2020/10/28

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | MADAME ARTHUR, EL SAMALTINO QUE ROMPIÓ MOLDES ANTES QUE LA VENENO

El travesti salmantino que rompió moldes antes que La Veneno.
Modesto Mangas nació en Villavieja de Yeltes. Conocido como Madame Arthur, fue el primer hombre en travestirse en pleno franquismo triunfado en el Paralelo de Barcelona en los años 60 y 70.
Antonio Casillas | La Gaceta de Salamanca, 2020-10-28
https://www.lagacetadesalamanca.es/provincia/el-travesti-salmantino-que-rompio-moldes-antes-que-la-veneno-BF5117164 

Con la historia de Cristina Ortiz ‘La Veneno’ de plena actualidad gracias a la exitosa serie de Atresmedia, es oportuno echar la vista atrás y reivindicar la historia de los que abrieron ese camino en el momento más difícil, en pleno franquismo. Porque antes de que la palabra transexual llegará al vocabulario y el cambio de sexo fuera una realidad, los travestís pusieron esa semilla. Y es un salmantino el que tiene el honor de haber sido el primero en la historia de España.

Madame Arthur nació en 1923 en Villavieja de Yeltes con el nombre de Modesto Mangas y falleció en Barcelona en 1999.

Eduardo Gión, un inquieto catalán director de cine rescató en 2011 del posible olvido a Modesto Mangas en un documental como un homenaje a una de las figuras más emblemáticas de la Barcelona canalla y del cabaret más absoluto. Un artista que dejó sin palabras a Federico Fellini tras una actuación, al que Franco le concedió la Medalla al Mérito del Trabajo y al que metió dos o tres meses en la cárcel por escándalo público.

Cuentan quienes le conocieron en los cabarets del Paralelo barcelonés y en los bares del barrio Chino de Salamanca que de su aspecto sobresalía su altura y su prominente nariz. “La Modesta”, primero o Modesto L’Alhambra o Madame Arthur, después, exhibía su potente voz, atronadora, patética y desgarrada.

Modesto Mangas reivindicó para sí el título de primer travestido de la historia reciente. “Jamás me he sentido discriminada. Veinte veces que volviera a nacer, veinte veces que quisiera ser Madame Arthur”, dijo en una entrevista realizada en los años noventa en El País.

Ya desde pequeño tuvo un aire ambiguo, tanto en los años de escuela en Villavieja donde le gustaba hacer muñecas de trapo como en los tiempos en Lumbrales en los que organizaba teatros. Su mundo de la farándula comienza a fraguarse en la Compañía “Sonrisas de España” que recorría los pueblos cantando y bailando el cancionero, pero que tuvo que dejar para evitarle males mayores a su madre.

Vuelta a Salamanca y vuelta a un mundo que él no desea. Va fraguando su amor por el espectáculo mientras trabaja en la pensión que sus padres instalan en la zona de María Auxiliadora. “Un amigo de la familia recuerda que cuando los huéspedes hablaban de sus hijos, la madre decía orgullosa “mi hijo es artista”, según la documentalista salmantina Macu Vicente.

Modesto Mangas también dejó su impronta como artista en el servicio militar. “Fui un caso precoz en el arte. Nunca he negado que soy homosexual, y sólo me he tratado como chico cuando he trabajado en sitios que lo requerían, como en la mili, en Valladolid que era primera telefonista del Estado mayor del Aire”, destacó el artista en los años noventa.

De la ópera al cabaret. En la mili, recuerdan sus paisanos, por la noche se envolvía en una sábana y subido en cualquier sitio cantaba ópera a sus compañeros.

En los años cincuenta Modesto regresó un tiempo a Villavieja trabajando como camarero en la fonda. Ya en esa década había empezado su vida artística. “Iba por Villavieja y pueblos de la zona con una compañía ambulante junto a Pepita Gracia, Rosita de Andalucía y Angelito, que era un guitarrista excelente. Sus actuaciones ha dejado un recuerdo imborrable, ponían color y alegría en años oscuros y tristes”, destaca Macu Vicente quien subraya que “Todos lo describían e insistían en su educación, elegancia, seriedad, discreción, agudeza y buen humor”.

En Salamanca. Modesto Mangas trabajó en Salamanca en el café de Los Carboneros, en el cabaret Simu y en el Barrio Chino, entonces el mayor de Europa, en La Terraza, un local con patio y en El Columba, el más conocido, dirigido por Margot y La Mara. “Hasta hace 2 ó 3 años un vecino de Villavieja hablaba con La Mara, ya mayor y le contaba maravillas de Modesto, recordaba las tardes de toros con él y cómo lo defendían y querían las chicas de los locales en los que él actuaba”, añade Macu Vicente.

Estando en Madrid trabajó con Celia Gámez y frecuentaba un bar de copas en la Cuesta de las perdices que era de un salmantino de Bogajo.

Es entonces cuando Modesto Mangas supera una dura selección y entra a trabajar como ayudante de cámara del ministro de la Gobernación.

Un tiempo en el que visita Barcelona, en el que conoce al doctor López Ibor y a Camilo José Cela.

Después volvió al cabaret y viajó a París donde conoció a los primeros travestís. Regresó a España para seguir con su carrera como cantante con empresarios que le pagaban menos de lo que conseguía alternando con clientes.

En Barcelona. El Paralelo de Barcelona fue su sede artística. Empezó como presentador en el cabaret Gambrinus y poco después sorteó la censura vistiéndose de mujer. Era un espectáculo único al que llegaba público de toda España porque en Madrid era imposible realizarlo. Madame Arthur cantaba, bailaba y se metía con la gente y nunca utilizó play back. Fue un camino de éxito saltando al teatro Cirus y al Barcelona de noche, lo más canalla de la ciudad condal nocturna donde sedujo con su arte al mismísimo Federico Fellini. Modesto trabajó con destacados artistas como Pierrot, Pavlosky, Christine o Paco España, entre otros muchos y como Madame Arthur se fue de gira con la compañía Incógnito y visitó la cárcel por escándalo público.

Modesto no volvió más a Salamanca. La última visita a Villavieja fue en 1981 cuando llegó a la plaza en taxi con chófer, abrigo de visón blanco hasta los pies, traje de raya diplomática y botines blancos. Llegaba un triunfador, lo que él fue.

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