Laberinto de pasiones. 1982. Estreno: 1982-09-29 [Zinemaldia, 1982-09-07]. 94 min. Dirección: Pedro Almodóvar. Guion: Pedro Almodóvar, Terry Lennox. Historia: Pedro Almodóvar. Reparto: Cecilia Roth, Imanol Arias, Helga Liné, Marta Fernández-Muro, Antonio Banderas, Ángel Alcázar, Fabio McNamara, Agustín Almodóvar, Santiago Auserón, Fernando Vivanco, Ofelia Angélica, Concha Grégori, Cristina Sánchez Pascual, Luis Ciges, Eva Siva, Pedro Almodóvar. Alphaville, S.A.
Madrid, años 80. Narra la historia de amor entre una joven ninfómana y el hijo de un jeque árabe. Mientras que ella forma parte de un violento grupo musical, a él lo que más le interesa son los cosméticos y los hombres. Música, violencia, persecuciones, pasión, sexo.
Madrid, años 80. Narra la historia de amor entre una joven ninfómana y el hijo de un jeque árabe. Mientras que ella forma parte de un violento grupo musical, a él lo que más le interesa son los cosméticos y los hombres. Música, violencia, persecuciones, pasión, sexo.
'Laberinto de pasiones', la reliquia de la movida madrileña, cumple diez años en cartel
Almodóvar dice que Gobierno y Ayuntamiento se empeñan en que Madrid se parezca a Oslo
Alberto Sanjuan | El País, 1993-01-09
https://elpais.com/diario/1993/01/10/cultura/726620408_850215.html
"Ha venido a Madrid porque dicen que es la ciudad más divertida del mundo y él es muy moderno", dice la ex emperatriz árabe Toraya refiriéndose a Riza, heredero del trono imperial, en uno de los diálogos de ‘Laberinto de pasiones’. Diez años después de su estreno, en 1982, la segunda película de Pedro Almodóvar continúa en pantalla, pero la ciudad que entonces reflejaba ha cambiado mucho. En opinión de¡ cineasta, hay que hablar en pasado de la atmósfera de libertad que muestra la película en la sesión de madrugada del mismo cine donde comenzó su exhibición. "Desde hace unos años", dice, "tanto el Gobierno como el Ayuntamiento están empeñados en que Madrid se parezca a Oslo. Y lo están consiguiendo".
Ouka Lele, Guillermo Pérez Villalta, Bernardo Bonezzi, Cecilia Roth, Imanol Arias, Antonio Banderas, Costus, Pablo Pérez Mínguez, Santiago Auserón, Poch, Jesús Cracio o Zulema Katz son algunos de los artistas plásticos, actores y músicos que contribuyeron a crear ‘Laberinto de pasiones’, una película que cuenta, entre muchas otras cosas, cómo un príncipe islámico queda fascinado por la trepidante noche madrileña, se hace cantante de rock y acaba huyendo al Caribe con Sexilia, una ninfómana de la que se enamora.
"La película", dice Pedro Almodóvar, "refleja un momento único de Madrid, está dominada por ese desenfado que coincidía con la modernidad y que era lo más vivo que esta ciudad producía, algo que injustamente capitalizó el Ayuntamiento de entonces y que el actual ha denostado: eso que fuera llamó tanto la atención y que llamaban movida".
Para el entonces director ‘underground’, cuyas últimas películas han sido éxitos en Estados Unidos, queda poco del Madrid que aparecía en sus primeras películas. En su opinión, las personas que crearon esa "atmósfera libre y frívola" están ahora en general "quemadas por su propia energía" y no tienen ningún relevo. "Los jóvenes de ahora tienen mucho más miedo que los de antes", afirma Almodóvar, "se arriesgan menos y, en definitiva, son mucho más conservadores".
Labor represora
En su opinión, existe una mayor conciencia del peligro, y también más peligros que antes. "No me refiero sólo al sida", dice, "sino a la labor represora de algunos concejales madrileños y algunos ministros del Interior". Almodóvar destaca como una de las singularidades que caracterizaban el Madrid de hace 10 años y lo diferenciaban del actual la "variedad y vitalidad de su noche"'.
