2019/04/30

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ÁNGEL VÁZQUEZ, EL ÚLTIMO MALDITO

Ángel Vázquez, el último maldito.
El Festival de Cine africano de Tarifa estrena el primer documental sobre el escritor tangerino, autor de la novela de culto 'La vida perra de Juanita Narboni'
Amalia Bulnes | El País, 2019-04-30
https://elpais.com/ccaa/2019/04/29/andalucia/1556569976_536538.html 

Sus gruesas gafas de incontables dioptrías le aproximaban a la realidad aumentada que fue la vida en Tánger (Marruecos) en la primera mitad del siglo XX. De aspecto menudo, anodino –traje oscuro, corbata estrecha, todo en él de un color grisáceo oficinista–, la peripecia vital y literaria de Ángel Vázquez (Tánger, 1926 - Madrid, 1980) se situó siempre en las antípodas de su apariencia, anclada en un periodo histórico irrepetible y en un enclave geopolítico único que tan bien supo describir con esta sencilla comparación: "Tánger es una caracola que va recogiendo los peores ruidos del mundo".

El Festival de Cine Africano de Tarifa estrenó este lunes, tres décadas después de que la muerte le sorprendiera (o no tanto) borracho y solo en una pensión galdosiana del centro de Madrid, el documental ‘La vida perra’ (Producciones La Trinchera), un proyecto de los realizadores andaluces Pablo Macías y Soledad Villalba que pretende ser "la historia de una ciudad olvidada y un autor sepultado por sí mismo", explica Macías.

Samuel Beckett, Paul Bowles, Truman Capote, Allen Ginsberg, Juan Goytisolo, William Burroughs, Gertrude Stein, Tennessee Williams o Margarite Yourcenar conformaron toda una constelación de intelectuales occidentales atrapados en la fascinación orientalista de Tánger durante los años de su protectorado internacional (1923-1956). Libérrimo refugio de espías, disidentes, prostitutas, homosexuales y otros perseguidos en la vieja Europa, Tánger, a diferencia de los anteriores, no fue para Ángel Vázquez una ciudad de acogida, ni una estampa siempre observada por el visitante embelesado.

La puerta de África fue la cuna donde se fraguó su destino y su vocación literaria, su vida disoluta y su carácter extremadamente retraído sobre el que se ha construido la leyenda de autor maldito. "Sabíamos mucho del Tánger anglosajón, habíamos leído a Bowles, pero el prisma español lo descubrimos con ‘La vida perra de Juanita Narbona’, una obra maestra que fue la que nos condujo hacia su autor. Por eso esta película narra tanto la vida del escritor como la del espacio en el que se desarrolla su obra", explica el director.

Siguiendo el esquema de la gran novela tangerina de las letras españolas, Macías y Villalba han construido su documental replicando el corpus narrativo de ‘La vida perra de Juanita Narboni’, dividido en dos partes y seis capítulos "que le dan a la película un aire de novela, donde cada parte puede entenderse de manera independiente", añade el realizador.

Tras su proyección el lunes en Tarifa, ‘La vida perra’ se estrena el martes en el Instituto Cervantes de Tánger y cuenta con testimonios de algunas de las personas que lo acompañaron hasta el final de sus días, como Sharon E. Smith, viuda del pintor tangerino José Hernández, la investigadora Rocío Rojas-Marcos, el periodista Javier Valenzuela o el escritor Luis Antonio de Villena, que recuerda en el filme cómo Ángel Vázquez nació llamándose en realidad Antonio Vázquez Molina. "Cuando me enteré me eché a reír y le pregunté sorprendido por qué usaba un pseudónimo con tan poca diferencia respecto a su nombre real. Entonces me dijo que Antonio Vázquez era el nombre de un torero, algo que a él no le gustaba en absoluto", recoge el documental.

A través de estos testimonios se reconstruye la peripecia vital del hijo de Mariquita la sombrerera, natural del pueblo malagueño de Jubrique y asentada en Tánger "para huir de la pobreza y el hambre" en su Andalucía natal, recuerda Rojas-Marcos. Extremadamente tímido e introvertido, alejado de los círculos literarios, alcohólico y homosexual, Vázquez aprendió en la sombrerería materna la ‘haquetía’, particular dialecto tangerino utilizado por los judíos sefardíes, virgen hasta entonces para la literatura, pero que fue, sin embargo, la máxima singularidad de ‘La vida perra de Juanita Narboni’. Ángel Vázquez quedó finalista del Premio de la Crítica con este libro, después de obtener el Premio Planeta en 1962 con ‘Se enciende y se apaga una luz’. No obstante, su legado es escaso, apenas nueve cuentos y tres novelas, además de una discreta trayectoria periodística en el mítico diario ‘España’.

Pocas horas antes de su muerte a causa de un infarto, la dueña de la pensión lo descubrió quemando los manuscritos de varias novelas inacabadas. "Ángel era una persona con un carácter tan raro y una vida tan peculiar que no pudo nunca mantener un empleo ni una dedicación estable. En el diario ‘España’ decían que tenía un castellano precioso, pero iba y venía, no era constante. Incluso una vez estuvo contratado por un abogado que, después de varios meses, se empezó a dar cuenta de que perdía todos los casos por faltas de forma o por no llegar a los plazos. Y descubrieron que Ángel Vázquez nunca echaba las cartas al correo, simplemente se bebía el dinero de los franqueos y tiraba las cartas a la primera basura que encontraba", relata Rojas-Marcos en el filme.

2019/04/29

DOCUMENTALES | Macías, Pablo, & Villalba Cumpián, Soledad | La vida perra (Ángel Vázquez y el Tánger internacional)

Macías, Pablo, & Villalba Cumpián, Soledad (Directores) (2019). La vida perra (Ángel Vázquez y el Tánger internacional). La Trinchera.

La vida perra (Ángel Vázquez y el Tánger internacional). 2019. Estreno: 2019-04-29. 60 min. Dirección: Pablo Macías, Soledad Villalba Cumpián. Guion: Pablo Macías. Documental. La Trinchera.

«Tánger es una caracola que va recogiendo los peores ruidos del mundo». Esta es la historia de una ciudad olvidada y de un autor sepultado por sí mismo. ¿Como puede pasar inadvertida una de las grandes obras de la literatura universal? ¿Quién fue Ángel Vázquez? ‘La vida perra’ retrata la figura del escritor tangerino Ángel Vázquez y el espacio en el que se desarrollaba su obra, aquel estimulante refugio que fue el Tánger Internacional. 

