Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas

2021/10/25

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | JULIO AUMENTE, CIEN AÑOS DEL PRÍNCIPE ESTETA Y DECADENTE DE 'CÁNTICO'

Julio Aumente, cien años del príncipe esteta y decadente de Cántico.
Nació en Córdoba el 29 de octubre de 1921, colaboró en la mítica revista desde su inicio, dejó de escribir y marchó a Madrid. Volvió a la literatura en los años 80 con una poesía libérrima, en un regreso a la juventud, la vida y el deseo.
Félix Ruiz Cardador | ABC, 2021-10-25
https://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-julio-aumente-cien-anos-principe-esteta-y-decadente-cantico-202110252129_noticia.html 

El viernes 29 de octubre se cumplirán cien años del nacimiento de Julio Aumente Martínez-Rücker, uno de los cinco poetas canónicos de l Grupo Cántico junto a Juan Bernier, Ricardo Molina, Pablo García Baena y Mario López. Nacido en Córdoba en 1921, fue un hombre de personalidad singular, un esteta.

Sabio en heráldica y genealogía, con no poco de espíritu aristócrata y de príncipe distinguido y distante, mantuvo con Córdoba una relación a veces despegada, a pesar de que era nieto del compositor Cipriano Martínez Rücker y procedía de un ambiente familiar cordobés de situación desahogada.

Se licenció en Derecho, pero pronto comenzó a escribir versos. Aunque la vida se la ganaría finalmente de otro modo: como tasador de arte y antigüedades en Madrid , donde se marchó a mediados de los 60.

Residía en un amplio piso en la calle Bárbara de Braganza, a escasos minutos de la Cibeles y el Paseo de Recoletos y repleto de antigüedades que le daban a su casa un aire ‘dannunziano’. Muy enfermo ya, su familia lo trasladó a Córdoba, donde murió en el verano de 2006.

La obra poética de Aumente, suntuosa en origen y marcada en sus últimos años por sus ansias de vivir y una sensualidad homosexual no exenta de ironía posmoderna, se divide en dos etapas, como en el caso de otros coetáneos suyos. La primera la componen sus libros de juventud, que van unidos a la revista ‘Cántico’ y a esos primeros años en los que casi todos sus miembros vivían en Córdoba y trataban de hacerse un hueco en la poesía española .

El desdén con el que fueron recibidos, pues la poesía de entonces se debatía entre el realismo socialista y las nostalgias imperiales sin mucho espacio para la intimidad, provocó la diáspora. También el silencio de varios de los autores adscritos a la revista. Serían los jóvenes profesores y poetas Carlos Clementson y Guillermo Carnero los que, con sus estudios sobre Cántico, acabarían por resituar al grupo en el mapa en los años 70, lo que propició que sus autores volviesen a escribir. Ese es el caso de García Baena y también de Aumente, al que espoleó un joven amigo, el también poeta Luis Antonio de Villena .

Clementson explica de la primera fase de Aumente que era «un autor muy influenciado en ese momento por Luis Cernuda, pero al mismo tiempo un gran artífice del soneto, en la estela de Góngora». De esos años primeros son sus libros ‘El aire que no vuelve’ (1955) y ‘Los silencios’ (1958). Aunque siguió escribiendo hasta su marcha a Madrid, no volvió a publicar y fue de los autores de Cántico el que se mantenía más alejado de los viejos recuerdos.

Tenía con la ciudad una relación ambivalente, fundada en cierta sensación de despecho por haberse sentido en ella desdeñado en su juventud. Esa distancia con su ciudad de origen la plasmó en versos que no llegó a publicar. Finalmente, algo se aplacó esa amargura en sus últimos años, cuando el Ayuntamiento colaboró en la publicación de sus poesías completas y la prensa cordobesa comenzó a reconocerlo como uno de los grandes autores del XX.

La etapa de desencanto y alejamiento total de la escritura se extendió entre los 60 y los 70, década esta última en la que lo empezó a frecuentar Luis Antonio de Villena por recomendación de Pablo García Baena, con el que por entonces se carteaba. «Nos hicimos muy amigos», explica a ABC De Villena, que lo visitaba un par de veces al mes para cenar con él.

En esas charlas el joven autor incitaba al amigo veterano a que volviese a la poesía, algo que no fue fácil pues Aumente le reconocía que llevaba diez años sin escribir. Recuerda De Villena que el autor cordobés se sentía en esa época de vuelta de todo, en la fase final de la vida.

Incluso parecía haber cerrado las puertas a la vida sentimental. En sus tarjetas de visita incluía largos títulos con un punto decadente e irónico, ropajes verbales que eran parte de la personalidad que se había creado. En sus poemas posteriores, llegaría a reconocer que se había perdido la vida por hacerse «el interesante».

Sus últimos años fueron por ello un estallido y una liberación, un rejuvenecimiento de un hombre que, en parte por decadentismo y en parte como protección, había decidido ser viejo antes de tiempo. Por una parte, comenzó a hacer vida social con nuevos amantes y amores y se echó a las calles de Madrid para vivirlas, lo que sería una fuente de inspiración para sus poemas de gran carga homoerótica y políticamente incorrectos, propios de un escritor que ya no estaba sujeto a la convenciones .

En 1982 publicó ‘Por la pendiente oscura’, en la que reunía los poemas escritos entre el 47 y el 65, pero aún muy en la senda de Cántico. La sorpresa llegó cuando al fin le hizo caso a Luis Antonio de Villena y empezó a escribir textos nuevos. De esos bríos recobrados surgieron libros fundamentales en su obra como ‘La antesala’, que publicó en 1983 Visor con prólogo del propio De Villena. Una década más tarde llegaría ‘El canto de las arpías’, que Villena ha calificado como «poemas coloquiales, palabras de germanía juvenil, marginación, mundo urbano , inmensa sed de vida, ironía y sátira».

En sus últimos años, Aumente vio publicados sus poemas completos en Visor, con prólogo de De Villena y el trabajo compilatorio de Rafael Inglada. En 2017 apareció en la editorial Renacimiento la antología ‘Bellezas y arpías’, editada por Luis Antonio de Villena. Ahora, con motivo del centenario, Rafael Inglada ha publicado una edición de 50 ejemplares con algunos poemas inéditos de los años 80 y 90.

Estas reediciones y tributos mantienen viva la memoria de un autor singular cuya existencia estuvo cargada de anécdotas y que, según cuenta De Villena, acabó sus días poniéndose del lado de los ‘skaters’ adolescentes del Paseo de Recoletos en los conflictos que mantenían con los jubilados que se sentaban por allí.

«Fue siempre un defensor de la juventud», explica Luis Antonio de Villena sobre este escritor cordobés que quizá nació antes de tiempo y que en sus últimos años decidió rejuvenecer. Su leyenda heterodoxa ahí sigue en sus versos para quien la quiera conocer.

Contra trepas y arribistas
Julio Aumente no sólo se alejó de la poesía, de Córdoba y de Cántico, sino también de los foros literarios. Aunque vivía muy cerca de lugares emblemáticos como el café Gijón, donde era fácil ver a otro poeta cordobés como Manuel Álvarez Ortega, nunca sintió Aumente interés alguno por ese mundo y se recluyó en su piso, en sus jóvenes amantes, en sus lecturas y genealogías.

«Julio sólo veía en el mundo literario el interés de unos y otros, a trepas y arribistas», explica Luis Antonio de Villena. Todo eso hizo de él un poeta casi secreto. Los amigos y el talento singular de sus versos, más que la propia insistencia, lo llevaron a publicar en algunas de las mejores editoriales de su tiempo.

2021/09/10

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LAS VIDAS PARALELAS DE PEPE ESPALIÚ Y ALBERTO CARDÍN, QUE SE ATREVIERON A HABLAR ANTES QUE NADIE DEL SIDA

Las vidas paralelas de Pepe Espaliú y Alberto Cardín, los dos hombres que se atrevieron a hablar antes que nadie del sida en España.
Ambos frecuentaron los mismos círculos, fueron rostros visibles de la liberación gay y confesaron con valentía que eran seropositivos cuando nadie lo hacía, pero, según se cree, nunca llegaron a conocerse. Una exposición Barcelona fantasea con esa posibilidad.
Ianko López | Icon, El País, 2021-09-10
https://elpais.com/icon/cultura/2021-09-10/las-vidas-paralelas-de-pepe-espaliu-y-alberto-cardin-los-dos-hombres-que-se-atrevieron-a-hablar-antes-que-nadie-del-sida-en-espana.html 

“Conocí a Alberto en 1975. Todos los días paseábamos con nuestro grupo de amigos por las Ramblas y nos contábamos cosas. También viajábamos juntos, él y yo. A Melilla, a Londres, a París. En París había que ir a los baños Continental, una sauna gay donde estaba todo el mundo. Nos habían contado que Roland Barthes iba los martes, y a mí me apetecía tener algo con él, así que ese día nos presentamos para ver si lo encontrábamos”.

No hubo suerte.

El activista LGTBI Eliseo Picó participó en la creación del Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) el mismo año en que conoció al antropólogo y escritor Alberto Cardín. Recuerda muchas historias vividas junto a él en aquellos tiempos. Otros tiempos, sin duda: la prueba es que en ellos un filósofo estructuralista como Barthes se considerara un objetivo erótico de lo más cabal.

Recién finalizada la dictadura franquista (y aún antes), Barcelona era una ciudad inquieta con una intelectualidad que vivía pendiente de lo que sucediera en Francia o en el Reino Unido, pero que también apreciaba los alicientes del lumpen que le quedaba más a mano. Fue ese el mundo donde vivieron Cardín (Asturias, 1948-Barcelona, 1992) y el artista conceptual Pepe Espaliú (Córdoba, 1955-1993), de los que parte la exposición ‘El azar de la restitución’, que se inaugura en la galería barcelonesa Nogueras Blanchard el 15 de septiembre.

En realidad, en Barcelona coincidieron poco tiempo, entre 1973, que es cuando llegó Cardín, y 1976, año en que Espaliú la abandonó. Pero antes y después de eso compartieron muchas cosas: la homosexualidad, algunos amigos y círculos sociales, la fascinación por el psicoanálisis, el activismo desde y frente al sida y una muerte como consecuencia de esta misma enfermedad, a principios de los años noventa. Esa muerte terminó uniéndolos, cuando en vida no está documentada la relación directa entre ellos. Este es el gran enigma que nos ofrecen: es como si sus vidas avanzaran por sendas que uno imagina superpuestas, y que sin embargo se obstinan en transcurrir en paralelo, sin la menor intersección.

Buscando lo moderno

José González Espaliú nació en Córdoba en 1955. Tras un breve paso por Sevilla, en 1971 llegó a Barcelona, donde se matriculó para estudiar Historia y Filosofía. Nunca terminó sus estudios universitarios, quizá por exceso de estímulos. “Buscaba una modernidad que entonces no existía en Andalucía, pero que sí tenía Barcelona”, explica Jesús Alcaide, que además de haber comisariado varias exposiciones sobre el artista reunió sus textos en el libro 'La imposible verdad' (La Bella Varsovia). “Y lo primero que hizo fue conectar con donde estaba la movida, que eran las Ramblas y la gente que se movía por allí”.

Esa gente incluía a Ocaña, pintor y ‘performer’ que se paseaba Rambla arriba y Rambla abajo con aparatosos modelos de fantasía (o sin nada) y que en 1983 fallecería a consecuencias de las quemaduras sufridas al arder uno de sus disfraces, confeccionado en papel. Hoy es un icono –decir un mártir no es exagerar mucho– del acervo gay nacional.

El crítico de arte Juan Vicente Aliaga, que conoció a Espaliú en París una década después, aporta detalles sobre ese periodo barcelonés: “Para él fue un momento de búsqueda inspirado por la figura del escritor Jean Genet, que había visitado Barcelona en los años treinta y solía recorrer el Raval, donde estaba la calle de la Aurora, en la que él vivía. Era muy mitómano y buscaba esa misma atmósfera de travestis y chaperos. Él mismo hizo algunas ‘chapas’ [ejercer la prostitución] en cines de mala nota o en la calle”.

