas, pero que en lo que aquí se pretende -que es situar a quien todavía siga leyendo en las fases de las luchas y logros de estos movimientos sociales-, cumple sobradamente su cometido.

Se situarán así las reivindicaciones y conquistas de estos movimientos sociales, que comenzarán su faceta más visible por la derogación de la legislación discriminatoria en la Transición, sentando así las bases de unas luchas que tienen que ver con la consecución de derechos sociales y la creación de ciertos sujetos políticos y que todavía hoy siguen en pie de guerra.

2018/12/05

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | ROCK HUDSON, UNA VIDA DE ABUSOS, SECRETOS Y OCULTISMO

Rock Hudson, una vida de abusos, secretos y ocultismo.
Una nueva biografía del autor titulada 'All That Heaven Allows' ('Solo el cielo lo sabe') desvela detalles truculentos del mítico actor, fallecido en octubre de 1985.
Maite Nieto | El País, 2018-12-05
https://elpais.com/elpais/2018/12/03/gente/1543859220_925660.html

El nombre de Rock Hudson arrastra una estela como la de los cometas. Si se observan desde la Tierra, su característica cola brilla deslumbrante; pero si se analiza científicamente aparece el hielo, el polvo, el gas y las rocas que constituyen estos cuerpos celestes. Algo así fue la vida de quien se ha considerado una de las grandes estrellas del Hollywood dorado. Esplendor por fuera y oscurantismo por dentro.

Rock Hudson vivió como un galán entregado a cultivar el arte de la seducción. Un gigante que medía 1,95 y que con su tamaño y su físico elevaba los suspiros de los espectadores de la época dentro y fuera de la gran pantalla. Realizó su mejor interpretación aparentando durante años una heterosexualidad que no dejó que se fisurara ni ante algunas de sus amistades más íntimas y vivió en la clandestinidad una homosexualidad blindada que solo quedó al descubierto pocos meses antes de que muriera en octubre de 1985 a causa del sida, un año después de habérsele diagnosticado la enfermedad.

Como ocurre con todas las leyendas y él lo fue por partida triple —como intérprete, como icono sexual y después como una de las primeras estrellas que visibilizó el sida— el fin de su vida no significó el ocaso del mito. Con el paso de los años han ido apareciendo detalles sobre su vida y biografías que han ido desvelando aspectos desconocidos de la estrella y de la persona. Ahora llega ‘Rock Hudson. All That Heaven Allows’, la que se ha calificado como la biografía definitiva de Roy Harold Scherer, el hombre que nació en Winnetka (Illinois) y que se ocultó durante sus 59 años de vida bajo el nombre que eligió para su carrera cinematográfica: Rock Hudson.

El libro escrito por Mark Griffin, que se convertirá en película, ofrece —según críticas de medios norteamericanos— una visión equilibrada y reflexiva sobre la vida del actor. El título es homónimo de la película que protagonizó en 1955 junto a Jane Wyman y podría traducirse como 'Solo el cielo lo sabe'. 496 páginas para las que se ha contado con declaraciones de más de cien personas que tuvieron relación con el actor y que desvelan aspectos desconocidos sobre el calvario personal que vivió más allá de sus esfuerzos por ocultar su homosexualidad.

Cuando era un niño vivió el abandono de su padre, la precariedad económica y el carácter manipulador y dominante de una madre que le creó inseguridades que formaron parte de su personalidad durante toda su vida. Lee Garlington, que fue uno de sus amantes y a quien el actor llegó a calificar en sus últimos días como el “amor de su vida”, desveló en 2015 que una de las razones de su ruptura fue precisamente que él “quería una figura paterna” y Hudson “no era lo suficientemente fuerte. Era un gigante amable”.

Durante su infancia el actor también se topó con un padrastro alcohólico que, según afirma el libro, abusó de él. Y después llegó su agente, Henry Wilson, conocido en el mundillo por estar especializado en captar jóvenes guapos a los que intentaba lanzar a la fama con la misma tenacidad con la que pretendía que pasaran por sus sábanas. En una obra anterior titulada ‘Rock Hudson Erotic Fire’, el historiador cinematográfico Darwin Porter desveló que en los comienzos de sus carreras Hudson y Marilyn Monroe tuvieron una aventura y que fue ella quien decidió darla por acabada con el argumento de que ambos “tendrían que mentir sobre algunos sofás” para ascender en su carrera.

