2021/06/28

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | INICIOS DEL MOVIMIENTO GAY Y LÉSBICO EN CANARIAS

Noticia en  Diario de Las Palmas //
Inicios del Movimiento LGTBIQ+ en Canarias.

Yesica Álvarez | Alegando! Magazine, 2021-06-28

https://alegando.com/inicios-del-movimiento-lgtbiq-en-canarias/

La represión de las disidencias sexuales y de género durante el régimen franquista y la transición a la democracia se vehiculan fundamentalmente a través del poder político, religioso y médico del momento. Tomando como guía el fabuloso trabajo de Víctor M. Ramírez Pérez analizaremos en este artículo las causas de aparición y los inicios del movimiento LGTBIQ+ en Canarias.

'Peligrosas y revolucionarias: las disidencias sexuales en Canarias durante el franquismo y la transición', editado por Tamaimos, es una obra de investigación nuclear de obligada lectura. A lo largo de sus páginas transitamos por el análisis de la regulación que legalizaba la opresión, los diferentes tipos de represión que se interconectaban y en qué modo se materializaban y cómo, poco a poco, va surgiendo un movimiento de contestación y resistencia a la tiranía del heterosexismo.

Junto con la consulta de archivos, prensa y la recopilación de testimonios, Víctor M. Ramírez Pérez, nos aporta una investigación de enorme valor para conocer de dónde venimos y no perdernos hacia dónde vamos. Es por ello que este artículo, que sintetiza algunas de las cuestiones tratadas en su obra, busca ser un humilde homenaje a su propio trabajo y al de todas las personas que sufrieron y sufren, directa o indirectamente, LGTBIfobia.

La moral nacional-católica ha hecho mucho daño, no estamos descubriendo la pólvora. La unión del poder político con el poder eclesiástico en el franquismo influyó férreamente en las mentes de toda persona educada durante el régimen y tras los primeros años de su desmembramiento. De hecho, la transición y la paulatina consecución de derechos civiles y políticos no supuso la conquista -a su vez- ni de derechos sexuales y reproductivos ni de derechos a la diversidad sexual y de género hasta pasado bastante tiempo.

En este sentido, los propios movimientos y partidos de izquierda adolecían de la misma raíz heterosexista que poco a poco fueron suavizando hasta posicionarse a favor de las reivindicaciones LGTBIQ+. ¡Ya, en pleno siglo veintiuno aún queda mucho por alcanzar!, pero no veas el panorama en el tramo temporal en el que nos situamos: 1954 a 1980 aproximadamente.

Que Dios me libre de un hijo maricón o una hija puta
Antes de entrar al trapo debemos evidenciar unas matizaciones importantes que hacía patentes el autor. La primera de ellas es que hay una latente confusión o falta de identificación de las fronteras entre orientación sexual e identidad de género, lo que provoca que se mezcle y se confunda continuamente homosexualidad y transexualidad. Y la segunda es que, debido a la brutal represión de la sexualidad femenina durante el franquismo, el lesbianismo “no existe”.

La represión a las disidencias sexuales y de género venían de varias vías: la política, la religiosa y la médica, las cuales -a su vez- tenían su espejo en la familia y demás instituciones sociales (como el colegio). La prensa, por su parte, participaba activamente en la misma al difundir una imagen deshumanizada de la homosexualidad por lo que puede considerarse -tal y como lo demuestra Víctor Ramírez Pérez en su obra- un instrumento de propaganda de dicho sistema represivo.

Desde el sistema político dictatorial vieron la luz diversos mecanismos de opresión como fue la modificación de la Ley de Vagos y Maleantes de 1954 que incluyó la homosexualidad en su articulado, la utilización y aplicación a los homosexuales del Código Penal a través del delito de escándalo público, y la aprobación de la Ley de Peligrosidad Social del año 1970 que seguiría vigente durante varios años ya en la Transición. Posteriormente nos detendremos en analizar esta legislación que más bien parece sacada de una historia de ciencia ficción.

Junto a este aparato normativo -y desde el plano ya no de la legalidad sino de la moralidad- se encontraba la Iglesia, una institución sumamente presente -como sabemos- en el espacio público del régimen que promulgó la visión del sexo no-reproductivo como el máximo pecado, al igual que lo era trasgredir los códigos tradicionales entre lo masculino y femenino. En este punto es especialmente gravosa la situación de las lesbianas y hombres transexuales, ya que debido a la ideología nacional-católica a la mujer le era negada su sexualidad y cualquier interés/deseo/expectativa de vida que no se correspondiese con la procreación y cuidado de la prole (incluido el marido, obvio). Esto provocaba ya no solo la represión a su disidencia de facto, sino su práctica invisibilidad al ser sencillamente “impensable”.

Así, y aunque a lesbianas y hombres transexuales no se les aplicaba en la misma medida la legislación que antes apuntábamos, la represión era más sutil pero no por ello menos gravosa. El férreo control mental sobre dichas personas y la imposibilidad de enunciar, nombrar y compartir su realidad provocaba -en muchos casos- que ni siquiera se pudiera materializar o expresar esa disidencia, condenando a la persona a un ostracismo máximo: prácticamente no existían. No obstante, sería falso sostener que no fueron contempladas ya que el Patronato de Protección de la Mujer de la Sección Femenina de la Falange abordó la disidencia lésbica, aunque su labor principal fuera la de rehabilitar a las prostitutas y meter en vereda también a las madres solteras, víctimas de abusos sexuales y chicas “rebeldes” a la autoridad paterna, tal como nos lo cuenta Ramírez Pérez.

Por otro lado, desde la institución médica (con la psiquiatría a la cabeza) se le daría respaldo científico a la represión de las disidencias sexuales y de género bajo la justificación de la condición patológica de las personas homosexuales y transexuales. Así, surgirían numerosas teorías y tratamientos médicos que vendrían a proponerse como solución a la “enfermedad”. Esta idea legitimó diferentes “prácticas médicas” y/o “terapias” que suponían una indudable vulneración de los derechos humanos más básicos y una vulneración total a la dignidad de las personas. Así, por ejemplo, parte de la instrucción del procedimiento en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes era la obtención de un informe clínico-forense sobre las condiciones psico-físicas y grado de peligrosidad del supuesto homosexual que incluían pruebas físicas de inspección de la zona anal y tactos rectales.

Este ejercicio de la represión desde el espacio político-legal, eclesiástico y médico tenía su reflejo en la familia; institución que se posicionaría como una de las más opresoras al ser la más cercana a las personas. Así, era común oír eso de “lo peor que le puede pasar a una madre es tener un hijo maricón o una hija puta” porque, claro: 1) habías fallado como madre en tu rol de responsable y vigilante de la buena moralidad de tu prole; 2) tu hijo era un enfermo-delincuente-pecador o tu hija una zorra-pecadora que vivía su sexualidad fuera de los márgenes de la Santa Iglesia. Ergo (y esto se le aplica al padre) las violencias en todas sus formas (ejercidas directa o indirectamente) y el escarnio público estaban servidas. Lo que se aplica igualmente a la institución de la educación (aquellos que podían acceder a ella). Así, muchas de las personas disidentes sexuales o de género optaron por abandonar el entorno familiar, los estudios y buscarse la vida como podían.

Clase y disidencias sexuales y de género en Canarias
En el caso concreto de Canarias, el carácter eminentemente rural en los primeros años del régimen franquista y los índices de analfabetismo propiciaban este férreo control social y la consecuente represión de las disidencias sexuales y de género. Es de subrayar que -tal y como nos lo explica el autor de ‘Peligrosas y revolucionarias’–.

Del análisis realizado por Víctor Ramírez Pérez de los antecedentes de las personas detenidas el autor destaca que fueron las clases populares o grupos desfavorecidos los sujetos que más represión (policial-jurídica) sufrieron. Esta afirmación surge de la constatación y comprobación en dichos antecedentes penales de los datos relativos a la zona de residencia de los inculpados, los lugares que frecuentaban y, de manera particular, sus profesiones.

Ello evidentemente no significa que las clases privilegiadas o la burguesía canaria de la época se librasen de la misma, ya que el “clima de terror” y la moral nacional-católica operaba como freno de su identidad y sexualidad, sino que a nivel cuantitativo fue mucho mayor el número de expedientados de clase baja. En Canarias ciertamente se ha encontrado algún procesado de clase media y, de manera excepcional, alguno perteneciente a la burguesía del momento.

Esta procedencia popular de los represaliados por disidencias sexuales y de género en Canarias pudo operar negativamente para dichos sujetos en el caso concreto de la reivindicación de sus derechos procesales. Tanto la Ley de Vagos y Maleantes como el Reglamento que lo desarrollaba establecía un procedimiento judicial en el que el encausado tenía derecho a presentar pruebas a su favor, designar Procurador y Letrado o pedir al Juez uno de oficio, así como interponer recurso ante la Audiencia Provincial una vez dictada sentencia. Sin embargo, había un sentimiento generalizado de que el procedimiento no se cumplía o que ni siquiera había juicio y esta sensación podía ser debido al desconocimiento de la terminología jurídica, a su escasa formación y a su incapacidad a la hora de emprender acciones en su defensa al no entender y al no poseer medios económicos para, por ejemplo, recurrir a un abogado. Y todo ello, evidentemente, sumado al hecho de que con total probabilidad estas personas no eran informadas adecuadamente de sus derechos procesales y que, por tanto, sus garantías procesales eran vulneradas sistemáticamente.

Canarias como una de las mecas de turismo LGTBIQ+
El desarrollismo a partir de la década de los sesenta fue un elemento central como disruptor del discurso heterosexista y sus represiones. El turismo de sol y playa que comenzaba a llegar a las islas supuso no sólo un crecimiento económico importante sino también todo un cambio sociológico que tendría su repercusión en la mente de la sociedad canaria.

La industria turística supuso un cambio en el paisaje con el desarrollo de nuevos núcleos urbanos costeros, nuevos trabajos en el sector servicios y nuevos modelos de hombre y mujer en la figura del turista, que subvertía en muchos casos los cánones de masculinidad y feminidad hegemónica tal cual eran señalados por la moral nacional-católica del régimen.

El boom económico del turismo permitió, en este sentido, que “los homosexuales canarios conocier[a]n por primera vez formas de relacionarse y espacios de socialización muy diferentes de los clandestinos y culpabilizadores encuentros a los que se veían abocados en la que, ya entonces, empezaban a ver como antigua sociedad tradicional” (Ramírez-Pérez, 2019:54).

