2020/05/28

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | ACTIVISMO LGTBI EN BALEARES, EL LARGO CAMINO HACIA LA IGUALADD

El largo camino hacia la igualdad.
Urko Urbieta | Última Hora, 2020-05-28

https://www.ultimahora.es/noticias/sociedad/2020/05/28/1168627/largo-camino-hacia-igualdad.html 

Mallorca siempre se ha movido entre el conservadurismo más recalcitrante y la libertad sexual que traían consigo los turistas extranjeros, más deshinbidos que los españoles en cuanto al sexo se refiere. En ese ambiente tan peculiar creció el crítico de cine mallorquín Pau Rosselló, que recuerda que siempre se decía que si uno era gay y quería conocer gente, en aquellos tiempos había que acudir a la murada de Palma por las noches: «Eso sí, si te pillaba la policía, te preparabas para que te afeitaran una ceja o a algo peor... La ley sobre peligrosidad y rehabilitación social estaba vigente y pesaba como una losa», señala.

Pero a finales de esa década, los 70, tras la muerte de Franco y con la despenalización de las prácticas homosexuales, salió a la luz una generación pujante y joven que había crecido a la sombra de la dictadura. Rosselló, con menos de 20 años entonces, estaba dispuesto a disfrutar de su condición sexual, pero no contaba con ningún referente gay: «Hasta entonces vivías tu sexualidad de puertas adentro», lamenta. Por eso, cuando vio un cartel donde buscaban gente para crear el Front d’Alliberament Gai de les Illes Balears (FAGI), no dudo en acudir: «Un pequeño grupo unido para luchar por nuestros derechos. Organizábamos fiestas en Ses Voltes y cada sábado montábamos un tenderete con información sobre el colectivo en la Plaça Major de Palma. A pesar de todo, eran buenos tiempos», enumera Rosselló.

Con el FAGI, capitaneado por Juanito López, nacía el activismo gay en las Islas. Fue el germen de un movimiento que dura hasta nuestros días, que ha luchado por la visibilidad del colectivo gay, por proteger y desestigmatizar a las personas enfermas de sida, que ha conquistado el matrimonio igualitario y, finalmente, ha logrado contar con una ley autonómica que defiende y sancione cualquier discriminación al colectivo. «Pero queda mucho por hacer. Mucha gente LGTBI sufre todavía acoso en la escuela, en su propia comunidad de vecinos o en el trabajo», asegura Jan Gómez, miembro de Ben Amics, la asociación LGTBI de las Islas.

Misma opinión comparte el conocido periodista mallorquín radicado en Madrid Paco Tomás, que dirige y presenta ‘Wisteria Lane’, programa relacionado con la cultura LGTBI, en Radio 5: «Con la llegada de la extrema derecha a muchas instituciones se ha demostrado que volvemos a vivir tiempos difíciles», dice. «Sí, puedo decir que siento temor por mis derechos y mi integridad física. Pero el ‘armario’ lo quemé hace mucho tiempo y nada ni nadie me va a obligar a volver a él», enfatiza el comunicador.

Cultura LGTBI
Las nuevas libertades de la recién conquistada democracia trajeron consigo muchas cosas buenas. Aunque no fue un camino de rosas, sí se logró una mayor visibilización del colectivo gay. «Eso no quiere decir que antes de la Transición no hubiera bares de ambiente, los había, por ejemplo, en Gomila, pero dar la cara era otra cosa», apunta Pau Rosselló. Manifestaciones y protestas cristalizaron también en el nacimiento de una cultura LGTBI en las Islas.

El ya fallecido Toni Socias fue un personaje singular en los ambientes artísticos, culturales y musicales de la Mallorca de los 80 y 90, además de activista y fundador de Peor Imposible, la banda más variopinta de la época que traspasó las fronteras de la Isla. El grupo, que incluía a Rossy de Palma o Lina Mira, entre otros, actuó por primera vez en 1983 en una fiesta en Ses Voltes y en poco tiempo consiguió un gran éxito nacional. Desde finales de los 80 hasta 1995 estuvo ligado al conocido grupo teatral Diabéticas Aceleradas, que sin duda derribó muros con sus letras y estilismos particulares.

Un largo camino
El trato a las personas con sida también ha cambiado mucho. Los primeros casos se detectaron entre 1983 y 1985 en la Comunitat y los pacientes tenían una planta asignada, la cuarta de Son Dureta. «Ha pasado de ser una enfermedad que condenaba al paciente a la muerte a tener un tratamiento que te permite vivir una vida larga y digna; incluso la jerga ha cambiado: ya no hablamos de sida, ahora nos referimos al virus del VIH», señala Joan Viver, coordinador de Alas Balears, la Associació de Lluita Anti-Sida de Baleares que trabaja desde los 90 para luchar contra esta enfermedad: «Cada año unas 150 personas se contagian del virus, es una de las cifras más altas del Estado», recuerda Viver, pero también resalta la importancia de «perder el miedo al sexo, solo hace falta más información», finaliza.

Sobre educación, trabajo y salud giran las primeras acciones de la ley LGTBI de las Islas, aprobada hace tres años. Aunque Lena Castells, jefa del Servei de Coordinació i Atenció a la Diversitat Sexual i Gènere de la Conselleria de Presidencia, no duda en recordar que «hay una deuda histórica de reparación con el colectivo LGTBI», esta ley «no es la meta, hay mucho que hacer». En este sentido, recuerda que a corto plazo trabajan para que en las escuelas no se actúe solo tras conocer los casos de menores trans, por ejemplo, sino que la prevención se incorpore a los currículos y planes de convivencia: «Así no trabajaremos ‘a posteriori’ y dejaremos de tratarlos como una excepcionalidad», agrega Castells.
  • Hitos del colectivo gay
  • 1969-1977 - De Stonewall a las Ramblas de Barcelona. La reacción a una redada en un bar de ambiente, el Stonewall Inn, en Nueva York supuso un punto de inflexión en la lucha a favor los derechos civiles de los homosexuales de todo el mundo. La primera manifestación gay en España no se produjo hasta 1977.
  • 1978-principios de los 80 - FAGI, pioneros de la lucha del colectivo LGTBI. El Front d’Alliberament Gai de les Illes Balears (FAGI) nació tomando como referente al FAGC catalán. Liderados por Juanito López, organizaban fiestas y montaban un tenderete informativo sobre el colectivo en la Plaça Major.
  • Años 80 - Actos emblemáticos. El colectivo LGTBI organizó todo tipo de acciones para luchar contra la discriminación: en 1984, por ejemplo, recogieron firmas para reabrir tres bares gays del centro de Ciutat, cerrados por Ramón Aguiló. También lograron ofrecer la primera charla informativa sobre el sida.
  • 1983 en adelante - De Arrels a Alas. Los primeros casos de sida se diagnosticaron en Baleares entre 1983 y 1985. La asociación Arrels, fundada por Manolo Crespo, fue la primera en preocuparse por los pacientes y el colectivo gay; luego recogería el testigo ALAS, la Associació de Lluita AntiSida de las Islas (1987).
  • Años 90 - Ben Amics, la lucha por la visibilidad del colectivo. La asociación comenzó a trabajar en 1991, pero hasta el 94 no se legalizó. Un grupo de activistas de la entidad se manifiesta a las puertas del despacho del entonces alcalde de Palma, el ‘popular’ Joan Fageda, que se negaba en rotundo a recibirles.
  • Julio de 2005 - Matrimonio igualitario. Durante el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el Congreso aprobó de manera definitiva el matrimonio entre personas del mismo sexo con plenitud de igualdad. España se convirtió en el cuarto país del mundo que legalizaba las uniones homosexuales.
  • Junio de 2015 - Un pequeño gesto, un gran revuelo. Tras años de desplantes, la bandera del arcoíris ondeó por primera vez en el Ajuntament de Palma con motivo de la celebración del Orgullo. La decisión del Consistorio fue denunciada ante Delegación de Gobierno por el Instituto de Política Familiar de Baleares (IPFB).
  • 30 mayo de 2016 - Se aprueba la ley LGTBI. La nueva norma autonómica establece el deber de intervenir en situaciones de discriminación por identidad de género u orientación sexual. Además, garantiza la reproducción asistida para lesbianas y bisexuales y el acceso a la reasignación de género para transexuales.

