Instalación 'Molt amor per fer', de Ricard Martinez - Arqueologia del punt de vista // |
Ser lesbiana en 1977.
Dos de las protagonistas de la primera manifestación homosexual en la ciudad reivindican el papel del feminismo en su lucha. Coinciden en el mucho trabajo que queda por hacer, pese a las victorias legislativas logradas tras batallar durante cuatro décadas.
Helena Pérez | El Periódico, 2017-06-27
https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170627/ser-lesbiana-en-barcelona-en-1977-dia-orgullo-gay-6131824
Una de las grandes fotos, en blanco y negro, muestra un elegante, apasionado y, quién sabe, quizá algo teatralizado beso entre dos hombres, de pie, en el centro de una cafetería. Se tomó en 1977 y hoy sirve, sobre todo, de 'photocall' para las decenas de turistas que, cada hora, la usan de fondo para sus 'selfis', muchos sin reparar en el significado de la imagen. Otros sí, por supuesto, e incluso imitan su gesto. Ese era uno de los riesgos de colocar la muestra en tan céntrico lugar de la turistificada Barcelona, la plaza Reial, pero era donde debía a estar. A un paso de la Rambla, lugar en el que se vivió el episodio que recuerda la instalación 'Molt amor per fer', obra de Ricard Martínez. La exposición, que conmemora el 40º aniversario, el pasado lunes, de la primera manifestación LGTBI en la ciudad, es el primero de una serie de actos organizados por el Ayuntamiento de Barcelona junto a entidades y colectivos de la ciudad durante todo el año, que incluye una web de testimonios de la mítica manifestación.
Dos de las personas que participaron en la marcha y que además de en la citada web han brindado también su testimonio en un documental sobre las cuatro décadas de lucha del colectivo, que se presentará también en el marco del aniversario, son Maria Giralt y Empar Pineda. Ambas coinciden en que aquella manifestación significó un punto de inflexión: no estaban solas y había llegado el momento de salir a la calle. Coinciden también en la necesidad, aún hoy, de reivindicar el papel de las lesbianas, como mujeres, siempre a la sombra de los hombres, también de los gais, y el papel, a su vez, del feminismo, en esa lucha. "Pese a que, sobre el papel, la igualdad hoy es real, no hay que bajar la guardia. Por un lado porque las leyes pueden cambiar, y hay que defenderlas, y por el otro, porque, por mucho que digan las leyes, seguimos viviendo en una sociedad machista y patriarcal", resume Giralt.
Pineda comparte el diagnóstico e insiste en la necesidad de trabajar desde los colegios. "Pese a que somos muchos los que llevamos décadas luchando y hemos sumado muchas victorias, los niños y niñas gais, lesbianas y trans siguen sufriendo acoso escolar en las escuelas", insisten.
Para trabajar en esa línea, el ayuntamiento ha anunciado este martes la creación de un Centro Municipal de Recursos LGTBI, el primero de España, que gestionarán entidades del colectivo. Se trata de un espacio de 1.200 metros cuadrados destinados a servicios especializados de atención directa al colectivo, que prevén inaugurar el próximo verano.
Dos de las personas que participaron en la marcha y que además de en la citada web han brindado también su testimonio en un documental sobre las cuatro décadas de lucha del colectivo, que se presentará también en el marco del aniversario, son Maria Giralt y Empar Pineda. Ambas coinciden en que aquella manifestación significó un punto de inflexión: no estaban solas y había llegado el momento de salir a la calle. Coinciden también en la necesidad, aún hoy, de reivindicar el papel de las lesbianas, como mujeres, siempre a la sombra de los hombres, también de los gais, y el papel, a su vez, del feminismo, en esa lucha. "Pese a que, sobre el papel, la igualdad hoy es real, no hay que bajar la guardia. Por un lado porque las leyes pueden cambiar, y hay que defenderlas, y por el otro, porque, por mucho que digan las leyes, seguimos viviendo en una sociedad machista y patriarcal", resume Giralt.
Pineda comparte el diagnóstico e insiste en la necesidad de trabajar desde los colegios. "Pese a que somos muchos los que llevamos décadas luchando y hemos sumado muchas victorias, los niños y niñas gais, lesbianas y trans siguen sufriendo acoso escolar en las escuelas", insisten.
Para trabajar en esa línea, el ayuntamiento ha anunciado este martes la creación de un Centro Municipal de Recursos LGTBI, el primero de España, que gestionarán entidades del colectivo. Se trata de un espacio de 1.200 metros cuadrados destinados a servicios especializados de atención directa al colectivo, que prevén inaugurar el próximo verano.
