José-Miguel Ullán. Distante poeta de la modernidad.
Luis Antonio de Villena | El Mundo, 2009-05-25
https://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/25/opinion/15176308.html
Luis Antonio de Villena | El Mundo, 2009-05-25
https://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/25/opinion/15176308.html
José-Miguel Ullán era hombre de apariencia bronca y aún esquiva, aunque en su intimidad era cordial y con mucho sentido del humor. Poco dado a los encuentros plurales, había dejado crecer alrededor suyo la leyenda de poderoso sombrío dispuesto a arrollar a sus enemigos. Por eso, en su época más activa, la gente del mundillo literario le conocía como el Malo. Creo que a él le gustaba esa aureola de hombre difícil. Era esencialmente poeta (aunque no sólo) y sus tres primeros libros estarían en la estela de la poesía social: ‘El jornal’, ‘Amor peninsular’ (1965) y ‘Un Humano Poder’ de 1966, el año que se exilió en Francia.
Nacido en Villarino de los Aires (Salamanca) en 1944, en 1966 se marchó a París por desacuerdo con el franquismo y por no querer hacer el servicio militar. Allí estuvo 10 años, haciendo cursos en la École Pratique des Hautes Études y dirigiendo las emisiones en español de France Culture. Al regresar a España comenzó una tarea muy variada a menudo relacionada con las artes plásticas. Fue subdirector de la revista ‘Guadalimar’, dirigió un programa en TVE llamado ‘Tatuaje’ y otros dos programas en RNE. En 1972 -en Las Palmas de Gran Canaria- había publicado ‘Maniluvios’.
Por entonces era ya muy amigo de José Ángel Valente, al que antologaría tiempo después. Al volver a España, publicó en Visor ‘De un caminante enfermo que se enamoró cuando fue hospedado’ (1976) y ese mismo año ‘Alarma’. Como finalmente fue obligado a hacer el servicio militar, de ahí saldría el poemario ‘Soldadesca’ (1979) que ilustraron muchos artistas plásticos amigos. Desde Enrique Brickmann o Eduardo Chillida hasta Antonio Saura, Tàpies o Zóbel. Además de colaborar con músicos, hizo ediciones de poesía -frecuentemente, de sus propios libros- ilustradas por pintores y escribió libros sobre otros artistas.
Su poesía raramente es convencional. Un tratadista la haría entrar en los apartados de poesía experimental o poesía visual: abundan los tachados, las frases cortadas, las imágenes, los ideogramas que a veces no lo son, etcétera. Como en ‘Manchas nombradas’ (1984), ‘Rumor de Tánger’ (1985), ‘La dictadura del jaykú’ (1993) y varios más, entre los que destacó ‘Tardes de lluvia/Animales impuros’, editado en México en 1995. ‘Órganos dispersos’ (2000), ‘Ni mu’ (2002), ‘Con todas las letras’(2003), hasta llegar a la reunión de su poesía completa, editada este año, bajo el título de ‘Ondulaciones’. De cuando en cuando con ráfagas meditativas o líricas.
Además de su labor literaria y de colaboración plástica, ilustraciones y poesía visual, Ullán fue subdirector de ‘Diario 16’, donde fundó y llevó el suplemento literario ‘Culturas’, lleno de colaboraciones mexicanas, pues tuvo siempre estrechas relaciones con México, tanto que el recientemente desaparecido Rafael Conte (que era amigo de Ullán) solía decir: «Culturas, el primer suplemento cultural de México en España».
Fue en ocasiones columnista de El País, y fundó dos colecciones de poesía: ‘Poesía/Cátedra’, de esa editorial, y ‘Ave del Paraíso’, enteramente propia. Casado y con dos hijas, Ullán se divorció -singular en todo- para vivir con Manuel Ferro, que conocía desde los primeros años 80, y que era su compañero silencioso e inseparable y con el cual contrajo matrimonio recientemente.
Aunque a Ullán no le importaba acercarse a temas de muchos (así la copla, dicen que llegó a hacer alguna canción para Rocío Jurado), lo suyo era la continua indagación en una poesía y un arte esencialmente para pocos. Le viene bien por ello el título que él mismo puso a su prólogo a la antología de Valente ‘Noventa y nueve poemas’ (1981): ‘De la luminosa opacidad de los signos’. Por cierto, su amistad con el hipersensible Valente, terminó truncada.
