2017/12/22

ARTÍCULOS | Galván García, Valentín | De vagos y maleantes a peligrosos sociales

Galván García, Valentín (2017). De vagos y maleantes a peligrosos sociales: cuando la homosexualidad dejó de ser un delito en España (1970-1979). Daimon: Revista Internacional de Filosofia, suplemento 6 [Género, ciencia y conocimiento], 67–82. 

Ed. digital | Open Access | UM Revistas [Universidad de Murcia] | 2017-12-22
https://revistas.um.es/daimon/article/view/290891

A partir de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (1970) se inició el movimiento social de liberación de gays y lesbianas. Desde la Agrupación Homosexual para la Igualdad Sexual (1972) se organizaron varios colectivos hasta aglutinarse en la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español. En el contexto social y político de la transición lucharon junto con otros grupos marginales no sólo por la Derogación de la LPRS sino también ante la incomprensión de la mayoría de los partidos políticos marxistas, que eludieron enfrentarse a aspectos que reportaran un cambio en la sexualidad y en la institución familiar.

2017/12/02

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LAUD HUMPHREYS, EL SOCIÓLOGO QUE OBSERVABA FELACIONES EN LOS BAÑOS PARA ESCRIBIR SU TESIS DOCTORAL

El hombre que observaba felaciones en los baños para escribir su tesis doctoral.
En los años 60 un sociólogo homosexual y pastor de la Iglesia Episcopal sacó a EEUU del armario con su trabajo sobre el sexo anónimo entre hombres.
Javier Yanes | El Español, 2017-12-02
https://www.elespanol.com/ciencia/20171130/265974437_0.html 

Poco después de las cinco de la tarde de un día de trabajo a mediados de los 60, cinco hombres entran en los aseos públicos de un parque de la ciudad de San Luis (EEUU). Dos de ellos visten traje y corbata; otro, camiseta, pantalón corto y zapatillas deportivas; un cuarto aún lleva el uniforme caqui de la estación de servicio en la que trabaja. El quinto es lo que se conoce como 'watchqueen', alguien que se limita a vigilar para que nadie interrumpa lo que va a suceder a continuación: actos sexuales, casi siempre felaciones, en completo anonimato.

En aquella ocasión, el quinto no era un mirón sin más, sino un observador científico que dejó constancia de aquel y otros encuentros en su tesis doctoral, leída en 1968 y publicada después en forma de libro bajo el título Tearoom trade: a study of homosexual encounters in public places (Duckworth, 1970). Su autor era el sociólogo Laud Humphreys, cuyo trabajo generó tal polémica que se discutió la posibilidad de despojarle del título de doctor. Pero más allá del debate sobre sus métodos, la investigación de Humphreys abrió los ojos a toda una nación que hasta entonces mantenía la homosexualidad y la bisexualidad encerradas en el armario.

América profunda
Las raíces de Humphreys calcan el tópico de la América profunda. Nacido en 1930 en la pequeña ciudad de Chickasha, en Oklahoma, su madre falleció cuando él tenía 15 años. Su padre era un político del estado dedicado a promover leyes que prohibían ciertas actividades los domingos, y a crear una escuela especial de derecho en el propio capitolio estatal para evitar el incómodo problema de admitir a los negros en la universidad.

A los 25, Humphreys abandonó su religión metodista de origen en favor de la Iglesia Episcopal, afiliada a la comunión anglicana. Entonces cambió su nombre de Robert Allan por el de Laud en honor a un arzobispo de Canterbury del siglo XVII. Poco después entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, pasando a ejercer durante diez años en diversas parroquias de Oklahoma, Colorado y Kansas.

Sin embargo, Humphreys fue desde joven una china en el zapato de la América profunda. Su defensa de los derechos civiles y de la población negra le ganaron numerosas enemistades durante sus años de sacerdocio, llegando a ser calificado como "amante de los negratas y comunista", según John F. Galliher, Wayne H. Brekhus y David P. Keys, autores de Laud Humphreys: Prophet of Homosexuality and Sociology (University of Wisconsin Press, 2004). Finalmente, en 1965 fue despedido de la parroquia de St. James, en un barrio acomodado de Wichita (Kansas), por acusar a sus ricos feligreses de no actuar contra la pobreza.

Había otro motivo más por el que Humphreys no encajaba en su ambiente de origen: era gay. Pese a que algunos de sus compañeros en el sacerdocio conocían su homosexualidad, lo mantuvo en secreto durante años. En 1960 se casaba con Nancy Wallace, con quien adoptó una niña y un niño. Pero durante su época como pastor, Humphreys pudo comprobar que la puritana fachada de la América profunda ocultaba un gran secreto: muchos de aquellos intachables ciudadanos mantenían actividades sexuales extramaritales a escondidas, en no pocas ocasiones de naturaleza homosexual.

Etnografía en los 'tearooms'
Con todo este bagaje de experiencias, Humphreys estudió sociología en la Universidad Washington de San Luis, y tras su licenciatura decidió elaborar una tesis doctoral sobre los comportamientos homosexuales encubiertos de los hombres estadounidenses. Para ello se centró en lo que se conoce como ‘tearooms’ (literalmente, salones de té) [teteras], aseos públicos donde hombres desconocidos se encontraban para la práctica del sexo oral.

Durante su investigación, entre 1966 y 1967, Humphreys frecuentó varios ‘tearooms’ en los parques de San Luis, presenciando más de un centenar de felaciones. "Una tarde de verano, por ejemplo, fui testigo de 20 actos de felación en el transcurso de una hora, mientras esperaba en un ‘tearoom’ a que amainara una tormenta en la calle", escribía. "Los participantes me aseguran que no es raro en los ‘tearooms’ que un hombre haga felaciones a otros diez en un día. Personalmente he visto a un felador hacerse cargo de tres hombres en media hora de observación". El sociólogo añadía que a menudo los hombres "hacían cola para este tipo de servicio".

Es dudoso que el papel de Humphreys se limitara al de voyeur. "Su implicación pudo haber sido mayor de la que podía contar", escribieron sus biógrafos. Pero en cualquier caso, su función de 'watchqueen' era sólo un disfraz; la suya era una investigación etnográfica. Su objetivo no era estudiar los actos sexuales, sino a sus protagonistas: quiénes eran, cómo pensaban, por qué buscaban aquella actividad furtiva e impersonal. Para ello era esencial la conversación.

En ocasiones se identificó como investigador, pero dejó de hacerlo cuando comprobó que sólo aquellos con mayor nivel de estudios accedían a cooperar, lo que podía sesgar sus conclusiones. En su lugar, anotó las matrículas de los coches de 134 participantes, buscó sus domicilios y se presentó a entrevistarlos un año después para una supuesta encuesta de salud pública.

Derribando tópicos
Las conclusiones derribaron los tópicos que circulaban en la época sobre la homosexualidad. Para empezar, aquel comercio sexual no era tal en la mayoría de los casos. "Parecía que los amateurs superaban considerablemente en número a los profesionales", escribió Humphreys. El perfil de los participantes rompía los moldes: muchos de ellos no frecuentaban otros ambientes gais que los 'tearooms' y no se reconocían como homosexuales; estaban casados, incluso felizmente, tenían hijos y asistían a misa los domingos. Eran, en palabras de Humphreys, hombres de "Biblia en la mesa y bandera en la pared".

Así, Humphreys conoció a un reputado médico que amaba a su mujer "con sinceridad" y cuyos hijos estaban ya criados, pero para el cual "su día no estaba completo sin una visita a los baños públicos". Otro médico, cercano a los 60 años y con quien el sociólogo se aficionó a mantener agradables charlas, aparecía puntualmente desde hacía años en el mismo aseo todas las tardes excepto los miércoles, su día libre, "para una mamada".

Humphreys conoció a Tom, un químico treintañero de religión metodista, atractivo y deportista, casado con Myra, ama de casa católica, y con dos hijos. Tom acudía a los ‘tearooms’ desde que Myra, opuesta al uso de anticonceptivos, había recortado la vida sexual de la pareja. Otro de los entrevistados, en la crisis de la mediana edad, se ufanaba de su atractivo cuando era joven: "Todo el mundo quería chuparme la polla. ¡No me habrían cogido ni muerto con una de esas cosas en mi boca!". Pero los años habían hecho mella en su físico. "Así que aquí estoy, a los 40, con hijos crecidos, ¡y el mayor chupapollas de la ciudad!".

Casados y católicos
En conjunto, los resultados de Humphreys revelaron que el 54% de los encuestados estaban casados y vivían con su esposa. En el 63% de los casados, uno de los miembros de la pareja o ambos eran católicos. Sólo el 14% del total se correspondían con el cliché social del hombre homosexual integrado en la cultura gay, mientras que el 38% se declaraban heterosexuales y acudían a los ‘tearooms’ únicamente a recibir felaciones, pero no a practicarlas.

El estudio de Humphreys convulsionó los estereotipos de la puritana sociedad estadounidense, aunque su impacto quedó parcialmente oscurecido por la controversia sobre sus métodos de investigación, que recopilaban datos personales sin el consentimiento de los afectados. Pese a todo, el trabajo del sociólogo hoy perdura como uno de los estudios más importantes sobre la homosexualidad y la sexualidad encubierta.

El propio Humphreys salió del armario en 1974 y se divorció en 1980. Hasta su fallecimiento en 1988, ejerció un intenso activismo gay y contra la guerra de Vietnam, lo que le valió algún arresto y una ficha del FBI. Nunca fue aceptado por sus hermanos. Y ello a pesar de que, como el sociólogo, sólo supo tras el fallecimiento de su padre en 1953, el muy recto y decente congresista Ira Denver Humphreys había viajado durante años al carnaval de Nueva Orleans para mantener encuentros sexuales con hombres. En una carta póstuma, Laud le escribió: “lamento que tú y yo nunca compartiéramos los dos grandes secretos que nos privaron de estar mucho más cerca el uno del otro”.

2017/11/30

ARTÍCULOS | Enguix, Begoña | «No desfilamos, nos manifestamos»: activismos y manifestaciones LGTB en España.

Enguix, Begoña (2017) [11]. «No desfilamos, nos manifestamos»: activismos y manifestaciones LGTB en España. Onteaiken [Argentina] 24, 40-55.
 
Ed. digital: Open Access | Onteaiken
http://onteaiken.com.ar/boletin-no-24
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Acceso directo PDF
http://onteaiken.com.ar/ver/boletin24/onteaiken24-05.pdf

La idea de convocar una manifestación anual -una estrategia política de protesta originada en el siglo XIX en relación con las luchas obreras- fue (y sigue siendo) una idea muy acertada. Permite la movilización y la participación en distintos lugares y momentos.

La manifestación es la estrategia expresiva más importante de los movimientos sociales. En consecuencia, la manifestación estatal del Orgullo LGTB es considerada como el acto central de las celebraciones del Orgullo y del activismo LGTB en España.

La manifestación estatal del Orgullo LGTB de Madrid es la manifestación LGTB más grande de Europa y la segunda más grande del mundo, según datos de la organización.

Está convocada por COGAM (Colectivo LGTB+ de Madrid), uno de los colectivos LGTB con más socixs de España (unxs 400 socixs). En la organización participa también la Federación Estatal de LGTB (FELGTB) que acoge a colectivos LGTB de todo el Estado. Año tras año la manifestación saca a la calle a más de un millón de personas, según datos de lxs organizadorxs. Se celebra en julio y no a finales de junio para permitir la participación de los colectivos que forman la FELGTB, que celebran en sus respectivas provincias las manifestaciones en torno al 28 de junio para conmemorar las revueltas de Stonewall.

