Cuando la historia se cuenta a medias.
Imanol Alvarez | Facebook, 2020-06-29
Comentario al enlace a esta noticia:
Quince años de matrimonio igualitario: "Sean del mismo o diferente sexo", la frase que lo cambió todo.
Marisa Kohan | Público, 2020-06-27
https://www.publico.es/politica/quince-anos-matrimonio-igualitario-sean-diferente-sexo-frase-cambio.html
Imanol Alvarez | Facebook, 2020-06-29
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Quince años de matrimonio igualitario: "Sean del mismo o diferente sexo", la frase que lo cambió todo.
Marisa Kohan | Público, 2020-06-27
https://www.publico.es/politica/quince-anos-matrimonio-igualitario-sean-diferente-sexo-frase-cambio.html
2005 es un hito para la lucha LGBT+ en el estado español. Eso no lo puede poner nadie en tela de juicio, por más anarco que se sea. Y tampoco quiero quitarle méritos en ello a Pedro Zerolo, que es a quien, interesadamente o no, han querido convertir en principal artífice de aquella victorial social y parlamentaria; pues algo movería, digo yo, en el seno de su partido para conseguir que aquello se aprobara.
Lo que sucede, es que no sólo “no fue Zerolo el primero que reivindicó el matrimonio igualitario en el estado, sino que era furibundamente contrario a él tan sólo DIEZ AÑOS ANTES”, al igual que algún otro u otra de quienes salen eufóricos a su lado en la foto.
Sí, en la segunda mitad de 1995, acercándose el final de la cuarta y última legislatura del PSOE de Felipe González, y siendo Ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi, la mayoría de los grupos LGTB del estado nos coordinamos para organizar una gran manifestación en Madrid y exigir al gobierno que cumpliese sus promesas en el campo legislativo en lo referente a los que hoy llamamos derechos LGBT.
EHGAM, y en general el movimiento LGTB vasco, era muy potente entonces, y el resto de los grupos sabía que aquello sería un fracaso si Euskal Herria no acudía. La última de las reuniones preparatorias tuvo lugar precisamente en Txoko Landan, entonces la sede de EHGAM en Bilbao (hoy el gaztetxe Zazpi Katu). En ella EHGAM puso un ultimátum sobre la mesa: o el derecho al matrimonio igualitario era el primer punto de entre las reivindicaciones, o no íbamos a la manifestación. Ello no significara que fuéramos especialmente proclives a apoyar dicha institución, sino que entendíamos que si pedíamos igualdad de derechos legales, había de ser igualdad con todas las consecuencias, y no nos parecía suficiente pedir descafeinadas "leyes de parejas" (que también apoyábamos, naturalmente).
Pues bien, Zerolo se puso como un basilisco. Decía que estábamos locos, que eso era imposible... y nos llamó de todo menos bonitos. No obstante, ganamos la votación por amplia mayoría, y el matrimonio igualitario pasó a ser el primero de los puntos de aquella larga lista de reivindicaciones que se leyó en la Puerta de Sol al final de la manifestación.
Sin embargo, y como era de esperar, los amigos y amigas madrileños/as, que son quienes principalmente organizaron el evento y monopolizaron la relación con la prensa por cuestiones meramente estratégico-geográficas, nos la jugaron. Traicionaron el acuerdo, o lo trampearon si preferís, y, si bien es cierto que el primer punto del manifiesto fue el acordado, la pancarta -que era lo realmente visible- mostraba un ambiguo "por nuestros derechos", y en todas y cada una de sus declaraciones a la prensa aludían únicamente a la Ley de Parejas*.
Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión. Pedro Zerolo también la tenía, por supuesto. Pero después de aquel alarde de ruindad, que viniera unos pocos años después el susodicho erigiéndote en adalid del matrimonio igualitario, me tocó un poco los cataplines. Y perdóneseme la expresión un tanto machirula. No es mi estilo, pero ya sabéis que las vísceras a veces se rebelan.
Lo que sucede, es que no sólo “no fue Zerolo el primero que reivindicó el matrimonio igualitario en el estado, sino que era furibundamente contrario a él tan sólo DIEZ AÑOS ANTES”, al igual que algún otro u otra de quienes salen eufóricos a su lado en la foto.
Sí, en la segunda mitad de 1995, acercándose el final de la cuarta y última legislatura del PSOE de Felipe González, y siendo Ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi, la mayoría de los grupos LGTB del estado nos coordinamos para organizar una gran manifestación en Madrid y exigir al gobierno que cumpliese sus promesas en el campo legislativo en lo referente a los que hoy llamamos derechos LGBT.
EHGAM, y en general el movimiento LGTB vasco, era muy potente entonces, y el resto de los grupos sabía que aquello sería un fracaso si Euskal Herria no acudía. La última de las reuniones preparatorias tuvo lugar precisamente en Txoko Landan, entonces la sede de EHGAM en Bilbao (hoy el gaztetxe Zazpi Katu). En ella EHGAM puso un ultimátum sobre la mesa: o el derecho al matrimonio igualitario era el primer punto de entre las reivindicaciones, o no íbamos a la manifestación. Ello no significara que fuéramos especialmente proclives a apoyar dicha institución, sino que entendíamos que si pedíamos igualdad de derechos legales, había de ser igualdad con todas las consecuencias, y no nos parecía suficiente pedir descafeinadas "leyes de parejas" (que también apoyábamos, naturalmente).
Pues bien, Zerolo se puso como un basilisco. Decía que estábamos locos, que eso era imposible... y nos llamó de todo menos bonitos. No obstante, ganamos la votación por amplia mayoría, y el matrimonio igualitario pasó a ser el primero de los puntos de aquella larga lista de reivindicaciones que se leyó en la Puerta de Sol al final de la manifestación.
Sin embargo, y como era de esperar, los amigos y amigas madrileños/as, que son quienes principalmente organizaron el evento y monopolizaron la relación con la prensa por cuestiones meramente estratégico-geográficas, nos la jugaron. Traicionaron el acuerdo, o lo trampearon si preferís, y, si bien es cierto que el primer punto del manifiesto fue el acordado, la pancarta -que era lo realmente visible- mostraba un ambiguo "por nuestros derechos", y en todas y cada una de sus declaraciones a la prensa aludían únicamente a la Ley de Parejas*.
Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión. Pedro Zerolo también la tenía, por supuesto. Pero después de aquel alarde de ruindad, que viniera unos pocos años después el susodicho erigiéndote en adalid del matrimonio igualitario, me tocó un poco los cataplines. Y perdóneseme la expresión un tanto machirula. No es mi estilo, pero ya sabéis que las vísceras a veces se rebelan.
*Para muestra, buen vale un botón:
https://elpais.com/diario/1995/11/26/sociedad/817340402_850215.html
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