2020/05/27

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | FALLECE DE NEUMONÍA LARRY KRAMER, DRAMATURGO Y DESTACADO ACTIVISTA DEL VIH

La Vanguardia / Larry Kramer //

Fallece de neumonía Larry Kramer, dramaturgo y destacado activista del VIH.

Kramer ha muerto después de haber padecido varias enfermedades durante buena parte de su vida adulta.
EFE | La Vanguardia, 2020-05-27
https://www.lavanguardia.com/cultura/20200527/481429109409/muere-larry-kramer-dramaturgo-autor-activista-vih.html

El dramaturgo y destacado activista del VIH Larry Kramer ha fallecido este miércoles en Manhattan (EE.UU.) a causa de una neumonía a los 84 años, según ha confirmado al New York Times su marido, David Webster. Kramer ha muerto después de haber padecido varias enfermedades durante buena parte de su vida adulta, ya que después de haberse infectado de VIH, contrajo una enfermedad del hígado que llevó a que tuviera que someterse a un exitoso trasplante.

Kramer cofundó en 1981 la organización Gay Men’s Health Crisis (Crisis Sanitaria de los Hombres Homosexuales), la primera que se creó para apoyar a personas contagiadas del virus de inmunodeficiencia humana, aunque más tarde se le echó de la misma por sus agresivas posturas, lo que le llevó a tildar a la entidad como una “triste organización de cobardes”. Después pasó a fundar el grupo Act Up, que organizaba protestas en las calles para exigir un impulso en la investigación de medicamentos para el sida y el fin de la discriminación contra los hombres y mujeres homosexuales, que llegaron a afectar el funcionamiento tanto de las oficinas gubernamentales como de Wall Street.

Al inicio de la década de los 80, fue uno de los primeros activistas en prever que aquella rara dolencia que se creía era una forma de cáncer entre los hombres homosexuales se extendería por todo el mundo como una enfermedad de transmisión sexual.

Uno de los expertos que entendió el mensaje de Kramer fue Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., después de que el escritor le calificara como un “completo idiota” en un artículo publicado en el San Francisco Examiner en 1988. Más tarde ambos se convirtieron en amigos, y Fauci dijo del activista que le ayudó a ver que la burocracia federal de EE.UU. estaba ralentizando la búsqueda de una cura para la enfermedad, y dijo que jugó un papel esencial en el desarrollo de tratamientos que prolongaban la vida de aquellos infectados por el VIH.

Nacido el 25 de junio de 1935 en Bridgeport (Connecticut) Kramer inició su carrera como escritor en Hollywood a los 23 años, en un trabajo como operador de teletipos en Columbia Pictures. Ese puesto le llevó después a perfeccionar los guiones escritos en el estudio. Su primer reconocimiento lo obtuvo como el escritor de diálogo de ‘Here We Go Round the Mulberry Bush’, una olvidada comedia sexual de adolescentes de 1968 y, al año siguiente, recibió una nominación a un Oscar por ‘Women We Love’, su adaptación de la novela de D.H. Lawrence.

Desde los primeros años de su trayectoria profesional, Kramer quiso explorar lo que significaba ser gay en EE.UU., lo que le llevó desde Hollywood a Nueva York, donde se estrenó con la obra de teatro ‘Sissies’ Scrapbook’ (1973) sobre un cuarteto de amigos, de los que uno era abiertamente homosexual. Más tarde, profundizó en el asunto en su primera novela, ‘Faggots’ (1978), cuyo protagonista basó en su propia persona y en el mundo del sexo, drogas y fiestas que predominaba por aquel entonces en la Gran Manzana, lo que fue recibido con rechazo por la comunidad gay.

Kramer escribió una de sus obras más destacadas ‘The Normal Heart’, en 1983, poco después de haber sido expulsado de ‘Gay Men’s Health Crisis’, cuando, inspirado por una visita al campo de concentración de Dachau, decidió contar el inicio de la crisis del sida a través de la vida de varios personajes afectados por la enfermedad. ‘The Normal Heart’ volvió a Broadway en 2011 en una nueva versión protagonizada por Joe Mantello y John Benjamin Hickey que ganó tres premios Tony, y después fue llevado a la televisión en 2014 por HBO bajo la dirección de Ryan Murphy y con la actuación de Mark Ruffalo, Matthew Bomer y Julia Roberts.

2020/05/21

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LORCA, ¿UN POLÍTICO DE IZQUIERDAS?

Homenaje a Pablo Suero en 1936, poco antes de las elecciones del 16 de febrero. De izq. a der. Rafael Alberti, Rodríguez Spiteri, Lorca, Aleixandre, Adolfo Salazar, Concha Méndez, Enrique Serrano, Serrano Plaja y Altolaguirre. Delante, Pablo Suero y María Teresa León.
 
Lorca, ¿un poeta de izquierdas?
Una mirada al compromiso político y social de un poeta que suele ser usado por partidos de orientación opuesta.
Víctor Fernández | La Razón, 2020-05-21
https://www.larazon.es/cataluna/20200521/vt3tzvtbdnhpboz4yksnr6ymha.html 

Esta semana hemos podido ver en “El Ministerio del Tiempo” cómo Federico García Lorca, de la mano de Julián -uno de los agentes protagonistas de la serie- era llevado hasta 1979. En una taberna flamenca podía escuchar sorprendido a Camarón de la Isla interpretando “La leyenda del tiempo”, un tema con versos del poeta granadino.

Julián procede de nuestro presente y trata de convencer a Lorca para que no vaya a la Granada de 1936 donde le espera la muerte. Sin embargo, asume su trágico destino. En el tablao afirma emocionado, con Camarón como música de fondo, que “ese es mi poema. Tanto tiempo después, España se acuerda de mí. Entonces he ganado yo, no ellos”.

La emisión del capítulo no ha podido ser más oportuna. En estos días se ha divulgado por las redes sociales una imagen que para muchos ha sido entendida como una provocación: la estatua del poeta en la madrileña plaza de Santa Ana con una bandera española en sus manos coincidiendo con las manifestaciones en el barrio de Salamanca. Algunos radicales, para defender esa imagen, han llegado a proclamar que en realidad Lorca no estaba comprometido políticamente y que, incluso, fue amigo de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange. Es precisamente a esta formación a la que algunos señalan como la que más hizo por salvar al poeta cuando ya lo perseguía la muerte en su Granada.

Llegados a este punto, no está de más que nos preguntemos si nos encontramos ante un poeta comprometido que podamos definir como un hombre apolítico. Tras su asesinato y ante el escándalo internacional que se montó, hubo un desesperado intento por desvestir a Lorca de cualquier tipo de connotación política, sobre todo de izquierdas. Empezaron a surgir textos incluso de amigos que quisieron convertir incluso en falangista a Lorca, como es el caso de Luis Hurtado Álvarez, un íntimo confidente homosexual del granadino que publicó un artículo titulado “A la España Imperial le han asesinado su mejor poeta”. Hurtado, que fue secretario personal de Jacinto Benavente, tuvo algunos problema por publicar esas líneas en 1937. Por esas fechas, el mismísimo Franco habló de Lorca, sin citarlo, porque “los rojos han agitado ese nombre como un señuelo de propaganda”. En esa declaración, aparecida en “Abc” de Sevilla el 6 de enero de 1938 se jactaba diciendo que “queda dicho que no hemos fusilado a ningún poeta”.