Las manifestaciones del Orgullo simbolizan “el paso de la Gemeinschaft a la Gesellschaft, de la comunidad gay a la cultura gay nacional” (Herdt, 1992: 11). Son un modo de desestabilizar y enfrentar los procesos de la opresión lgtbfoba mediante la ocupación de los espacios públicos. Mediante la conversión del estigma y la vergüenza en orgullo, de los “homosexuales” en gays y lesbianas y del armario en visibilidad, las manifestaciones del Orgullo demuestran ser simbólicamente eficientes. Estas manifestaciones pueden ser consideradas como expresión de poder (Israel, 2006), como parodia y reverso (Toscani, 2005), como instrumentos de ruptura simbólica (Cruces, 1998), como ritual de inversión (Turner, 1988) y como parte de complejos procesos de globalización y transnacionalización de lo identitario (Altman, 1996). Eribon considera que esta celebración para afirmar el derecho a existir ha modificado la definición tradicional de la política como antes hizo el movimiento feminista (Eribon, 2000: 31).

Entendidas como “acciones colectivas resultado de la redefinición del espacio público operado entre expresiones y episodios del conflicto” (Scribano, 2003: 85) las manifestaciones del Orgullo ocupan las zonas centrales de las ciudades españolas donde se celebran. Con esta ocupación se suspende el funcionamiento cotidiano, se transgreden normas no articuladas y se desnaturaliza la heterosexualidad del espacio público (Johnston, 2001: 190). Elementos antes íntimos y privados -la sexualidad, los afectos y la emoción- devienen centro de un debate político sobre la igualdad, la diferencia y los derechos.

2017/11/27

LIBROS | Martínez, Ramón | Lo nuestro sí que es mundial : una introducción a la historia del movimiento LGTB en España

Martínez, Ramón (2017) [11-27]. Lo nuestro sí que es mundial. Una introducción a la historia del movimiento LGTB en España. Barcelona [etc.]: Egales.

En apenas cuatro décadas el «Movimiento LGTB» ha transformado España. Un país que en 1975 se declaraba mayoritariamente favorable a la eliminación de la homosexualidad a través de leyes represivas es hoy, gracias a la reivindicación política de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, uno de los Estados que más derechos y libertades garantiza a las personas no heterosexuales, y que en 2013 defendía en un 88% que la diversidad sexual y de género debe ser reconocida e integrada en la sociedad.

¿Cómo ha sido posible esta transformación radical? Los partidos políticos de todas las ideologías no siempre se interesaron tanto por los derechos LGTB como ahora lo hacen –o fingen hacerlo–, y durante muchos años lesbianas, gais, transexuales y bisexuales tuvieron que organizarse para conseguir, primero, la eliminación de la legislación represiva y, después, el paulatino reconocimiento de derechos que llevó hasta la consecución del Matrimonio Igualitario. Pero queda mucho trabajo por hacer hasta la erradicación de la homofobia, transfobia y bifobia, y la mejor forma de comprender el presente y elaborar una reivindicación adecuada con vistas al futuro es conocer nuestro pasado: responder a la pregunta ¿de dónde venimos? puede ofrecer las claves necesarias para afrontar otras cuestiones como quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos.

Este libro ofrece un análisis del desarrollo histórico del «Movimiento LGTB» en el Estado español a través de numerosa documentación y bibliografía y de los testimonios de sus protagonistas; y recupera la genealogía de la lucha social de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en defensa de sus derechos como herramienta para seguir elaborando un discurso reivindicativo que, más allá de un WorldPride, pueda seguir diciendo con la voz bien alta que lo nuestro sí que es mundial.

«El trabajo de Ramón Martínez traza con encomiable precisión una genealogía compleja de lo que es el movimiento. [...] El inmenso valor de ‘Lo nuestro sí que es mundial’ es entrar en los callejones sin salida, en los atajos y en los terrenos pedregosos, en los errores y en los triunfos, contar cómo se ha llegado hasta aquí y rescatar una historia casi olvidada, dando nombres, resucitando voces.» -- Alberto Mira

2017/11/20

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL TABÚ SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD DE GARCÍA LORCA

El tabú sobre la homosexualidad de García Lorca.
Manuel Tirado | Nueva Revolución, 2017-11-20

https://nuevarevolucion.es/el-tabu-sobre-la-homosexualidad-de-garcia-lorca/

La editorial Seix Barral publica ahora una nueva edición de ‘Confieso que he vivido’, las memorias en las que Pablo Neruda trabajó hasta poco antes de su muerte, en 1973, en la que ahora se incluyen textos inéditos del Premio Nobel chileno, entre ellos uno sobre Federico García Lorca titulado ‘El último amor de Federico’, en el que se cuenta la relación que mantuvo el poeta granadino con Rafael Rodríguez Rapún, desencadenante de los ‘Sonetos del amor oscuro’.

Habría que preguntarse la razón por la que Neruda decidió no publicar en los años 70 un texto donde se hablaba libremente y sin ningún complejo de la homosexualidad de Federico. Pues pienso que el chileno, sin duda, creía que la sociedad de aquella época todavía no estaba preparada para conocer esta historia y que sería fatal para la reputación de la obra de Federico. Neruda se hizo la siguiente pregunta: “¿Está el público suficientemente desprovisto de prejuicios para admitir la homosexualidad de Federico?”.

Hoy en día parece que el tema está superado y digo “parece” porque en realidad todavía no lo está. Desgraciadamente seguimos bajo la influencia de cuarenta años del franquismo y de la herencia eclesiástica que todavía hoy, desde los púlpitos, arremete contra los homosexuales. Una herencia que hace que un libro de texto para alumnos de la ESO de una muy famosa editorial nacional no diga que Federico fue asesinado por “rojo y maricón” y simplemente trate de adoctrinar (palabra desgraciadamente muy de moda en estos días) a los más jóvenes en que Federico simplemente “murió” en la Guerra Civil.

Más de ochenta años hace ya de cuando a Federico “se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada”, como dejó escrito Antonio Machado, otra víctima del régimen franquista, que murió solo y exiliado en Colliure, tres años más tarde del comienzo de la contienda, y desgraciadamente todavía algunos se ruborizan frente a la homosexualidad de Lorca.

Cuando no llegaba ni a los cuarenta años de edad cortaron la vida y la obra de un poeta que había llegado a unas cotas de lirismo excepcionales y con su asesinato no nos dejaron disfrutar de su futuras, y ya imposibles, obras. Con la República pasó lo mismo. No dejaron florecer ese grito de libertad del pueblo, esa explosión de júbilo y cultura que se vio reflejada en las misiones pedagógicas y en experimentos teatrales como ‘La Barraca’, etc., ya que tras unos pocos años de luz reflejados en la República, llegaron más de cuarenta años de oscuridad, de dictadura, de “pan y cebolla”, como diría Miguel Hernández, cuarenta años de nacionalcatolicismo del que desgraciadamente todavía sufrimos las consecuencias.

Porque Lorca representaba todo lo contrario a esa España negra descrita por Solana en sus cuadros, de esa España de incienso y procesión, de achicoria y martes de carnaval, de curas sentados a la mesa del señorito del pueblo dilucidando el futuro de las almas de los pobres jornaleros. ¡Ojo! Y Lorca participó de los clichés que se relacionaban con la España de siempre, esa España de toreros y cantaores de flamenco que tanto buscan hoy en día los guiris en las cuevas del Sacromonte granadino.

Pero la visión de Lorca de España y de Andalucía era totalmente distinta a la habitual. Así lo dejó escrito Francisco Umbral en su libro ‘Lorca, poeta maldito’, donde se esboza la idea de que Lorca fue el único poeta maldito de la poesía española, precisamente porque "es el cantor de las tres grandes razas postergadas de nuestra civilización: los gitanos, los negros y los homosexuales".

Lorca, en Granada, está con los gitanos frente a la Guardia Civil, frente al orden establecido. Lorca, en Nueva York, está con los negros, está con Harlem frente a Wall Street. Lorca, en su ‘Oda a Walt Whitman’ y en sus ‘Sonetos del amor oscuro’, libro póstumo y a la vez mítico, canta a la pasión que no se atreve a decir su nombre. Lorca es, radicalmente, “un hombre en contra”. Y ahí es donde radica la diferencia.

Este es el Lorca revolucionario, el Lorca que mataron por rojo y homosexual, el Lorca tan lejano de esa España que trajeron Franco y los curas, esos mismos que trataron de vestirlo y simplificarlo a la imagen del voluble señorito andaluz que tocaba el piano y escuchaba la guitarra. Y por lo que seguramente Neruda no quiso incluir ese texto en sus memorias, porque la gente no estaba preparada para entender que Lorca es el poeta de los olvidados, de los reprimidos, de los perseguidos, de los que se sienten “asesinados por el cielo”, de los que no caben en esta sociedad por amar distinto, por ser distintos.

¡Cuán necesaria sigue siendo tu voz, Federico! Y mucho más en esta España que sigue siendo un país, como bien dijiste en tu monumental poema ‘Grito hacia Roma’, donde “no hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir”. Las cadenas que desgraciadamente nos ponen los de siempre y que nos impiden pensar libre.

2017/11/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | "LA FAMA LES LLEGÓ A LAS GRECAS SIENDO UNAS CRÍAS; LAS USARON Y YA"

“La fama les llegó a Las Grecas siendo unas crías; las usaron y ya”
Saray Muñoz, cantaora del Ballet Nacional, rememora la figura de su madre, mitad del dúo gitano que revolucionó el rock español. Tina será homenajeada el jueves en Madrid.
Elsa Fernández-Santos | El País, 2017-11-16
https://elpais.com/cultura/2017/11/14/actualidad/1510676149_979504.html 

Pocas historias hay en la música española comparables al culebrón de las hermanas gitanas Carmela y Tina Muñoz Barrull, Las Grecas. El brutal impactó que en 1973 causó la canción 'Te estoy amando locamente' —se vendió medio millón de copias, influyó en el legendario ‘Entre dos aguas’, de Paco de Lucía, y dejó boquiabierto al mismísimo Camarón— llega a nuestros días: el tema se sigue bailando y coreando con furia en fiestas y karaokes. Con sus arreglos eléctricos, sus dos voces al unísono y sus peculiares meneos, Las Grecas transgredieron con sus modos y expresiones gitanas. Cuarenta años después, su modernidad se resiste a envejecer.

En 1995, Tina fallecía a los 38 años. Su hija mayor, Saray Muñoz, tenía entonces 19 y este jueves, después de toda una vida intentando digerir el desastre, encabezará en un concierto celebrado en la sala Shoko de Madrid (calle Toledo, 86, a las 21.00) el primer homenaje dedicado a su madre. Cantaora del Ballet Nacional de España desde 2012, Saray (‘Mi niña Saray’, le escribió en una canción su madre) estará acompañada por músicos y bailaores como Jorge Pardo, Farruquito, Rafa6el Amargo, Azúcar Moreno o Mayte Maya. “Las Grecas fueron un vendaval”, dice. “Se vestían como les daba la gana y escribían sus locuras. La fama les llegó siendo unas crías. Las usaron y ya”.

Criada por su abuela Felicitas, una vendedora ambulante “con las uñas muy largas y siempre supermaquillada", Saray creció con la ausencia de su madre. “Yo nací en pleno ‘boom’ de ‘Te estoy amando locamente’ y ella estaba poco en casa. Las dos sentíamos una necesidad mutua que duró toda su vida. Luego se puso enferma y, no sé si con acierto o no, intentaron protegerme. Durante unos años dejé de verla. Hasta la recta final, en la que tuve la suerte de poder acompañarla. Estuve sola con ella porque mi abuela le había cogido miedo, y aunque fue muy duro me alegraré siempre de haber recuperado el contacto”.