La vida perra: Ángel Vázquez y el Tánger internacional
Francis Medina | Staf, 2019-04-15

https://stafmagazine.com/features/la-vida-perra-angel-vazquez-y-el-tanger-internacional/

Hubo un Tánger irrepetible, una ciudad casi imposible fuera de los dominios de la ficción. Pero, una vez más, la realidad nos enseñó que no debemos subestimarla, que la única fantasía posible sucede precisamente dentro de sus márgenes. Pero, tan irrepetible como ese Tánger internacional, fue la biografía de Ángel Vázquez, un escritor español que pasó allí la mayor parte de su vida y que, en lo que podríamos definir como un milagro de taxidermia literaria, fue capaz de disecar ese Tánger, de atraparlo dentro una novela que es considerada por muchos una de las más importantes de la literatura española contemporánea. Hablamos, por tanto, de dos milagros: ‘el de una ciudad y el de un hombre’. Y lo extraño es que nadie se hubiese tomado aún la molestia de contarnos semejante relato. Pues bien, podría decirse que La Vida Perra (Ángel Vázquez y el Tánger Internacional) es una película documental resultado de una serie de circunstancias fortuitas que comienza con los realizadores de la misma en una librería de viejos de Madrid topándose con un libro que contenía una doble dedicatoria (sé lo que estáis pensando: todo esto se asemeja demasiado al comienzo de una de esas novelas en las que una misteriosa obra literaria termina teniendo consecuencias tempestuosas en las vidas de los que se tropiezan con ella). La cuestión es que la historia de Ángel y el Tánger internacional cambió las vidas de Pablo y de Soledad y, para bien o para mal, ellos también han pasado a ser ya protagonistas del hecho histórico que pretendían documentar. Y es que hay historias que, a poco que te acerques, te terminan fagocitando con una ferocidad comúnmente reservada a las criaturas mitológicas. Después de ver la película estoy convencido de que todos soñarán con tener una máquina del tiempo.

¿Cómo y cuándo entra Ángel Vázquez en vuestras vidas?

Siempre hemos sentido fascinación por el Tánger Internacional y los escritores anglosajones que frecuentaron la ciudad en este periodo, especialmente Paul y Jane Bowles y William Burroughs. Pero fue un texto de otro escritor español, Juan Goytisolo, el que nos puso en la pista de un escritor poco reconocido, a pesar de haber ganado el Premio Planeta en 1962, y cuya novela, ‘La vida perra de Juanita Narboni’, es considerada una de las obras más importantes de la literatura española contemporánea. Este escritor tangerino era Ángel Vázquez y fue leer esta novela e investigar un poco sobre su vida, cuando sentimos la necesidad vital de contar su historia y la de ese Tánger irrepetible.

¿Qué dato o circunstancia propició con más fuerza que sintieseis que era necesario rodar un documental acerca de su vida?

Tras haber devorado de manera enfermiza ‘La vida perra de Juanita Narboni’ nos topamos fortuitamente, en una librería de viejos de Madrid, con una primera edición de su novela ‘Se enciende y se apaga una luz’ dedicada en puño y letra por el autor a dos personajes tangerinos de renombre, pero que entonces desconocíamos: Pilar Ivars y Eduardo Haro. Tras el hallazgo nos pusimos a investigar quiénes eran estas personas y su importancia en la vida de Ángel Vázquez. Ahí fue cuando no hubo marcha atrás, ya que sin duda la vida de Ángel Vázquez es la mejor de sus novelas.

Podría decirse que este documental es acerca de la vida del escritor pero también acerca de una ciudad: Tánger. ¿Qué hacía al Tánger de aquella época un lugar tan atractivo y único?
En primer lugar Tánger ha sido siempre la puerta de entrada a África para los europeos. En Tánger se dan la mano Oriente y Occidente y su idiosincrasia ha atraído a toda clase de artistas antes del llamado periodo internacional. Desde los primeros escritores viajeros, como Ali Bey, a pintores como Matisse o compositores como Rimsky-Korsakov. Es en el siglo XX, en su periodo internacional, cuando los escritores anglosajones se sienten atraídos por el exotismo oriental, pero sin renunciar a ciertas comodidades occidentales que solo podía proporcionarles una ciudad abierta como Tánger.

Gran parte de su magnetismo radica en la coexistencia de culturas que había en el periodo internacional. Con el tratado internacional la ciudad pasa a regirse por una comisión internacional compuesta por varios países. Digamos que Tánger era de todos y de nadie, una especie de mundo en pequeño, donde las distintas comunidades vivían más o menos mezcladas entre sí. Pero como se da en la actualidad, una convivencia marcada más que nada por la clase social. Por ejemplo, los emigrantes andaluces y los marroquíes convivían en los mismos barrios, frente a las mansiones de los ingleses que vivían apartados en la colina.

Tánger y Ángel Vázquez son difíciles de separar, toda su obra acontece en la ciudad y su vida en ella le marcará de por vida. En cierta manera la trayectoria vital de Ángel Vázquez es similar al periodo internacional. Con ciertas licencias literarias, podemos decir que Vázquez nace y muere con la ciudad internacional. Es por ello que Tánger es un personaje secundario siempre presente en el documental.

¿Cómo ha sido el proceso de rodaje del documental? ¿Cuánto se ha dilatado en el tiempo?
Ha sido un trabajo de campo e investigación que hemos desarrollado a lo largo de varios años. Había que poner en el mapa a los personajes, tanto aquellos que conocieron a Ángel Vázquez, como a aquellos apasionados de su obra y el Tánger Internacional. También profundizar en un universo que desconocíamos por completo, pero que nos atraía. Pero sobre todo, al ser una obra autoproducida se ha ido rodando de forma intermitente, cuando las circunstancias laborales lo permitían. Además, así siempre teníamos una excusa para volver a Tánger.

¿Por qué creéis que una figura tan carismática y con una obra tan personal no es más conocida por el gran público?
En primer lugar fue un escritor que vivió de espaldas al mundillo literario, siempre quiso ir a su aire, y eso lo pagó caro, aún con un Premio Planeta en su haber. Cuando se publicó ‘La vida perra de Juanita Narboni’ fue una novela adelantada en las formas y en el contenido, especialmente en una España en transición donde triunfaba otro tipo de literatura más social. Aún así su influencia es cada vez más palpable en los círculos literarios y ha sido dos veces llevada al cine. También podíamos hablar largo y tendido de la arbitrariedad del arte en España, que diría Goytisolo, pero dejémoslo ahí.

¿Cómo reaccionaba la gente próxima a Ángel a la que habéis accedido para entrevistarles y darle forma al documental a la noticia de que estabais llevando a cabo esta tarea? ¿Se os ha resistido de alguna manera algún personaje que consideraseis clave?
Pues en general la acogida ha sido muy entusiasta, pero como siempre, te encuentras de todo, desde los más partícipes a aquellos a los que tienes que insistir un poco más. Hay un personaje Lydia Sanz de Soto, hermana de Emilio Sanz de Soto, el gran amigo y valedor de Vázquez, que siempre es muy reacia a dar entrevistas, y nosotros tras insistir muchas veces, conseguimos que nos recibiera en su casa en Madrid, y aunque no quiso aparecer en cámara sí que pudimos conversar con ella y grabarle la voz.

Desde el punto de vista ahora un poco más formal, ¿cuál es el reto principal que os ha planteado este trabajo concreto?
Está todo hecho de manera DIY. Pablo se ha encargado de la realización, el guión, la fotografía y el montaje, mientras que Soledad ha creado la música original, ha grabado el sonido, operado la segunda cámara y ha ejercido de ayudante de realización. Y en ese sentido creo que nos hemos desenvuelto genial para ser un equipo tan reducido y sin un duro.

