El Colectivo Gay pide a Leguina un registro regional de parejas de hecho.
Ana Llovet | El País, 1995-02-05
https://elpais.com/diario/1995/02/05/madrid/791987069_850215.html
Ana Llovet | El País, 1995-02-05
https://elpais.com/diario/1995/02/05/madrid/791987069_850215.html
¿Creen los homosexuales de la Comunidad de Madrid en la creación de registros de parejas de hecho? No todos tienen fe en este mecanismo para reconocer su situación. Los cuatro grupos con mayor presencia en la región divergen claramente sobre este asunto. En el Colectivo de Gays (homosexuales) de Madrid (COGAM) -grupo que recibe una subvención de tres millones al año del Gobierno regional que preside Joaquín Leguina piensan que la puesta en funcionamiento de un registro de estas características en la capital es una prioridad dentro de la «normalización del hecho homosexual», según expresa su presidente, Pedro González [Zerolo]. Por eso, el jueves se reunieron con la consejera de Integración Social, Elena Vázquez, y le pidieron que el Gobierno autónomo cree un registro de parejas para toda la Comunidad de Madrid, ante la pasividad del gobierno municipal de la capital y de algunos ayuntamientos ante este hecho.
Otras asociaciones de homosexuales, sin embargo, no lo tienen tan claro. «El registro representa el pastelito que los políticos nos ofrecen para tenemos contentos», explica Rikardo, de 28 años, miembro de la Radical Gay y sociólogo en paro. Para la Radical Gay las reivindicaciones están en el día a día, en la calle, y no en los grandes gestos políticos. «Una ley de parejas no impide que nos echen de un bar si me beso con un tío, cosa que ocurre». En LSD, un colectivo de lesbianas, tuercen el gesto cuando se les nombra el registro de parejas. «Estamos en contra», explica Liliana, de 26 años, «es una hipocresía, como si el Estado sólo nos permitiese ser lesbianas si tenemos una relación en plan matrimonio». Ninguno de estos dos grupos quiere saber nada de adaptación en la sociedad: «Somos diferentes y basta», asevera.
El debate puede reproducirse esta semana en sendos ciclos sobre los problemas y las esperanzas de los homosexuales: uno en el Círculo de Bellas Artes y otro en la Filmoteca.
En febrero de 1994 el Parlamento Europeo hizo pública una declaración dirigida a los Gobiernos de la Unión Europea para que desapareciese en la sociedad cualquier tipo de discriminación a los homosexuales. Esto incluía el reconocimiento de parejas de hecho, entre otros muchos derechos. Acto seguido, el alcalde de Vitoria creó este dispositivo. Poco después, la Comunidad Valenciana siguió el ejemplo. A Madrid apenas ha llegado el eco de estas acciones. Sólo algunos municipios del sur de la región se comprometieron meses después a crear estos registros, que funcionan con un éxito relativo. «Estos Ayuntamientos tuvieron gestos de agradecer, pero que tardan en ser efectivos por la falta de información», aduce González, de COGAM. Empar Pineda, de 50 años, histórica del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid, añade algo más: «Aún hay secretismo y a la gente le cuesta hacer pública su relación».
Los colectivos de homosexuales ofrecen asistencia jurídica y psicológica gratuita
La capital, de momento, resulta territorio vedado para la puesta en marcha de un registro de parejas. El Ayuntamiento de Madrid, presidido por José María Álvarez del Manzano, del Partido Popular, hizo caso omiso de la propuesta de la oposición en marzo de 1994 sobre la creación de un registro de parejas. Y en el mes de junio le pasó la pelota al Gobierno de la nación. Mediante una pirueta legal, propuso que el Estado modificase el reglamento y devolviese al padrón municipal la potestad de inscribir parejas. De esta manera, el gobierno municipal no se vio obligado a decir ni sí ni no al registro. El asunto se encuentra en vía muerta. Otro camino sería que el gobierno de la región creara el registro para toda la Comunidad, extremo por el que aboga COGAM.