Pero la verdad era distinta. Federico García Lorca fue asesinado a mediados de agosto de 1936 entre Víznar y Alfacar, en las afueras de Granada. Sí es verdad que buscó refugió en el domicilio de su amigo Luis Rosales, miembro de Falange, pero también es cierto que varios falangistas participaron en la detención y muerte. Antonio Rosales, hermano de Luis, era el tesorero de Falange en aquellos momentos y fue quien denunció que el poeta estaba en casa de sus padres. Esa valiosa información se la comunicó a quien había sido diputado de la CEDA, Ramón Ruiz Alonso, quien se encargó de la detención. A ella acudió, según testigos del suceso, con la camisa azul de Falange. Para poder llevar a cabo esa acción, Ruiz Alonso contó con el aval del gobernador civil de Granada, José Valdés Guzmán quien, ¡vaya casualidad!, también era falangista.

La leyenda de un Lorca cercano a Falange se ha ampliado incluso asegurando que Lorca y Primo de Rivera eran amigos. Nada hay que lo pruebe. En todo caso hay testimonios de todo lo contrario. Uno de los más interesantes es el de María Fernanda Thomás de Carranza, viuda de José Caballero, el pintor que fue íntimo colaborador del poeta. Ella me contó una anécdota muy ilustrativa. En algún momento de los años 30, Lorca y Caballero paseaban por Madrid y quiso la casualidad que pasaran junto a un local en el que José Antonio daba un mitin. “¿Entramos, Federico?”, preguntó Caballero. Lorca se negó en redondo porque no quería saber nada de todo eso. Al historiador Ian Gibson le explicó Modesto Higueras, uno de los colaboradores del poeta en el Teatro Universitario La Barraca, que parando en un restaurante de Santander, descubrieron que uno de los que allí estaba comiendo era el mismísimo José Antonio. A Lorca le puso aquello nervioso, pero más le inquietó una nota escrita en una servilleta que le trajo un camarero de parte del político. En ella se podía leer: “Federico, ¿no crees que con tus monos azules y nuestras camisas azules se podría hacer una España mejor?” Al poeta no le divirtió nada aquello, especialmente tras haber sido el blanco de las burlas de medios como “Gracia y Justicia”.

Los revisionistas de Lorca, los que quitan a su asesinato todo componente político y sexual, olvidan que Lorca se formó al lado de Fernando de los Ríos, uno de los nombres más importantes del socialismo español. Él fue, por ejemplo, uno de los responsables de que el poeta pudiera alojarse en la Residencia de Estudiantes o quien lo acompañó en 1929 en su fundamental viaje a Nueva York.

Hay en Lorca una identificación total con el marginado. Él mismo se veía así al no poder expresar libremente su homosexualidad. Ese hecho lo podemos encontrar en sus declaraciones públicas a la prensa, como cuando afirmaba, en 1931, que “yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de lo perseguido. Del gitano, del negro, del judío..., del morisco que todos llevamos dentro”. Cinco años después [junio de 1936], en una entrevista a Luis Bagaría en “El Sol”, fue igual de contundente al rechazar la toma de Granada en 1492: “Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre, acobardada; a una «tierra del chavico», donde se agita actualmente la peor burguesía de España”. Esas declaraciones fueron muy mal recibidas en su ciudad.

Pero se expresaba así en la prensa e, incluso, en las dedicatorias públicas. Por ejemplo, sobre Cataluña encontramos un muy interesante testimonio lorquiano en el álbum de firmas del restaurante El Canari de la Garriga. Fue allí donde estampó en 1925 de su puño y letra, acompañado de Salvador Dalí y Jaume Miravitlles, un “Visca Catalunya Lliure!”, además de definirse como “presidiario en potencia”. No olvidemos que estamos en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera.

Lorca también se mostraba crítico con la Iglesia Católica. En su “Grito hacia Roma”, dentro de “Poeta en Nueva York”, criticaba al Papa, es decir, “el hombre vestido de blanco” porque “ignora el misterio de la espiga,/ ignora el gemido de la parturienta,/ ignora que Cristo puede dar agua todavía,/ ignora que la moneda quema el beso de prodigio/ y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán”.

Sus amigos Pablo Neruda y Rafael Alberti lo presionaron para llevarlo hasta el Partido Comunista, algo que rechazó. Sí simpatizó, y no lo ocultó, con la Izquierda Republicana de Manuel Azaña, como recogió el periodista argentino Pablo Suero en su imprescindible libro “España levanta el puño”: “En la casa de Federico todos son partidarios de Azaña y Fernando de los Ríos es amigo venerado de la familia de García Lorca”. Esas líneas, escritas cuando queda poco para la celebración de las elecciones que darían la victoria al Frente Popular, continúan con una reflexión de Vicenta Lorca, la madre del poeta: “Si no ganamos, ¡ya podemos despedirnos de España!... ¡Nos echarán, si es que no nos matan!”

Los poetas del 27 sentían una gran estima por Suero y por eso quisieron rendirle homenaje en ese 1936 antes de la tragedia. En un restaurante madrileño celebraron la amistad y la literatura alrededor de Suero con la presencia de Lorca, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Rafael Alberti, María Teresa León o Adolfo Salazar, entre otros. Aquel momento, ese encuentro único debía ser inmortalizado para la eternidad. Así lo entendió María Teresa León quien propuso a los asistentes «¡vamos a hacernos una foto opinando, para que Pablo se lleve de recuerdo!». Todos opinaron levantando el puño, el símbolo de su apoyo a la Segunda República y al compromiso con el Frente Popular, entre ellos Lorca.

2020/05/16

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | CUANDO SER GAY O LESBIANA ERA UNA ENFERMEDAD

El Periódico / Orgullo en Piccadilly Circus, 1996 //

Cuando ser gay era una enfermedad.

El 17 de mayo de 1990 la OMS eliminó la homosexualidad del listado de dolencias psiquiátricas.
Juan Fernández | El Periódico, 2020-05-16
https://www.elperiodico.com/es/cuaderno/20200516/oms-elimina-1990-homosexualidad-listado-enfermedades-psiquiatricas-7962649

En los años 80, los debates televisivos sobre la homosexualidad solían contar con la presencia de un activista gay que ponía voz y rostro a una realidad por entonces poco visible, un sociólogo que aportaba contexto histórico, un sacerdote que señalaba los límites morales de la iglesia, y un psiquiatra. La participación del experto en salud mental tenía una justificación que en esos años nadie cuestionaba: oficialmente, la homosexualidad se consideraba una enfermedad y abordarla como tal quedaba fuera de toda duda o reproche.

Eugeni Rodríguez recuerda bien aquellos acalorados debates catódicos en los que la realidad LGTBI –acrónimo que en esos años nadie habría sabido identificar– empezaba a salir del armario. «Solían girar sobre dos cuestiones: el pecado y la enfermedad. Así que mi misión consistía en demostrar que no era un pervertido ni un loco. ¡Como para reclamar derechos estábamos nosotros por entonces!», clama el hoy presidente del Observatori contra l’Homofòbia, quien en esos años ya ejercía de aguerrido activista gay en todo tipo de foros y escenarios, incluidos los platós de televisión, y tiene claro cómo era el minuto y resultado de la causa homosexual en aquel momento. «Veníamos de décadas de legislación franquista que nos había identificado como un peligro social, acababa de caernos encima el estigma del sida y el movimiento gay era aún muy precario», rememora.

Fue en este contexto en el que se produjo un hito trascendental en la historia del movimiento LGTBI que en España, sin embargo, pasó sin pena ni gloria: el 17 de mayo de 1990, la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas, donde había figurado desde la creación de este organismo internacional.

Ningún diario nacional se hizo eco de la noticia, ni hubo celebraciones entre los colectivos gays del momento. «El sida nos tenía muy tocados y no teníamos aún la fuerza ni la visibilidad que alcanzaríamos más adelante. Los efectos de aquel anuncio los empezamos a notar después», reconoce Rodríguez.

La doble discriminación de las lesbianas
El primero y principal fue de carácter simbólico. «Yo nací en 1945. Haciendo cuentas, he pasado más años siendo considerada una persona enferma, aunque sin serlo, que sana», reflexiona Boti G. Rodrigo, directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI. Se convirtió en activista lesbiana a mediados de los años 90, cuando su opción sexual ya no se consideraba una dolencia, pero su memoria está llena de pasajes en los que sentirse diferente implicaba ser señalada como una trastornada. «Las mujeres homosexuales padecíamos un doble rechazo social y crecimos sin referentes. Lo asombroso es que solo llevemos 30 años sin arrastrar ese castigo», destaca.

