Gutiérrez Álvarez, Pepe (2002) [02-01]. Memorias de un bolchevique andaluz. Vilassar de Dalt, Barcelona: El Viejo Topo.
[.es] Estas son las memorias de un revolucionario desconocido, de un hijo de la segunda mitad del XX procedente de un pueblo andaluz que nació de nuevo en Barcelona, en l'Hospitalet del urbanismo salvaje. Se hizo hombre trabajando a destajo, estudiando en las escuelas nocturnas, viendo cine y descubriendo el mundo de los libros... En busca de la República, conoció la CNT y el POUM y se inició en la aventura militante desde las nuevas izquierdas. En el 68 cruza la frontera, y en París formará parte de la “promoción Krivine”, que estaba renovando la tradición trotskysta. De regreso, asistirá al furor y a las crisis de la primera LCR. Ocupará cargos, pero los combina con el activismo vecinal y cultural. Vive la Transición como una ruptura con la República. Forma parte de la izquierda derrotada que ve cómo se cierran las asociaciones de vecinos, desaparecen ramas sindicales, cierran editoriales, fracasan proyectos culturales, y cómo las mentiras del franquismo dan lugar a otra historia oficial que acabará olvidando la historia social y militante... En los ochenta desarrolla una intensa labor de divulgación cultural, a contracorriente. Los noventa son de crisis abierta. La contrarrevolución conservadora global se combina con el desplome local de la LCR, que coincide con una traumática separación sentimental, y en consecuencia con una crisis personal en la que todo es puesto en cuestión. Estas memorias están concebidas como un intento de explicar un tiempo y una generación. Un tiempo de ilusiones y derrotas, y una generación que creyó posible la revolución.
[.es] Estas son las memorias de un revolucionario desconocido, de un hijo de la segunda mitad del XX procedente de un pueblo andaluz que nació de nuevo en Barcelona, en l'Hospitalet del urbanismo salvaje. Se hizo hombre trabajando a destajo, estudiando en las escuelas nocturnas, viendo cine y descubriendo el mundo de los libros... En busca de la República, conoció la CNT y el POUM y se inició en la aventura militante desde las nuevas izquierdas. En el 68 cruza la frontera, y en París formará parte de la “promoción Krivine”, que estaba renovando la tradición trotskysta. De regreso, asistirá al furor y a las crisis de la primera LCR. Ocupará cargos, pero los combina con el activismo vecinal y cultural. Vive la Transición como una ruptura con la República. Forma parte de la izquierda derrotada que ve cómo se cierran las asociaciones de vecinos, desaparecen ramas sindicales, cierran editoriales, fracasan proyectos culturales, y cómo las mentiras del franquismo dan lugar a otra historia oficial que acabará olvidando la historia social y militante... En los ochenta desarrolla una intensa labor de divulgación cultural, a contracorriente. Los noventa son de crisis abierta. La contrarrevolución conservadora global se combina con el desplome local de la LCR, que coincide con una traumática separación sentimental, y en consecuencia con una crisis personal en la que todo es puesto en cuestión. Estas memorias están concebidas como un intento de explicar un tiempo y una generación. Un tiempo de ilusiones y derrotas, y una generación que creyó posible la revolución.
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