Esta cuestión es sólo un punto más de la agenda del movimiento homosexual en Madrid. Dejando esta cuestión aparte, estos grupos trabajan con constancia para favorecer al colectivo gay y lesbiano. Con estilos muy diferentes, eso sí. Desde la corbata en los despachos de las instituciones hasta el pelo rasurado al uno en un bar del barrio de Lavapiés.
COGAM y las feministas lesbianas cuentan en sus locales con sendas asesorías jurídicas y gabinetes psicológicos, en ambos casos gratuitos. En el Colectivo de ‘Gays’ de Madrid, además, se reúnen grupos de autoapoyo para afectados por el sida.
Y hace unos meses entró en funcionamiento Nexu, un servicio de atención domiciliaria durante 24 horas a personas que necesiten ayuda por enfermedad o marginación. La organización de COGAM presenta un aspecto ejemplar. Lejos están los tiempos en que el entonces concejal de Centro, Ángel Matanzo, se empeñó en cerrar el local de COGAM en la calle de Carretas. No pudo con ellos. El grupo ha triplicado el número de afiliados en los últimos meses. Ya son 500, entre chicos y chicas. Pero, apunta Pedro González [Zerolo], son muchas más las personas que se benefician de las actividades del colectivo.
‘Besadas’ en bares
La Radical Gay y LSD tienen otros objetivos. La calle es su escenario, el día a día, sobre todo en los barrios de Antón Martín y Lavapiés, donde vive gran cantidad de población homosexual, según cuenta Liliana, de LSD. «Son dos barrios muy tolerantes, apenas tenemos problemas aquí», apunta frente a un café en la plaza de Lavapiés.
En ambos grupos no se andan con paños calientes frente a la intolerancia. Si los dueños de un bar les dan un toque por besarse en el local, regresan al lugar un grupo nutrido y organizan una besada. Y ante las agresiones, proponen la denuncia hasta las últimas consecuencias. La Radical ‘Gay’ editó recientemente en fotocopias un manual antiagresiones, debido a los últimos hechos delictivos contra homosexuales. Un grupo de miembros de la Radical suele pasearse por las zonas frecuentadas de noche por ‘gays’, como el Retiro o el Templo de Debod, y reparten el folleto. «No vayas solo a ligar, protégete el estómago y la cara de posibles golpes» son algunos de los consejos que dan.
El grupo de lesbianas LSD, que funciona desde hace dos años, sólo tiene fijas las siglas. Otra cosa es lo que signifiquen, según las campañas que emprendan. ‘Lesbianas Sin Dios’, cuando el Papa visitó Madrid en 1992 y ellas se manifestaron en contra. ‘Lesbianas Sin Dinero’, durante la celebración de la asamblea conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el pasado otoño en Madrid. ‘Lesbianas Saliendo Domingos’, al hacerse cargo cada domingo del bar El Mojito, en Lavapiés, para realizar tertulias y encuentros.
Ambos grupos comparten local en la calle del Barquillo, 44, no quieren saber nada de organismos oficiales, y la mayoría de sus miembros (no existe un número fijo) está en el paro, a pesar de ser licenciados. Liliana asegura que su postura lesbiana radical es incómoda en algunas empresas, por eso. trabaja por su cuenta realizando vídeos. Direcciones: Lesbianas Feministas: calle del Barquillo, 44, 2º izquierda. LSD y Radical Gay: calle de Hortaleza, 19, 1º derecha. COGAM: calle de Carretas, 12, 2.
Rosa que te quiero Rosa
Rosa que te quiero Rosa, o Erre que te Erre, es la entidad recién llegada al colectivo homosexual de Madrid, y el primer grupo organizado de España que opera en la Universidad. Surgió en el campus de Somosaguas, donde se encuentran las facultades de Sociología, Psicología y Ciencias Políticas. Se reúnen los jueves a las tres de la tarde en un aula de la Facultutad de Sociología. «Para la Universidad, hasta ahora no hemos existido», cuenta Rikardo, un chicarrón vasco en quinto de Sociología. «En nuestras carreras y en los libros que estudiamos sólo se nombra la homosexualidad como patología o desviación social», dice con gesto irónico.
