Logró hacer en pleno franquismo 'Diferente', filme sobre la homosexualidad
Diego Galán | El País, 2007-07-14
https://elpais.com/diario/2007/07/15/agenda/1184450401_850215.html
Ha fallecido en Celorio (Asturias) a los 80 años, el polifacético hombre de cine Luis María Delgado. Era hijo del director Fernando Delgado (‘El genio alegre’, 1936), nieto del fundador de la SGAE Sinesio Delgado, y bisnieto de actores.
Desde joven Luis María Delgado se había interesado por el cine, lo que le llevó a abandonar sus estudios de Filosofía y Letras, y su trayectoria demuestra que en el cine hizo todo tipo de trabajos. Como director firmó cerca de cuarenta películas, pero su figura se extendió también -en ocasiones a la sombra- a través de otras actividades. Así, destacó como productor (‘Días felices’, 1950), como ayudante de dirección (‘Fortunato’, 1941), como director de segundas unidades (‘El Cid’, 1961, de Anthony Mann), como productor ejecutivo (‘El abuelo’, 1998, y otras recientes películas de José Luis Garci); además, desempeñó trabajos de director de doblaje, guionista o codirector.
En esta última vertiente, la presencia de Luis María Delgado en el cine español resultó generosa. Junto al italiano Dino Maiuri fue el artífice de ‘La estrella del Rey’ (1957); junto al francés Henri Decoin fue el autor de ‘El deseo y el amor’ (1952), en la que el portugués Antonio Vilar se debatía entre la francesa Martine Carol (que personioficaba el deseo) y la españolísima Carmen Sevilla (que encarnaba el amor); y junto a Robert Elwyn dirigió ‘Aquel hombre de Tánger’ (1953), en la que Sarita Montiel interpretaba a una mora perversa.
La película más destacada de Luis María Delgado como ‘hombre en la sombra’ fue sin duda ‘Diferente’ (1961), sorprendente canto a la homosexualidad que consiguió burlar a la rígida censura de la época, probablemente gracias a la presencia del bailarín y coreógrafo Alfredo Alaria, que figuró como codirector del filme; Alaria gozaba entonces en España de cierto predicamento. Todavía hoy sorprenden sus imágenes, especialmente aquéllas en que el protagonista (Alaria) se extasía contemplado los fornidos brazos de un obrero que maneja un taladrador. En la secuencia siguiente Alaria introduce el dedo en el timbre de una puerta... El ingenioso montaje, obra de Pablo del Amo, aportó a la secuencia una intencionalidad divertidamente maligna.
Otra película destacable de Luis María Delgado fue ‘Manicomio’ (1954), que codirigió con el actor Fernando Fernán-Gómez: una experiencia que ambos improvisaron, aprovechando los decorados de un filme interrumpido. Con textos de Edgar Alan Poe y de Ramón Gómez de la Serna, entre otros, Fernán-Gómez escribió un guión divertido y original, y aunque el resultado de la película no fuera relevante, a partir de ahí Delgado se lanzó definitivamente a la dirección en solitario.
Sin embargo, pocas de sus películas como autor resultaron valiosas. Algunas de ellas se pusieron al servicio de tardías niñas prodigio (‘Mónica Stop’, 1967, y ‘Chispita y sus gorilas’, 1982); otras, al servicio de actores en que en ese momento estaban de moda, como Alfredo Landa (‘Las obsesiones de Armando’, 1974, ‘El alcalde y la política’, 1980); Fernando Esteso (‘Pepito Piscinas’, 1978); Paco Martínez Soria (‘La tía de Carlos’, 1981); María José Cantudo (‘Los hijos de...’, 1976); o los humoristas Tip y Coll (‘La garbanza negra que en paz descanse’, 1972) y Antonio Ozores (‘Cuando Almanzor perdió el tambor’, 1984)...
Desde joven Luis María Delgado se había interesado por el cine, lo que le llevó a abandonar sus estudios de Filosofía y Letras, y su trayectoria demuestra que en el cine hizo todo tipo de trabajos. Como director firmó cerca de cuarenta películas, pero su figura se extendió también -en ocasiones a la sombra- a través de otras actividades. Así, destacó como productor (‘Días felices’, 1950), como ayudante de dirección (‘Fortunato’, 1941), como director de segundas unidades (‘El Cid’, 1961, de Anthony Mann), como productor ejecutivo (‘El abuelo’, 1998, y otras recientes películas de José Luis Garci); además, desempeñó trabajos de director de doblaje, guionista o codirector.
En esta última vertiente, la presencia de Luis María Delgado en el cine español resultó generosa. Junto al italiano Dino Maiuri fue el artífice de ‘La estrella del Rey’ (1957); junto al francés Henri Decoin fue el autor de ‘El deseo y el amor’ (1952), en la que el portugués Antonio Vilar se debatía entre la francesa Martine Carol (que personioficaba el deseo) y la españolísima Carmen Sevilla (que encarnaba el amor); y junto a Robert Elwyn dirigió ‘Aquel hombre de Tánger’ (1953), en la que Sarita Montiel interpretaba a una mora perversa.
La película más destacada de Luis María Delgado como ‘hombre en la sombra’ fue sin duda ‘Diferente’ (1961), sorprendente canto a la homosexualidad que consiguió burlar a la rígida censura de la época, probablemente gracias a la presencia del bailarín y coreógrafo Alfredo Alaria, que figuró como codirector del filme; Alaria gozaba entonces en España de cierto predicamento. Todavía hoy sorprenden sus imágenes, especialmente aquéllas en que el protagonista (Alaria) se extasía contemplado los fornidos brazos de un obrero que maneja un taladrador. En la secuencia siguiente Alaria introduce el dedo en el timbre de una puerta... El ingenioso montaje, obra de Pablo del Amo, aportó a la secuencia una intencionalidad divertidamente maligna.
Otra película destacable de Luis María Delgado fue ‘Manicomio’ (1954), que codirigió con el actor Fernando Fernán-Gómez: una experiencia que ambos improvisaron, aprovechando los decorados de un filme interrumpido. Con textos de Edgar Alan Poe y de Ramón Gómez de la Serna, entre otros, Fernán-Gómez escribió un guión divertido y original, y aunque el resultado de la película no fuera relevante, a partir de ahí Delgado se lanzó definitivamente a la dirección en solitario.
Sin embargo, pocas de sus películas como autor resultaron valiosas. Algunas de ellas se pusieron al servicio de tardías niñas prodigio (‘Mónica Stop’, 1967, y ‘Chispita y sus gorilas’, 1982); otras, al servicio de actores en que en ese momento estaban de moda, como Alfredo Landa (‘Las obsesiones de Armando’, 1974, ‘El alcalde y la política’, 1980); Fernando Esteso (‘Pepito Piscinas’, 1978); Paco Martínez Soria (‘La tía de Carlos’, 1981); María José Cantudo (‘Los hijos de...’, 1976); o los humoristas Tip y Coll (‘La garbanza negra que en paz descanse’, 1972) y Antonio Ozores (‘Cuando Almanzor perdió el tambor’, 1984)...
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