¿Habéis tenido algún documental en concreto, o más bien algún documentalista, como referente o influencia a la hora de abordar el vuestro?
La verdad es que no, la temática del mismo y todo lo que queremos contar en la hora escasa de metraje nos llevó a plantearlo de una manera más bien ortodoxa, conjugando la información con lo artístico. A veces tiene un ritmo televisivo y a veces es más abstracto y personal. Pero no nos hemos dejado llevar por la locura -tangerina- porque ante todo lo que queremos es contar la historia de un personaje inolvidable en uno de los momentos más apasionantes de la historia de la humanidad, el Tánger Internacional. Y queríamos plantearlo para un gran público, que no sabe quién fue el escritor ni que ocurrió en el Tánger Internacional.

¿Creéis que este documental puede despertar el interés de los espectadores en visitar Tánger? Y, de ser así y teniendo en cuenta que vosotros conocéis la ciudad actualmente, ¿creéis que puede llevarse alguna clase de decepción o sigue habiendo aspectos reconocibles de aquella por cuyas calles deambuló Ángel Vázquez?

Por suerte hay mucho de aquel Tánger Internacional que se resiste a desaparecer. En lo arquitectónico tenemos muchísimos ejemplos: el Boulevard Pasteur, la catedral, el Teatro Cervantes y muchos más. También muchos carteles conservan aún la herencia internacional. Hay espacios como el Zoco Chico, que no han cambiado mucho, sigue siendo el corazón del Tánger más auténtico.

A nivel social se ha vivido una lógica y progresiva marroquización de los espacios, y el despertar económico que ha vivido la ciudad en los últimos años ha atraído a muchos marroquíes del entorno rural. Son pocos los marroquíes que dominan el español como antaño, pero aún así, la herencia internacional aún se palpa en su ambiente. Sigue siendo una ciudad canalla; a veces joven y altiva, pero la mayor parte del tiempo cansada y decrépita.

Le ponéis el punto y final a un trabajo en el que lleváis mucho tiempo inmersos, un trabajo que ha conllevado viajes, lecturas, conocer y entrevistar a muchas personas. ¿Sentís alguna clase de nostalgia al sentir que esto se acaba, alguna clase de vacío?
Ha sido un recorrido de fondo, una especia de tesis doctoral, sin más aspiraciones que el dejarse seducir por otra realidad a la que éramos ajenos. Hemos conocido a gente fantástica, hemos vivido experiencias inolvidables y siempre se nos ha recibido con los brazos abiertos. Así que siempre se queda algo de nostalgia al acabar, pero bueno, no creo que nuestra relación con el universo tangerino acabe aquí, Tánger ya nos ha atrapado de por vida.

Aquellos que estén interesados en ver el documental (que después de leer esta entrevista estoy seguro de que serán muchos), ¿cómo pueden acceder a él? ¿Tenéis planeados algunos estrenos en fechas próximas?
El documental se pre-estrenó en Casa Árabe Madrid y el estreno mundial será en el Festival de Cine Africano (FCAT) en Tarifa y Tánger el 29 y 30 de abril, la siguiente ocasión será el 15 de mayo en la “Fundación Euro Árabe de altos estudios” de Granada.

DOCUMENTACIÓN
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La vida perra de Ángel Vázquez en el Tánger más andaluz
El cineasta malagueño Pablo Macías realiza un certero retrato del escritor maldito Ángel Vázquez y del Tánger cosmopolita y decadente de la primera mitad del siglo XX en ‘La vida perra’, un documental fruto de su fascinación por un escritor genial “cuya vida es la mejor de sus novelas”
Mª Angeles Robles | Filmand, 2019-05-29
https://filmand.es/la-vida-perra-de-angel-vazquez/
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La vida perra de Ángel Vázquez

Es Ángel Vázquez el escritor del Tánger cotidiano, por el que desfilan lugares y personajes en los que confluían lo británico, judío, español, francés, portugués y marroquí
Fernando Castillo | Diario de Sevilla, 2020-12-06
https://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/vida-perra-Angel-Vazquez_0_1526247425.html

2019/04/23

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | CIEN AÑOS DE CÉSAR MANRIQUE, APÓSTATA DE FRANCo, ICONO GAY DE FRAGA Y GENIO ECOLOGISTA

Cien años de César Manrique, apóstata de Franco, icono gay de Fraga y genio ecologista.
Se celebra el centenario de un hombre que integró el arte en el medioambiente y paró los pies al turístico del régimen franquista a base de tesón y confianza. “Se puede cambiar el mundo con una verdad entre las manos”, y con esa filosofía Manrique transformó una isla vertedero como Lanzarote en el paraíso del turismo exclusivo y en su mejor obra de arte.
Mónica Zas Marcos | El Diario, 2019-04-23
https://www.eldiario.es/cultura/arte/cien-cesar-manrique-franco-gay-ecologista_1_1583543.html 

César Manrique (Lanzarote, 1919-1992) se consideraba a sí mismo un “contemporáneo del futuro”. Y vaya si lo era. Mientras que el cambio climático no merece ni un minuto en el discurso de nuestros políticos, él vaticinó el desastre hace casi cincuenta años. “Veo el futuro bastante pesimista. Me da miedo que no sean capaces de reaccionar para salvar la vida en el lugar donde nos ha tocado vivir”, reprochaba al poder siempre que tenía oportunidad.

El artista absoluto sentía cada fractura en la piedra como “una herida en su cuerpo”. Por eso peleó por una arquitectura que conciliase el desarrollo con la conservación del patrimonio. “Yo lucharé, denunciaré y protestaré hasta que me muera. Soy como un ser eterno, porque no me acuerdo de cuando nací y tampoco sé cuando me voy a morir”, amenazaba ante la explosión del turismo de masas.

Por suerte, el mundo sí se acuerda de cuándo nació el visionario que transformó una desaliñada isla de Lanzarote en su mayor obra de arte. Ocurrió hace cien años en la pequeña localidad de Arrecife, cerca de la playa de Famara, donde el pequeño César correteaba salvaje por una orilla tan clara que reflejaba los acantilados. Dibujando su contorno sobre la arena, la flora canaria quedó atrapada para siempre en las manos, los pinceles y las construcciones del artista.

Su obra pictórica es relevante, pero en este centenario cabe destacar sobre todo una conciencia ecologista cocinada en una época hostil: la dictadura. “El camino de César Manrique va desde la estética a la ética”, dice Alfredo Díaz, portavoz de la fundación que lleva su nombre.

El experto invita a acercarse a él desde esa doble mirada: “Por un lado el artista que busca la belleza en el informalismo matérico, movimiento que le permite expresar la volcanología y esa parte telúrica que define Lanzarote, y por el otro, el artista con un profundo compromiso social y ecológico, aunque no existiese tal término”.

Su discurso se oponía a una nueva actividad económica brutal que estaba asolando a las islas centrales de Canarias y acechaba a Lanzarote: el desarrollismo. Es decir, un boom turístico con el que Franco quería sacudirse la caspa de cara al exterior en los años 60. Manrique tampoco se cerraba en banda, pero no a cualquier precio. Así que intuyó un modelo “disparatado” que, sin embargo, coló entre los alcaldes, el Cabildo y, lo más difícil, el régimen franquista.