Fueron surgiendo entonces de manera creciente los llamados “locales de ambiente” y se fueron haciendo populares lugares de encuentro homosexual como, por ejemplo: La Playa de Las Canteras, el Parque de Santa Catalina, el Muelle de Las Palmas y San Telmo en Gran Canaria. Asimismo, era conocido el Puente Serrador en Santa Cruz de Tenerife y los alrededores del Parque García Sanabria como lugares de prostitución de transexuales.

Las salas de fiesta fueron también otro tipo de locales que proliferaron en las capitales isleñas. En estos lugares se realizan interpretaciones o “espectáculos de variedades” donde los artistas se travestían y cantaban. Cada vez más estos espectáculos fueron añadiendo toques “más picantes” y fue en aumento su carácter sexual.

Ni los locales de ambiente, ni las salas de fiesta y mucho menos los lugares públicos arriba mencionados eran lugares seguros para las disidencias sexuales y de género. Las redadas continuaron y eran habituales, pero no deja de ser cierto que el turismo y, sobre todo, sus rendimientos económicos configuraron -o más bien obligaron por gobierno del bolsillo- a una cierta “permisibilidad” nunca antes imaginada para el régimen franquista. Y claro que hubo quienes pusieron el grito en el cielo por las perversiones y la influencia corruptora de esas subversiones venidas de Europa, pero “el money” es el “money” y ahí ya no importa tanto ni el Dios ni la Patria del nacionalcatolicismo.

Por otro lado, mención especial merece el Carnaval. ¡Oh, nuestro amado Carnaval! Esta época de culto a la carne fue suprimida desde 1937 con una Orden Circular del Gobernador General al resto de Gobernadores Civiles y ratificada, posteriormente en 1940 por el Ministro del Interior. La prohibición de celebrar el Carnaval se mantuvo durante todo el franquismo, pero igualmente se celebraba con el nombre de Fiestas de Invierno o bailes de máscaras. Estas fiestas, como momento y espacio de subversión, eran aprovechadas por las disidencias sexuales y de género como resquicios de libertad pese a que el control social y del régimen no se apaciguaba ni en estas fechas.

La respuesta del régimen franquista para contrarrestar tanto vicio y depravación fue la de promulgar la Ley de Peligrosidad en el año 1970, que vendría a sustituir a la Ley de Vagos y Maleantes. Es importante hacer notar que esta ley vendría a ser aprobada en una coyuntura de paulatina despenalización de la homosexualidad en diferentes países occidentales (Suecia en 1944, República Democrática de Alemania en 1968, Reino Unido y la República Federal de Alemania en 1969, el Estado de Illinois en 1961 o Connecticut en 1969).

En el caso del Estado español el avance vino por incluir como entre los supuestos peligrosos previstos los de realizar “actos de homosexualidad”. ¡Guau, todo un avance, sí! Pero es que con la antigua ley (la de Vagos y Maleantes) ya valía la sola sospecha de la condición de homosexual y no era necesario, tan siquiera, realizar algún tipo de práctica. Vamos, que si tenías más pluma de la debida (si es que eso existe) o subvertías algún código normativo de comportamiento o vestimenta, ya te ibas al calabozo.

Esta nueva ley, por tanto, velaba por la moralidad de la sociedad contra determinadas conductas riesgosas. No obstante, y a opinión de Víctor Ramírez Pérez, “la ley tuvo unos efectos inesperados e indudablemente indeseados para el régimen: la activación de un movimiento de reivindicación homosexual inexistente hasta esa fecha en la historia de España”. Y es que la publicación del proyecto de Ley revuelve los ánimos en el movimiento LGTBIQ+ en Canarias que, a partir de ese momento, comenzará a organizarse; primero, de manera clandestina y más adelante, visibilizando sus reivindicaciones en el espacio público.

Inicios del movimiento LGTBIQ+ en Canarias
Los inicios del movimiento LGTBIQ+ en Canarias están sobradamente bien narrados en la obra que hemos ido desgranando, pero también podemos encontrar una breve síntesis en el capítulo ‘Pioneros del movimiento sexual en Canarias durante la Transición’ del libro ‘Las otras protagonistas de la Transición: izquierda radical y movilizaciones sociales’. Ambos trabajos son de lectura obligatoria y desde aquí invitamos a su consulta, siendo lo que se expone a continuación -al igual que el resto del presente artículo- un breve trabajo de recopilación de lo explicado por el autor en dichos trabajos.

Víctor Ramírez Pérez (2019:146) nos relata cómo “la llegada de la transición no implicó un cambio radical en la percepción de las disidencias sexuales, ni a nivel político ni a nivel social”. A la muerte del dictador la represión a las disidencias sexuales y de género continuaron y los presos que cumplían condena por aplicación de la Ley de Peligrosidad continuaron en la cárcel, ya que al no ser considerados presos políticos (sino comunes) no les era de aplicación las amnistías.

Así, hubo que esperar hasta 1979 para que los actos de homosexualidad fueran eliminados de la Ley de Peligrosidad y aún así, las disidencias sexuales se seguían reprimiendo por la vía del escándalo público del Código Penal. Asimismo, fue en un tardío 1983 cuando se eximió de responsabilidad penal a los facultativos que realizaban cirugía transexual, ya que hasta ese momento era considerado un delito de lesiones. Además, el primer colectivo de homosexuales reconocido como asociación a nivel formal lo fue en 1980 después de un año y medio de intentos de inscripción que les eran denegados. Fue el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), un colectivo constituido ya desde 1975 con la finalidad de reforzar ideológicamente al Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH). Este movimiento fue conformado en 1972 a raíz de las movilizaciones y resistencias llevadas a cabo en la clandestinidad para intentar evitar que la homosexualidad fuera incluida en la Ley de Peligrosidad Social, que como hemos apuntado fue aprobada en 1970.

El autor llama la atención sobre la falta de cultura organizativa de las disidencias sexuales en España en general, pero de manera particular en Canarias. Este germen en Cataluña poco a poco se fue extendiendo por el resto del Estado español y, también, llegó a Canarias. En aquel momento, el objetivo número uno del movimiento LGTBIQ+ en Canarias era la despenalización de la disidencia sexual.

En Canarias hubo diferentes organizaciones pero las que mayor visibilidad y trayectoria tuvieron fueron el Partido Democrático de Homosexuales de la Región Canaria y, posteriormente el Colectivo Canario de Homosexuales. El primero de ellos no duró mucho pero organizó en Santa Cruz de Tenerife lo que sería el primer acto reivindicativo en contra de la LGTBIfobia. El protagonismo lo tuvieron las mujeres transexuales (recuérdese que homosexualidad y transexualidad se confundían por aquel entonces) y se trató de una concentración en el Parque García Sanabria el 25 de junio de 1978, al que siguió una manifestación. Al acto acudieron según la prensa unas 200 personas. Otro acto significativo fue la celebración de un debate en octubre de ese mismo año en el Colegio Mayor San Fernando.

Por su parte, en Gran Canaria y antes incluso de la muerte del dictador, se había conformado un grupo de personas que buscaban consolidar un espacio de encuentro donde reflexionar y prestarse apoyo mutuo frente a las diferentes represiones que sufrían. Este grupo se denominó Colectivo Canario de Homosexuales y se posicionó como la organización de más trayectoria en la Canarias del momento, llegando a desarrollar “una notable actividad pública a finales de los años 70 y principios de los 80 en las islas de Gran Canaria y Tenerife” (Ramírez Pérez, 2019:186).

Ya en 1979 y 1980 el colectivo gozaba de una base ideológica consolidada que le permitió dar el salto al activismo con perspectiva política y, así, actuar en el espacio público para reivindicar derechos y el fin de la represión y la discriminación. El colectivo se organizaba de manera asamblearia y tenía una postura de izquierda revolucionaria. De hecho, en sus principios se encontraba la idea de que la lucha homosexual estaba intrínsecamente unida a la lucha del resto de grupos oprimidos (como las mujeres y la clase trabajadora) y que de manera conjunta había que librar batalla contra las estructuras de la sociedad burguesa capitalista. Así, la lucha era conjunta contra el heteropatriarcado y el capitalismo. Para el Colectivo Canario de Homosexuales el nuevo sujeto revolucionario eran el movimiento feminista y el movimiento homosexual.

Hay dos textos principales de este colectivo que es puro oro de análisis: “Por un Movimiento Homosexual en Canarias” (sin fecha) y “Se olvida fácilmente...” (este último de 1980 y presentado en el Segundo Congreso del Partido de Unificación Comunista de Canarias, PUCC). En ellos se establecen las bases ideológicas del movimiento.

Esta ideología de izquierdas del Colectivo Canario de Homosexuales era compartida por otros muchos movimientos y partidos. Sin embargo, la LGTBIfobia no era ni mucho menos monopolio de los partidos de derechas y la izquierda (partidos y demás organizaciones populares y obreras) también era machista y heterosexista por lo que integrar (o al menos apoyar) las reivindicaciones de las disidencias sexuales y de género no era tarea fácil. Aun así, bien es cierto que había un acercamiento y diálogo que, aunque insuficiente en los primeros momentos, poco a poco fue calando.

Por otro lado, mención aparte merece el activismo lésbico. Las lesbianas hicieron parte tanto del movimiento homosexual como del activismo político en partidos u organizaciones obreras. Sin embargo, esta doble discriminación (ser mujer y lesbiana) las situaba en una disyuntiva: ¿me posiciono junto a los hombres homosexuales o me sitúo junto al movimiento feminista con el resto de mujeres? Así, las lesbianas organizaron grupos mixtos, grupos específicos o se integraron dentro del movimiento feminista. En 1980 aparece el Colectivo Canario para la Liberación de la Mujer Lesbiana, que se relacionó en estrecha colaboración con el Colectivo Canario de Homosexuales y la Coordinadora Feminista. Sin embargo, tal y como concluye Víctor Ramírez Pérez (2019:210) en su investigación “el activismo lésbico en Canarias fue [...] escaso y poco visible desde el punto de vista de identificación de las protagonistas”.

Finalmente, y tras la celebración del Orgullo de 1980, el movimiento entra en un progresivo declive hasta su disolución. Entre las posibles razones que se arguyen para justificar la desmovilización se encuentra la consecución del objetivo de la despenalización de la homosexualidad al conseguir eliminar la referencia a realizar actos de homosexualidad en la Ley de Peligrosidad Social junto con la necesidad de disfrutar de la libertad conseguida tras tantos años de represión como los vividos. Así, y tras 1980, el Colectivo Canario de Homosexuales va desapareciendo de los medios de comunicación y de la esfera pública.

Conclusiones
‘Peligrosas y revolucionarias: las disidencias sexuales en Canarias durante el franquismo y la transición’ es un riguroso trabajo de investigación de Víctor Ramírez Pérez que debemos leer en su totalidad para entender la dimensión de la interconexión de represiones sobre el movimiento LGTBIQ+ en Canarias en nuestra historia reciente.

