El SIDA acaba con la vida de Rock Hudson.
El fallecimiento del actor incrementa la atención sobre una enfermedad que se ha convertido en la peste de los años ochenta.
Francisco G. Basterra | El País, 1985-10-02
https://elpais.com/diario/1985/10/03/cultura/497142008_850215.html
El fallecimiento del actor incrementa la atención sobre una enfermedad que se ha convertido en la peste de los años ochenta.
Francisco G. Basterra | El País, 1985-10-02
https://elpais.com/diario/1985/10/03/cultura/497142008_850215.html
La muerte de Hudson se produjo a las nueve de la mañana, hora de California (cinco de la tarde, hora peninsular). A su lado se encontraba únicamente su amigo Tom Clark. "Es tan terrible que no puedo creerlo", dijo Doris Day, su eterna compañera de muchas comedias de los años sesenta. "Después de tantos años trabajando con él", añadió emocionada, "le veía grande, saludable, indestructible. Es tan terrible que no puedo creerlo. Pero la vida el eterna, y espero que nos volvamos a encontrar". "Le quiero, y se ha ido trágicamente", comentó Elizabeth Taylor, con quien interpretó ‘Gigante’. [El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ex actor, difundió una declaración en la que lamentaba, en unión de su esposa Nancy, la muerte de Hudson "Siempre será recordado por su impacto en la industria cinematógrafa, y sus admiradores de todo el mundo seguramente llorarán su muerte", dice la declaración de Reagan. "Será recordado por su humanidad, su talante agradable y su bien merecida reputación de amabilidad. Descanse en paz."]
Rock Hudson ya era una sombra viviente, con las mejillas hundidas, cuando hace unas semanas apareció por última vez en público para apoyar el lanzamiento televisivo de un show de Donis Day. Los médicos dijeron ayer que era ya demasiado tarde y Hudson estaba muy débil cuando, el 21 de julio, acudió a París para probar una medicina nueva desarrollada en el Instituto Pasteur. El enfermo estaba muy débil y tuvo que regresar a morir a California en un avión jumbo fletado a Air France por 250.000 dólares (unos 40 millones de pesetas).
La revelación de que Rock Hudson sufría el SIDA volcó el interés de la opinión pública norteamericana sobre esta extraña enfermedad sobre todo relacionada con los homosexuales, los hemofílicos y las transfusiones de sangre, que ya ha causado más de 6.000 muertes en este país. El mal, que comenzó conociéndose como "la plaga gay", ha saltado a la comunidad heterosexual y se ha convertido en la primera amenaza sanitaria en Estados Unidos.
El Gobierno norteamericano anunció el lunes, 48 horas antes de la muerte de Hudson, que hasta 1990 no estará disponible una vacuna contra el SIDA, y que la enfermedad seguirá extendiéndose hasta el año 2000. Rock Hudson ya sólo recibía a sus amigos más íntimos en su casa, y no pudo ni siquiera asistir a una fiesta celebrada el pasado 19 de septiembre, en Hollywood, en la que se recogió un millón de dólares para luchar contra el SIDA. Burt Lancaster leyó el que ha sido el último mensaje del actor. "No estoy feliz por tener el SIDA", afirmaba Hudson, "pero si esto puede ayudar a otros, al menos puedo saber que mi propia desgracia tiene un valor positivo". El último papel de Hudson fue en la serie de televisión ‘Dinastía’, donde trataba de seducir, sin conseguirlo, a Linda Evans, una de las actrices más sexy de Estados Unidos. Los besos que se daban ambos en esta película provocaron que se hablara en Hollywood de prohibir estas escenas a actores homosexuales.
Hudson fue, sobre todo, reconocieron ayer los críticos de cine, un éxito físico, muscular, nacido de su agradable presencia. Era el compendio de las virtudes del hombre americano. "Es completo", escribió en 1958 la revista ‘Look’. "No suda. No tiene granos. Huele a leche. Su apariencia es de limpieza y de respetabilidad. Este chico es puro". No era un gran actor, y cuentan que en su primera película, a la que llegó desde la profesión de conductor de camiones después de la II Guerra Mundial, sólo tenía una frase, y tuvo que repetirla 38 veces. Alcanzó la cumbre de la interpretación en ‘Gigante’, junto a Elizabeth Taylor, papel por el que recibió un ‘oscar’ en 1956.
Durante casi 40 años, los intereses de la industria de Hollywood ocultaron, la condición homosexual de Rock Hudson, entendiendo que una revelación así sería un desastre para el público que le admiraba en el cine. Cuando en los cincuenta una revista de escándalo estuvo a punto de revelar el secreto, el estudio de Hudson le organizó una boda con la ex azafata Phyllis Gate, de la que se separó tres años más tarde.