Y así fue en ambos casos, con la diferencia de que Hudson se tuvo que prodigar entre ambos sexos y protegerse, como descubre la nueva biografía, de sus amantes masculinos, siempre dispuestos a dar detalles sobre la inclinación homosexual del intérprete a cambio de un puñado de dólares. Para evitarlo estaba precisamente Wilson, que acabó cansado de sobornar a jovencitos lenguaraces y terminó por obligar a Rock Hudson a casarse con su secretaria, Phyllis Gates, quien terminó por divorciarse en 1959, cuatro años después su engañoso matrimonio.

El sida, según la obra de Griffin, aumentó el sufrimiento del actor, no solo por el tremendo deterioro físico que experimentó, sino también por los meses en los que vivió angustiado porque se descubriera su secreto. La puntilla final la dio su último novio, Marc Christian, que denunció a Hudson y su secretario, Mark Miller, por 10 millones de dólares bajo la acusación de haberle puesto en riesgo por ocultarle la enfermedad que padecía el actor. Christian consiguió un acuerdo multimillonario en 1991 y murió en 2009, sin signos de sida, a causa de problemas pulmonares.

2018/12/01

DOCUMENTACIÓN | DERECHOS | EJÉRCITO Y POLICÍA TENDRÁN QUE ADMITIR A PERSONAS SEROPOSITIVAS, CELÍACAS Y DIABÉTICAS

El Ejército y la Policía tendrán que admitir a portadores de VIH, celiacos y diabéticos.
El Gobierno elimina el veto que había para los siete millones de personas con estos diagnósticos y para quienes padecen psoriasis.
Manuel V. Gómez / María Sosa Troya | El País, 2018-12-01
https://elpais.com/sociedad/2018/11/30/actualidad/1543581487_116670.html 

La puerta que impide a diabéticos, portadores del VIH, celiacos y afectados por psoriasis convertirse en policías, militares, guardias civiles, agentes de aduanas y funcionarios de prisiones se abrió ayer. El Consejo de Ministros aprobó un acuerdo para eliminar estos diagnósticos, que afectan a más de siete millones de personas, de los cuadros médicos que impiden a estos colectivos el acceso a las oposiciones a estos cuerpos de la Administración central. La medida se aplicará ya a “todas las convocatorias (personal funcionario, estatutario y laboral, civil y militar) que se convoquen con posterioridad a la fecha de adopción de este acuerdo y, en todo caso, a partir de las derivadas de la oferta de empleo público del año 2020”, apunta la referencia de La Moncloa.

En el caso de los militares, el Ministerio de Defensa aclaró que se elimina el veto a los celiacos. Pero matizaba que en el resto de colectivos afectados “el acuerdo [del Consejo de Ministros] propone limitar como causas de exclusión, otras enfermedades como el VIH, la diabetes y la psoriasis, adaptándolas a la evidencia científica actual y sujeta al dictamen facultativo correspondiente”. Es decir, el veto general se cae y deberá verse cada caso.

La decisión se ha precipitado en los últimos días. A comienzos de semana las conversaciones entre los ministerios afectados, coordinados desde la Secretaría de Estado de Función Pública, iban despacio. Pero el jueves se apretó el acelerador. Hoy es el Día Mundial contra el sida y el acuerdo de los ministros se adopta justo un día antes de esta simbólica jornada.

Los cálculos de Función Pública cuantifican en 5,5 millones el número de diabéticos y en un millón el de celiacos, ya que las asociaciones calculan que el 1% de la población está afectada. La cifra de portadores del VIH es algo mayor de 140.000, según fuentes oficiales. La asociación que aglutina a pacientes de psoriasis y familiares estima que en España hay alrededor de 1,2 millones de casos.

Las asociaciones de afectados llevaban años luchando por acabar con la discriminación. Habían mantenido, por separado, reuniones en los ministerios, se habían reunido con los grupos políticos. El verano pasado comenzaron a trabajar conjuntamente en la defensa de sus reivindicaciones. La unión hizo la fuerza.

“Era una vieja reivindicación de los colectivos afectados por estos diagnósticos”, asumía ayer el secretario de Estado de Función Pública, José Antonio Benedicto. Finalmente, el Gobierno hizo suya la petición, siguiendo los pasos de la Comunidad Valenciana, que ya había sacado de los cuadros de exclusión de las oposiciones a policía municipal estos diagnósticos. En otras comunidades las exclusiones siguen vigentes en el acceso a cuerpos similares. Además, la decisión de ayer del Gobierno solo afecta a cuerpos que dependen de la Administración central. Esto deja fuera a otras profesiones, como los bomberos.

“Lo que hemos conseguido es que haya un estudio personalizado de cada caso: que se pasen las pruebas pertinentes y que después el médico valore a cada aspirante. El doctor tendrá la última palabra, pero en base a un estudio individual”, explicó Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes.

