Sondeo de opinión sobre el "mano a mano" Susana Estrada-Martín Vigil
El País, 1981-07-18
https://elpais.com/diario/1981/07/18/ultima/364255206_850215.html
El secretario del Consejo de Administración de Radiotelevisión Española, el centrista José Ignacio Wert, ha encargado al Centro de Investigaciones Sociológicas de Madrid una encuesta de opinión, entre 1.500 ciudadanos, sobre el contenido del programa ‘Mano a mano’ emitido el pasado lunes por la primera cadena de Televisión Española. En él intercambiaron opiniones sobre el sexo la actriz Susana Estrada, autora del libro ‘Sexo húmedo’, y el sacerdote y escritor José Luis Martín Vigil, autor de decenas de novelas en las que, sin demasiado éxito de crítica, intentó hacer sociología de la juventud española de los años sesenta (entre sus libros más leídos figuran los siguientes títulos: ‘La vida sale al encuentro’, ‘Cierto olor a podrido’, ‘Los curas comunistas’, ‘Un sexo llamado débil’, ‘Primer amor, primer dolor’ y ‘Las flechas de mi haz’).
Según informaciones dignas de fe que no pudieron ser contrastadas con José Ignacio Wert, puesto que ayer no pudo ser localizado en sus teléfonos habituales, esta encuesta se hace a iniciativa del partido del Gobierno y pretende conocer si un grupo amplio de telespectadores desaprueba el contenido de aquella emisión. Esta, en todo caso, no ha agradado a algunos miembros del Gobierno, como informábamos en nuestra edición de ayer a propósito de la ofensiva gubernamental para forzar la dimisión del director general de RTVE, Fernando Castedo.
La encuesta se divide en dos partes. En la primera se pregunta qué grado de aceptación tuvo el programa y se exponen estas opciones: "Nada, poco, regular, bastante, mucho". En el segundo apartado se inquiere sobre el parecer de los telespectadores y se les dan estas opciones: ¿les pareció "informativo, educativo; inmoral, obsceno; vulgar, chabacano; progresista, avanzado; conservador, tradicional; entretenido, divertido; pesado, aburrido; interesante, atractivo"?
A esta segunda cuestión pueden responder los encuestados con estos sustantivos: "Mucho, bastante, regular, poco, nada".
Aún se desconocen los resultados de la encuesta. Por otra parte, una pastoral del obispo de Orense, Temiño Saiz, deplora el contenido de aquel programa y dice: "Escandaloso e insoportable hasta enrojecer de vergüenza es el triste espectáculo que ofrecieron hace unos días en televisión José Luis Martín Vigil y Susana Estrada". Añade que es inaceptable que personas de esta condición se presenten para orientar al público español en materia tan delicada como el uso legítimo del sexo.
Afirma monseñor Temiño: "Si los interlocutores en este diálogo desean precipitarse por esta pendiente para revolcarse en ese fango nauseabundo, no les está permitido invitar al público español a seguir su camino con el pretexto de vivir el regalo de la libertad de que se ha visto privado en los últimos años".
Martín Vigil «versus» Susana Estrada
XXX · Cartas al Director | El País, 1981-07-29
https://elpais.com/diario/1981/07/29/opinion/365205613_850215.html
Leo en El País una declaración del obispo de Orense, Temiño Saiz, deplorando el ‘Mano a mano’ entre Susana Estrada y José Luis Martín Vigil televisado recientemente y en el que ambos conversaron sobre el tema del sexo. El señor obispo considera «inaceptable que personas de esta condición se presenten para orientar al público español en materia tan delicada come el uso legítimo del sexo ». Esta afirmación del señor obispo supongo que está condicionada por el hecho de que las opiniones expuestas por Susana y Martín Vigil no coinciden con las suyas propias. Seguramente monseñor considera más adecuado que el sexo siga siendo un tema tabú del que no se puede hablar sin riesgo de pecar, que sigamos llegando al matrimonio sin ninguna preparación sexual, que los jóvenes sigan expuestos a un trauma en su primer inocente contacto con el sexo, que nadie pueda disfrutar sin sufrir al mismo tiempo el temor de acabar en las brasas del infierno y, sobre todo, que nadie se atreva a arrebatarle a la jerarquía eclesiástica el monopolio de la verdad en el tema del sexo y en todos los demás. No me parece que Susana y Martín Vigil pretendieran ejercer como orientadores del público español (cosa que otros sí pretenden); se limitaron a exponer sus opiniones y vivencias personales con relación al tema, tan válidas, según creo, como cualesquiera otras. Que cada cual saque sus conclusiones y aproveche de la manera que considere más conveniente lo que oyó en aquel programa de Televisión.
El obispo, Susana Estrada y Martín Vigil
[Carlos Heras] | Cartas al Director | El País, 1981-08-13
https://elpais.com/diario/1981/08/13/opinion/366501613_850215.html
La pastoral del obispo de Orense sobre el ‘mano a mano’ televisivo entre Susana Estrada y Martín Vigil ha sido, a mi juicio, gravemente injuriosa y me parece un buen motivo para decir con franqueza algunas cosas muy actuales, ahora que han pasado días y hay mejor perspectiva y serenidad. Aunque representante artístico de la señorita Estrada, escribo a título personal y como un simple ciudadano. Supongo que el resultado de la encuesta hecha al efecto (la mitad de la audiencia a favor del programa, una cuarta parte en contra y otra cuarta parte indiferente) no habrá hecho reflexionar al señor obispo en su inadecuada cólera. Con una sólida formación cultural y religiosa, le digo al señor obispo que, con todo respeto a la moral católica, ésta ya no puede imponerla por la fuerza, como hasta ahora, ni tampoco con el improperio y el escándalo, como pretende.