En la tardía eliminación de la homosexualidad de la lista mundial de enfermedades influyeron factores de geopolítica mundial. «La caída del bloque soviético y la desaparición de varias dictaduras latinoamericanas de perfil homófobo hicieron que cambiara la correlación de fuerzas en la OMS y permitieron que saliera adelante aquella votación», explica Jordi Petit, antiguo secretario general de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, en sus siglas en inglés), el organismo que con más ahínco había reclamado la desaparición de ese estigma después de que la Asociación Americana de Psiquiatría excluyera a la homosexualidad de su manual de trastornos mentales en 1973.

Hormonas y ‘electroshocks’
Atrás quedaban décadas en las que la percepción patológica de las relaciones entre personas del mismo sexo había añadido dolor extra a un colectivo históricamente perseguido. Si la homosexualidad era una enfermedad, significaba que se podía curar.

Desde que el psiquiatra alemán Richard von Krafft Ebing la definiera como «perversión sexual» en su libro 'Psychopathia Sexualis' de 1896, fueron muchas las técnicas que se usaron en todo el mundo para, presuntamente, sanar a gays y lesbianas y librarles de su dolencia, como el psicoanálisis, las terapias hormonales o el empleo de 'electroshock' y de la cirugía cerebral. «Lo nuestro primero fue pecado, luego delito y más tarde enfermedad.Esta última condena fue la que más tardamos en quitarnos de encima», señala Petit, quien recuerda que la homosexualidad sigue siendo hoy ilegal en 69 países, en doce de los cuales está condenado con la pena de muerte.

Día internacional contra la homofobia
Desde el 2004, el día internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, que se celebra este domingo, rememora una decisión administrativa que, al menos en España, sirvió para allanar el camino hacia la normalización que alcanzaría el colectivo LGTBI años más tarde.

«Al poco de la declaración de la OMS, me invitaron a una tertulia en la tele y volví a encontrarme a un psiquiatra en la mesa, pero esta vez decidí levantarme y marcharme. Fue la última vez que me pasó. Desde entonces he debatido muchas veces en público sobre derechos de los homosexuales, pero nunca más sobre si lo nuestro es una enfermedad», advierte Eugeni Rodríguez.

2020/05/14

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | "ME LLAMO GREG LOUGANIS, SOY GAY Y SOY SEROPOSITIVO"

“Me llamo Greg Louganis, soy gay y soy seropositivo”: la inspiradora historia del campeón olímpico que se enfrentó al mundo.
El estadounidense, que sufrió acoso escolar, tuvo devaneos con el consumo de sustancias, varios intentos de suicidio y un representante extorsionador, supo sobreponerse a los peligros que conlleva convertirse demasiado pronto en una estrella mundial.
Blanca Lacasa | Icon, El País, 2020-05-14
https://elpais.com/elpais/2020/05/13/icon/1589365417_176275.html 

“Me llamo Greg Louganis. Soy gay y soy seropositivo”. Así se presentaba Gregory Efthimios Louganis (San Diego, Estados Unidos, 1960), el mejor saltador de todos los tiempos, ante los medios y un puñado de estudiantes en 1995. Ocurrió tras la publicación de su libro autobiográfico 'Breaking the Surface', coescrito junto al ensayista Eric Marcus. En él, el deportista se atrevía a contar su historia siete años después del accidente que sufrió en los Juegos Olímpicos de Seúl donde, por un error de cálculo, se golpeó la cabeza contra el trampolín con la consiguiente hemorragia. Durante esos años, a Louganis le reconcomió la obsesiva sombra de la responsabilidad: cuando se produjo aquel percance él ya había contraído el VIH. Lo sabía y calló. Y, aunque el Comité Olímpico Internacional salió rápidamente al paso exonerándole de cualquier tipo de culpa (tal y como publicó El País en 1995), empezó a cuestionarse la ética de su comportamiento.

Este episodio no era sino el penúltimo eslabón de una carrera deportiva que parece haber sido escrita por el más dramático de los guionistas de Hollywood. Aunque quizás el elevado número de deportistas con relato trágico de fondo no sea más que el patente reflejo de que el deporte de élite suele llevar emparentado en muchas ocasiones brutales abusos e inhumanas exigencias. “Desde que trabajé en las autobiografías con Greg y luego con Rudy Galindo, un campeón de patinaje artístico de EE.UU., ya no veo las Olimpiadas o el patinaje artístico de la misma manera", explica el ensayista Eric Marcus. "Sé demasiado sobre las terribles vidas de los atletas de élite. Lo que les hacemos, al menos aquí en EE.UU., llega al nivel de abuso. Lo encuentro espantoso. La mayoría de los deportistas de élite se retiran jóvenes de sus deportes porque sus cuerpos les fallan a una edad temprana. Y entonces se dan cuenta de que prácticamente no están preparados para vivir una vida normal”.

La historia de Louganis tiene todos los ingredientes de deportista que empieza demasiado pronto y se convierte enseguida en una estrella mundial (problemas familiares, acoso escolar, tempranos devaneos con sustancias de todo tipo, intentos de suicidio y representante extorsionador) con un añadido: el de ser homosexual en unos tiempos en los que la homofobia campaba a sus anchas en el mundo del deporte. “Cuando Greg estaba compitiendo no había atletas olímpicos LGTBQI que hubieran salido del armario. Al ser percibido como gay, Greg se convirtió en el blanco de hostilidad abierta por parte de otros saltadores. Una de las cosas que él temía cuando decidió reconocer que era gay y que tenía SIDA era que sus fans le dieran la espalda. Sin embargo, fue justo lo contrario, lo cual fue muy alentador. Pero algunos de los medios de comunicación mostraron cierta histeria por la percepción errónea de que Greg había puesto a los atletas y al personal médico en peligro de exposición al VIH al golpearse la cabeza con el trampolín. De todos modos, conviene recordar que, aunque no en todos los deportes, la situación sigue siendo terrible para los atletas LGBTQ que compiten en la élite”, reconoce a ICON Marcus.

Con nueve meses, Greg fue dado en adopción. Sus padres de ascendencia samoana y sueca solo tenían 15 años y encontraron en el matrimonio de Peter y Frances Louganis, que ya habían adoptado una hija mayor, la familia perfecta para el pequeño. Mientras su madre y su hermana adoptivas siempre fueron para Louganis el mayor de los consuelos, con su distante padre la relación basculaba entre el amor y el odio. Su progenitor solo empezó a interesarse por él cuando fue consciente de que el muchacho tenía un talento fuera de lo común para las acrobacias. Y, como en tantos casos similares, el interés se convirtió en la peor de las pesadillas. Autoritario y exigente, su padre lo puso demasiadas veces al límite. Esa sensación de indefensión se extendería fuera de las dominios del hogar.

El colegio tampoco representaba un lugar más seguro. Por su color de piel, se ganó toda clase de insultos racistas; por su dislexia (que se le diagnosticaría sólo mucho más tarde) lo tacharon de ‘retrasado’ obligándole a imaginar estrategias de escapismo ("en la escuela siempre odié leer delante de otras personas porque cometía muchos errores. Así que me llevaba el libro a casa, memorizaba algunos párrafos y luego me ofrecía voluntario para leer esos párrafos en concreto") y por su afición a las piruetas y a la danza, era reiteradamente calificado de afeminado por los gallitos del instituto. Todas estas trabas llevaron a Louganis a meterse en los procelosos mundos del alcohol y las drogas a una edad muy temprana, llegando incluso a intentar quitarse la vida en más de una ocasión.

