1997/11/17

DOCUMENTACIÓN | OFENSIVAS | UNO DE LOS PRINCIPALES TESTIGOS DEL ARNY REVITALIZA EL CASO AL RATIFICAR SU ACUSACIÓN

Uno de los principales testigos del Arny revitaliza el caso al ratificar su acusación.
Dos jóvenes dicen que iban al 'pub' a ganar "dinero fácil" siendo menores.
Jorge A. Rodríguez | El País, 1997-11-17
https://elpais.com/diario/1997/11/18/sociedad/879807608_850215.html 

El testigo número 10 del caso Arny (prostitución de menores) rearmó ayer un juicio que parecía ya deshinchado. Este testigo, un atracador apodado 'El Caqui' que ahora tiene 18 años, ratificó ante la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla las acusaciones contra 12 clientes que hizo en su declaración de seis folios prestada en enero pasado. "No tengo nada que perder, ni tengo que mentir", dijo. Y luego aseguró que mantuvo relaciones en un hotel con el cantante y actor Javier Gurruchaga, o de reconocer en una foto al ex juez de Menores Manuel Rico Lara como "ese médico bajito" que iba por el Arny.

El ‘número 10’ confirmó punto por punto y a preguntas del fiscal su larga declaración, en la que aseguraba que había mantenido relaciones con 12 de los acusados, tanto en el ‘pub’ Arny, como en las casas de algunos de ellos. Sin embargo, los letrados de la defensa se agarraron a su propia declaración de que había testificado y participado en los reconocimientos "puesto de coca hasta los ojos", en palabras del testigo. Incluso llegó a decir que en los días que iba al Arny consumía constantemente cocaína y heroína. Caqui, también conocido como jefe de una banda de atracadores de repartidores de pizzas, aseguró que en sus noches más brillantes llegaba a sacar hasta 40.000 pesetas (a 5.000 el servicio). La fiscal le interrogó sobre sus supuestas relaciones con Javier Gurruchaga, sobre quien fue tajante: ambos contactaron en el ‘pub’ El 27 y posteriormente mantuvieron relaciones en el hotel Plaza de Armas. En su declaración inicial, Caqui afirmó que fue "su coleguita David" el que le presentó al cantante, "que estaba rodando una película por aquí cerca de Sevilla".

"16 años"

El ‘número 10’, además, dio dos sorpresas a los abogados defensores. La primera, cuando el letrado del ex juez de menores, Francisco Baena, le mostró una foto de su defendido. El testigo confirmó que esa cara correspondía "al médico bajito con barba que salía en la tele, y que tenía la barba entre gris y blanca, con gafas". La segunda sorpresa la deparó el propio Baena, quien preguntó a este testigo por Jorge Cadaval, el alto de los Morancos de Triana, por quien el fiscal no había preguntado (no le acusa a través de este testigo). El joven ratificó que estuvo a punto de mantener relaciones sexuales con el humorista ("llegué a bajarme los pantalones", precisó ayer), pero agregó que Cadaval desistió justo cuando el menor le dijo su edad: "Tengo 16 años".

La Firme declaración del ‘número 10’, sin embargo, sufrió instantes de debilidad con los interrogatorios de algunos de los defensores. Fue en ese momento en el que incurrió en fallos y contradicciones, especialmente sobre el número de relaciones mantenidas con cada cliente, el precio y el lugar.

Más problemas tuvo el menor que declaró por la mañana. Sufría amnesia ("hace más de dos años, y no me acuerdo de los detalles", dijo), por lo que se remitió a las declaraciones que hizo en los juzgados: "Si lo dije en ese momento, ésa es la verdad". De esta forma, el testigo número 9 mantuvo que trabó relaciones sexuales con cuatro clientes, aunque no confirmó haberse acostado con el encargado del Arny, José Antonio González Losada: "Entré con él en un reservado y me desnudé".