Carácter disuasorio
“El Ministerio de Sanidad aseguró el año pasado que no se hace la prueba del VIH, pero la realidad es que muchísima gente nos pregunta si van a poder acceder a estas plazas. Lo cierto es que el cuadro médico los excluye. Así que esta medida tenía sobre todo un carácter disuasorio. Muchas personas optaban por no presentarse”, señaló Ramón Espacio, presidente de la Coordinadora Estatal del VIH y Sida (CESIDA). “Se trata de una normativa que llevaba décadas sin revisar”, indicó.

En el caso de la policía, los cuadros médicos de exclusiones datan de 1988. En esa tabla, que no se tocó en 2009 cuando se abrió la posibilidad de hacer cambios, se explicita que los diabéticos, los celiacos y los afectados por psoriasis no podrán presentarse a las oposiciones. En el caso de los portadores del VIH, la exclusión llega por ser una enfermedad de transmisión sexual. Los vetos vigentes en la Guardia Civil, copiados de la policía, se instauraron en 1996.

“Nos tenemos que reunir aún con los ministerios para ver cómo se desarrollará”, precisó Jon Zabala, presidente de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España. Concuerda con él Santiago Alfonso, presidente de Acción Psoriasis. Pero destaca el avance que supone el anuncio: “Hay que resaltar la buena disposición del Gobierno. En los últimos 15 años ha habido una revolución en los tratamientos. No es un capricho de los pacientes. Es justicia social”.

El Gobierno permitirá que quienes son portadores de VIH, quienes padecen diabetes o psoriasis y los celiacos puedan presentarse a las oposiciones para ser policías, guardias civiles, militares, funcionarios de prisiones y agentes de aduanas. La medida afecta a siete millones de personas y consiste en eliminar del cuadro médico que excluye de las pruebas de acceso a estas profesiones estos diagnósticos, explica el secretario de Estado de Función Pública, José Antonio Benedicto. "Se aplicará ya a todas las convocatorias (personal funcionario, estatutario y laboral, civil y militar) que se convoquen con posterioridad a la fecha de adopción de este acuerdo y, en todo caso, a partir de las derivadas de la oferta de empleo público del año 2020", apunta la referencia de Moncloa.

Aunque la decisión del Consejo de Ministros se adopta la víspera del Día Mundial contra el SIDA, beneficia sobre todo a los diabéticos, un colectivo de 5,5 millones de personas. El número de celiacos asciende a un millón en España, apuntan en el Ministerio de Política Territorial y Función Pública. La asociación que aglutina a pacientes de psoriasis y familiares estiman que en España hay alrededor de 1,2 millones de casos. Algo más de 140.000 son portadoras de VIH, según fuentes oficiales.

"Era una vieja reivindicación de los colectivos afectados por estos diagnósticos", apunta Benedicto, que señala que los informes médicos evidencian que no hay riesgo alguno. Finalmente, el Gobierno la ha hecho suya, siguiendo los pasos de la Comunidad Valenciana, que ya había sacado de los cuadros de exclusión de las oposiciones a policía municipal estos diagnósticos. Fue la primera porque en otras comunidades siguen vigente, como en Cataluña, donde estos colectivos no pueden ser Mossos d'Esquadra.

Los afectados llevaban años luchando por conseguir acabar con la discriminación. Habían mantenido, por separado, reuniones en los ministerios correspondientes, habían acudido al Congreso de los Diputados, se habían reunido con los grupos políticos. El verano pasado decidieron unirse y, desde entonces, trabajaron conjuntamente en la defensa de sus reivindicaciones. La unión hizo la fuerza. Desde las asociaciones de pacientes aseguran que aún es preciso volver a reunirse con el ministerio y ver cómo se va a desarrollar la medida que ha planteado el Gobierno. Pero por fin van a dejar de ser excluidos.

Este paso no implica que estos colectivos tengan requisitos de acceso más sencillos a estos puestos de trabajo en la Administración. Solo que se elimina el veto que tenían hasta ahora. "Lógicamente, luego tendrán que superar las pruebas de acceso que tiene todo el mundo", apunta el secretario de Estado. "Lo que hemos conseguido es que haya un estudio personalizado de cada caso. Se pasen los exámenes pertinentes y que después el médico valore a cada aspirante. Que el doctor tenga la última palabra, pero en base a un estudio individual", explica Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE).

A comienzos de semana, había dudas sobre si la medida iba a salir adelante este viernes. Sin embargo, ayer jueves las conversaciones entre los diferentes departamentos del Ejecutivo afectados avanzaron mucho y este viernes ha sido posible que viera la luz.

