El Periódico / Silvia Reyes // |
"Las transexuales no teníamos otra salida que la prostitución"
Silvia Reyes fue encarcelada en 1974 en la Modelo tras una redada policial y, después, desterrada de Catalunya. Se trasladó a París, donde trabajó en el mundo del espectáculo, y en total estuvo 10 años fuera de España.
Beatriz Pérez | El Periódico, 2018-12-26
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20181226/las-transexuales-no-teniamos-otra-salida-que-la-prostitucion-7217596
Silvia Reyes (Las Palmas de Gran Canaria, 1949) estuvo encerrada en la cárcel la Modelo de Barcelona y en un centro de rehabilitación social (es decir, de cura de la homosexualidad) de Badajoz entre 1974 y 1975, el mismo año en que murió el dictador Franco. Su delito: ser transexual, en virtud de la ley franquista de peligrosidad y rehabilitación social. En aquellos años, además, ni siquiera existía esa palabra: las mujeres como Silvia eran denominadas 'travestis'. El término 'transexualidad' no aparecería hasta los 90 y la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerarla una enfermedad mental este 2018. Este miércoles se cumplen 40 años de la despenalización del delito de homosexualidad en España.
"Me detuvieron en un 'drugstore' de Passeig de Gràcia. Ahí había restaurantes abiertos toda la noche a los que iban las chicas del espectáculo y de los clubes de alterne, los gais y las transexuales. La policía hacía redadas y, en una, me cogieron", relata Silvia, sentada en el sofá de su apartamento. Junto a otros detenidos, la trasladaron a la Jefatura Superior de Policía y allí estuvo tres días durmiendo en el suelo, sin comer nada.
Silvia había llegado a Barcelona en 1972 desde las Canarias. En 1974 comenzó a hormonarse. Se vio obligada a ejercer la prostitución. "Las transexuales no teníamos otra salida", denuncia. Cuando, junto a otras 'trans', la encerraron en la cárcel, creyó que era por ejercer la prostitución. "Pero el policía nos explicó que no, que era por 'travesti'".
En la Modelo ingresó con otras 37 transexuales. Todas ellas estaban encarceladas en un módulo separado del resto de presos. "De las 38 que éramos, solo una era aceptada por su familia. Las demás no". Con los años, tres acabaron suicidándose con sobredosis de heroína, en sus casas, "solas y rechazadas por sus familias y la sociedad". De su paso por la Modelo Silvia recuerda dos motines. "Los otros presos se amotinaron porque querían estar con nosotras, porque éramos muy agradables. Las fuerzas del orden los redujeron a todos".
Tras salir de la cárcel barcelonesa, Silvia fue trasladada al penal de Badajoz y salió en libertad cuatro días antes de morirse Franco: el 16 de noviembre de 1975. La ley de peligrosidad y rehabilitación social incluía el encarcelamiento y el posterior destierro y, así, como tantos otros miembros del colectivo LGTBI, fue expulsada de Catalunya tras cumplir condena. "Me fui a París, donde trabajé en el espectáculo. Estuve 10 años trabajando en este mundo en Francia, Suiza y Bélgica. Pero seguía viniendo a Barcelona una vez al mes", cuenta mientras enseña fotografías de la época.
Así, Silvia estuvo en aquella primera e histórica manifestación del colectivo LGTBI en España: sucedió en las Ramblas de Barcelona, el 26 de junio de 1977. "Las transexuales íbamos en la primera fila. Nuestro lema era '¡Basta ya!'. Al llegar a la plaza de Catalunya, nos estaban esperando los coches de los 'grises', así que nos quitamos los tacones y empezamos a correr como locas". Era amiga de Sonia Rescalvo, la transexual brutalmente asesinada en 1991 por un grupo de neonazis en el parque de la Ciutadella. "Me enteré al volver de Ginebra. Me quedé totalmente traumatizada", asegura.
Hasta el año 2009 los homosexuales y las transexuales encarcelados por el franquismo no comenzaron a recibir indemnizaciones del Estado. "Pedimos a Zapatero y al PSOE una pensión vitalicia de 400 euros al mes, pero no nos la dieron". Silvia recibió 7.500 euros.
"Me detuvieron en un 'drugstore' de Passeig de Gràcia. Ahí había restaurantes abiertos toda la noche a los que iban las chicas del espectáculo y de los clubes de alterne, los gais y las transexuales. La policía hacía redadas y, en una, me cogieron", relata Silvia, sentada en el sofá de su apartamento. Junto a otros detenidos, la trasladaron a la Jefatura Superior de Policía y allí estuvo tres días durmiendo en el suelo, sin comer nada.
Silvia había llegado a Barcelona en 1972 desde las Canarias. En 1974 comenzó a hormonarse. Se vio obligada a ejercer la prostitución. "Las transexuales no teníamos otra salida", denuncia. Cuando, junto a otras 'trans', la encerraron en la cárcel, creyó que era por ejercer la prostitución. "Pero el policía nos explicó que no, que era por 'travesti'".
En la Modelo ingresó con otras 37 transexuales. Todas ellas estaban encarceladas en un módulo separado del resto de presos. "De las 38 que éramos, solo una era aceptada por su familia. Las demás no". Con los años, tres acabaron suicidándose con sobredosis de heroína, en sus casas, "solas y rechazadas por sus familias y la sociedad". De su paso por la Modelo Silvia recuerda dos motines. "Los otros presos se amotinaron porque querían estar con nosotras, porque éramos muy agradables. Las fuerzas del orden los redujeron a todos".
Tras salir de la cárcel barcelonesa, Silvia fue trasladada al penal de Badajoz y salió en libertad cuatro días antes de morirse Franco: el 16 de noviembre de 1975. La ley de peligrosidad y rehabilitación social incluía el encarcelamiento y el posterior destierro y, así, como tantos otros miembros del colectivo LGTBI, fue expulsada de Catalunya tras cumplir condena. "Me fui a París, donde trabajé en el espectáculo. Estuve 10 años trabajando en este mundo en Francia, Suiza y Bélgica. Pero seguía viniendo a Barcelona una vez al mes", cuenta mientras enseña fotografías de la época.
Así, Silvia estuvo en aquella primera e histórica manifestación del colectivo LGTBI en España: sucedió en las Ramblas de Barcelona, el 26 de junio de 1977. "Las transexuales íbamos en la primera fila. Nuestro lema era '¡Basta ya!'. Al llegar a la plaza de Catalunya, nos estaban esperando los coches de los 'grises', así que nos quitamos los tacones y empezamos a correr como locas". Era amiga de Sonia Rescalvo, la transexual brutalmente asesinada en 1991 por un grupo de neonazis en el parque de la Ciutadella. "Me enteré al volver de Ginebra. Me quedé totalmente traumatizada", asegura.
Hasta el año 2009 los homosexuales y las transexuales encarcelados por el franquismo no comenzaron a recibir indemnizaciones del Estado. "Pedimos a Zapatero y al PSOE una pensión vitalicia de 400 euros al mes, pero no nos la dieron". Silvia recibió 7.500 euros.
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