Pero buscando a Genet encontró a Lacan. Así puede resumirse su acercamiento a Óscar Masotta, psicoanalista argentino de la escuela de Jacques Lacan, cuya obra y pensamiento había introducido en el ámbito hispanohablante. Como muchos otros (entre ellos Alberto Cardín) se incorporó al grupo de iniciados que asistían a sus cursos en la calle Aribau con la devoción de quien asiste al despliegue de un universo nuevo. Las teorías lacanianas sobre la identidad y el inconsciente marcaron su posterior senda profesional y vital.

Como artista, Espaliú realizó varias acciones en el espacio público, y con solo 20 años llegó a mostrar su obra en la Sala de exposiciones de Hospitalet de Llobregat. Pero los resultados le decepcionaron. “Pasó sin pena ni gloria para la crítica porque descuadraba respecto a cierta genealogía del arte conceptual catalán”, explica Alcaide. “Así que poco después se fue a París”. Allí asistió a seminarios impartidos por Lacan en persona, mientras abandonaba temporalmente la práctica artística. La retomaría tras su regreso a España en 1983, cuando se vinculó profesionalmente al galerista sevillano Pepe Cobo. En 1990, mientras estaba en Nueva York con una beca Fulbright –llegó a exponer en la galería Brooke Alexander y acariciaba la idea de quedarse en la ciudad–, recibió el diagnóstico del sida. La enfermedad lo mató en 1993 en Córdoba, donde había vuelto solo para cumplir ese trámite.

Mucho cerebro, poco cariño

Apenas un año antes, y por la misma causa, falleció Alberto Cardín. Nacido en el pueblo asturiano de Villamayor, Cardín pasó gran parte de su infancia en México, donde su padre poseía una fábrica de camisas. Según contaba fue en la capital mexicana, durante los largos trayectos del autobús escolar y con solo siete años, donde vivió sus primeras experiencias sexuales con otros chicos. A los nueve regresó a Asturias y, tras una larga formación con los jesuitas, se licenció en Historia del Arte Medieval e Historia del Arte Contemporáneo y en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo. En 1973 recaló en Barcelona, que convertiría en centro de operaciones de su vida cosmopolita.

A su alrededor se generó una camarilla de amigos, una piña que se trataba constantemente, aunque lo hiciera desde cierta distancia emocional. “Éramos un grupo muy despegado, era todo muy cerebral entre nosotros y no había muestras de cariño”, recuerda Eliseo Picó. “Nos podíamos decir las mayores perrerías, y hasta nos tratábamos de usted”.

Entre tanto, su actividad intelectual y creativa era frenética. Se vinculó académicamente a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona mientras se inscribía también en el círculo psicoanalítico de Óscar Masotta y colaboraba en El País y ‘Diario 16’ entre otros periódicos, además de en publicaciones culturales como ‘El Viejo Topo’ o ‘Ajoblanco’. También en ‘Diwan’, una de las revistas que había fundado junto a su amigo Federico Jiménez Losantos, quien fuera joven turco de la escena intelectual barcelonesa. Ambos figuraron en 1981 entre los firmantes del Manifiesto de los 2.300, carta que denunciaba la marginación que a su juicio sufría el idioma castellano en favor del catalán.

Al día siguiente de que el grupo terrorista Terra Lliure atentara contra Jiménez Losantos por haber promovido aquel manifiesto, Cardín publicó en ‘Diario 16’ un artículo titulado ‘Un largo adiós’ donde escribía: “No se preocupen los señores de Terra Lliure, [...] les dejo, toda para ellos, su dulce y tónica Cataluña. Solo unos pocos meses para dejar a punto mis asuntos y se verán libres de este ‘ocupante’, que ha querido a Barcelona y ha gozado de ella como nunca seguramente lo harán ellos”.

Él mismo había sido objeto de pintadas amenazantes en la pared de su casa. Pero, contraviniendo su palabra, mantuvo la residencia barcelonesa hasta el fin de sus días. Ahora bien, para entonces su amistad con Jiménez Losantos ya había terminado. El periodista fue precisamente quien le había presentado a Eliseo Picó, que explica los motivos de aquella ruptura: “Federico le hizo a Alberto algo que él no soportaba, que era censurarle. Alberto escribió un artículo para ‘Diwan’ y Federico se lo recortó porque le parecía demasiado gay. Hubo una pelea y dejaron de hablarse”.

Cardín no se mostraba timorato a la hora de escribir, ya fueran artículos académicos o divulgativos, pero también cuentos y poesías. Por supuesto, también trató sobre la cuestión gay, pero esto no lo convertía necesariamente en un activista. “Yo no lo calificaría así”, indica Aliaga. “Era demasiado individualista y miraba a los otros por encima del hombro, ni siquiera fue muy cercano al FAGC”. Como señala Alberto Mira, profesor en la Oxford Brookes University y ensayista especializado en temas LGTBI, con textos como el artículo de 1987 titulado 'Una cierta sensación de fin' manifestó una postura más bien conservadora: “Es bastante problemático, dice que el sida va a terminar con la cultura gay, lo que por supuesto no fue verdad”.

Arremetió contra sus rivales con dureza y sarcasmo –fueron especialmente sonadas sus diatribas con Juan Goytisolo–, y su maximalismo puede generar desconcierto hoy en día como lo hizo entonces. Picó cita la ocasión en que, durante un curso de verano sobre activismo gay en la Universidad Autónoma, se presentó con una defensa encendida de Anita Bryant, la cantante ultraconservadora norteamericana que pretendía expulsar a los maestros homosexuales de las escuelas, lo que dio lugar a una trifulca entre los asistentes. “Pero con eso pretendía que reaccionaran, que fueran más gritones y chirriantes, tipo Ocaña”.

Esto no le impidió dejarse acariciar por la mano de los medios de comunicación de masas: en 1990 intervino en una emisión del programa de Televisión Española ‘Tribunal Popular’ en la que se juzgaba la existencia de Dios, un momento catódico hoy difícil de concebir por el alarde de erudición al que los espectadores eran sometidos en pleno horario de máxima audiencia.

Entre tanto, el 1 de diciembre de 1992, Pepe Espaliú publicaba en El País un artículo de opinión titulado 'Retrato del artista desahuciado'. Con un tono muy crudo para el momento que ahora resuena con nitidez, hablaba de la experiencia de ser homosexual y además enfermo de sida. Poco antes había escenificado en San Sebastián (coincidiendo con el festival de cine) por primera vez la performance ‘Carrying’, en la que era acarreado en brazos por diversas parejas de amigos y conocidos. La acción se repetiría en Madrid, esta vez con más eco mediático: entre sus porteadores estaban Pedro Almodóvar, Marisa Paredes y la política Carmen Romero, esposa del entonces presidente Felipe González. Para entonces Espaliú, que atravesaba las últimas fases de su enfermedad, se había convertido en un enérgico activista en la línea de la asociación ‘Act Up’, como rememora Juan Vicente Aliaga: “Pepe Cobo le prestó su apartamento de calle Barquillo de Madrid para que viviera en él, y aquello era como una oficina donde constantemente llegaban faxes con información de todas partes, y no paraba de entrar y salir gente”.

Suele decirse por todo lo anterior que Espaliú fue la primera figura pública de nuestro país en significarse como portador del VIH. Y, sin embargo, mucho antes que él lo había hecho Cardín. Fue en 1985, en el transcurso de una entrevista para la revista ‘Cambio 16’ donde hablaba con desenvoltura de su infección, diagnosticada el año anterior. Conviene recordar que entonces la pandemia se encontraba en sus primeras etapas de difusión pública, que el estigma era inconmensurablemente mayor de lo que aún hoy es, y que a la muerte de un ídolo global como Rock Hudson, quizá la primera que despertó conciencias, le faltaban meses para llegar. Aquella urgencia por hacer público su estado puede interpretarse, desde luego, como consecuencia de una toma de postura política que perseguía la visibilización del conflicto.

Pero también cabe considerar otras motivaciones más complejas y subjetivas, o así lo apunta Eliseo Picó: “Alberto era un poco maniático, así que ante cualquier dolorcito se ponía en el peor de los escenarios. Muy pronto dijo que tenía la sensación de tener el sida, y se hizo la analítica como veinte veces hasta que le salió positiva. Cuando se lo confirmaron, en lugar de ocultarlo se lo contó a todo el mundo, y además jugaba con la reacción de la gente ante la noticia. Hasta que hacia 1990 la enfermedad empezó a mostrar sus efectos. Se recogió mucho, vino su madre para cuidarlo, y a sus amigos ya no nos quería ver. Cuando lo vi por última vez me quedé horrorizado por su estado y él se dio cuenta, así que ya no quiso que volviera. Eso sí que fue doloroso. La única de nosotros que estuvo con él hasta el final fue Susana Lijtmaer, lectora de la editorial Anagrama, que era la viuda de Óscar Masotta”.

Sobre la dificultad para encontrar testimonios de la relación entre Cardín y Espaliú a pesar de que todo parece conectarlos, afirma Joaquín García, comisario de la exposición ‘El azar de la restitución’: “En efecto la relación no está documentada. Pero tuvieron que cruzarse seguro, ya fuera en una inauguración o en un ‘cruising’. Por eso mi propuesta es inventar ese encuentro”. La muestra relaciona fotos de las obras y acciones que realizó Espaliú durante su estancia en Barcelona con extractos de los escritos de Cardín como realmente si unos se hubieran realizado para ilustrar las otras. En ese dispositivo cobra una importancia fundamental el marco barcelonés.

“Barcelona era entonces el lugar en el que había que estar”, resume García. El auge de la industria editorial, de la universidad y los movimientos sociales (incluyendo el FAGC, que promovió la primera marcha española del Orgullo Gay en 1977) fueron distintas manifestaciones de este florecimiento. Y el cogollo de intelectuales ubicado en estas coordenadas se esforzó por generar y mantener vínculos con la modernidad que venía de fuera, particularmente de Francia.

“En aquella época leíamos todos a Julia Kristeva, Foucault, Deleuze y Barthes, la revista ‘Tel Quel’ y por supuesto a Lacan”, completa Picó. “Nos visitaba mucha gente de París como el escritor cubano Severo Sarduy, al que paseábamos por los sitios de ambiente. O Copi, el dibujante argentino, que vino varias veces. Una de ellas representó una obra de teatro suya muy divertida, Loretta Strong, sobre el viaje espacial de una mujer trans. Aunque entonces no decíamos eso, decíamos travesti”.

El eje principal de este movimiento se ubicaba en el paseo de La Rambla, que antes de convertirse en decorado para el teatro de la turistificación sirvió como un punto de encuentro mucho más genuino entre intelectualidad y bajos fondos: “Las Ramblas empezaron a caer con las Olimpiadas de 1992”, valora Joaquín García. “Pero no olvidemos que a un lado queda en Raval, el Barrio Chino, y al otro el Borne y el Gótico y que acaban en el puerto, lugares entonces no asumidos por la elite burguesa. Esas son las Ramblas míticas de Ocaña y Nazario, pero también las de Vázquez Montalbán. Un sitio dedicado a cierto tipo de ocio de bar y puticlub. Lo que convivía con otra escena gay muy clara, el “mariconeo fino” digamos, que se insertaba también en el bar Boccaccio y la ‘gauche divine’, con gente como Gil de Biedma o Terenci Moix”.

La exposición de la galería Nogueras Blanchard forma parte del 'Barcelona Gallery Weekend', que tendrá lugar entre el 15 y el 19 de septiembre. Otra galería barcelonesa incluida en el programa, House of Chappaz, presenta la colectiva ‘Contact! / Together Again (Poéticas Políticas del VIH)’, en torno a la infección, de la mano de artistas como David Wojnarowicz o Juan Hidalgo. La coincidencia de ambas ofrece la oportunidad para revisar un tiempo repleto de pérdidas irreparables y constatar una vez más que aquel fue el inicio de un capítulo que aún sigue abierto.

2021/09/07

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | JOSÉ-MIGUEL ULLÁN: GRAN POETA, ESCRITOR, PERIODISTA...

José-Miguel Ullán: gran poeta, escritor, periodista, crítico, dibujante, promotor artístico cultural español y de la mejor talla internacional.


