El juez que denunció a una pareja que estaba besándose en un bar no podrá seguir ejerciendo en Extremadura.
Pedro Jara | El País, 1987-02-10
https://elpais.com/diario/1987/02/11/sociedad/539996402_850215.html
Pedro Jara | El País, 1987-02-10
https://elpais.com/diario/1987/02/11/sociedad/539996402_850215.html
El presidente de la Audiencia Territorial de Cáceres, Jesús González Jubet, se ha negado a renovar a Antonio Navarro Castillo su cargo como juez de provisión temporal de Azuaga, localidad en la que el pasado día 6 apareció ahorcado el joven Diego Sánchez Molina, de 21 años, condenado a cinco meses de arresto mayor como consecuencia de una denuncia promovida por el propio juez. La condena por escándalo público guarda relación con la denuncia formulada por encontrarse besándose en un bar.
Condena "leve"
Julio Cienfuegos Linares, uno de los jueces firmantes de la sentencia, manifestó ayer a este periódico que la condena "era leve respecto a los hechos que habían ocurrido".
El presidente de la Audiencia. Territorial, González Jubet, preguntado por esta opinión, señaló "pese a no conocer el asunto a fondo, lo cierto es, que jamás me escandalizaría porque una pareja se bese y se acaricie; muy al contrario, me produciría si no envidia, sí alegría". González Jubet planteó la interrogante sobre "¿qué es encándalo público?" y aludió a la necesidad del jurado "porque es a la sociedad a quien corresponde decidir lo que es o no escándalo público. Hay que cambiar unas leyes obsoletas que a veces encorsetan las decisiones de los jueces, pero creo que yo no hubiera dictado esa sentencia".
El juez Antonio Navarro continúa en paradero desconocido, mientras siguen las especulaciones sobre los motivos que llevaron a la familia del joven Diego Sánchez a abandonar los servicios de un abogado de pago y rechazar la presencia de testigos que inicialmente iban a declarar a favor de la pareja. Para mañana, jueves, está anunciada una manifestación en Azuaga así como un paro general de toda la población por lo que se considera un "abuso judicial". Una coordinadora vecinal se encargará de gestionar la reapertura del caso y la posibilidad de emprender acciones legales contra Antonio Navarro.
Navarro Castillo denunció en febrero de 1986 a Diego Sánchez y a su novia María Dolores Muñoz, de 16 años, que se encontraban en una mesa del bar Las Conchas de Azuaga, próxima a la que ocupaba el juez de distrito, e iniciaron, según la declaración de Navarro, continuas "efusiones eróticas". Según la sentencia que posteriormente dictó la Audiencia Provincial de Badajoz, dichas efusiones eróticas consistieron en "descansar ella una pierna sobre las rodillas de su acompañante, mientras uno y otro introducían una mano en los pantalones de su pareja".
Diego Sánchez pasó aquella noche en el calabozo municipal y al día siguiente fue trasladado a la prisión de Badajoz, en donde pasó ocho días y sufrió, según declaraciones de su novia, intentos de violación, robos y palizas. Al regresar a su domicilio, el joven experimentó depresiones nerviosas, de las que fue tratado en el ambulatorio local.
Escándalo público
La Audiencia Provincial de Badajoz condenó el pasado mes de noviembre a Diego Sánchez a cinco meses de cárcel, 30.000 pesetas de multa y siete años de inhabilitación para ejercer la docencia por un delito de escándalo público y otro de desacato a la autoridad. La condena para la joven María Dolores Muñoz fue de dos meses de arresto, 20.000 pesetas de multa y tres años de inhabilitación para ejercer la docencia. Un año después de los hechos, Diego Sánchez apareció ahorcado, colgado de una soga atada a una viga del corral de su domicilio.
Condena "leve"
Julio Cienfuegos Linares, uno de los jueces firmantes de la sentencia, manifestó ayer a este periódico que la condena "era leve respecto a los hechos que habían ocurrido".
El presidente de la Audiencia. Territorial, González Jubet, preguntado por esta opinión, señaló "pese a no conocer el asunto a fondo, lo cierto es, que jamás me escandalizaría porque una pareja se bese y se acaricie; muy al contrario, me produciría si no envidia, sí alegría". González Jubet planteó la interrogante sobre "¿qué es encándalo público?" y aludió a la necesidad del jurado "porque es a la sociedad a quien corresponde decidir lo que es o no escándalo público. Hay que cambiar unas leyes obsoletas que a veces encorsetan las decisiones de los jueces, pero creo que yo no hubiera dictado esa sentencia".
El juez Antonio Navarro continúa en paradero desconocido, mientras siguen las especulaciones sobre los motivos que llevaron a la familia del joven Diego Sánchez a abandonar los servicios de un abogado de pago y rechazar la presencia de testigos que inicialmente iban a declarar a favor de la pareja. Para mañana, jueves, está anunciada una manifestación en Azuaga así como un paro general de toda la población por lo que se considera un "abuso judicial". Una coordinadora vecinal se encargará de gestionar la reapertura del caso y la posibilidad de emprender acciones legales contra Antonio Navarro.
Navarro Castillo denunció en febrero de 1986 a Diego Sánchez y a su novia María Dolores Muñoz, de 16 años, que se encontraban en una mesa del bar Las Conchas de Azuaga, próxima a la que ocupaba el juez de distrito, e iniciaron, según la declaración de Navarro, continuas "efusiones eróticas". Según la sentencia que posteriormente dictó la Audiencia Provincial de Badajoz, dichas efusiones eróticas consistieron en "descansar ella una pierna sobre las rodillas de su acompañante, mientras uno y otro introducían una mano en los pantalones de su pareja".
Diego Sánchez pasó aquella noche en el calabozo municipal y al día siguiente fue trasladado a la prisión de Badajoz, en donde pasó ocho días y sufrió, según declaraciones de su novia, intentos de violación, robos y palizas. Al regresar a su domicilio, el joven experimentó depresiones nerviosas, de las que fue tratado en el ambulatorio local.
Escándalo público
La Audiencia Provincial de Badajoz condenó el pasado mes de noviembre a Diego Sánchez a cinco meses de cárcel, 30.000 pesetas de multa y siete años de inhabilitación para ejercer la docencia por un delito de escándalo público y otro de desacato a la autoridad. La condena para la joven María Dolores Muñoz fue de dos meses de arresto, 20.000 pesetas de multa y tres años de inhabilitación para ejercer la docencia. Un año después de los hechos, Diego Sánchez apareció ahorcado, colgado de una soga atada a una viga del corral de su domicilio.
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