“Que alguien sea homosexual espero que haya dejado de ser noticia”
La vida de Jerónimo Saavedra, camino de los 81 años, da para mucho. Este diario ha condensado en cinco entregas (esta es la última) sus recuerdos y opiniones sobre momentos clave de su trayectoria política.
Vicente Pérez | Diario de Avisos, El Español, 2017-03-24
https://diariodeavisos.elespanol.com/2017/03/alguien-sea-homosexual-espero-haya-dejado-noticia/
La vida de Jerónimo Saavedra, camino de los 81 años, da para mucho. Este diario ha condensado en cinco entregas (esta es la última) sus recuerdos y opiniones sobre momentos clave de su trayectoria política.
Vicente Pérez | Diario de Avisos, El Español, 2017-03-24
https://diariodeavisos.elespanol.com/2017/03/alguien-sea-homosexual-espero-haya-dejado-noticia/
La vida de Jerónimo Saavedra, camino de los 81 años, da para mucho. Este diario ha condensado en cinco entregas (esta es la última) sus recuerdos y opiniones sobre momentos clave de su trayectoria política (antes que diputado del Común fue parlamentario en Canarias y en las Cortes, senador, presidente del Gobierno regional, ministro y alcalde, además de secretario general del PSOE en Canarias).
-Usted fue alcalde de Las Palmas de Gran Canaria con mayoría absoluta, que luego perdió ¿Cómo fue esa experiencia de gobernar el lugar donde se nace?
-Me aportó que el alcalde es el cargo público desde el que más se siente el poder que uno tiene, no el de ministro ni el de presidente de Gobierno, pues se tiene la ciudadanía muy próxima. Eso fue muy positivo para mí: la gente me saludaba en la calle como alcalde, pero como ministro y presidente se acercaba con más desconfianza.
-¿Cómo se vive perder la mayoría absoluta tras haber gobernado cuatro años?
-La mayoría absoluta la viví como un reconocimiento de la ciudadanía a que se puede ser cargo público con independencia de la edad – yo tenía 71 años-, y perdí la mayoría en lo peor de la crisis económica, en 2011, cuando se anticipaba ya la derrota del PSOE a nivel nacional. Fue una época de emergencia social, todo se vino abajo y la economía se hundió. Con el Plan Zapatero se intentó dar a los ayuntamientos de España muchos miles de millones, pensando que generaría empleo, pero la globalización de esa gran crisis no lo permitió.
-También como diputado del Común, desde 2012, habrá comprobado usted de cerca el drama de quienes se topan con las deficiencias e, incluso, las injusticias de servicios públicos básicos...
-Sí, son las consecuencias de la lucha antidéficit impuesta por la UE; los presupuestos públicos se vienen abajo en temas tan trascendentes como sanidad, educación y dependencia. Se notó en las quejas de la gente ante el Diputado del Común. Y eso provocó mis informes extraordinarios sobre la dependencia y los puntos de encuentro familiar. Hubo insuficiencias presupuestarias con la PCI, pues se llegó a acabar el presupuesto en marzo o abril.
-Hay quienes en el Parlamento canario opinan que el Diputado del Común como institución es un malgasto...
-A mí me parece un instrumento imprescindible en una sociedad democrática, para la defensa de los ciudadanos.
-Usted es masón. Más allá de aquella frase de Franco, las “conjuras judeomasónicas”, ¿qué es hoy ser masón?
-Es una organización en la que celebramos el tercer centenario de su nacimiento, en 1717, en Londres. La masonería ha contribuido, a través de sociedades abiertas y tolerantes, a la Ilustración, que desemboca en reivindicaciones de libertad, igualdad y fraternidad, y todo lo que viene a partir de ahí en desarrollo constitucional. Tenemos la responsabilidad de sentirnos solidarios. En 1940 nos pusieron como peligrosos delincuentes: masones, judíos y comunistas era la tripleta que obsesionaba a la dictadura franquista.
-¿Qué personajes de los muchos que ha conocido le han marcado más en su vida?
-Del mundo, Mario Soares y Helmut Schmidt. Españoles, el rey Juan Carlos, que hizo una labor importante, y Adolfo Suárez, cuyo comportamiento aquella triste tarde del 23F ante Gutiérrez Mellado me quedó como paradigmático frente al rebelde delincuente. En el plano cultural, he conocido a grandes pintores y músicos y directores de orquesta, como Leonard Berstein, y a escritores, como Vargas Llosa y Cela. En Canarias, César Manrique, Manolo Millares, Martín Chirino, Juan Hidalgo... La lista sería interminable si los nombrara a todos.
-Usted confesó en el prólogo de un libro su homosexualidad. ¿Hemos logrado la normalidad en España, en que cada ciudadano es libre de elegir su orientación sexual, tras mucha lucha en este sentido?