A Ullán le gustaba aparecer como raro y difícil, aunque no sería extraño encontrar entre sus líneas o grafismos un deseo oculto de proximidad. En cualquier caso resulta evidente que hizo muy bien lo que hizo, y que en las formas exclusivas y apartadizas de su trobar clus fue un maestro, un hombre de innegable y arduo talento. Fue uno de los caminos de la modernidad plural, que quizá él mismo no reconocía.
José-Miguel Ullán, poeta, nació en Villarino de los Aires (Salamanca) el 30 de octubre de 1944 y murió en Madrid el 23 de mayo de 2009.
Nacido en Villarino de los Aires (Salamanca) en 1944, en 1966 se marchó a París por desacuerdo con el franquismo y por no querer hacer el servicio militar. Allí estuvo 10 años, haciendo cursos en la École Pratique des Hautes Études y dirigiendo las emisiones en español de France Culture. Al regresar a España comenzó una tarea muy variada a menudo relacionada con las artes plásticas. Fue subdirector de la revista ‘Guadalimar’, dirigió un programa en TVE llamado ‘Tatuaje’ y otros dos programas en RNE. En 1972 -en Las Palmas de Gran Canaria- había publicado ‘Maniluvios’.
Por entonces era ya muy amigo de José Ángel Valente, al que antologaría tiempo después. Al volver a España, publicó en Visor ‘De un caminante enfermo que se enamoró cuando fue hospedado’ (1976) y ese mismo año ‘Alarma’. Como finalmente fue obligado a hacer el servicio militar, de ahí saldría el poemario ‘Soldadesca’ (1979) que ilustraron muchos artistas plásticos amigos. Desde Enrique Brickmann o Eduardo Chillida hasta Antonio Saura, Tàpies o Zóbel. Además de colaborar con músicos, hizo ediciones de poesía -frecuentemente, de sus propios libros- ilustradas por pintores y escribió libros sobre otros artistas.
Su poesía raramente es convencional. Un tratadista la haría entrar en los apartados de poesía experimental o poesía visual: abundan los tachados, las frases cortadas, las imágenes, los ideogramas que a veces no lo son, etcétera. Como en ‘Manchas nombradas’ (1984), ‘Rumor de Tánger’ (1985), ‘La dictadura del jaykú’ (1993) y varios más, entre los que destacó ‘Tardes de lluvia/Animales impuros’, editado en México en 1995. ‘Órganos dispersos’ (2000), ‘Ni mu’ (2002), ‘Con todas las letras’(2003), hasta llegar a la reunión de su poesía completa, editada este año, bajo el título de ‘Ondulaciones’. De cuando en cuando con ráfagas meditativas o líricas.
Además de su labor literaria y de colaboración plástica, ilustraciones y poesía visual, Ullán fue subdirector de ‘Diario 16’, donde fundó y llevó el suplemento literario ‘Culturas’, lleno de colaboraciones mexicanas, pues tuvo siempre estrechas relaciones con México, tanto que el recientemente desaparecido Rafael Conte (que era amigo de Ullán) solía decir: «Culturas, el primer suplemento cultural de México en España».
Fue en ocasiones columnista de El País, y fundó dos colecciones de poesía: ‘Poesía/Cátedra’, de esa editorial, y ‘Ave del Paraíso’, enteramente propia. Casado y con dos hijas, Ullán se divorció -singular en todo- para vivir con Manuel Ferro, que conocía desde los primeros años 80, y que era su compañero silencioso e inseparable y con el cual contrajo matrimonio recientemente.
Aunque a Ullán no le importaba acercarse a temas de muchos (así la copla, dicen que llegó a hacer alguna canción para Rocío Jurado), lo suyo era la continua indagación en una poesía y un arte esencialmente para pocos. Le viene bien por ello el título que él mismo puso a su prólogo a la antología de Valente ‘Noventa y nueve poemas’ (1981): ‘De la luminosa opacidad de los signos’. Por cierto, su amistad con el hipersensible Valente, terminó truncada.
A Ullán le gustaba aparecer como raro y difícil, aunque no sería extraño encontrar entre sus líneas o grafismos un deseo oculto de proximidad. En cualquier caso resulta evidente que hizo muy bien lo que hizo, y que en las formas exclusivas y apartadizas de su trobar clus fue un maestro, un hombre de innegable y arduo talento. Fue uno de los caminos de la modernidad plural, que quizá él mismo no reconocía.
José-Miguel Ullán, poeta, nació en Villarino de los Aires (Salamanca) el 30 de octubre de 1944 y murió en Madrid el 23 de mayo de 2009.
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