¿Cómo logró su beneplácito en lugar de ser censurado o algo peor? Díaz lo explica a través de sus “complicidades positivas”. En ocasiones planea sobre César Manrique la sombra de su participación en en bando sublevado de la Guerra Civil, al que acudió como voluntario a la edad de 16 años. No obstante, el portavoz niega rotundamente su afiliación al franquismo y arguye dos razones principales para demostrarlo.

“Los jóvenes de Canarias salieron obligados en muchos casos al frente del Ebro. En este caso se presentó voluntario para elegir un destino y para quedarse en Canarias, en el ejército del aire”, dice de primeras. De hecho, es conocido que Manrique nunca quiso volver a hablar de la guerra ni de ideas políticas.

“Le horrorizaba y es más, lo primero que hizo al regresar a casa tras volver de Catalunya fue quemar el uniforme en la azotea”, continúa. Un gesto con el que renegó para siempre sobre su papel en la guerra y su vinculación con aquel bando.

A lo que nunca hizo ascos Manrique fue a las relaciones diplomáticas que diesen luz verde a su arte. “Los franquistas vieron en él a un tipo alocado pero que podía funcionar de cara a un turismo exclusivo o de élite, como le gustaba al régimen. Si no, ¿de dónde salía el dinero para hacer todas estas obras?”, se pregunta Díaz.

Aún así, el experto reconoce que, tras más de veinte años de estudio de la obra y el pensamiento de Manrique, le cuesta entender cómo logró convencer a políticos tan dispares y “zoquetes” con un modelo que ponía en riesgo la expansión económica.

Sus dos baluartes políticos fueron José –Pepín– Ramírez Cerdá, presidente del Cabildo de Lanzarote y su amigo de la infancia, y Manuel Fraga. El Ministro de Información y Turismo de Franco quedó admirado por las ideas modernas y el gusto de Manrique, que lo vinculó a sus tendencias sexuales. “Los homosexuales tienen una sensibilidad y una capacidad artística que no tenemos los heterosexuales. Son muy originales y creativos”, dijo en una ocasión.

“Fue una simbiosis muy afortunada, no sé si esas relaciones se vuelven a repetir y menos en el marco de una dictadura. Porque Manrique nunca se vinculó de una manera clara a ningún partido. De hecho, muchas de sus declaraciones vistas desde hoy parecen de una persona de izquierdas”, asegura con asombro Díaz.

Tanto en Madrid como en Nueva York, donde llegó tras la traumática muerte de su pareja en pleno estallido hippy y del amor libre, César Manrique se rodeó de lo más granado de la sociedad. Artistas y multimillonarios (como Rockefeller) en la ciudad norteamericana, y personajes de la literatura, el cine y la tauromaquia en la capital madrileña, donde organizaba fiestas que le otorgaron una fama de dios Baco.

Sin embargo, al regreso a Lanzarote en 1966, el artista se mezcló con la gente de la calle como hacía en sus inicios. Durante las décadas de los 70 y 80 tiene lugar un importante desarrollo de espacios perfectamente integrados en el entorno natural, justo cuando el régimen se planteaba abandonar la isla para los camellos y las cabras.

“Lanzarote era un lugar de emigración y de miseria. La población emigraba a las islas centrales o a Latinoamérica en épocas de sequía. Entonces llegó él y dio una mirada amable y propuso que esos paisajes calcinados y con viento pudiesen servir como atractivo turístico”, cuenta Alfredo Díaz.

En esa época comenzó su cruzada contra el turismo de masas y las empresas que querían absorber las carreteras como habían hecho en la península y en las islas vecinas. “Consiguió que en Lanzarote no se pudieran poner vallas publicitarias en los bordes de las carreteras. De hecho, él contaba que a principios de los 80 una empresa las puso y salió con un grupo ecologista emergente y se las cargaron. Estaba codo con codo en la calle”, concede el portavoz de la Fundación César Manrique. Paradójicamente, fue un trágico accidente de tráfico en un peligroso cruce entre vías el que acabó con la vida del genio.

El experto también le considera el padre del primer círculo de ecologistas, al que él mismo pertenecía durante la dictadura. “No creo que haya parangón en España, ya que en ese momento el medioambiente no formaba parte del discurso en las calles y mucho menos entre los políticos”, asegura. Pero César Manrique es un personaje casi más incómodo ahora que antes para quienes aprueban leyes demoledoras en Canarias como la del suelo.

En su centenario, año en el que el cambio climático representa ese “futuro pesimista” que el creador vaticinó en 1970, debemos rescatar su “vigencia absoluta”. Él defendía que los artistas tienen la obligación de enseñar a mirar. Para ello, salpicó las islas de miradores para asomarnos la belleza que nos estábamos perdiendo. ¿Qué mejor regalo de cumpleaños que demostrarle que algo hemos aprendido?

2019/04/15

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LAS PIONERAS DE CHUECA

Las pioneras de Chueca.
Es un hecho real que merece ser publicitado para reconocerles a Juanita y Amelia el lugar que les corresponde en la historia de Chueca.
Nieves Concostrina | El País, 2019-04-15
https://elpais.com/ccaa/2019/04/15/madrid/1555338168_598027.html 

En el 21 de la calle Gravina, la que discurre por un costado de la plaza de Chueca, murió el 29 de agosto de 1964 el coronel Emilio Rodríguez Tarduchy, consejero nacional de Falange, responsable de la Prensa del Movimiento y procurador en Cortes. El diario “La Vanguardia Española” publicó que falleció tras una larga enfermedad que llevó “con viril entereza y acendrado espíritu cristiano”.

Mentira cochina. Estaba sano como una pera. Ocurrió que su corazón no pudo superar un disgusto muy gordo: solo unos días antes de morir se enteró de que llevaba manteniendo relaciones con una lesbiana desde hacía 24 años, 20 de ellos de legítimo matrimonio (tuvo que esperar cuatro a que se muriera su primera esposa para poder casarse con Amelia).

Durante ese cuarto de siglo, Rodríguez Tarduchy convivió con la pareja de su mujer, Juanita (más cerca de la edad del falangista que de la de su novia), que estuvo todo ese tiempo interpretando el papel de “madrina”. Entre las dos pergeñaron a principios de los cincuenta “la caza” de un alto cargo que las mantuviera, les aportara una pátina de excelencia y, sobre todo y por encima de todo, les permitiera mantener su relación homosexual sin despertar sospechas. El falangista no descubrió el paripé hasta aquel agosto del 64, cuando las pilló en plena faena. Dos días duró vivo el octogenario tras ver lo que vio.

Esta historia no está basada en un hecho real. Es un hecho real que merece ser publicitado para reconocerles a Juanita y Amelia el lugar que les corresponde en la historia de Chueca: fueron las pioneras. Tapadas, pero pioneras.

