Las autoridades eclesiásticas niegan que exista el derecho de «apostasía».
20.000 gays y lesbianas españoles piden la baja como creyentes en la Iglesia Católica. La idea se puso en marcha en 1992, a raíz de la publicación del nuevo Catecismo.
Merche R. Calzado | El Mundo, 1994-05-02 ***
https://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1994/05/02/sociedad/
20.000 gays y lesbianas españoles piden la baja como creyentes en la Iglesia Católica. La idea se puso en marcha en 1992, a raíz de la publicación del nuevo Catecismo.
Merche R. Calzado | El Mundo, 1994-05-02 ***
https://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1994/05/02/sociedad/
La campaña de apostasía ha comenzado a dar sus frutos al llegar a 20.000 las peticiones de homosexuales y lesbianas que, asesorados por la Coordinadora del Frente de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE), han solicitado ser dados de baja en la Iglesia Católica o en su defecto lograr que en sus partidas de bautismo se añada una anotación manifestando su deseo de abandonarla.
Según recoge el canon 751 del actual Código de Derecho Canónico, «apostasía» se define como el rechazo total de la fe cristiana y puede darse con la negación de la Trinidad y la Encarnación o expresando públicamente el deseo de apostatar.
Los motivos que llevaron a la COFLHEE a organizar esta campaña fueron principalmente la publicación del nuevo Catecismo, que se convirtió en todo un «bombazo» editorial, y las declaraciones de un alto cargo eclesiástico recomendando a los representantes políticos que no se reconocieran los derechos de gays y lesbianas.
A ello, la comunidad homosexual española, pionera a nivel mundial en este tipo de iniciativas, sumó su desacuerdo por el tratamiento que la Iglesia viene dando a temas como «la libertad sexual, los métodos anticonceptivos o el aborto», según indicó Pedro Carmona, miembro de la Radical Gay, grupo que se ocupa de recibir las peticiones de apostasía del centro del país.
Falta de apoyo
En este momento, los colectivos gais tan sólo han conseguido entrevistarse con el subdirector de Asuntos Religiosos, Fernando García Bañón, quien se ha comprometido formalmente a trasladar la preocupación de la comunidad homosexual al Gobierno y pedir a la jerarquía eclesiástica española que facilite el ejercicio del derecho de apostasía. De igual forma, su acción ha suscitado interés en países como Bélgica, Francia, Chile, Italia, Portugal y México, que se han dirigido a las asociaciones españolas para pedir información.
Pero el principal problema con el que se han encontrado los 20.000 solicitantes es que, como informó a El Mundo, el padre Corral, miembro de la junta de Asuntos Jurídicos de la Conferencia Episcopal, «en la Iglesia Católica no existe el derecho de apostasía porque el cristiano está obligado a continuar en el abrazo de la fe que se inició con el bautismo».
Esta situación no satisface nada a personas como Alejandro, el primer apóstata en Madrid, que se dirigió el 22 de diciembre de 1992 al Arzobispado de Oviedo y hasta un año después no recibió una copia de su partida de bautismo sin cambios.
«En la primera respuesta que recibí me dio la sensación de que aprovecharon para sermonearme. Me sentí humillado», aclara Alejandro, al tiempo que relata su peregrinación por el Tribunal de la Rota madrileño y el Arzobispado para que al final, el fiscal de la Rota «se pusiera a dar golpes en la mesa mientras decía "prefiero morir antes que pecar"».
Para los canonistas consultados por este periódico no hay contradicción entre el Derecho y estas posturas. Carmelo de Diego-Lora, colaborador del Obispado de Navarra y miembro de la Comisión de Derecho Canónico de la Conferencia Episcopal opina que, «existe la libertad civil de ser o no apóstata. Si quieren, pueden ejercer ese derecho a través de la publicación de un anuncio en prensa, por ejemplo».
Otros apóstatas
Al parecer, no son sólo los homosexuales y lesbianas españoles los que se han dirigido a los diferentes obispados para solicitar su baja eclesiástica. También los testigos de Jehová escriben cartas pidiendo la baja, según las autoridades eclesiásticas.
Dentro de la comunidad homosexual no todos han seguido la campaña. Es el caso de los miembros de la Coordinadora Gai de Madrid [COGAM], aunque sí han informado sobre ella. «Nos parece una iniciativa interesante, pero nosotros no queremos hacer una campaña contra la Iglesia, no le damos mucha importancia a lo que dicen», apuntó Miguel Angel Sánchez, de este grupo.