La consulta a la prensa del momento, el análisis de los antecedentes penales de los detenidos por homosexualidad, la bibliografía consultada y, sobre todo, los testimonios recogidos hacen de esta obra un trabajo de necesaria visibilización. En esta ocasión hemos querido dar nuestro particular homenaje al autor pero, también, a todas las personas que en el pasado se levantaron contra la represión y a aquellas que hoy han tomado el testigo de esa lucha aún necesaria.

  • Recursos bibliográficos
  • Ramírez-Pérez, Víctor M. (2019) Peligrosas y revolucionarias: las disidencias sexuales en Canarias durante el franquismo y la transición..
  • Ramírez-Pérez, Víctor M. (2018). Pioneros del movimiento homosexual en Canarias durante la transición en Fundación Salvador Seguí-Madrid (coord.) Las otras protagonistas de la Transición. Izquierda radical y movilizaciones sociales, pp. 97-111.

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | PRIMERA MARCHA DEL ORGULLO EN MADRID: "FUE UN ROTUNDO ÉXITO"

Vanity Fair / Mani del Orgullo en Madrid, 1978-06-25 //

"Fue un rotundo éxito": la historia de la primera marcha del Orgullo en Madrid, contada por sus protagonistas.

Ocho años después de las primeras marchas por el Orgullo LGTBI en Estados Unidos, Madrid se unió a las ciudades españolas que siguieron la estela de la pionera Barcelona.
Álex Ander | Vanity Frair, 2021-06-28
https://www.revistavanityfair.es/cultura/articulos/primer-desfile-orgullo-madrid-1978-historia/50569 

Lo que hoy todo el mundo conoce como Orgullo español nació, en realidad, como una marcha por la liberación de los derechos de las personas homosexuales, bisexuales y transexuales. Lo hizo además en Barcelona, en el mes de junio de 1977, apenas nueve años después de que un grupo de personas LGTB decidieran rebelarse contra la brutalidad policial y la discriminación a las puertas del Stonewall Inn —un bar gay del Village neoyorquino—, y se echaran a la calle para reclamar sus derechos —gesto que las personas LGTB de todo el mundo conmemoran cada 28 de junio desde 1970—.

Aquella marcha pionera, organizada por el Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), contó con unas 4.000 personas que recorrieron Las Ramblas exigiendo la derogación de la Ley de Peligrosidad. Tal y como señala el periodista y escritor Rubén Serrano en su libro ‘No estamos tan bien’, a esta manifestación se sumó el movimiento feminista, vecinal y obrero: "Aquella interseccionalidad se debió a que sus organizadores habían mostrado su apoyo y acudido anteriormente a concentraciones como la del Día del Trabajador, la del 8 de marzo y a las del movimiento estudiantil".

La marcha estuvo encabezada por mujeres trans como Miryam Amaya, que recuerda el miedo inicial que sintieron muchas de las manifestantes. "Todas íbamos acojonadas", comenta a nuestra revista. "La manifestación en sí no la disolvieron los grises, pero porque estaba allí toda la prensa mundial. Y la prensa estuvo allí porque era insólito e inimaginable que, habiendo tenido una dictadura, nos atreviésemos a salir a manifestarnos como 'maricones' (que era como nos llamaban a todas entonces). Ahora bien, a partir del día siguiente sí que hubo muchas represalias, sobre todo hacia nosotras, las mujeres trans. Pasaban los furgones de la policía y, aunque estuvieras dentro de un bar, entraban, te sacaban de allí, te metían dentro de la lechera (así llamábamos a sus furgones) y te llevaban a comisaría. Allí te tenían luego una noche, o bien los tres días, o igual, después de cansarse de insultarte y decirte de todo, te soltaban".

En 1978 se unieron a Barcelona las ciudades de Madrid, Bilbao y Sevilla. La que fue la primera manifestación del Orgullo celebrada en la capital española tuvo lugar el 25 de junio de 1978 y estuvo organizada por el Frente de Liberación Homosexual de Castilla (FLHOC) —la provincia de Madrid no se había conformado aún como comunidad autónoma—. Varios medios de la época cifraban en más de 7.000 las personas que participaron en aquella marcha que partió a las siete de la tarde de la calle de O'Donnell y discurrió por la avenida de Menéndez Pelayo hasta la plaza de Mariano de Cavia.

El actor y activista ecologista Ramón Linaza recuerda que fue uno de los encargados de pedir permiso a la autoridad gubernativa correspondiente: "La solicitud de autorización al Gobierno civil la firmamos el actor Carlos Patiño (con quien me casé en 2005) y yo en nombre del FLHOC, junto con Alonso Puerta [entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid] y un diputado del PSUC-PCE". Linaza también cuenta que el PSOE y PCE "aportaron la firma para que la manifestación fuera autorizada, pero no acudieron a ella".

La marcha estuvo encabezada por una pancarta del FLHOC que reclamaba la despenalización de la homosexualidad. Algunos manifestantes portaban pancartas con lemas como ‘Aquí estamos, no nos ocultamos’, ‘Libertad sexual’ y ‘No están, no se ven, las maricas de UCD’. También hubo pancartas en recuerdo de todas las personas homosexuales y trans represaliadas y encarceladas por el franquismo, y de las 600 personas que pasaron aquel día entre rejas por delitos tipificados como sexuales. A mitad de la marcha, incluso, se guardó un minuto de silencio por Esmeralda la Francesa, un hombre homosexual que tiempo atrás se había suicidado tirándose por el hueco de una galería ubicada en la tercera planta de la cárcel de Carabanchel —un complejo penitenciario construido por el régimen franquista y que, aunque nunca fue exclusivamente una prisión política, albergó a numerosos presos políticos y sociales—.

"Todos estos gritos se convirtieron en griterío cuando un bote de humo fue lanzado a los manifestantes desde un punto no determinado. A pesar de ello, este incidente no tuvo mayor repercusión y la manifestación llegó al término de su recorrido sin mayores trascendencias, entre canciones y risas", rezaría después una crónica publicada en el ya desaparecido periódico ‘Hoja del lunes’. "Fue una manifestación muy alegre, divertida y enormemente diversa", comenta Linaza. "El único incidente que recuerdo es que la policía estaba muy nerviosa y nos obligaron a andar muy deprisa para que aquello se acabara lo antes posible. Entonces, nos pusimos a caminar bailando y cantando 'qué buenas son las fuerzas represivas, / qué buenas son que nos llevan de excursión'. Fue un rotundo éxito tanto por la asistencia como por el hecho de que fuera legalizada y no hubiera ninguna agresión ni detención, como sí ocurrió en las Ramblas de Barcelona el año anterior".

La crónica del evento que apareció en el diario ‘El País’ apuntaba igualmente que "Al margen de los miles de personas que participaron en la manifestación, eran muchos los que desde las aceras presenciaron el desfile sin atreverse a participar". En efecto, algunos mirones, vecinos y turistas aplaudían desde la orilla de la calle. Otros, se limitaban a contemplar el evento intercambiando tímidas miradas de complicidad con los manifestantes. Una reacción bastante lógica, teniendo en cuenta que muchísimos ciudadanos se encontraban aún encadenados a la ignorancia y los prejuicios hacia la comunidad LGTBI.

El éxito de aquella manifestación y la presión social en las calles acabarían llevando a la despenalización de la homosexualidad en el mes de diciembre de 1978 —aunque la policía continuó hostigando a homosexuales, bisexuales y trans, y los jueces siguieron aplicándoles a todos ellos el delito de escándalo público—. La antropóloga y profesora de la UOC Begonya Enguix comenta que, en los años ochenta, tras la eliminación de los homosexuales de la lista de 'peligrosos sociales' y la legalización del FAGC y otros colectivos, "el activismo se debilitó y florecieron los sitios de ambiente como espacios de sociabilidad". Habría que esperar hasta 1997 —un año después de que comenzase la participación de carrozas— para alcanzar nuevamente una participación de cinco mil personas en el Orgullo.

Enguix opina que ha llovido mucho desde aquella primera manifestación en Madrid. "Se ha pasado de la lucha por la liberación sexual a la lucha por los derechos (el matiz es importante) LGBT o LGBTIQ. Cuando la manifestación de Madrid se convierte en manifestación estatal del Orgullo, aglutina a colectivos de toda España y mueve sus fechas a principios de julio. Ambas cosas consolidan el modelo de 'manifiesta' [término acuñado por Ruth Toledano] cuyo potencial político y reivindicativo es frecuentemente cuestionado pero que yo afirmo", explica.

Resulta indiscutible que la manifestación de Madrid —que, al contrario de lo que ocurre en otros países democráticos, sigue estando controlada por activistas— no ha dejado de adquirir relevancia pública, hasta el punto de que la ciudad organizó en 2017 el WorldPride, considerado el evento LGTB internacional más importante del mundo. Tal y como señala Enguix en su artículo ‘No desfilamos, nos manifestamos: activismos y manifestaciones LGTB en España’, el enorme éxito de convocatoria del Orgullo estatal (tanto en lo que respecta a participación como a público) "promueve cierto 'contagio emocional' del significado último de la manifestación, la igualdad de derechos. Un buen ejemplo de este contagio —también rentable económicamente hablando— es la proliferación de banderas del arcoíris en locales y gentes en Madrid. La manifestación estatal puede ser vista como una catarsis colectiva y emocional: sin duda, es un caso paradigmático para entender mejor las lógicas que nos rigen y cómo se relacionan e interseccionan".

2021/06/25

DOCUMENTACIÓN | 28-J | ORGULLO GAI EN ANDALUCÍA, 1981

Orgullo Gai: Andalucía, 1981.
Pablo Morterero | 1 de cada 10 | 20 Minutos, 2021-06-25

https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/tag/movimiento-homosexual-de-accion-revolucionaria/ 

Hace 40 años, el Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA) organizó por primera vez en Andalucía una agenda trans-provincial del Orgullo Gai, con actos en Granada, Málaga y Sevilla.

Reconstruir la historia del movimiento homosexual español en general, y andaluz en particular, es extremadamente complicado: la fragilidad de la memoria de los y las protagonistas e incluso la voluntad de olvidar de algunas y algunos, así como la falta de fuentes escritas por las más variadas circunstancias, hacen que a veces pase de ser una tarea titánica a directamente una labor imposible.

Esta incertidumbre se extiende a la celebración en nuestra Comunidad Autónoma de lo que hoy conocemos como Orgullo LGTBIQ.