El grupo, compuesto por unas treinta personas, entre chicos y chicas, nació el pasado octubre y ya tiene grandes proyectos, como las Jornadas de la Semana Diferente, el próximo mes de marzo, y varias acciones reivindicativas. Tras el asesinato de Gregorio Ordóñez, cuenta Rikardo, un profesor titular de la facultad, de quien calla el nombre, dijo en clase: «Los hijos de puta de ETA y los maricones de HB son unos asesinos». Entonces Rikardo se levantó: «Le dije que lo primero era machista y lo segundo homófobo; luego me pidió disculpas». En la Facultad de Filología, el pasado mes de diciembre varios alumnos increparon a dos chicos que se besaban en el bar. «Nosotros fuimos allí dos días después para organizar una besada», cuenta divertido Rikardo.
El ‘ambiente’ en el cine y los libros
Se abre la temporada del arte homosexual; literatura y cine creados por artistas lesbianas y ‘gay’, clásicos y contemporáneos, con dos escenarios: la Filmoteca y el Círculo de Bellas Artes. El 9 de febrero, en el Círculo, empiezan sendos cursos de literatura de autores y autoras homosexuales. Noni Benegas hablará de literatura femenina durante 11 jueves alternos. Mario Merlino disertará de hombres y libros, también 11 jueves alternos, a partir del 16 de febrero. Los cursos se complementarán con mesas redondas a partir del 23 de marzo, en las que intervendrán, entre otros, Fernando Savater, Adolfo Arrieta, Luis Antonio Villena y Leopoldo Alas.
Durante los meses de febrero y marzo, la Filmoteca Española ofrece en sus salas del cine Doré un amplio ciclo, integrado por casi 90 títulos, sobre ‘Homosexualidad en el cine’, informa Augusto M. Torres. Incluirá famosas y poco conocidas producciones ‘underground’ norteamericanas y, las más convencionales obras de Hollywood, sin olvidar excelentes producciones europeas como ‘Teorema’ (1968), de P. P. Pasolini; ‘El silencio’ (1963), de Inginar Bergman; ‘Fellini-Satyricon’ (1969), de Fellini; ‘Mi querida señorita’ (1971), de Jaime de Armiñán, o ‘La muerte de Mikel’ (1983), de Imanol Uribe. En el Círculo, Precio de los cursos: 15.000 pesetas. Mesas redondas gratuitas. Metro Banco. Filmoteca. Calle de Santa Isabel, 3. Metro Antón Martín. Entrada, 225 pesetas. Abono de 10 entradas, 1.700 pesetas.
Otras asociaciones de homosexuales, sin embargo, no lo tienen tan claro. «El registro representa el pastelito que los políticos nos ofrecen para tenemos contentos», explica Rikardo, de 28 años, miembro de la Radical Gay y sociólogo en paro. Para la Radical Gay las reivindicaciones están en el día a día, en la calle, y no en los grandes gestos políticos. «Una ley de parejas no impide que nos echen de un bar si me beso con un tío, cosa que ocurre». En LSD, un colectivo de lesbianas, tuercen el gesto cuando se les nombra el registro de parejas. «Estamos en contra», explica Liliana, de 26 años, «es una hipocresía, como si el Estado sólo nos permitiese ser lesbianas si tenemos una relación en plan matrimonio». Ninguno de estos dos grupos quiere saber nada de adaptación en la sociedad: «Somos diferentes y basta», asevera.
El debate puede reproducirse esta semana en sendos ciclos sobre los problemas y las esperanzas de los homosexuales: uno en el Círculo de Bellas Artes y otro en la Filmoteca.