Miguel Cancio | Tamtampress, 2021-09-07

https://tamtampress.es/2021/09/07/jose-miguel-ullan-por-miguel-cancio/ 

[Este escrito surge con motivo de la exposición, del 20 de marzo al 26 de septiembre 2021, “Visto y no visto – Texto y gesto en Jose-Miguel Ullán”, comisariada por Rosa Benéitez y Miguel Casado, y coordinada por Carlos Ordás, y en el marco de las jornadas que se van celebrar del 10 al 12 de septiembre en el MUSAC (León); surge al pedirme una colaboración Eloísa Otero, periodista, poeta y escritora, que colabora en estas jornadas, en este muy justo y merecido homenaje que le ha dedicado, viene dedicando, a este gran poeta, autor y creador español, el amigo Ullán, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León” (ubicado en León)].

A partir de José Miguel Ullán: “Hay que atizar las palabras que provocan el estallido de la mejor creatividad, pero ¡OJO! por el mejor desarrollo deontológico democrático, por la verdad justa y responsable, y por el bien, y, siempre que sea posible, si cuadra/se cadra, con buena poesía, música, alegría e ironía, con buen arte, humor, cante, baile…”

José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires-Salamanca/España, octubre 1944, Madrid-España mayo 2009; murió de una grave enfermedad). Después de estudiar, en Madrid, Filosofía y Letras, de luchar contra el régimen dictatorial autoritario, contra la dictadura franquista, de verse detenido, para no hacer el servicio militar, Ullán se exilia, de la dictadura del General Franco, en París (Francia), de 1966 a 1976, donde, con grandes profesores-investigadores universitarios como el filósofo y semiólogo Roland Barthes, el filósofo y sociólogo Lucien Goldmann y el historiador Pierre Vilar, amplía estudios de sociología de la literatura, el arte, la cultura en la prestigiosa “École Pratique des Hautes Études/EPHE”-“Escuela Práctica de Estudios Superiores” —que se transformaría en la actual y prestigiosa “École des Hautes Études en Sciences Sociales/EHESS”-“Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales” de París—. [En este gran centro superior francés, cuando fui a ampliar estudios de sociología en París, tuve la suerte de seguir los cursos, entre otros, del gran Barthes, los grandes sociólogos franceses, Pierre Bourdieu, Jean Claude Passeron, Alain Touraine. En el Collège de France y la Universidad de La Sorbona, acudí a los cursos, entre otros, del gran sociólogo, politólogo y epistemólogo Raymond Aron y, también, en la Universidad de La Sorbona, a los cursos del gran filósofo, violinista y musicólogo Vladimir Yankélévitch, autor, entre otras excelentes obras, de “La ironía”. Dejó dicho, escrito el gran Vladimir Yankélévitch: “No existe humor sin amor, sin ironía, sin alegría. La ironía salva lo que puede ser salvado. Porque gracias a la ironía el pensamiento actúa mas ágilmente cuando se la reconoce en el espejo de la muy fina, saludable, positiva y gozosa reflexión”; “La mort c’est plus fort que le corp, mais l’amour c’est plus fort que la mort” – “La muerte es mas fuerte que el cuerpo, sin embargo, el amor es mas fuerte que la muerte”].

En París, Ullán colabora en la radio publica francesa, en “France Culture”, en sus emisiones en español, a partir de las 23 horas (once de la noche); colabora en la famosa “Radio París”, que escuchábamos mucho, en España, los que queríamos saber las noticias, las informaciones que censuraba la dictadura franquista; los que luchábamos, pacífica y activamente, por la democracia representativa con seguridad, garantías y justicia justas para España, la gran nación española y para “los pueblos de la Tierra”, como dice la vigente Constitución democrática española de Monarquía parlamentaria de 1978.

En “Radio París”, José-Miguel Ullán destaca, especialmente en la parte cultural de esta emisora, por sus excelentes colaboraciones junto a grandes escritores, autores, creadores, entre otros, como el colombiano Gabriel García Márquez, el cubano Severo Sarduy y el peruano nacionalizado español Mario Vargas Llosa.

Ullán vuelve a España en 1976 y, merced a su trabajo, aportaciones, se convierte en un gran y comprometido poeta, escritor, periodista, critico, promotor artístico, cultural español y de la mejor talla internacional, que, con una gran estilo propio en forma y fondo, con finísima ironía, publica una muy importante obra poética, colabora muy activamente en los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, etc.; incluso, llega a retransmitir para España el festival de la canción de Eurovisión; creó el gran suplemento “Culturas” del periódico “Diario 16”; etc.), y, en España y otras naciones (especialmente de Hispanoamérica, México, etc., pero no solo), Ullán, publica, edita obras, organiza exposiciones, conciertos, etc., en los que colaboran grandes autores, creadores, artistas (pintores, escultores, músicos, etc.) españoles y de otras naciones.

José-Miguel Ullán es autor de dibujos y pequeñas pinturas que llamó “agrafismos”. Dice Ullán: "Son esos garabatos que voy haciendo cuando las palabras no llegan"; “No tienen pretensión alguna de orden plástico. No tienen nada que ver con las cosas que hacían Artaud, Michaux, Blake". "Reuní algunos en ‘Ni mu’ (Ed. El Gato Gris, 2002), y ahora he seleccionado unos cuantos para una exposición".

A José-Miguel Ullán lo invité a dar una conferencia sobre cultura, arte y medios de comunicación en el “Ciclo de Conferencias-coloquio, debates y ponencias” que, cada curso universitario y durante 40 años hasta que me jubilé, organicé en la asignaturas de Sociología que impartí en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Santiago de Compostela y la Facultad de Administración y Dirección de Empresas (ADE) de Lugo, ambos centros de la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia-España). En esta conferencia-coloquio, Ullán brilló con el gran trabajo, rigor, arte e ironía que le caracterizaban.

José-Miguel Ullán, junto a otros destacados intelectuales de España y otras naciones, denunciaron, en su día, la grave represión totalitaria, y de forma especial contra los homosexuales, de Cuba comunista; denunciaron, activamente, el régimen dictatorial totalitario cubano, a la dictadura totalitaria comunista cubana, marxista-leninista, castrista-guevarista, etc., y que lleva, desde 1959 hasta la actualidad, agosto 2021 (cuando se hace este escrito), violando totalitaria, muy gravemente la dignidad individual y social, los derechos humanos y las libertades democráticas con seguridad, garantías y justicia justas, contribuyendo a la antidemocracia, a la destrucción material, socioeconómica, inmaterial, etc., de Cuba y de otras naciones. Gran parte del pueblo cubano, con los jóvenes en primera línea, el 11 de julio 2021, se manifestó, manifestaron pacíficamente de forma masiva en toda Cuba (y tuvo fuerte apoyo en diversas partes del mundo, donde hay, según se ha estimado, del orden de 2,5 millones de cubanos que huyeron de Cuba comunista, se vieron obligados a salir de su tierra), al grito de “Patria y Vida”, frente a la represión, destrucción y muerte, «Patria y Muerte» de la dictadura totalitaria comunista cubana, y en defensa de una Cuba democrática que respete, aplique y defienda la dignidad vital y social, los derechos humanos, las libertades democráticas con seguridad, garantías y justicia justas.

Sobre la diferencia entre sistemas, regímenes totalitarios (mucho mas difíciles de cambiar en sentido democrático con seguridad, garantías y justicia justas, debido a que son mucho mas implacables con su control, represión, etc. totalitarios) y autoritarios, véanse los excelentes trabajos científicos que hizo uno de los principales expertos en la materia, el español Juan José Linz (1926-2013), gran sociólogo, politólogo, del mejor nivel y que, entre otras cosas, distinciones, fue catedrático de la prestigiosa Universidad de Yale (Estados Unidos), premio «Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales». Sus obras completas ha sido editadas por el «Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC)», de España.

Volviendo a José-Miguel Ullán, éste, en una faceta que no se había visto mucho hasta entonces en España, con gran maestría y sabiendo reírse de la vida y el mundo, empezando por él mismo, junto a lo que se consideraban y consideran grandes nombres, grandes temas de la literatura, la cultura, el arte, la intelectualidad, etc., introduce, muy muy bien, en los medios de comunicación, en sus artículos, intervenciones, entrevistas, exposiciones, conferencias, libros, publicaciones, etc., con gran rigor, brillantez, gracia, duende, ironía..., en relación con la cultura llamada superior, la “Alta Cultura”; introduce el análisis, el trato, la cultura, el arte, etc. más populares como la llamada música ligera, popular, la copla, el flamenco, el bolero, el boxeo, etc., como en los casos de los cantantes españoles “El Fary”, “Los Chunguitos”, Bambino de Utrera, Rocío Jurado, María Jiménez, la muy grande Lola Flores “La Faraona”, “Lola de España”, el boxeador Luis Folledo, los cantantes mejicanos Elvira Ríos, Toña la Negra, el muy grande Agustín Lara “El Flaco de Oro, Platino”, Paquita la del Barrio, la gran cantante cubana, la bolerista Olga Guillot, etc. Ullán lo hizo de manera maravillosa, al mejor nivel y tuvo un gran éxito.

Una de sus ultimas y muy buenas aportaciones de su amplia y diversa obra, en la que Ullán trabajó mucho y que se publicó al poco tiempo de su muerte, en 2010, fue en honor de la gran filosofa española de la razón poética, María Zambrano (que se declaró “discípula” del gran filosofo español Jose Ortega y Gasset, del que fue su mejor alumna y una gran creadora, excelente autora, figura nacional e internacional de la filosofía). Se trata del libro “María Zambrano. Esencia y Hermosura. Antología». (Selección y relato prologal de José-Miguel Ullán., Ed. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2010, 612 págs.).

José-Miguel Ullán ha sido, es un gran poeta, escritor, periodista, dibujante, crítico, promotor artístico y cultural español y de la mejor talla internacional. España debe tratar, por medio de la educación, universidad, cultura, medios de comunicación, instancias de encarnación y socialización, etc.; España, la gran nación española, debe tomar medidas para que surjan grandes autores, creadores como Ullán y para que contribuyan al mejor desarrollo deontológico democrático, constitucional, legal, de juego, competencia y cooperación limpios, integrador, profundamente humano, riguroso, eficiente, critico positivo, creativo, rentable-enriquecedor económica, social, sanitaria, asistencial, educativa, cultural, mediática, artística, deportiva, científica, técnica, laboral, profesional, empresarial, medioambiental, ética, espiritualmente, etc., a la verdad justa y responsable, al bien, y, siempre que se pueda, si cuadra / se cadra, y como en el caso de Ullán, con buena poesía, música, ironía y alegría, con buen humor, arte, cante, baile…

Terminemos, como empezamos, por libre y a partir de una de las grandes obras poéticas de José Miguel Ullán, “Ondulaciones: poesía reunida (1968-2007)” (Ed. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2008, 1.364 págs.), a saber: 


“Buen cante, arte, ironía y risa a raudales
se anegaron los ojos
de verdad, amor, felicidades”

2021/05/21

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | FRANCSICO BRINES, EL POETA DE LA CONCILIACIÓN EN UNA SOCIEDAD POLARIZADA

Francisco Brines, el poeta de la conciliación en una sociedad polarizada.
La muerte del poeta de Oliva provoca un alud de condolencias de políticos, lectores y vecinos que va más allá de la excelencia de su obra. La Comunidad Valenciana decreta tres días de luto.
Ferran Bono | El País, 2021-05-21
https://elpais.com/cultura/2021-05-21/francisco-brines-el-poeta-de-la-conciliacion-en-una-sociedad-polarizada.html

Cuando fallece un escritor consagrado, es habitual que se genere una ola de consternación y condolencia. Así ha sucedido con Francisco Brines, que murió el pasado jueves, 20 de mayo, a los 89 años, solo ocho días después de recibir el Premio Cervantes de manos de los reyes Felipe VI y Letizia. Pero no es frecuente que esa expresión de dolor y reconocimiento sea tan generalizada en tiempos de aguda polarización en España, sin distinción de ideologías, de capillas literarias ni de frentes mediáticos; tratándose, además, de un poeta cuya obra es muy apreciada por los expertos y los aficionados al género, pero sin llegar a ser popular entre el gran público. Él mismo decía que la poesía no tiene público, sino lectores. Su personalidad explica en buena medida esta reacción unánime de estima, según sugieren tres poetas, amigos del escritor, gran aficionado al fútbol (era un valencianista acérrimo) y a los toros (admirador de Antonio Ordóñez y Luis Francisco Esplá).