Barcelona fue la primera ciudad que acogió en junio de 1977 una movilización en favor de los derechos de gais (entre los que entonces se incluían a las mujeres trans) y lesbianas, siguiendo la senda de diferentes capitales europeas que replicaron la primera manifestación del 28 de junio en Nueva York en 1970 para conmemorar los disturbios producidos un año antes en Stonewall.

Aquella primera movilización del activismo barcelonés (que se repitió en diciembre del mismo año en contra de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social) preparó la que sería la primera acción coordinada en todo el territorio nacional a través de la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE) en 1978.

La COFLHEE fue la primera organización mixta (de gais y lesbianas) que aspiró a articular el naciente movimiento homosexual español, y que dejó paso a la FELGTB en los años 90.

Una de las reuniones preparatorias para dicha movilización se celebró en Sevilla en la primavera de aquel año y desembocó en la convocatoria de manifestaciones y mítines por varias ciudades españolas para el domingo 25 de junio de 1978 por el “Día Internacional de la Liberación Homosexual” ya que hasta un año más tarde no se adoptó el término “Día del Orgullo Gay” (que se convirtió posteriormente y durante pocos años en “Orgullo Gai”).

Creemos saber que, en Andalucía, solo Sevilla celebró un acto aquel 25 de junio. En concreto un mitin multitudinario (asistieron unas mil personas según distintas fuentes) convocado por el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionario (MHAR) en los locales que el Sindicato Comisiones Obreras disponía en la calle Calatrava, muy cerca de la Alameda de Hércules, y que posteriormente continuó con una concentración y finalmente una manifestación que desde la plaza del Triunfo continuó hasta el Prado de San Sebastián, donde terminaron un valiente grupo de unas 30 personas.

Al año siguiente, 1979, el MHAR celebró otro mitin en los mismos locales de CCOO con una afluencia muy inferior, y que supuso el último acto documentado de la primera organización homosexual sevillana, la cuarta organización de la entonces región andaluza.

Porque el movimiento homosexual andaluz nació en Málaga con la Unión Democrática de Homosexuales (UDH) en 1976, contándose para 1977 con al menos tres organizaciones más, además de la UDH: en Granada existía el Movimiento de Liberación Homosexual y el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR); y en Sevilla el citado MHAR.

Y afirmamos que al menos tres, porque la prensa de 1978 recoge que en junio de aquel año existía en las provincias de Sevilla, Córdoba y Granada el Frente de Liberación Homosexual (FLH) sin que se aportara datos de cuando se constituyeron.

Esta información está en contradicción con lo afirmado posteriormente por fuentes orales y documentales del que luego pasaría a llamarse Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA), según las cuales el Frente de Liberación Homosexual de Granada se creó en 1979, el Frente de Liberación Homosexual de Sevilla en 1980 y el propio Frente de Liberación Homosexual de Andalucía en 1981, en la parroquia de San Idelfonso de Granada.

Nuestra hipótesis es que los Frentes de Liberación Homosexual de Sevilla, Córdoba y Granada de 1978 (tal vez de 1977) no se consolidaron, y que posteriormente fueron refundados por activistas desconectados con el pasado. Según las fuentes orales y documentales a las que hemos tenido acceso (que no necesariamente refleja la realidad de la época) en la primera mitad de la década de los 80 el FLHA fue la única organización homosexual andaluza.

Según un folleto del FLHA de 1984, “Hace cuatro años, con motivo del Día del Orgullo Gai, aparecieron en las calles sevillanas carteles de hombres y mujeres abrazados que convocaban a una reunión – a la que siguieron otras – que puso de manifiesto la existencia de un grupo de personas especialmente interesadas por el tema de represión y discriminación homosexual.”

“Las cosas” continua el folleto “no estaban – no está – bien para los gais y creíamos – creemos – que se podían mejorar. Nos planteamos unos objetivos – inmediatos unos, a largo plazo otros – y unas bases de funcionamiento. Contamos con otros grupos existentes en Granada y Málaga y uniendo esfuerzos organizativos nacía el FLHA en mayo de 1981. Aquel año se celebró en Granada, Málaga y Sevilla el Día del Orgullo Gai con fiestas y alguna charla”.

Y es que el impulso inicial del movimiento homosexual español a finales de los años 70 (cuando las manifestaciones de Barcelona y Madrid convocaban a miles de personas) desapareció tras la exclusión del estado de homosexualidad de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social en diciembre de 1978. En Madrid, por ejemplo, de las 7.000 a 10.000 personas que convocó la manifestación madrileña de 1978, se pasó a unas 600 en la manifestación de 1980.

Pero el FLHA (que era miembro de la COFLHEE), a pesar de no tener fuerzas suficientes ni apoyo social para convocar manifestaciones en aquella década, sí tuvo la capacidad de organizar por primera vez una agenda regional del Orgullo Gai con fiestas y charlas en las distintas provincias andaluzas donde tenía presencia.

Cuarenta años después, debemos seguir homenajeando a aquellos valientes activistas que abrieron paso a los avances legales y sociales de los que hoy, a pesar de todas las dificultades, disfrutamos las personas homosexuales (lesbianas y gais), bisexuales, trans e intersex.

2021/06/24

DOCUMENTACIÓN | ESTUDIOS | ESPAÑA, EL PRIMER PAÍS EUROPEO CON MÁS POBLACIÓN NO HETEROSEXUAL

España, el primer país europeo con más población no heterosexual.
El 6% de los españoles dice ser bisexual, el 5% gay y el otro 1% pansexual (atracción independientemente del sexo de la persona) u omnisexual (atracción por todos los géneros).
EFE | El Confidencial, 2021-06-24
https://www.elconfidencial.com/sociedad/2021-06-24/espana-primer-pais-europeo-poblacion-heterosexual_3149620/ 

Un 78% de los españoles se declara heterosexual y un 12% se identifica con otro género, lo que sitúa a España como el tercer país a nivel mundial y el primero europeo con mayor población no heterosexual, mientras el 10% prefiere no expresar su identidad sexual.

En concreto, el 6% de los españoles dice ser bisexual, el 5% gay y el otro 1% pansexual (atracción independientemente del sexo de la otra persona) u omnisexual (atracción hacia todos los géneros), lo que suman un 12% de no heterosexuales frente al 11% de Alemania y Reino Unido y el 10% de Países Bajos, Bélgica y Suecia.

A nivel mundial, el 80% de la población se identifica como heterosexual. Son datos de una encuesta de Ipsos sobre la visibilidad y percepción pública del colectivo LGTBI+ realizada a un total de 19.069 personas de 27 países, que se publica cada año con motivo del Día Mundial del Orgullo, que se celebra el 25 de junio [i.e. 28 de junio].

Un 10% de los encuestados en España prefiere no expresar su identidad sexual, uno de los porcentajes más altos de Europa, solo superados por Alemania (12%) y Polonia (11%). En el resto del mundo este dato oscila entre el 39% de Malasia, el 33% de Turquía, el 24% de la India, el 19% de Rusia y el 15% de México.

En España, 6 de cada 10 encuestados declaran tener relación con alguna persona gay, lo que le sitúa como el primer país europeo en este aspecto, al mismo nivel que Bélgica y Reino Unido. Los españoles lideran el ranking europeo en compromiso y apoyo hacia estas personas en acciones como acudir a las manifestaciones del Orgullo Gay (un 22% dice haber ido alguna vez, frente al 13% de media mundial).

Además, España se sitúa en el tercer puesto con más ciudadanos a favor del matrimonio homosexual (76%), solo por detrás de Suecia (79%) y Países Bajos (84%). En cuanto a si las parejas del mismo sexo deben tener los mismos derechos a la hora de adoptar niños, España se vuelve a situar en las primeras posiciones, ya que un 77% se muestran a favor, solo por detrás de Países Bajos (83%), Canadá (81%) y Suecia (79%).

Asimismo, nuestro país ocupa el primer lugar en cuanto a que las personas LGBTI+ muestren abiertamente su orientación sexual o identidad de género con el resto de ciudadanos (un 73% frente al 51% de media). También lidera el ranking en la defensa de que estas personas muestren su afecto en público, un 64%, casi el doble que la media mundial (37%).

Igualmente ocupa el primer puesto mundial al apoyar que los deportistas se muestren abiertamente homosexuales (7 de cada 10 encuestados) y es el único país, junto con India, con una mayoría de población a favor de que los atletas transgénero participen en la categoría del género con el que se identifican.

2021/06/20

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | DORIS ALZA, LA TRANS 'SERRANA' QUE DESCUBRIÓ SU 'ALMA' ACTUANDO COMO TRANSFORMISTA

La Voz del Sur / Doris Alza //

Doris Alza, la trans 'serrana' que descubrió su "alma" actuando como transformista: "Mi madre quería una niña y he aquí el resultado".

Doris Alza, pregonera del Orgullo Serrano organizado por la asociación Delta, rememora su vida y su lucha LGTB durante el franquismo. "Cuando me empezaron a tratar como una mujer tenía orgasmos de felicidad"
Francisco Romero | la Voz del Sur, 2021-06-20

https://www.lavozdelsur.es/la-voz-seleccion/entrevistas/doris-alza-trans-serrana-alma-transformista-orgullo-serrano_261425_102.html

Doris Alza (Villamartín, 1945) estaba convencida de que si tenía que ser pregonera del Orgullo Serrano, la programación que organiza cada año la asociación LGBTIQ Delta Sierra de Cádiz en torno al Día del Orgullo, sería en su octava edición. ¿Por qué? Porque ella siempre lleva colgado al cuello el símbolo del infinito, “que es un ocho tumbado”. "El infinito representa principio y fin, la energía sagrada", dice Alza, cuando atiende a La Voz del Sur en su vivienda de la localidad serrana de El Bosque, los días previos al pregón.

"Esperadme aquí, que voy a terminar de maquillarme", señala Doris, que viste con tonos verdosos, con flores estampadas, a juego con su pelo azul. Varias chapas con los colores de la bandera arcoíris que representa al colectivo LGBTIQ tampoco faltan, ni la bandera celeste, rosa y blanca del colectivo trans, al que pertenece. Cuando vuelve, a los pocos minutos, comienza a hablar de su vida, desde su infancia hasta su pasado reciente, con la claridad de quien ha tenido que recordarla continuamente para no olvidarla.

En su vivienda de El Bosque, donde reside desde hace 15 años —"me encanta la Sierra"— tiene su santuario particular, donde quiere hacer la entrevista. "Los lugares tienen una energía, y este lugar está fuera de malas energías. ¿Cómo lo sabemos? Por el agua que está aquí. Se llena y no tiene burbujas", dice. Doris es "consejera espiritual, maga, sacerdotisa"..., por eso creía que las energías la llevarían a ser pregonera en la octava edición del Orgullo Serrano, "por las energías". Ella hace cinco años que pertenece a la asociación Delta, con la que colabora aportando su experiencia, como una de las pioneras en la lucha LGTB durante el franquismo.