Apoyo
Un registro de apóstatas. El derecho de apostasía ha despertado interés en el seno de la Iglesia Católica, hasta el punto de que el Arzobispado de Pamplona-Tudela, tras contactar con la asociación gai EHGAM, destacó la posibilidad de que se creara un registro de apóstatas, a finales del pasado año. Pero hasta la pasada semana no se obtuvo ninguna respuesta concreta, que llegó por fax a una de las sedes homosexuales madrileñas. El documento decía que para apostatar hay que tener la mayoría de edad y certificar que la decisión de darse de baja de la Iglesia se toma sin coacción y ante notario, o en su defecto ante un grupo de sacerdotes.
Según recoge el canon 751 del actual Código de Derecho Canónico, «apostasía» se define como el rechazo total de la fe cristiana y puede darse con la negación de la Trinidad y la Encarnación o expresando públicamente el deseo de apostatar.
Los motivos que llevaron a la COFLHEE a organizar esta campaña fueron principalmente la publicación del nuevo Catecismo, que se convirtió en todo un «bombazo» editorial, y las declaraciones de un alto cargo eclesiástico recomendando a los representantes políticos que no se reconocieran los derechos de gays y lesbianas.
A ello, la comunidad homosexual española, pionera a nivel mundial en este tipo de iniciativas, sumó su desacuerdo por el tratamiento que la Iglesia viene dando a temas como «la libertad sexual, los métodos anticonceptivos o el aborto», según indicó Pedro Carmona, miembro de la Radical Gay, grupo que se ocupa de recibir las peticiones de apostasía del centro del país.
Falta de apoyo
En este momento, los colectivos gais tan sólo han conseguido entrevistarse con el subdirector de Asuntos Religiosos, Fernando García Bañón, quien se ha comprometido formalmente a trasladar la preocupación de la comunidad homosexual al Gobierno y pedir a la jerarquía eclesiástica española que facilite el ejercicio del derecho de apostasía. De igual forma, su acción ha suscitado interés en países como Bélgica, Francia, Chile, Italia, Portugal y México, que se han dirigido a las asociaciones españolas para pedir información.
Pero el principal problema con el que se han encontrado los 20.000 solicitantes es que, como informó a El Mundo, el padre Corral, miembro de la junta de Asuntos Jurídicos de la Conferencia Episcopal, «en la Iglesia Católica no existe el derecho de apostasía porque el cristiano está obligado a continuar en el abrazo de la fe que se inició con el bautismo».
Esta situación no satisface nada a personas como Alejandro, el primer apóstata en Madrid, que se dirigió el 22 de diciembre de 1992 al Arzobispado de Oviedo y hasta un año después no recibió una copia de su partida de bautismo sin cambios.
«En la primera respuesta que recibí me dio la sensación de que aprovecharon para sermonearme. Me sentí humillado», aclara Alejandro, al tiempo que relata su peregrinación por el Tribunal de la Rota madrileño y el Arzobispado para que al final, el fiscal de la Rota «se pusiera a dar golpes en la mesa mientras decía "prefiero morir antes que pecar"».
Para los canonistas consultados por este periódico no hay contradicción entre el Derecho y estas posturas. Carmelo de Diego-Lora, colaborador del Obispado de Navarra y miembro de la Comisión de Derecho Canónico de la Conferencia Episcopal opina que, «existe la libertad civil de ser o no apóstata. Si quieren, pueden ejercer ese derecho a través de la publicación de un anuncio en prensa, por ejemplo».
Otros apóstatas
Al parecer, no son sólo los homosexuales y lesbianas españoles los que se han dirigido a los diferentes obispados para solicitar su baja eclesiástica. También los testigos de Jehová escriben cartas pidiendo la baja, según las autoridades eclesiásticas.
Dentro de la comunidad homosexual no todos han seguido la campaña. Es el caso de los miembros de la Coordinadora Gai de Madrid [COGAM], aunque sí han informado sobre ella. «Nos parece una iniciativa interesante, pero nosotros no queremos hacer una campaña contra la Iglesia, no le damos mucha importancia a lo que dicen», apuntó Miguel Angel Sánchez, de este grupo.
Apoyo
Un registro de apóstatas. El derecho de apostasía ha despertado interés en el seno de la Iglesia Católica, hasta el punto de que el Arzobispado de Pamplona-Tudela, tras contactar con la asociación gai EHGAM, destacó la posibilidad de que se creara un registro de apóstatas, a finales del pasado año. Pero hasta la pasada semana no se obtuvo ninguna respuesta concreta, que llegó por fax a una de las sedes homosexuales madrileñas. El documento decía que para apostatar hay que tener la mayoría de edad y certificar que la decisión de darse de baja de la Iglesia se toma sin coacción y ante notario, o en su defecto ante un grupo de sacerdotes.
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