El ‘nueve’ y el denominado ‘número 8’ aseguraron que ellos y otros dos amigos, todos vecinos del barrio Polígono San Pablo, en Sevilla, acudían al ‘pub’ libre y conscientemente para "ganar dinero fácil" para sus gastos personales: "la moto, la gasolina, ropa...". Los cuatro fueron detenidos en el interior del Arny en la redada que la policía hizo el 28 de octubre de 1995. Entonces eran menores y algunos lo siguen siendo.

Sin embargo, afirmaron que en un primer momento no acusaron a nadie porque tenían miedo; pero no a la policía, sino a ser reconocidos en su ambiente familiar y afectivo. También manifestaron que siempre mentían a los clientes que les preguntaban su edad, cosa que ocurría poco, según admitieron. Si les preguntaban decían que tenían 18 años.

Meses después de ser detenidos en el Arny, donde entraron -dijeron- sin que nadie les pidiera el DNI ni les preguntara la fecha de nacimiento, lanzaron sus acusaciones, en las que llegaron a implicar a cinco clientes, al dueño del Arny, Carlos Saldaña, y al citado Losada. Eso sí, aseguraron que los agentes del Grupo de Menores (Grume) no los presionaron pero sí los "marearon". El Grume de Sevilla estuvo ayer de nuevo en el ojo del huracán debido a que el testigo número 1, José Antonio Sánchez Barriga (conocido por sus apariciones en televisión), presentó una denuncia en la que afirmaba que supuestamente había sido agredido en la céntrica calle de Sierpes, de Sevilla.

El menor responsabilizó al Grume, lo mismo que Carlos Saldaña, quien también denunció ayer haber sido presionado para que entregara a la policía una cinta con una supuesta conversación entre él y el ‘uno’, grabada en una finca de la localidad de Los Rosales.

Los males de la opacidad.
Jorge A. Rodríguez | El País, 1997-11-17

https://elpais.com/diario/1997/11/18/sociedad/879807624_850215.html

El juicio del ‘caso Arny’ está sufriendo todos los males de las vistas a puerta cerrada. Si este escabroso caso se inició bajo el manto del secreto sumarial, las listas apócrifas o reales de implicados, los números que acusaban y una especie de caza de brujas a la homosexualidad, la opacidad del juicio lo ha llevado a oscilar entre el aparente montaje policial denunciado en los primeros días a la confirmación por parte de seis testigos (cada uno con su matiz) de que en el Arny, El 27 y El Valentino se prostituían menores, eso sí, por su cuenta y riesgo.

La vista ha adolecido desde el principio de lo que ayer mismo le achacaba en la Cadena SER el fiscal jefe de Sevilla, Alfredo Flores: ha sido pasto de las filtraciones interesadas y de la técnica de los defensores de acercar lo más posible el ascua a su sardina. De esta forma, la completa retractación del denunciante del caso, el llamado testigo número 1, televisivamente conocido como Eduardo, y del número 2, llevaron a la ciudadanía la idea de que el Grupo de Menores había ideado un gran escándalo con el sólo objetivo de tapar "el caso GAL o Barrionuevo", tan de moda.

Incluso ha habido acusados que han asegurado que todo es una gran confabulación de intereses económicos, en la que se mezclan inmobiliarias, multinacionales del juego y altos responsables políticos y policiales. Sin embargo, las declaraciones de los últimos cuatro testigos y, sobre todo, la que ayer prestó el número 10 ha reconducido de nuevo el ‘caso Arny’ al cauce del escándalo.

El fiscal Flores parecía ayer seguro de que el juicio iba por esos derroteros, cuando afirmó que si los acusados estaban en el sumario no era por capricho. Si están, por algo será, vino a decir el máximo responsable de la fiscalía de Sevilla.

Pero mientras tanto, ha sido también la sala con su decisión de mantener la puerta cerrada -muy criticada por la fiscalía- la que ha dado pie al lucimiento de las estrategias de abogados defensores.

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