Pride. 2014. Gran Bretaña. Festival de Cine de Cannes, Queer Palm, 2014-05-23. Estreno en España: 2015-03-19. 120 min. Dirección: Matthew Warchus. Guion: Stephen Beresford. Reparto: Ben Schnetzer, Monica Dolan, George MacKay, Bill Nighy, Andrew Scott, Imelda Staunton, Dominic West, Paddy Considine, Joseph Gilgun, Russell Tovey, Sophie Evans, Jessie Cave, Freddie Fox, Faye Marsay. Calamity Films.
En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales. Empieza así la curiosa historia de dos comunidades totalmente diferentes que se unen por una causa común.
En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales. Empieza así la curiosa historia de dos comunidades totalmente diferentes que se unen por una causa común.
Ser, querer ser, no ser
De ambiciosa temática y desarrollo algo esquemático, 'Pride' encuentra la emoción cuando busca la verdad de sus personajes
Javier Ocaña | El País, 2015-03-20
https://elpais.com/cultura/2015/03/19/actualidad/1426783709_095423.html
Como la gracia o el sentido del humor, el buen rollo no se puede forzar. O se tiene o no se tiene, pero nunca se debe intentar tenerlo, porque los empecinamientos en agarrar el estado suelen ser inversamente proporcionales a los esfuerzos y el ridículo está al acecho. Esto para la vida.
Su traducción para el cine es que las grandes películas de espíritu contagioso, las que aúnan divertimento, sentido del humor, buenos sentimientos y un cierto toque social, eso que los anglosajones llaman ‘feel good movie’, son las que alcanzan la gloria a través de sus personajes, de sus intenciones y sus sensaciones, sus acciones y sus interioridades. Los personajes determinan la historia. Sin embargo, en cuanto el guionista fuerza la situación y los pone a hacer cosas que den buen rollo, las alarmas estarán a punto de activarse. La intencionalidad mata el espíritu. En ‘Pride’, estimable película británica alrededor de un hecho real casi asentado en el estrambote, no llegan a sonar aunque deambule en variados momentos por esa fina línea que separa el buen rollo del curso intensivo de risoterapia. Fijando el objetivo en las grandes comedias sociales británicas del cambio de siglo, ‘Billy Elliot’ y ‘Full Monty’, pero con el atisbo de su sucedáneo (‘Tocando el viento’, por ejemplo), ‘Pride’ hace del orgullo y la dignidad las bases de su historia, ambientada a principios de los 80 y protagonizada por un grupo de gais y lesbianas que se solidarizan con unos mineros galeses en huelga. El contraste, el reparto coral, y la poca plausibilidad de la situación (¡a pesar de ser real!), hace pensar en las maravillosas comedias de la Ealing, y la época thatcheriana, en la transgresión del Stephen Frears de ‘Mi hermosa lavandería’ y ‘Sammy y Rosie se lo montan’.
De ambiciosa temática y desarrollo algo esquemático, ‘Pride’ encuentra la emoción cuando busca la mirada cómplice y la verdad de sus personajes, y el resquemor cuando huye de los problemas por medio de bromas que buscan la risa más fácil. Como en la vida.
Su traducción para el cine es que las grandes películas de espíritu contagioso, las que aúnan divertimento, sentido del humor, buenos sentimientos y un cierto toque social, eso que los anglosajones llaman ‘feel good movie’, son las que alcanzan la gloria a través de sus personajes, de sus intenciones y sus sensaciones, sus acciones y sus interioridades. Los personajes determinan la historia. Sin embargo, en cuanto el guionista fuerza la situación y los pone a hacer cosas que den buen rollo, las alarmas estarán a punto de activarse. La intencionalidad mata el espíritu. En ‘Pride’, estimable película británica alrededor de un hecho real casi asentado en el estrambote, no llegan a sonar aunque deambule en variados momentos por esa fina línea que separa el buen rollo del curso intensivo de risoterapia. Fijando el objetivo en las grandes comedias sociales británicas del cambio de siglo, ‘Billy Elliot’ y ‘Full Monty’, pero con el atisbo de su sucedáneo (‘Tocando el viento’, por ejemplo), ‘Pride’ hace del orgullo y la dignidad las bases de su historia, ambientada a principios de los 80 y protagonizada por un grupo de gais y lesbianas que se solidarizan con unos mineros galeses en huelga. El contraste, el reparto coral, y la poca plausibilidad de la situación (¡a pesar de ser real!), hace pensar en las maravillosas comedias de la Ealing, y la época thatcheriana, en la transgresión del Stephen Frears de ‘Mi hermosa lavandería’ y ‘Sammy y Rosie se lo montan’.
De ambiciosa temática y desarrollo algo esquemático, ‘Pride’ encuentra la emoción cuando busca la mirada cómplice y la verdad de sus personajes, y el resquemor cuando huye de los problemas por medio de bromas que buscan la risa más fácil. Como en la vida.
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