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2021/12/29

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LOS LARGOS TENTÁCULOS DE LA REPRESIÓN DE LAS DISIDENCIAS SEXUALES

Los largos tentáculos de la represión de las disidencias sexuales.
Pablo Morterero | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2021-12-29

https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2021/12/29/los-largos-tentaculos-de-la-represion-de-las-disidencias-sexuales/

Candela García fue detenida y encarcelada en Barcelona en los años sesenta por realizar “ademanes de homosexualidad”. Cuando presentó su solicitud para acogerse a los beneficios previstos para las víctimas de la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobados durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, vio como se la rechazaban, ya que a ella no se le aplicó la Ley de Vagos, vigente en ese momento, sino el artículo de escándalo público previsto en el Código Penal. A pesar de ser detenida y torturada por homosexualidad, a ojos de la legislación actual, no fue víctima del franquismo.

Uno de los errores que hemos cometido desde el activismo LGTBI ha sido no comprender que la represión de las disidencias sexuales (en el pasado y en el presente) tiene un componente sistémico, más allá de tal o cual circunstancia. Y esto viene ocurriendo tanto en las investigaciones históricas sobre la represión durante el franquismo como en las estrategias destinadas a superar muchos de los obstáculos a los que nos enfrentamos.

Cuando estudiamos la represión franquista de las personas homosexuales (gais y lesbianas), bisexuales, trans e intersex, solemos fijarnos en determinadas leyes, como la de Vagos y Maleantes y su sucesora, la de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta mirada reduccionista nos ha llevado a no observar otras vías por la que el régimen de la Dictadura perseguía la homosexualidad y la transexualidad, como determinados artículos del Código Penal (como el de escándalo público o la diferencia de edad de consentimiento para relaciones homosexuales y heterosexuales) e incluso las actuaciones de los Tribunales de Honor. Pero aun teniendo en cuenta estas normas, seguiremos sin comprender la dimensión real de la persecución.

Y es que debemos partir del hecho (no privativo de la dictadura franquista) del carácter cisendoheteronormativo del sistema que automáticamente expulsaba a las márgenes todas aquellas realidades y comportamientos que no se ajustan a la norma.

Es decir, que la represión franquista no se puede explicar exclusivamente a través de las leyes sino del complejo proceso legal y social (médico, educativo, laboral, deportivo, etc.) que hacía que las personas homosexuales, bisexuales, trans e intersex sufrieran la exclusión, la persecución y, por último, la represión, ya fuese física (terapias y mutilaciones), social (sistema educativo, sanitario, laboral, religioso, etc.) o penal (encarcelamiento, destierros, etc.)

Y esta mirada sistémica debemos extenderla al presente. Cuando en los 70 se luchó por la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, nadie parecía darse cuenta que en los 80 sería el artículo de escándalo público el que nos persiguiera. Cuando se luchó, y consiguió, modificar el Código Civil para permitir el matrimonio igualitario de forma que se evitara cualquier aplicación discriminatoria, no nos imaginábamos que, a la hora de registrar conjuntamente a un bebé por parte de las parejas de hecho de mujeres, se les exigiese estar casadas, requisito no exigible a las parejas de hecho integradas por un hombre y una mujer. O que cuando una mujer o una pareja de un hombre y una mujer van al registro civil consular para registrar a un bebé, nadie pregunta si han sido progenitores por gestación por subrogación, cosa que sí se exige a un hombre solo o a una pareja de hombres.

Debemos aceptar que, tanto ayer como hoy, cualquier interpretación de las normas legales y sociales se hará desde una perspectiva cisendoheteronormativa, que nuestra orientación, nuestra identidad o nuestra corporalidad será analizada y valorada dentro de lo correcto/incorrecto, lo deseable/indeseable, y lo beneficioso/perjudicial. Es decir, no se nos enjuiciará por lo que hacemos, sino por lo que somos.

Por eso no deja de sorprender la convicción de aquellas personas LGTBI que sostienen que ellas no han sufrido ninguna discriminación por su orientación, su identidad o su corporalidad.

Pero nada más lejos de mi intención el promover desde el activismo cualquier tipo de victimismo. Como pedía Séneca a Helvia, no deseemos para nosotros el más despreciable de los méritos, el parecer los más desgraciados.

Pero sí asumir el carácter sistémico de la represión y la discriminación, saber que cuando investigamos el pasado, o luchamos contra una norma, ya sea social o legal, nos enfrentamos solo a uno de los muchos tentáculos de la cisendoheteronormatividad, cuya denuncia y superación debe ser el objetivo final de nuestra lucha.
 
NOTA: Pablo Morterero desconoce por completo el activismo que se mantuvo al margen del reformismo (y, por lo tanto, del poder). Una vez despenalizada la homosexualidad (26 de diciembre de 1978) el caballo de batalla de los colectivos agrupados en la COFLHEE no fue sino el escándalo público, algo incluido en su plataforma reivindicativa. Como muestra, un ejemplo, la denuncia del asesinato de Francis, "un hombre vestido de mujer". Y esa denuncia no fue algo anecdótico sino, digamos, "sistemático". En cuanto al tema de la filiación conjunta de las parejas lesbianas de un bebé, esta discriminación fue denunciada desde el minuto uno por colectivos como EHGAM (testimonio personal), pero fue el asociacionismo institucionalizado el que miraba hacia otro lado (por haberse conseguido algo en unos términos que ni se imaginaban e, incluso nos atrevemos a afirmar, algunas ni lo deseaban, al menos con esas características. Recordemos que en aquel entonces la FELGT estaba presidida por Beatriz Gimeno, pareja de Boti García Rodrigo, pero imperaba una mirada homonormativa (meramente) gay, sin presencia (apenas) de la perspectiva lesbiana y basada exclusivamente en una visión "matrimonialista" y ajena a la igualdad de los derechos. Para añadir: el (largo) tema de las parejas de hecho y que, una vez logrado el matrimonio igualitario, quedó aparcado para siempre. La cuestión de la gestación por subrogación es mucho más reciente y merece capítulo aparte, pero tampoco estaría de más recordar la oposición "feminista" a la reproducción asistida y a la inseminación artificial en los 80, cuando se legalizaban estas técnicas.