“Era una persona excepcional, generosísimo con su tiempo, muy interesado por los demás. Cuando conocía a alguien, lo primero que le preguntaba era por él, interesarse por lo que hacía. Por eso la gente le quería tanto. No solo era un maestro literario, sino de la vida. Era natural, de una pieza, auténtico”, sostiene Carlos Marzal, uno de sus discípulos y premio Nacional de Poesía. Brines no solía meterse en política. “Siempre me decía: ‘A mí me interesan las personas, no las ideologías, uno puede ser un perfecto imbécil y compartir tu ideología y al contrario’. Era un liberal en el buen sentido de la palabra y muy tolerante”, apunta. No ocultaba su homosexualidad, la vivía con naturalidad. “Siempre pudoroso y discreto, como era su carácter, decía con humor ‘yo ni entro ni salgo de los armarios”, añade.

Otro premiado poeta y compañero de largas veladas con Brines, Vicente Gallego, destaca la gran humanidad del autor de ‘El otoño de las rosas’. “Su humanidad era tan grande como su obra; eso era un secreto a voces, se sabía en toda España. Era muy respetuoso. Jamás dijo nada contra un poeta o una estética, no necesitaba afirmarse a sí mismo de esa manera. Se habla mucho de la parte elegíaca de su obra, pero también era un cantor de la vida, del aquí y ahora, vida. Su caso demuestra que la integridad de espíritu termina por valer; no, lo vale todo. A los que lo conocimos nos queda el gozo de haber coincidido en esta burbuja de espacio y tiempo”, explica.

Àngels Gregori estuvo junto a Brines hasta su último aliento. Presidenta de la fundación del escritor y poeta, se sorprende del gran número de mensajes que está recibiendo de periodistas, vecinos... muchos de los cuales apenas lo conocieron, pero a los que su personalidad impactó. “Era muy dialogante y conciliador. Concebía la poesía como un instrumento para conformar una ética y como una forma de abrazar contrarios. Y esa fórmula la practicó en sus relaciones personales. Oliva ha vivido con emoción la concesión del Cervantes y con conmoción su muerte”, indica.

En el Ayuntamiento de Oliva se instalará este sábado la capilla ardiente del escritor, que volvió de Madrid a su tierra natal a principios del 2000. El domingo, la capilla se trasladará en el Palau de la Generalitat valenciana, que ha decretado tres días de luto oficial. La voluntad de Brines era ser enterrado con sus padres en el cementerio de Valencia.

Las declaraciones de políticos de distinto signo y las citas a sus poemas se han sucedido desde el jueves por la noche. La RAE recordó, por ejemplo, muy oportunamente las palabras que el propio Brines dijo de su maestro y amigo Vicente Aleixandre cuando murió: “Lo queríamos tanto que no se nos va a acabar nunca de morir”. Pero, tal vez, los versos más repetidos, tanto por su muerte como por sintetizar su personalidad, han sido estos: “Como si nada hubiera sucedido. / Es ese mi resumen / y está en él mi epitafio”.

Y TAMBIÉN...
Muere Francisco Brines, último premio Cervantes.

El autor valenciano, maestro de varias generaciones de poetas españoles, fallece a los 89 años.
Javier Rodríguez Marcos | El País, 2021-05-20
https://elpais.com/cultura/2021-05-20/muere-francisco-brines-ultimo-premio-cervantes.html

2021/01/14

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | A PROPÓSITO DE GIL DE BIEDMA

A propósito de GdeB [Gil de Biedma].
Andrés Trapiello | Hemeroflexia, 2021-01-14

http://hemeroflexia.blogspot.com/2021/01/a-proposito-de-gdeb.html 

Se publica hoy en El Mundo esto sobre el escabroso asunto no resuelto desde hace treinta años. El reportaje de Luis Alemany está muy hecho. Estas fueron mis respuestas a sus preguntas.

1. Muy sencillo: ¿crees que la famosa página del niño, la vivencia y su narración, invalida homenajes públicos como el del Cervantes a JGB?

De lo contrario podría parecer que se trata de blanquear desde las instituciones conductas no solo reprobables sino punibles penalmente, sólo porque quien las cometió era un poeta «prestigioso». Resulta como mínimo chocante la indulgencia con unos y la severidad con otros.

2. ¿Cómo interpretas el encubrimiento de todos estos años sobre este episodio?

Cuando se conocieron esas páginas Pere Gimferrer, Rosa Regás y Terenci Moix salieron en defensa de su amigo. Los tres me pusieron en su diana. El primero trató de minimizar la pederastia de Gil de Biedma equiparándolo con Antonio Machado, a quien llamó pedófilo; la segunda, llamándome a mí homófobo, y Sergio Vila San Juan leyó a Moix, antes de ponerse este a escribir nada, algunas frases literales; «hosti tu, el Jaime aqui s'ha passat una mica», fue todo lo que dijo; por supuesto, no escribió nada. A Gimferrer le respondí que era una vileza comparar al que se acostaba por dinero con un niño de trece años con quien se casaba con una muchacha de quince, cosa en absoluto infrecuente en la época. Y a Regás le recordé que ella no estaba defendiendo a un homosexual sino a un pederasta y abusador sexual, y que la cosa no iba de homofobia; tampoco replicó.

3. Supongo que este tipo de casos se están haciendo habituales. ¿Cuál crees que debería ser el criterio general con el que las sociedades y sus representantes debemos acercarnos al recuerdo de artistas o filósofos valiosos cuya vida nos merezca una censura más o menos cierta?


El criterio deberían establecerlo las administraciones. ¿Puede rescindirse el contrato a un tenor acusado de abusos no probados y homenajear al mismo tiempo a quien se ha jactado de pederasta y abusador? Una periodista catalana me preguntó a raíz de aquellas polémicas: «¿Pero usted metería hoy en la cárcel a Gil de Biedma?». Le parecía inconcebible, un atentado contra Cataluña. Yo le respondí: «¿Por hechos como los que relata en ese libro? Yo no; la Guardia Civil». Por otro lado aquí no se juzgan valores literarios, sino hechos. A Celine no se le juzgó por haber escrito 'Viaje al fin de la noche', sino por antisemitismo. Y dicho esto, a quien le gusten los poemas de Gil de Biedma incluso ese 'Diario', adelante; son todo suyos, que circulen libremente.

Y TAMBIÉN...
>
La incómoda gloria de Gil de Biedma: "¿Puede homenajear el Instituto Cervantes a quien se ha jactado de pederasta?"

El Instituto Cervantes incluye al poeta en su sala de honor, entre quejas por el encubrimiento de su pederastia. Opinan Andrés Trapiello, Arcadi Espada, Anna Caballé, Pau Luque y Félix Ovejero
Luis Alemany | El Mundo, 2021-01-14***
https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2021/01/13/5fff05fbfc6c83b36c8b46a9.html
>
Entender y comprender.

Gil de Biedma desaprovechó una ocasión de oro para comprender y compadecer a sus víctimas después de contar cómo las vejó.
Andrés Trapiello | El Mundo, 2021-01-22***
https://www.elmundo.es/opinion/2021/01/22/60096a2621efa0242c8b45c4.html
>
Rhodes, sí; Gil de Biedma, no.
Karina Sainz Borgo | Vozpópuli, 2021-01-25

https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/rhodes-gil-biedma_0_1431756994.html

2020/11/08

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | HERVÉ GUIBERT, LA TIERRA SALVAJE DEL HOGAR

Hervé Guibert, la tierra salvaje del hogar.
Con el autor francés, fallecido de sida en 1991, la autoficción de las últimas décadas nace, se reproduce, se desmorona y finalmente se disuelve. En ‘Mis padres’ escribe sobre sus orígenes familiares.
Jesús Ferrero | El País, 2020-11-08
https://elpais.com/babelia/2020-11-08/herve-guibert-la-tierra-salvaje-del-hogar.html 

Guibert, Hervé (2020). Mis padres. Madrid: Cabaret Voltaire.

En la adolescencia se enamora de Terence Stamp, el ángel desestabilizador de ‘Teorema’ de Pasolini. “Me pierden los asesinos”, confiesa. Sufrió tanto la violencia de sus padres como su amor, y prometió arrancarles los cabellos cuando estuviesen muertos. Una noche se masturba furtivamente mientras escucha a su madre, que le habla desde el camarote adjunto al suyo del barco del padre. Otra noche, presidida por la fiebre y la locura, le suplica un beso en la boca a su progenitora, que huye aterrorizada. Él la sigue entre las sombras. No vuelve en sí hasta que no se mira al espejo y redescubre su propia imagen. La secuencia condensa en sí misma toda la historia de Edipo y el psicoanálisis. Sus relaciones con su madre estremecen a veces, pero es más interesante el vínculo con el padre, con el que mantiene, sobre todo en la infancia, una relación que sin ser sexual es muy táctil y muy carnal, además de sorprendente. Cada cultura establece una gramática familiar diferente, y los padres franceses tienden a ser relativamente distantes, por eso sorprende.

‘Mis padres’, el libro que estamos comentando, parece una exploración de lo que ya dijo Adam Phillips en su momento, que la familia es el laboratorio en el que los niños experimentan los límites de su sexualidad y la de sus padres. Como ya dijera la novelista china Chen Ran, “el hogar es una tierra salvaje”. En ese sentido, nos hallaríamos ante una familia bastante canónica, lo digo para no equivocar al lector, pues solo quiero indicar que nos encontramos ante un texto honesto y audaz, en las antípodas de todos los que dibujan una imagen condescendiente y mistificada del laberinto familiar. Las fuentes narrativas de ‘Mis padres’ han de buscarse en ‘I remember’ de Joe Brainard, quizá por primera vez, pues es sabido que ‘I remember’ es el libro que más ha repercutido en la narrativa contemporánea vinculada al recuerdo. Guibert encadena recuerdos, sin atender demasiado a la linealidad, si bien deteniéndose más en ellos que Brainard.

‘Mis padres’ conforma un díptico fundamental con ‘El hombre que no me salvó la vida’. En el primero habla de su amor con T. (Thierry Jouno) y en el segundo de sus relaciones con Michel Foucault. Es común que muchos libros, incluso cuando son buenos, dejen un trazo más bien frágil en la memoria con el paso del tiempo, no me ocurre eso con ‘El amigo que no me salvó la vida’. Tengo la impresión de recordarlo bien, porque es una obra desnuda y definitiva sobre una doble agonía: la del autor y la de Foucault, que fue su amante y en muchos aspectos también su maestro. En algún momento la narración adquiere un aire bárbaro y despiadado, cuando refiere peligrosos escarceos sexuales, en plena enfermedad y en plena crisis existencial. Pero lo que más conmueve y a la vez hace pensar, es la dignidad ante la muerte que mostró Foucault, cuando ya supo que estaba sentenciado y lo ingresaron en el hospital de la Pitié-Salpêtrière, tan mentado en la ‘Historia de la locura’, por haber sido antes un manicomio. Ahí el escéptico Foucault vio la extraña geometría del destino, según dijo a sus allegados. Una geometría que se teje y se desteje en las profundidades del subconsciente más que en la zona esclarecida de la conciencia.

La escritura de Guibert es minimalista y aspira a la limpieza formal, huyendo del barroquismo tanto en los conceptos como en la estructura (de hecho ‘Mis padres’ ni siquiera tiene estructura), y procura no caer en la tentación sentimental. Como le ocurrió a Levé, su obra se diversificó desde sus comienzos, y supo desplegar con bastante solvencia su talento en la novela, los guiones de cine, la fotografía y las adaptaciones teatrales, si bien lo más valioso de su quehacer es su narrativa, anclada en su propia existencia y estrechamente vinculada a su noche personal. Fue generoso hasta la extenuación, e intentó narrar su propia agonía en directo, desde la escritura y el vídeo, sin sucumbir al narcisismo extremo, como creyeron sus enemigos. Guibert quería desenmascarar el sida y disipar las sombras que lo rodeaban, y para eso necesitó mucho valor y mucha voluntad. Dicho de otra manera: deseaba hacer una autopsia física y psicológica de la enfermedad tal como va modificando el cuerpo y oscureciendo la mente. Toda una experiencia límite, tanto desde el punto de vista literario como vivencial.