Ahora la lucha es otra: conseguir la aprobación de la Ley Trans, que en estos momentos está bloqueada. Los ministerios de Igualdad y Justicia, estos días, han desatascado la llamada autodeterminación de género, principal escollo de la negociación, es decir, que las personas trans puedan modificar su sexo en el registro con su sola decisión y sin necesidad de testigos o pruebas. "¿Me queréis mirar? ¿Qué estáis viendo?", pregunta Doris, que no entiende la oposición a esta Ley, sobre todo por parte del PSOE.

El despertar de la sexualidad
Doris Alza nació en 1945 en Villamartín, siendo la segunda de tres hermanos. "Mi madre estando embarazada decía que iba a ser niña", cuenta. "Ella quería una niña y he aquí el resultado". "Mi esencia y mi alma eran de mujer", dice ella, que tuvo una revelación pasada la treintena. Antes, desde muy joven supo que le gustaban los hombres. "Yo empecé mi vida sexual a los 12 años. Me fijaba más en los chicos. Estando con las chicas yo manejaba el timón, jugaba a las guerras, era la capitana", rememora.

Para Doris Alza, ella no nació en un cuerpo equivocado. "Yo nací en el cuerpo que nací, estaba encantada con mi cuerpo, cada una tiene un proceso", señala. "Cuando me empezaron a tratar como una mujer tenía orgasmos de felicidad". Todo ello lo quiere contar en un libro autobiográfico que verá la luz próximamente. ‘La magia del tiempo. Historia de mi vida’, se llamará. Ahí contará que "no todos los transexuales del franquismo nos dedicamos a la prostitución o al espectáculo". Ella y su amiga Manolita Chen, de Arcos, son dos ejemplos de ello.

En su localidad natal, Doris Alza asegura que no sufrió homofobia. "No tenía pluma, aunque si la hubiera tenido y alguien me hubiera dicho mariquita, imagínate la hostia que le doy...", relata. En su pueblo, dice, "había mariquitas", pero que ella recuerde "no los insultaban, se veía de forma natural". En Villamartín tuvo sus primeras relaciones. Su madre, un día, cuando se enteró de que salía con un joven homosexual, le preguntó: "¿Sabes que es mariquita? A ver si van a pensar en el pueblo que también eres mariquita". "¿Bueno y qué?", respondió ella, zanjando toda discusión. En ese momento no le dijo que era su novio, y su madre llegó a morir sin vivir el cambio de sexo de Doris. Su padre sí lo vio.

La revelación
Doris trabajó en una empresa de decoración en San Sebastián. Para entrar, escribió a mano su currículum: experiencia como decoradora en París, dominio del francés... "Todo era mentira", confiesa. Pero la llamaron y en un mes aprendió a chapurrear el idioma. Al menos lo necesario para defenderse de cara al público. "Nunca supieron que no sabía francés", dice.

Durante su estancia en el País Vasco, de visita en la ciudad francesa de Biarritz —"había más apertura"— conoció a un empresario español que era "muy abierto para la sexualidad" y con el que comenzó una relación. "Con otro chico francés hicimos un trío y me encantó", relata. Siempre he pensado que esto —dice señalándose el cerebro— y esto —al corazón— es de la persona que te enamoras y quieres, pero mi sexualidad es libre". Gracias a esta pareja descubrió lo que quería ser de mayor.

Una vez, durante su adolescencia, tras ver a homosexuales de Villamartín de avanzada edad, se sorprendió a ella misma diciendo: "Yo no quiero ser un maricón viejo". Muchos años después recordó estas palabras. Estaba en Valencia, en una sala de variedades y transformismo que abrió su pareja vasca. "Se llamaba ‘Incógnito’ y el logo era media cara de hombre y media de mujer", recuerda. "Cuando hablo allí con transexuales, me provocan muchos sentimientos, creo que es lo que estoy buscando".

Doris lo confirmó cuando, maquillada para protagonizar un espectáculo a lo ‘Pimpinela’, caracterizada mitad de mujer, mitad de hombre, se tapó la parte masculina. "Cuando me vi en el espejo dije: No quiero morir como un maricón viejo. Así quiero morir". "No sabía ni maquillarme, pero descubrí cuál era mi camino, mi esencia era de mujer, desde antes de nacer".

El Pasaje Begoña la volvió "loca"

Con 23 años, Doris Alza llegó al Pasaje Begoña, la mítica callejuela de Torremolinos que se convirtió en un oasis de libertad para el colectivo LGTBI en pleno franquismo. "Allí me volví loca", confiesa. En los locales de este lugar conoció y se enamoró de mitos como Marilyn Monroe —"que decía que se ponía dos gotas de Channel para dormir"— y de los Beatles, sobre todo de John Lennon. "Él escribió la canción más maravillosa para este siglo, ‘Imagine’: imagínate un mundo sin guerra, sin hambre, sin fronteras, sin religión... Yo era hippie total", dice Doris.

Gracias a sus conocimientos de mecanografía, trabajó como "facturista" en un hotel de Torremolinos. "Creo que me contrataron por mi pinta de hippie". A escribir a máquina aprendió con 15 años en la misma empresa en la que estaba de empleado su padre. A esa edad tenía tres trabajos, ese mismo, como dependienta en una tienda y como representante de una compañía de comestibles. "Como soy Acuario, los signos de aire somos muy luchadores", dice Alza.

"No quería dictadura ni en pintura"
Estando en San Sebastián, cuenta Doris Alza que corrió "delante de los grises por el no a la dictadura". Su familia sabía bien lo que era sufrir durante el franquismo. A su abuela, por considerarla comunista —"ella era socialista, pero tenía una amiga comunista y ya decían que ella lo era"—, le raparon el pelo, la hicieron tomar aceite de ricino y la pasearon por la plaza del pueblo. "Yo he vivido ese franquismo, no lo quiero ni en pintura, y nazismo menos. No quería dictadura ni loca", dice.

"Entonces era mariquita, no reivindicaba al colectivo trans porque no existía", señala Doris Alza, quien recuerda con alegría que su madre pudiera ver el funeral de Franco. El dictador falleció el 20 de noviembre de 1975 y la madre de Doris, unos días después, el 8 de diciembre. "Mi madre estaba con cáncer, ingresada en el hospital, pero pudo ver el funeral. ‘Anda, ya se fue el dictador’", recuerda que dijo. Una vez que se despidió a su madre, como estaba "soltera y sin compromiso", se rindió al destino. "Que me depare lo que sea", pronunció. Más tarde conoció a su pareja vasca y supo qué quería ser de mayor.

Cómo conoció a su marido
Doris Alza lleva 42 años junto a Rafael, su marido desde 2007, con el que vive en El Bosque. "A mí con 30 años me llegan a decir que iba a estar con un hombre toda la vida y hubiera dicho que ni loca". Al principio, Doris no creyó que fuera a durar mucho con Rafa. "Lo veía tan machote... no me veía con él", relata, pero lo conoció en una discoteca de Madrid en 1979, y desde entonces no se han separado.

Un día, en la discoteca, Rafa le preguntó a Doris: "¿Tú has tenido hijos?". "Uy, éste no se ha enterado de nada", pensó ella. Cuando lo puso al día, Rafa respondió: "¿Y qué pasa?". "A mí no me pasa nada, si te pasa algo es a ti", dijo Doris. Él se fue. Y volvió a los pocos minutos con un gintonic en la mano, "más relajado".

—"Tú para mí eres una mujer".
—"Claro que lo soy, y quiero disfrutar de la vida".

Ahí comenzaron una historia de amor que continúa hoy día. "A él no le gustan los hombres, se enamoró de mí", dice Doris. "Por mi experiencia, creo que no se nace transexual, homosexual o heterosexual, se nace persona, y en el fondo todos los seres humanos somos bisexuales. La gente se enamora de la gente".

Ella tuvo claro que debía estar con Rafa cuando, tras la muerte de su padre, le pareció verlo en persona. Doris cuenta que aprendió a hacer viajes astrales y que en uno de ellos, estando en Marruecos, vio a una señora con un niño en los brazos con la cara de Rafa. "Había sido mi hijo en otra vida y me lo robaron. Y en esta vida me iba a encontrar con él como pareja". Y remata: "Ni una madre deja a su hijo, ni un hijo deja a su madre".

2021/06/18

ARTÍCULOS | Peidro, Santiago | La patologización de la homosexualidad en los manuales diagnósticos y clasificaciones psiquiátricas

Peidro, Santiago [Universidad de Buenos Aires] (2021). La patologización de la homosexualidad en los manuales diagnósticos y clasificaciones psiquiátricas. Revista de Bioética y Derecho [e-ISSN 1886-5887], 52, 221-235.

Ed. digital: Open Access | Revistes UB [Universitat de Barcelona] | 2021-06-18
https://revistes.ub.edu/index.php/RBD/article/view/31202

Ed. digital: Open Access | SciELO | 2021-10-25
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1886-58872021000200013

[.es] Investigaremos la relación entre el diagnóstico en la atención de la Salud Mental y la clasificación de la homosexualidad como enfermedad o trastorno mental con el fin de analizar que en lo que a las sexualidades no hegemónicas respecta, el diagnóstico no supone ser únicamente un conocimiento acabado del fenómeno que pretende investigar, sino que funciona como un procedimiento performativo que produce el mismo fenómeno que busca delimitar. Para ello, consideraremos los “Principios para la protección de los enfermos mentales” adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17/12/1991, así como los sistemas internacionalmente vigentes de Clasificación en Salud Mental. Nuestra hipótesis de trabajo descansa también en las ideas sobre la performatividad desarrolladas por Judith Butler.

Telling the Story of When LGBTQ+ Activists Fought the Establishment and Won / PBS

Ronald Gold, Charles Silverstein, Frank Kameny y Barbara Gittings celebran la victoria en la sede de la APA en Washington, DC, el 15 de diciembre de 1973, el día en que la Junta Directiva de la APA anunció su decisión de eliminar la homosexualidad del manual de enfermedades mentales de la organización. [McGovern Historical Center, Texas Medical Center Library, Medical World News Photograph Collection]
 
[...] En 1974 la APA decidió, luego de una votación entre sus miembros, eliminar la homosexualidad de la segunda versión del DSM con una mayoría simple (58%). Acordaron sustituir ese diagnóstico por una categoría en la que se incluían las "Perturbaciones en la Orientación Sexual". Más adelante, en la tercera edición del Manual, se incluyó el diagnóstico de "Homosexualidad Egodistónica", que se vinculaba con el malestar acaecido por la orientación sexual. No obstante, este diagnóstico también fue eliminado en la versión revisada de esa misma tercera edición del Manual (APA, 1988). Esta decisión fue confirmada en las sucesivas versiones y ediciones. Hoy en día, la APA coloca a todo malestar persistente, causado por la propia orientación sexual, como uno de los llamados "trastornos sexuales no especificados".