2015/10/11

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | DÍA INTERNACIONAL DE LA 'SALIDA DEL ARMARIO'

Día Internacional de la "salida del armario".
Susana Domínguez | La Voz del Sur, 2015-10-11

[Enlace original cambiado, de modo que ahora no aparece como artículo de esta autora. Recogido en su momento por IGLU]

Hoy 11 de octubre, aunque pocos los saben, se celebra el Día Internacional para Salir del Armario. Y se celebra en esta fecha en honor a la segunda marcha nacional realizada en 1988 [i.e. 1987, la 'gran marcha' fue el año anterior y el Día se constituyó en 1988 precisamente en su memoria] en la ciudad de Washington, Pro-Derechos de la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) y liderada por Jean O'Leary, una famosa activista lesbiana norteamericana, política y ex-monja del Convento de las Hermanas de la Humildad de María, junto con otros activistas, con el fin de concienciar a la sociedad en general sobre la realidad LGTB.

Salir del armario, aunque a mí particularmente no me gusta mucho la expresión, prefiero visible, es la expresión popular y conocida, que significa hacer pública voluntariamente la orientación sexual (gay, lesbiana o bisexual) o la identidad de género (transexual). Y hoy, 11 de octubre, es un día para tomar conciencia de la importancia de salir del armario, de hacernos visibles. Es un día para atreverse a revelar y visibilizar nuestra orientación sexual y/o identidad de género. Pues cuando salimos del armario y nos visibilizamos, le estamos diciendo alto y claro a la sociedad, que las personas LGTB... ¡Existimos!

Y con ello no estamos haciendo apología de nuestra sexualidad, como nos han reprochado miles de veces. Ya estoy muy harta de tener que escuchar una y otra vez que "los heterosexuales no vamos diciendo por ahí lo que somos, no tenemos día del Orgullo heterosexual, no llevamos banderas ni pancartas sobre nuestra sexualidad" y otras muchas, con perdón, estupideces. Pues claro que no lo van diciendo. Pero no lo hacen, porque no lo necesitan.

En el mundo y la sociedad en la que vivimos, existe lo que yo denomino "presunción de heterosexualidad", es decir, todos somos heterosexuales hasta que demuestres lo contrario. Por lo tanto, salir del armario no es decir lo que soy, sino precisamente lo contrario, lo que no soy. Pues yo no soy heterosexual y si no quiero que me traten como tal, no me queda otra forma que decir que soy lesbiana. Así que por favor, intenten entenderlo ya de una vez y no nos critiquen por querer ser honestos/as y vivir como somos sin escondernos.

Pero hoy también es un día para reivindicar y luchar. Un día para ayudar a todas las personas que aún viven encerradas en el armario y animarlas a ser valientes, a superar el miedo, a que den un paso al frente y que dejen atrás los armarios de una vez y para siempre. Un día para comprender que la invisibilidad es la peor de las discriminaciones, una forma de maltrato que nos impide vivir y mostrarnos tal como somos. Un día para que entiendan que la visibilidad es nuestra mejor arma contra la discriminación que sufrimos las personas LGTB. Por ello debemos ser visibles y salir del armario. Ya no caben excusas, es el momento de dar un paso al frente y de visibilizarnos, pues de no ser así, pocas cosas cambiarán para las personas LGTB, si no nos atrevemos a decir alto, claro y con orgullo... "Yo no soy heterosexual, Yo Soy LGTB".

Y si tenemos claro nuestro objetivo y verdaderamente queremos lograr la igualdad y acabar con la discriminación que sufrimos las personas LGTB, sabemos que la visibilidad es nuestra mejor arma. Pero para que sea realmente efectiva, necesitamos la visibilidad de "todas" las personas LGTB. Por lo tanto, debemos luchar para acabar con la invisibilidad en la que viven muchas de ellas. Personas invisibles y que pueden ser nuestros amigos/as, hermanos/as, compañeros/as de trabajo e incluso personas famosas, pero que el miedo, la discriminación y la LGTBfobia las lleva a renunciar a su propia identidad, a ser libres y visibles, condenándolas a vivir en el armario y la invisibilidad. Y por ello hoy, 11 de octubre, Día Internacional de la Salida del Armario, yo os animo a todas las personas LGTB a ser visibles y a... "salir del armario".