Poco antes de morir, salió en el programa televisivo ‘Apostrophes’ para hablar de ‘El hombre que no me salvó la vida’. Guibert parece una sombra de sí mismo, y ni siquiera es capaz de sonreír, pero explica bien su huía del sida, de su mismo concepto, hasta que tuvo que enfrentarse crudamente a la verdad, y entonces ya no dudó. El resultado fue un libro sobrio y despellejado sobre el crepúsculo prematuro de la vida y sobre lo mal que el Estado suele gestionar las crisis sanitarias.

Puede decirse que con Hervé Guibert la llamada autoficción francesa de las últimas décadas nace, se desarrolla, se desmorona y se disuelve finalmente en la muerte. Desde que él falleció, tras ingerir un veneno que tardó en hacerle efecto, llevamos demasiado tiempo descendiendo a los infiernos del yo, pero pocos con el rigor, el tesón y la belleza que Guibert supo desplegar. Hay algo extremadamente delicado en su ejercicio de la verdad.

2020/09/11

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | SUSAN SONTAG COMO METÁFORA

Susan Sontag como metáfora.
La biografía de Benjamin Moser busca detrás del mito para dibujar a una escritora escindida: "Es como si ningún espejo al que me asomara me devolviese la imagen de mi propio cuerpo". El volumen, de más de 800 páginas, es fruto de siete años de trabajo con un completo acceso a los archivos familiares y 600 entrevistas a amigos y colegas.
Clara Morales | InfoLibre, 2020-09-11
https://www.infolibre.es/cultura/los-diablos-azules/susan-sontag-metafora_1_1187410.html

Susan Sontag (1933-2004) necesitaba ayuda. Así se lo hizo saber al poderoso agente literario Andrew Wylie cuando se conocieron: "Tienes que ayudarme a dejar de ser Susan Sontag". Las obligaciones de su existencia como figura pública, como intelectual de renombre, la alejaban del trabajo. Quería, por ejemplo, escribir una novela. "Pero me lo impide esto de 'Susan Sontag".

Esta conversación concilia quizás el núcleo de 'Sontag. Vida y obra' (Anagrama), la biografía de más de 800 páginas para la que Benjamin Moser ha trabajado durante siete años, buceado en los archivos familiares y realizado 600 entrevistas. No es, desde luego, el primer libro sobre la vida íntima de la pensadora que se publica —ahí están, por ejemplo, sus diarios, de los que este volumen se nutre sustancialmente—, pero sí la primera biografía sobre ella merecedora de tal nombre. Y Moser conoce desde el principio el desafío: desentrañar el carácter de "la última gran estrella literaria de Estados Unidos", de una escritora que existe como "mito", explica, disociada para el público tanto de su obra como de su experiencia vital.

Moser (biógrafo también de Clarice Lispector) señala la ironía de que una mujer preocupada por la naturaleza de la imagen y por las limitaciones del arte y de su interpretación, en suma, por las tormentosas relaciones en torno a la representación, haya acabado convirtiéndose en una especie de icono que ‘significa’ sin que nadie sepa bien qué. Empezando por su apariencia física y su principal signo de identidad, esa melena azabache atravesada por una veta blanca que parece haber nacido de su sien como un efecto del mero acto de pensar. La minuciosidad de Moser —en ocasiones algo cargante— le lleva a hablar con el artífice del ‘look’, el peluquero Paul Brown. El tratamiento para el cáncer de mama que le habían diagnosticado a los 42 años no le había hecho perder el cabello, pero lo había encanecido por completo. En una visita a su madre a Hawái, aún convaleciente, esta le insistió para que se lo tiñera. Y Brown lo hizo, a excepción de ese famoso mechón. Un mechón que casi medio siglo más tarde sigue considerándose sinónimo de cierta intelectualidad de izquierdas.

La biografía dibuja el retrato de una niña precoz que aprendió a leer a los 3 años y a escribir a los 6, que terminó el instituto a los 15, que se casó a los 17 con uno de sus profesores de la Universidad de Chicago, que a los 26 estaba divorciada y tenía un hijo y que, tras estudiar en Oxford y en la Sorbona se ganó el respeto intelectual que tan escasamente se reparte con la publicación de su primera colección de ensayos, ‘Contra la interpretación’ (1966). Dentro de las convenciones del género, Moser incide en múltiples ocasiones a lo largo de todo el libro en los efectos que tuvieron en su vida por una parte la muerte de su padre cuando ella tenía 5 años, y por otro la adicción al alcohol de su madre. Pero ‘Sontag. Vida y obra’ lidia con un misterio que no se resuelve solo con los datos biográficos comunes: las numerosas contradicciones de Sontag, aquejada siempre de una especie de existencia escindida.

"Es como si ningún espejo al que me asomara me devolviese la imagen de mi propio cuerpo", escribió en 1957. Esta idea, la separación entre cuerpo y mente, la imposibilidad de reconciliar la experiencia sensorial y la reflexión intelectual, la perseguiría a lo largo de su vida. Y la escritora, a juzgar por sus diarios y por los testimonios de quienes la conocieron, poseía una lucidez sobre sí misma que rayaba en la crueldad: cuando un amigo le señala en su juventud que en ella "mente y cuerpo parecen no estar conectados", ella le espeta un "¡A mí me lo vas a contar!". Su percepción de sí misma alterna entre sentirse "desvalida" o "una impostora" y percibirse como "arrogante", con un "desdén intelectual hacia los demás". Devota creyente de la transformación personal, no tuvo miedo a cambiar de creencias o a refutar sus propias tesis, pero, para el observador externo, esa fluidez puede verse también como una tendencia a la contradicción y una falta de integridad.

Quienes la conocieron como adolescente o ya en la veintena la describen como una mujer tremendamente insegura, muy lejos de la imagen de fortaleza inquebrantable que más tarde ofrecería. Y, aunque desde su divorcio insistió en la necesidad de mantener una independencia emocional absoluta, también se mostraba aterrorizada ante la soledad: en una ocasión, le dijo a un amigo que prefería vivir con cualquier persona elegida al azar en un restaurante chino que vivir sola. Sus conocidos, incluso los más amorosos, hablan de ella como una persona "dura", impositiva, pronta a repartir consejos y muy poco dispuesta a aceptarlos. Moser no lima las asperezas de un personaje que parece aquí más carismático que amable, y desde luego no se muestra hechizado por él. Algo que, en principio, puede ser un atributo positivo en un biógrafo, pero que le afeaba en una reseña la escritora Vivian Gornick: "Tiene que existir una fuerte, vibrante e incluso poderosa corriente de simpatía entre el escritor y el sujeto —por más indeseable que el sujeto sea— para poder escribir una notable biografía. Y me temo que ‘Sontag’ no lo es".

Una de las escisiones internas de la escritora que interesan más a Benjamin Moser es la que atañe a su orientación sexual. El libro narra cómo Sontag explora su deseo por las mujeres cuando se muda a San Francisco a finales de los cuarenta, donde escribiría en su diario un emocionante: "vuelvo a nacer en la época referida en este cuaderno". Su estancia en Berkeley se convierte en una especie de campamento de la homosexualidad, interesándose por la cultura LGTB, por la jerga y los hábitos del colectivo, y le otorga una liberación interna obvia: "Ahora sé la verdad, sé lo bueno y legítimo que es amar". Pero, pese a definirse como lesbiana en esos años, Moser cuenta cómo más tarde, convencida —como lo estuvo hasta su muerte— de la capacidad de transformación personal, se propuso evolucionar —en sus palabras— hacia la bisexualidad, forzándose a tener relaciones sexuales con hombres.

Décadas más tarde, en 1989, después de haber vivido numerosos romances con mujeres, su asistente Karla Eoff le preguntó por la naturaleza de su relación con la fotógrafa Annie Leibovitz, con la que llevaba meses saliendo. Ella insistió en que no eran más que amigas. Karla se sorprendió y le confió que había daba por sentado que era lesbiana. Sontag respondió: "No me gusta esa etiqueta. También he estado con hombres". A principios de los noventa, entró en crisis cuando la periodista Zoë Heller hizo mención en una entrevista a su relación con Leibovitz, conocida en los círculos artísticos de la ciudad. Tras la publicación, su hijo, David Rieff, pidió una cita a la reportera y, de manera un tanto confusa, sin llegar a expresar claramente qué era lo que había molestado a su madre, le confesó: "La has hecho llorar". "Pese a haber tenido algún que otro amante masculino", escribe Moser, "el deseo erótico de Sontag se centraba de forma casi exclusiva en las mujeres, y la frustración que la acompañó durante toda su vida por su incapacidad para evadirse mentalmente de esa realidad indeseada desembocó en una incapacidad para sincerarse al respecto".

Esto no basta, por sí mismo, para lograr entender la distancia entre Sontag y sí misma, a veces buscada y a veces sufrida. Pero el ejemplo de ‘El sida y sus metáforas’, tal y como lo recoge Moser, resulta especialmente significativo. El volumen, publicado en 1989 [1988] como un diálogo con ‘La enfermedad y sus metáforas’ (1978), explora las imágenes creadas en torno a los enfermos (la culpa, el castigo...), y denuncia que estas no son inocuas, que tienen efectos materiales en el objeto al que se refieren. Sontag hablaba de los estigmas asociados a la homosexualidad sin identificarse como homosexual —para muchos, ‘ocultándolo’— y alejándose también de las numerosísimas muertes que la enfermedad había dejado a su alrededor, entre personas muy cercanas —en su diario, recoge una larga lista de conocidos y buenos amigos fallecidos por sida—. La denuncia de los efectos nocivos que tiene la "trampa metafórica" en los cuerpos no se asocia aquí tampoco a unos cuerpos concretos. Para Moser, el libro "sin pretenderlo, ejemplifica precisamente aquello que pretende denunciar. Sus páginas revelan lo deprisa que la metáfora puede degenerar en confusión, abstracción, mentira". El colectivo LGTB no entendía por qué una mujer como ella, con su visibilidad y su poder, elegía ocultarse. Algo similar le reprocharon las feministas, que la consideraban distante con la causa.

"Como todas las metáforas", escribe Moser, "también esta era imperfecta. Muchos de los que se toparon con la mujer de carne y hueso se sintieron defraudados al descubrir una realidad que no estaba a la altura del mito glorioso". Quizás ella misma se sintiera decepcionada. "La única clase de escritor que podría llegar a ser es el que se expone a sí mismo", escribía en 1959. "Escribir es desgastarse, apostar contra uno mismo". Pero ¿qué es ‘uno mismo’? ¿Qué es ser uno mismo cuando se es "Susan Sontag"? ¿Y de qué manera podría exponerse alguien que quiere dejar de ser el mito que ella misma se ha esforzado en construir? En sus últimos meses de vida, arrebatada por el cáncer que la persiguió durante décadas, osciló continuamente entre la voluntad de rendirse y la insistencia a los médicos en que siguieran intentando salvarla. Escribe Moser: "Ante un mundo escindido, ofreció un yo escindido".

LECTURAS
>
David Rieff: "Susan Sontag no aceptó su muerte y por eso no pude decirle adiós".
El País, 2008-12-14

https://elpais.com/diario/2008/12/14/eps/1229239613_850215.html
>
El país de los enfermos.
Belén Altuna | El País, 2011-02-23

https://elpais.com/diario/2011/02/23/paisvasco/1298493617_850215.html
>
Susan Sontag y La enfermedad y sus metáforas.
Jordi Martí Font | Catalunya Press, 2020-04-16

https://www.catalunyapress.es/texto-diario/mostrar/1931974/susan-sontag-enfermedad-metaforas
>
El profundo y desesperado deseo de Susan Sontag de perdurar.