Rodríguez Tarduchy murió cuando Chueca solo era una zona castiza con familias adineradas y como dios manda, lo que permitió a la pareja de lesbianas mantener más libremente su relación de puertas para adentro en el cuarto piso de Gravina 21, y seguir sin levantar sospechas de puertas para afuera. Siempre juntas. Siempre agarraditas del brazo cuando iban a misa. A veces a la parroquia de Santa Bárbara, a veces a la de San Antón.

Juanita y Amelia vivieron lo suficiente para sufrir la transformación del barrio. “¡Maricones!” se decían entre ellas y entre dientes, con tono rabioso, cada vez que se cruzaban con gais o presenciaban un beso en plena calle. Demasiado insoportable para su moral. Las dos murieron (una en el 90 y otra en el 99) quejándose de que a todos aquellos nuevos vecinos nadie les aplicara la Ley de Vagos y Maleantes, que Franco modificó para añadir “homosexuales” al artículo que hasta entonces solo contemplaba a rufianes y proxenetas.

Cuando paso por Gravina 21, siempre busco con la mirada el balcón de la casa donde murió “con viril entereza” Rodríguez Tarduchy y por cuyo velatorio pasó medio gobierno franquista dando el pésame a la viuda y a su novia. Las pioneras de Chueca que tendrían muy claro a quién votar el próximo 28 de abril. Dios las tenga en su gloria.

2019/04/10

TESIS | Asenjo Conde, David | Atisbando representaciones "trans" e intersexuales en "Mi querida señorita". Discursos genérico-sexuales en el cine pretransicional

Asenjo Conde, David (2019). Atisbando representaciones "trans" e intersexuales en "Mi querida señorita". Discursos genérico-sexuales en el cine pretransicional. Tesis Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Ciencias de la Información, Doctorado en Comunicación Audiovisual, Publicidad y Relaciones Públicas. Fecha defensa: 2018-12-17. Dirección: Francisco Adelino Zurián Hernández.

Ed. digital: Open Access | E-Prints Complutense - UCM [Universidad Complutense de Madrid] | 2019-04-10
https://eprints.ucm.es/id/eprint/54981/

‘Mi querida señorita’ (1971) se ha convertido en una de las películas paradigmáticas del último quinquenio de la dictadura franquista. Su producción está enmarcada en un sistema político opresor lleno ya de contradicciones (tardofranquismo), pero también en el anuncio tímido de un cambio incipiente (pretransición). Elaborada a cuatro manos entre el coguionista y director Jaime de Armiñán, y el coguionista y productor José Luis Borau, es el primer filme de la cinematografía española en tratar de forma realista -aunque críptica y difusa- el cuestionamiento de la identificación genérico-sexual y la transición social de un género a otro.

Los objetivos al emprender esta investigación han sido tres. En primer lugar, hacer un análisis fundamentado en los materiales, que complemente y revise la historiografía existente; que recorra las diferentes fases del proyecto cinematográfico: (re)escrituras del guion y control administrativo, evolución de las copias fílmicas, videográficas y digitales, concepción y connotación de la publicidad gráfica; y que colme lagunas haciendo emerger materiales semiolvidados.

En segundo lugar, se ha pretendido demostrar el carácter polifónico de ‘Mi querida señorita’, como obra abierta en la que se entremezclan distintos discursos genérico-sexuales: los que se ajustan a los límites morales de la censura gubernamental y los que los traspasan, los que preocupaban a cada uno de sus coautores, los que se corresponden con discursos de su época histórica de producción y con actualizaciones discursivas propuestas en nuevas lecturas teóricas y/o militantes de la obra.

En tercer lugar, se ha abordado ‘Mi querida señorita’ como caso de estudio pionero en materia de representaciones de género y sexualidad en la cinematografía española, que permite observar la recodificación visual de esquemas culturales de androginia y disfraz sexual en relación a discursos ‘trans’ y sobre la intersexualidad, pero que también contribuye a la elaboración de un código visual propio para estos discursos a partir de expresiones testimoniales, ficcionales, militantes y clínicas.

Para alcanzar estos objetivos se ha recurrido, simultáneamente, a una metodología crítico-genética (adaptando a los estudios fílmicos instrumentos de análisis desarrollados en los estudios literarios, como la crítica textual y la genética, cuya utilidad conceptual y operativa sobrepasa el terreno estrictamente literario) y a una metodología iconológica (como guía para la descripción preformal, la identificación de temas y tipos y, finalmente, la interpretación de la obra en su contexto). Si los enfoques crítico-genéticos e iconológicos han ayudado a la constitución de un corpus de estudio, a su identificación y a su anaálisis, la fase interpretativa (implícita ya como último estadio de la iconología) se ha hecho a partir de un marco teórico de las representaciones de androginia, de disfraz sexual, y de las vivencias ‘trans’ e intersexuales en Occidente.

2019/04/07

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LOS PARQUES NO SON PARAÍSOS

Los parques no son paraísos.
Mª Ángeles Arazo | Las Provincias, 2019-04-07

https://www.lasprovincias.es/comunitat/opinion/parques-paraisos-20190407001953-ntvo.html 

¿Dónde estará el padre Antonio Roig? Lo recuerdo menudo, tímido, insignificante. Aún no había estallado el escándalo en torno a su libro 'Todos los parques no son un Paraíso' cuando lo entrevisté. Era un carmelita que contaba sus experiencias de homosexual en Londres. Días después sería suspendido 'a divinis' por el arzobispo de Valencia y posteriormente expulsado de la orden. Antonio Roig se quedó fuera del convento, sentado en una piedra, en la calle. Y allí recibió insultos, limosnas anónimas, requiebros de homosexuales. Su desafío duró semanas y sus palabras fueron recogidas por todas las agencias periodísticas.

-Me han dado diez días para recurrir ante la Santa Sede, pero ya me han dicho que no estoy en comunión con la Iglesia -me dijo-. Pero yo sí estoy en comunión con la Iglesia; no con la suya, llena de calumnias. Mi Iglesia es de los que sufren.

En el libro explicaba su soledad, sin más recurso de compañía que la que encontraba en los WC públicos. Narraba cómo, desde que murió su padre, buscaba en un hombre el símbolo de la protección y el amor. Y ese hombre lo encontró en Hyde Park una Nochevieja a las siete de la tarde. Envueltos en la oscuridad de la niebla, en un banco, fueron acercándose hasta fundir sus cuerpos. Añadió que el móvil de lanzar el libro era un imperativo de conciencia porque se veía en el trance de gritar lo de San Pablo: «Ay de mí, si lo que sé no tuviera el valor de proclamarlo».

La organización 'Dignidad' de homosexuales de signo cristiano se solidarizó con él, especialmente uno de los promotores, Salvador Guasch, que fue jesuita durante 22 años y salió de la Compañía sin renunciar a su condición de sacerdote. Este movimiento es similar al 'Dignity' que fundó en Estados Unidos el jesuita John Neil.

El libro, en pocos meses, alcanzó numerosas tiradas. Corría el año 1977. No fue extraño que añadiese: «Mi misa es el punto de cita de caminantes de todos los signos, de creyentes y descreídos, de los que sentimos la gran soledad y marginación.»

¿Dónde estará el padre Antonio Roig?