Tina Muñoz falleció en un centro de acogida de Aranjuez, después de vivir todo tipo de episodios lamentables derivados de la esquizofrenia paranoide que padecía. “Sobre mi madre se han contado muchas mentiras. Es verdad que la enfermedad la volvía agresiva. Pero se ha hablado demasiado de drogas y alcohol cuando la realidad es que murió de sida. El sida es un tabú en el mundo gitano y por eso no se dice, pero yo no quiero que las mentiras se tapen con más mentiras”.

Saray recuerda que su madre era tan moderna y rebelde —“y eso siendo gitana era muy fuerte”— que las relaciones con los hombres nunca fueron sencillas. “Con mi padre no tuve contacto, era un maltratador. Su historia fue corta y horrible. Sé quién es pero no he querido tratarlo. Entre gitanos cuando pasa algo así las familias no vuelven a mezclarse. Y lo suyo fue brutal. A los 30 años lo conocí, me dio mucho asco. El mejor compañero de mi madre fue un iraní, el padre de su tercera hija, Begoña. Un hombre muy bueno, que la mimaba y cuidaba mucho. Pero ella ya estaba muy mal y acabaron dando en adopción a Begoña. Solo yo y mi hermana Tamara permanecimos juntas. Las pequeñas, gemelas, las dieron también en adopción. Nunca las llegué a conocer”.

De la panadería al escenario
Mientras acaba el espectáculo 'Sorolla', en el Teatro Real, y ensaya ‘Electra’, en La Zarzuela, Saray explica que al principio rechazó la música por instinto. “Yo trabajaba feliz en una panadería de Torrejón hasta que mi tía me llamó para acompañarla en sus giras para revivir Las Grecas. Acepté. La primera vez que me subí a un escenario solo recuerdo una cosa: no me dio ningún corte. Pero aquello no fue una buena idea, y yo lo pasé muy mal, solo abría más la herida que tenía dentro. Y mi tía no me ayudaba. Era incapaz de abrazarme y consolarme. Ganaba 130.000 pesetas por cada concierto, era mucho dinero, pero pagaba un precio mayor. Cuando lo dejé empecé a cantar en un tablao. Solo ganaba 5.000, pero era feliz. Necesitaba estar lejos de Las Grecas. Seguí cantando hasta que entré por concurso en el Ballet Nacional, era mi sueño. Hasta hace poco, era incapaz de decir que Tina era mi madre”.

En estos días, además de organizar el concierto-homenaje, Saray ha visto vídeos de YouTube que hasta ahora le resultaban insoportables. En uno de ellos, de 1984, José María Íñigo entrevista a su madre. Le pregunta por unas fotografías en las que ella sale malviviendo en la calle. La cantante se remanga y con orgullo le responde que ella es una ‘hippie’, que pide dinero y va descalza por la calle porque le encanta. “Busqué una vida diferente para mí. Pero de pordiosera nada, es bonito dormir en la calle”. Saray sonríe: “¡Esa es mi madre!”.

2017/11/03

LIBROS | Calvo Borobia, Kerman | ¿Revolución o reforma? La transformación de la identidad política del movimiento LGTB en España

Calvo Borobia, Kerman (2017) [11-03]. ¿Revolución o reforma? La transformación de la identidad política del movimiento LGTB en España, 1970-2005. Madrid: CSIC.


Esta obra estudia el activismo en defensa de los derechos de las personas lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) en España, en un largo periodo comprendido entre la década de 1970, cuando aún de manera clandestina se puso en marcha este tipo de activismo, y 2005, fecha marcada por la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. A partir de la curiosidad de la sociología por las nuevas formas de protesta y acción colectiva, el trabajo presta particular atención a los objetivos y las aspiraciones de un movimiento social que ha sido decisivo en la defensa de los intereses del colectivo LGTB español. Mediante una investigación detallada de los orígenes, evolución, repertorios de protesta y marcos de movilización impulsados por estos activistas, no solo se recorre una historia aún poco conocida, sino que, principalmente, se aspira a explicar la transformación del movimiento LGTB español en un miembro del sistema político: es decir, en un actor comprometido con el tipo de juego institucional definido por la búsqueda de objetivos políticos vistos como legítimos, la renuncia a formas de protesta disruptivas y, en general, la aceptación de los protocolos diseñados por las instituciones para la normal defensa de intereses en la esfera pública. En la apuesta por el reformismo y el pragmatismo, el activismo LGTB ha ido abandonando paulatinamente su alma más revolucionaria, en un proceso que ha sido complejo, a menudo traumático, pero al mismo tiempo decisivo para entender muchos de los cambios recientes indisolublemente ligados a las decisiones estratégicas y organizativas del activismo LGTB español.

2017/10/09

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | VICENTE MOLINA FOIX: "SOLO AMÉ UNA VEZ"

Vicente Molina Foix: “Solo amé una vez”.
En 'El joven sin alma', el escritor ajusta cuentas con su juventud. Desdoblándose para convertirse en personaje, recrea su relación con Terenci Moix y las alegrías y tristezas de los 'Nueve novísimos'.
Juan Cruz | El País, 2017-10-09
https://elpais.com/cultura/2017/10/09/babelia/1507538057_694863.html 

No hay trampas en este libro, aunque haya ficción. 'El joven sin alma' (Anagrama) es la historia personal de Vicente Molina Foix. En primera persona, aunque empiece (y acabe) siendo él dos Vicente, afrontados por un espejo inquietante. Los nombres propios (Pedro, Guillermo, Ramón, Ana, Leopoldo) son los nombres que tuvieron entonces, en los años 60 del siglo XX, algunos de los escritores más notorios de la generación del autor que es, él lo dice, “el joven sin alma”. Él tuvo amores con Ramón, que pasó luego a la historia como Terenci Moix. El resto (Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, el citado Terenci, Ana María Moix, Leopoldo María Panero) son los amigos de Vicente. Es una historia, tantas veces triste, de amores y de amistad y de cine y de alegría de un grupo que, en parte, consagró Josep Maria Castellet en ‘Nueve novísimos’.

Pregunta. Eran la ‘coqueluche’.

Respuesta. Así lo bautizó Castellet, sí. En el libro se habla de este grupo, del personaje llamado Vicente cuando los encuentra. Es una novela muy de formación porque es la historia de cómo se forma una conciencia: un grupo de personas en el tiempo de un cambio no sólo político, aunque haya política, sino sobre todo moral y personal, de un cambio de vida.

P. Existe un juego literario, el de los dos Vicentes. ¿Quién es Vicente Molina-Foix de los dos?
R. No es un ‘alter ego’, ni un super­ego ni un ego. Hay un narrador que es Vicente, el protagonista del libro y también vividor de lo que se cuenta, un verificador. Lo dice al principio: “Yo no me voy a llamar de ninguna manera”. Y nunca se dice quién es, aunque se sabe que es él mismo. Me gustó hacer este juego, y tiene esta finalidad: que el Vicente con nombre y apellido quiere ser personaje en este libro, no quiere ser autor. Soy autor y personaje.

P. ¿Cuál de los dos vive ahora con usted?
R. Yo sigo siendo el primero, el que tiene la memoria interior de todo aquello, el que retrata todas las cosas; igual que sucede en ‘El abrecartas’, aunque yo no lo sabía, ahí no soy yo, soy el que escribe las cartas de todos los personajes. En este caso yo he vivido muchas de las cosas, desde mi encuentro con Cela en mi adolescencia al conocimiento de unas hermanas bellísimas y a mi descubrimiento de un grupo de personas que me cambió la vida cuando entré en contacto con ellas en Film Ideal. Esa es la persona que soy. Pero como el libro no es una memoria ni una autobiografía, sino una novela, una novela romántica, he tenido una enorme libertad.

P. “Sin alma”. El apellido del título es muy terminante. ¿Es así como se ve?
R. Me veo sin alma en el sentido amoroso de la palabra, en el sentimental, porque la novela tiene una parte sentimental muy importante. No me veo como una persona desalmada. El “sin alma” es, además, una manera de hablar de los personajes; disfruté mucho siendo personaje, tratándome de personaje. De todos los personajes de este grupo de seis, Vicente es el que menos ama, el que no sabe amar, el que ama el cine, la amistad, sus vivencias, su ideología, sus abrigos, pero no se entrega amorosamente en una novela en la que todos los demás, excelentes escritores en la realidad conocida, saben amar y de alguna forma viven pendientes del amor. Únicamente en ese sentido se dice “sin alma”.

P. ¿Usted era así?
R. Sí. Yo solamente he amado, lo que se dice amar, una vez en mi vida. Las otras veces no es que hiciera cabronadas, al menos no intencionadamente. No. Yo no sabía amar, o quizá no me interesaba tanto amar durante un periodo. Ese es el joven sin alma. Luego el personaje cambia, claro, en todo caso esa es también otra de las maneras por las que yo los veo unidos; se cuenta en ‘El invitado amargo’ (que con ‘El abrecartas’ constituye una especie de trilogía): ahí sí hay amor.

P. Hay muchas referencias a la carencia de alma. Como si fuera una autocrítica.
R. Sí, es una autocrítica. El libro tiene autocrítica en la parte que corresponde. Ahí es muy importante que un Vicente le diga al otro que no mienta. Se habla de un tiempo en que el joven no traiciona, sino que no sabe llegar. No es la historia de una traición ni de una maldad premeditada. Mis amigos estaban suicidándose continuamente por amor… Los demás tomaban cosas y amenazaban con irse de este mundo. Y mi carácter siempre fue un poco más frío, más prudente.

P. ¿Y no hay ego? Escribe usted: “1969. Y todos habían publicado menos yo”.

R. Es una declaración muy verdadera. Ahí me reivindico como un alumno, he sido siempre muy buen alumno. Ahora que ya tengo una edad muy provecta hago una especie de mirada sobre la vida y me doy cuenta de que para mí el elemento creativo, en mi carácter y en mi obra, ha sido el aprendizaje de gente que he tenido la suerte de tener como maestros, algunos mayores, pero algunos de mi edad. Pedro, Ramón, Ana, Leopoldo, Guillermo fueron maestros coetáneos… Luego los he tenido de todas las edades. Y eso de no haber publicado como ellos no eran celos, quizá si lo hubieran sido me hubiera apartado de ellos: la mía era una voluntad de impregnación.

P. Ramón le dice: “Presumido indeciso”. Ana María le espeta: “Vicente, eres un triste, no morirás joven, lo cual no significa que serás un triste para siempre”. Ahí se quiebra el ego...

R. No, el libro no es egocéntrico. Es lo que más he trabajado, no sólo contar la trayectoria de Vicente, sino la vida de este con otras personas. Pedro va a presentar el libro en Barcelona: creo que es la primera vez que un personaje de ficción presenta un libro. Él dice que se ha reconocido cuando habla, aunque no del todo. Es muy importante en el libro Guillermo Carnero, que aún no lo ha leído. Otros por desgracia han muerto. Y para mí era fundamental crear compactadamente esta aventura que nos junta entre 1964 y 1969, el periodo que en realidad cubre el libro con mayor extensión. Y las voces están escritas por mí o, en el caso de algunas de las cartas, reescritas por mí, para darles la verdad que yo mismo me doy a mí mismo. Para darles una densidad que no traicionara su verdad.

P. ¿Y es un libro triste?
R. Es un libro lleno de humor. El arma de construcción masiva de mis libros y de mi vida es el humor; me considero un humorista, si no fuera tan tímido querría dedicarme a ser humorista en la tele. Pero al mismo tiempo hay una tristeza que es consustancial a mi carácter, una especie de pesimismo o melancolía contra la que yo mismo lucho con el humor. No lo quita pero lo palia un poco y lo hace más llevadero.