Habría que esperar recién hasta 1990, más de ciento treinta años después de la invención del término homosexual, para que la Organización Mundial de la Salud excluyera finalmente a la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades (OMS, 1992). Por último, la décima versión de esta clasificación (C.I.E.-10), eliminó totalmente a la homosexualidad de sus manuales. [...]

2021/06/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | MANIFIESTO DE LA IZQUIERDA BRILLI-BRILLI: SAMANTHA HABLA POR NUESTRA DIFERENCIA

Manifiesto de la izquierda brilli-brilli: Samantha habla por nuestra diferencia.
Ira T. | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2021-06-16

https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/tag/amanda-klein/ 

¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
—Pedro Lemebel, Manifiesto, 1986


El pasado miércoles, la artista travesti Samantha Hudson fue invitada al programa Playz para participar en una mesa de debate sobre políticas identitarias y lucha de clases. En dicho debate, voces del obrerismo reaccionario contrapusieron una supuesta “identidad de clase” al resto de “identidades fragmentarias”, invitando así respuestas desde una perspectiva interseccional desde las que se reivindicaba que las distintas opresiones no podían entenderse sino en un conjunto indisoluble. Samantha fue, precisamente, la única participante del debate que mostró atisbos de comprender las distintas relaciones opresivas con las que convivimos como parte de una misma totalidad capitalista. Cayó la noche y prendieron las antorchas. Desde aquel instante, Samantha ha sufrido en las redes sociales un acoso sanguinario por parte de personas que se dicen a sí mismas revolucionarias. Asimismo, esta pasada semana, una conocida feminista radical ha tenido a bien regalarnos el “agravio” de izquierda brilli-brilli, sumándose junto con el “mutantes” de Lidia Falcón al repertorio de injurias reapropiadas que nos chiflan a las transmaribibolleras. Es desde este escenario que escribo, con una urgencia y una rabia que me son impropias, pero con la firme convicción de estar en el lado correcto de la Historia. Dejad a esta transmarika contaros qué puede decirnos el odio a Samantha Hudson sobre la izquierda revolucionaria, y con suerte, en el desenlace del texto, habremos recuperado una brizna de solidaridad de clase.

Hubo una militante lesbiana y comunista en el MEHL (Movimiento Español de Liberación Homosexual) apodada Amanda Klein. En 1973, ella escribió una gacetilla llamada 'Explicación materialista del origen de la represión sexual', en la que relacionaba la institucionalización de la heterosexualidad con las contingencias históricas de la sociedad de clases. Su brillante conclusión declaraba: “Así pues, propiedad privada, matrimonio y sexualidad monógama heterosexual, son tres aspectos de manifestarse de un mismo fenómeno: La explotación del hombre por otro ser humano.” Amanda Klein vivió una doble militancia clandestina, en el movimiento gai y en el movimiento comunista, fue condenada a luchar sin nombre por la emancipación del género humano, mientras velaba su deseo entre visillos con cortinas tricolor. Amanda sigue viva, nunca sabremos su verdadero nombre, nunca sabremos su historia, y todo porque los prejuicios de quienes anhelaban una revolución no repararon en que la sexualidad también era una relación social a revolucionar. Cruzando los Pirineos, en una organización gai hermana (FHAR), un varón maricón y comunista apodado Jean Nicolas publicó cinco años más tarde un libro llamado 'La cuestión homosexual'. En sus furtivas páginas se leía “Hay que abordar la sexualidad como un conjunto de relaciones sociales, regidas por normas diferentes según su adscripción a una forma dada de producción” y proseguía “una estrategia centrada únicamente la lucha contra la normalidad estaría condenada a ir cortando incesablemente las cabezas que de continuo renacerían en una inasequible medusa, sin llegar nunca a abatirle alcanzándole el corazón. Por el contrario, una estrategia anticapitalista encerrada en una lucha economista (...) desvirtuaría profundamente la dinámica de la sociedad de transición hacia el socialismo (...) que apunta a una transformación total de las relaciones sociales.” No sabemos si Jean sigue vivo, nunca sabremos su verdadero nombre, nunca sabremos su historia.

Al otro lado del océano, en 1975, una célula de lesbianas maoístas de California respondía a los discursos homofóbicos que estaban floreciendo en las organizaciones comunistas estadounidenses. Esta réplica se denominó ‘Towards a Scientific Analysis of the Gay Question’. En ella, Los Angeles Research Group aseveraban: “Es precisamente una de las funciones de la ideología burguesa promover la idea de que hay un muro entre la vida productiva y la vida personal (...) debemos derribar ese muro” y resolvían “La historia de la civilización también ha sido la de los intentos de las clases dominantes de reforzar la conexión entre la sexualidad y la reproducción, para así mantener la propiedad privada mediante la institución de la herencia”. Así, su análisis materialista histórico y dialéctico concluía, como otrora había hecho Amanda Klein, que la homofobia no tenía lugar en la lucha revolucionaria; pues pertenecía a la forma burguesa de entender el mundo, donde aquellos sujetos que desnaturalizaban la economía política capitalista, como era el caso de las personas LGTBI con la familia monogámica, debían ser arrastrados a los márgenes, para así asegurar que la acumulación de plusvalía seguía viéndose como el orden natural de las cosas. No sabemos si las mujeres de Los Angeles Research Group siguen vivas, nunca sabremos su verdadero nombre, nunca sabremos su historia. Más allá de los Andes, en 1986, la escritora marica y comunista Lemebel compartía con las desposeídas invertidas del mundo, un himno al dolor proletario y disidente, su poema 'Manifiesto', con el subtítulo “Hablo por mi diferencia”. Los versos de este poema no estaban escritos con tinta, sino con las lágrimas de la penita negra travesti, con la sangre de tantas compañeras que “no llegaron nunca a la costa” por no ser nunca hombres de verdad. Este poema, a parte de una maravillosa obra literaria, es un fracaso político de la izquierda. En él, Lemebel, pobre como las ratas, confiesa haber perdido la utopía del horizonte comunista por toda la violencia homofóbica que recibió en su militancia, confiesa no haber tenido más remedio que huir del tren siberiano que pasaba por las pupilas de quien creía sus camaradas cuando su voz se ponía demasiado dulce. Lemebel sigue viviendo en tanto viva su poesía, conocemos su nombre, conocemos su historia, pero él murió fuera del partido.

Hoy, en 2021, Samantha Hudson se ha convertido en el chivo que debe expiar el pecado del borrado de la mujer (sin ser ella nada de eso), en el opio de la juventud según dicen los miserables, en las abstracciones talmúdicas que deberían arder en la pira purificadora de occidente. Mi hermana Alana Portero, y mi querido Christo Casas lo han dejado bien claro: Decid que odiáis a los maricones y dejaos de brasas. Eso sí, devolved el pin del triángulo rojo por el camino. Lo que molesta de Samantha es lo mismo que molestó de Lemebel, lo que se le pide ocultar a Samantha es lo mismo que escondió toda su vida Amanda. Por la sangre de mis ancestras degeneradas que no vamos a repetir la historia una vez más; que esta vez quienes mueran fuera del partido serán los reaccionarios que no toleran a quienes se salen de lo que el capital dice que es un hombre y una mujer de verdad. Ni una sola de las críticas a Samantha que he leído han conseguido sacudirse el polvo de la homofobia más añeja, y no quería quedarme sin preguntaros: ¿Qué os asusta tanto a quienes convertís la purpurina en injuria? ¿Se puede con tamaña cobardía edificar un mundo nuevo? ¿Tanto os importunan las femmes, las maricas, las locazas, las travestis y las trans que, a pesar de toda la violencia cotidiana del capital, se mantienen erguidas con su brilli-brilli, y lucen su feminidad prohibida con el orgullo del rebelde? En cierta ocasión le preguntaron al militante trans y comunista Leslie Feinberg qué opinaba de los discursos transfóbicos de Mary Daly y Janice Raymond, a lo que elle espetó: “Cada vez que un grupo social oprimido es demonizado, se promueve una división que no puede verse sino antagónica con el tipo de movimiento que quiero construir.” Cierto sector del feminismo hoy acusa a la feminidad que se presenta en los cuerpos que fueron nombrados en masculino en su mutismo de ser un caballo de Troya, yo no puedo sino decir que la retórica de chivos expiatorios, la misma que hoy dirigís contra Samantha, es el peor caballo de Troya del capitalismo en la lucha solidaria por imaginar otros futuros posibles en común. Para concluir, me permito el legado de hacer mías las últimas palabras del 'Manifiesto' de Lemebel: “Hay tantos niños que van a nacer con una alita rota, y yo quiero que vuelen compañero. Que su revolución les dé un pedazo de cielo rojo para que puedan volar.”

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | MARIC*NES CONTRA WOJTYLA Y OTRAS AVENTURAS DE NAZARIO

El Periódico / Nazario (d) en el bar Kike //

Maricones contra el papa Wojtyla y otras aventuras de Nazario en la Barcelona de los 80.

El artista recupera en 'El bar Kike y Paca la Tomate' la memoria de la Ciutat Vella homosexual preolímpica.
Ramón Vendrell | El Periódico, 2021-06-16 ***
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20210616/nazario-homosexuales-barcelona-anos-80-bar-kike-11830176

Nazario Luque es una de las contadas personas que en los últimos 2021 años han tenido sexo con un papa. No es que menospreciemos a sátiros como Alejandro VI, es que al fin y al cabo ha habido 264 papas y por alegres que hayan sido son 264 y ni uno más, lo cual da para lo que da: contadas personas han tenido sexo con un papa en 2021 años.

Nazario cuenta en 'Sevilla y la Casita de las Pirañas' (Anagrama) que folló en los váteres públicos de la plaza del Duque, Sevilla, con Clemente Domínguez, más adelante el papa Clemente del Palmar de Troya. Un papa hereje, sí, pero un papa.

De modo que tras haber conocido de primera mano estas conductas papales libertinas no es extraño que le fastidiara un pontífice homófobo como Juan Pablo II, Wojtyla. Quizá por hipócrita. El caso es que en 1986 una comitiva se plantó ante la catedral de Barcelona para protestar contra Wojtyla. 'Ens estimen com volem', decía la pancarta desplegada. Pero además circularon estampitas de san Pollardonio de la Sagrada Metida. "Líbranos a todas de la sífilis y el sida", decía la leyenda, para quien tuviera ojos para algo más que la imponente verga de san Pollardonio.