2019/04/06

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | HOMOSEXUALS, LES VÍCTIMES OBLIDADES DEL FRANQUISMO

Homosexuals, les víctimes oblidades del franquisme.
Avui a les Illes Balears ni els mateixos perseguits ni els seus familiars no s’atreveixen a parlar d’un tema encara massa incòmode de recordar.
Antoni Janer Torrens | Ara Balears, 2019-04-06
https://www.arabalears.cat/societat/homosexuals-victimes-oblidades-del-franquisme_1_1060932.html 

Recentment, el president del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, ha denunciat que, a la fira turística de Berlín (ITB), un hoteler es referí a ell com a “este puto maricón”. Són restes d’una homofòbia que ve d’enrere. Ja durant la Guerra Civil, l’homosexualitat va ser un factor per ser empresonat o assassinat. Un exemple fou el poeta Federico García Lorca. El 18 d’agost de 1936 va ser executat per “rojo y maricón”, en paraules del cap de la banda que el va detenir.

La dictadura va començar a perseguir el col·lectiu gai el 1954 amb la modificació de la ‘Ley de vagos y maleantes’ de la Segona República. Aleshores l’homosexualitat passà a ser considerada un delicte que suposava penes a camps de treball. A més, els homosexuals i els transsexuals (“transvestits”, com se’ls anomenava a l’època) varen ser catalogats com a malalts o viciosos. Dins d’aquesta categoria no hi entraven les lesbianes, que, en la mentalitat masclista del règim, no existien. Així, dues dones que vivien juntes o que s’agafaven de la mà pel carrer no eren sospitoses. El 1970 arribà la ‘Ley de peligrosidad y rehabilitación social’, que substituïa l’anterior. S’establia que els gais eren individus perillosos que havien de ser internats en centres de reeducació on es podien ‘curar’ a mans de capellans i psiquiatres. Els més importants foren el de Badajoz i el de Huelva.

El 1977, amb la llei d’amnistia de la nova democràcia, tots els presos polítics quedaren en llibertat. La norma, però, no incloïa el col·lectiu gai. Aquests reclusos foren els darrers a sortir de les presons franquistes. El 1978 l’homosexualitat ja deixà de ser un delicte. Amb tot, fins al 1988 estigué vigent el càstig per escàndol públic contra conductes provocadores (nudisme, exhibicionisme, voyeurisme o homosexualitat).

Llistes negres

Tants d’anys de repressió marcaren. Ho demostra el fet que, a les Balears, els homosexuals represaliats de l’època contactats per aquest diari han preferit continuar guardant silenci. Asseguren que no volen recordar un passat que encara els regira l’estómac. L’excapellà Jaume Santandreu insisteix en la gravetat de la situació: “Tot i que no hi va haver morts, aquesta repressió contra els homosexuals va ser tan terrible que avui ni els mateixos perseguits ni els seus familiars s’atreveixen a parlar-ne. Jo vaig ser dels primers que fa 40 anys vàrem anar al cementeri de Manacor per recordar els afusellats. Aleshores gairebé no hi venia cap familiar. I ara hi van tots. En canvi, parlar de la repressió que patiren els homosexuals encara genera molta de por”.

A casa nostra, durant la dictadura, hi havia llistes negres d’homosexuals. Així ho recorda Bartomeu Bestard, cronista oficial de Palma: “Als anys seixanta els grisos entraven a festes privades i se’n duien gais a la caserna del Govern Civil, allà on ara hi ha la Delegació de Govern. Els afaitaven una cella i després els amollaven. A qui no li afaitaren la cella va ser a l’escriptor manacorí Jaume Vidal Alcover. Tenia bo perquè era parent de Joan Llabrés, el secretari del Govern Civil. Aviat, però, arran d’una detenció, saltà la notícia de la seva homosexualitat. S’endugué una gran decepció quan, en quedar amb uns amics seus al Born, tots li giraren l’esquena. Aleshores decidí anar-se’n a Barcelona”.

Josep Ferragut

Un dels homosexuals més famosos de la Palma d’aquella època va ser Colau ‘Marieta’. Era un senyor major, molt pintoresc, que venia calcetins pels carrers de ciutat. Sempre vestia amb una llarga bata grisa i duia els morros i les galtes pintats de vermell. Tanmateix, la majoria de gais hagueren de resignar-se a viure en la clandestinitat. N’hi hagué que acabaren malament. Fou el cas de l’arquitecte palmesà Josep Ferragut, autor d’emblemàtiques obres com l’edifici de Gesa o l’església de la Porciúncula. El 21 de febrer de 1968, amb 56 anys, el seu cadàver va aparèixer en un descampat del camí vell de Bunyola. Tenia la cara totalment desfigurada. Segons la policia, havia estat assassinat a cop de pedra per dos joves delinqüents que havien acompanyat l’arquitecte en cotxe fins al descampat. Aviat es descobrí el rerefons ‘escandalós’ del crim: la secreta però coneguda homosexualitat de Ferragut. La premsa deia que els dos acusats estaven “especializados en chantajes sobre la vida de las personas”.

També s’ha especulat que rere l’assassinat de l’arquitecte palmesà hi havia la mà del sector urbanístic de l’illa. A la dècada dels cinquanta, Ferragut va ser molt crític amb l’esclat del ‘boom’ turístic. No es cansà de denunciar la cobdícia depredadora dels constructors. La seva veu, per tant, era molt incòmoda. La mateixa sort tindria curiosament set anys després el director de cinema italià Pier Paolo Pasolini. També morí en estranyes circumstàncies a mans d’un jove xaper al port d’Òstia.

Contra Ramon Aguiló
El moviment LGTBI es va començar a visibilitzar el 28 de juny de 1969. Aquell dia, a Nova York, varen tenir lloc els ‘disturbis de Stonewall’, un conegut bar d’ambient. La policia hi va fer una batuda que va acabar amb incidents violents. Aviat els membres del col·lectiu gai es mobilitzaren per aconseguir tenir llocs on poder estar lliurement sense por de ser detinguts.

L’‘efecte Stonewall’ no trigà a escampar-se pel món. El 26 de juny de 1977 se celebrà a Barcelona la primera manifestació de l’Orgull Gai a l’estat espanyol. Fou organitzada pel Front d’Alliberament Gai de Catalunya que aquell mateix any ja obrí una delegació a les Illes, el FAGI. La seva veu cantant era Juan López Garrido, Juanito López per als amics. Havia arribat el 1973 procedent d’Albacete per fer la temporada turística a l’Arenal.

El desembre del 1985 Juanito s’enfrontà al batle socialista de Palma Ramon Aguiló. Li recriminà que hagués fet tancar quatre bars d’ambient de la plaça de la Drassana. Aguiló, però, al·legà raons administratives. El líder de FAGI, tanmateix, no se’l cregué i un dia abans de les festes de Nadal irrompé a la sala de plens de Cort al crit de “¡Ramón, te asusta porque a ti también te gusta!”.