P. Con todos esos personajes tuvo mucha relación. Con Ramón (Terenci) hay una ruptura dramática. ¿Volvió la amistad o aquella se rompió?
R. Volvió la amistad. Con Ramón tardó tiempo pero volvió; con Pedro y el personaje llamado doctora Mabuse, se produjo el corte que se cuenta. Volvió con Guillermo Carnero, con el que no hubo ningún incidente, simplemente nos separamos por la vida. Y con la persona con la que más crisis hubo fue con quien probablemente fue mi mejor amigo de todos ellos, Leopoldo María. Con Leopoldo viví durante un periodo corto una relación de una intensidad amistosa enorme. Me deslumbró mucho Ramón, me intrigó mucho Ana María, también Pedro con su cultura y su manera de ser. Pero el Leopoldo que yo reflejo en el libro fue verdaderamente la persona más refulgente de aquel periodo. Me deslumbró, pero luego se apagó el fuego.

P. ¿El libro le ha servido para recuperar el alma?
R. Sí, yo creo que me he planteado muchas dudas sobre mí mismo; también coincide que el libro está escrito a una edad en la que uno tiene que hacer balances de todo tipo. Creo que si al lector de este libro, el que no haya leído nada mío antes, le interesara y le intrigara, podría volverse a ‘El invitado amargo’, porque ahí se da respuesta a esa pregunta; aquella sí que fue una relación en la que el autor se implicó y luchó mucho. No llegó a suicidarse porque yo no soy del género suicida, y eso es una especie de predisposición, pero tuve un gran sufrimiento.

P. Es la vez que usted amó.
R. Sí, esa es la vez que amé, exacto.

2017/09/26

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | CÉSAR MANRIQUE: DIVINO, SANTO Y PECADOR

El Mundo / César Manrique //

César Manrique: divino, santo y pecador.

Hace 25 años (y un día) falleció en un accidente de tráfico un creador simpar. Provocativo, deslenguado, libre. Llegó distinto tras un viaje que hizo a EEUU y se dedicó a hacer de la isla de Lanzarote toda una obra de arte.
Luis Alemany | El Mundo, 2017-09-26
https://www.elmundo.es/cultura/2017/09/26/59c96ecf46163f2f1a8b45da.html 

César Manrique se despertaba temprano, iba a nadar, hacía ejercicios de anillas "como los que hacen los gimnastas en los juegos olímpicos", pintaba en el taller, bajaba a su Almacén en Arrecife (una mezcla de oficina, galería de arte y cine-club) y recibía allí a invitados, a periodistas y a políticos. Por las tardes volvía a su casa de Tahiche y se instalaba en su cuarto de estar, hecho de piedras volcánicas y cojines acharolados, el lugar en el que, según la leyenda, organizaba interminables orgías. Y, entonces, le decía a su ayudante, Carmensa de la Hoz: "Carmensa, ¿Bette Davis o Greta Garbo?". La casa de Tahíche tenía uno de los primeros reproductores de Beta Max que se vieron en España y, gracias a él, Manrique, el supuesto dios Baco de Lanzarote, podía gastar sus tardes en ver ‘La reina Cristina de Suecia’ y películas de ese estilo junto a una veinteañera que llevaba con la boca abierta desde la escena de las anillas. No había orgías. No se fumaba. Sólo se bebía café.

El novelista Manuel Puig se habría vuelto loco de felicidad si hubiera podido asistir a un solo día en la rutina lanzaroteña de César Manrique. El artista canario, héroe ecologista, icono gay, santo y pecador, murió hace 25 años y un día en un accidente de tráfico y, ahora que ya ha pasado el tiempo y la tragedia queda lejos, su historia se puede contar como si fuera una ópera italiana.

Vamos por el principio: César Manrique nació en 1919, en una familia educada de Arrecife. Fue a la guerra con el ejército rebelde y, cuando volvió, quemó su uniforme en la azotea de su casa. Estudió dos años en La Laguna y después se marchó a Madrid a hacer Bellas Artes en la Academia de San Fernando. Conoció a una mujer llamada Pepi Gómez, se casó con ella y juntos se subieron a la espuma de la primera generación de arte abstracto español. La famosa exposición pionera de la galería Clan de Madrid, en 1954, contaba con él en sus paredes. Aunque su papel era secundario.

¿Qué cambió la vida de César Manrique en los siguientes años para disparar su carrera? Hay dos teorías que, a simple vista, parecen compatibles.

Carmensa de la Hoz recuerda que Pepi Gómez murió en esa época y que el artista quedó desolado. Para salir de la depresión, su primo Manolo, psiquiatra, le recomendó un cambio de aires y Manrique se acordó de los amigos neoyorquinos que había hecho en el pequeño mundo del arte de vanguardia. Hasta el magnate Rockefeller había coincidido con él en alguna fiesta y le había invitado a visitarlo en Manhattan. Eso hizo. "En Nueva York se movía en un círculo de artistas latinoamericanos, muchachos pudientes que vivían la bohemia. Mauricio Aguilar y Waldo Díaz-Balart fueron muy amigos suyos. En esa época fue muy feliz y pintó algunos de sus mejores cuadros", recuerda De la Hoz. En América, además, Manrique se acostó por primera vez con un hombre. "Él lo contaba con mucha naturalidad: 'Yo me entregué. Quería ver qué era eso'. Lo que era le gustó. Sobre todo, le gustaban los cuerpos, los apolos, fueran hombres o mujeres".

El otro gran cambio en la vida de Manrique fue casual. Un día, en los primerísimos años 60, el canario fue a comprar lienzos a una tienda de Madrid. En la cola empezó a hablar con otro cliente. "Los dos estaban en el informalismo, en cierta actitud política contestataria. Conectaron y quedaron en contacto", explica el arquitecto Jacobo García Germán, que en 2016 fue comisario de la exposición ‘Fernando Higueras. Las Salinas’. En efecto: el hombre de aquel encuentro era el otro gran dionisio de aquella generación, Fernando Higueras, el mejor socio que tuvo Manrique.

"Higueras era entonces un arquitecto joven y con éxito, estaba en la onda de Fullaondo y de la revista ‘Nueva Forma’. Tenía cierta vocación comercial y llevaba buenos contactos y clientes. Estaba casado con la hija de un catedrático de Arquitectura y era un hombre muy formal, no tenía nada que ver con la imagen disparatada que luego se construyó", explica García Germán. "Manrique se dio cuenta de que su nuevo amigo era un arquitecto al alza y le invitó a visitar Lanzarote. Le decía: 'Tienes que ver aquello'". Y en 1962 embarcaron juntos. Manrique e Higueras emprendieron ese año un "viaje iniciático" que cambió sus vidas.

La teoría de García Germán es que fue Higueras quien abrió los ojos de Manrique a lo obvio: Lanzarote debía ser el tema al que dedicara su carrera. "Por ejemplo, el Mirador del Río tal y como lo conocemos, es una intuición de Higueras. Hay un croquis suyo que luego siguió César". Más allá de obras concretas, los dos comprendieron en ese viaje que Lanzarote era "un mundo encerrado en sí mismo que podía ser un laboratorio para el arte, un lugar donde construirse su ‘isla del tesoro’. Podía ser salvaje y artificial, podía ser la lascivia y la pureza, podía ser el turismo y la arquitectura popular".

Higueras, por su parte, se desinhibió en ese viaje: se divorció, empezó a desafiar todos los convencionalismos sociales y a hacer arquitectura cada vez más arriesgada hasta convertirse en un mito lleno de claroscuros. Pero esa es otra historia.

Manrique no era arquitecto, aunque, según García Germán, aprendió a opinar, primero, y a tomar decisiones después. Así funcionaba el artista lanzaroteño, a base de intuiciones. "César no era un intelectual, lo decía él mismo. Le llegaban los libros y llamaba a Pepe para que se los contara", cuenta Carmensa de la Hoz.

Pepe, esta vez, es Pepe Dámaso, artista grancanario, 14 años más joven que Manrique, protagonista de una preciosa retrospectiva en el CAAM de Las Palmas de Gran Canaria, este mismo año. Carmensa de la Hoz fue la comisaria.

"Yo fui a ver a César cuando la exposición en Clan, en 1954. Ese año estaba en el cuartel de Cuatro Vientos, hacía la mili en Aviación, y quise conocerlo. Me acuerdo de que Carlos Edmundo de Ory había escrito un texto para la exposición y también estaba por allí", dice Dámaso. "De César recuerdo el amor y la pasión con la que defendió su isla, la manera en que lo dio todo para que Lanzarote siguiera existiendo. No hubo homosexualidad entre nosotros. Hubo el cariño de dos hombres que amaban Canarias y el arte".

Dámaso fue el amigo que, durante los años de Nueva York, avivó en sus cartas la nostalgia por Canarias. Después, se convirtió en uno de los grandes defensores de su obra plástica. "Cuando querían atacar a César atacaban a sus cuadros y él sufría mucho por ello. Era injusto: César era un gran artista con cualidades que se adelantaron a su tiempo".

Manrique tenía enemigos, no es ningún secreto: era homosexual y deslenguado. Fue desafiante y después fue poderoso. Durante años, se comportó como el comisario estético de su isla. Reñía a los arquitectos, reñía a los ministros, utilizaba su fama en los medios y exhibía sus amistades en el gran mundo. ¿Fue para bien aquel reinado de Manrique-‘Turandot’? Cualquiera que visite o viva en Lanzarote sabe que, como mínimo, algo bueno quedó.

2017/09/13

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 37 AÑOS DE LUCHAS POR LA LIBERTAD SEXUAL EN NAVARRA

37 años de luchas por la libertad sexual en Nafarroa.
Ocho años después de una ley pionera que no provocó apenas avances, el Parlamento de Navarra aprueba un nuevo texto. ¿Pueden las administraciones sincronizarse con las agendas del movimiento?
Santxikorrota | Hordago, El Salto, 2017-09-13
https://osalto.gal/lgtbiq/lgtbi+-37-anos-de-resistencia

El Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona no son el Estado de Israel, cuyo ‘pinkwashing’ utiliza los derechos de la comunidad LGTBI+ como coartada para justificar la estigmatización del pueblo palestino. Tampoco tienen mucho que ver con la Comunidad de Madrid, patrocinador oficial principal del mercantilizado World Pride Parade de este año, evento mundial que con sus 52 carrozas, ha convocado a tres millones de manifestantes de todo el planeta. Cada territorio produce sus propios procesos sociales, políticos e institucionales y más que forzar las analogías con otras escalas, lo necesario es extraer claves para determinar en qué medida las nuevas leyes autonómicas forales e infraestructuras administrativas locales, por citar los dos hechos más relevantes de este año, van a sincronizarse con las demandas y estrategias del movimiento LGTBI+.

¿Son conquistas que convertidas en cajas de resonancia y de manera seminal, alumbrarán nuevas agendas de derechos, generarán más espacios de libertad, y robustecerán las posiciones emancipadoras en el debate ideológico?, ¿o, más bien, en lo esencial se trata —salvando los destellos iniciales— de concesiones cuya naturaleza y límites operarán puliendo las aristas más incomodas de la agenda movimentista para, sobre todo, producir los patrones e imaginarios LGTBI+ normativos y aceptables para el capitalismo global integrado realmente existente? Y, por último, pero no por ello menos importante, ¿en qué medida los dispositivos jurídicos y asistenciales de la gobernanza progresista responsable van a componerse con los nuevos cuerpos precarios mayoritarios —pero socialmente desplazados— o con los circuitos migrantes y/o marginales de las periferias?