Eran las estampitas obra de Nazario, claro está. Y una parte importante de la procesión había salido del bar Kike, en la calle de Rauric, en el Gòtic. Era el Kike antes de ser el Kike un bar de repostaje de putas, chulos y camellos. Se convirtió al ser el Kike desde 1983 en un bar de fiesta eterna desde que abría por la tarde, no solo para maricones. Las putas, los chulos y sobre todo los camellos seguían pasando por ahí, así como punks y modernos, pero sobre todo era el cuartel general de Nazario y sus desfasados amigos y amigas.

Locos no, loquísimos
'El bar Kike y Paca la Tomate', nuevo libro de Nazario, nos recuerda que si los años 70 en Barcelona fueron locos, los años 80 fueron loquísimos, pasados de vueltas, sin freno. El Kike era un ejemplo: ya no más bares clandestinos para maricones; un bar abierto a la calle donde podía suceder cualquier cosa. A costa quizá de trauma de algún niño que fuera con sus padres a El Ingenio, la tienda de fantasías en papel maché que estaba casi enfrente.

La Paca la Tomate del título es la tragedia del relato. Un transformista (ni travesti ni disfrazado, puntualiza Nazario) que se vino arriba en el Kike tras sus pinitos en el Dickens y que acabó muriendo en el arroyo, tras volver a ser Paco trabajando en bares de mala muerte ya como camarero otra vez. Como reconoce Nazario, su club de fans la convirtió en una estrella y después la dejó caer sin demasiada compasión.

A lomos del tebeo 'El Víbora', Nazario alcanzó tal popularidad con su personaje Anarcoma que en una redada en el Kike el guardia urbano que lo llevó al lavabo para cachearlo e interrogarlo le confesó su admiración y su vergüenza por la tarea.

Por el Kike pasaron Keith Haring y Marc Almond. El primero hizo grafitis hasta en la cisterna del váter, por no hablar de la barra, ojalá los hubieran conservado. El segundo le pidió a Nazario una portada para un disco que no prosperó por sobrada. Si Almond frecuentaba Barcelona en los 80 quiere decir que Barcelona en los 80 era una caña. Se alojaba siempre en el hotel Colón, unos skins le robaron las Dr. Martens que llevaba y era el tío más tatuado de una ciudad donde solo existía un estudio de tatuajes, Barna Tatoos, en la calle de Obradors, espontáneos talegueros y profesionales guiris en reboticas de bares al margen.

Es 'El bar Kike y Paca la Tomate' la recreación de Nazario de su arcadia en Ciutat Vella en los 80, cutre, disparatada, grotesca e hipersexual. Más arriba también pasaban cosas. En el club Martins de los Jardinets de Gràcia un neón alertaba antes de entrar en el cuarto oscuro: 'Vigila tu cartera'. Marc Almond también lo frecuentaba.

El Ayuntamiento de Barcelona cerró el bar Kike en 1987. "Una ostentosa capa olímpica, como una vistosa alfombra de oropeles, terminaría cubriendo una parte de la ciudad y su memoria, que quedaría para siempre sepultada, como basura, bajo ella", escribe Nazario.

2021/06/09

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | CON EL RECUERDO DE 'FRANCIS', EL FORO SOCIAL VISIBILIZA LA VIOLENCIA POR ORIENTACIÓN SEXUAL

Naiz / Movilización en Errenteria por el asesinato de Francis, 1979-06-11 //

Con el recuerdo de «Francis», el Foro Social visibiliza la violencia por la orientación sexual.

En el 42º aniversario de la muerte de Vicente Vadillo Santamaría, ‘Francis’, a manos de un policía en Errenteria, el Foro Social considera necesario, «no solo reconocer y reparar», sino también «dar visibilidad» a las víctimas de la violencia relacionada con la orientación sexual.
Naiz, 2021-06-09
https://www.naiz.eus/es/info/noticia/20210609/con-el-recuerdo-de-francis-el-foro-social-visibiliza-la-violencia-por-la-orientacion-sexual 

Apenas habían transcurrido siete días desde que un disparo de un guardia civil terminara con la vida de la militante ecologista Gladys del Estal Ferreño en Tutera, cuando otra bala policial mataba a Vicente Vadillo Santamaría en Errenteria el 10 de junio de 1979.

Originario de Alacant, trabajaba como travesti en un club de Errenteria y por eso era más conocido como Francis, su nombre artístico.

Como ha recordado este miércoles el Foro Social, la versión oficial difundida en la época quiso hacer creer que el policía disparó accidentalmente su arma, aunque en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Donostia en 1983 varios testigos aseguraron que no fue así.

Según relataron, el agente Antonio Caba Laguna había amenaza al encargado de la discoteca Apolo. Entonces, Francis se acercó y le espetó: «¿Y por qué no me disparas a mí?», momento en el cual el agente le disparó a la cara, resultando muerto al instante.

«El asesino fue sentenciado a nueve meses y nunca entró en prisión», ha subrayado el Foro Social para impulsar el proceso de Paz, que ha aprovechado el 42ª aniversario de la muerte de Vicente Vadillo Santamaría para reclamar «el reconomimiento también para las víctimas de la violencia relacionada con la orientación sexual».

Reflejo de una época
Estos hechos ocurrieron en «una época en la que las múltiples violencias que diversos agentes llevaron a la práctica eran el pan de cada día en el País Vasco», como ha indicado el Foro Social.

«Años donde las vulneraciones de derechos humanos en el marco del ciclo de violencias adquirieron una especial crueldad (asesinato, vacío social, violaciones, violencia de persecución, torturas sexuales, etc.) en el caso de las personas que decidieron romper con el modelo tradicional de sexualidad impuesto y con la norma hegemónica de género», ha puntualizado.

No obstante, también han destacado que la trágica muerte de Francis supuso un gran impulso al movimiento de los derechos del colectivo LGTBIQ+ en Euskal Herria. Personas que hasta entonces se veían obligadas a moverse en la clandestinidad y la marginalidad, y que «por desgracia continúan siendo víctimas de graves vulneraciones de derechos humanos y vejaciones».

En aquellos días se organizaron las primeras manifestaciones a cara descubierta tanto en Errenteria como en Donostia y comenzaron a tomar forma los primeros movimientos sociales en defensa de los derechos del colectivo, como EHGAM (Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua), que ya llevaba un tiempo gestándose.

Huelga general y más violencia policial

En Errenteria, las protestas se desarrollaron en plena escalada de represión policial. El día 11, lunes, la actuación de las denominadas Fuerzas de Orden Público (FOP) se hizo notar cargando contra una asamblea popular y llegó al interior del ayuntamiento, ya que la Policía lanzó botes de humo y pelotas de goma cuando se celebraba un pleno extraordinario, precisamente, para condenar la muerte de Francis.

Pese a ello, al día sieguiente se realizó una huelga general en la localidad guipuzcoana, después de que el Ayuntamiento y todos los partidos políticos que habían llamado al paro (PSOE, Herri Batasuna, PNV, Euskadiko Ezkerra, PCE, EMK y LKI) hicieran público un comunicado en el que calificaban de «brutal, salvaje e indiscriminada la actuación de las FOP».

Uniformados o de paisano, los agentes policiales continuaron agrediendo y amenanzado a la gente que se movilizaba durante los días posteriores.

Proceso participativo
Situaciones como aquella está siendo analizadas en el proceso participativo denominado ‘Compromiso social con la construcción de la convivencia democrática’, donde se han recogido múltiples aportaciones que constatan que «la sociedad vasca ha estado y sigue estando atravesada por múltiples ejes de desigualdad (género, sexualidad, nivel socio-económico, lengua...)».

Y como ejemplos de ello se citan casos de «libertad vigilada, ‘sexilio’, pintadas, amenazas, agresiones policiales, violencia física, cárcel y exilio, tortura, violencia sexual, transfobia... e incluso vulneración del derecho a la vida», como fue el caso de Francis.

«Desde el Foro Social Permanente creemos que es imprescindible reconocer de forma pública y reparar todas estas experiencias, vivencias y vulneraciones de derechos», han señalado en el comunicado difundido este miércoles.

La «premisa» sobre la que gira esta labor «es clara: todas las víctimas tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación; y las mismas vulneraciones de derechos humanos han de contar con idéntico nivel de reconocimiento político y legal, sea cual sea el agente violento que las haya llevado a la práctica».

Por ello, apelan a los gobiernos de Lakua e Iruñea, así como a las instituciones de carácter local y a los organismos sociales que trabajan en nuestro país, a que hagan suyo el compromiso de dar visibilidad a estas vulneraciones de derechos mediante los mecanismos que consideren oportunos.

Del 28 de junio al 7 de julio
Otra fecha relevante en este contexto que llegará pronto es la del Día Internacional por la Liberación Sexual y el orgullo LGBTIQ+, el 28 de junio. Por esto motivo, el Foro Social ha querido mostrar su «más sentida admiración y dar las gracias por el aporte que hacen a nuestra sociedad a las distintas organizaciones que trabajan y han trabajado en defensa de los derechos del colectivo».

Además, ha anunciado que el próximo 7 de julio organizará un encuentro privado en el que distintas personas representantes de colectivos LGTBIQ+ debatirán sobre los retos pendientes que plantea la construcción de la convivencia, dentro del comentado proceso ‘Compromiso social con la construcción de la convivencia democrática’. Las conclusiones del evento se recogerán en un informe que será presentado posteriormente.

2021/06/03

CAPÍTULOS | López Clavel, Pau | Ecos de la sextopía revolucionaria. Revisitando la emancipación gay-lesbiana en la Valencia transicional

López Clavel, Pau [Universitat de València] (2018) [07]. Ecos de la sextopía revolucionaria. Revisitando la emancipación gay-lesbiana en la Valencia transicional. Las otras protagonistas de la Transición. Izquierda radical y movilizaciones sociales. Brumaria. 85-96.

Ed. digital: Open Access – Libro completo | Fundación salvador Seguí | 2021-06-03
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Si ha habido un momento en el que pareció posible vivir la utopía de la liberación sexual, ese es, gené- ricamente, la década de los setenta. O al menos ese es el eco que nos ha llegado. Eco que resuena débil y confusamente todavía en el movimiento LGTBi+i+, como vagos rumores de lo que aconteció allí, y que influye, en un sentido inspirador o condenatorio, en la memoria colectiva de lxs herederxs actuales de la disidencia sexual: Utopía. Caos. Revolución. Desastre. Sueño. Crisis. Liberación. Fracaso. Ecos, en fin, distantes y distintos, según dónde resuenen.