Para articular la medida, se cambiarán los cuadros médicos de exclusiones que en el caso de la Policía Nacional datan de 1988. En ese cuadro, que no se tocó en 2009 cuando se abrió la posibilidad de hacer un cambio en el sentido que se ha hecho este viernes, se explicita que los diabéticos, los celiacos y los afectados por psoriasis no podrán presentarse a las oposiciones. En el caso de los portadores de VIH, la exclusión llega por ser una enfermedad de transmisión sexual.

"Esta exclusión tenía lógica quizás hace 30 años, pero no ahora", apunta el presidente de la FEDE. "En el caso de personas con diabetes, quedan excluidas al acceso a oposiciones a función pública de Interior y Defensa. Ahí está la Policía, cuyos cuadros luego han copiado policías locales y autonómicas, funcionarios de prisiones, Guardia Civil. Y además otras profesiones que no dependen de las Administraciones también han copiado", se queja Lorenzo. "Se dan incongruencias como que un joven saque la oposición a los 20 años y sea diagnosticado a los 40 y no ocurra nada, mantenga su puesto de trabajo sin problema, pero que personas con diabetes no puedan acceder a estos puestos", prosigue.

"Yo no entendía por qué no se cambiaba la norma, si tanto el Congreso como el Senado ha aprobado con amplio consenso proposiciones que instaban a hacerlo. Agradecemos la voluntad que ha tenido este Gobierno", dice Lorenzo. Y aquí coincide plenamente Santiago Alfonso, director de Acción Psoriasis, que agrupa a pacientes y familiares. "La asociación cumple ahora 25 años y este era uno de los objetivos al constituirnos. Este Ejecutivo ha mostrado sensibilidad", señala. 
 
Y TAMBIÉN...
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Valencia es la primera comunidad que permite entrar en la policía a personas con VIH y diabetes.

Los cuerpos de seguridad autonómicos y estatales excluyen a los afectados aunque sean asintomáticos.
Emilio de Benito | El País, 2018-10-23
https://elpais.com/sociedad/2018/10/19/actualidad/1539967124_004051.html

2018/11/23

TESIS | Aljama Cuenca, Patrícia | Proceso de Institucionalización del asociacionismo LGBTI: factores facilitadores y repercusiones

Aljama Cuenca, Patrícia (2018). Proceso de Institucionalización del asociacionismo LGBTI: factores facilitadores y repercusiones. Tesis Universitat Autònoma de Barcelona, Departament de Psicologia Social. Fecha defensa: 2018-11-23. Bajo la dirección de Joan Pujol i Tarrés.
 
Ed. digital: Open Access | TDX – Tesis Doctorals en Xarxa
https://www.tdx.cat/handle/10803/665874

La forma institucional que está adquiriendo el asociacionismo LGBTI denota un proceso de institucionalización de las demandas sociales que son reclamadas por el asociacionismo. La base del proyecto político de algunos grupos sociales destaca por su carácter anti-institucional hacia las instituciones por ser organismos que transmiten un modelo patriarcal y heterosexista, limitador de la libertad sexual. La aprobación de leyes, como la Ley 13/2005 en la que se concede el matrimonio igualitario o la Ley 11/2014 que garantiza los derechos y reconoce las discriminaciones hacia el colectivo LGBTI, son ejemplos de la transformación legal que ha adquirido el movimiento LGBTI. Estos cambios, más la colaboración que establecen las asociaciones LGBTI con las instituciones en la elaboración y desarrollo de políticas públicas, abren el debate sobre la institucionalización del asociacionismo LGBTI, los factores y las repercusiones que han hecho posible esta institucionalización. El debate sobre la institucionalización en el asociacionismo LGBTI catalán, sus factores y repercusiones, es el proceso investigado en este estudio que reflexiona sobre los cambios estructurales y organizativos del asociacionismo y los cambios en el contexto institucional y cómo han repercutido estos cambios en la consecución de las demandas sociales y los objetivos planteados por el asociacionismo. Este debate reflexivo es construido por activistas LGBTI y por la investigadora que, con el método de estudio de las producciones narrativas, recoge los significados que el asociacionismo LGBTI catalán otorga al proceso de institucionalización.

2018/11/11

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ENRIQUE SERRANO Y LA FOTOGRAFÍA DE LA PRIMERA MANI DEL ORGULLO GAY EN BARCELONA

Fotografía de Enrique Serrano / Mani del Orgullo Gay en Barcelona 1977 //

Enrique Serrano: «Santa Coloma lo es todo en mi vida».