El Periódico / Maria Giralt // |
"Subíamos la Rambla gritando: 'Detrás de las ventanas hay lesbianas'"
Maria Giralt fue una de las cuatro mil personas que participaron en la primera manifestación LGTBI en Barcelona en junio de 1977. Tenía 18 años y fue una de las impulsoras de la primera coordinadora de lesbianas de la ciudad, reivindicando un feminismo radical.
Helena Pérez | El Periódico, 2017-06-27
https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170627/subiamos-la-rambla-gritando-detras-de-las-ventanas-hay-lesbianas-6131050
En el paraninfo de la facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona, una pancarta enorme -Maria la recuerda así, muy grande- anunciaba la presentación del Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC). Ella tenía 18 años y se había matriculado en Psicología para ver si le daban "alguna pauta". Se paseó arriba y abajo por delante de aquel cartel varias veces. No quería pararse justo enfrente para que no pareciera que le interesaba. Pero le interesaba, por supuesto que le interesaba. Y pasó por delante todas las veces que necesitó hasta tener claros el lugar y la hora de la presentación, que era en aquel lugar y a aquella hora, así que entró. "Si no hubiera sido por esa casualidad, seguramente no estaría aquí, ahora", recuerda, 40 años después, Maria Giralt, directora general de Gayles TV.
Ese aquí y ahora es la plaza Reial, este lunes, día en que se cumplían cuatro décadas de aquel 26 de junio de 1977 en el que más de 4.000 personas recorrieron con orgullo -no es ningún chascarrillo, es el sentir con el que lo hicieron- la Rambla, en la primera manifestación LGTBI de la ciudad, una manifestación convocada todavía al margen de la ley, pese a celebrarse casi dos años después de la muerte del dictador.
Al terminar la presentación, Maria se acercó a la mesa y preguntó a los ponentes, hombres, si tenían algún grupo de mujeres. Le respondieron que lo sentían, pero que no, aunque le abrieron una ventana. Le dieron una hoja mecanografiada en papel carbón con 30 nombres y 30 números de teléfono. Eran mujeres que, de una forma u otra, habían contactado con ellos. Maria se marchó a casa sujetando fuerte aquel papel entre las manos y empezó a llamar. ¿Qué podía perder? De las 30, logró que 10 le hicieran caso. Quedaron frente al Cine Catalunya -donde ahora está la FNAC- un sábado. Entraron en el bar Núria -que, como casi todo, entonces no era como ahora-, y allí y así nació el primer colectivo de lesbianas dentro de una organización gay.
Explosión de libertad
Aquella cita en el Núria, también en la Rambla, días antes de la manifestación, en la que por supuesto también participaron, supuso para Maria, y obviamente no solo para Maria, un punto de inflexión. "Ya no estaba sola. Éramos muchas. Aquello fue una explosión de libertad. Subíamos la Rambla gritando 'detrás de las ventanas, hay lesbianas'; 'detrás de los balcones, hay maricones'", rememora Giralt, quien odia la expresión "normalizar" desde que a los 17 la novia que, sin ponerle nombre, tuvo desde los 14, la dejó porque "quería ser normal".
Lo importante de aquella protesta -que la ciudad recuerda estos días en la exposición fotográfica 'Molt amor per fer'- es que la gente perdió el miedo. "El miedo lleva a la inacción y en aquel momento la gente decidió actuar. Ver, en la calle, a más de 4.000 personas gritando contra la ley de peligrosidad social y por el derecho al propio cuerpo nos sorprendió a muchos. Nos sirvió para decir, queremos esto. Queremos ir por la calle y ser como somos. Vivir con libertad", explica la mujer. Además, poco después, el gobierno sacó la homosexualidad de la ley de peligrosidad social. "Algo tendría que ver en ello que fuéramos tantos en la calle", añade esta pionera del activismo por los derechos de las mujeres.
Con el tiempo, poco, esta coordinadora -gran parte de ella- nacida en el Núria abandonó el FAGC y se acercó al feminismo radical. "Nos encontramos dentro del FAGC con una misoginia latente y patente por parte de algunos de sus miembros con la que se hacía difícil convivir. Ellos eran 100 y nosotras, 10. Éramos la minoría de la minoría. Nos peleábamos por cosas como el diseño los carteles de las fiestas que organizábamos, que no nos representaban. Pedíamos que dejaran de ser tan falócratas. Para ellos todo eran falos y nosotras entendíamos el falo como la representación del poder", ejemplifica Giralt, quien reivindica el papel histórico del feminismo en la lucha por la liberación sexual.
Ese aquí y ahora es la plaza Reial, este lunes, día en que se cumplían cuatro décadas de aquel 26 de junio de 1977 en el que más de 4.000 personas recorrieron con orgullo -no es ningún chascarrillo, es el sentir con el que lo hicieron- la Rambla, en la primera manifestación LGTBI de la ciudad, una manifestación convocada todavía al margen de la ley, pese a celebrarse casi dos años después de la muerte del dictador.