Una selección de textos de la ensayista estadounidense acaba de llegar a las librerías. El encargado de elegir cada texto ha sido su único hijo, David Rieff, que desde el prólogo cuenta que su madre quería ser recordada a través de su obra.
David Rieff | El País, 2022-03-17
https://elpais.com/ideas/2022-03-17/el-profundo-y-desesperado-deseo-de-susan-sontag-por-perdurar.html
>
Y TAMBIÉN...
>
El sida y sus metáforas
Ricard Ruiz | El Periódico, 2002-11-29 | Reproducido por : gTt-VIH, 2003-04-20

http://gtt-vih.org/actualizate/lo_mas_positivo/LMP_25_sida_sus_metaforas
 
[...] Sin embargo, en 1988, siete años después de que se diagnosticaran en California los primeros casos de SIDA, la intelectual neoyorquina Susan Sontag trató de repetir con el VIH el ejercicio ensayístico con el que había triunfado diez años antes –'La enfermedad y sus metáforas, un análisis del cáncer y otros males físicos en la historia del pensamiento'– y se encontró con que apenas existía literatura no científica sobre la infección. Pionero en su lectura ideológica del virus, 'El sida y sus metáforas' (Taurus, 1996) se centró entonces en la concepción apocalíptica de la nueva epidemia, desenmascarando su utilización política contra las desviaciones, su mezcla de terminología bélica y fantasía tecnológica, y el abuso de la simbología religiosa más reaccionaria –en términos de ‘plaga bíblica’ y ‘castigo divino’– ante los presuntos desórdenes morales de la promiscuidad, la droga o la homosexualidad. [...] 

2020/06/19

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | CARLOS MONSIVÁIS; UNA VIDA CONSECUENTE ENTRE LETRAS, GATOS Y MILITANCIA

Museo del Estanquillo / Carlos Monsiváis y Juan Gabriel //

Carlos Monsiváis; una vida consecuente entre letras, gatos y militancia

Nacido en 1938 en la Ciudad de México, Carlos Monsiváis inició de manera temprana su trayectoria como escritor, periodista y editor.
Secretaría de Cultura | Gobierno de México, 2020-06-19
https://www.gob.mx/cultura/articulos/carlos-monsivais-una-vida-consecuente-entre-letras-gatos-y-militancia

Caso omiso, Posmoderna, Pío Nonoalco, Copelas o maullas, Monja desmatecada, Fray Gatolomé de las bardas, Carmelita Romero, Evasiva, Nana Nina Ricci, Chocorrol, Fetiche de peluche, Mito genial, Ansia de militancia, Miau Tse Tung, Miss oginia, Miss antropía, Zulema Maraima, Voto de castidad, Catzinger y Peligro para México son solo algunos nombres de los gatos que acompañaron a Carlos Monsiváis en sus días dedicados a devorar libros, a analizar la cultura mexicana y latinoamericana, a coleccionar miles de piezas que dan cuenta de la historia de nuestro país y a contribuir a sentar y alimentar los pilares de diversos movimientos sociales que dieron origen al México democrático contemporáneo.

Nacido en 1938 en la ciudad de México, Carlos Monsiváis inició de manera temprana su trayectoria como escritor, periodista y editor. Sus primeros pasos en el mundo de las letras se dieron en las revistas 'Medio Siglo' y 'Estaciones', para posteriormente trabajar como director del suplemento 'La Cultura en México' de la revista 'Siempre!'.

Como notable cronista, Monsiváis es autor de grandes títulos como ‘Días de guardar’ (1970), ‘Amor perdido’ (1977), ‘Entrada libre’ (1987), ‘Escenas de pudor y liviandad’ (1988), ‘Los rituales del caos’ (1995), ‘El 68, la tradición de la resistencia’ (2008) y ‘Apocalipstick’ (2009); textos en los que el autor capturó el dinamismo de la sociedad mexicana en todas sus aristas: la política, los movimientos sociales, la cultura popular, el poder, los grandes personajes históricos, las costumbres, la moral y el erotismo. Su habilidad para capturar el devenir histórico de nuestro país se manifestó en él de manera temprana, pues la primera crónica publicada por Carlos Monsiváis data de cuando el escritor tenía alrededor de 16 años y versa sobre una marcha en la que participó en contra del golpe de Estado en Guatemala orquestado por la CIA, manifestación en la que estaban presentes Diego Rivera y Frida Kahlo. De acuerdo con la escritora Elena Poniatowska, con esa marcha afloró en Monsiváis la “capacidad de reseñar y sobre todo analizar cualquier acontecimiento político o cultural que le pusieran enfrente”.

Aunque su inabarcable obra se aleja de la narrativa; Monsiváis es autor de ‘Nuevo catecismo para indios remisos’ (1982), su único libro de narrativa que se compone de fábulas que abordan las relaciones entre los evangelizadores y los indígenas. Asimismo, más allá del Monsiváis cronista y el Monsiváis ensayista; existe un agudo crítico cultural cuyo trabajo lo convierte en uno de los más importantes en México. Sus libros también incluyen asuntos biográficos como es el caso de ‘Lo marginal en el centro’ (2000), ‘Yo te bendigo vida’ (2002) y ‘Adonde yo soy tú somos nosotros’ (2000).

La obra de Carlos Monsiváis se caracteriza por no aislarse del mundo y la realidad convulsa y cambiante que lo rodea. El centro de su producción literaria, la crónica y el ensayo, permite a Monsiváis no solo registrar y analizar la cultura mexicana y latinoamericana, retratar e hilar la historia cultural de la Ciudad de México y sus personajes, y convertirse en una autoridad intelectual, sino a la vez formar parte de una serie de movimientos sociales con los que compartía época e ideales. De esta manera, Monsiváis logró convertirse en una voz consecuente y en uno de los intelectuales de izquierda más importantes del siglo XX.

Su participación en movimientos como el de la libertad sexual, la liberación homosexual, el feminismo y el laicismo fue notable. En agosto de 1975, pocos años antes de la primera manifestación de personas homosexuales en México y al lado de la dramaturga Nancy Cárdenas y el escritor Luis González de Alba, Monsiváis escribió el primer manifiesto en defensa de los homosexuales, que llevó por nombre 'Contra la práctica del ciudadano como botín policíaco'. En este texto, publicado en la revista 'Siempre!', los autores denunciaban la persecución policíaca constante de la que eran objeto las personas homosexuales en el país.

La homosexualidad de Monsiváis no era ningún secreto y por el contrario tuvo una intensa vida de militancia que lo convirtió en un referente del movimiento LGBT+. De este modo, su preocupación por los derechos civiles de las personas de las minorías sexuales quedó reflejado en múltiples artículos, crónicas y columnas en las que hace un recorrido por las manifestaciones de la homofobia en nuestro país y denuncia los lacerantes crímenes de odio.

En 'Que se abra esa puerta: crónicas y ensayos sobre diversidad sexual' (2010), compuesto por una serie de ensayos en los que Carlos Monsiváis abordó los temas relacionados con la homosexualidad, documenta la expresión social y cultural de las minorías sexuales, empezando por el escarnio público y la marginación que han padecido por parte de las instituciones, pasando por las manifestaciones artísticas y culminando en la reivindicación política de estos sujetos.

“Como en el caso de la salud reproductiva, los derechos del colectivo LGBTI son ahora también parte de la causa general del desarrollo civilizatorio. Aun tomando en cuenta las resonancias negativas y el clima de homofobia febril, éste es un gran avance”, señala el propio Monsiváis.

De acuerdo con la feminista Marta Lamas, en la década de 1970 la segunda ola del feminismo mexicano encontró en Carlos Monsiváis un gran aliado, pues el feminismo fue una de las causas que más le importaron y se convirtió en uno de los pocos intelectuales en analizar el desarrollo del movimiento feminista y a responder los cuestionamientos que ponía sobre la mesa. Monsiváis generó en torno a este tema una gran cantidad de ensayos, crónicas, notas y reseñas, de los cuales algunos pueden consultarse en la obra póstuma ‘Misógino feminista’ (2013).

Otra de las luchas en las que Monsiváis se convirtió en rostro público y que defendió con gran ahínco es el laicismo, que él mismo describía como “la movilización crítica que no admite la intolerancia de la derecha y el odio activo contra la secularización”. La defensa de Monsiváis del Estado laico fue tácita, incluso en 2006 durante la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Ciencias y Artes, el escritor mostró su inconformidad hacia las declaraciones de un secretario de Estado que sugirió “volver a la religión como el espacio de formación de valores”. Sobre este tema, el escritor publicó en 2008 el libro 'El Estado laico y sus malquerientes', un texto en el que aborda la historia del Estado laico y los intentos de diferentes sectores de oponerse a la laicidad.

Además de las letras, Monsiváis mostró un apasionado interés por el cine, en una entrevista para el programa Shalalá el cronista compartió que además de leer cerca de 200 páginas al día veía en promedio 9 o 10 películas a la semana. Asimismo, se convirtió en un coleccionista entusiasta y logró conformar una colección que abarca fotografía, caricaturas, juguetes, arte plástico, carteles, partituras, películas, periódicos, revistas, grabados, dibujos, maquetas y miniaturas; logró reunir más de 20 mil piezas que actualmente conforman la colección permanente del Museo del Estanquillo.

Carlos Monsiváis es uno de los autores más importantes del siglo XX en nuestro país, con su aguda pluma y sentido del humor único logró registrar la cambiante y móvil cultura mexicana y latinoamericana con una visión en la que la dicotomía y las fronteras entre alta cultura y baja cultura se desvanecen. Sus análisis podían ahondar en las letras de Salvador Novo, Amado Nervo, Octavio Paz y Rubén Darío; pero también podían centrarse en José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, María Félix, Cantinflas y Dolores del Río.

Tras años de una larga vida intelectual, Carlos Monsiváis falleció a causa de una fibrosis pulmonar el 19 de junio de 2010 a los 72 años. Con su muerte, más de una docena de gatos se quedaron huérfanos, perdimos a uno de los más grandes cronistas y llegó a su fin el retrato histórico de nuestro país que Monsiváis desentrañó gracias a su aguda mirada.

"Sin mis libros me sería imposible vivir y sin mis gatos también. Los libros no aúllan ni los gatos proporcionan sabiduría, no podría elegir. Preferiría entonces vivir sin mí", señaló Carlos Monsiváis en una entrevista con el periodista Jorge Ricardo para el periódico Reforma. 

LECTURAS
>
Juan Gabriel, ícono gay para una generación de mexicanos.

El cantante reflejó la contradicción de la sociedad mexicana sobre la diversidad sexual.
Mónica Cruz | Verne, El País, 2016-08-30
https://verne.elpais.com/verne/2016/08/29/mexico/1472502546_954858.html
>
Todos sabían que Monsiváis era gay.
Eve Gil | Siempre!, 2016-11-26

http://www.siempre.mx/2016/11/todos-sabian-que-monsivais-era-gay/

2020/05/12

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LEZAMA LIMA SIN CENSURA EN UN DOCUMENTAL

Lezama Lima sin censura en un documental.
Sara Saenz de Inestrillas | Fanfan, 2020-05-12

https://fanfan.es/lezama-lima-sin-censura-en-un-documental/

La realizadora Adriana Bosch firma el documental ‘Letters to Eloísa’, que rescata la figura de José Lezama Lima, contrario a la revolución cubana y homosexual.

Jorge Lezama Lima fue cubano. No revolucionario. Y homosexual. Murió en 1976 olvidado en su país. En otras muchas partes del mundo, el escritor cubano fue llorado en su muerte y será recordado por su posición al régimen de Castro y por su novela ‘Paradiso’, considerada una de las obras más importantes del ‘boom’ latinoamericano.

El pasado mes de marzo, la cineasta Adriana Bosch presentó en el Miami Film Festival un documental que rescata la figura de Lezama Lima a partir de la correspondencia con su hermana. Catorce años ha dedicado Bosch a armar esta obra audiovisual que se presentó bajo el título ‘Letters to Eloísa’ y que podrá verse online este mes de mayo en el Festival Latino de Los Ángeles.

Un documental hecho de cartas
‘Letters to Eloísa’ cuenta cómo la revolución cubana censuró a Lezama Lima, hasta condenarlo al ostracismo en su propio país.

“Me parecieron un documento fascinante”, afirma sobre las cartas Adriana Bosch. “No solo por el hecho de ser cartas de amor que narran la tragedia de las separación de dos hermanos y la ruptura de la familia cubana, sino también por ser documentos sobre la experiencia de la revolución filtrada por la sensibilidad de un gran poeta y escritor oscurecido y censurado por la misma revolución”.