El halo de misterio y leyenda que envuelve la etapa de los frentes de liberación gay-lesbianos se acrecienta en el caso español por las (im)posibilidades interpretativas derivadas de su coincidencia temporal con el remolino que supone la Transición democrática y el meteórico recorrido del movimiento LGTBi+i+ posterior, situado en unas coordinadas políticas diferentes. Pero, como trataré de exponer, observar detenidamente el devenir de los frentes revolucionarios españoles puede servirnos para reflexionar sobre la complejidad del período 1975-1982 y sus tensiones, más allá de la visión mitológica que alaba el período revolucionario como el momento en que pudo haberse logrado la utopía de la liberación sexual, y la visión denostadora que lo mira someramente desde la óptica del caos y del fracaso irremediable.

Por otro lado, apenas tenemos ecos de la “inhistoria”2 de la disidencia sexual en las periferias de las periferias. Y, más allá de interpretar el período desde parámetros mítico-universalistas stonewallianos y/o, en el caso español, reducidos a la experiencia barcelonesa, merece la pena focalizarnos también en las zonas intermedias, aquellas donde parece que se “gritó” en menor medida. El País Valenciano es un escenario interesante, no solo por la enorme problemática específica que presenta en los años de la Transición, sino también porque, a nivel macro, es un territorio que no suele tenerse en cuenta en la historiografía genera- lista del período y porque, a nivel de historia de la sexualidad, no ha sido posteriormente un foco atendido como Barcelona o como Madrid.

Sumergirse en los tiempos del movimiento sextopista en la València transicional implica, por tanto, escuchar una narrativa periférica y local que se revela como el gris entre las grandes urbes y las zonas sin activismo. Un gris, no obstante, resplandeciente, tanto por su significación contemporánea como por lo familiar, y útil, de los ecos que nos pueden llegar de él.

Teniendo esto en cuenta y sin ánimo de ser exhaustivo, trataré de explicar cómo surgen y se desarrollan los tres frentes revolucionarios gay-lesbianos, consecutivos, de València: el ‘Front d’Alliberament Homosexual del País Valencià’ (1976-1978), el ‘Moviment per l’Alliberament Sexual del País Valencià’ (1978-1980) y el ‘Moviment per l’Alliberament Gai del País Valencià’ (1980-1984). Sin embargo, trataré de hacerlo po- niendo el foco sobre cuáles fueron los principales debates político-ideológicos que tuvieron lugar en(tre) ellos y los ejes de irrupción de lo (homo)sexual en el espacio público, de manera que puedan vislumbrarse algunas de las cuestiones que, bien han sido ignoradas, bien han permanecido ocultas, o bien han sido mitificadas, del llamado período revolucionario, a partir del diálogo establecido con algunas de sus huellas y protagonistas.

CAPÍTULOS | Ramirez Pérez, Víctor | Pioneros del movimiento homosexual en Canarias durante la transición

Ramírez Pérez, Víctor [Activista LGTBi+i+, licenciado en Derecho, especialista en derechos humanos] (2018) [07]. Pioneros del movimiento homosexual en Canarias durante la transición. Las otras protagonistas de la Transición. Izquierda radical y movilizaciones sociales. Brumaria. 97-112.

Ed. digital: Open Access – Libro completo | Fundación salvador Seguí | 2021-06-03
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En el mes de mayo de 1977, varios grupos homosexuales de diversas partes del país, presentaron en Madrid un comunicado de prensa en el que denunciaban el hecho de que “los homosexuales siguen sien- do reprimidos; nuestra actual sociedad española sigue privándoles de sus más elementales derechos como personas y como ciudadanos; siguen vigentes leyes injustas y vejatorias (...)” y, entre otras reivindicaciones exigían la “inmediata derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y la disolución de los tribunales que las aplican”.

Este manifiesto estaba firmado por asociaciones de Madrid, País Vasco, Baleares, Valencia, Andalucía y Aragón, sin que constara la firma de ninguna organización canaria. No obstante, ese mismo año, en el número 22 de la revista ‘OZONO’ (Madrid, julio de 1977), encontramos el antecedente más antiguo que conocemos del movimiento homosexual en las islas. En dicha publicación, el denominado colectivo Homosexuales Unidos Canarios (HUCA), en un documento denominado “Plataforma Reivindicativa” se definía como una “organización independiente, natural y elemental”, que no se encuentra adscrita a ningún grupo político y cuyo objetivo principal es “la feliz realización personal de cualquier ser humano”.

En el documento reivindicaban como “urgente y necesario conseguir de todos los estamentos sociales la inmediata supresión de cualquier discriminación para la realización personal” y, entre otras cuestiones, demandaban el respeto total y absoluto por la inviolabilidad del domicilio, el derecho de intimidad, la supresión cualquier tipo de censura en espectáculos y publicaciones y la libertad de toda persona de usar y utilizar su cuerpo, con las limitaciones mínimas, siempre que no medie abuso, engaño o violencia.

También exigían acabar con el gueto homosexual, condenaban la prostitución masculina o femenina y expresaban la necesidad de impartir una educación sexual adecuada y objetiva, así como la exigencia a todos los medios de comunicación social de un tratamiento objetivo, claro y eficaz sobre cualquier tema relacionado con la homosexualidad.

Solicitaban la derogación inmediata de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, la implantación de los dieciocho años como edad mínima para la mayoría de edad y la normalización en el consentimiento de relaciones sexuales a partir de los catorce años, salvo a deficientes mentales o funcionales. Por último, manifestaban su “confianza en que todos los grupos políticos que integran el Estado incluyan en sus programas unas posiciones concretas y bien definidas acerca de la Homosexualidad”.

CAPÍTULOS | Chamouleau, Brice | Militancias gays descuartizadas en la Transición: duelos y retos

Chamouleau, Brice [Universidad de París 8] (2018) [07]. Militancias gays descuartizadas en la Transición: duelos y retos. Fundación Salvador Seguí-Madrid (coord.). Las otras protagonistas de la Transición. Izquierda radical y movilizaciones sociales. Brumaria. 75-84.

Ed. digital: Open Access – Libro completo | Fundación salvador Seguí | 2021-06-03
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La historia ‘queer’ en España dibuja sujetos de la disidencia sexual y de género y arranca de un desafío: establecer unas genealogías ‘queer’ propias, que también incorpore epistemes propias, representándose el pasado bien desde la perspectiva de sujetos resistentes al orden patriarcal y capitalista que funda el heternormativismo y las opresiones que conlleva, bien como sujetos que ya en los setenta se conformaban con las luchas del siglo xxi, aunque se diesen con un trasfondo con visos anticuados, la España del Tardofranquismo y de la Transición. Esas representaciones en buena medida arrastran una fuerte carga autorreferencial, poniendo en cuestión las implicaciones de una identificación con aquéllas voces que forjaron la jerga de las luchas sexuales en España desde la década de los sesenta. La autorreferencialidad incide en la violencia a la que fueron sometidas las subjetividades no heteronormadas bajo la dictadura y en la manera cómo la democracia posfranquista y la incorporación de España al capitalismo de consumo sentaron las bases para un empoderamiento colectivo que confluye en las leyes de la democracia del siglo xxi. El problema de esta autorreferencialidad en la representación de las voces del pasado, sometidas a la violencia dictatorial y redimidas por la democracia, hace caso omiso de subjetividades que no se identifi- caron con la narrativa redentora que empapa la producción historiográfica sobre la politización sexual en la democracia. Para esta historiografía son, las de aquellas, vidas que no cuentan narrativamente.

La cuestión es por tanto la de la representación de las subjetividades del pasado y a la vez la de una sociología de la producción del discurso sobre aquéllas. La reflexión entronca con reflexiones butlerianas sobre el duelo y sus posibilidades: “¿Cuál es la relación entre la violencia por la que estas vidas que no valen la pena se han perdido y la prohibición de su duelo público? ¿La prohibición del duelo es la continuación de la violencia?”. Apartadas de la memoria de la transición sexual, las poéticas de esas voces silenciadas no pasaron a aquélla que teoriza las experiencias sexuales en el momento transicional: esta violencia epistémica exige indagar en las condiciones de la identificación de las víctimas de la violencia institucional y social hacia subjetividades minorizadas sexualmente en la España posfranquista, partiendo de nuevo de un requisito apuntado por Butler leyendo a Lévinas: “la identificación depende siempre de una diferencia que se trata de superar. [...] De otro modo [...] la identificación recae en la identidad, lo que significa la muerte de la identificación misma”. Un enfoque que desestabilice la historicidad de la memoria y de sus condiciones de producción extraña la evidencia del recuerdo y del mismo victimismo que sustenta la percepción mitificada de una democracia inclusiva –incluso en ciernes– en que se puede participar sin diferencia sexual o de género y abre la vía a una desidentificación que pueda suscitar no solo otras imaginaciones del pasado, sino también memorias intersubjetivas del proceso transicional como momento de producción de los comunes democráticos y de sus valores. Las voces rastreadas aquí, procedentes de las luchas sexuales que habitaron parte de los imaginarios de la izquierda radical, aunque incómodas con su codificación institucional, permiten complejizar los procesos de identificación histórica y ubican el acontecer de subjetividades sexualizadas en aquél de la producción de los comunes cívicos que cimientan la vida democrática posfranquista.

“Nuestra vida privada, escondida, es separada, descuartizada de nuestra vida colectiva”, apuntan en 1978 lxs colaboradorxs de ‘La Pluma’, fanzine de la Coordinadora de Col·lectius d’Alliberament Gai de Catalunya, ante la edificación del orden constitucional. Para ellxs, un año más tarde, “tras haberse enterado a golpes de que la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social había sido derogada”, el consenso es una “barbarie institucionalizada”: de la segmentación de lo sexual y de lo social que están sufriendo dependen sus existencias en el nuevo orden posfranquista. Le dan un sentido biopolítico evidente al consenso: no solo instituye formas de participación en la vida democrática y regula las voces que pueden participar en la política tal como se va recortando en la segunda mitad de los setenta, sino que regula vidas. Más allá de las retóricas habermasianas sobre dialogismo en el espacio público de la modernidad, el consenso deviene metaconcepto por el que la política establece sus modalidades de participación, sus límites, involucrando en el proceso vidas humanas, según la hipótesis ya barajada por André-Bazzana. Desnaturalizando el espacio público transicional a partir de esas voces consideradas radicales y revolucionarias en los antagonismos militantes de la Transición y en la historiografía, aquél deviene tecnología que recorta qué es el campo de la política, que habilita sujetos para formar parte de ésta, proceso que corre parejas con otro coetáneo en que se produce la “privacidad”, lugar de la autonomía de la sexualidad del individuo democrático liberal –o de la reclusión de las sexualidades fuera del campo de lo político.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...