2014/06/15

ARTÍCULOS | Trujillo, Gracia | De la necesidad y urgencia de seguir queerizando y trans-formando el feminismo

Trujillo, Gracia [Universidad de Castilla-La Mancha] (2014) [06-15]. De la necesidad y urgencia de seguir queerizando y trans-formando el feminismo. Unas notas para el debate desde el contexto español. Ex aequo, 29, 55-67

Ed. digital: Open Access | Ex aequo
https://exaequo.apem-estudos.org/artigo/29-de-la-necesidad-y-urgencia-de-seguir-queerizando-y

[.es] En este texto analizo el surgimiento de las teorías y prácticas políticas feministas queer a finales de la década de los ochenta, y su crítica o nula recepción en el contexto español por parte de un sector importante del feminismo igualitarista, sobre todo a nivel académico e institucional. Este feminismo está anclado en un concepto culturalista de género que sigue sin cuestionar la diferencia sexual y la heteronormatividad, no reconociendo, todavía hoy, la existencia de otros sujetos con agencia y voz propias. Esto tiene una serie de implicaciones ético-políticas importantes, como la cancelación de los debates en torno a cuestiones como el trabajo sexual, o la violencia en parejas del mismo sexo, entre otras, y su reflejo en las políticas públicas de «género».

2000/04/30

ARTÍCULOS | Sánchez Martínez, M. Olga | Constitución y parejas de hecho. El matrimonio y la pluralidad de estructuras familiares

Sánchez Martínez, M. Olga (2000). Constitución y parejas de hecho. El matrimonio y la pluralidad de estructuras familiares. Revista Española de Derecho Constitucional [ISSN 0211-5743], 58, 45-69. 
Durante mucho tiempo se ha presentado a la familia como una realidad convivencial fundada en el matrimonio, indisoluble y heterosexual, encerrado en la seriedad de la finalidad reproductora. Este parecía ser el único espacio en la ley para el sexo protegido. Sus alternativas: la norma penal para castigarlo o la negación y el silencio. Pero tal estructura familiar se revuelve sobre sus más sólidos cimientos con la aparición de nuevas fórmulas convivenciales. La sexualidad y la afectividad fluyen y se sobreponen a aquellos esquemas ordenados con una interesada racionalidad y reclaman su espacio de libertad jurídicamente reconocido. No quieren insertarse en el esquema «organizado, repetitivo, frío y serio del matrimonio». Se niegan a admitir como única finalidad del sexo la procreación, a que el matrimonio sea la relación exclusiva para su práctica, a la predeterminación de roles en la conducta sexual y, aún más allá, se atreven a negar que la unión del hombre y la mujer, necesaria para la fecundidad lo sea también para ordenar la sociedad en familias. Se aboga por la salida de la homosexualidad de lo patológico para ingresar en la normalidad. Una normalidad que requerirá la entrada de su relación en el derecho, su protección jurídica. Paradójicamente aquellas relaciones afectivas y sexuales afirmadas contra el rigor del tiempo, de los sexos, de las instituciones y las leyes pretenden ahora efectos jurídicos. Y más aún quieren para sí algunas de las consecuencias jurídicas de aquella institución legal, estable, formal y organizada. De un matrimonio que ya no es indisoluble, que ya no tiene como finalidad la generación, pero que sigue siendo unión formal entre dos personas de sexo diferente.

1997/11/07

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | VICENTE VERDÚ Y SUS 'INVERTIDOS'

¿Invertidos?
Vicente Verdú | El País, 1997-11-07

https://elpais.com/diario/1997/11/08/ultima/878943602_850215.html 

El atasco en que los grupos parlamentarios se encuentran actualmente ante la regulación de las parejas de hecho, con la sexualidad por medio, parece demostrar que todavía no se piensa bien. El “piensa mal y acertarás” prevalece como un trasunto de los viejos prejuicios que estigmatizan a quien no es heterosexual. Y, considerando, según el mismo diccionario, “invertido” al homosexual (inverso a lo que es correcto o “legal”), ¿cómo legalizarlo sin reparos?

Las últimas investigaciones científicas, con Antonio Guillamón y Santiago Segovia entre los españoles, aportan caudal suficiente para deshacer la ofuscación. No hay un ‘continuum’ en la sexualidad, dice Guillamón, al modo de un arco iris ‘gay’ discurriendo desde el muy macho a la muy hembra. Pero hay un surtido de seis grupos diferentes a partir de la constitución anatómica y cerebral: el heterosexual masculino y el femenino, el homosexual masculino y el femenino, el bisexual y el transexual. Cada uno con sus derechos porque todos han nacido de una conclusión biológica primordial. Después, cada cual podrá mezclar en su vida diaria unas experiencias u otras, pero el abanico se despliega ‘naturalmente’ así. Pensar mal es creer vicioso lo que no coincide con lo heterosexual e, inmediatamente, la reflexión se vicia. Aplicar, por ejemplo, el patrón matrimonial a homosexuales produce reticencias, pero es que, efectivamente, la pareja homosexual no es marital. Como no lo sería tampoco la relación bisexual, capaz de producir uniones de tres o más socios. Cada modelo reclama su casuística y su tratamiento. Legalizar hoy las uniones homosexuales con ánimo “tolerante” es no avanzar nada. Es seguir pensando mal y no reconocer poniendo de pie, a la luz, lo que una larga historia colocó boca abajo (invertido) y en las tinieblas de la perversión.