Los antecedentes están ahí. En 2009 se aprobó la pionera ‘Ley Foral de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales’ cuya materialización se ha reducido a una asesoría psicológica y poco más. Ocho años después, la mayor parte de medidas y disposiciones no han sido desarrolladas y los avances sociales claros atribuibles al mencionado articulado son inexistentes. Como señala Luna Martinicorena, activista de Lugatibe, “el marcador para determinar el impacto de las nuevos marcos legales son las partidas presupuestarias asociadas: sin ellas no hay nada”. Otras estadísticas han experimentado pocas variaciones. Por ejemplo, la tasa de suicidios entre menores a quienes en su infancia se negó su identidad sexual sentida, continúa en el 40%.

El pasado ocho de junio, en la estela de la medida anterior, el Parlamento de Navarra dio luz verde a la ‘Ley Foral de igualdad social de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales (LGTBI+) y de políticas públicas contra la discriminación por orientación sexual, expresión de género e identidad sexual o de género en la Comunidad foral de Navarra’. La nueva norma va a promover la participación en espacios sociales e institucionales, se compromete a proteger a menores, jóvenes y adolescentes en situaciones vulnerables, asume la reparación de injusticias históricas, garantiza el acceso a derechos reproductivos y sexuales, incorpora contenidos específicos en la educación superior, y reconoce la heterogeneidad familiar en los ámbitos judicial y administrativo navarros, entre otras medidas. En este caso, como en el anterior, el impulso de los colectivos sociales ha sido determinante y, sobre el papel, se formalizan avances notables (a pesar de la deriva punitivista reconocible en su prolijo y difuso capítulo sancionador).

Apenas tres semanas después y en vísperas de la manifestación anual, se inauguraba Harrotu en Iruñea. El centro municipal, gestionado por Kattalingorri a través de un convenio, sigue la línea de iniciativas similares que ya existen en Madrid y Barcelona, y desarrolla dos líneas de trabajo: la información y atención sexológica y psicosocial (orientación sexual), y la atención sexológica específica de transexualidad (identidad de género); y como infraestructura y soporte de cara a colectivos demandantes de apoyo. Tanto el perfil del personal como los objetivos generales impregnan al proyecto de una inequívoca dimensión activista. Entonces, ¿en qué manera y con qué criterios es recomendable evaluar este proceso de profesionalización e institucionalización?

Un poco de historia
El movimiento —de gays y de lesbianas en primera instancia— inició su andadura a finales de los años setenta y con el paso del tiempo se ha ido articulando en diferentes formatos. Las primeras experiencias correspondieron a EHGAM (Euskal Herriko Gay-Les Askapen Mugimendua), grupo mayormente conformado por hombres-; y Lumatza, formado por mujeres y que, tras atravesar diversas etapas, ha continuado hasta la actualidad. Según Oskar Sada, integrante del primer colectivo, aquellas asociaciones originarias “nacieron como respuesta a la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que criminalizaba al colectivo LGTBI+ y que no fue completamente abolida hasta 1995”. Durante el siglo pasado, se combinaron la demanda de cambios sociales, políticos, económicos y culturales, junto con las campañas anti-discriminatorias por motivos de orientación sexual o de identidad de género y por el reconocimiento social en cualquier ámbito.

Más tarde se constituyeron iniciativas menos extensas en el tiempo como Gehitu, Ilota Ledo —que trabajó las reivindicaciones del colectivo transexual relacionadas con la cobertura del proceso de reasignación sexual en la Seguridad Social, y con la demanda de legislación vinculante para las distintas administraciones— y, más recientemente, han surgido entidades como Chrysallis (asociación de familias de menores transexuales), Transkolore (asociación de personas trans de Navarra), o Lugatibe (Asamblea Transmarikabollo de Navarra, compuesta por el activismo más joven y cuyo eje de intervención es el combate de la LGTBI+fobia). La discusión sobre la convivencia de hombres y mujeres en los colectivos LGTBI+ sigue vigente: algunas activistas siguen detectando dinámicas propias del patriarcado dominador que favorecen los liderazgos masculinos y subordinan a las mujeres.

Durante todos estos años, la plataforma E28J ha aglutinado a gran parte del tejido asociativo de Iruñea alrededor del Día de las Libertades Sexuales, a finales de junio. En segundo lugar, a una distancia considerable de la fecha central en el calendario LGTBI+, se sitúan las innumerables actividades e iniciativas llevadas a cabo en estas décadas. En su momento, tuvieron gran resonancia hechos como el outing realizado a Gabriel Urralburu (entonces presidente del Gobierno de Navarra), la insumisión marica durante la campaña contra el Servicio Militar Obligatorio, la campaña de apostasía a la Iglesia católica, la lucha contra el SIDA (como herramienta para la supervivencia) o, más recientemente, la respuesta en marzo de este año contra el autobús del odio (a los menores transexuales) de Hazte Oir.

Así mismo, el debate de ideas ha ido produciendo sus eventos y puntos de inflexión. Divergeneranitzak se constituyó en 2011 para “trabajar contra el sexismo y las sexo-fobias, para enfrentarnos, una vez más, a cátedras y altares, y para seguir construyendo nuestra liberación” y desplegó una doble propuesta en febrero y agosto. Primero, en respuesta al “I Congreso Internacional de Ideología de Género” que organizó la Universidad de Navarra en torno a la familia, por medio de unas jornadas que, a modo de contraforo, visibilizaron una alternativa a la propuesta heteropatriarcal de los sectores más conservadores (con cine-fórum, presentaciones de libros, recitales, charlas, manifestaciones y fiestas... y donde se habló de inquisición, deseos desordenados, cuerpos divergentes, post porno, transfeminismo, o dinámicas queer). Más tarde, ya en verano, y al calor a los días previos a la Jornada Mundial de la Juventud que la Iglesia Católica organizó en Madrid, promoviendo la campaña “Yo no os acojo, Ez zarete ongietorriak, You are not welcome”, dedicada a los miles de integristas que visitaron la ciudad en pleno mes de agosto.

En algún momento, sin embargo, el movimiento LGTBI+ empezó a analizar una realidad cada vez más acuciante: el aumento de las personas que se acercaban —mediante visitas, cartas, llamadas telefónicas o correos electrónicos— para expresar su malestar, soledad, las distintas discriminaciones que padecían, o para denunciar las agresiones de las que había sido objeto. Esas solicitudes de ayuda y comprensión eran escuchadas y muchas personas pasaban, tras la fase de acompañamiento, a formar parte de la comunidad, pero otras requerían, además, una atención personal y profesional que el activismo no podía proporcionar. El debate se instaló en el movimiento.

¿Qué hacer?

Las discusiones fueron decantándose, mayoritariamente, hacia la idea de crear un servicio de atención profesionalizado a las personas LGTBI+. En 2003 se materializó Kattalingorri, que tal y como afirma Xabi Sánchez, militante de la entidad, “tenía la vocación de entablar un diálogo con la administración pública para que la estructura fuera profesionalizada y apoyada institucionalmente”. A pesar de todo, el proceso fue lento y tortuoso, y estuvo sometido al vaivén de las lógicas parlamentarias. De hecho, la mayoría conservadora del Parlamento Navarro rechazó la elaboración de una ley que incluyera la creación de una oficina de atención LGTBI+ en dos ocasiones (2010 y 2013). Finalmente, la llegada de los gobiernos del cambio ha permitido su materialización.

Todavía es pronto para evaluar los resultados de los nuevos cuerpos legales y de las nuevas dotaciones llamadas a proteger los derechos de las personas LGTBI+. Habrá que ver, además, si se produce la misma desmovilización que generó a nivel estatal la aprobación de la Ley de Zapatero de 2005 (que modificó el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio) cuando, como tantas veces, el mundo activista descargó sobre las instituciones liberales burguesas demasiadas responsabilidades y legitimidades.

En definitiva, Harrotu y las dos leyes aprobadas son la decantación de casi cuarenta años de lucha LGTBI+ en la Comunidad Foral. Cuatro décadas de palizas, humillaciones, invisibilización y clandestinidad, pero también de dignidad, coraje, tenacidad y alegría de vivir. Son conquistas que obedecen a la acumulación política de toda una época. Ahora bien, las nuevas tendencias globales y locales, en particular el aumento de las agresiones y de la LGTBI+fobia (consecuencia de la mayor visibilización y del empoderamiento de la comunidad), singularmente preocupantes en todo lo asociado al bullying escolar, van a someter —están sometiendo ya— el esquema de trabajo político del movimiento a un examen donde desterrar la autocomplacencia y apostar por el rigor analítico serán esenciales. Ahí se verá si lo construido eran rampas de lanzamiento con posibilidades reales de cara al futuro o si más bien se trataba de pistas de aterrizaje. Y, sobre todo —una vez más—, será nuclear entrar a valorar el papel de lo público en los conflictos que se avecinan, y su relación con el contrapoder del movimiento.

En busca de la Q perdida
¿Qué de Queer?, ¿pero qué pasa con la “Q” de queer? En la inclusiva macedonia de letras que componen las siglas LGTB(Q)I, la Q tiende a desaparecer... Cierto es que ese conjunto de siglas no solía incluir otros matices como la P (Pansexuales) o la A (Asexuales) y que, más recientemente, se empezaba a incluir el signo + como expectativa abierta de nuevas variantes, pero la Q ha dejado de aparecer, especialmente en la denominación de los centros institucionales o parainstitucionales. Quizá la creciente normalización de la lucha igualitaria, reconocida y fijada en unas siglas, está dejando fuera la Q porque, en gran medida, lo queer desea permanecer fuera de toda normalidad, afirmando su “estatus de paradoja”, como torcido, bizarro y raro también frente a las tentaciones de asimilación de su propio triunfo. Como señala Guy Hocquenghem: “La homosexualidad no existe y existe al mismo tiempo. Es su mismo modo de existir lo que pone de nuevo en cuestión la certeza de su existencia”. Esto es, si la homosexualidad/lesbianismo y, por extensión, la identidad de género tiene un carácter performativo y es en definitiva un constructo cultural, lo queer como entidad conceptual crítica también lo es y, en buena lógica, ha de desaparecer o, a lo sumo, camuflarse como clandestina y ambigua literatura activista o deconstruccionista. Otra cuestión es si esta desaparición o caída en desgracia anuncia una normalización general de las luchas del género, que en aras de conquistas estratégicas de derechos, espacios y reconocimientos mayoritarios, arrinconan su lado más salvaje, acaso en busca de esa trampa que es la civilización como “captura del deseo”. Así, cuando crucemos el umbral de un nuevo centro LGTBI+ donde la Q haya desaparecido —como en Harrotu— estaremos entrando en el espacio de la paradoja. Siempre que hay una ganancia, hay una pérdida, ¿o no?

2017/08/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ANDALUCÍA Y LA MEMORIA HOMOSEXUAL

Primera mani del Orgullo Gay, Barcelona, 1977-06-26 //

Andalucía y la memoria homosexual.

‘Sería un error que el 40 aniversario de las manifestaciones en defensa de las personas homosexuales se convirtiera en una competición’.
Pablo Morterero | El Plural, 2017-08-16
https://www.elplural.com/autonomias/andalucia/andalucia-y-la-memoria-homosexual_107918102 

1977 y, especialmente, 1978, adquiere en el imaginario LGTBI español una perspectiva épica, ya que en dichos años se celebraron las primeras manifestaciones en defensa de las personas homosexuales, que culminó con la aprobación el 26 de diciembre de 1978 del Real Decreto Ley que eliminó la homosexualidad de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Este año 2017 y, especialmente, en 2018 celebramos el 40 aniversario de estas efemérides, y es una ocasión propicia para que el movimiento LGTBI español haga balance de los avances que las personas homosexuales, bisexuales y transexuales hemos alcanzado, de los debates que durante aquellos años se produjeron en torno a la liberación homosexual y también de reconocimiento de aquellos y aquellas valientes que desafiaron una durísima realidad política, legal, social y familiar para tomar y dar voz a aquellos que desde el principio de los tiempos habían sido mirados con sospecha o directamente torturados, humillados y asesinados.