Según Javier Garcillán , director de los cines Alphaville, donde se exhibe ‘Laberinto...’, las proyecciones de madrugada de la película eran algo más animadas hace años, aunque el público siempre ha sido heterogéneo. "En una misma sesión", comenta Garcillán, "he visto un grupo de punkis, un matrimonio mayor de aspecto muy convencional, una chica sola que venía a verla por cuarta o quinta vez...".
Al menos 120.000 personas han visto la película desde su estreno, y todavía hoy sigue convocando suficiente público como para mantenerla en cartel (entre 40 y 60 espectadores cada noche, según el cine). El primer sábado de este mes coincidían en el pase de la película, entre medio centenar de personas, un canadiense de 23 años que estaba de vacaciones y había visto en su país las últimas películas de Almodóvar, una solitaria mujer de mediana edad que prefería "ver una comedia que un drama", una pareja de ‘hippies’ de poco más de 20 años seguidores del cine de Almodóvar y una pareja madura que había visto ‘Laberinto...’ cuando se estrenó y volvían ahora, según dijeron, "por nostalgia".
Los planteamientos de Pedro Almodóvar a la hora de hacer cine han cambiado desde que escribió y dirigió la película. "He ganado en experiencia y he perdido un poco de la alegre inconsciencia del principio", explica el cineasta, que confiesa sentirse "más inseguro" ahora que cuando empezó. "Mi vida ha cambiado", explica; "es mucho menos coral, y eso también se nota en el cine. He sufrido, y ese dolor se ha filtrado en las historias que cuento. Como todo el mundo, me estoy haciendo mayor y mi mirada se ha vuelto un poco más sombría y menos complaciente que antes". Lo que no ha cambiado en Almodóvar, según explica, es su pasión por hacer cine. "Probablemente ha aumentado", dice, "porque ahora soy más consciente de ella".
Ouka Lele, Guillermo Pérez Villalta, Bernardo Bonezzi, Cecilia Roth, Imanol Arias, Antonio Banderas, Costus, Pablo Pérez Mínguez, Santiago Auserón, Poch, Jesús Cracio o Zulema Katz son algunos de los artistas plásticos, actores y músicos que contribuyeron a crear ‘Laberinto de pasiones’, una película que cuenta, entre muchas otras cosas, cómo un príncipe islámico queda fascinado por la trepidante noche madrileña, se hace cantante de rock y acaba huyendo al Caribe con Sexilia, una ninfómana de la que se enamora.
"La película", dice Pedro Almodóvar, "refleja un momento único de Madrid, está dominada por ese desenfado que coincidía con la modernidad y que era lo más vivo que esta ciudad producía, algo que injustamente capitalizó el Ayuntamiento de entonces y que el actual ha denostado: eso que fuera llamó tanto la atención y que llamaban movida".
Para el entonces director ‘underground’, cuyas últimas películas han sido éxitos en Estados Unidos, queda poco del Madrid que aparecía en sus primeras películas. En su opinión, las personas que crearon esa "atmósfera libre y frívola" están ahora en general "quemadas por su propia energía" y no tienen ningún relevo. "Los jóvenes de ahora tienen mucho más miedo que los de antes", afirma Almodóvar, "se arriesgan menos y, en definitiva, son mucho más conservadores".
Labor represora
En su opinión, existe una mayor conciencia del peligro, y también más peligros que antes. "No me refiero sólo al sida", dice, "sino a la labor represora de algunos concejales madrileños y algunos ministros del Interior". Almodóvar destaca como una de las singularidades que caracterizaban el Madrid de hace 10 años y lo diferenciaban del actual la "variedad y vitalidad de su noche"'.
Según Javier Garcillán , director de los cines Alphaville, donde se exhibe ‘Laberinto...’, las proyecciones de madrugada de la película eran algo más animadas hace años, aunque el público siempre ha sido heterogéneo. "En una misma sesión", comenta Garcillán, "he visto un grupo de punkis, un matrimonio mayor de aspecto muy convencional, una chica sola que venía a verla por cuarta o quinta vez...".
Al menos 120.000 personas han visto la película desde su estreno, y todavía hoy sigue convocando suficiente público como para mantenerla en cartel (entre 40 y 60 espectadores cada noche, según el cine). El primer sábado de este mes coincidían en el pase de la película, entre medio centenar de personas, un canadiense de 23 años que estaba de vacaciones y había visto en su país las últimas películas de Almodóvar, una solitaria mujer de mediana edad que prefería "ver una comedia que un drama", una pareja de ‘hippies’ de poco más de 20 años seguidores del cine de Almodóvar y una pareja madura que había visto ‘Laberinto...’ cuando se estrenó y volvían ahora, según dijeron, "por nostalgia".