1987/09/08

DOCUMENTACIÓN | JUSTICIA | DESESTIMAN LA DEMANDA CIVIL DE JUANITO LÓPEZ EN DEFENSA DE SU HONOR

Juan López Garrido.
Portavoz 'gay' de Baleares, ha visto desestimada su demanda por falta al honor.
Bonifacio de la Cuadra | El País, 1987-09-08
https://elpais.com/diario/1987/09/09/ultima/558136804_850215.html 

Juan López Garrido, nacido hace 33 años en Villamalca (Albacete), linotipista de profesión dedicado a la hostelería, es el portavoz del Frente de Liberación Gay de las Islas Baleares y se encuentra decidido a mantener su ruptura con la ‘normalidad’ heterosexual y "a expresar", dice, "mis opciones afectivas y de vida cotidiana públicamente". A los ataques que recibe por la defensa de su opción sexual, López Garrido une el rechazo reciente de la demanda que presentó hace meses contra quienes, según él, ‘se pasaron’ en las críticas contra su persona. Para el juez ha pesado más la libertad de expresión. "Yo defiendo la libertad de expresión, pero nadie tiene derecho a insultarme", dice. E insulto considera que escriban de él que es "feo, bajito y asquerosito". O que se le llame "esperpéntico personaje, ya conocido en exceso, tanto por sus ridiculeces cuanto por su inconmensurable fealdad". Juan López asegura que tales expresiones de "mofa, discriminación y burla tienen como causa el único delito de luchar por los derechos humanos de las personas que practicamos la homosexualidad y el lesbianismo".

El portavoz ‘gay’ señala que, junto a los ataques personales, se le pretende negar legitimación para defender derechos tales como el de objeción de conciencia. Uno de los pasajes que recogió en su demanda decía así: "... Es sorprendente que López ande ahora metido en berenjenales de objeción de conciencia y contra el servicio militar (...), porque teniendo ya más años que la maleta de doña Concha Piquer, no irá a protestar por una cosa que no le afecta, ¿verdad?".

Juan López recuerda que muchas de sus actuaciones las realiza en cuanto portavoz del Front d'Alliberament Gai de les Illes Balears. Y manifiesta que cuando se fomenta la violación pública del principio constitucional de igualdad, "se envenena la convivencia democrática". López se indigna ante titulares de periódico como ‘Así matan los homosexuales’, sobre todo porque no recuerda ninguno igual sobre los heterosexuales.

En la que ha sido la primera demanda civil de un homosexual en defensa de su honor, López pedía dos millones de pesetas de indemnización, que pensaba entregar a la comisión ciudadana de información y seguimiento del SIDA de Baleares. A propósito del SIDA, a López le irrita que se hable de "grupos de riesgo", entre los que se incluye a los homosexuales, en lugar de "prácticas de riesgo". "El SIDA se está aprovechando", dice, "para marginar a sectores cuya sexualidad no es la reproductora". Considera que el SIDA debe abordarse "desde un punto de vista sanitario y no puritano" y critica la negligencia del Ministerio de Sanidad, que no se decide a facilitar jeringuillas y preservativos a la población. "Lo importante es realizar una campaña preventiva, no timorata", dice.

Juan López afirma que los grupos ‘gay’ de España solicitan la aprobación de una ley antidiscriminatoria, como la francesa, que castiga la discriminación con penas de hasta dos años de cárcel o varios miles de francos. "Esta ley no sólo protegería penalmente la orientación sexual, sino igualmente las diferencias raciales, religiosas... de los ciudadanos", afirma.

1984/06/22

DOCUMENTACIÓN | 28J | EMPAR PINEDA: LA DICTADURA DEL HETEROSEXISMO

La dictadura del heterosexismo.
Empar Pineda | El País, 1984-06-22

https://elpais.com/diario/1984/06/23/opinion/456789610_850215.html

Todavía hoy en numerosos ambientes causa escándalo, o como mínimo estupor, oír que una mujer dice que es lesbiana. A mí estas reacciones me resultan, cuando menos, curiosas, ya que amar a otra mujer, sentirse atraída por mujeres, es algo que nosotras, las feministas lesbianas, vivimos con la mayor naturalidad, como algo cotidiano, como un sentimiento que no necesita de sesudos argumentos que lo justifiquen. Una afirmación como ésta puede resultar chocante. Hoy día, sobre lesbianismo -o sobre homosexualidad en su caso-, se manifiestan muchas opiniones del más variado tipo, pero rara, rarísima vez, en ellas se plantean las relaciones amorosas entre personas del mismo sexo como algo tan satisfactorio, tan legítimo, tan natural, como las relaciones entre personas de distinto sexo.

Habrá quien dirá que exagero, que en la actualidad son ya muchas las personas que así lo plantean. Permítaseme, cuando menos, dudarlo. Porque ¿a qué viene, entonces, el casi, casi inevitable: "¿Ustedes, por qué son lesbianas?", de los coloquios y debates cuando de lesbianismo se está tratando? Cuando poca, poquísima, gente se ha preguntado: "¿Y yo, por qué soy heterosexual?, ¿por qué no soy capaz, por qué rechazo la posibilidad de sentir atracción hacia personas de mi sexo?". No nos engañemos: hoy día sigue siendo necesario responder con 1.000 razones sesudas, pensadas, argumentadas, para demostrar la evidencia: que sentir atracción hacia personas del mismo sexo, que amar a las mujeres -en nuestro caso- es algo bueno, legítimo, satisfactorio. ¡Que está muy bien, vamos! ¿A qué viene el escándalo o el estupor ante mujeres u hombres que siempre, o en determinados momentos de sus vidas, se sienten eróticamente atraídas y atraídos por otras mujeres u otros hombres respectivamente? Sencillamente, a que no se nos considera, a las personas, como ‘seres sexuales’, sino como ‘seres heterosexuales’. O, dicho de otra manera, a que es la sociedad, y solamente ella, quien nos obliga a ser exclusivamente heterosexuales. Y, en lo que tiene de particular la consideración social del lesbianismo, es innegable el peso del pensamiento profundamente machista que podría resumirse así: es imposible que existan relación y goce sexuales entre mujeres sin la presencia masculina. Lo que, en el fondo, tiene todo que ver con la no consideración de las mujeres como sujetos -que no objetos- sexuales, tan querida del patriarcado.