Las cartas cruzaron las fronteras cubanas para llegar hasta la hermana del escritor, Eloísa, que tuvo que vivir en el exilio y que nunca más volvió a ver a su hermano. Estas epístolas “explican de primera mano los acontecimientos de Cuba, y, en segundo lugar, el sufrimiento de Lezama y lo que él estaba pasando”, afirma la directora.

La página web del documental se detiene en una pregunta clave: ¿Lezama desafió la homofobia del régimen o la publicación de ‘Paradiso’ en ese momento fue una mera coincidencia?

La homosexualidad como excusa para el ostracismo
La novela ‘Paradiso’, concretamente su capítulo 8, jugó un papel clave en el devenir de José Lezama Lima. Ese capítulo 8, de tono y contenido homoerótico, fue el que marco la condena contra el escritor por el régimen cubano y por el cual murió en el olvido en su Cuba natal.

Sin embargo, la obra que le condenó en su país, fue la que lo encumbró en el resto del mundo. Precisamente fue Paradiso la novela que puso el nombre de Lezama Lima dentro de la generación del boom de escritores latinoamericanos en los años 60, gracias, en gran parte a la intervención de Julio Cortázar que, según explica Bosch, “saca la novela de Cuba y la publica en México”.

Su homosexualidad se topó con el régimen de Fidel Castro, que plantó batalla y encerró a muchos de ellos en campos de concentración. Lezama Lima no solo se condenó, también vivió escondido.

Al odio vísceral contra los homosexuales de Castro se sumó su afán por controlarlo todo, incluida la literatura de su país, imponiendo una narrativa comprometida con la Revolución a través de un estilo propio, el “realismo socialista”.

Nada más contrario a Lezama Lima, que, en palabras del Premio Nobel Mario Vargas Llosa en el documental, estaba interesado en “la literatura exquisita, la literatura de un enorme refinamiento”. Dos estilos encontrados. “De una manera muy profunda significaba como la antípoda de lo que quería ser la cultura para la Revolución... era la antípoda de la Revolución”.

Desafiar con su literatura al régimen comunista le costó a Lezama Lima una condena al olvido, encerrarlo en la isla sin viajar al extranjero e, incluso, que lo retiraran oficialmente como referencia literaria.

‘Letters to Eloísa’
‘Letters to Eloísa’ cuenta con la voz del artista Alfred Molina, la música original de Arturo Sandoval y los testimonios de escritores de trascendencia internacional, como Mario Vargas Llosa quien “hace una contribución clave” para el documental, según explica Adriana Bosch. Vargas Llosa “conoce a Lezama y es un testimonio de primera mano que apoya la trayectoria de las cartas, que es la desilusión de Lezama Lima con la revolución, y además, a su manera, nos da la medida de Lezama dentro del ‘boom’, desde adentro”.

A pesar de contar con literatos clave, el proyecto no fue fácil de realizar. Bosch, en su largo camino, tuvo que enfrentarse a un problema: los productores no conocían la figura de Lezama Lima.

2020/05/08

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | FERNANDO G. DELGADO: EL VALIENTE GRADOLÍ

El valiente Gradolí.
Fernando G. Delgado · Escritor y periodista | Levante, 2020-05-08

https://www.levante-emv.com/opinion/2020/05/08/valiente-gradoli-11487191.html 

En mis años jóvenes de los últimos tiempos del franquismo el recinto del Oliver madrileño era no sólo un espacio de tentaciones eróticas, sino también de emociones literarias que lo mismo se entendían con el teatro que con la poesía. Carlos Bousoño, además de buen maestro de las letras, condescendía mucho con los juegos de la vida. Era asturiano, pero no le faltaban valencianos por medio. Compartía lo mismo la vida homosexual que la heterosexual, pero así como a los gais les reía las gracias a los machotes se las admitía igual. Que Francisco Brines fuera para él un homosexual naranjero en toda regla le permitía divertirse con su propia causa homosexual en quien fue siempre para él un hermano de fundamento. Pero lo mismo se asociaba a Vicente Puchol como un machote valenciano que trabajaba la novela, mientras se empeñaba en el trabajo del Derecho y la afición a la notaría, que constituían una pareja de machotes en busca de hembras. Los machotes, como los valencianos Guillermo Carnero y Jaime Siles, pasaron siempre por el Oliver madrileño, con astucia y gracia, sin confesar al amigo Aleixandre jamás ningún atisbo de mariconería. A lo mejor Vicente Molina Foix desde su alicantinismo compartió mientras quiso el piropeo gay y le narró a Aleixandre no sólo el jugueteo homosexual sino incluso que algún otro valenciano como el poeta Vicente Gallego escapara de aquel ruedo literario.

Lo cierto es que siempre vimos por allí a un poeta como Alfonso López Gradolí, al que los otros valencianos no creo que dejaran de ver como poeta descarnado e intenso, sino más bien entregado a la actuación poética. Y es posible que como suele ocurrir de poetas a poetas, un Gradolí gustara más que otro. Pero no creo yo que el Gradolí moderno y desvivido de un libro tal como 'Quizá Brigitte Bardot venga a tomar una copa esta noche', de 1977, y publicado en Barcelona, no constituya una obra de enorme valor, no ya en la poesía valenciana de este tiempo, sino de la poesía española.

Quizá me haya equivocado yo al repasar la obra diversa de Gradolí, por diversa, pero la repasé ayer con la emoción y la intensidad que sus versos me han entregado. Me libro así de que se tratara de un poeta capaz de darte vida en una noche y quitártela en otra entre risitas. Tal vez quizá porque manejara los días y las noches a sus maneras. O porque las maneras de Gradolí no fuera lo que se dicen verdaderas maneras. En todo caso, los poemas no siempre tienen sexos.

2020/05/07

DOCUMENTACIÓN | MEMORIA | LAS CONFESIONES DE LEZAMA LIMA

Las confesiones de Lezama Lima.
El documental ‘Letters to Eloísa’ analiza la trayectoria del censurado autor cubano y el escándalo provocado por el capítulo homoerótico de su obra maestra, ‘Paradiso’.
Alessandro Leone | El País, 2020-05-07
https://elpais.com/cultura/2020/05/07/babelia/1588852801_549129.html 

José Lezama Lima (1910-1976) murió en el olvido. Corría el año 1976 y la prensa cubana le dedicó unas pocas líneas, mientras en el exterior se lloraba el escritor de ‘Paradiso’, una de las novelas más importantes del boom latinoamericano. ‘Fresa y chocolate’, largometraje de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío nominado a los Oscar de 1995, representó su rescate. En la película, Lezama es convertido doblemente en símbolo: su foto acompaña la de José Martí y denuncia la condición de los homosexuales en la Cuba de los setenta. Hoy, su casa en La Habana es un museo y su nombre ya no es deplorado en la isla como durante el período de la Guerra Fría.

El documental de Adriana Bosch ‘Letters to Eloísa’, presentado en el Miami Film Festival en marzo pasado y que este mes podrá verse online en el Festival Latino de Los Ángeles, describe la trayectoria de Lezama utilizando como hilo conductor las cartas que escribió a su hermana: “Me parecieron un documento fascinante no solo por el hecho de ser cartas de amor que narran la tragedia de la separación de dos hermanos y la ruptura de la familia cubana, sino también por ser documentos sobre la experiencia de la revolución filtrada por la sensibilidad de un gran poeta y escritor oscurecido y censurado por la misma revolución en la cual él y tantos cubanos depositaron tanta fe”, afirma la directora.

La relación entre Lezama y el régimen pasó de luces a sombras. El autor se hizo famoso por su poesía, sus ensayos, y por el experimento de la revista ‘Orígenes’, que “se preocupó incesantemente del tema de los cubanos, de sus raíces en sus manifestaciones estelares y telúricas”, sostuvo Lezama. Su publicación, que comenzó en 1944, terminó tres años antes de la revolución, en 1956. Cuando Castro llegó al poder, se entendió inmediatamente que la cultura iba a desempeñar un papel fundamental, pero el contraste entre las dos partes pronto subrayó las diferencias: “Más allá de un problema de estilo existía un problema filosófico. Desde la época de ‘Orígenes’ Lezama planteaba una identidad nacional en base al arte y a la cultura y con la familia al centro de la transmisión de los valores y las costumbres. Fidel Castro tenía una visión opuesta de Cuba: una identidad nacida de valores militares y gestas heroicas, con el Estado al centro de la nación y a cargo de delinear una cultura homogénea que respondiera a las necesidades de la revolución. Lezama era elitista en una revolución de masas, católico en un país marxista y homosexual en un régimen machista y homofóbico. Era también un escritor que creía profundamente en la libertad como una necesidad para hacer arte, poesía y verdad”, dice Bosch.

Lezama fue nombrado vicepresidente de la Unión de Escritores (UNEAC), pero las primeras reticencias hacia la revolución ya empezaban a notarse en sus cartas a Eloísa, que había dejado el país con su marido, un empresario de radio, en 1961. En una de ellas, el escritor dibujó la forma de su pie para que le enviara unos zapatos en un momento de deterioro económico. Lo mismo parece entender Vargas Llosa, una de las voces del documental: “Yo conocí a Lezama en esos años 60, lo vi varias veces. En él ya había reticencia sobre la situación en Cuba, discretas, porque era un hombre prudente. Pero claramente la identificación no era la misma a la que había sido en los años anteriores. A medida que fueron pasando los años, cada vez veía que la reticencia era mayor”.

El libro del escabroso capítulo ocho
'Paradiso' “es una invitación extraordinaria a ser humanos”, afirma en el documental Lillian Guerra, profesora de historia de Cuba y del Caribe de la Universidad de Florida. Lezama publicó esa monumental obra de más de 600 páginas en 1966, pero la llevaba escribiendo ya desde dos décadas. El momento literario nunca había sido más adecuado, con novelas como ‘Rayuela’, La ciudad y los perros, ‘Cien años de soledad’. ‘Paradiso’ es un ‘bildungsroman’, una novela que sigue la educación artística y sentimental del joven José Cemí en el seno de una familia habanera. A través de ella, Lezama exalta la familia pero también describe el pecado en escenas con contenido erótico.

Lo que provocaron las escenas homoeróticas de ‘Paradiso’ es bien descrito por la ensayista Margarita Mateo: “Ese gran hombre, serio, respetable, abogado, católico que era Lezama, que apareciera con esa novela fue un escándalo. La gente iba a pedir el ‘libro del capítulo 8’, no sabían el nombre pero sabían que había un capítulo 8”. La secuencia es muy explícita. Se describen los órganos sexuales en acción y el acto de la penetración. Para Lillian Guerra fue un personal ‘coming out’, por el que Lezama se defendió diciendo que “uno de los mayores misterios de la vida es el cuerpo humano y hay que conocer y que respetar”. Y además de ser una revelación fue también una bomba política. El Gobierno revolucionario, que luchaba contra ese tipo de “perversión”, suspendió el libro.

Si ‘Paradiso’ es una novela tan conocida se debe a Julio Cortázar. El escritor argentino rescató a Lezama y publicó el ensayo ‘Para llegar a Lezama Lima’ (1966), donde pone el tema de la homosexualidad en un sentido mítico y universalista. “Es difícil juzgar lo que pudo haber sido de ‘Paradiso’ sin la intervención de Cortázar, pero la novela bien pudo haberse quedado en Cuba con las 3.000 copias de la edición del 66, la única que se hizo en la isla hasta el año 88, cuando se publicó una segunda edición con prólogo de Cintio Vitier”, explica Bosch. Cortázar sacó ‘Paradiso’ de Cuba y la publicó con la ayuda de Carlos Monsiváis en México y de ahí saltó a Italia, Francia, España y Estados Unidos. Cortázar, según Lezama escribió a Eloísa, abrió “los ojos a muchos que no quieren ver”.