No lo ocultó
Roy Scherer Fitzgerald era su verdadero nombre hasta que llegó a Hollywood procedente de Winnetka (Illinois), hace casi 40 años. Nunca había ocultado su homosexualidad. Gran fumador, y en ocasiones bebedor, Hudson frecuentaba bares gay de San Francisco como Trocadero Transfer y I-Beam, sin preocuparse de que le reconocieran. En una de sus últimas entrevistas, Hudson afirmó: "Me gusta mantener mis secretos y creo que moriré con ellos". Pero el apuesto galán de más de 60 películas, obras de teatro y series de televisión no cumplió su propósito. Hace dos años comenzó a perder peso y a notarse cansado. Al principio sus médicos creyeron que eran los efectos de una quíntuple operación coronaria que sufrió en 1981. Hace un año viajó en secreto a París para estudiar la posibilidad de tratamiento con la droga HPA-23. Se desconoce si llegó a ser tratado. A finales de julio, Hudson decidió revelar su enfermedad en París. El anuncio se convirtió en la noticia del verano, y se dijo que el actor estaba respondiendo bien al tratamiento y que prácticamente estaba curado. Cuando fue bajado en camilla del avión en Los Angeles, a su regreso, fue internado en el hospital de la universidad de California, pero los médicos decidieron que el proceso estaba muy avanzado, y Rock Hudson fue trasladado de nuevo a su casa.
Rock Hudson ya era una sombra viviente, con las mejillas hundidas, cuando hace unas semanas apareció por última vez en público para apoyar el lanzamiento televisivo de un show de Donis Day. Los médicos dijeron ayer que era ya demasiado tarde y Hudson estaba muy débil cuando, el 21 de julio, acudió a París para probar una medicina nueva desarrollada en el Instituto Pasteur. El enfermo estaba muy débil y tuvo que regresar a morir a California en un avión jumbo fletado a Air France por 250.000 dólares (unos 40 millones de pesetas).
La revelación de que Rock Hudson sufría el SIDA volcó el interés de la opinión pública norteamericana sobre esta extraña enfermedad sobre todo relacionada con los homosexuales, los hemofílicos y las transfusiones de sangre, que ya ha causado más de 6.000 muertes en este país. El mal, que comenzó conociéndose como "la plaga gay", ha saltado a la comunidad heterosexual y se ha convertido en la primera amenaza sanitaria en Estados Unidos.
El Gobierno norteamericano anunció el lunes, 48 horas antes de la muerte de Hudson, que hasta 1990 no estará disponible una vacuna contra el SIDA, y que la enfermedad seguirá extendiéndose hasta el año 2000. Rock Hudson ya sólo recibía a sus amigos más íntimos en su casa, y no pudo ni siquiera asistir a una fiesta celebrada el pasado 19 de septiembre, en Hollywood, en la que se recogió un millón de dólares para luchar contra el SIDA. Burt Lancaster leyó el que ha sido el último mensaje del actor. "No estoy feliz por tener el SIDA", afirmaba Hudson, "pero si esto puede ayudar a otros, al menos puedo saber que mi propia desgracia tiene un valor positivo". El último papel de Hudson fue en la serie de televisión ‘Dinastía’, donde trataba de seducir, sin conseguirlo, a Linda Evans, una de las actrices más sexy de Estados Unidos. Los besos que se daban ambos en esta película provocaron que se hablara en Hollywood de prohibir estas escenas a actores homosexuales.
Hudson fue, sobre todo, reconocieron ayer los críticos de cine, un éxito físico, muscular, nacido de su agradable presencia. Era el compendio de las virtudes del hombre americano. "Es completo", escribió en 1958 la revista ‘Look’. "No suda. No tiene granos. Huele a leche. Su apariencia es de limpieza y de respetabilidad. Este chico es puro". No era un gran actor, y cuentan que en su primera película, a la que llegó desde la profesión de conductor de camiones después de la II Guerra Mundial, sólo tenía una frase, y tuvo que repetirla 38 veces. Alcanzó la cumbre de la interpretación en ‘Gigante’, junto a Elizabeth Taylor, papel por el que recibió un ‘oscar’ en 1956.
Durante casi 40 años, los intereses de la industria de Hollywood ocultaron, la condición homosexual de Rock Hudson, entendiendo que una revelación así sería un desastre para el público que le admiraba en el cine. Cuando en los cincuenta una revista de escándalo estuvo a punto de revelar el secreto, el estudio de Hudson le organizó una boda con la ex azafata Phyllis Gate, de la que se separó tres años más tarde.
No lo ocultó
Roy Scherer Fitzgerald era su verdadero nombre hasta que llegó a Hollywood procedente de Winnetka (Illinois), hace casi 40 años. Nunca había ocultado su homosexualidad. Gran fumador, y en ocasiones bebedor, Hudson frecuentaba bares gay de San Francisco como Trocadero Transfer y I-Beam, sin preocuparse de que le reconocieran. En una de sus últimas entrevistas, Hudson afirmó: "Me gusta mantener mis secretos y creo que moriré con ellos". Pero el apuesto galán de más de 60 películas, obras de teatro y series de televisión no cumplió su propósito. Hace dos años comenzó a perder peso y a notarse cansado. Al principio sus médicos creyeron que eran los efectos de una quíntuple operación coronaria que sufrió en 1981. Hace un año viajó en secreto a París para estudiar la posibilidad de tratamiento con la droga HPA-23. Se desconoce si llegó a ser tratado. A finales de julio, Hudson decidió revelar su enfermedad en París. El anuncio se convirtió en la noticia del verano, y se dijo que el actor estaba respondiendo bien al tratamiento y que prácticamente estaba curado. Cuando fue bajado en camilla del avión en Los Angeles, a su regreso, fue internado en el hospital de la universidad de California, pero los médicos decidieron que el proceso estaba muy avanzado, y Rock Hudson fue trasladado de nuevo a su casa.
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