Cuando sale de su bar, un impulso le saca a hacer fotos por las calles de su ciudad natal, su 'leitmotiv'.
Manuel Arenas | El Periódico, 2018-11-11
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/20181111/enrique-serrano-santa-coloma-lo-es-todo-en-mi-vida-7140335 

Que por qué me gusta escribir sobre gente corriente, me preguntan. Qué difícil cuando soy yo quien responde. Pues porque me divierte dar noticias: la gente corriente casi siempre es noticia, otra cosa es que salga en los diarios. Porque puedo charlar con Enrique Serrano (Santa Coloma de Gramenet, 1958), un tipo de barrio tan humilde que está a punto de no conceder esta entrevista por temor a no ser lo suficientemente interesante. Y eso que -entre otros cientos de anécdotas-, en el 78, este fotógrafo aficionado fue el encargado de atender a Antonio Franco y Antonio Asensio mientras ideaban este diario en la cafetería Don Chon del Hotel Diplomatic de Barcelona: toda historia esconde caras anónimas imprescindibles para comprenderla. De eso va esta sección.

-Aquello le marcó.

-¡Yo digo de broma que soy fundador indirecto de El Periódico! (ríe). Es algo que no olvidaré nunca. Ellos llegaban a la cafetería, pedían el desayuno y montaban una mesa llena de esquemas y bocetos. Estuve poniéndoles la comida durante un mes y acabamos creando un poco de confianza.

-¿Siempre ha trabajado en bares?
-No siempre: empecé en la restauración porque no quise estudiar. He trabajado mucho en hoteles y he tenido tres bares: el último, 'Les Tulipes', lo mantengo desde el 2006. Aunque mi pasión es la fotografía.

-¿Por qué la fotografía?

-Me empezó a gustar a los 12 años, cuando me regalaron una 'Werlisa Color'. Hay algo de revancha: en el colegio pintaba muy bien, los profesores me consiguieron una beca, pero mi padre dijo que la pintura no daba dinero y me puse a currar. No he vuelto a pintar, pero pienso: la fotografía también es arte.

-¿Qué tipo de fotografía le gusta?
-La de acción. La calle es adrenalina. Es un impulso: me entero de que pasa algo y voy. Eso sí, al margen de actos señalados en Barcelona, como la primera manifestación gay, siempre en Santa Coloma, mi ciudad.

-¿Y eso por qué?
-Porque es mi pueblo: aquí he nacido, aquí vivo y aquí quiero morirme. Santa Coloma lo es todo en mi vida: familia, amigos... la llevo dentro, la siento y aportaré todos los granitos de arena que pueda.

-¿Cuál es su historial como fotógrafo aficionado?

-Estudié en una escuela de fotografía y estuve haciendo fotos de manifestaciones, eventos y mítines políticos por Santa Coloma hasta que me fui a vivir a Argelia dos años. Una segunda etapa empezó cuando entré en el bar actual: vía Facebook, contacté con fotógrafos amigos de la ciudad y fundamos ACAF (Associació Colomenca d'Aficionats la Fotografia), que ahora cumple dos años.

-Sé que una vez pasó una noche con 'Triana', su grupo preferido.
-¡Pues sí! (ríe): una vez vinieron a tocar a Santa Coloma y fui el único fotógrafo que lo cubrió porque era amigo del dueño del local. Esas fotos son inéditas; las tengo en el bar pero nunca se han publicado. Cuando acabaron de tocar, estuvimos hasta el amanecer cantando y bebiendo.

-También me han dicho que se plantea dejar la fotografía.
-Sí, lo había pensado porque entre el bar y las fotos me estaba agobiando y había dejado un poco de lado a la familia. Pero ahora me lo estoy replanteando otra vez.

-Una anécdota para acabar.
-Una vez, el gran humorista Miguel Gila me hizo una caricatura en un hotel donde nos conocimos. Cogió un folio, dibujó un fotógrafo con una lata de conservas como objetivo de la cámara y me la dedicó.

-¿Por qué se pensó tanto si dar esta entrevista?

-Me pilló de improviso. Pensé: ¿por qué yo? Si soy una persona de la calle que intenta pasar desapercibido...

-Justamente por eso.

2018/10/21

DOCUMENTACIÓN | IGUALDAD | LAS DOS CARAS DE LA MUJER EN EL EJÉRCITO

Las dos caras de la mujer en el Ejército.
Mientras el Ministerio de Defensa se vuelca en la celebración del 30 aniversario de la incorporación de las mujeres a las fuerzas armadas, la realidad de la situación de las féminas en los ejércitos —que constituyen apenas un 12,7% del total de miembros— es variada según a quién preguntes.
P. Romero | Público, 2018-10-21
https://www.publico.es/espana/30-anos-caras-mujer-ejercito.html

Hace ya 30 años de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, un hito en la modernización del país que el Gobierno —el socialista, pero también el del PP— han ido celebrando a lo largo del año. No es para menos. Sin embargo, el entusiasmo del Ejecutivo choca con varias situaciones reales que matizan el discurso oficial.