Sin embargo, su destreza en el salto era incontestable. Según recoge el documental Back on board: Greg Louganis (2014) de HBO dirigido por Cheryl Furjanic, para Sammy Lee, su descubridor y primer entrenador, Louganis era “caballo ganador”. Tenía esa habilidad que solo tienen los elegidos: “Es capaz de crear la ilusión de que lo que hace no requiere esfuerzo en absoluto”, explica en el documental Ron O’Brien, el hombre que le llevaría al éxito. El trampolín era el único lugar en el que Louganis era perfecto, inalcanzable e imbatible. A él no le motivaba competir, solo quería saltar. “No me interesaba la competición. Me interesaba actuar”, declaró en una entrevista a Harvard Business Review. Quizás por eso escogió el más solitario de los deportes, uno en el que estar solo frente al vacío buscando la perfección. “Es un deporte muy solitario", afirma O’Brien en el documental. "Estás ahí, con tu minúsculo bañador y no puedes decir: ‘Me han pasado mal la pelota’. Todo depende de ti”.

Se trata de un deporte en el que la única referencia es un entrenador que ordena y tutela cada minuto de una vida en la que lo único que cuenta es algo que llega a convertirse, como bien puntualiza O’Brien, en la “persecución obsesiva de un sueño”. En alguna ocasión, Louganis confesó viajar siempre con un Speedo en la bolsa porque nunca se sabe cuando surgirá la ocasión de subirse a una tabla a entrenar. “Cuando trabajaba con Greg pensaba en la suerte que tenía de no ser un atleta de élite. Greg y yo tenemos más o menos la misma edad y cuando estábamos escribiendo el libro, yo me encontraba a mitad de mi carrera y con muchas oportunidades por delante. Greg ya estaba retirado y esperaba morir más pronto que tarde. Pero incluso cuando tuvo claro que iba a vivir, se enfrentó a un camino plagado de retos. Lo único para lo que fue entrenado desde una edad temprana no era algo que pudiera seguir haciendo el resto de su vida. Carecía de las habilidades para la vida que la gente normal adquiere cuando crece”, señala Marcus.

Antes del aparatoso accidente de Seúl, la carrera de Louganis ya había protagonizado capítulos truculentos. Desde la muerte del saltador soviético Sergei Chalibashvili de la que Louganis se sintió indirectamente culpable (el soviético se vio obligado a igualar a Louganis realizando un salto de una extrema peligrosidad que, por aquel entonces, solo hacía el norteamericano) a la supuesta ayuda al también saltador soviético Sergei Nemtsanov para que desertara (cosa que a Louganis le valió el apodo de ‘marica comunista’), pasando por la ausencia de patrocinadores por los rumores de su homosexualidad.

Cada año, los cereales Wheaties sacaban cajas especiales con las leyendas del deporte. Por aquel cartón pasaron Edwin Moses, Carl Lewis, Evelyn Ashford y un sinfín más. Todos menos Louganis, que no lo haría hasta 2016. Pero si por algo destacó Louganis es por ser el vivo ejemplo (como Nadia Comaneci) de la perfección. Fue el primero en poner de acuerdo a siete jueces para puntuarle con sendos dieces y el único en atesorar cuatro medallas de oro olímpicas conseguidas en dos Juegos consecutivos (Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, en las dos modalidades posibles: trampolín y plataforma). Todo esto a pesar de ser uno de los damnificados del boicot estadounidense a los Juegos de Moscú en 1980 en los que se esperaba que cosechara un oro.

Vergüenza y silencio
Unos meses antes de ir a los Juegos Olímpicos de Seúl, Jim Babbitt, pareja y manager de Louganis, descubre que tiene SIDA. Inmediatamente Louganis se hace las pruebas. Da positivo. No sabe qué hacer. Seúl está a la vuelta de la esquina. Le aconsejan fervientemente que siga entrenado: si él no va a los Juegos, el resto del equipo tampoco podrá hacerlo. Probablemente, el creciente clima de homofobia desatado a raíz de las primeras oleadas de SIDA desaconsejaba hacer pública la enfermedad. Era el año 87 y, según recoge el documental ‘Back on board: Greg Louganis’, en aquellos años no era raro ver a policías enguantados para detener a manifestantes gais o leer noticias en las que se decía que uno de cada siete encuestados estaban a favor de tatuar a los afectados por el SIDA.

El único camino posible para el deportista en aquel momento fue callar. Y la única solución para transitar por ese silencioso y pesado camino era un medicamento llamado AZT. Una medicación terriblemente agresiva de la cual se sabía poco pero que consiguió mantener a Louganis en la competición a cambio de no poder dormir más de cuatro horas seguidas. En ese estado físico y mental, se presenta Louganis en Seúl. Y entonces sucedió lo único que no podía, ni debía suceder. En el primer salto Louganis se golpea la cabeza con la tabla. Algo que no deja de revestir peligro si tenemos en cuenta que la velocidad de zambullida puede llegar a ser superior a los 50 kilómetros/hora. Louganis sale de la piscina. Sin confianza y con un charco de hemorragia detrás. Solo puede pensar en su responsabilidad, en aquel médico que le cose sin guantes quirúrgicos y en los rastros de sangre dejados en la piscina y en la cubierta. Aún así, Louganis se enfrenta al que sabía que sería el último salto de su carrera. "Ha terminado", se repetía. Y entonces Louganis se alza una vez más y consigue el salto que le daría su segunda medalla de oro en esos Juegos.

Alegando que los chinos le pisaban los talones, el saltador anuncia su retirada en 1989. Pero lo peor está aún por llegar. Hasta ese momento, Louganis –como tantos otros atletas demasiado enfocados en sus éxitos deportivos, sus marcas, sus entrenamientos y sus competiciones– se había despreocupado de unas cuentas que Babbitt manejaba a su antojo, y que le había estafado grandes cantidades de dinero. Cuando se quiso dar cuenta, Louganis estaba prácticamente en la ruina y sin poder deshacerse del causante de su bancarrota. Babbitt le amenazó con contar toda su historia si le retiraba el papel de manager y administrador. Pero en 1989 Louganis consigue una orden de alejamiento (nada sorprendente si tenemos en cuenta que Babbitt violó a Louganis a punta de cuchillo). El manager murió un año después víctima del VIH.

En 1994, Louganis decide escribir su biografía. ¿Por qué justo en ese momento? En 1993, el saltador se asusta: estaba perdiendo peso muy rápidamente y pensó que le quedaba poco tiempo. “Greg y yo fuimos presentados por un amigo común. Cuando nos conocimos, Greg estaba deprimido y triste. ¡Tenía razones para estarlo! Quería contar su historia con sus propias palabras antes de morir. Tenía SIDA y en 1993, el pronóstico era terrible. Su esperanza de vida era corta y emprendimos una loca carrera por terminar el libro para que pudiera estar vivo cuando se publicara. Lo que quería lograr era un relato completo de su existencia que había mantenido en secreto. Lo que me sorprendió durante nuestras más de sesenta horas de entrevistas y conversaciones fue cómo Greg compartía sus experiencias mostrándose muy poco afectado. Tenía poca perspectiva de algunas de las cosas horribles por las que había pasado y de lo extraordinario de sus logros en las Olimpiadas de 1988. Ganó dos medallas de oro mientras tomaba altas dosis de AZT, un poderoso medicamento con importantes efectos secundarios, incluyendo el deterioro de su equilibrio, lo que probablemente contribuyó a que se golpeara la cabeza. Creo que mis reacciones, incluyendo las lágrimas, le ayudaron a poner en perspectiva lo que vivió”, cuenta Marcus.

Cuando en la entrevista a la ‘Harvard Business Review’ se le pregunta a Louganis cuándo salió del armario él responde: “Depende de a quién le preguntes. Fui a la Universidad de Miami, lejos de donde crecí, y en el departamento de teatro, conocí a otros gais. Con mi madre, salí del armario en el 83. Así que para mis amigos y mi familia no era ningún secreto, pero mi política era no hablar de mi vida personal con los medios de comunicación”. Es en 1995, con la salida de ‘Breaking the Surface’, cuando Louganis le dice al mundo “Me llamo Greg Louganis, soy gay y soy seropositivo”. El libro se agotó a la media hora de salir a la venta. A pesar de la valentía, hubo quien quiso aprovechar el río revuelto. Fue el caso de Larry King, quien en su ‘late show’ en la CNN acorraló a Louganis preguntándole una y otra vez cómo es posible que un muchacho inteligente se contagiara de VIH.

