Muere en Madrid el poeta cubano Gastón Baquero, exiliado durante cuatro décadas.
El escritor, fallecido a los 79 años, había sido silenciado en Cuba desde 1959.
Roger Salas | El País, 1997-05-15
https://elpais.com/diario/1997/05/16/cultura/863733601_850215.html
El escritor, fallecido a los 79 años, había sido silenciado en Cuba desde 1959.
Roger Salas | El País, 1997-05-15
https://elpais.com/diario/1997/05/16/cultura/863733601_850215.html
El más importante de los poetas cubanos vivos, y último sobreviviente de su generación, murió ayer en el Hospital La Paz de Madrid. Gastón Baquero había nacido en el pequeño pueblo de Banes, en la provincia más oriental de Cuba en 1918 y vivió un largo exilio en España desde 1959 hasta el día de su muerte. Hace apenas dos semanas Baquero no pudo asistir a un homenaje que le organizaban el Círculo de Bellas Artes, Radio Exterior y la Residencia de Estudiantes, al sufrir, cuatro días antes del acto, el infarto cerebral que ha provocado fallecimiento.
Tras una larga hospitalización, el poeta cubano Gastón Baquero murió ayer en La Paz a los 79 años. El escritor, al que Luis Suñén calificara una vez de "poeta prácticamente secreto", había comenzado a ser tímidamente reconocido en su Cuba natal tras más de cuatro décadas de silencio. En enero de 1994 aparecieron poemas suyos en una revista habanera y se oyó alguna que otra conferencia reconociendo su estatura. Gastón Baquero había desaparecido sistemáticamente desde los manuales y textos de la Facultad de Letras de la Universidad habanera hasta del ‘Diccionario Literario’ (1984) del Instituto de Literatura y Lingüística, un silencio de claras connotaciones políticas en el que se incluía a otras figuras de su tiempo, como el sacerdote Ángel Gaztelu y el poeta Lorenzo García Vega.
Al dejar Cuba en 1959, y dada su importancia ya en las letras cubanas de entonces, el propio Ernesto Che Guevara se refirió al gesto de Baquero y afirmó que "vio claro lo que iba a ser la revolución y se fue a las tranquilas playas franquistas". Lo cierto es que Baquero vino a la península del silencio. Estuvo varios años en la Facultad de Periodismo y también trabajó en Radio Exterior de España.
En el año 1995 la Fundación Central Hispano editó en su colección ‘Obra Fundamental’ dos tomos con las obras completas de poesía y ensayo de Gastón Baquero. No era tarde, pero casi. Una obra que podía calificarse de solidísima y monumental en su sobriedad había pasado muchos años fuera de la fama y del boom editorial, en una especie de discreto limbo circunscrito al ámbito de los cultivadores de poesía.
Si un curioso poema de Baquero no era otra cosa que una sucesión de preguntas alrededor de una rosa, cabría entonces preguntarse las razones de ese ostracismo, a veces claramente de tinte voluntario y a veces de injusto olvido. Lo cierto es que a Gastón Baquero nunca le faltó el reconocimiento íntimo y cariñoso de los poetas y estudiosos de poesía españoles. Fue el homenaje organizado en 1993 por la cátedra Fray Luis de León, de la Universidad de Salamanca, que coincidió con la aparición de unos poemas suyos en una revista habanera, el punto en que una luz intensa atravesaba, no sin las protestas del poeta, las contraventanas siempre echadas de su piso bajo del madrileño barrio de Salamanca.
Del laberinto de los libros al laberinto de la conversación. El poeta cubano Gastón Baquero navegó toda su vida en un agitado y profundo mar de imágenes, las mismas que vestían su exquisita obra poética. En su casa madrileña era difícil andar entre tanta senda estrecha y montañas de palabra escrita. Sentado en su butaca, que algo de regia tenía, el poeta, como oriental y mejor cubano, era capaz de hilar una conversación partiendo de cualquier tema. Su amplitud de saberes le hacía docto hasta en materias ajenas a la literatura, si bien ese secreto humor reservado a los grandes artistas le hacía desembocar en la ironía o en la referencia puramente literaria.
A veces Baquero se animaba a decir un poema propio, pues los memorizaba con extraordinaria facilidad por lo mucho que trabajaba la estructura del poema. Si el pulimento del verso era un ejercicio de deber sagrado, el saberlos al dedillo y repetirlos mientras avanzaba por el pasillo también repleto de libros es la mejor imagen para conservarle.
Reacciones
En La Habana la muerte de Gastón Baquero, según informa Mauricio Vicent, causó consternación en el mundo intelectual. Escritores y poetas cubanos de varias generaciones destacaron su influencia decisiva en la poesía cubana contemporánea y la huella imborrable que dejó en la cultura de Cuba, a pesar del silencio oficial que rodeó su vida y su obra desde 1959. "Gastón fue uno de los grandes poetas no sólo de Cuba, sino de la lengua castellana y sirvió de puente entre varias generaciones de poetas cubanos. Él se mantuvo vivo en estos años de silencio", dijo el poeta Pablo Armando Fernández. Cintio Vitier manifestó que Baquero, fue "uno de los poetas más grandes de la lengua. Su aporte es invalorable, no tiene sustitución". "Con la muerte de Gastón está de luto la poesía cubana, que está en todas partes del planeta tierra, como solía decir él", comentó el ensayista Efraín Rodríguez. "Es lamentable que en vida no se le hiciese en Cuba un reconocimiento como merecía", añadió.