De lo anterior fácilmente puede deducirse que para las feministas (tanto para las que mantienen preferente o exclusivamente relaciones heterosexuales como para las que mantenemos preferente o exclusivamente relaciones lesbianas), para nosotras, las personas, las mujeres y los hombres, somos seres sexuales.

Años ha que visiones desprejuiciadas, libres de anteojeras sexistas, describen el impulso o pulsión sexual de los seres humanos como algo enormemente flexible, de una plasticidad tal que las respuestas eróticas de las personas son de una gran variedad: un hombre, una mujer, pueden erotizarse en situaciones bien distintas y ante personas u objetos bien diferentes. Tal es la variedad, que resultaría inútil intentar definir con precisión los elementos que determinarían las preferencias sexuales de hombres y mujeres. Inútil, igualmente, intentar extraer generalizaciones. El impulso sexual en las personas estaría, pues, caracterizado porque su objeto de deseo no está predeterminado y las preferencias sexuales de cada cual es algo que tiene que ver con su historia individual. Historia individual inmersa -obvio resulta señalarlo- en una historia colectiva, en una sociedad muy concreta.

Y la nuestra es una de esas sociedades en las que, con mayor o menor elegancia, con mayor o menor brutalidad, el lesbianismo y la homosexualidad están condenados. Sociedades en las que, de un modo o de otro, se nos obliga a orientar nuestro deseo sexual hacia personas de distinto sexo. Y es que el lesbianismo y la homosexualidad no encajan ni bien ni mal en las normas de estas sociedades.

Una de estas normas es la ‘norma heterosexual’. Nos llevaría demasiado espacio rastrear en la historia hasta encontrar las causas que explican por qué la heterosexualidad ha llegado a ser ‘norma de obligado cumplimiento’. Simplificando un poco, en cualquier caso, no resulta aventurado afirmar que en la base de la imposición de la conducta heterosexual se halla una hipócrita (¿cómo puede seguirse defendiendo en la actualidad?) equiparación entre sexualidad y procreación y también -al menos en el ámbito de la tradición judeocristiana- un rechazo, un miedo al placer sexual y una especie de necesidad compulsiva de justificar este placer, tan poco ‘espiritual’, con la existencia de algún fin más sublime, como el que parece atribuirse al hecho de ‘traer hijos al mundo’.

Así, pues, nos educan en la norma heterosexual desde que nacemos: "A las mujeres sólo les pueden gustar los hombres, y a éstos, sólo las mujeres". De una u otra manera, nos inculcan la idea de que la sexualidad son las relaciones sexuales entre mujeres y hombres, más legitimadas si pasan por un juzgado o por un altar, y mejores aún si de ellas hay una descendencia.

Es tan fuerte la presión de estas ideas, cuenta la sociedad con tantos medios y tantas instituciones para mantenerlas -la familia patriarcal está en la base-, que la inmensa mayoría de la gente acaba, consciente o inconscientemente, creyéndose la gran falacia de que somos seres heterosexuales, de que solamente sentimos atracción sexual, deseo erótico, hacia las personas del otro sexo. La norma heterosexual, el deseo heterosexual convertido en norma, es tan aceptada socialmente, que mucha gente llega incluso a negar la evidencia cuando siente atracción sexual hacia alguien de su mismo sexo. ¿Cuántas mujeres, cuántos hombres no han sublimado, alguna o muchas veces en su vida, los sentimientos que les despertaban amigas o amigos, respectivamente? Sentimientos turbadores, inconfesables, que había que reprimir, desvirtuar, sublimar, negar en suma, porque aceptarlos en su verdadero sentido no encajaba en las normas de conducta sexual socialmente sancionadas. La fobia hacia la conducta homosexual o lesbiana es algo tan personalmente interiorizado en sociedades ‘homofóbicas’ como la nuestra que, en muchos, muchísimos casos individuales, aquélla ha podido más que el deseo o sentimiento propios.

Hasta tal punto se ha equiparado sexualidad con heterosexualidad, que la mayoría de la gente que mantiene relaciones sexuales con personas de distinto sexo considera que esto es lo normal, lo legítimo, lo natural. Y no reparan en la idea de que, de hecho, ‘la heterosexualidad’ se ha convertido en ‘norma de obligado cumplimiento’. Cuando todo en esta sociedad empuja en esa dirección, creo que, honestamente, resulta difícil defender la idea de que se elige libremente la heterosexualidad. Cuando la opción lesbiana o la homosexual no aparecen en nuestras vidas, cotidianamente, como opciones sexuales legítimas, tan satisfactorias y normales como la opción heterosexual; cuando en cuentos infantiles, novelas, teatro, poesía, o desde la radio, prensa, cine o televisión, es la pareja heterosexual el modelo que se brinda por doquier; cuando desde la infancia a las niñas se les van adjudicando novios y a los niños novias; cuando en ambientes progresistas se siente mucha incomodidad al tener que defender a lesbianas y homosexuales porque se tiene miedo a que te vayan a confundir si los defiendes; cuando se exige que lesbianas y homosexuales nos comportemos con seriedad en la calle y reprimamos nuestros sentimientos amorosos; cuando, con el Código de Justicia (¿?) Militar en la mano, se sigue condenando a soldados y marineros por su conducta homosexual... Cuando todo esto y mucho más ocurre en relación a opciones sexuales que no sean la heterosexual, ¿quién puede atreverse a decir, honestamente, que la heterosexualidad no se ha convertido en ‘una obligación’ en esta sociedad?