L’estiu del 1985 Juanito ja havia liderat una altra actuació sonada. El president del govern espanyol, Felipe González, es disposava a passar les seves vacances a bord del iot de Franco, l’ Azor. Atès que el vaixell havia passat a mans de l’Estat, FAGI s’adreçà a Delegació del govern per sol·licitar-ne l’ús: el volien per fer un “creuer rosa” per la Mediterrània. “Exigimos derecho a querernos, / exigimos nuestra libertad. / No queremos que repriman, / que repriman la sexualidad”, cantava el col·lectiu.

Santandreu conegué en persona Juanito: “Era tan valent que anava ostentosament de marieta pel món. Va començar el seu activisme al sindicat d’hoteleria de l’Arenal. Allà, però, el menysprearen. L’homofòbia era cultural i no només propietat de la dreta. El que interessava en aquell moment era ser molt mascle. La prioritat era la lluita obrera i no la llibertat sexual”. A final dels vuitanta, Juanito deixà Mallorca i partí cap a Barcelona per provar sort al món de l’espectacle amb el nom de Joan I de Mallorca.

La batuda de Manacor
Sota la pressió del nacionalcatolicisme, els gais vivien un autèntic infern, turmentats per la idea de pecat i pel rebuig social que patien amb insults com “sodomites” i “degenerats”. L’historiador Antoni Tugores recorda una batuda important que hi hagué a Manacor als anys seixanta: “La policia va entrar al cine Goya del poble i va detenir una quinzena de respectables pares de família. Els varen jutjar i alguns fins i tot varen estar tancats una temporada llarga al port de Santa Maria de Cadis”.

Amb la Transició, els homosexuals se sentiren més alliberats. El seu principal centre neuràlgic de marxa va ser la plaça de Gomila de Palma. Als anys vuitanta, però, aparegué el fantasma de la sida, que afegí un element més d’estigmatització a un col·lectiu històricament discriminat. A partir del 1998, els avanços mèdics permeteren que la malaltia ja esdevingués crònica. Pel camí, amb tot, hi quedà molta de gent. El 2005, després de tants d’anys de repressió, arribà la normalitat absoluta per al món LGTBI: Espanya seguia les passes d’Holanda i Bèlgica i es convertia en el tercer país del món a legalitzar el matrimoni homosexual.

E l 2010, Jaume Santandreu tallà definitivament la seva vinculació de cinquanta anys amb el Bisbat de Mallorca. Homosexual declarat, el 2004 ja l’havia criticat durament a la seva novel·la ‘Catedral amb armaris’. L’actual responsable a Palma de l’institut contra l’exclusió social Can Gazà no fou el primer a furgar en la doble moral de l’Església. El 1971, Guillem Frontera plasmà en el llibre ‘Tirannosaurus’ les seves vivències al seminari de la Porciúncula de l’Arenal. El llibre fou prohibit i no fou publicat fins després de la mort de Franco.

Frontera va estar amb els franciscans dels 10 als 15 anys. Té un mal record d’aquella època: “Era un ambient asfixiant. T’ensenyaven a prescindir de tu. Havies de ser obedient”. Durant aquell temps, l’escriptor d’Ariany presencià de prop la pederàstia: “Record que un frare venia de nit, quan dormíem, i es posava a tocar un al·lot. Nosaltres érem molts nins i segur que no ens adonàrem d’altres casos. La gent callava perquè la por era immensa. Aleshores l’Església s’aprofitava de la seva situació de poder per abusar sexualment de nins. Era bastant evident. Si no ho veien els alts càrrecs era perquè no volien”.

Anys després, Frontera va descobrir qui va ser el censor que ordenà prohibir el seu llibre, que aviat es tornarà a publicar: “Era un capellà que havia fet de professor en un seminari de la Península i que havia fet els mateixos excessos que fa el frare de la meva novel·la. Aquest home es pensava que jo havia conegut la seva història”.

Els abusos de l’Església
Recentment, l’Església de Mallorca ha tornat a ser notícia per nous casos de pederàstia. Els coritos de Lluc ja han demanat perdó pels abusos que alguns blauets patiren a mans de l’exprior Antoni Vallespir. A la presó de Segòvia, complint una condemna de sis anys, encara s’hi troba Pere Barceló, l’antic rector de Can Picafort. El cas va ser destapat el 2010 pel periodista de ‘Diario de Mallorca’ Mateu Ferrer. Dotze anys enrere, Ferrer, essent catequista, descobrí Barceló, de 45 anys, intimant amb Maria Serra, aleshores una nina de deu anys que feia d’escolaneta.

Al seu moment, Ferrer ja denuncià els fets a la Fiscalia i al Bisbat. “Fes el que vulguis. En tot cas, guanyarem nosaltres”, el va esbroncar el vicari episcopal de Mallorca. El 2013, finalment Barceló fou expulsat del sacerdoci arran de la política de tolerància zero contra la pederàstia impulsada pel papa Benet XVI. Llavors el Bisbat tenia damunt la taula la denúncia de Maria, que ja s’havia tret la por de sobre, i de dues nines més que també havien estat abusades pel clergue a la seva destinació anterior, Cala Rajada.

2019/04/05

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | 25 AÑOS SIN MANUEL PIÑA, EL ALMODÓVAR DEL DISEÑO ESPAÑOL

El País / Manuel Piña //

25 años sin Manuel Piña, el Almodóvar del diseño español.

Fue un soñador empeñado en que industria y creación se entendieran en España. En el aniversario de su muerte, revisamos la carrera del manchego, de la euforia al hastío.
Rafa Rodríguez | SModa, El País, 2019-04-05
https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/25-anos-sin-manuel-pina-el-almodovar-del-diseno-espanol/ 

«Algún día seré Cervantes». Cuidado con el creador de moda que quiere pasar por escritor, porque por las costuras que deja sin rematar se le escapa el drama. Manuel Piña, el anhelo literario recogido de su puño y letra en el típico cuestionario de Proust de una publicación de la época, escribió casi tanto como diseñó (ese es su verbo): poemas a su madre, Sebastiana; elegías a su padre, Joaquín; cartas a cierto tipo de mujer española que él ayudó a moldear. Y, en un cuaderno de espiral, hasta su vida. ‘Y si no hay viento, habrá que remar’, la tituló. Canto/cuento de pirata empeñado en buscar «otros mares más duros y desconocidos», nunca ha visto la luz más allá de algunos párrafos. «Siempre quise ser solo diseñador de emociones fuertes. Hacía mucho tiempo que no soñaba ni con fábricas ni con dinero. Recordé la promesa hecha a mí mismo tres años atrás en mi tierra. Y supe que la nube negra que cubriría la luna se aproximaba. Sentí que el final como diseñador para la industria había llegado».

Veinticinco años después de su muerte (y 75 de su nacimiento), a Piña hay que leerlo como una novela que narra un momento social, político, económico y cultural de España. Un país que había despertado ansioso, moderno, aunque aún no tenía claro si traicionar a la ancestral folclórica que siempre ha llevado dentro o ponerle un altar pop de plexiglás. «Esa España sufrida y sufriente que tanto le tiraba y a partir de la cual dio carácter a su marca», recalca Juan Gutiérrez, director de colecciones contemporáneas del Museo del Traje de Madrid y comisario de la única retrospectiva institucional dedicada al manchego, en 2013. «Es casi un paradigma de aquella ‘Moda de España’ que se pretendió construir, que él sabía que era imposible porque ya se llegaba tarde, y el éxito no pasaba tanto por la pasión y la creatividad como por los apoyos comerciales, el oportunismo…».