Tras una larga hospitalización, el poeta cubano Gastón Baquero murió ayer en La Paz a los 79 años. El escritor, al que Luis Suñén calificara una vez de "poeta prácticamente secreto", había comenzado a ser tímidamente reconocido en su Cuba natal tras más de cuatro décadas de silencio. En enero de 1994 aparecieron poemas suyos en una revista habanera y se oyó alguna que otra conferencia reconociendo su estatura. Gastón Baquero había desaparecido sistemáticamente desde los manuales y textos de la Facultad de Letras de la Universidad habanera hasta del ‘Diccionario Literario’ (1984) del Instituto de Literatura y Lingüística, un silencio de claras connotaciones políticas en el que se incluía a otras figuras de su tiempo, como el sacerdote Ángel Gaztelu y el poeta Lorenzo García Vega.
Al dejar Cuba en 1959, y dada su importancia ya en las letras cubanas de entonces, el propio Ernesto Che Guevara se refirió al gesto de Baquero y afirmó que "vio claro lo que iba a ser la revolución y se fue a las tranquilas playas franquistas". Lo cierto es que Baquero vino a la península del silencio. Estuvo varios años en la Facultad de Periodismo y también trabajó en Radio Exterior de España.
En el año 1995 la Fundación Central Hispano editó en su colección ‘Obra Fundamental’ dos tomos con las obras completas de poesía y ensayo de Gastón Baquero. No era tarde, pero casi. Una obra que podía calificarse de solidísima y monumental en su sobriedad había pasado muchos años fuera de la fama y del boom editorial, en una especie de discreto limbo circunscrito al ámbito de los cultivadores de poesía.
Si un curioso poema de Baquero no era otra cosa que una sucesión de preguntas alrededor de una rosa, cabría entonces preguntarse las razones de ese ostracismo, a veces claramente de tinte voluntario y a veces de injusto olvido. Lo cierto es que a Gastón Baquero nunca le faltó el reconocimiento íntimo y cariñoso de los poetas y estudiosos de poesía españoles. Fue el homenaje organizado en 1993 por la cátedra Fray Luis de León, de la Universidad de Salamanca, que coincidió con la aparición de unos poemas suyos en una revista habanera, el punto en que una luz intensa atravesaba, no sin las protestas del poeta, las contraventanas siempre echadas de su piso bajo del madrileño barrio de Salamanca.
Del laberinto de los libros al laberinto de la conversación. El poeta cubano Gastón Baquero navegó toda su vida en un agitado y profundo mar de imágenes, las mismas que vestían su exquisita obra poética. En su casa madrileña era difícil andar entre tanta senda estrecha y montañas de palabra escrita. Sentado en su butaca, que algo de regia tenía, el poeta, como oriental y mejor cubano, era capaz de hilar una conversación partiendo de cualquier tema. Su amplitud de saberes le hacía docto hasta en materias ajenas a la literatura, si bien ese secreto humor reservado a los grandes artistas le hacía desembocar en la ironía o en la referencia puramente literaria.
A veces Baquero se animaba a decir un poema propio, pues los memorizaba con extraordinaria facilidad por lo mucho que trabajaba la estructura del poema. Si el pulimento del verso era un ejercicio de deber sagrado, el saberlos al dedillo y repetirlos mientras avanzaba por el pasillo también repleto de libros es la mejor imagen para conservarle.
Reacciones
En La Habana la muerte de Gastón Baquero, según informa Mauricio Vicent, causó consternación en el mundo intelectual. Escritores y poetas cubanos de varias generaciones destacaron su influencia decisiva en la poesía cubana contemporánea y la huella imborrable que dejó en la cultura de Cuba, a pesar del silencio oficial que rodeó su vida y su obra desde 1959. "Gastón fue uno de los grandes poetas no sólo de Cuba, sino de la lengua castellana y sirvió de puente entre varias generaciones de poetas cubanos. Él se mantuvo vivo en estos años de silencio", dijo el poeta Pablo Armando Fernández. Cintio Vitier manifestó que Baquero, fue "uno de los poetas más grandes de la lengua. Su aporte es invalorable, no tiene sustitución". "Con la muerte de Gastón está de luto la poesía cubana, que está en todas partes del planeta tierra, como solía decir él", comentó el ensayista Efraín Rodríguez. "Es lamentable que en vida no se le hiciese en Cuba un reconocimiento como merecía", añadió.
Palabras de un inocente.