Después de todo esto, a Louganis le llevó años convertirse en mentor del equipo de saltos estadounidense para los Juegos Olímpicos. Mentor, que no entrenador. Porque Louganis, víctima como fue de ese mal endémico de los deportistas de élite de salir al mundo sin herramientas, se empeña en preparar a los deportistas para lo que vendrá después, para su vida después de los saltos y para no seguir engrosando el historial de héroes olímpicos hechos pedazos.

A fecha de hoy, Louganis está felizmente casado con Johnny Chaillot, ha dejado atrás sus problemas financieros (tuvo que vender muchas de sus pertenencias, medallas olímpicas incluidas, para conservar su casa), se ha convertido en un tenaz activista y continúa siendo el mejor saltador de la historia con unas marcas que aún no han sido batidas. “Greg sigue siendo la misma persona encantadora, amable y gentil que conocí hace más de 25 años", asegura Marcus a ICON. "Por aquel entonces estaba muy deprimido. Creo que ha trabajado duro para llegar a un lugar donde su aparente serenidad refleja una paz interior”.

2020/05/12

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LEZAMA LIMA SIN CENSURA EN UN DOCUMENTAL

Lezama Lima sin censura en un documental.
Sara Saenz de Inestrillas | Fanfan, 2020-05-12

https://fanfan.es/lezama-lima-sin-censura-en-un-documental/

La realizadora Adriana Bosch firma el documental ‘Letters to Eloísa’, que rescata la figura de José Lezama Lima, contrario a la revolución cubana y homosexual.

Jorge Lezama Lima fue cubano. No revolucionario. Y homosexual. Murió en 1976 olvidado en su país. En otras muchas partes del mundo, el escritor cubano fue llorado en su muerte y será recordado por su posición al régimen de Castro y por su novela ‘Paradiso’, considerada una de las obras más importantes del ‘boom’ latinoamericano.

El pasado mes de marzo, la cineasta Adriana Bosch presentó en el Miami Film Festival un documental que rescata la figura de Lezama Lima a partir de la correspondencia con su hermana. Catorce años ha dedicado Bosch a armar esta obra audiovisual que se presentó bajo el título ‘Letters to Eloísa’ y que podrá verse online este mes de mayo en el Festival Latino de Los Ángeles.

Un documental hecho de cartas
‘Letters to Eloísa’ cuenta cómo la revolución cubana censuró a Lezama Lima, hasta condenarlo al ostracismo en su propio país.

“Me parecieron un documento fascinante”, afirma sobre las cartas Adriana Bosch. “No solo por el hecho de ser cartas de amor que narran la tragedia de las separación de dos hermanos y la ruptura de la familia cubana, sino también por ser documentos sobre la experiencia de la revolución filtrada por la sensibilidad de un gran poeta y escritor oscurecido y censurado por la misma revolución”.

Las cartas cruzaron las fronteras cubanas para llegar hasta la hermana del escritor, Eloísa, que tuvo que vivir en el exilio y que nunca más volvió a ver a su hermano. Estas epístolas “explican de primera mano los acontecimientos de Cuba, y, en segundo lugar, el sufrimiento de Lezama y lo que él estaba pasando”, afirma la directora.

La página web del documental se detiene en una pregunta clave: ¿Lezama desafió la homofobia del régimen o la publicación de ‘Paradiso’ en ese momento fue una mera coincidencia?

La homosexualidad como excusa para el ostracismo
La novela ‘Paradiso’, concretamente su capítulo 8, jugó un papel clave en el devenir de José Lezama Lima. Ese capítulo 8, de tono y contenido homoerótico, fue el que marco la condena contra el escritor por el régimen cubano y por el cual murió en el olvido en su Cuba natal.

Sin embargo, la obra que le condenó en su país, fue la que lo encumbró en el resto del mundo. Precisamente fue Paradiso la novela que puso el nombre de Lezama Lima dentro de la generación del boom de escritores latinoamericanos en los años 60, gracias, en gran parte a la intervención de Julio Cortázar que, según explica Bosch, “saca la novela de Cuba y la publica en México”.

Su homosexualidad se topó con el régimen de Fidel Castro, que plantó batalla y encerró a muchos de ellos en campos de concentración. Lezama Lima no solo se condenó, también vivió escondido.

Al odio vísceral contra los homosexuales de Castro se sumó su afán por controlarlo todo, incluida la literatura de su país, imponiendo una narrativa comprometida con la Revolución a través de un estilo propio, el “realismo socialista”.

Nada más contrario a Lezama Lima, que, en palabras del Premio Nobel Mario Vargas Llosa en el documental, estaba interesado en “la literatura exquisita, la literatura de un enorme refinamiento”. Dos estilos encontrados. “De una manera muy profunda significaba como la antípoda de lo que quería ser la cultura para la Revolución... era la antípoda de la Revolución”.

Desafiar con su literatura al régimen comunista le costó a Lezama Lima una condena al olvido, encerrarlo en la isla sin viajar al extranjero e, incluso, que lo retiraran oficialmente como referencia literaria.

‘Letters to Eloísa’
‘Letters to Eloísa’ cuenta con la voz del artista Alfred Molina, la música original de Arturo Sandoval y los testimonios de escritores de trascendencia internacional, como Mario Vargas Llosa quien “hace una contribución clave” para el documental, según explica Adriana Bosch. Vargas Llosa “conoce a Lezama y es un testimonio de primera mano que apoya la trayectoria de las cartas, que es la desilusión de Lezama Lima con la revolución, y además, a su manera, nos da la medida de Lezama dentro del ‘boom’, desde adentro”.

A pesar de contar con literatos clave, el proyecto no fue fácil de realizar. Bosch, en su largo camino, tuvo que enfrentarse a un problema: los productores no conocían la figura de Lezama Lima.

DOCUMENTACIÓN | VIOLENCIA | UN ARRESTO 32 AÑOS DESPUÉS REVIVE UN CRIMEN HOMÓFOBO QUE AVERGÜENZA A AUSTRALIA

Infobae / Scott Johnson //

Fue arrojado desde una colina en 1988: un arresto 32 años después revive un crimen que avergüenza a Australia.

El asesinato de Scott Johnson fue uno de los muchos delitos de odio contra homosexuales en los años 80 que la policía no investigó.
A. Odysseus Patrick | Infobae, 2020-05-12
https://www.infobae.com/america/wapo/2020/05/12/fue-arrojado-desde-una-colina-en-1988-un-arresto-32-anos-despues-revive-un-crimen-que-hoy-averguenza-a-australia/

La policía australiana arrestó este martes a un hombre por el asesinato, hace 32 años, de un estudiante universitario estadounidense cuya muerte llegó a simbolizar la indiferencia de la cultura australiana hacia la violencia contra los homosexuales. Scott Johnson, un estudiante de doctorado en matemáticas de 27 años que había pasado por el Instituto de Tecnología de California y la Universidad de Cambridge de Gran Bretaña, fue arrojado de un acantilado de Sydney, desnudo, en 1988, en un crimen de odio contra los homosexuales, según dictaminó un forense del estado de Nueva Gales del Sur hace dos años. En el momento de la investigación inicial, la policía no tomó en serio el caso y decidió que Johnson se había suicidado, a pesar de que no había mostrado signos de depresión, no había dejado una nota de suicidio y su cartera había desaparecido. El hermano de Johnson, Steve Johnson, comenzó una campaña de tres décadas para convencer a las autoridades de que reabrieran el caso.

Hoy en día, Sydney tiene una próspera y prominente comunidad gay. Los oficiales de policía marchan en el desfile anual de Mardi Gras de la ciudad. Sin embargo, en la década de 1980, bandas de jóvenes recorrían los lugares de reunión más populares de homosexuales, con la intención de golpearlos y robarles. A los hombres gays se les decía que llevaran silbatos para pedir ayuda si eran atacados. Las víctimas a menudo estaban demasiado asustadas para quejarse a la policía. Los oficiales enviados a examinar el cuerpo de Johnson no tenían antecedentes en investigaciones de homicidios. Se negaron a creer que la cima del acantilado donde se encontró Johnson, conocida por sus vistas panorámicas del puerto de Sydney, pudiera ser un lugar de reunión de los jóvenes gay.