«Estoy lleno de ganas y fuerza», escribió Piña con 26 años. Hacía un tiempo que se había plantado en Madrid, escapando de la dureza de Manzanares (Ciudad Real). «Tenía visión y sensibilidad. Primero vendió telas; luego, muestrarios. Después copió tendencias y se enriqueció. Y, al final, se empeñó, y lo logró, en crear una mujer definida por los rasgos duros de la meseta», glosa Gutiérrez. «España era un país serio y profundo. Preocupado por su transición. No estaba para veleidades y la moda era un tema banal», rememoraba el diseñador en su ‘Carta a la nueva mujer española’, en 1990. Fue el descubrimiento de lo que él llamaba ‘diseño’ (la moda era otra cosa), una epifanía, lo que alumbró su misión, «una cosa de locos aventureros como yo».

«Me hice cómplice de la mujer y jugué a su ritmo y a su pausa, la desnudé y la hice fuerte, soberbia y superior», refería en aquella misiva a su prototipo femenino, en realidad, un ajuste de cuentas a modo de despedida, cuando el desastre económico y personal se le echaron encima. Hasta entonces, su biografía traza una línea ascendente, de representante textil a creador total en los ochenta. Se va a Milán a ver desfiles, pero no consigue entrar en ninguno. Se frustra. Se va a París, y tampoco. En un segundo intento, se encuentra con Miyake en plena calle y lo aborda: «Mi cara se tuvo que iluminar porque al explicarle que era un diseñador español que empezaba y quería ver su colección, aquel hombre con cara de sabio y bueno me miró, sonrió y metiendo la mano en su cartera me alargó una cartulina blanca impresa en negro». Le impresionarán la geometría, la austeridad y las formas imposibles del japonés: «Vi su fondo». Es entonces cuando decide crear ropa con alma. «La moda se lleva y el diseño se siente», acuñó.

«Era de la tierra, directo, como su moda, de líneas ágiles, pero estructurada, como aprendió de Miyake y Mugler. Se decía también balenciaguista, y creo que lo era por intuición», explica el comisario. Autodidacta, Piña puso en marcha primero un taller de punto. Se forra. En 1979, desfila junto a Paco Casado en Barcelona. Antonio Alvarado estaba allí: «Verlo fue gloria bendita. [La modelo] Lola Sordo, vestida de novia, una guardia civil de blanco, y aquella paloma que soltó y que, al posarse en su hombro, se le cagó encima».

Alvarado advierte: con Piña hay que distinguir persona, personaje y marca. Tras otro desfile (en la Joy, multitudinario, con Sara Montiel y Olga Guillot), Piña aparece con Pedro del Hierro: quieren que se una a la plataforma que han empezado a pergeñar junto a Epifanio Mayo (primer director de aquella Pasarela Cibeles, que echó a desfilar en 1985). Del manchego se ha dicho que su objetivo era reconducir el diálogo de besugos al que industria y creación han estado abocados por estos pagos. «Se mostraba ilusionado ante los desafíos, para él, para su taller, para su ego. Creaba envidia y vendía lo más grande», apunta Alvarado.

Juan Gutiérrez coincide: «Fue un gran vendedor, sobre todo de sí mismo. Carismático, magnético, y también obstinado y de carácter difícil; víctima de sus errores y de las deficiencias de una estructura, la de la moda española, que no siempre ha sabido proteger a sus figuras. Él lo fue, genio y figura, creador de una firma que tenía los ingredientes para haberse posicionado en el mercado internacional y continuar más allá de él. El exceso de personalismo fue uno de sus errores». El propio Piña da cuenta del fracaso, con aquella cacareada tienda en Nueva York: «Mi aventura americana duró dos o tres temporadas y no porque mi colección no vendiera, sino porque nunca me mandaban dinero».

«Lo mejor de Manuel era el punto», señala Alvarado. «Sabía tratarlo y controlaba todo el proceso porque se confeccionaba en su taller. En un momento dado, el cuerpo le pidió pasarse a la tela y tuvo que externalizar la producción. Ahí, todo se vino abajo». En 1988, tras abrir tienda en Madrid y desfilar en París, aparece en su vida Juan José Ceppi, gerente de una empresa dedicada a comercializar las colecciones de firmas nacionales y foráneas en España. «Me habló de aventuras soñadas y deseadas conmigo. Pretendía el 50% de Manuel Piña», relata el creador. «Era el compañero ideal para mí. El gran fabricante para producir un contrato con Japón». Firman por tres años. Al segundo, se entera de que Ceppi y su negocio están arruinados. El contrato se anuló, pero no hubo indemnización. El acuerdo con Japón, valorado en 1.500 millones de pesetas (poco más de 9 millones de euros, hoy), se fue al garete y con él, Piña.

«Nunca dije que mi marcha del mundo del diseño (…) hubiese sucedido solo por la mala faena de este legionario sin escrúpulos. El solo puso una gota tan negra en mi copa que rebosó. Esta copa estaba llena de cansancio y desesperación». Cuando escribe esta confesión, Piña tiene 46 años y está solo, hastiado, tocado por el VIH. Le quedan fuerzas para una línea de zapatos y gafas y un desfile tributo a Camarón de la Isla. Correos lo elige para diseñar el nuevo uniforme: «Cincuenta mil hombres y mujeres se encargarán de llevar la etiqueta de Manuel Piña sobre sus almas. Ellos podrán hablar del último trabajo de un hombre castellano que debía haber sido campesino, pero que cambió la tierra y labró las pieles de sus mujeres morenas y firmes. Que, como buen campesino en esencia, trabajó, cosecha tras cosecha, una tierra dura y difícil. Que conoció triunfos y fracasos y que vivió intensamente su tiempo».

«Desencantado con la moda, quiso hacer un diseño útil, que cumpliera una función social. A él se debe la incorporación del carrito en sustitución de la cartera, un cambio que suscitó quejas porque restaba masculinidad a los carteros», expone Gutiérrez. «Piña rompió un prejuicio. Un legado invisible, modesto, del que fuera gran estrella de las pasarelas españolas de los ochenta». La cuestión es poner en valor la herencia del creador manchego. Lo del ‘diseñador de la movida’ no le hace justicia. «En términos de moda de autor en este país, supuso una proeza. Pero Manuel siempre fue más un sentimiento que una silueta», concluye Alvarado. «Todo estaba en él, en su verbo, en su manera de filosofar, intenso. Basta observar las campañas que le fotografiaba Alberto García-Alix. En el museo que lleva su nombre en Manzanares se conservan algo más de 150 piezas para entender su obra. Suerte que Manuel Piña escribió casi tanto como diseñó.

* Los extractos de ‘Y si no hay viento, habrá que remar’ aparecen en el número 192 de la publicación ‘Siembra’, de noviembre de 1994.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...