El Real Decreto 1/1988, de 22 de febrero, supuso el primer paso —de gigante— para la incorporación de la mujer a la milicia española. Aunque no se reguló el principio de igualdad en las Fuerzas Armadas "con todas sus consecuencias" hasta el año siguiente, se culminaba de alguna manera un cambio iniciado en 1985, con las primeras modificaciones normativas para que las mujeres pudiesen aspirar a desarrollar una carrera militar.

En 1989 se abrió el acceso de las mujeres a las academias generales y a todas las armas, cuerpos y escalas, y en 1990 se abrió la posibilidad de que pudiesen aspirar a ser soldados voluntarios.

A lo largo de 2018 se han sucedido iniciativas, celebraciones, gestos y conmemoraciones de esta auténtica conquista por la igualdad. Mujeres como Patricia Ortega, quien fue la primera mujer en alcanzar el rango de coronel de la historia de España, o las pioneras Rosa María García-Malea —comandante y primera mujer en pilotar un caza de combate— y Esther Yáñez —capitana de fragata, y primera mujer al mando de un buque militar—, han abierto caminos que hace tres décadas eran casi impensables.

No obstante, el recorrido de esas sendas no ha sido fácil. Los recuerdos de Letizia Prieto, comandante auditora de las Fuerzas Armadas en excedencia, dan una pincelada de las dificultades de lo que supone ser pionera en un mundo tradicionalmente tan masculino. "La decisión del PSOE de abrir el Ejército a las mujeres fue valiente, hay que reconocerlo, pero se quedó todo en eso: abrieron las puertas y nos dejaron allí", rememoraba recientemente en un encuentro al que asistió Público.

"Al principio fue difícil, y creo que nos sentíamos muy solas", añade, al recordar que en la asesoría legal del Cuartel del Ejército del Aire en Madrid ella era la única fémina. Prieto se sincera: jamás vio una situación de acoso, porque "no lo hubiera consentido, además", afirma. Y apunta que el trato que recibió no llegó a ser de acoso pero sí irritante, paternalista. "Eran peores los mandos mayores que, de repente, se encontraron con mujeres formadas, que sabían mejor que ellos de casi todo", confiesa.

Rosa [nombre ficticio, para proteger su identidad] es soldado de logística y está visiblemente orgullosa de ser militar. Pese a que no quiere hablar por nadie más, no puede evitar exclamar: "El Ejército es nuestra vida". Sin embargo, cuando cumpla 45 años finalizará su vinculación con las Fuerzas Armadas en virtud de la Ley 8/2007, y pasará a ser Reservista de Especial Disponibilidad (RED). "Para nosotras supone ir a la lista del paro, tendremos que ir a los servicios sociales", lamenta.

Ella pide anonimato porque sabe que se expone a ser expedientada, incluso expulsada del trabajo de su vida, por el mero hecho de criticar situaciones en público.

El acoso, esa lacra
"¿Qué se está haciendo para facilitar la complicada conciliación familiar y laboral? ¿Guarderías en cuarteles?", ironiza, y prosigue: "¿Por qué, en este caso, tenemos menos puntuación que una mujer oficial? ¿Soy menos madre por ser soldado y temporal?". Entre ellas también hay diferencias que no ayudan a paliar situaciones discriminatorias, no sólo por sexos.

El acoso existe en las Fuerzas Armadas porque existe en la sociedad, eso es un hecho. Sin embargo, en los Ejércitos el asunto es especialmente delicado en tanto que los mecanismos de denuncias son propios, internos, e implican un extra de valentía por parte de la víctima.

"No lo he vivido, pero sí conozco casos cercanos", apunta Rosa, que asegura que en los casos de denuncia de este tipo de situaciones "hay un aislamiento de tus propios compañeros y mandos tras una denuncia: pasas de ser la mejor soldado con el mejor expediente a ser lo peor de lo peor".

"Te van a buscar las vueltas de tal forma que terminas de baja psicológica", comenta, y añade: "Se machaca a la víctima, impera la ley del miedo, del 'por mis cojones'; y al final la víctima ha de cargar con esa carga psicológica de serlo y de que te endosen culpas que no son tuyas", como sucede a veces: una mujer denuncia acoso de un superior, el tribunal militar lo exonera y declara que es denuncia falsa, y al final es ella quien es castigada.

Cuestión de rango
Letizia Prieto también reconoce que aunque sí le llegaron a "levantar la voz alguna vez" nunca vio situaciones de acoso sexual, pero asegura que "no lo hubiera consentido".