Los planteamientos de Pedro Almodóvar a la hora de hacer cine han cambiado desde que escribió y dirigió la película. "He ganado en experiencia y he perdido un poco de la alegre inconsciencia del principio", explica el cineasta, que confiesa sentirse "más inseguro" ahora que cuando empezó. "Mi vida ha cambiado", explica; "es mucho menos coral, y eso también se nota en el cine. He sufrido, y ese dolor se ha filtrado en las historias que cuento. Como todo el mundo, me estoy haciendo mayor y mi mirada se ha vuelto un poco más sombría y menos complaciente que antes". Lo que no ha cambiado en Almodóvar, según explica, es su pasión por hacer cine. "Probablemente ha aumentado", dice, "porque ahora soy más consciente de ella".
"La movida eran 20 personas", dice Pérez Villalta
Andrés Fernández Rubio | El País, 1993-01-09
https://elpais.com/diario/1993/01/10/cultura/726620406_850215.html
"La movida era un grupo muy reducido de personas, poco más de 20", dice el pintor Guillermo Pérez Villalta, autor de un decorado y figurante en la película ‘Laberinto de pasiones’. "Luego se ha querido pegar gente que no tenía nada que ver, todos los Trueba y esta gente no pertenecían para nada a la movida. En la música, por ejemplo, Nacha Pop, grupo al que se ha reverenciado, no estaba en la movida. Los grupos pioneros se reducían a Pegamoides, Zombies y Radio Futura en sus principios".
Los símbolos de la movida eran el pop y una cierta intrascendencia trascendente, porque, según Pérez Villalta, la cultura era entonces tan "aburrida y tristísima" que la banalidad podía ser utilizada como arma de ofensa. "Ahora es todo tan banal que ya no tiene sentido", dice.
Los lugares de reunión eran casas, sobre todo la de Costus (pareja muy querida de pintores" con un final trágico: uno murió de sida y otro se suicidó después), la del pintor y arquitecto Sigfrido Martín Begué y la del fotógrafo Pablo Pérez Mínguez. En cuanto a locales, añade Pérez Villalta, el más antiguo fue Pentagrama, luego Ras y Rockola en el momento álgido, entre 1981 y 1982.
El momento más bonito
"Cuando cerró Rockola, la movida se acabó", sentencia el pintor andaluz. "El momento más bonito fue en el 80", añade, "porque era el principio, donde todo se hacía por puro cachondeo y nadie era consciente de lo que estaba pasando, sin ninguna pretensión de ninguna clase".
Según Pérez Villalta, "la oficialización de la movida tiene que ver con Borja Casani [director de la revista ‘La Luna de Madrid’], cuando la Comunidad de Madrid toma la movida como elemento de prestigio".
La movida tenía "una visión divertida del sexo (la tragedia empezó más tarde, con el sida)", dice el pintor, y esa libertad también significó "una de las primeras manifestaciones del mundo ‘gay’ absolutamente libre, sin ningún tipo de rollo recalcitrante, lo que en España era inimaginable". En cuanto a las drogas, Pérez Villalta recuerda que entonces movida significaba "a ver quién se iba a buscar droga". Se utilizaba como elemento liberador, "no la cosa macabra de la heroína, que empieza en la época trágica del 83, sino algo más inocente, anfetas, ácido y, lo más normal, ‘porros’". La movida fue una extraña mezcla de músicos, pintores, arquitectos o escritores al mismo tiempo, "amigos sin conciencia de que aquello era la movida". En el aspecto intelectual, según la lista de Pérez Villalta, figuran Almodóvar en cine; en pintura, el equipo de la figuración que lo incluía a él y a artistas como Herminio Molero, más críticos como Juan Manuel Bonet; en arquitectura, "derivados pos-Moneo" como Pedro Feduchi, Antón Capitel y Gabriel Ruiz Cabrero, y en el mundo literario, Ignacio Gómez de Liaño, o Andrés Trapiello.