Lucha individual
Por desgracia fue una lucha más individual que colectiva, por mucho que en aquellos años aparecieran las primeras organizaciones LGTBI. Iniciativas tan frágiles como la propia vida de las personas que las encabezaban, amenazadas por una ley infame, la de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que vivían en una sociedad en la que más del 80% de sus ciudadanos consideraba que la homosexualidad debería ser eliminada, y cuya integridad física y social estaba siempre al filo de la navaja, en riesgo permanente de ser expulsados de sus trabajos, reprobados por sus familias, encarcelados o exiliados.

Por eso sería un error que esta efeméride se convierta en una competición entre los supervivientes de aquella lucha por ser considerados los primeros o los más importantes. Todos y todas las que lucharon en aquellos años por los derechos y la dignidad de las personas LGTBI deben tener nuestro reconocimiento y nuestra admiración.

La decepción
En Andalucía, la fragilidad propia de aquel movimiento, que desembocó en su agotamiento a partir de los ochenta debido la decepción de muchos por la falta de un mayor respaldo por las fuerzas de izquierda, la emigración e incluso por culpa de la terrible pandemia del SIDA a finales de la década, hace que hoy, cuarenta años después, apenas se conserven materiales de aquella época.

Hay que apelar a la siempre voluble memoria de los protagonistas, muchos de ellos de edad avanzada, a lo poco publicado en la época por una prensa casi siempre hostil y a algunos estudios universitarios y monografías lastradas por estos mismos males.

Reconstruir la memoria
Ahora la obligación del movimiento LGTBI andaluz, y de las administraciones públicas como el Instituto Andaluz de la Memoria Democrática, es reconstruir esa memoria, ponerle cara, recuperar argumentos, rescatar experiencias vitales, no como un ejercicio hedonista o melancólico, sino como instrumento para conocer aquella historia que nos llevó a conseguir que España sea uno de los países del mundo donde mayor aceptación social existe hacia la diversidad sexual.

En Andalucía, como en el resto de España, la muerte del dictador abrió una ventana de esperanza que lamentablemente fue frustrada por unos partidos de izquierda no estuvieron a la altura de sus esperanzas. Ni siquiera la apuesta del Partido Comunista por la derogación de la Ley de Peligrosidad puede ocultar que en aquellos mismos años la formación hegemónica de la izquierda durante décadas expulsaba a militantes por su orientación sexual.

Una organización pionera
Esos dos míticos años estuvieron marcados por algunos hechos que tenemos la obligación de recordar y compartir con las nuevas generaciones. La fundación en Málaga de la primera organización gay de Andalucía, la Unión Democrática de Homosexuales (ABC, 14/01/1977) encabezada por cuatro muchachos (un estudiante de teología, un alumno de una academia de peluquería, un auxiliar administrativo y un comerciante) a principios de 1977, dio lugar a la que creo fue la primera acción reivindicativa callejera de Andalucía: el reparto de pasquines en la zona universitaria del Egido el 13 de enero de ese año.

Aquel 1977 continuó con la presentación de 6.000 firmas dirigidas al ministro de justicia de la época pidiendo la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, con la participación entre otros del Movimiento de Liberación Homosexual de Granada y de la Unión Democrática de Homosexuales de Málaga, como se difundió en la rueda de prensa ofrecida el 21 de mayo en la sede del Club de Amigos de la Unesco (El País, 22/05/1977).

Y como hecho más importante de aquel año, la primera manifestación del Orgullo Gay en Barcelona, el 26 de mayo [i.e. junio]  de 1977.

Málaga cede el testigo a Sevilla
Si 1977 fue el año de Málaga, en 1978 el testigo pasaría a Sevilla, donde durante su invierno tuvieron lugar dos hechos relevantes. Por un lado, la primera de las mesas redondas organizadas por el Aula de Cultura de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, celebrada el 1 de marzo, estuvo dedicada “a los sectores marginados de la sociedad”, en la que participaron “un homosexual, un preso y una feminista” (ABC, 22/02/1978). Por primera vez, la homosexualidad entraba en la Universidad de Sevilla como objeto de debate, aunque fuese a costa de su señalamiento como “marginación social”.

Por otro lado, en febrero de 1978 se veía en la Audiencia Provincial de Sevilla la que era la primera demanda en España para el cambio de la inscripción registral de sexo de una mujer transexual, conocida civilmente como Eduardo H.A. (la prensa de la época no facilitó su nombre real) que habiendo obtenido una sentencia favorable por parte del juez Cámara Carrillo, a pesar de la oposición del fiscal, vio recurrida la sentencia (ABC, 22/02/1978).

Un encuentro decisivo
Y fue gracias a la celebración en esta ciudad, el 7 de junio de 1978, del tercer encuentro de la coordinadora estatal de organizaciones homosexuales cuando Sevilla alcanzó el protagonismo de la lucha a nivel estatal.

Con el objetivo de conseguir que la nueva Constitución se recogiera la no discriminación de las personas por razón de su orientación sexual, junto a la habitual exigencia de derogación de la ley de Peligrosidad, y la libertad de expresión y el respeto al derecho de toda persona a vestirse y adornarse como quiera y a la libre disposición de su propio cuerpo, acudieron la Coordinadora de Colecttius d´Alliberament Gai, el Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua, el Frente de Liberación Homosexual de Castilla, el Frente de Liberación Homosexual Galego, el Frente Revolucionario de Liberación Sexual de Murcia, el Front D´Alliberament Gai de Catalunya y el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria de Andalucía.

Somos hombres
Si en la presentación de la Asociación Democrática de Homosexuales de Málaga, los cuatro gais querían dejar claro que “a la gran mayoría [...] no nos interesa cambiar de sexo; nos aceptamos así como somos. Nos consideramos hombres” (Blanco y Negro, 26/01/1977), el titular del artículo del ABC del que daba cuenta del encuentro en Sevilla de la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español era “Los travestis piden que la Constitución reconozca sus derechos” (ABC 08/06/1978).

El 25 de junio de aquel mismo año, Sevilla y otras capitales se unieron a la celebración del Día Internacional de la Liberación Homosexual, que había iniciado Barcelona el año anterior, con un mitin en la sede de CCOO en la calle Calatrava, seguida de una manifestación que partiendo de la citada sede del Sindicato, atravesó la ciudad hasta el Prado de San Sebastián para concentrarse frente al Palacio de Justicia, con las reivindicaciones aprobadas en el encuentro estatal celebrado días antes en Sevilla.

Una bandera en la Giralda
Impactante tuvo que ser contemplar colgada desde lo alto de la Giralda la bandera del arcoíris [realmente fue una pancarta con el lema "libertad sexual", el activismo no utilizaba la enseña arcoíris] que algunos activistas consiguieron desplegar ese día.

Finalmente, 1978 finalizó con la eliminación de la homosexualidad, entre otros estados de peligrosos, por parte del Consejo de Ministros reunido el 26 de diciembre, aun cuando se tuvo que esperar hasta el 31 de enero de 1979 [el decreto-ley que contenía la despenalización se publicó el 11 de enero de 1979] para que entrara en vigor.

La desilusión hacia las fuerzas de izquierda, los propios debates del movimiento, y tal vez la sensación de que con la eliminación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social se acaba con el problema fundamental de las personas homosexuales, llevó a un brusco descenso de la acción reivindicativa, al punto de no poder celebrarse la manifestación del Orgullo de 1979, siendo sustituida por un acto al que asistieron la quinta parte de participantes respecto al acto del año anterior. Acto en el que por problemas económicos no pudo celebrarse el concierto previsto.

Escasa concurrencia
Un diario de la ciudad lo justificaba de la siguiente manera: “Al parecer, la falta de apoyo por parte de los partidos de izquierda, que en la anterior y primera celebración se adhirieron en masa, fue la principal causa de esta escasa concurrencia” (ABC, 26/06/1979).

A pesar de que la mayoría de Frentes de Liberación Homosexual españoles se disolvieron a partir de 1981, siguiendo el ejemplo del FLH de Castilla, en Sevilla el FLHA siguió activo hasta mediados de los años 80, con actividades como las Semanas del Cine Homosexual, celebradas de 1982 a 1984, o sus acciones de lucha contra la pandemia del VIH, hasta 1986.

Después, habría que esperar casi diez años para que el movimiento LGTBI sevillano recuperara su pulso con asociaciones como SOMOS o COLEGA.

Pablo Morterero es presidente de la Asociación Adriano Antínoo.

2017/08/03

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ

El futuro ya está aquí.
"Gracias a ellas y a las extraviadas que vivieron y pelearon peligrosamente en las décadas posteriores, hoy muchas criaturas transexuales no temen al futuro, incluso en nuestros pueblos. Esto nos hace mejores como país.”
Itziar Ziga · Escritora y feminista | Naiz, 2017-08-03
Sin ed. digital / Recogido por IGLU:
https://iglu-biblioteka.blogspot.com/search/label/Petri%20Mendiluce
Recogido por Parole de Queer:
https://paroledequeer.blogspot.com/2017/11/itziar-ziga-trans.html

A las puertas de una de esas cárceles en las que mantienen desterrados a los nuestros, me hablaron este sábado de ella. Aquel crío que fue adoptado por una familia en su baserri, llevaba una diva irrenunciable dentro. Ikerne recuerda las minifaldas abisales de su amiga cuando empezaban a salir de fiesta por Andoain. Ninguna mujer defiende las señas de la feminidad más hasta el límite, incluso de su propia vida, que una transexual. Conjuran toda la misoginia de este mundo cada vez que respiran. A mediados de los ochenta se dirigió hacia Barcelona. Las grandes ciudades y sus barrios bajos acogían a estas quimeras sexuales que se asfixiaban en nuestros pueblos y villas. Allí les esperaban sus hermanas venidas de todas partes, el mercado negro de estrógenos para feminizarse a lo loco, los antros donde brillar como reinas de la noche, la prostitución, la heroína, el SIDA. La única posibilidad de ser ellas mismas que no hubieran cambiado por vivir a medio gas, aunque les precipitó a casi todas hacia una muerte prematura. Esta fue también la historia de Petri.

Treinta años después, en la misma zona, una andereño detecta la zozobra y el dolor de una criatura de tres años y decide actuar. Facilita que se redefina ante la clase y, ese nombre de chico que ya tenía elegido, brota liberando su pánico a no poder existir. Su entorno trabaja colectivamente para eliminar las resistencias, ya no hay marcha atrás. Como en todas las luchas, todo arranca cuando las primeras no pueden más y dan un paso al frente. El valor se contagia colectivamente. Aquellas travestis y mariconas que salieron a las Ramblas con el puño en alto hace cuarenta años habían sido detenidas y vejadas mil veces, ya no tenían nada que perder. Y mucho por ganar. Gracias a ellas y a las extraviadas que vivieron y pelearon peligrosamente en las décadas posteriores, hoy muchas criaturas transexuales no temen al futuro, incluso en nuestros pueblos. Esto nos hace mejores como país. Y Barcelona sigue ahí, irradiándonos posibilidad. Ardo en deseos de la Diada 2017.

2017/08/01

IMÁGENES | ACCIONES | MANI EN MADRID, POR NUESTROS DERECHOS Y CONTRA LA HOMOFOBIA


El 1 de agosto de 2017 LIGAN Liberazión GLBTQueer publica en su Facebook esta imagen con este texto: 1997, 22 F. Madrid: “Tolerantzia = Homofobia”, pancarta de la Euskal Herria marika en la gran Marcha Estatal Gay-Les-Bi-Trans “Por nuestros derechos” convocada por todos los grupos del Estado español, incluida la COFLHEE.