-Yo lo dije en el año 2000 cuando lo exterioricé, y esperaba que esto dejara de ser noticia. Espero que se esté consiguiendo. Es indiferente la condición o la identidad sexual de la persona que dirige una empresa, o un artista o un militar o un político. Se ha avanzado en esto, aunque hay momentos en que la humanidad también retrocede. En Europa estamos preocupados con lo de Estados Unidos o los extremismos. A veces retrocedemos, porque después de la I Guerra Mundial, con millones de muertes, a los 20 años fueron capaces los europeos cultos y educados del Norte de matarse de nuevo.
-Usted fue alcalde de Las Palmas de Gran Canaria con mayoría absoluta, que luego perdió ¿Cómo fue esa experiencia de gobernar el lugar donde se nace?
-Me aportó que el alcalde es el cargo público desde el que más se siente el poder que uno tiene, no el de ministro ni el de presidente de Gobierno, pues se tiene la ciudadanía muy próxima. Eso fue muy positivo para mí: la gente me saludaba en la calle como alcalde, pero como ministro y presidente se acercaba con más desconfianza.
-¿Cómo se vive perder la mayoría absoluta tras haber gobernado cuatro años?
-La mayoría absoluta la viví como un reconocimiento de la ciudadanía a que se puede ser cargo público con independencia de la edad – yo tenía 71 años-, y perdí la mayoría en lo peor de la crisis económica, en 2011, cuando se anticipaba ya la derrota del PSOE a nivel nacional. Fue una época de emergencia social, todo se vino abajo y la economía se hundió. Con el Plan Zapatero se intentó dar a los ayuntamientos de España muchos miles de millones, pensando que generaría empleo, pero la globalización de esa gran crisis no lo permitió.
-También como diputado del Común, desde 2012, habrá comprobado usted de cerca el drama de quienes se topan con las deficiencias e, incluso, las injusticias de servicios públicos básicos...
-Sí, son las consecuencias de la lucha antidéficit impuesta por la UE; los presupuestos públicos se vienen abajo en temas tan trascendentes como sanidad, educación y dependencia. Se notó en las quejas de la gente ante el Diputado del Común. Y eso provocó mis informes extraordinarios sobre la dependencia y los puntos de encuentro familiar. Hubo insuficiencias presupuestarias con la PCI, pues se llegó a acabar el presupuesto en marzo o abril.
-Hay quienes en el Parlamento canario opinan que el Diputado del Común como institución es un malgasto...
-A mí me parece un instrumento imprescindible en una sociedad democrática, para la defensa de los ciudadanos.
-Usted es masón. Más allá de aquella frase de Franco, las “conjuras judeomasónicas”, ¿qué es hoy ser masón?
-Es una organización en la que celebramos el tercer centenario de su nacimiento, en 1717, en Londres. La masonería ha contribuido, a través de sociedades abiertas y tolerantes, a la Ilustración, que desemboca en reivindicaciones de libertad, igualdad y fraternidad, y todo lo que viene a partir de ahí en desarrollo constitucional. Tenemos la responsabilidad de sentirnos solidarios. En 1940 nos pusieron como peligrosos delincuentes: masones, judíos y comunistas era la tripleta que obsesionaba a la dictadura franquista.
-¿Qué personajes de los muchos que ha conocido le han marcado más en su vida?
-Del mundo, Mario Soares y Helmut Schmidt. Españoles, el rey Juan Carlos, que hizo una labor importante, y Adolfo Suárez, cuyo comportamiento aquella triste tarde del 23F ante Gutiérrez Mellado me quedó como paradigmático frente al rebelde delincuente. En el plano cultural, he conocido a grandes pintores y músicos y directores de orquesta, como Leonard Berstein, y a escritores, como Vargas Llosa y Cela. En Canarias, César Manrique, Manolo Millares, Martín Chirino, Juan Hidalgo... La lista sería interminable si los nombrara a todos.
-Usted confesó en el prólogo de un libro su homosexualidad. ¿Hemos logrado la normalidad en España, en que cada ciudadano es libre de elegir su orientación sexual, tras mucha lucha en este sentido?
-Yo lo dije en el año 2000 cuando lo exterioricé, y esperaba que esto dejara de ser noticia. Espero que se esté consiguiendo. Es indiferente la condición o la identidad sexual de la persona que dirige una empresa, o un artista o un militar o un político. Se ha avanzado en esto, aunque hay momentos en que la humanidad también retrocede. En Europa estamos preocupados con lo de Estados Unidos o los extremismos. A veces retrocedemos, porque después de la I Guerra Mundial, con millones de muertes, a los 20 años fueron capaces los europeos cultos y educados del Norte de matarse de nuevo.
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