"No es que no existiera, pero es que no la vi". Eso sí, confiesa que "existe un divorcio terrible, casi como una lucha de clases, entre la tropa, los suboficiales y —en la estratosfera—, los oficiales". "Y yo era la única mujer oficial del cuartel", recuerda, y reconoce: "No hubiera visto el acoso, ya que nunca tuve contacto con la tropa". Si eres soldado o marinera, estás perdida.

Según su experiencia, "la mujer se encuentra en un mundo muy masculino, muy patriarcal y muy jerárquico: tu palabra vale lo que vale tu rango". A todo ello se añade "la tortura psicológica" al denunciar cualquier situación, especialmente de acoso contra la mujer. "Y hay una cierta falta de compañerismo entre mujeres en el Ejército", añade, "al haber pocas mujeres a veces acaban asumiendo los roles del hombre porque una quiere estar en una posición de privilegio y protegerse".

"Yo creo", apunta Prieto, "que son más valientes las soldadas y las marineras que nosotras, las oficiales, que somos privilegiadas". "Ellas son temporales, son más precarias, y pese a todo hablan y se defienden", concluye: "Son más valientes".

Ella tiene claro que muchas de estas situaciones se pueden solucionar si hay voluntad política. "No se pueden pedir héroes, sino pedir voluntad para cambiar dos o tres normas que mejorarían la vida de las mujeres en el Ejército de forma sustancial", afirma.

Para esta jurista, capitana en la excedencia, "hay que eliminar el conducto oficial para denunciar acoso y hay que cercenar el Código Penal Militar, para dejarlo exclusivamente para lo que debería ser", es decir, para delitos que sólo puedan cometerse desde la condición de militar del reo. "¿Por qué está tardando tanto la ministra Margarita Robles en revisar todas estas normas en los casos de acoso y discriminación? Esos delitos necesitan ir por la vía ordinaria", concluye.

2018/10/20

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | "HÁGASE LA CIEGA, SORDA Y MUDA. ES LO MEJOR"

“Hágase la ciega, sorda y muda. Es lo mejor.”
Un libro analiza las cartas del consultorio de Elena Francis, la policía moral del franquismo para reeducar a mujeres tras la República.
Natalia Junquera | El País, 2018-10-20
https://elpais.com/cultura/2018/10/18/actualidad/1539855489_006243.html

Sobre una montaña de polvo, humedad y bichos, repartidas por todas las estancias de una masía abandonada en Cornellà (Barcelona), aparecieron, en 2005, más de un millón de cartas con una única destinataria: Elena Francis. El Archivo Comarcal del Baix Llobregat asumió la custodia de 100.000 y quemó el resto. Rosario Fontova y Armand Balsebre han analizado 4.325 escritas entre 1950 y 1972, así como las respuestas enviadas por un equipo de contestadores (se guardaba copia) y los guiones del consultorio radiofónico. El resultado es un libro (‘Las cartas de Elena Francis, una educación sentimental bajo el franquismo’, editorial Cátedra), que retrata al personaje de ficción —“una policía moral”— y a sus atormentadas seguidoras —mujeres de carne y hueso a las que la dictadura alejó de las cotas de libertad alcanzadas en la República—.

La audiencia compartía en el consultorio sus problemas y su frustración. Una madre con cuatro hijos confiesa la infidelidad de su marido. Elena Francis le da el siguiente consejo: “Es mucho mejor que se haga la ciega, sorda y muda. Procure hacer lo más grato posible su hogar, no ponga mala cara cuando él llegue”. La receta es parecida para otra mujer que se presenta como “esposa desgraciada” y habla de las palizas que le da su marido en presencia de su hija de diez años: “Sea valiente, no descuide un solo instante su arreglo personal. Y cuando él llegue a casa, esté dispuesta a complacerlo en cuanto le pida”.

“Pertenecemos a una generación que nació después de la creación del consultorio (la primera emisión fue en noviembre de 1950) y antes de sumergirnos en las cartas nos parecía algo ridículo, tontorrón, pero Elena Francis fue el personaje más importante de la radio española durante el franquismo”, explica Fontova. “Al leerlas, puedes pensar: ‘estas mujeres eran un poco tontas’, pero no eran tontas porque sí. Eran tontas porque las querían tontas. La estructura de Falange, la Iglesia, y el franquismo quiso que estuvieran en la cocina. Y estas cartas reflejan cómo la dictadura les arrebató cualquier posibilidad de autonomía”. Elena Francis, añade Balsebre, “fue un instrumento legitimador del franquismo. Y así como las 'Cartas a la Pirenaica' [su anterior libro, donde analizan la correspondencia enviada a la radio clandestina por los vencidos en la Guerra Civil], son la memoria del antifranquismo, las cartas a Elena Francis son la memoria del franquismo, de esa amnesia mental a la que se sometió a las mujeres”. Las dos Españas en dos epistolarios coetáneos, pero radicalmente diferentes.