Se trata de la pancarta de EHGAM-Nafarroa en la manifestación LGTBI que tuvo lugar el 22 de febrero de 1997 en Madrid bajo el lema “Por nuestros derechos y contra la homofobia”. Únicamente se localiza que queda documentada en una reseña publicada el día anterior en El Mundo.

DOCUMENTACIÓN
«Por nuestros derechos y contra la homofobia»

«Gays», lesbianas y transexuales de toda España se manifestarán mañana en Madrid.
El Mundo, 1997-02-21 ***
https://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1997/02/21/

2017/07/30

DOCUMENTACIÓN | LITERATURA | SALIR DEL ARMARIO, ¿ACABAR CON TU CARRERA LITERARIA?

Salir del armario, ¿acabar con tu carrera literaria?
En 2017, aún se da el fenómeno de los autores LGTBI que escriben novelas hetero: no por pudor identitario, sino por presiones editoriales y ansias de llegar al público generalista, en el que el hetero no lee al gay.
Lorena G. Maldonado | El Español, 2017-07-30
https://www.elespanol.com/cultura/libros/20170728/234727410_0.html 

Jaime Gil de Biedma, siendo él un gay mítico, desconfiaba de la poesía homosexual -salvo la de Cernuda y Cavafis- porque decía que "el autor, y el lector con él, parecen poner más atención en el sexo de la persona amada o deseada que en el amor y el deseo". Sin embargo, es fácil imaginarle en esa escena de ‘Peeping Tom’ en la que describe al muchachito atónito al que sorprendió mirándole mientras él se revolcaba junto a otro estudiante en el pinarcillo de la Facultad de Letras. "Así me vuelve a mí desde el pasado / como un grito inconexo / la imagen de tus ojos. Expresión / de mi propio deseo".

Pero no es igual la España de Vicente Aleixandre, la de Vicente Molina Foix y la de Luisgé Martín. La primera condenaba, la segunda ‘perdonaba’ sin olvidar, la tercera aún reprocha. Cuando la identidad sexual de Aleixandre se animaba a coger vuelo poético, allá en los años treinta, vino la Guerra Civil a arramblar con las esperanzas y a mantenerle la boca cerrada y la muñeca quieta. El poeta nunca admitió su condición públicamente, al menos hasta que en 2016 salieron a la luz sus escritos homoeróticos, como las cartas de amor que le escribió a Carlos Bousoño.

Hay autores que han detentado un nuevo fenómeno -en democracia- que parece antiguo, que es edificar una obra literaria con tronco heterosexual desde la homosexualidad

Claro que hay formas de vivir el amor y formas de experimentar la literatura. Hay hombres transparentes y paralelos entre identidad y obra: ahí Antonio Gala, Luis Antonio de Villena, Álvaro Pombo -ojo a ‘Contra natura’ o ‘Relatos sobre la falta de sustancia’- o Eduardo Mendicutti -que fue el primero en incluir una relación ‘leather’ en una novela-; pero también hay autores que han detentado un nuevo fenómeno -en democracia, no como Aleixandre- que parece antiguo, que es edificar una obra literaria con tronco heterosexual desde la homosexualidad.

De Goytisolo a Huerta
Rafael Chirbes, por ejemplo, comenzó su carrera como escritor en 1988, cuando quedó finalista del Premio Herralde con su novela ‘Minoum’, de temática homosexual. Sin embargo, no volvió a ahondar en la cuestión hasta la impactante ‘París-Austerlitz’ (Anagrama), publicada póstumamente. Escribió la novela durante 20 años hasta que se atrevió a ‘dejarse ser’. "Y curiosamente lo hizo sin que el conflicto homosexual fuese el importante. Chirbes lo envolvió todo en un conflicto de clase y de edad", explica a este periódico el brillante novelista Luisgé Martín, que hace un año publicó ‘El amor del revés’ (Anagrama), un testimonio autobiográfico sobre su homosexualidad, un grito contra los disfraces.

Asimismo lo decía el pintor Gonzalo Goytisolo sobre su tío Juan, Premio Cervantes 2014, recientemente fallecido: "A mi tío Juan nunca lo verás militando en una manifestación gay, no es una persona pública en ese sentido. Lo vive como una experiencia íntima y muy personal. La homosexualidad está tratada con naturalidad, no forzada; es como un comentario sin darle importancia". Tampoco sus letras lo reflejan. En el ámbito del ‘best-seller’ nacional, autores televisivamente punteros como Sandra Barneda -que en sus libros reserva algún personaje secundario LGTB y que ha preferido no participar en este reportaje- o Màxim Huerta no llegan a encharcarse, en la misma línea que la poeta Irene X y sus primeros poemarios heterosexuales.

"Hay escritores LGTB que publican literatura heterosexual, pero no puedo darte nombres, porque estaría haciendo ‘outings’ [sacándolos del armario a la fuerza]", sonríe Martín. ¿Por qué sucede esto? "En parte, porque hay editoriales que promueven que así sea". Remite al caso de María Tena, "una escritora absolutamente heterosexual que escribió ‘El novio chino’ (Fundación José Manuel Lara), que cuenta la historia de un señor sevillano que se va a Shangay y se enamora de un jovencito chino".

"Pues resulta que una editorial, no en la que ganó el Premio Málaga, y que no es la que la ha publicado, tuvo ese manuscrito sobre la mesa, y le recomendó que reconvirtiese esa historia en una historia heterosexual, porque si no, no había forma de vender".

¿Los hetero consumen literatura LGTB?
¿Es la literatura troncalmente LGTB un producto que sólo interesa a personas LGTB? "Las cifras lo dejan claro: los libros con un aura homosexual suelen ser leídos por homosexuales", sostiene Martín. Y dentro del colectivo heterosexual, ¿están menos interesados los hombres hetero en literatura homo? "Sí, no es nada descabellado, porque sigue habiendo ese punto de machismo... incluso en aquellos hombres que no son nada machistas en su comportamiento, pero bueno, de alguna manera tienen la sensación de que esas mariconadas -dicho con cariño- no les van a aportar nada, mientras que a la mujer todo lo que tenga que ver con los aspectos sentimentales de la condición humana le parece perfectamente interesante, venga de donde venga".

La escritora Mila Martínez, autora de novelas como ‘No voy a disculparme’ o ‘La daga fenicia’ (ambas editadas por Egales, y esta última galardonada con el Premio Fundación Arena de narrativa LGTBI), es consciente de la "discriminación absoluta" que hay por parte "de todas las editoriales". "Por eso surgieron editoriales de línea homosexual, ¡por esta necesidad!, porque nadie nos quería publicar, independiente de la calidad, porque es difícil introducir en librerías generalistas esta literatura...".

El rechazo editorial
En este sentido, Luisgé Martínez recuerda que hubo un tiempo en el que la sociedad se reservaba la etiqueta "literatura LGTB" para "un subproducto, porque había autores abiertamente gays a los que no se les incluía ahí". Se refiere a "esa literatura erótica de serie B, muy mal escrita, pero que servía para alimentar a homosexuales que tampoco leían pero que querían encontrar un espejo en el que mirarse; novelas planas, livianas, estereotipadas".

Sostiene que este panorama ha mejorado notablemente, y que, de "editoriales de andar por casa" se ha pasado a editoriales de alta calidad, como Egales -"que siempre mantuvo el nivel"- o ahora a Dos Bigotes, que es "una apuesta fantástica, sin discusión, buenos textos y buenas ediciones". Con todo, sabe que aún hay "muchas editoriales que dan esquinazo". Una lanza a favor de la suya: "Anagrama, por ejemplo, sí puede ir con la cabeza bien alta, porque ha publicado muchísima literatura homosexual y de muy buena calidad".

¿Y el compromiso LGTBI?
¿Tiene o no el escritor LGTBI cierta ‘obligación moral’ de incluir personajes LGTBI en su obra? "No, desde hace años tenemos claro que las obligaciones morales valen para todo menos para la literatura", apunta Luisgé Martín. "En la literatura haz lo que creas que tienes que hacer, por otras razones o por razones estrictamente literarias o existenciales, pero nunca por razones políticas".

Explica que cuando él se ve en esa tesitura, sólo se siente "en deuda" fuera de sus libros: "Cuando escribo artículos, cuando participo en determinadas causas o conferencias, cuando hay que arrimar el hombro de alguna manera. Ahí si siento que tenemos un deber moral y yo lo ejerzo. Y en mi literatura también practico el compromiso, pero no porque tenga un compromiso, sino porque es de lo que me apetece escribir". Muchos han sido activistas del libro ‘hacia fuera’: de Eduardo Haro Ibars, por ejemplo, decía Villena que "era más gay él que su literatura".

Y lo más importante: cada vez más autores heterosexuales se lanzan a publicar contenido homoerótico, como Juan Bonilla en ‘Los príncipes nubios’ (Seix Barral), como Marta Sanz en ‘Zarco’ (Anagrama), como Javier Reverte en ‘El médico de Ifni’ (Plaza&Janés), como Lucía Etxebarria en ‘Beatriz y los cuerpos celestes’ (Destino) o como Almudena Grandes en ‘Las tres bodas de Manolita’ (Tusquets).

Se acerca -aunque lento- el momento en el que lectores e industria asuman que incluir personajes LGTBI en una novela ha dejado de ser un acto político ni una reivindicación para pasar a ser, meramente, una muestra de realidad. Se acerca -aunque lento- el día en el que el hombre, por fin, pueda decir lo que ama, como escribía Cernuda. Sin consecuencias comerciales, claro.

2017/07/23

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LUIS HURTADO: LA PASIÓN OCULTA DE LORCA

Luis Hurtado: la pasión oculta de Lorca.
El suyo es uno de los nombres olvidados en la biografía del poeta. Una serie de documentos hasta la fecha inéditos permiten saber algo más sobre quien fue una sus últimas obsesiones.
Víctor Fernández | La Razón, 2017-07-23
https://www.larazon.es/cultura/luis-hurtado-la-pasion-oculta-de-lorca-JH15654805/ 

El suyo es uno de los nombres olvidados en la biografía del poeta. Una serie de documentos hasta la fecha inéditos permiten saber algo más sobre quien fue una sus últimas obsesiones.

El 11 de marzo de 1937 hacía algo más de medio año que las autoridades sublevadas en Granada habían asesinado a Federico García Lorca. El poeta era uno más de los muchos hombres y mujeres que el Gobierno Civil de la ciudad de la Alhambra había hecho desaparecer, era alguien a quien se había eliminado sin previo juicio por ser considerado un enemigo. La prensa republicana había tratado valientemente de aclarar si Lorca había sido asesinado, tal y como lo apuntaban los rumores, pero era poca la información que se podía obtener de los sublevados granadinos. En los medios del bando franquista no se publicaría nada sobre la muerte de Lorca hasta ese 11 de marzo de 1937.

En esa fecha, el diario fascista «Unidad», editado en San Sebastián, daba a conocer un homenaje poético a Lorca bajo el título: «A la España imperial le han asesinado su mejor poeta». Su autor era Luis Hurtado Álvarez y en su texto trataba de demostrar, muy equivocadamente, que, de no haber muerto, Lorca se hubiera acercado al falangismo. Era una manipulación de la historia tratando de describir al poeta como alguien cercano a los postulados joseantonianos, pero probablemente era la única manera que tenía el autor para escribir sobre Lorca a quien, por cierto, no citaba por su nombre en ningún momento. El texto se divulgó en algún otro medio falangista, causando tal revuelo cuando vio la luz en «Antorcha», un semanario editado en Antequera, que el director del mismo, Nemesio Sabugo Gallego, y algunos de sus colaboradores fueron detenidos por las fuerzas militares franquistas. El motivo del revuelo habla por sí mismo: los partidarios de Franco no les hacía ninguna gracia que una revista falangista dedicara sus páginas a Lorca y que se mencionara su asesinato en Granada. Cuando a Sabugo Gallego se le preguntó por el paradero de Hurtado, solamente pudo responder que pertenecía a una agencia de colaboración en Salamanca. Desde Antequera se ordenó la detención del autor del artículo, pero nunca pudo ser localizado porque en realidad donde estaba era en San Sebastián. Lo que nadie sabía en ese momento es quién era Luis Hurtado Álvarez y sus motivos para escribir ese texto.