Al terminar la presentación, Maria se acercó a la mesa y preguntó a los ponentes, hombres, si tenían algún grupo de mujeres. Le respondieron que lo sentían, pero que no, aunque le abrieron una ventana. Le dieron una hoja mecanografiada en papel carbón con 30 nombres y 30 números de teléfono. Eran mujeres que, de una forma u otra, habían contactado con ellos. Maria se marchó a casa sujetando fuerte aquel papel entre las manos y empezó a llamar. ¿Qué podía perder? De las 30, logró que 10 le hicieran caso. Quedaron frente al Cine Catalunya -donde ahora está la FNAC- un sábado. Entraron en el bar Núria -que, como casi todo, entonces no era como ahora-, y allí y así nació el primer colectivo de lesbianas dentro de una organización gay.
Explosión de libertad
Aquella cita en el Núria, también en la Rambla, días antes de la manifestación, en la que por supuesto también participaron, supuso para Maria, y obviamente no solo para Maria, un punto de inflexión. "Ya no estaba sola. Éramos muchas. Aquello fue una explosión de libertad. Subíamos la Rambla gritando 'detrás de las ventanas, hay lesbianas'; 'detrás de los balcones, hay maricones'", rememora Giralt, quien odia la expresión "normalizar" desde que a los 17 la novia que, sin ponerle nombre, tuvo desde los 14, la dejó porque "quería ser normal".
Lo importante de aquella protesta -que la ciudad recuerda estos días en la exposición fotográfica 'Molt amor per fer'- es que la gente perdió el miedo. "El miedo lleva a la inacción y en aquel momento la gente decidió actuar. Ver, en la calle, a más de 4.000 personas gritando contra la ley de peligrosidad social y por el derecho al propio cuerpo nos sorprendió a muchos. Nos sirvió para decir, queremos esto. Queremos ir por la calle y ser como somos. Vivir con libertad", explica la mujer. Además, poco después, el gobierno sacó la homosexualidad de la ley de peligrosidad social. "Algo tendría que ver en ello que fuéramos tantos en la calle", añade esta pionera del activismo por los derechos de las mujeres.
Con el tiempo, poco, esta coordinadora -gran parte de ella- nacida en el Núria abandonó el FAGC y se acercó al feminismo radical. "Nos encontramos dentro del FAGC con una misoginia latente y patente por parte de algunos de sus miembros con la que se hacía difícil convivir. Ellos eran 100 y nosotras, 10. Éramos la minoría de la minoría. Nos peleábamos por cosas como el diseño los carteles de las fiestas que organizábamos, que no nos representaban. Pedíamos que dejaran de ser tan falócratas. Para ellos todo eran falos y nosotras entendíamos el falo como la representación del poder", ejemplifica Giralt, quien reivindica el papel histórico del feminismo en la lucha por la liberación sexual.
El Periódico / Empar Pineda // |
"Para Franco las lesbianas no existíamos"
Empar Pineda fue una de las asistentes a la primera manfiestación LGTBI en Barcelona, hace cuatro décadas. "La protesta marcó un punto de inflexión, las lesbianas necesitábamos referentes, saber que no estábamos solas".
Helena Pérez | El Periódico, 2017-06-27
https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170627/para-franco-las-lesbianas-no-existiamos-6131320
Empar Pineda, (re)conocida militante feminista e izquierdista, referente en las luchas antifranquistas y por las libertades desde bien joven, tardó mucho en salir del armario. Recuerda que una vez, en Madrid, ya con treintaytantos, tras una charla a la que fue invitada para hablar como feminista sobre el encaje entre el lesbianismo y el feminismo, se le acercaron dos mujeres. "Oye, a ti qué te pasa, con ese plumón que tienes de lesbiana, y hablando del tema cómo si no tuvieras nada que ver...", explica que le dijeron. "Y me quedé pensando: ¡Cuánta razón tenéis", prosigue. Hace 40 años -la conversación con Pineda se produce con motivo del aniversario de la primera manifestación LGTBI que la ciudad celebra con multitud de actos- ser lesbiana ni siquiera se planteaba como una posibilidad remota.
"Para las autoridades franquistas las lesbianas simplemente no existíamos. No concebían que pudiera haber sexo entre dos mujeres sin ningún hombre de por medio. Y esa negación, para las lesbianas, tuvo consecuencias muy negativas. Porque no había referentes. No sabíamos cómo organizar nuestros sentimientos, nuestra forma de vivir nuestra sexualidad. Esto puede parecer una tontería, pero es muy importante", reflexiona la veterana activista, quien agradece enormemente a aquellas dos mujeres aquel comentario sincero. "Al cabo de un tiempo, -continúa- me las volví a encontrar y, con ellas, y con otras, creamos la coordinadora de gais y lesbianas de Madrid".