Así -no pudo ser de otro modo-, junto a la norma heterosexual, mal conviviendo con lo que se considera ‘normal’, las demás opciones sexuales se desarrollan contra viento y marea, brutalmente reprimidas a veces, de mala gana toleradas otras. "Enfermedad, degeneración, vicio, error de la naturaleza, inmadurez sexual..." Con éstos y otros epítetos se ha nombrado -y descalificado- y se sigue nombrando a la opción homosexual y lesbiana.

Espero que nadie se escandalice si digo que una sociedad heterosexista que disimula mal su homofobia cuando no hace ostentación de ella es una sociedad enferma. Una sociedad que no sólo hace desgraciadas y desgraciados a lesbianas y homosexuales, sino que impide, mediatiza el libre desarrollo de la vida sexual de sus gentes normales al limitar y constreñir a la heterosexualidad las diferentes opciones sexuales en las que puede expresarse el impulso, el deseo sexual de mujeres y hombres. Heterosexualidad en la que se manifiesta, como en los demás ámbitos de la vida, el predominio, la prepotencia de los hombres sobre las mujeres.

El tan traído y llevado ‘1984’ ha sido el año elegido por la Asociación Internacional de Lesbianas y Homosexuales como un ‘año de acción’ en todo el mundo. Para septiembre, se prepara la celebración de una conferencia internacional y una marcha en la ciudad de Nueva York. De este modo, este año, la conmemoración anual el 24 de junio del Día Internacional por la Liberación de Lesbianas y Homosexuales adquiere unas características particulares. A los cuatro vientos queremos difundir ideas tan elementales como que todo el mundo tiene derecho al placer, al disfrute, al gozo, a la alegría, a la comunicación, que se logran en el desarrollo de una sexualidad no opresora, gratificante. Y que nadie tiene derecho a convertir en norma de obligado cumplimiento ninguna de las posibles formas de desarrollar nuestra sexualidad, ninguna de las opciones sexuales posibles.

Si defendemos estas ideas de libertad sexual, de no imposición, de negarnos a la normalización de nuestras vidas, lo hacemos con el convencimiento de que vale la pena atreverse a vivir la sexualidad desafiando todo tipo de limitaciones, vengan éstas de donde vengan, ya que nadie tiene derecho a inmiscuirse en nuestra vida sexual. Y, por el contrario, toda persona, sea cual sea su opción sexual, tiene el legítimo derecho a disfrutar de una vida sexual satisfactoria y placentera.

Empar Pineda es miembro del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid.

1981/06/27

DOCUMENTACIÓN | 28-J | LOS DERECHOS DEMOCRÁTICOS DE LOS HOMOSEXUALES...

Los derechos democráticos de los homosexuales, derechos de la humanidad.
José Antonio Berrocal | El País, 1981-06-27

https://elpais.com/diario/1981/06/27/sociedad/362440803_850215.html 

Los frentes de liberación homosexual no tienen por objetivo, únicamente, la «liberación» y la "felicidad" de los homosexuales y de las lesbianas. Su objetivo va «un poco» más allá. Su objetivo es mostrar a toda la población que el «problema homosexual» -como es llamado- es un problema que afecta a toda la sociedad, y en concreto a esta sociedad «heterosexual», que nos oprime a todos, y, por tanto, es preciso «superar». Pero ocurre que cambiar la sociedad no es una cosa fácil, claro está, ni tampoco es una cosa que nos corresponda sólo a quienes hemos decidido aceptar que nos gustan -deforma exclusiva o no- personas de nuestro propio sexo. Todos y todas, como sujetos agentes o pacientes, sufrimos en esta sociedad en que reina una ideología patriarcal que sólo acepta una sexualidad exclusivamente reproductora. Una sexualidad que, al tiempo que se afirma como la relación entre dos sexos reproductores, mantiene una opresión sangrante contra la mitad de la población del planeta, las mujeres, y una fobia que puede llegar hasta ejecuciones sumarias, según las épocas, contra otra parte numéricamente importante de la población: los homosexuales masculinos. Todo ello enmarcado, obligatoriamente para todo el mundo, en unas relaciones no personales, no entre personas, sino como unas relaciones concebidas como exclusivamente reproductoras.

Los ‘gay’ -movimiento homosexual concienciado por esta opresión-, tal vez por sufrir más en carne propia esta sexualidad alienante y despersonalizada, que niega el derecho al placer, captamos de forma especial la opresión que el sistema ideológico vigente aplica a toda la población.

Ante esta situación, el actual movimiento gay, surgido en torno a 1968-1969, se conformó durante algún tiempo con recluirse en el estadio de acciones minoritarias y de autoafirmación, propias de cualquier movimiento recién nacido. Acciones incomprensibles para el resto de la población, que no se explicaba nuestra testarudez por querer demostrar la «homosexualidad latente» de los heterosexuales. Actitudes como estas -al margen de lo correcto o no de la afirmación- sirven para poco, si no es para continuar siendo eternamente incomprendidos. Por ello, hoy día somos muchos los frentes de liberación que tratamos de buscar otros medios para ser, en primera instancia, comprendidos a escala popular: es decir, luchamos contra la represión que sufrimos en un mundo de oprimidos; luchamos contra unas leyes discriminatorias y homófobas (proyecto de Código Penal) en una sociedad llena de marginaciones; luchamos por la defensa de los derechos democráticos y las libertades civiles de todos, que, por tanto, son también nuestros derechos, y así, por ejemplo, el cartel anunciador del Día Internacional del Orgullo Gay de este año, editado por la Coordinadora de Frentes Homosexuales de nuestro país, la COFLHEE, lleva como primer eslogan el de «Gays contra el fascismo».