Pérez Villalta cree que ahora Madrid se ha profesionalizado mucho, lo que le parece bien, "pero las relaciones son más serias y distantes, y no creo que haya ningún caldo de cultivo de nada, no hay disidencia ni ‘underground’ y no se ve que vaya a surgir algo nuevo. Esta es una época de baja cultural, lo cual también es esperanzador porque tendrá que surgir algo".
Los símbolos de la movida eran el pop y una cierta intrascendencia trascendente, porque, según Pérez Villalta, la cultura era entonces tan "aburrida y tristísima" que la banalidad podía ser utilizada como arma de ofensa. "Ahora es todo tan banal que ya no tiene sentido", dice.
Los lugares de reunión eran casas, sobre todo la de Costus (pareja muy querida de pintores" con un final trágico: uno murió de sida y otro se suicidó después), la del pintor y arquitecto Sigfrido Martín Begué y la del fotógrafo Pablo Pérez Mínguez. En cuanto a locales, añade Pérez Villalta, el más antiguo fue Pentagrama, luego Ras y Rockola en el momento álgido, entre 1981 y 1982.
El momento más bonito
"Cuando cerró Rockola, la movida se acabó", sentencia el pintor andaluz. "El momento más bonito fue en el 80", añade, "porque era el principio, donde todo se hacía por puro cachondeo y nadie era consciente de lo que estaba pasando, sin ninguna pretensión de ninguna clase".
Según Pérez Villalta, "la oficialización de la movida tiene que ver con Borja Casani [director de la revista ‘La Luna de Madrid’], cuando la Comunidad de Madrid toma la movida como elemento de prestigio".
La movida tenía "una visión divertida del sexo (la tragedia empezó más tarde, con el sida)", dice el pintor, y esa libertad también significó "una de las primeras manifestaciones del mundo ‘gay’ absolutamente libre, sin ningún tipo de rollo recalcitrante, lo que en España era inimaginable". En cuanto a las drogas, Pérez Villalta recuerda que entonces movida significaba "a ver quién se iba a buscar droga". Se utilizaba como elemento liberador, "no la cosa macabra de la heroína, que empieza en la época trágica del 83, sino algo más inocente, anfetas, ácido y, lo más normal, ‘porros’". La movida fue una extraña mezcla de músicos, pintores, arquitectos o escritores al mismo tiempo, "amigos sin conciencia de que aquello era la movida". En el aspecto intelectual, según la lista de Pérez Villalta, figuran Almodóvar en cine; en pintura, el equipo de la figuración que lo incluía a él y a artistas como Herminio Molero, más críticos como Juan Manuel Bonet; en arquitectura, "derivados pos-Moneo" como Pedro Feduchi, Antón Capitel y Gabriel Ruiz Cabrero, y en el mundo literario, Ignacio Gómez de Liaño, o Andrés Trapiello.
Pérez Villalta cree que ahora Madrid se ha profesionalizado mucho, lo que le parece bien, "pero las relaciones son más serias y distantes, y no creo que haya ningún caldo de cultivo de nada, no hay disidencia ni ‘underground’ y no se ve que vaya a surgir algo nuevo. Esta es una época de baja cultural, lo cual también es esperanzador porque tendrá que surgir algo".
La ciudad inventada
Elsa Fernández-Santos | El País, 1993-01-09
https://elpais.com/diario/1993/01/10/cultura/726620407_850215.html
"Yo no recuerdo un solo libro, un solo cuadro, un solo disco; nada, de la movida no ha quedado nada". Para el actual alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano (a quien Almodóvar atribuye buena parte de la culpa de que la ciudad, se vaya pareciendo a Oslo), la movida sólo fue propaganda política, algo etéreo, según recoge el libro ‘Sólo se vive una vez, esplendor y ruina de la movida madrileña’, de José Luis Gallero.
El propio Pedro Almodóvar dijo el último día del rodaje de ‘Laberinto de pasiones’, el 24 de abril de 1982: "Me atrae que dentro de 20 años la gente se confunda creyendo que Madrid era así". Almodóvar, que adornó las secuencias de su película con frescos y cuadros de pintores como Guillermo Pérez Villalta y Costus y eligió como tema central de la película un ‘reggae’ con sonidos islámicos titulado ‘Gran ganga’, no fue consciente de lo que estaba viviendo hasta que no terminó.
