La CSIF pide la dimisión de García Vargas por sus opiniones sobre la droga en la cárcel.
El País, 1988-08-09
https://elpais.com/diario/1988/08/10/espana/587167209_850215.html
El País, 1988-08-09
https://elpais.com/diario/1988/08/10/espana/587167209_850215.html
La Confederación Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) pidió ayer la dimisión del ministro de Sanidad, Julián García Vargas, después de que éste se preguntara el lunes en Santander si para reprimir el tráfico de drogas carcelario la sociedad española "estaría dispuesta a admitir un control estricto sobre cada una de las personas que acuden a la prisión y sobre los funcionarios". Para el sindicato, el ministro da con ello un cheque en blanco a las mafias carcelarias y acusa por igual a presos y funcionarios.
En opinión del CSIF, sindicato mayoritario entre los funcionarios de prisiones, las declaraciones del ministro, realizadas en un simposio científico, "acusan por igual a presos y funcionarios". García Vargas dijo también que creía "inmoral" liberalizar el consumo de drogas en las cárceles, algo que implicaría "alterar principios y artículos de todas las constituciones occidentales". En un comunicado emitido ayer, la central recuerda que ha repetido "hasta la saciedad cuáles son las vías de entrada de la droga en las prisiones", por lo que "considerar que la represión del narcotráfico disminuye los derechos de los presos es poco menos que dar un cheque en blanco a todas las mafias que mueven la droga", informa Europa Press.
"García Vargas se ha pasado un poco", señaló ayer un portavoz del sindicato, que, sin embargo, no reiteró la petición de dimisión del ministro. "El ministro de Sanidad tiene que tener cuidado con lo que dice, porque no conoce la situación de las cárceles".
"No se pueden hacer controles en las comunicaciones vis a vis porque se violan los derechos de presos y visitantes, y luego se dice que hay drogas porque hay permisividad", dijo el portavoz.
El representante de la central sindical insistió en que tanto la drogadicción como el SIDA en las cárceles son problemas sanitarios, y por ello los afectados "tienen que ser atendidos en instituciones paralelas a la cárcel, porque a los enfermos lo que hay que hacer es curarlos".
Según esta fuente, "en muchos casos, cuando llegan a la prisión ya son drogadictos y entonces lo que hacen es estropear a los que no lo son; y miles de presos con el mono [síndrome de abstinencia] es una hecatombe social". El portavoz del CSIF recordó que es sólo un problema de dotación presupuestaria que tiene que resolver el Ministerio de Justicia. Ayer no pudieron ser localizados representantes de CC OO y UGT, sindicatos con representación entre los funcionarios de prisiones.
200 pastillas de Rohipnol
El pasado lunes, el mismo día que el ministro hacía sus declaraciones, la policía de El Puerto de Santa María (Cádiz) detuvo a una mujer cuando pretendía introducir en la prisión de cumplimiento Puerto-I, aprovechando una comunicación vis a vis con un preso, más de 200 pastillas de Rohipnol, conocido psicotrópico que mezclado con alcohol potencia sus efectos hipnóticos y relajantes, informa Antonio Yélamo desde Cádiz. La detenida, cuyas iniciales son I.E.T.P., de 27 años, portaba este fármaco en varias bolsitas dentro de su vagina, así como algunos gramos de heroína e incluso papel de fumar. La mujer declaró que intentaba pasar la droga a su novio "para hacerle más llevadera la vida en la cárcel". Puerto-I, con una capacidad para 350 internos, tiene actualmente 440, todos de primer grado o muy peligrosos o conflictivos, pese a lo cual no tiene equipo de rayos X para el control de esta forma de tráfico.
En opinión del CSIF, sindicato mayoritario entre los funcionarios de prisiones, las declaraciones del ministro, realizadas en un simposio científico, "acusan por igual a presos y funcionarios". García Vargas dijo también que creía "inmoral" liberalizar el consumo de drogas en las cárceles, algo que implicaría "alterar principios y artículos de todas las constituciones occidentales". En un comunicado emitido ayer, la central recuerda que ha repetido "hasta la saciedad cuáles son las vías de entrada de la droga en las prisiones", por lo que "considerar que la represión del narcotráfico disminuye los derechos de los presos es poco menos que dar un cheque en blanco a todas las mafias que mueven la droga", informa Europa Press.
"García Vargas se ha pasado un poco", señaló ayer un portavoz del sindicato, que, sin embargo, no reiteró la petición de dimisión del ministro. "El ministro de Sanidad tiene que tener cuidado con lo que dice, porque no conoce la situación de las cárceles".
"No se pueden hacer controles en las comunicaciones vis a vis porque se violan los derechos de presos y visitantes, y luego se dice que hay drogas porque hay permisividad", dijo el portavoz.
El representante de la central sindical insistió en que tanto la drogadicción como el SIDA en las cárceles son problemas sanitarios, y por ello los afectados "tienen que ser atendidos en instituciones paralelas a la cárcel, porque a los enfermos lo que hay que hacer es curarlos".
Según esta fuente, "en muchos casos, cuando llegan a la prisión ya son drogadictos y entonces lo que hacen es estropear a los que no lo son; y miles de presos con el mono [síndrome de abstinencia] es una hecatombe social". El portavoz del CSIF recordó que es sólo un problema de dotación presupuestaria que tiene que resolver el Ministerio de Justicia. Ayer no pudieron ser localizados representantes de CC OO y UGT, sindicatos con representación entre los funcionarios de prisiones.
200 pastillas de Rohipnol
El pasado lunes, el mismo día que el ministro hacía sus declaraciones, la policía de El Puerto de Santa María (Cádiz) detuvo a una mujer cuando pretendía introducir en la prisión de cumplimiento Puerto-I, aprovechando una comunicación vis a vis con un preso, más de 200 pastillas de Rohipnol, conocido psicotrópico que mezclado con alcohol potencia sus efectos hipnóticos y relajantes, informa Antonio Yélamo desde Cádiz. La detenida, cuyas iniciales son I.E.T.P., de 27 años, portaba este fármaco en varias bolsitas dentro de su vagina, así como algunos gramos de heroína e incluso papel de fumar. La mujer declaró que intentaba pasar la droga a su novio "para hacerle más llevadera la vida en la cárcel". Puerto-I, con una capacidad para 350 internos, tiene actualmente 440, todos de primer grado o muy peligrosos o conflictivos, pese a lo cual no tiene equipo de rayos X para el control de esta forma de tráfico.
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