Esta es la actitud general que, por ejemplo, el Frente de Liberación Homosexual de Castilla (FLHOC) y los demás frentes gay, peninsulares e insulares, desarrollamos actualmente. Con ello pretendemos potenciar campañas masivas que nos permitan salir del gueto en que se nos recluye y nos autorrecluimos. Que nos permitan entrar en relación con los distintos sectores asalariados, y que nos permita influir positivamente en la evolución de los partidos de izquierda al respecto. Que permita, en fin, al militante gay, en esas campañas por los derechos democráticos, asumirse como tal en su lugar de trabajo. Algunas veces, la petición de una firma contra un caso de represión es una buena ocasión para «definirse» y a continuación abordar más ampliamente el tema de la sexualidad humana.

La información, un medio

En el FLHOC pensamos que la información sobre nuestros derechos democráticos y contra la represión nos son vitales. Son un medio para crear en torno a nuestro colectivo un sector democrático, sensibilizado, más amplio que la minoría homosexual concienciada (‘gay’), evitando así los típicos reflejos -ante lo «dudoso» del momento político del país que nos ha tocado vivir- de repliegue ultraminoritario y marginal ‘gay’. Y también la otra tentación -estéril en ella misma- de otro tipo de reclusión, la del autoanálisis psicoizquierdista de mirarse el ombligo propio.

Al FLHOC, el trabajo de información (charlas de difusión, denuncias de agresiones, crítica del proyecto de Código Penal, proyecto de ley antidiscriminatoria sexual...), junto a la participación en actividades de mayor amplitud social (pro divorcio, comisión anti-OTAN, solidaridad con abortistas juzgadas, defensa de la legalidad civil vigente frente a los enemigos de la democracia...), le están permitiendo no solamente volcarse hacia la población homosexual que acude al gueto comercial madrileño, sino también hacia las clases trabajadoras, el movimiento vecinal..., tratando de desbloquear la situación actual de marginación e insuficiente comprensión entre nosotros y el resto del pueblo.

Ahora bien, un militantismo ‘gay’ que limitara su actuación a reivindicar tan sólo unos derechos democráticos no lograría más que una tolerancia permisiva en grandes ciudades, como sucede en ciudades como Ámsterdam, París, San Francisco, o como parece que se pretende en el madrileño barrio de Chueca. Tal reformismo, a lo único que puede conducir es a una forma de institucionalización del gueto homosexual. Porque ocurre que simplemente la igualdad de derechos no puede hacer desaparecer las causas de opresión, que si bien en su origen se sitúan en la ideología emanante -y que aún perdura- de la familia patriarcal, tiene su principal apoyo hoy día en la ideología burguesa y en el sistema al que sirve dicha ideología. La opresión de los homosexuales y lesbianas no se debe principalmente a las sentencias judiciales, a la represión policiaca o a la pérdida de empleo o vivienda. La opresión se sitúa más en esa herencia religiosa que considera pecado que dos personas del mismo sexo puedan quererse y hagan el amor. O también en esa concepción falsamente médica y acientífica que aún -¡ya está bien!- nos sigue considerando enfermos.

Mientras las normas familiares y sexuales burguesas continúen imponiéndose, los homosexuales y las lesbianas, y con nosotros-as -en diferente grado ciertamente- el resto de la población, seguiremos oprimidos. Si bien es cierto que limitarnos a la lucha contra esas «normas» nos conduciría a un movimiento gay ultraminoritario, encerrado en su marginalidad radical, incapaz de tener un peso en el campo social.

Por eso, en el FLHOC pensamos que es preciso combinar la reivindicación de nuestros derechos democráticos con otras actividades que pongan en causa los límites de la «normalidad» de la familia burguesa y del modelo heterosexual-monogámico, sirviendo todo ello para acercarnos a la construcción de esa nueva humanidad en la que las categorías -las falsas identidades- de «homosexuales y heterosexuales» hayan quedado destruidas y el comportamiento sexual de las ‘personas’ -de forma exclusiva o no- sea el que esas ‘personas’ deseen, dentro de la igualdad, el amor y la felicidad.

José Antonio Berrocal es miembro del Frente de Liberación Homosexual de Castilla (FLHOC).

1981/06/25

DOCUMENTACIÓN | 28-J | ORGULLO EN MADRID: "AQUÍ ESTAMOS, NO NOS OCULTAMOS"

Manifestación de homosexuales contra la imposición de la heterosexualidad.
El País, 1981-06-25

https://elpais.com/diario/1981/06/26/sociedad/362354407_850215.html 

Cerca de un millar de homosexuales, hombres y mujeres, se manifestó ayer en Madrid para conmemorar el Día Internacional del Orgullo Gay, que se celebra el 28 de junio. La convocatoria, realizada por el Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid y el Frente de Liberación Homosexual de Castilla, tiene como lema principal «No a la imposición de la norma heterosexual». «Aquí estamos, no nos ocultamos», repetían los ‘gays ‘y lesbianas, como en anteriores manifestaciones. Pero este año, en cambio, no se han producido incidentes y la legalización de la marcha les ha llegado esta vez sorprendentemente rápida. «Las autoridades son ahora más permisibles con nosotros, digamos que hay una represión tolerante», afirman dos militantes de los grupos convocantes.