“Fue bastante horrendo en ese momento”, dijo Nicolas Parkhill, director ejecutivo de la organización de salud de gays y lesbianas más grande del estado, ACON. “Tenías la epidemia de VIH y ciertos políticos pedían que los hombres gays fueran puestos en cuarentena. La cultura australiana todavía era muy homofóbica”. Ante la presión de la familia Johnson y la evidencia de que se había ignorado la violencia endémica contra la comunidad gay de Sydney durante años, en 2018 la fuerza policial de Nueva Gales del Sur ofreció una recompensa de 1 millón de dólares australianos (unos USD 650.000 al tipo de cambio actual) por la información sobre la muerte de Johnson. Hace dos meses Steve Johnson, ex vicepresidente de la empresa pionera en Internet AOL, igualó la oferta.

El martes, en el próspero suburbio de Lane Cove, en Sydney, los agentes de policía de un grupo de trabajo especial creado para investigar el asesinato detuvieron a un hombre de 49 años y más tarde lo acusaron de asesinato. Se espera que comparezca ante el tribunal el miércoles. La policía no ha revelado su nombre. El jefe de la policía estatal, Mick Fuller, llamó a Steve Johnson para darle la noticia, una llamada que más tarde describió como “el punto culminante de su carrera”. Los dos hombres se habían reunido para cenar en marzo del año pasado en Boston, donde Johnson, que había contratado a un detective privado, esbozó las pistas del caso que creía que la policía había pasado por alto, según un informe detallado publicado por ‘Business Insider’. En una grabación de video enviada a los reporteros, Johnson describió el arresto como un “casi milagro” que indicaba que la actitud de la policía había cambiado.

“Scott murió violentamente como tantos otros hombres gays en los años 80 y 90 en un mundo lleno de prejuicios y odio anti-gay”, dijo. “Todos los hombres que murieron necesitan una voz y de alguna manera espero que Scott la haya proporcionado.” Los defensores de los homosexuales y lesbianas dan crédito a la familia Johnson por el cambio de actitud oficial, incluyendo la decisión de la policía en 2016 de revisar las muertes de 88 hombres y mujeres transgénero asesinados entre 1976 y 2000 -incluyendo a Scott Johnson- para determinar si sus muertes fueron crímenes de odio. “Han mantenido el tema de los crímenes de odio contra la comunidad LGBTI en la agenda todo este tiempo”, dijo Nicole Asquith, portavoz de la Red Australiana de Crímenes de Odio. “Es un momento increíble ver que uno de esos homicidios llega al punto en que puede resultar en el arresto de un delincuente”.

2020/05/08

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | FERNANDO G. DELGADO: EL VALIENTE GRADOLÍ

El valiente Gradolí.
Fernando G. Delgado · Escritor y periodista | Levante, 2020-05-08

https://www.levante-emv.com/opinion/2020/05/08/valiente-gradoli-11487191.html 

En mis años jóvenes de los últimos tiempos del franquismo el recinto del Oliver madrileño era no sólo un espacio de tentaciones eróticas, sino también de emociones literarias que lo mismo se entendían con el teatro que con la poesía. Carlos Bousoño, además de buen maestro de las letras, condescendía mucho con los juegos de la vida. Era asturiano, pero no le faltaban valencianos por medio. Compartía lo mismo la vida homosexual que la heterosexual, pero así como a los gais les reía las gracias a los machotes se las admitía igual. Que Francisco Brines fuera para él un homosexual naranjero en toda regla le permitía divertirse con su propia causa homosexual en quien fue siempre para él un hermano de fundamento. Pero lo mismo se asociaba a Vicente Puchol como un machote valenciano que trabajaba la novela, mientras se empeñaba en el trabajo del Derecho y la afición a la notaría, que constituían una pareja de machotes en busca de hembras. Los machotes, como los valencianos Guillermo Carnero y Jaime Siles, pasaron siempre por el Oliver madrileño, con astucia y gracia, sin confesar al amigo Aleixandre jamás ningún atisbo de mariconería. A lo mejor Vicente Molina Foix desde su alicantinismo compartió mientras quiso el piropeo gay y le narró a Aleixandre no sólo el jugueteo homosexual sino incluso que algún otro valenciano como el poeta Vicente Gallego escapara de aquel ruedo literario.

Lo cierto es que siempre vimos por allí a un poeta como Alfonso López Gradolí, al que los otros valencianos no creo que dejaran de ver como poeta descarnado e intenso, sino más bien entregado a la actuación poética. Y es posible que como suele ocurrir de poetas a poetas, un Gradolí gustara más que otro. Pero no creo yo que el Gradolí moderno y desvivido de un libro tal como 'Quizá Brigitte Bardot venga a tomar una copa esta noche', de 1977, y publicado en Barcelona, no constituya una obra de enorme valor, no ya en la poesía valenciana de este tiempo, sino de la poesía española.

Quizá me haya equivocado yo al repasar la obra diversa de Gradolí, por diversa, pero la repasé ayer con la emoción y la intensidad que sus versos me han entregado. Me libro así de que se tratara de un poeta capaz de darte vida en una noche y quitártela en otra entre risitas. Tal vez quizá porque manejara los días y las noches a sus maneras. O porque las maneras de Gradolí no fuera lo que se dicen verdaderas maneras. En todo caso, los poemas no siempre tienen sexos.

2020/05/07

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LAS CONFESIONES DE LEZAMA LIMA

Las confesiones de Lezama Lima.
El documental ‘Letters to Eloísa’ analiza la trayectoria del censurado autor cubano y el escándalo provocado por el capítulo homoerótico de su obra maestra, ‘Paradiso’.
Alessandro Leone | El País, 2020-05-07
https://elpais.com/cultura/2020/05/07/babelia/1588852801_549129.html 

José Lezama Lima (1910-1976) murió en el olvido. Corría el año 1976 y la prensa cubana le dedicó unas pocas líneas, mientras en el exterior se lloraba el escritor de ‘Paradiso’, una de las novelas más importantes del boom latinoamericano. ‘Fresa y chocolate’, largometraje de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío nominado a los Oscar de 1995, representó su rescate. En la película, Lezama es convertido doblemente en símbolo: su foto acompaña la de José Martí y denuncia la condición de los homosexuales en la Cuba de los setenta. Hoy, su casa en La Habana es un museo y su nombre ya no es deplorado en la isla como durante el período de la Guerra Fría.

El documental de Adriana Bosch ‘Letters to Eloísa’, presentado en el Miami Film Festival en marzo pasado y que este mes podrá verse online en el Festival Latino de Los Ángeles, describe la trayectoria de Lezama utilizando como hilo conductor las cartas que escribió a su hermana: “Me parecieron un documento fascinante no solo por el hecho de ser cartas de amor que narran la tragedia de la separación de dos hermanos y la ruptura de la familia cubana, sino también por ser documentos sobre la experiencia de la revolución filtrada por la sensibilidad de un gran poeta y escritor oscurecido y censurado por la misma revolución en la cual él y tantos cubanos depositaron tanta fe”, afirma la directora.

La relación entre Lezama y el régimen pasó de luces a sombras. El autor se hizo famoso por su poesía, sus ensayos, y por el experimento de la revista ‘Orígenes’, que “se preocupó incesantemente del tema de los cubanos, de sus raíces en sus manifestaciones estelares y telúricas”, sostuvo Lezama. Su publicación, que comenzó en 1944, terminó tres años antes de la revolución, en 1956. Cuando Castro llegó al poder, se entendió inmediatamente que la cultura iba a desempeñar un papel fundamental, pero el contraste entre las dos partes pronto subrayó las diferencias: “Más allá de un problema de estilo existía un problema filosófico. Desde la época de ‘Orígenes’ Lezama planteaba una identidad nacional en base al arte y a la cultura y con la familia al centro de la transmisión de los valores y las costumbres. Fidel Castro tenía una visión opuesta de Cuba: una identidad nacida de valores militares y gestas heroicas, con el Estado al centro de la nación y a cargo de delinear una cultura homogénea que respondiera a las necesidades de la revolución. Lezama era elitista en una revolución de masas, católico en un país marxista y homosexual en un régimen machista y homofóbico. Era también un escritor que creía profundamente en la libertad como una necesidad para hacer arte, poesía y verdad”, dice Bosch.