Miguel García Posada | El País, 1997-05-15
https://elpais.com/diario/1997/05/16/cultura/863733603_850215.html
El sectarismo y el maniqueísmo han determinado durante muchos años la suerte crítica de Gastón Baquero. En los últimos tiempos las cosas parecían haber cambiado, aunque no llegó a traducirse en ningún reconocimiento digno del autor. Porque Baquero (1918) ha sido uno de los grandes poetas cubanos de este siglo, un poeta imprescindible de la lengua, que ha sabido alcanzar una visión propia del mundo y un sistema expresivo específico, muy personal.
Su obra es grandiosa en sus mejores momentos -y eso puede decirse de pocos discursos poéticos actuales-, omnicomprensiva, misericordiosa en lo amplio y generoso de su abrazo a lo real. Esta voz se apropia lo mismo de los mitos bíblicos que de los egipcios, de los mitos griegos y de los arquetipos, pasados y presentes, de la historia de Europa. Resuena esta voz con acentos negros y africanos, pero sabe incorporar también los timbres de la liturgia católica. Dialoga con la reina Nefertiti y con Felipe II, con la profetisa Casandra y con los profetas del Antiguo Testamento, con Oscar Wilde y con los bailaores flamencos de Sevilla. Reúne en el espacio del poema a Agamenón y a Juliano el Apóstata, a Anaximandro y a Marcel Proust. Poesía de la cultura, sí, pero no de la erudición, que se asoma también a otros territorios; donde una rosa entrevista en Villalba se convierte en todas las rosas, donde las mariposas velan el sueño de los muertos, donde el viento de Trieste canta "la pena de las estrellas", su "guerra incesante".
Como dice el gran poema ‘Memorial de un testigo’, el poeta es el ser que tiene toda la memoria del mundo y todo lo registra. y lo graba desde la inocencia esencial del niño, fórmula ésta deudora de la sensibilidad de las vanguardias (dadaísmo, surrealismo), a la que Baquero da cumplida expresión en el enorme poema ‘Palabras escritas en la arena por un inocente’. Memoria e inocencia: dos perspectivas, dos temas, dos visiones. Desde ellas se explica en buena medida, y en lo que es explicable, esta poesía fraternal y solidaria con todo lo existente y con todo lo que ha existido.
Baquero tiene la facultad, que sólo tienen los poetas verdaderos, de unir lo próximo y lo remoto, lo distante y lo cercano, lo alto y lo bajo. Eso lo consigue, sobre todo, en sus poemas de más amplio aliento versicular. Se diría a veces que su versículo es una mezcla de Claudel y Neruda. No cabe desconocer el ascendiente de Lezama sobre esta poesía, pero su música es propia, personal, definida como está por un sentido ritual, ‘incantatorio’, mágico, sí, que mece las palabras y los ritmos en fusión felizmente consoladora.
Su obra es grandiosa en sus mejores momentos -y eso puede decirse de pocos discursos poéticos actuales-, omnicomprensiva, misericordiosa en lo amplio y generoso de su abrazo a lo real. Esta voz se apropia lo mismo de los mitos bíblicos que de los egipcios, de los mitos griegos y de los arquetipos, pasados y presentes, de la historia de Europa. Resuena esta voz con acentos negros y africanos, pero sabe incorporar también los timbres de la liturgia católica. Dialoga con la reina Nefertiti y con Felipe II, con la profetisa Casandra y con los profetas del Antiguo Testamento, con Oscar Wilde y con los bailaores flamencos de Sevilla. Reúne en el espacio del poema a Agamenón y a Juliano el Apóstata, a Anaximandro y a Marcel Proust. Poesía de la cultura, sí, pero no de la erudición, que se asoma también a otros territorios; donde una rosa entrevista en Villalba se convierte en todas las rosas, donde las mariposas velan el sueño de los muertos, donde el viento de Trieste canta "la pena de las estrellas", su "guerra incesante".
Como dice el gran poema ‘Memorial de un testigo’, el poeta es el ser que tiene toda la memoria del mundo y todo lo registra. y lo graba desde la inocencia esencial del niño, fórmula ésta deudora de la sensibilidad de las vanguardias (dadaísmo, surrealismo), a la que Baquero da cumplida expresión en el enorme poema ‘Palabras escritas en la arena por un inocente’. Memoria e inocencia: dos perspectivas, dos temas, dos visiones. Desde ellas se explica en buena medida, y en lo que es explicable, esta poesía fraternal y solidaria con todo lo existente y con todo lo que ha existido.
Baquero tiene la facultad, que sólo tienen los poetas verdaderos, de unir lo próximo y lo remoto, lo distante y lo cercano, lo alto y lo bajo. Eso lo consigue, sobre todo, en sus poemas de más amplio aliento versicular. Se diría a veces que su versículo es una mezcla de Claudel y Neruda. No cabe desconocer el ascendiente de Lezama sobre esta poesía, pero su música es propia, personal, definida como está por un sentido ritual, ‘incantatorio’, mágico, sí, que mece las palabras y los ritmos en fusión felizmente consoladora.
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