1977/07/06

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN HOMOSEXUAL SE ORGANIZAN CONTRA LA REPRESIÓN

Los homosexuales se organizan contra la represión.
El País, 1977-07-06

https://elpais.com/diario/1977/07/07/sociedad/237074401_850215.html 

Para protestar contra la discriminación de que son víctimas y en solidaridad con los homosexuales americanos, han tenido lugar en diversas capitales europeas, Londres, Berlín, Amsterdam y París, diferentes manifestaciones. Esta solidaridad internacional nace para protestar contra la actual campaña «antihomosexual» que tiene lugar en Florida, pero que puede tener repercusiones o imitadores en otros lugares, no sólo americanos.

Los movimientos de liberación homosexual, más o menos radicalizados, tienen una fecha común de nacimiento: junio de 1969, cuando en Christopher Street, el ‘ghetto pede’ de Nueva York, por primera vez, los homosexuales hacen frente a la policía, rebelándose contra la represión de que son víctimas. De estos altercados nace el primer movimiento, que se declara además por la liberación de las mujeres, el aborto y la contraconcepción, contra el imperialismo (de todos los colores) y la guerra del Vietnam.

Pronto son imitados por los homosexuales europeos y surgen movimientos similares en Milán, Roma, París, etcétera.

Los americanos, debatiéndose contra unas leyes injustas, han conseguido algunas reformas del código penal: en dieciocho estados de la Unión, han sido abolidas las leyes que condenaban las relaciones homosexuales entre adultos. En 39 ciudades se han adoptado decretos antidiscriminatorios en materia de trabajo y alojamiento, lo que significa, entre otras cosas, que nadie puede ser privado de un trabajo o negársele un alojamiento por el hecho de ser homosexual. A finales de 1976 se votó en el Consejo Municipal de Miami un decreto de este tipo, siendo aprobado.

La reacción de la clase media anglosajona protestante en contra de este decreto fue virulenta. Inmediatamente, se crea una asociación para luchar en contra de la homosexualidad, que se denomina «Salvemos a nuestros hijos». Su portavoz, una mujer prototipo de la mujer americana: ex miss, baptista evangelista, casada, madre de familia numerosa (que vende su imagen en la publicidad, anunciando productos alimenticios) y se inicia una nueva «caza de brujas», una campaña fascinante, basada en la revalorización de las imágenes de la familia en su forma más arcaica y obscurantista y en los mitos de la feminidad y la virilidad, que se extiende al grito de «Matad un homosexual por amor a Cristo», «Es el diablo quien habla por boca de los homosexuales» y repartiendo pegatinas donde se lee «Matadlos a todos».

Como consecuencia de esta triste campaña, el decreto antidiscriminatorio es abolido. El día del referéndum, hasta los barrios obreros, que generalmente se abstienen, votaron en masa dando la victoria a Anita Bryant, lo que significa que a partir de ese momento, un hombre o una mujer homosexuales pueden ser discriminados «legalmente», con toda clase de garantías para el discriminador, a la hora de buscar un trabajo o un lugar donde vivir, con los abusos a que puede dar lugar, y todo esto ¿por qué?, simplemente, por no responder a la «normalidad» heterosexual americana.

Como consecuencia de esta campaña, cierto número de personalidades se movilizan para protestar, creando un movimiento de solidaridad con los homosexuales americanos; en Francia se ha firmado un escrito en contra de la discriminación ejercida en este sentido (entre los firmantes J. P. Sartre y Simone de Beauvoir) en el que, entre otras cosas, se dice: «La batalla de los disidentes soviéticos, de los oponentes a los regímenes totalitarios de todo el mundo, de las mujeres por la libertad de disponer de sus cuerpos, de los negros de África del Sur en contra del ‘apartheid’, de los homosexuales por el derecho a la existencia, son un sólo y mismo combate.» En Ámsterdam, en un mitin al que acuden más de 2.000 personas, la directora de la Universidad se declara lesbiana.

En París, a la llamada de los colectivos antirepresión, colectivo por la defensa de los derechos humanos, grupos de lesbianas feministas, feministas revolucionarias, mujeres del movimiento de mujeres y el Grupo de Liberación Homosexual Político y Cotidiano, responden solamente unas seiscientas personas, la homosexualidad todavía desacredita, en una manifestación pacífica, divertida y simpática, gritando «Moscú, N.Y., Pekín, Cuba y Santiago, abajo la represión de los homo», «Abajo la normalidad falocrática», «No busquéis al homosexual, buscad vuestra homosexualidad», «Cortemos las raíces del macho», «Los homo en la calle, no en el ‘ghetto’», y exhibiendo pancartas en las que se leía: «Yo he elegido ser lesbiana, ¿has elegido tu ser heterosexual?», «nuestros hijos no corren peligro alguno, no es una enfermedad, aunque sea contagioso», y la más significativa de todas «no me da vergüenza, me da miedo», miedo efectivamente de la violencia heterosexual, miedo de ser la cabeza de turco de una represión sistemática e injustificada, por defender unos valores decadentes y caducos que mantienen una estructura social viciada, miedo a no tener lugar en esta sociedad «liberal y avanzada», miedo a no poder manifestarse como se es, una persona normal, con una práctica sexual propia y natural.

Lo que está claro es que la heterosexual Anita no actúa por iluminación de Dios, aunque lo invoque con harta frecuencia, ni con dinero de su bolsillo; ¿quién ha sufragado los gastos de esta enorme campaña?, ¿a quién beneficiará, además de a la industria productora de la orangina anunciada por la impecable Anita? En resumen, ¿quién ha orquestado todo este circo represivo que puede convertir en una tragedia el hecho de vivir para muchos homosexuales?

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // STARS COFLHEE es un trabajo realizado por Julen Zabala Alon...