Nadie coincide a la hora de limitar dónde y cómo nació la movida, por qué surgió y exactamente cuánto duró. Ahora, los propios protagonistas de la historia se pelean y discuten cuántos y quienes eran de verdad de la movida. Pero todos están seguros de que sí existió y fue irrepetible. "Para ser de la movida había que salir todas las noches; si no, te ponían falta", dice la diseñadora Elisa Bracci.
"Entonces estábamos todos, y nos lo creíamos. Ésa es la grave desgracia", dice en el libro de Gallero Paloma Chamorro, que dirigió el programa de televisión ‘La edad de oro’. En el mismo libro continúa otra protagonista de la movida: "Si la década nos ofreció casi todo lo que podíamos desear, se cierra con la insatisfacción que produce comprobar la dura diferencia que existe entre los deseos y la realidad".
Empezó en las casas
"Todo empezó en las casas", recuerda el director de teatro Jesús Cracio, "y de las casas salió a la calle". Una de las casas más importantes fue la de Costus, una pareja de artistas que jamás hubieran pensado que el Museo del Mar de Cádiz, su tierra natal, ofrecería años después una antología de su obra. ‘El chochonismo ilustrado’ y la serie de ‘El valle de los caídos’ se expusieron elevando a los altares a esta pareja que desapareció en 1989 cuando Enrique Naya murió de sida y Juan Canero se suicidó poco después.
Hoy, de las personas que pasaron por el rodaje de ‘Laberinto de pasiones’ se sabe que Antonio Banderas y Pedro Almodóvar son estrellas internacionales; Alaska regenta dos de las discotecas más populares de Madrid; Cecilia Roth vive en Argentina, donde trabaja con éxito en el cine y en el teatro; Zulema Katz tiene su propia escuela de teatro; Jesús Cracio sigue dirigiendo teatro en pequeñas salas y Radio Futura ya no existe.
El propio Pedro Almodóvar dijo el último día del rodaje de ‘Laberinto de pasiones’, el 24 de abril de 1982: "Me atrae que dentro de 20 años la gente se confunda creyendo que Madrid era así". Almodóvar, que adornó las secuencias de su película con frescos y cuadros de pintores como Guillermo Pérez Villalta y Costus y eligió como tema central de la película un ‘reggae’ con sonidos islámicos titulado ‘Gran ganga’, no fue consciente de lo que estaba viviendo hasta que no terminó.
Nadie coincide a la hora de limitar dónde y cómo nació la movida, por qué surgió y exactamente cuánto duró. Ahora, los propios protagonistas de la historia se pelean y discuten cuántos y quienes eran de verdad de la movida. Pero todos están seguros de que sí existió y fue irrepetible. "Para ser de la movida había que salir todas las noches; si no, te ponían falta", dice la diseñadora Elisa Bracci.
"Entonces estábamos todos, y nos lo creíamos. Ésa es la grave desgracia", dice en el libro de Gallero Paloma Chamorro, que dirigió el programa de televisión ‘La edad de oro’. En el mismo libro continúa otra protagonista de la movida: "Si la década nos ofreció casi todo lo que podíamos desear, se cierra con la insatisfacción que produce comprobar la dura diferencia que existe entre los deseos y la realidad".
Empezó en las casas
"Todo empezó en las casas", recuerda el director de teatro Jesús Cracio, "y de las casas salió a la calle". Una de las casas más importantes fue la de Costus, una pareja de artistas que jamás hubieran pensado que el Museo del Mar de Cádiz, su tierra natal, ofrecería años después una antología de su obra. ‘El chochonismo ilustrado’ y la serie de ‘El valle de los caídos’ se expusieron elevando a los altares a esta pareja que desapareció en 1989 cuando Enrique Naya murió de sida y Juan Canero se suicidó poco después.
Hoy, de las personas que pasaron por el rodaje de ‘Laberinto de pasiones’ se sabe que Antonio Banderas y Pedro Almodóvar son estrellas internacionales; Alaska regenta dos de las discotecas más populares de Madrid; Cecilia Roth vive en Argentina, donde trabaja con éxito en el cine y en el teatro; Zulema Katz tiene su propia escuela de teatro; Jesús Cracio sigue dirigiendo teatro en pequeñas salas y Radio Futura ya no existe.
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