Somos inmensa mayoría, ya demostrada, quienes rechazamos de plano al Dios colérico que recrea el obispo, así como su autoridad apocalíptica sobre todos los ciudadanos. Que entienda de una vez que sólo tiene derecho a dirigirse a sus feligreses, y eso con corrección y respeto, y que en la sociedad laica, e irreversible, usted es un ciudadano más; que opine, pero no insulte, que no llame depravados a quienes piensan de otro modo y que no olvide que todos los humanos nos revolcamos en muchos fangos; que haga oír su voz para cosas más trascendentales, si quiere, pero siempre recordando que la bota no está ya en nuestros pescuezos y que es un ciudadano más, igual que Susana Estrada o Martín Vigil, y que si disiente de ellos debería hacerlo con el mismo respeto y educación que ellos utilizaron para exponer sus ideas.
Y rechazo de plano, por último, sus palabras de que eso pudo ocurrir con el pretexto del regalo de la libertad que se nos ha hecho. Eso define al señor obispo. La libertad la hemos conquistado con mucho sudor y mucha sangre y no es un regalo ni un pretexto, sino un derecho, por lo visto muy difícil de ejercer, y que la Iglesia colérica que el señor obispo de Orense encarna no se ha distinguido nunca por apoyar.
El obispo y Susana Estrada
XXX · Cartas al Director | El País, 1981-08-23
https://elpais.com/diario/1981/08/23/opinion/367365601_850215.html
Le envío estas líneas referentes al texto de don Carlos Heras, representante artístico de Susana Estrada, como él mismo se presenta en el mismo texto y que titula "El obispo, Susana Estrada y Martín Vigil". Soy simplemente un españolito de a pie que sólo me represento a mí mismo, y hablo, por tanto, sin el más mínimo interés de defensa o de ataque a nadie. Mi idea es la siguiente:
a) Cuando una persona actúa en público es el público el que tiene el derecho de juzgarla, y jamás puede sentirse herido por el juicio que éste haga; la única manera de evitar un juicio desagradable es no someterse a esa prueba, sobre todo cuando se acepta de forma libre y voluntaria, y se expresa con toda libertad y sin que nadie la coaccione. El respeto a la intimidad es proporcionado al uso que uno mismo haga de su propia intimidad. Resulta absurdo que nos moleste el ser juzgados con el visor que constituye el cerebro de cada persona a la que hemos presentado esa misma intimidad. ¿Le hubiera molestado tanto al señor De las Heras el juicio del obispo si este hubiera sido de loa y alabanza tanto a Susana Estrada como a Martín Vigil?
b) Toda persona, aunque sea obispo, merece respeto. El mismo que exigimos para el nuestro, al menos. O ¿cuándo se va a superar este vicio tan español y de tan poco nivel intelectual de juzgar a los obispos por cómo nos va en la comedia?: si aplauden lo que nos gusta, son fenómenos; si reprueban lo que nos conviene, son la ‘nueva inquisición’. Desde luego no dudo, porque la desconozco, su pretendida formación cultural y religiosa, pero no deja lugar a dudas su apasionamiento defensivo por su protegida antes que el nivel que exigiría esa formación. Un obispo, aunque sea obispo, no por ello, pienso yo, deja de ser persona, y tiene derecho a pensar y juzgar de los hechos con su propio juicio, que desde luego no tiene por qué coincidir ni con el suyo ni con el mío, pero que sí merece el mismo respeto que queremos para el nuestro.
c) En cuanto al fondo del tema, permítame que dude una vez más, de esa formación cultural y religiosa en la que usted se funda para juzgar al obispo, si le lleva a la conclusión de que la "libertad la hemos conquistado con mucho sudor y lágrimas". Más bien tendríamos que decir que la libertad es un don de Dios, ya que nos constituye, como constituye al mismo Dios. Y a nosotros únicamente nos queda defenderla y salvarla de implicaciones manipulatorias, de las que nos es tan difícil estar libre a los humanos. En virtud de esa misma libertad debiera usted conceder al señor obispo su derecho a opinar y juzgar no a las personas -usted no ha leído bien-, sino a la publicidad de una intimidad que ellos mismos hicieron sin que nadie se la pidiera. Y desde luego la gran mayoría (no creo en las encuestas -al menos a mí no me han pedido mi opinión ni a los de mi contexto social-, que se hacen para justificar posturas, y no para aclarar la verdad), la mayoría, digo, del país, respetando la opinión contraria, no encontró correcto el fondo y forma del tal ‘mano a mano’, como evidenció más que de sobra el mismo presentador.
Deje, señor Heras, al obispo decir lo que piensa, como el obispo tuvo que dejar que dijeran su pensamiento Susana Estrada y Martín Vigil; siga usted con su forma de usar de la libertad que usted se otorga a sí mismo y que justifica en su patrocinada. Y si en algo no estuvo correcto el obispo ya será también juzgado, no sólo por los hombres, sino por Dios, que, aunque no es ya -de acuerdo- el colérico, tampoco es tonto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.