Lezama fue nombrado vicepresidente de la Unión de Escritores (UNEAC), pero las primeras reticencias hacia la revolución ya empezaban a notarse en sus cartas a Eloísa, que había dejado el país con su marido, un empresario de radio, en 1961. En una de ellas, el escritor dibujó la forma de su pie para que le enviara unos zapatos en un momento de deterioro económico. Lo mismo parece entender Vargas Llosa, una de las voces del documental: “Yo conocí a Lezama en esos años 60, lo vi varias veces. En él ya había reticencia sobre la situación en Cuba, discretas, porque era un hombre prudente. Pero claramente la identificación no era la misma a la que había sido en los años anteriores. A medida que fueron pasando los años, cada vez veía que la reticencia era mayor”.

El libro del escabroso capítulo ocho
'Paradiso' “es una invitación extraordinaria a ser humanos”, afirma en el documental Lillian Guerra, profesora de historia de Cuba y del Caribe de la Universidad de Florida. Lezama publicó esa monumental obra de más de 600 páginas en 1966, pero la llevaba escribiendo ya desde dos décadas. El momento literario nunca había sido más adecuado, con novelas como ‘Rayuela’, La ciudad y los perros, ‘Cien años de soledad’. ‘Paradiso’ es un ‘bildungsroman’, una novela que sigue la educación artística y sentimental del joven José Cemí en el seno de una familia habanera. A través de ella, Lezama exalta la familia pero también describe el pecado en escenas con contenido erótico.

Lo que provocaron las escenas homoeróticas de ‘Paradiso’ es bien descrito por la ensayista Margarita Mateo: “Ese gran hombre, serio, respetable, abogado, católico que era Lezama, que apareciera con esa novela fue un escándalo. La gente iba a pedir el ‘libro del capítulo 8’, no sabían el nombre pero sabían que había un capítulo 8”. La secuencia es muy explícita. Se describen los órganos sexuales en acción y el acto de la penetración. Para Lillian Guerra fue un personal ‘coming out’, por el que Lezama se defendió diciendo que “uno de los mayores misterios de la vida es el cuerpo humano y hay que conocer y que respetar”. Y además de ser una revelación fue también una bomba política. El Gobierno revolucionario, que luchaba contra ese tipo de “perversión”, suspendió el libro.

Si ‘Paradiso’ es una novela tan conocida se debe a Julio Cortázar. El escritor argentino rescató a Lezama y publicó el ensayo ‘Para llegar a Lezama Lima’ (1966), donde pone el tema de la homosexualidad en un sentido mítico y universalista. “Es difícil juzgar lo que pudo haber sido de ‘Paradiso’ sin la intervención de Cortázar, pero la novela bien pudo haberse quedado en Cuba con las 3.000 copias de la edición del 66, la única que se hizo en la isla hasta el año 88, cuando se publicó una segunda edición con prólogo de Cintio Vitier”, explica Bosch. Cortázar sacó ‘Paradiso’ de Cuba y la publicó con la ayuda de Carlos Monsiváis en México y de ahí saltó a Italia, Francia, España y Estados Unidos. Cortázar, según Lezama escribió a Eloísa, abrió “los ojos a muchos que no quieren ver”.

El punto en el que quizás la vida de Lezama tomó un camino irreversible fue cuando se atrevió a enfrentarse directamente al Estado. El jurado que presidió entregó el premio Julián del Casal de 1968 a ‘Fuera del Juego’ de Heberto Padilla, ferviente crítico de la revolución por estar pareciéndose a la URSS. Lezama, que siempre quiso estar al margen de la política, rechazó firmar el prólogo de los otros escritores, que tildaban el libro de contrarrevolucionario. El autor de ‘Paradiso’ tampoco se disculpó y desde ese momento cambió todo. En 1970, Padilla fue arrestado y obligado a declarar que Lezama era “un ingrato de la revolución” y que la criticaba en privado. Un año después, en el Congreso Nacional de Educación y Cultura se decidió que los homosexuales eran una amenaza a la identidad de Cuba y que no podrían tener contactos con la juventud.

Lezama no aparecerá nunca más, no se publicarán sus libros ni sus amigos irán a visitarlos por el miedo a ser espiados. ‘Paradiso’ solo se conseguía en el mercado negro, según lo que se cuenta en el documental. El escritor encontraba consolación en el éxito que su obra seguía alcanzando fuera de Cuba. En 1972 se le otorgó el premio Maldoror de Poesía en Madrid y el a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano. Las invitaciones de México, Italia, Colombia, Francia, España le llegaban a su casa de Trocadero. Sin embargo, no le permitieron salir de Cuba. Incluso se quejó en una carta de la comparación que los medios anglosajones hacían entre ‘Paradiso’ y ‘Cien años de soledad’, que “no tiene nada que ver con mi obra”, dijo. Su soledad, contó Eloísa en una entrevista del 1983, se expresa en su última obra, ‘Fragmento a su imán’: “Espero a alguien y sé que nadie ha de venir”.

El documental se esfuerza en contar a José Lezama Lima como escritor y como hombre. Las cartas a su hermana ofrecen el lado más humano del escritor; las cenas descritas por su amigo Reynaldo González hacen el resto. González también aporta algunas fotos, en una de ellas se le ve con Lezama, el mexicano Emmanuel Carballo y Reinaldo Arenas, arrestado por su homosexualidad abiertamente declarada en 1973. Hoy, Lezama ha vuelto a ser la máxima expresión de las raíces de la sociedad cubana.

2020/05/05

TFG | Fernández Turuelo, Miguel | El movimiento de liberación homosexual en España 1970-1978: de la gestación a la legalización

Fernández Turuelo, Miguel (2020). El movimiento de liberación homosexual en España 1970-1978: de la gestación a la legalización. Trabajo Fin de Grado, Universidad Pontificia de Salamanca, Facultad de Comunicación. Dirección: Gloria García González. Fecha: 2020-05-05. 
 
Ed. digital: Open Access | SUMMA – Universidad Pontificia de Salamanca
https://summa.upsa.es/details.vm?q=id:0000131256&view=main&lang=es 

El movimiento de liberación homosexual nació en España en 1970 como respuesta a la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social franquista y consiguió la despenalización de la homosexualidad en 1978. Durante esos ocho años el movimiento se constituyó como un sujeto social y político, formando en sus activistas una identidad colectiva y estableciendo un discurso alternativo al de las instituciones sociales y políticas del régimen. El clima represivo franquista, en el que los activistas eran perseguidos, dificultó enormemente su labor. Con la llegada de la Transición, surgieron multitud de agrupaciones y frentes de liberación, como el FAGC y el FLHOC. El movimiento contó con aliados, fundamentales para su éxito, y con adversarios, contrarios a sus intereses. Las estrategias de los diferentes grupos de activistas difirieron en ocasiones –algunas defendían el derecho a tener una identidad diferenciada de la heterosexual mientras otras intentaban una “normalización” de las disidencias sexogenéricas-, si bien la mayoría de ellos articulaban sus discursos a favor de los derechos de los homosexuales con discursos anticapitalistas. La acción colectiva giró en torno a los boletines de las propias agrupaciones y frentes, como Debat Gai (FAGC) y La Pluma (CCAG) y a las manifestaciones, siendo la de Las Ramblas de Barcelona de 1977 la primera. La despenalización fue un avance en el terreno legislativo, si bien no supuso la igualdad social de los disidentes sexogenéricos.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // Este trabajo, no podría ser de otra manera, está dedicado e...