Hace unos meses pude acceder a una carpeta con una serie de documentos que pertenecieron a Luis Hurtado Álvarez. Habían pasado de un librero de viejo a una colección particular. En el interior de la carpeta se guardaba la hoja de respeto de lo que había sido un ejemplar de la primera edición de «Bodas de sangre», aparecida en la Editorial El Árbol en 1935, bajo el cuidado de José Bergamín. En ella Lorca escribió: «A mi queridísimo amigo Luisito Hurtado perdido en esta selva de Madrid. Con un abrazo de su amigo que no le olvida Federico Madrid 1936». La firma iba acompañada de uno de esos dibujos con elementos vegetales que tanto le gustaba hacer al poeta. Indudablemente es uno de los últimos dibujos de Lorca antes de dejar Madrid para encontrar la muerte en Granada en el sangriento verano de 1936. La dedicatoria, tan afectuosa, denota que hubo una amistad entre Lorca y Hurtado que se remonta hacia 1934, algo que sabemos gracias a otro libro localizado recientemente en una colección privada por Ian Gibson, biógrafo de Lorca. Se trata de un ejemplar de la «Oda a Walt Whitman», que Lorca publicó en México en una muy limitada edición de 50 ejemplares que distribuyó entre sus más cercanos amigos. Es en este poema, como dice Gibson, donde Lorca afronta con mayor transparencia su «problema» con la homosexualidad. Por ese motivo fue muy cuidadoso escogiendo a los lectores de esa edición limitada, aquellos que lo pudieran comprender bien. «Para Luis Hurtado Álvarez, recuerdo cariñoso de Federico García Lorca Madrid 1934» reza la dedicatoria que el poeta le escribió en la primera página de ese ejemplar que hoy afortunadamente todavía se conserva.

Pero ¿quién era este joven? Nacido el 27 de enero de 1917, era hijo de Luis Hurtado Girón, un célebre actor que fue el secretario personal del Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente. Fue precisamente el autor de «Los intereses creados» quien presentaría al joven a Lorca. Así lo han recordado para este diario sus sobrinas, las actrices Teresa y Fernanda Hurtado: «Nuestro tío Luis y Lorca se conocieron en un bar de Madrid que se llamaba Los Italianos, donde los presentó don Jacinto». Las dos hermanas apuntan, además, que el establecimiento, situado en la carrera de San Jerónimo, era punto de encuentro de homosexuales en el Madrid de la Segunda República. «Era un tema tabú en aquella época. Nuestro padre, Diego Hurtado, defendía a don Jacinto, mientras que nuestro tío Luis a Lorca. Ellos no eran homosexuales y en aquella época había otra mentalidad, pero los defendieron, algo que casi les cuesta la vida a ambos, a nuestro padre y a nuestro tío», aseguran Teresa y Fernanda. Diego Hurtado escondió a Benavente durante la Guerra Civil «en un desván como Ana Frank», como rememoran sus hijas. Luis, por su parte, se atrevió a dedicarle un texto en el bando franquista que provocó una orden de detención contra él.

Mucho carácter
Que Lorca y Benavente se conocían es sabido, aunque no se puede hablar de una profunda amistad entre ellos. «Eran rivales y los dos tenían mucho carácter, pero después de estrenar volvían a hablar como siempre», apuntan las Hurtado. En este sentido, cuando el 28 de diciembre de 1934 tiene lugar el ensayo general de «Yerma», la última tragedia lorquiana, Benavente será una de las tres «barbas ilustres» que asista a la función junto con Ramón María del Valle-Inclán y Miguel de Unamuno. Es precisamente en esas fechas cuando Luis Hurtado Álvarez le escribe a Lorca una de las dos misivas conservadas en la fundación que lleva el nombre del autor granadino. Otra carta, de 1935, hace referencia a la publicación del «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías», una elegía que inspiraría dos años más tarde «Gráfico de los huesos sobre tierra» donde Luis quiso rendir homenaje póstumo a su amigo granadino.

Las hermanas Hurtado hablan con admiración de su tío y reconocen que es la primera vez que alguien les pregunta por aquella amistad lorquiana. «Mis tíos y nuestro padre eran muy guapos, la sensación del Madrid de ese tiempo y además vestían con modernidad. Nuestro tío Luis era muy hombre, como le gustaba a Lorca», explican. Cuando el autor de estas líneas les pide saber si hubo algo entre el autor de «Bodas de sangre» y él reconocen que «no lo podemos asegurar porque desconocemos mucho del tío Luis. Había cosas de las que no hablaba porque era muy estricto con su vida privada. Pero ¿cómo no se iba a amar a Lorca? Él le prestaba su belleza y Lorca su inteligencia».

2017/07/06

DOCUMENTACIÓN | VIH-SIDA | ACT-UP, VIH/SIDA Y LA LUCHA POR LA ATENCIÓN MÉDICA

Act-Up en el Orgullo de Nueva York, 2017-06-25 //

ACT UP, VIH / SIDA y la lucha por la atención médica.

Esteban Vider | MCNY, 2017-07-06

https://es.mcny.org/story/act-hivaids-and-fight-healthcare

El domingo 25 de junio de 2017, miembros del grupo activista contra el VIH / SIDA ACT UP (Coalición contra el SIDA para liberar el poder) marcharon en la marcha anual del Orgullo LGBT de la ciudad de Nueva York. Llevaban ataúdes negros, con los nombres de los servicios que han estado en peligro por la administración Trump y el Congreso liderado por los republicanos: la Ley Ryan White CARE (aprobada en 1990, es el mayor programa federal de VIH); PEPFAR (Plan de emergencia del presidente para el alivio del SIDA, establecido en 2003, que brinda servicios de VIH / SIDA a nivel mundial); y Obamacare, o la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, bajo amenaza de derogación y reemplazo en las próximas semanas.

ACT UP es uno de los muchos grupos de Nueva York que aparecen en SIDA en casa: arte y activismo cotidiano en el museo de la ciudad de Nueva York. El grupo celebra sus 30th aniversario este año, pero su mensaje subyacente no podría ser más relevante: la política de salud tiene consecuencias de vida o muerte.

ACT UP fue fundada en marzo de 1987 después de que el escritor y activista Larry Kramer criticara a la comunidad LGBT por su complacencia. Desde que se diagnosticaron los primeros casos de SIDA en 1981, muchas organizaciones de base en la ciudad habían creado servicios pioneros y esenciales para apoyar a las personas que viven con SIDA, pero las tasas de enfermedades y muertes relacionadas con el SIDA continuaron aumentando. En una conferencia en el Centro de Gays y Lesbianas en West Village, Kramer pidió la creación de un grupo de acción directa para protestar contra las agencias gubernamentales y las compañías farmacéuticas por su respuesta lenta e inadecuada. En la próxima década, ACT UP New York organizó innumerables manifestaciones en toda la ciudad, desde el Ayuntamiento hasta la Catedral de San Patricio, y estimuló la creación de capítulos de ACT UP en los Estados Unidos y Europa.

Uno de los mayores logros de ACT UP fue presionar a las agencias gubernamentales y a las compañías farmacéuticas para acelerar las pruebas de medicamentos, reducir los costos de los medicamentos existentes y llevar a las personas con VIH / SIDA al proceso. Para 1996, los nuevos tratamientos antirretrovirales cambiaron drásticamente el pronóstico para las personas que viven con el VIH, lo que hace posible que muchas personas vivan a largo plazo con el virus.

Pero ACT UP también tenía una visión excepcionalmente amplia de la atención médica. Como fotografías de Lee Snider, un artista destacado en ‘SIDA en casa’ revelan, las demostraciones de ACT UP integraron y establecieron conexiones entre una variedad de problemas que afectaron a las personas con VIH / SIDA: acceso al tratamiento, vivienda, cambio de agujas, seguros, inacción del gobierno, avaricia corporativa y estigma social. También desarrollaron "grupos de afinidad" más pequeños para liderar acciones específicas: como escribí sobre diciembre pasado en Pizarra. Por ejemplo, el Comité de Vivienda de ACT UP dirigió una manifestación en la Torre Trump en Halloween en 1989 para protestar contra las políticas de la ciudad que priorizaban a desarrolladores como Trump, al mismo tiempo que 10,000 personas en la ciudad que vivían con SIDA y personas sin hogar.

La acción en la marcha del Orgullo LGBT de este año también recordó muchas manifestaciones de ACT UP de las décadas de 1980 y 90: el activista Tim Bailey, por ejemplo, recibió un funeral público frente a la Casa Blanca a pedido suyo, pero sus amigos se enfrentaron con la policía cuando trató de sacar su ataúd de su camioneta, ya que grabado por James Wentzy. En otra protesta, parte de una serie de manifestaciones en toda la ciudad el 23 de enero de 1991, declarada por ACT UP como un "Día de la desesperación", los activistas llevaron ataúdes de madera por el centro de Manhattan y los entregaron a funcionarios municipales, estatales y federales para protestar por la inacción del gobierno.

Otros grupos fueron menos visibles. Karin Timour recordó en un entrevista con el Proyecto de Historia Oral ACT UP, cómo el Comité de Seguro y Acceso a la Atención Médica trabajó con la coalición de atención médica New Yorkers para la Cobertura de Salud Accesible para cambiar las leyes estatales que rigen los seguros. Ese trabajo finalmente permitió un mayor acceso al seguro de salud independientemente de las condiciones médicas preexistentes, un precursor importante de la ACA.

ACT UP demostró la urgencia de construir un sistema de salud diseñado para satisfacer las necesidades de los más vulnerables. Para las personas que viven con el VIH / SIDA en la actualidad, ese sentido de urgencia permanece, solo que hay mucha menos discusión pública. Linda Villarosa's historia de portada reciente en la ‘New York Times Magazine’ muestra que las tasas más altas de VIH en el mundo de hoy están entre hombres negros homosexuales y bisexuales en los Estados Unidos. La mayoría de los casos de VIH en general se encuentran en los estados del sur, donde hay muchos menos servicios de apoyo y programas gubernamentales para personas con VIH / SIDA que en la ciudad de Nueva York. Y solo el 40% de las personas que viven con el VIH pueden acceder a los medicamentos necesarios para controlar el virus. Las personas que viven con el VIH solo tendrán un mayor riesgo si se aprueba el plan de salud republicano, con los recortes de Medicaid que dificultan el acceso de los pobres a los medicamentos, y la reducción de las regulaciones de seguros que hacen que sea más fácil negar la cobertura a las personas con afecciones preexistentes, incluido el VIH / SIDA. La historia de ACT UP debe ser instructiva para nuestro propio momento, no porque la batalla que libraron por la atención médica se ganó sino porque nunca terminó.

Stephen Vider es becario postdoctoral de Mellon en el Museo de la Ciudad de Nueva York y curador de SIDA en casa: arte y activismo cotidiano. Anteriormente fue curador Gay Gotham: arte y cultura subterránea en Nueva York con Donald Albrecht, curador de arquitectura y diseño de MCNY. Su próximo libro, ‘Pertenencias queer: gays, lesbianas y la política del hogar después de la segunda guerra mundial’ (bajo contrato con University of Chicago Press), examina cómo los ideales estadounidenses sobre la vida doméstica moldearon las relaciones y la política LGBT desde 1945 hasta el presente.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...