El punto en el que quizás la vida de Lezama tomó un camino irreversible fue cuando se atrevió a enfrentarse directamente al Estado. El jurado que presidió entregó el premio Julián del Casal de 1968 a ‘Fuera del Juego’ de Heberto Padilla, ferviente crítico de la revolución por estar pareciéndose a la URSS. Lezama, que siempre quiso estar al margen de la política, rechazó firmar el prólogo de los otros escritores, que tildaban el libro de contrarrevolucionario. El autor de ‘Paradiso’ tampoco se disculpó y desde ese momento cambió todo. En 1970, Padilla fue arrestado y obligado a declarar que Lezama era “un ingrato de la revolución” y que la criticaba en privado. Un año después, en el Congreso Nacional de Educación y Cultura se decidió que los homosexuales eran una amenaza a la identidad de Cuba y que no podrían tener contactos con la juventud.

Lezama no aparecerá nunca más, no se publicarán sus libros ni sus amigos irán a visitarlos por el miedo a ser espiados. ‘Paradiso’ solo se conseguía en el mercado negro, según lo que se cuenta en el documental. El escritor encontraba consolación en el éxito que su obra seguía alcanzando fuera de Cuba. En 1972 se le otorgó el premio Maldoror de Poesía en Madrid y el a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano. Las invitaciones de México, Italia, Colombia, Francia, España le llegaban a su casa de Trocadero. Sin embargo, no le permitieron salir de Cuba. Incluso se quejó en una carta de la comparación que los medios anglosajones hacían entre ‘Paradiso’ y ‘Cien años de soledad’, que “no tiene nada que ver con mi obra”, dijo. Su soledad, contó Eloísa en una entrevista del 1983, se expresa en su última obra, ‘Fragmento a su imán’: “Espero a alguien y sé que nadie ha de venir”.

El documental se esfuerza en contar a José Lezama Lima como escritor y como hombre. Las cartas a su hermana ofrecen el lado más humano del escritor; las cenas descritas por su amigo Reynaldo González hacen el resto. González también aporta algunas fotos, en una de ellas se le ve con Lezama, el mexicano Emmanuel Carballo y Reinaldo Arenas, arrestado por su homosexualidad abiertamente declarada en 1973. Hoy, Lezama ha vuelto a ser la máxima expresión de las raíces de la sociedad cubana.

2019/11/15

DOCUMENTACIÓN | TESTIMONIOS | LA INCREÍBLE VIDA DE CORÍN TELLADO: 400 MILLONES DE LIBROS VENDIDOS Y UNA CONVERSACIÓN INSÓLITA

400 millones de libros vendidos y una conversación insólita con Vargas Llosa: la increíble vida de Corín Tellado
A pesar de ser la escritora más leída en castellano después de Cervantes, pocos conocen hasta dónde llegó el talento y la obra de la escritora asturiana.
Carmen López | SModa, El País, 2019-11-15
https://smoda.elpais.com/moda/400-millones-de-libros-vendidos-y-una-conversacion-vargas-llosa-la-increible-vida-de-corin-tellado/

Corín Tellado se levantaba a las 5 de la mañana, cogía su cajetilla de tabaco y empezaba a teclear en su máquina de escribir. Si estaba inspirada, a la hora de comer ya tenía 50 folios escritos y en dos días, una novela terminada. Trabajaba en una habitación con un cenicero al lado y un montón de libros a su alrededor. Allí creó 5.000 novelas de las que se vendieron 400 millones de ejemplares. La crítica, salvo en contadas excepciones, consideró su obra como menor pero los números siempre han estado del lado de la autora.

Este año se cumple una década de su muerte en su casa de Gijón a los 81 años, víctima de un infarto. Casualmente hace unos días una usuaria de Twitter publicó un inspirado hilo sobre la vida de la escritora, exigiendo respeto por su figura en respuesta a un tuit ofensivo. Porque con pocas y pocos escritores se ha tenido menos piedad que con Tellado pese a su amplia legión de seguidores. O precisamente por eso.

La trayectoria de María del Socorro Tellado López –su nombre completo– bien podría haberse convertido en material de novela. Por eso quizás no le gustaba dar entrevistas y esquivaba las preguntas personales como si fuesen balas. De hecho, hay anécdotas puntuales de su biografía que no están muy claras porque sus respuestas a los periodistas tampoco lo eran. Le gustaba divagar y, de paso, despistar. Por algo fue capaz de driblar a la censura durante tantos años.

De profesión, escritora
La escritora nació en 1927, en un pueblo asturiano llamado Viavélez. Era hija de un maquinista de la marina mercante y de un ama de casa y tenía cuatro hermanos, todo chicos. Cuando aún era una niña, su padre ascendió a primer oficial y la familia se mudó a Cádiz después de pasar por Bilbao. Vivió una adolescencia feliz hasta que su padre enfermó y murió en 1945.

Fue ella la que se puso al frente de su familia y, contra pronóstico, le fue muy bien económicamente. Escribió su primera novela con 16 años, aunque la publicó con 17, después de que su padre falleciese. Se titulaba ‘Atrevida apuesta’ y cobró por ella 3.000 pesetas que la editorial Bruguera le pagó en dos tandas. Un librero de la ciudad con el que tenía confianza la puso en contacto con los editores y le abrió la puerta al éxito.

Hay quien dice que comenzó a escribir para demostrar que lo podía hacer mejor que uno de sus hermanos, aunque a mediados de los 80 explicó en el programa Autorretrato (TVE) de Pablo Lizcano que “le contaba historias a mi madre como si fuesen películas y la encandilaba. Me di cuenta de que servía para escribir”.

En 1947 ya tenía un contrato fijo con Bruguera para publicar una novela corta a la semana. Se convirtió en una de las estrellas de la editorial junto a Marcial Lafuente Estefanía, aunque la especialidad del segundo era el lejano oeste. Tellado escribía historias de amor encendido con final feliz y escenarios de lujo. Gracias a los dos, mucha gente se inició en la lectura en aquellos tiempos oscuros de la posguerra. La propia Tellado declaró que la suya era “literatura sencilla, no acepto el término pseudo-literatura”.

En 1951 se instaló definitivamente en Gijón y firmó un contrato con la revista cubana ‘Vanidades’ (que, por cierto, dejó de publicarse hace unos meses), con quien colaboró durante más de 50 años. Sus dos novelas cortas mensuales hicieron crecer la tirada de la revista de 16.000 ejemplares quincenales a casi 70.000.

A esas alturas de su vida ya había demostrado con creces su capacidad para valerse por sí misma, pero en 1962 lo dejó claro del todo. Después de cuatro años de matrimonio, se separó de Domingo Egusquizaga Sangroniz, con quien se había casado vestida de negro en la basílica de Covadonga. Dejar al marido no era algo que se hiciese en aquellos años, de hecho era un escándalo, pero Tellado no dudó.

“Yo habría aguantado la disparidad de opiniones y conceptos a mi marido, pero había dos niños que no tenían la culpa de nada y no quería que crecieran acomplejados. Renuncié, presenté la separación y me la dieron en seis meses. Soy amiga de mi marido, amiga espiritual”, afirmó en el programa de Lizcano.

De rompe y rasga
Como las protagonistas de sus novelas, Tellado fumaba, conducía y llevaba pantalones. Era las concesiones que les hacía la escritora ya que, por lo demás, sus personajes femeninos siempre caían en brazos de señores ‘alpha’ que las trataban regular pero con los que terminaban casándose.

Esos finales edulcorados eran prácticamente exigencia del público (y de la editorial, claro): las novelas que terminaban mal, como aquella en la que el protagonista se metía a cura, no se vendían. Y ella trabajaba para cobrar como todo el mundo, aunque escribir fuese su vocación.

Era difícil catalogarla basándose en sus actos. Pese al contenido de sus libros, que la censura devolvía constantemente por libidinosos, ella se reconocía como católica practicante. Y, tras esas decisiones vitales que dejaban en shock al patriarcado, se definía como “feminista, pero moderada”.

Pero de lo que no cabía duda era de que tenía un carácter fuerte y que no se amilanaba con facilidad. Lo mostró, por ejemplo, en el programa Tres más una de Canal Sur (1990), en el que Andrés Aberasturi, Forges y José Luis Garci entrevistaban -despatarrados en un sofá y bien de testosterona- a una invitada. Corín Tellado, cigarro en mano, despejó balones sin pestañear y les dejó claro que “yo soy la típica persona que sale a la calle y hace lo que le da la gana”.

La intelectualidad, con todos sus prejuicios, la dejó sin premios literarios. Obtuvo otros pero que estaban relacionados con la calidad sino con la cantidad. La UNESCO la declaró en 1962 como la escritora española más leída después de Miguel de Cervantes. En 1994 entró en la edición española del Libro Guinness de los récords por ser la autora en lengua castellana más vendida. En 1998 le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y en 1999 la Medalla de Asturias.

Hubo dos escritores reconocidos a nivel internacional que sí le prestaron atención. Uno fue Guillermo Cabrera Infante, que había trabajado como corrector en ‘Vanidades’ y se había leído sus novelas. Sostenía que parte de su interés por la lectura había nacido de las obras de Tellado y en su libro ‘O’ (1975), le dedicó un ensayo y la definió como “una inocente pornógrafa” (ella no estaba muy de acuerdo con el ‘título’).

El otro fue Mario Vargas Llosa, que en 1981 la entrevistó para el Canal Cinco de televisión de Lima. El peruano viajó a Asturias (como recordó un entusiasta Forges en el programa de Canal Sur) para hablar con ella, fascinado por el fenómeno sociocultural que encarnaba aquella mujer que escribía novelas como churros. «Corín es una mujer amable, empeñosa, sin pretensiones, una escritora que no tiene conciencia exacta de su influencia en su legión de lectores. Pero, para bien o para mal, durante treinta años ha sido la encargada de satisfacer nuestro hambre de irrealidad», diría el peruano sobre ella.

Sin embargo, y aunque Tellado siempre recordaba orgullosa aquella entrevista, Llosa fue más condescendiente que admirador de su obra. Cuando murió, el escritor dijo que: “Me sorprendió lo poco que se conocía de la enorme difusión de su obra. No tenía consciencia de su repercusión”. Sorprendente, porque ella no era nada modesta y conocía perfectamente su éxito, que no negaba en las entrevistas. De hecho, cuando en ‘Tres más una’ habló del encuentro, sostuvo que cuando el peruano le dijo que si sabía que era casi tan leída como Cervantes, ella le contestó: “Y más que tú”.

En 1981 ya se habían hecho fotonovelas basadas en su obra (llegaron a venderse 750.000 ejemplares en una semana), se había estrenado el serial radiofónico ‘Lorena’ y la adaptación al cine de ‘Tengo que abandonarte’, dirigida por Antonio del Amo en 1969. Además, decenas de sus títulos se habían convertido en culebrones televisivos y había escrito más de 20 novelas eróticas bajo el nombre de Ada Miller (en homenaje a Henry Miller). Si Llosa se llevó la impresión de que la escritora no era consciente de su éxito es porque le consiguió engañar con falsa modestia.

Tampoco era “una mujer poco formada”. Además de terminar el bachillerato (a finales de los años 40 y siendo una mujer tampoco era tan común en España), Corín Tellado era una ávida lectora con pocos prejuicios. Leía todo lo que caía en sus manos, desde autores desconocidos hasta los grandes como Víctor Hugo, Miguel Delibes, Alejandro Dumas o el propio Vargas Llosa.

Después de liberarse del asfixiante contrato que tenía con Bruguera cuando la editorial quebró en 1986, abrió su campo y escribió cuentos juveniles para Júcar y Cantábrico. También se inició en las narraciones largas, más trabajadas y en el año 2000, con 73 años, publicó su primera novela en Internet, ‘Milagro en el camino’. Fue de las primeras escritoras en tener página web.

Su última década la vivió con un precario estado de salud, teniendo que someterse a tres sesiones de diálisis a la semana. Ya no podía escribir, pero le dictaba las novelas a su nuera. De hecho, su último título lo terminó una semana antes de fallecer. Tuvo una vida como mínimo peculiar, pero según su opinión, plena. Como declaró una vez en televisión: “¿En que me reencarnaría? Yo no lo pasé muy mal con Corín Tellado. Creo que me volvería a reencarnar en mí misma”.

MIKEL/A, AQUÍ ESTAMOS Y NO NOS OCULTAMOS

Mikel/a enseña cacho en la 2ª Gayakanpada de EHGAM, 27-29 agosto 1993, Muxika // STARS COFLHEE es un trabajo realizado por Julen Zabala Alon...