Los empleados del Instituto Francis tenían obligación de guardar el secreto sobre el personaje al que decenas de miles de mujeres escribieron durante 33 años convencidas de que no solo era real, sino un pozo de sabiduría. Con los años, explica Balsebre, “la mayoría de la gente creyó que Elena Francis era, en realidad, un hombre por su último guionista, Juan Soto Viñolo, que escribió un libro sobre el programa. Pero para nosotros la creadora del personaje fue su primera guionista, Angela Castells, que sentó las bases narrativas para los contestadores de cartas”. Castells pertenecía a la sección femenina de Falange y al Patronato de Protección de la mujer, que, entre otras cosas, hacía informes con los datos recogidos por un organismo llamado Liga Española contra la Pública Inmoralidad.

No todas las cartas se radiaban, pero casi todas se contestaban, porque el Instituto Francis entendió que esa era la forma de fidelizar a la audiencia y vender los productos de belleza que se anunciaban en el programa. En algunos sobres, el equipo de contestadores anotó un asterisco. Era la señal que indicaba que el contenido de la misiva era delicado: amenazas de suicidio o incluso violaciones, y rara vez llegaban a la antena, porque había una censura doble: política y religiosa (la radio tenía un sacerdote en nómina para ese cometido). La palabra “violación” no aparece en ninguna carta, pero las víctimas, que no son conscientes de que lo son, la describen con eufemismos (“Hizo lo que quiso de mí”; “Me hago la dormida y mi hermano hace lo que quiere...”). Una madre cuenta que un vecino ha dejado embarazada a su hija de 15 años. Elena Francis le sugiere que dé al bebé en adopción. El Código penal franquista de 1944 castigaba el estupro de una “doncella” mayor de 12 años y menor de 23 o mayor de 16 y menor de 23 si no era “doncella”.

La mayoría de mujeres que escribían al consultorio trabajaban en el servicio doméstico o de modistas —empleos que permitían oír la radio mientras se trabajaba—. Muchas habían emigrado del campo a la ciudad. Y eran muy ingenuas. Una de ellas admite en su carta que ha “deformado” su letra para que nadie la reconozca. Eran habituales los pseudónimos: “Admiradora de morfeo”; “Campesina”; “Cuatro preocupadas y una enamorada”; “Desgraciada sin remedio”; “Doña manchas”; “Fierecilla”; “Corazón Triste”; “La Fea”; “Una casada amargada”; “Una golondrina del Pacífico”; “Una que ha sido descubierta”…

Tras la muerte de Franco, el consultorio trató de adaptarse a los nuevos tiempos —en 1978 se legalizó la píldora anticonceptiva; en 1981, llegó la ley del divorcio—, pero era luchar contra su propia naturaleza. “Ninguna corriente liberalizadora justifica el libertinaje que, como se habrá escuchado en este consultorio, muchas veces solo produce madres solteras, hijos ilegítimos e intentos de suicidio”, sonó en la antena en 1977. El consultorio cerró sus puertas en 1984.

Y TAMBIÉN…
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Elena Francis, consejos para la mujer sumisa

Durante 36 años su consultorio diseñó a la mujer, madre y esposa del franquismo. Un estudio rememora la figura de la 'coach' sentimental más popular de la historia de España.
Rita Abundancia | S Moda, El País, 2014-11-04
http://smoda.elpais.com/articulos/elena-francis-consejos-para-la-mujer-sumisa/5510
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Muere el escritor que inventó el mítico consultorio de Elena Francis

Juan Soto Viñolo, guionista durante 14 años del famoso programa, falleció a los 83 años en Tarragona.
Crónica Global, El Español, 2017-02-12
http://cronicaglobal.elespanol.com/creacion/muere-el-escritor-que-invento-a-la-mitica-elena-francis_68016_102.html
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Los tremendos consejos de Elena Francis a mujeres maltratadas o violadas

Un libro habla sobre qué se esconde detrás de este famoso personaje de ficción del franquismo que tenía por objetivo, además de publicitar, reeducar a la mujer tras la República.
Lara Gómez Ruiz | La Vanguardia, 2018-11-12
https://www.lavanguardia.com/cultura/20181112/452813089211/tremendos-consejos-elena-francis-mujeres-maltratadas-violadas.html

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...