En febrero de 1994 el Parlamento Europeo hizo pública una declaración dirigida a los Gobiernos de la Unión Europea para que desapareciese en la sociedad cualquier tipo de discriminación a los homosexuales. Esto incluía el reconocimiento de parejas de hecho, entre otros muchos derechos. Acto seguido, el alcalde de Vitoria creó este dispositivo. Poco después, la Comunidad Valenciana siguió el ejemplo. A Madrid apenas ha llegado el eco de estas acciones. Sólo algunos municipios del sur de la región se comprometieron meses después a crear estos registros, que funcionan con un éxito relativo. «Estos Ayuntamientos tuvieron gestos de agradecer, pero que tardan en ser efectivos por la falta de información», aduce González, de COGAM. Empar Pineda, de 50 años, histórica del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid, añade algo más: «Aún hay secretismo y a la gente le cuesta hacer pública su relación».
Los colectivos de homosexuales ofrecen asistencia jurídica y psicológica gratuita
La capital, de momento, resulta territorio vedado para la puesta en marcha de un registro de parejas. El Ayuntamiento de Madrid, presidido por José María Álvarez del Manzano, del Partido Popular, hizo caso omiso de la propuesta de la oposición en marzo de 1994 sobre la creación de un registro de parejas. Y en el mes de junio le pasó la pelota al Gobierno de la nación. Mediante una pirueta legal, propuso que el Estado modificase el reglamento y devolviese al padrón municipal la potestad de inscribir parejas. De esta manera, el gobierno municipal no se vio obligado a decir ni sí ni no al registro. El asunto se encuentra en vía muerta. Otro camino sería que el gobierno de la región creara el registro para toda la Comunidad, extremo por el que aboga COGAM.
Esta cuestión es sólo un punto más de la agenda del movimiento homosexual en Madrid. Dejando esta cuestión aparte, estos grupos trabajan con constancia para favorecer al colectivo gay y lesbiano. Con estilos muy diferentes, eso sí. Desde la corbata en los despachos de las instituciones hasta el pelo rasurado al uno en un bar del barrio de Lavapiés.
COGAM y las feministas lesbianas cuentan en sus locales con sendas asesorías jurídicas y gabinetes psicológicos, en ambos casos gratuitos. En el Colectivo de ‘Gays’ de Madrid, además, se reúnen grupos de autoapoyo para afectados por el sida.
Y hace unos meses entró en funcionamiento Nexu, un servicio de atención domiciliaria durante 24 horas a personas que necesiten ayuda por enfermedad o marginación. La organización de COGAM presenta un aspecto ejemplar. Lejos están los tiempos en que el entonces concejal de Centro, Ángel Matanzo, se empeñó en cerrar el local de COGAM en la calle de Carretas. No pudo con ellos. El grupo ha triplicado el número de afiliados en los últimos meses. Ya son 500, entre chicos y chicas. Pero, apunta Pedro González [Zerolo], son muchas más las personas que se benefician de las actividades del colectivo.
‘Besadas’ en bares
La Radical Gay y LSD tienen otros objetivos. La calle es su escenario, el día a día, sobre todo en los barrios de Antón Martín y Lavapiés, donde vive gran cantidad de población homosexual, según cuenta Liliana, de LSD. «Son dos barrios muy tolerantes, apenas tenemos problemas aquí», apunta frente a un café en la plaza de Lavapiés.
En ambos grupos no se andan con paños calientes frente a la intolerancia. Si los dueños de un bar les dan un toque por besarse en el local, regresan al lugar un grupo nutrido y organizan una besada. Y ante las agresiones, proponen la denuncia hasta las últimas consecuencias. La Radical ‘Gay’ editó recientemente en fotocopias un manual antiagresiones, debido a los últimos hechos delictivos contra homosexuales. Un grupo de miembros de la Radical suele pasearse por las zonas frecuentadas de noche por ‘gays’, como el Retiro o el Templo de Debod, y reparten el folleto. «No vayas solo a ligar, protégete el estómago y la cara de posibles golpes» son algunos de los consejos que dan.
El grupo de lesbianas LSD, que funciona desde hace dos años, sólo tiene fijas las siglas. Otra cosa es lo que signifiquen, según las campañas que emprendan. ‘Lesbianas Sin Dios’, cuando el Papa visitó Madrid en 1992 y ellas se manifestaron en contra. ‘Lesbianas Sin Dinero’, durante la celebración de la asamblea conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el pasado otoño en Madrid. ‘Lesbianas Saliendo Domingos’, al hacerse cargo cada domingo del bar El Mojito, en Lavapiés, para realizar tertulias y encuentros.