"Déjate de tonterías, tú eres una lesbiana de tomo y lomo", recuerda también que le dijo otra compañera al reflexionar ella sobre sus relaciones de amistad íntima con las mujeres. "Cuando una compañera me dijo eso, sentí un gran alivio. Ponerle nombre a eso que sentía me produjo una satisfacción", relata.
La primavera de las mujeres
Nacida en Hernani en 1944, Pineda llegó a Barcelona con la muerte de Franco. Venía de haber empezado la carrera en Madrid, de cuya universidad la expulsaron por su activismo político. De allí pasó a Salamanca, y a Oviedo, donde pudo acabar Filología Románica. El primer gran momento que recuerda en Barcelona fue la celebración, en mayo de 1976, de las Jornadas Catalanas de las Mujeres. "Aquello fue un éxito tremendo. Piensa que en aquel momento estaba penalizado no solo el aborto, sino también el adulterio. Había muchísimo trabajo por hacer y teníamos ganas de hacerlo".
De allí nació la coordinadora feminista de Catalunya, y uno de los acuerdos de la coordinadora fue dar apoyo a la FAGC en la organización de la manifestación de 1977 contra la ley de peligrosidad social, explica la activista, quien recuerda a muchísimas mujeres, no solo lesbianas, tras la pancarta de la coordinadora feminista.
La asignatura pendiente
Pese a que, obviamente, la situación en estos 40 años ha mejorado para las lesbianas, a ojos de Pineda, la visibilización del colectivo sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. "A las mujeres aún nos falta visibilidad. Las lesbianas tenemos que lograr situarnos. Ellos son muy visibles. Nosotras, aún no. Ya es fácil ver a hombres gais en cualquier ámbito, pero mujeres lesbianas cuesta más. Eso para el imaginario colectivo es un desastre", añade, optimista pese a todo por los en aquel momento impensables avances legislativos, "sobre todo en Catalunya". "Aunque, como dice una amiga, una cosa es la ley y otra cosa es la vida, andar cada día por la calle", concluye. Por ello siguen, con orgullo, trabajando.
"Para las autoridades franquistas las lesbianas simplemente no existíamos. No concebían que pudiera haber sexo entre dos mujeres sin ningún hombre de por medio. Y esa negación, para las lesbianas, tuvo consecuencias muy negativas. Porque no había referentes. No sabíamos cómo organizar nuestros sentimientos, nuestra forma de vivir nuestra sexualidad. Esto puede parecer una tontería, pero es muy importante", reflexiona la veterana activista, quien agradece enormemente a aquellas dos mujeres aquel comentario sincero. "Al cabo de un tiempo, -continúa- me las volví a encontrar y, con ellas, y con otras, creamos la coordinadora de gais y lesbianas de Madrid".
"Déjate de tonterías, tú eres una lesbiana de tomo y lomo", recuerda también que le dijo otra compañera al reflexionar ella sobre sus relaciones de amistad íntima con las mujeres. "Cuando una compañera me dijo eso, sentí un gran alivio. Ponerle nombre a eso que sentía me produjo una satisfacción", relata.
La primavera de las mujeres
Nacida en Hernani en 1944, Pineda llegó a Barcelona con la muerte de Franco. Venía de haber empezado la carrera en Madrid, de cuya universidad la expulsaron por su activismo político. De allí pasó a Salamanca, y a Oviedo, donde pudo acabar Filología Románica. El primer gran momento que recuerda en Barcelona fue la celebración, en mayo de 1976, de las Jornadas Catalanas de las Mujeres. "Aquello fue un éxito tremendo. Piensa que en aquel momento estaba penalizado no solo el aborto, sino también el adulterio. Había muchísimo trabajo por hacer y teníamos ganas de hacerlo".
De allí nació la coordinadora feminista de Catalunya, y uno de los acuerdos de la coordinadora fue dar apoyo a la FAGC en la organización de la manifestación de 1977 contra la ley de peligrosidad social, explica la activista, quien recuerda a muchísimas mujeres, no solo lesbianas, tras la pancarta de la coordinadora feminista.
La asignatura pendiente
Pese a que, obviamente, la situación en estos 40 años ha mejorado para las lesbianas, a ojos de Pineda, la visibilización del colectivo sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. "A las mujeres aún nos falta visibilidad. Las lesbianas tenemos que lograr situarnos. Ellos son muy visibles. Nosotras, aún no. Ya es fácil ver a hombres gais en cualquier ámbito, pero mujeres lesbianas cuesta más. Eso para el imaginario colectivo es un desastre", añade, optimista pese a todo por los en aquel momento impensables avances legislativos, "sobre todo en Catalunya". "Aunque, como dice una amiga, una cosa es la ley y otra cosa es la vida, andar cada día por la calle", concluye. Por ello siguen, con orgullo, trabajando.
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