Ambos grupos comparten local en la calle del Barquillo, 44, no quieren saber nada de organismos oficiales, y la mayoría de sus miembros (no existe un número fijo) está en el paro, a pesar de ser licenciados. Liliana asegura que su postura lesbiana radical es incómoda en algunas empresas, por eso. trabaja por su cuenta realizando vídeos. Direcciones: Lesbianas Feministas: calle del Barquillo, 44, 2º izquierda. LSD y Radical Gay: calle de Hortaleza, 19, 1º derecha. COGAM: calle de Carretas, 12, 2.
Rosa que te quiero Rosa
Rosa que te quiero Rosa, o Erre que te Erre, es la entidad recién llegada al colectivo homosexual de Madrid, y el primer grupo organizado de España que opera en la Universidad. Surgió en el campus de Somosaguas, donde se encuentran las facultades de Sociología, Psicología y Ciencias Políticas. Se reúnen los jueves a las tres de la tarde en un aula de la Facultutad de Sociología. «Para la Universidad, hasta ahora no hemos existido», cuenta Rikardo, un chicarrón vasco en quinto de Sociología. «En nuestras carreras y en los libros que estudiamos sólo se nombra la homosexualidad como patología o desviación social», dice con gesto irónico.
El grupo, compuesto por unas treinta personas, entre chicos y chicas, nació el pasado octubre y ya tiene grandes proyectos, como las Jornadas de la Semana Diferente, el próximo mes de marzo, y varias acciones reivindicativas. Tras el asesinato de Gregorio Ordóñez, cuenta Rikardo, un profesor titular de la facultad, de quien calla el nombre, dijo en clase: «Los hijos de puta de ETA y los maricones de HB son unos asesinos». Entonces Rikardo se levantó: «Le dije que lo primero era machista y lo segundo homófobo; luego me pidió disculpas». En la Facultad de Filología, el pasado mes de diciembre varios alumnos increparon a dos chicos que se besaban en el bar. «Nosotros fuimos allí dos días después para organizar una besada», cuenta divertido Rikardo.
El ‘ambiente’ en el cine y los libros
Se abre la temporada del arte homosexual; literatura y cine creados por artistas lesbianas y ‘gay’, clásicos y contemporáneos, con dos escenarios: la Filmoteca y el Círculo de Bellas Artes. El 9 de febrero, en el Círculo, empiezan sendos cursos de literatura de autores y autoras homosexuales. Noni Benegas hablará de literatura femenina durante 11 jueves alternos. Mario Merlino disertará de hombres y libros, también 11 jueves alternos, a partir del 16 de febrero. Los cursos se complementarán con mesas redondas a partir del 23 de marzo, en las que intervendrán, entre otros, Fernando Savater, Adolfo Arrieta, Luis Antonio Villena y Leopoldo Alas.
Durante los meses de febrero y marzo, la Filmoteca Española ofrece en sus salas del cine Doré un amplio ciclo, integrado por casi 90 títulos, sobre ‘Homosexualidad en el cine’, informa Augusto M. Torres. Incluirá famosas y poco conocidas producciones ‘underground’ norteamericanas y, las más convencionales obras de Hollywood, sin olvidar excelentes producciones europeas como ‘Teorema’ (1968), de P. P. Pasolini; ‘El silencio’ (1963), de Inginar Bergman; ‘Fellini-Satyricon’ (1969), de Fellini; ‘Mi querida señorita’ (1971), de Jaime de Armiñán, o ‘La muerte de Mikel’ (1983), de Imanol Uribe. En el Círculo, Precio de los cursos: 15.000 pesetas. Mesas redondas gratuitas. Metro Banco. Filmoteca. Calle de Santa Isabel, 3. Metro Antón Martín. Entrada, 225 pesetas. Abono de 10 entradas, 1.700 pesetas.
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